Inestabilidad y caídas en el anciano.

16 enero 2022

AUTORES

  1. María Lueza Valle. Graduada en Enfermería. Hospital de Barbastro.
  2. Sira Bolea Tolosana. Diplomada en Enfermería. Hospital de Barbastro.
  3. Keren Martín Pérez. Graduada en Enfermería. Hospital de Barbastro.
  4. Andrea Pérez García. Graduada en Enfermería. Hospital de Barbastro.

 

RESUMEN

Las caídas constituyen el tipo de accidente más frecuente y grave en los ancianos llegan a representar el 75% de las muertes accidentales en los mayores de 75 años. Por ello es importante su prevención. La mayor susceptibilidad de los ancianos a las caídas se debe a una serie de razones, entre las que destacan la alta prevalencia de enfermedades que alteran la estabilidad (accidente cerebrovascular agudo, Parkinson, patologías del pie, osteoartrosis, etc.) y factores relacionados con el propio proceso de envejecimiento.

Las caídas suelen ocurrir en los domicilios, la vía pública, las residencias y los hospitales.

 

PALABRAS CLAVE

Caídas, prevención, anciano, envejecimiento, inestabilidad.

 

ABSTRACT

Falls are the most frequent and serious type of accident in the elderly, accounting for 75% of accidental deaths in those over 75 years of age. Therefore, its prevention is important. The greater susceptibility of the elderly to falls is due to a number of reasons, including the high prevalence of diseases that alter stability (acute stroke, Parkinson’s, foot pathologies, osteoarthrosis, etc.) and factors related to the aging process itself.

Falls often occur in homes, on public roads, residences, and hospitals.

 

KEY WORDS

Falls, prevention, elderly, aging, instability.

 

DESARROLLO DEL TEMA

La inestabilidad se define como los cambios que aparecen con la edad y que pueden ser provocados por las posturas; marcha de pequeños pasos, disminución en la expansión de cadera y tobillo, aumentan la separación de las puntas de los pies, haciendo mayor la base de sustentación y aumentando la latencia en la respuesta refleja motora inconsciente.

La caída se define como una precipitación al suelo, repentina, involuntaria, insospechada, con o sin lesión secundaria, confirmada por el paciente o un testigo.1

Epidemiología:

En España la frecuencia de las caídas se haya directamente relacionada con la edad y el sexo. La prevalencia es mayor en el sexo femenino (relación 2/1), aunque después de los 75 años se iguala en ambos sexos.2

Aproximadamente, el 30% de las personas residentes en la comunidad, independientes y autónomas, mayores de 65 años, experimentan una caída una vez al año y este porcentaje se eleva hasta el 50% en las mayores de 80 años.2-3

La mayoría de las caídas se producen en el domicilio, siendo los lugares más frecuentes de caída el baño, el dormitorio y la cocina. Aproximadamente el 10% de las caídas se producen en las escaleras.2,4

Así mismo, se estima que, de las personas caídas, el 50% sufrirán al menos otra caída en el siguiente año. En ancianos institucionalizados la incidencia es del 50% independientemente de la edad.2

Durante la estancia hospitalaria el 70% de las caídas ocurren en los cuartos cuando se mueven para la cama, sillón o silla de ruedas y 19% cuando deambulan de la cama para el baño y viceversa.5

Las caídas constituyen el tipo de accidente más frecuente y grave en los ancianos, siendo la primera causa de muerte accidental en mayores de 65 años y la sexta causa de mortalidad global. Llegan a representar el 75% de las muertes accidentales en los mayores de 75 años.2,6

Las caídas son la primera causa por la que éstos consultan en los servicios de urgencias hospitalarias de traumatología, representando el 10% del total de las asistencias y el 6% de los ingresos hospitalarios urgentes en ese grupo de edad.2 Aproximadamente, entre el 8 y 10% de las caídas tienen como consecuencia una lesión grave, siendo la más frecuente de todas la fractura de cadera, que además, es la más devastadora y la más costosa de tratar.2,3 El 30 y el 45% de los casos quedarán con una dependencia funcional.2

La incidencia de fractura de cadera en nuestro país es de 130-200 casos/100000 habitantes/año, ocasionando mortalidad directa en el 15-20% de los casos.2

Si comparamos la prevalencia de España con la de otros países, vemos que, en Estados Unidos, uno de cada tres norteamericanos mayores de 65 años sufre una caída al año. Hay mayor riesgo de caídas en las instituciones de salud que en la comunidad, los estudios sugieren que entre el 2% y el 10% de los pacientes internados caerán durante su estancia hospitalaria. En los geriátricos 3 de cada 4 pacientes sufren caídas durante el año. El 24% de las personas de EEUU que sufren una fractura de cadera, mueren en el plazo de un año, y el 50% nunca vuelven al nivel de actividad que tenía previamente.7

Sin embargo, en los países del Este la frecuencia es menor, aproximadamente el 15% de los ancianos sufren una caída una vez al año.

En Brasil el riesgo de caídas es muy parecido al de nuestro país, un estudio realizado en São Paulo mostró una frecuencia de las caídas del 32,7%.4

A pesar del avance en el conocimiento epidemiológico y preventivo de las caídas a nivel mundial, las publicaciones existentes indican que en España no hay una tendencia lineal que apunte hacia la disminución de la incidencia de caídas en los últimos 15 años. La evidencia científica sobre las intervenciones preventivas de caídas necesita ser implantada, mejorada o adaptada a la realidad de esta población.6

 

Causas y factores de riesgo:

La caída es el resultado de la interacción de factores: intrínsecos, extrínsecos y circunstanciales.

Los factores intrínsecos, son los cambios y trastornos con el envejecimiento que afectan a las funciones necesarias para mantener el equilibrio. Estas son, la propioceptiva, la vestibular y la visual que se integran a nivel del cerebelo, además también cabe destacar la función músculo esquelética y la cognitiva.8 Es decir, los factores fisiológicos, patológicos o propios de la enfermedad de cada uno que cambian con la edad.

Los factores extrínsecos, son los factores ambientales que acompañan a las caídas. Por lo general actúan como factor coadyuvante o agravante de los intrínsecos.

El domicilio. Los suelos irregulares, deslizantes, muy pulidos con desniveles, alfombras, cables u otros elementos no fijos. Calzado inadecuado no cerrado y sin sujeción firme al pie. Iluminación insuficiente o excesivamente brillante. Escaleras sin pasamanos, peldaños altos o de altura irregular y ausencia de descansillos. Lavabos y retretes muy bajos, ausencia de barras de ducha y aseo. Camas altas y estrechas, objetos en el suelo, muebles con ruedas o mesillas de noche que obstruyen el paso. Asientos sin reposabrazos.2,8

En residencia y/o hospitales (unidades asistenciales). Las camas altas y estrechas y ausencia de dispositivos de anclaje, altura y tamaño de las barandillas, espacios reducidos, dispositivos y mobiliario asistenciales que se comportan como obstáculos, ausencia, ineficacia o mal funcionamiento de dispositivos de apoyo, deambulación o estabilización, iluminación, sujeciones físicas (chalecos de restricción o cinturones abdominales de sujeción y barras laterales) y sujeciones químicas (medicamentos que tienen la capacidad de abolir la voluntad de la persona e impedir o restringir su normal desarrollo). Los dos últimos tipos de sujeciones no promueven la movilidad de la persona, por lo que hay un mayor riesgo de caída.2

En la calle. Las aceras estrechas, con desniveles y obstáculos; pavimentos defectuosos, mal conservado o deslizante; semáforos de breve duración, bancos a una altura excesivamente alta o baja.2-8

En los medios de transporte. Las escaleras excesivamente altas, movimientos bruscos del vehículo, tiempos cortos para entrar o salir.2

Costumbres peligrosas, como caminar descalzo, usar pastillas de jabón, subirse en sillas, taburetes o escaleras, movimientos o giros bruscos del cuello o del cuerpo, cambios bruscos de postura, esfuerzos físicos excesivos para su edad, dieta incorrecta y uso de calzado inadecuado, con tacones demasiados altos o con zapatillas sueltas2.

Iatrogenia por fármacos: debido a polifarmacia o cambios recientes en la dosificación de cualquier fármaco.

Los fármacos asociados a las caídas son:2,9

• Psicolépticos: benzodiacepinas de vida media larga y neurolépticos.

• Psicoanalépticos: radioterapéuticos, hipotensores, diuréticos, hipoglucemiantes, antiparkinsonianos y AINEs.

 

Consecuencias:

Las caídas en los ancianos representan un problema infradiagnosticado, ya que suelen considerarse como una consecuencia más de la edad, y si la caída no tiene consecuencias físicas inmediatas, el paciente no contacta con el sistema sanitario. Sin embargo tienen graves consecuencias, tanto físicas como psicológicas, sin olvidar su repercusión social y económica, además de tener una elevada mortalidad. Por éste motivo haremos una breve descripción y clasificación a continuación.10

Aunque la mayoría de las caídas no tiene consecuencias, del 20 al 30% de los ancianos que caen sufren lesiones que van de moderadas a graves como heridas, desgarros, contusiones, fracturas (en un 5-6% de los casos) y traumatismos craneoencefálicos, torácicos y abdominales.10,11

Entre las fracturas las más frecuentes son las que afectan a la cadera, el fémur, el húmero, las muñecas y las costillas. También se debe prestar especial consideración a la posibilidad de que exista un hematoma subdural, que debe sospecharse siempre que aparezca un deterioro cognitivo tras la caída, aunque sea de forma tardía.1-8

Consecuencias psicológicas “Síndrome post caída e incapacidad”.

El temor a caer es poco más frecuente en un anciano que ha sufrido ya una caída. Se observa que los mayores que realizan ejercicio restringen menos sus actividades, por lo que puede haber ancianos que sin presentar lesiones físicas sufren este síndrome, provocándose serias restricciones.1

También, es importante valorar, las alteraciones cognitivas que pueden sufrir después de una caída, como ansiedad anticipatoria, evaluación negativa de los recursos personales, etc..12

Tras una caída, la familia suele actuar sobreprotegiendo al anciano y a hacer las actividades por él. Esto favorece la dependencia del paciente con modificación de los hábitos de vida generando síntomas depresivos, ansiedad, miedo y posiblemente aislamiento social. Los períodos largos de recuperación física empeoran la ansiedad que suele aparecer en las fases intermedias del tratamiento. Entre el 9 y el 26% de las personas que han sufrido una caída reconocen que ésta les ha cambiado la vida.1,8

Las caídas representan un hecho siempre temible en el anciano debido a sus consecuencias desfavorables, entre las que destacamos la inmovilidad y la iatrogenia. Es evidente que éste es un punto de especial interés; los ancianos corren riesgos específicos de una cierta marginación en las unidades hospitalarias, sobre todo si presentan deterioros graves previos al ingreso.

Tal como muestran algunos estudios, hasta un 50% de los pacientes que experimentan caídas, sobre todo si requieren hospitalización debido a ellas, son posteriormente ingresados en residencias.8

 

Prevención:

La primera estrategia para reducir las caídas y los daños producidos por estas será adoptar métodos para ayudar a los mayores a vivir con confianza estableciendo juicios realistas sobre el nivel de riesgo en su vida y realizar un seguimiento de la situación con el objetivo de aumentar el equilibrio en las actividades de la vida diaria.13

Evaluación de los riesgos

El objetivo de la evaluación multidimensional del riesgo de caídas es identificar los factores de riesgo de futuras caídas y aplicar intervenciones adecuadas para reducir el riesgo de caídas.

Modificación del entorno

Esta es otra estrategia que puede proporcionarnos buenos resultados. Haremos una evaluación del entorno para identificar y eliminar los peligros potenciales como, por ejemplo, el desorden, la iluminación inadecuada, las alfombras, instalación de barras de sujeción, cama de menos altura, bloquear las ruedas de las camas, mantener los dispositivos de ayuda en buen estado, con el fin de mejorar la movilidad y la seguridad.13

En el caso de las residencias y hospitales, se puede decir de forma general, que cuentan con normativas y prácticas de seguridad para proteger a pacientes y profesionales. Los aspectos importantes en ellos son la iluminación adecuada y los pasamanos en pasillos, vigilancia minuciosa de líquidos derramados en suelos, pasillos libres de obstáculos, dispositivos de ayuda adecuados en cuartos de baño (como barras de sujeción, duchas con silla, asientos de inodoro elevados), mobiliario de uso sencillo y camas de altura adecuada.13

Se conoce una serie de listas de autocomprobación sobre seguridad en el hogar “A housing safety cheklist” diseñadas para ser utilizadas e indicadas para las personas mayores en sus hogares, ayudan a identificar peligros importantes y ofrecen propuestas para mejorar la seguridad.

 

Promoción del ejercicio:

En numerosos estudios se ha demostrado que el ejercicio puede mejorar importantes factores de riesgo de caídas, como la debilidad muscular, los problemas de equilibrio y los trastornos de la marcha, tanto en personas sanas como enfermas. Actualmente, el ejercicio se ha convertido en una intervención de prevención de las caídas ampliamente estudiada. Los programas de ejercicio para grupos diseñados como intervenciones para la prevención de caídas, se realizan habitualmente durante 1 hora, 2 o 3 veces por semana, y están supervisados por un fisioterapeuta o un instructor deportivo con experiencia. La mayoría de los programas para grupos contienen una combinación de ejercicios para mejorar la flexibilidad, la fuerza y el equilibrio. El entrenamiento del equilibrio consta de una serie de ejercicios dinámicos y estáticos como por ejemplo, equilibrio sobre un pie, juegos de balón, movimiento con música, y ejercicios de extensión, flexión, transferencia. Para mejorar la capacidad aeróbica, los programas de ejercicio han utilizado ejercicios en los que participa todo el cuerpo, andar, subir escaleras y bicicletas estáticas.

Los programas de ejercicio domiciliario también están supervisados por profesionales del deporte con experiencia, pero los participantes practican los ejercicios solos en sus domicilios. Los participantes acuden a las reuniones de grupo para aprender y practicar los ejercicios, para su realización en el domicilio.13

EL tai-chi es otro tipo de ejercicio estudiado para mejorar el equilibrio y reducir el riesgo de fractura. El tai-chi es una serie de movimientos lentos y rítmicos que requieren entre otros la coordinación entre los movimientos de las extremidades superiores e inferiores.14

Prevención y las limitaciones físicas

Hasta hace poco, los «dispositivos» que se utilizaban con más frecuencia en residencias y hospitales para prevenir las caídas eran las limitaciones físicas, como los chalecos blandos y las barandillas. Durante la última década se ha reducido su uso a medida que la investigación ha demostrado que los efectos adversos de las limitaciones físicas sobre el estado funcional y la calidad de vida superan cualquier efecto beneficioso en cuanto a prevención de caídas.

Específicamente, hay datos que indican que las limitaciones físicas realmente pueden contribuir a las caídas, las lesiones y la muerte.13

Las medidas restrictivas han de utilizarse sólo dentro del contexto terapéutico, después de haber agotado todas las posibles alternativas. Será el último recurso que se adoptará (a excepción de los pacientes psiquiátricos) para controlar conductas violentas o de alto riesgo para la salud o la vida del individuo, para el resto de pacientes o del personal cuidador Estará indicado sólo en situaciones excepcionales y teniendo en cuenta que las sujeciones no son una solución al problema del paciente, sino que constituyen una forma temporal de control del comportamiento, por tanto, la duración de la sujeción será tan breve como sea posible.

La sujeción terapéutica consiste en el empleo de sistemas de inmovilización mecánicos para el tórax, las muñecas, los tobillos, etc., deberán aplicarse con discreción y garantía de seguridad, y sólo se utilizarán como último recurso.2

Enseñarle a levantarse tras la caída.1,6

Debemos entrenar al paciente para que pueda levantarse por sí mismo, con lo que evitaremos posibles complicaciones como hipotermia, deshidratación,… que en ocasiones pueden producir hasta la muerte en el anciano.

Partiendo de la postura de decúbito supino, deberemos enseñarle al paciente a realizar los siguientes pasos de manera ordenada.

• Extender los brazos al frente y cruzar las piernas.

• Impulsarse con los brazos moviéndose de un lado a otro hasta darse la vuelta al decúbito prono.

• Luego se colocará a cuatro patas hasta un objeto sólido (silla, cama o sofá).

• Con este apoyo colocará un pie en el suelo en la posición de caballero, manteniendo la pierna contraria sobre el mismo y así cogerá impulso para levantarse.

El estudio “La movilidad es una asociación no lineal con el riesgo de caídas entre las personas en residencias de ancianos“ realizado en una residencia geriátrica, manifiestan, que después de una recuperación de una caída es altamente importante establecer estrategias de prevención, para evitar un post-caída.16

Según el estudio que evalúa “los efectos de las intervenciones diseñadas para reducir la incidencia de caídas en las personas ancianas” Concluyen que las intervenciones que se centran en los factores de riesgo múltiple son poco efectivas, pero también lo son las intervenciones de ejercicios, la modificación de peligros en el hogar y la reducción de fármacos psicotrópicos. Cuando se pueden corregir los factores de riesgo de las caídas individuales e importantes, las intervenciones que se concentran en un objetivo pueden ser claramente efectivas.17

 

CONCLUSIONES

En primer lugar, creemos que es muy importante una inmediata valoración para poder detectar cualquier anomalía tras la caída, fracturas, traumatismo craneal, y ésta primera valoración y después de realizar una buena anamnesis al paciente, se realizará el registro de la caída. Disponer de toda esta información: de cuáles han sido las causas y las consecuencias de la propia caída, nos será muy útil en el caso de complicaciones o secuelas que puedan aparecer más adelante.

Un estudio realizado en Atención Primaria revela que una correcta valoración geriátrica integral, es esencial para cuantificar el riesgo que tiene el paciente, además de poder establecer un diagnóstico de forma temprana, lo cual nos beneficia de que surjan más adelante complicaciones.

Inicialmente debemos detectar si padece problemas de los órganos de los sentidos, en la movilidad, conocer su historia farmacológica y evaluar mediante test de Tinetti, si tiene un elevado riesgo de caídas para sí posteriormente saber si tenemos que aplicar medidas de seguridad y prevención. El estudio hace hincapié en la situación del entorno, así como la presencia de escaleras o barreras que ayudarían a sufrir una caída al paciente

No solo esto, sino que además según el estudio realizado por G.R. González y F.J. López, han demostrado que una valoración integral y posteriormente un seguimiento adecuado tienen un impacto altamente efectivo en la reducción de costes de la salud.

Como conclusión creemos que para la prevención y el tratamiento de los pacientes es necesario hacer una valoración y evaluación de los riesgos que comporta el paciente en las caídas, en estudios hemos observado que la promoción de ejercicio puede mejorar importantes factores de caídas. Una modificación del entorno es otra estrategia para obtener buenos resultados igualmente la reducción de fármacos psicotrópicos. No obstante, en un estudio que evalúa “los efectos de las intervenciones diseñadas para reducir la incidencia de caídas en las personas ancianos” dicen que son poco efectivas pero que también lo son las nombradas anteriormente. Hay que remarcar que las intervenciones que se concentran en un objetivo pueden ser claramente más efectivas.

La utilización de limitaciones físicas como chalecos blandos y barandillas son eficaces, pero un estudio nos revela que las barandillas son una medida de prevención donde muchos hospitales y residencias la utilizan a diario, la cual al mismo tiempo demuestra ser un factor de riesgo. Hemos observado en estudios que la colocación de las mismas ha producido accidentes como atrapamiento entre ellas provocando así asfixia. A raíz de estos percances la FDA creó un grupo de trabajo el Hospital Bed safety Workgroup donde expertos han propuesto la normalización de los modelos de barras. Así que la comisión Electrotécnica internacional (IEC) publicó en diciembre 2009 un documento donde están los requisitos de seguridad que debería cumplir este inmobiliario.

Una vez consultados diferentes estudios en relación a la prevención de caídas, se muestra que en Atención Primaria una correcta valoración geriátrica integral, es esencial para cuantificar el riesgo que tiene el paciente, además de poder establecer un diagnóstico de forma temprana, lo cual nos beneficia de que surjan más adelante complicaciones.

 

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