AUTORES
- Elena Gracia Polo. Graduada en Enfermería. Servicio de Localización en Hospital Universitario Miguel Servet.
- Yolanda Abad Frías. Graduada en Enfermería. Servicio de Cirugía Plástica y Unidad de Rodilla en Hospital Universitario Miguel Servet.
- Cristina Blázquez Martínez. Diplomada en Enfermería. Servicio de Cirugía Plástica y Unidad de Rodilla.
- Rebeca Marzo Julián. Diplomada en Enfermería. Centro de Salud José Ramón Muñoz Fernández.
- Marta Vicente Calvo. Graduada en Enfermería. Centro de Salud La Jota.
- Mª Aránzazu Cabeza Garralaga. Graduada en Enfermería. Centro de Atención Primaria Torre Ramona.
RESUMEN
La fractura osteoporótica de cadera es una de las lesiones más comunes en los pacientes mayores, encontrándo la mayor incidencia en los mayores de 74 años y con múltiples problemas de salud.
Este tipo de fractura está considerada la mayor complicación de la osteoporosis, sobre todo en los países occidentales, y provoca enormes problemas sociales, económicos y sanitarios.
Todos estos datos conllevan a la descripción de un Proceso Asistencial en la Fractura de Cadera en el Anciano, en el cual se deben describir todos los componentes que forman parte del tratamiento hospitalario que se considera más idóneo de la fractura de cadera y que se debe de iniciar desde el momento de la atención inicial, con una adecuada evaluación y adecuado control de las enfermedades médicas previas, y que es necesario corregir antes de la intervención quirúrgica.
La fractura de cadera es una de las causas de morbilidad y mortalidad más importantes en pacientes ancianos y por tanto es un reto para los sistemas de salud en todo el mundo, tanto por su frecuencia como por su alto costo económico.
Por todo ello se recomienda una valoración integral del enfermo en forma multidisciplinaria incluyendo al médico internista y al geriatra y la unidad de nutrición como la de valoración sociosanitaria siempre apoyado todo con unos cuidados enfermeros integrales, para que se pueda brindar al paciente la mejor oportunidad de recuperación oportuna.
PALABRAS CLAVE
Osteoporosis, fracturas de cadera, enfermería, fractura de riesgo, mayores de 65 años.
ABSTRACT
Osteoporotic hip fracture is one of the most common injuries in older patients, with the highest incidence being found in those over 74 years of age and with multiple health problems.
This type of fracture is considered the greatest complication of osteoporosis, especially in Western countries, and causes enormous social, economic, and health problems.
All these data lead to the description of a Care Process for Hip Fracture in the Elderly, which should describe all the components that are part of the hospital treatment that is considered the most suitable for hip fracture and that must be start from the moment of initial care, with an adequate evaluation and adequate control of previous medical diseases, and that it is necessary to correct before surgical intervention.
For all these reasons, a comprehensive assessment of the patient is recommended in a multidisciplinary manner, including the internist and geriatrician and the nutrition unit such as the socio-sanitary assessment unit, always supported by comprehensive nursing care, so that the patient can be provided with the best opportunity for timely recovery.
KEY WORDS
Osteoporosis, hip fractures, nurse, risk factors, adults over 65.
DESARROLLO DEL TEMA
La fractura osteoporótica de cadera es una de las lesiones más comunes en los pacientes mayores, donde 9 de cada 10 de estos pacientes con fractura de cadera tienen 65 años o más (gran parte de ellos son mayores de 85 años), encontrándose la mayor incidencia en los mayores de 74 años y con múltiples problemas de salud.
La osteoporosis se define como una enfermedad esquelética caracterizada por el deterioro en la resistencia o en la fortaleza del hueso que predispone a una persona a un mayor riesgo de fractura. Diversos autores la denominan como la epidemia del siglo XXI, enfermedad no benigna y silenciosa en su desarrollo, pero contundente en sus consecuencias clínicas6.
La prevalencia de la fractura de cadera ha ido en aumento en los últimos años y se prevé que siga aumentando durante las próximas décadas, siendo actualmente ya un problema de salud pública de importante magnitud tanto por su elevada frecuencia como por su alto riesgo y alto coste económico5.
Hay dos grandes factores que contribuyen en la alta incidencia de fracturas de cadera en las personas mayores como son la osteoporosis y las caídas a pie plano, la caída es el factor causal más importante de la fractura de cadera. El riesgo de caída va en aumento con la edad, influido por una gran multitud de factores, se debe destacar que además del incremento en el riesgo de caída, también se produce una disminución de los mecanismos de defensa frente a las caídas.
En la mayoría de los casos son incapaces de caminar y al efectuar el examen físico se observa acortamiento y rotación externa de la extremidad afectada, y con frecuencia tienen dolor en la cadera del traumatismo.
En algunos casos, sin embargo, los pacientes con fractura de cadera pueden quejarse solamente de un dolor vago a nivel glúteo, rodillas, muslos o ingle, e incluso puede que no se vea afectada la capacidad para caminar y es necesario realizar estudios adicionales tales como TAC o RNM para confirmar la presencia de una fractura de cadera.
La fractura osteoporótica de cadera, está considerada la mayor complicación de la osteoporosis, sobre todo en los países occidentales, y ha sido motivo de estudio desde hace 40 años por los enormes problemas sociales, económicos y sanitarios que plantea. Los estudios epidemiológicos realizados durante estos años han puesto de manifiesto una prevalencia creciente de la fractura osteoporótica de cadera debido, fundamentalmente, al aumento de la longevidad4.
En esta población se detectan como factores pronósticos de mortalidad en el primer año: la edad, el sexo masculino, la puntuación ASA y menor puntuación en las escalas de valoración Mini Mental e Índice de Barthel1.
Estos datos conllevan a la descripción de un Proceso Asistencial en la Fractura de Cadera en el Anciano, en el cual se deben describir todos los componentes que forman parte del tratamiento hospitalario que se considera más idóneo de la fractura de cadera y que se debe de iniciar desde el momento de la atención inicial, con una adecuada evaluación y adecuado control de las enfermedades médicas previas, y que es necesario corregir antes de la intervención quirúrgica.
Tipos de fracturas:
Las fracturas de cadera se clasifican en función de la localización de la misma. Según la localización de las fracturas (el tipo de tratamiento varía de una a otra) se dividen en:
- Fracturas subcapitales: son las que se producen justo por debajo de la cabeza femoral (la parte esférica del hueso).
- Fracturas cervicales o del cuello femoral: tienen lugar en el cuello del fémur (la parte tubular justo por debajo de la cabeza).
- Fracturas basicervicales o de la base del cuello femoral: su trazo principal está localizado en la unión entre el cuello femoral y la región trocantérea (zona de ensanchamiento del fémur por debajo del cuello).
- Fracturas trocantéricas o pertrocantéricas: se producen entre los trocánteres mayor y menor.
- Fracturas subtrocantéricas: por debajo de la región trocantérica.
MORBIMORTALIDAD POR FRACTURA DE CADERA:
La fractura de cadera es una de las causas de morbilidad y mortalidad más importantes en pacientes ancianos y por tanto es un reto para los sistemas de salud en todo el mundo, tanto por su frecuencia como por su alto costo económico. La fractura de cadera tiene una gran incidencia mundial fundamentalmente en las personas mayores de 65 años. Si se habla de términos económicos este tipo de fractura supone un 43% del gasto sanitario dedicado al tratamiento de fracturas en general.
Existe una serie de factores conocidos dependientes del paciente que se asocian con una mayor mortalidad y que permiten identificar a los portadores de mayor riesgo de muerte. La causa de defunción no difiere de las habituales en la edad avanzada, y los pacientes están especialmente expuestos durante el postoperatorio temprano, de tal manera que fallecen más los pacientes previamente frágiles y con mayor comorbilidad.
Por todo ello se recomienda una valoración integral del enfermo en forma multidisciplinaria incluyendo al médico internista y al geriatra y la unidad de nutrición como la de valoración socio-sanitaria siempre apoyado todo con unos cuidados enfermeros integrales, para que se pueda brindar al paciente la mejor oportunidad de recuperación, ya que estos enfermos tienen ciertas características que la propia edad acarrea con una menor capacidad de adaptación funcional a las diferentes situaciones y una menor tolerancia al estrés de cualquier tipo. Además, se producen en ellos con mayor frecuencia patologías crónicas y multisistémicas, más o menos controladas o compensadas en el momento de la fractura y que contribuyen a aumentar la situación de equilibrio inestable.
Cuando la fractura de cadera se detecta precozmente, el tratamiento apropiado puede minimizar la morbilidad y mortalidad; además ayuda a prevenir un rápido deterioro de la calidad de vida, que a menudo se asocia con este tipo de daño2.
Conseguir el adecuado control de todas las patologías del paciente en las primeras 24 horas es posible en la inmensa mayoría de los casos y ha demostrado que reduce la incidencia de complicaciones y la posibilidad de fallecimiento en los primeros años tras la fractura en más del 40 % de los casos. Se ha identificado un elevado número de buenas prácticas en el periodo perioperatorio, respaldadas por robustas evidencias, como son: el empleo de anestesia regional en lugar de general, el empleo de colchones antiescaras, la administración de antibióticos profilácticos y la profilaxis de la trombosis venosa profunda, la intervención quirúrgica en las primeras 24 horas del ingreso y la identificación de factores de riesgo e instauración de medidas preventivas del delirio entre ellas: la oxigenoterapia intraoperatoria, la optimización preoperatoria de los niveles hidroelectrolíticos y de glucemia, la retirada de fármacos de alto riesgo, la ingesta nutricional adecuada, el tratamiento del dolor intenso y la movilización precoz. Todas en conjunto, permiten la organización en el proceso de atención al paciente con fractura de cadera, así como mejorar los resultados a corto plazo de forma coste-efectiva al disminuir las numerosas complicaciones que acechan a esta frágil población de riesgo, acortando su estancia hospitalaria y fomentando un retorno a la comunidad en las mejores condiciones para optar al mayor grado de recuperación posible1.
Por lo que respecta a los meses posteriores, la propia patología va a ser responsable de complicaciones que llevaran a la muerte más tardía de muchos de estos pacientes. Para la mortalidad tardía cabe esperar que influyan tanto el estado de salud, como los factores sociales y de atención sanitaria que acompaña a cada uno de los pacientes.
POBLACIÓN DIANA:
Estos planes de cuidados van enfocados a los pacientes mayores de 65 años, intervenidos de fractura osteoporótica de cadera.
OBJETIVOS:
- Disminuir la incidencia de úlceras por presión en los pacientes.
- Fomentar una pronta recuperación funcional tras una fractura de cadera.
- Retornar al paciente a su estado de deambulación previa lo más pronto posible y la vuelta al medio ambiente y al entorno social en que se encontraba antes del episodio.
- Alcanzar el mayor grado de autonomía posible.
DESCRIPCIÓN DEL PROCEDIMIENTO:
Día del ingreso:
Se debe de realizar una valoración global del paciente, una vez que se diagnostique al paciente con de fractura osteoporótica de cadera, conviene completar la historia con una valoración del médico de Medicina Interna y una valoración global por parte del equipo de enfermería en el que se incluya:
- Examen físico general y supervisión si la fractura es izquierda o derecha
- Enfermedades previas, alergias y medicación habitual: importante anotar los anticoagulantes orales y fecha de última dosis.
- Constantes vitales: presión arterial, frecuencia cardíaca, saturación de O2 y temperatura.
- Evaluación de estado mental y neurológico con escala Downton.
- Examen musculoesquelético.
- Estado funcional y movilidad previo al ingreso e independencia con índice de Barthel.
- Estado nutricional con escala MNA.
- Petición de la dieta: será por defecto una dieta de proceso de cadera, modificándose según necesidades del paciente.
- Valoración de heridas y úlceras previas al ingreso y su prevención con Norton.
- Valoración del dolor con la escala EVA.
- Lugar de residencia: si vive solo, con familiares o en residencia.
- Teléfono de contacto.
- Comprobación de los procedimientos realizados al paciente hasta ese momento.
- Establecer un plan de actuación que incluirá procedimientos estándares ya establecidos.
- Dinamizará la atención al fracturado cursando las solicitudes de pruebas e interconsultas como Rx o hojas de colaboración de anestesia.
- Planificación de cuidados como la higiene, hidratación de la piel, protección de zonas de riesgo.
Según el proceso de gestión Fast Track de la fractura osteoporótica de cadera, se administra al ingreso una dosis única de Optovite (Cianocobalamina) oral. Y se comienza con la administración de 3 dosis de 10 ml de Venofer (Sulfato ferroso) cada 48h.
Si el paciente está anticoagulado, además del tratamiento con Fitomenadiona (Vitamina K), endovenosa, para revertirlo, se extraerá analítica para valorar la hemostasia previa a la intervención quirúrgica y comprobar que los parámetros son los indicados para poder realizar una cirugía.
Para facilitar el confort del paciente es importante la correcta alineación de la extremidad afectada, la administración de Ácidos grasos hiperoxigenados (AGHO) en talones y colocación de taloneras y aplicación también en sacro y resto de zonas de presión. Además, se pedirá a la familia que posibiliten calcetines de algodón, todo ello para prevenir las úlceras por presión en talones.
La movilización para el aseo del paciente en la cama, para que sea lo menos dolorosa posible, antes de la intervención quirúrgica se realizará del lado de la fractura. Tras la intervención, la movilización es hacia el lado no intervenido.
Al ingreso, el paciente es atendido por un equipo multidisciplinar, formado por:
- El papel del médico internista es vital. Se basa en la evaluación integral del paciente realizando la valoración y estabilización prequirúrgica del paciente orientando sus actuaciones a la prevención y tratamiento de las complicaciones postquirúrgicas y con la consecuente recuperación funcional.
- La participación del asistente social tras el ingreso del paciente es fundamental para evitar una estancia prolongada innecesaria ya que estas unidades realizan un estudio del riesgo social y situación personal del paciente. Y la unidad de valoración sociosanitaria que se valora el estado cognitivo y el grado de dependencia del paciente previo a la fractura.
- Unidad de Fisioterapia, enseña al paciente y/o familia a la realización de movimientos activos a realizar durante el periodo previo a la intervención quirúrgica.
Día previo a la intervención quirúrgica:
Se extraen pruebas cruzadas para reservar en el banco de sangre concentrados de hematíes, previendo posibles transfusiones sanguíneas en los días siguientes a la intervención.
Antes de toda intervención quirúrgica la enfermera deberá preparar la historia clínica junto con el antibiótico profiláctico preoperatorio previamente prescrita por el traumatólogo para que se administre inmediatamente antes de la intervención, idealmente en la inducción anestésica o al menos dentro de la hora previa a la misma, anotado todo en el check list.
Día de la intervención quirúrgica:
Se informará de que antes de bajar a quirófano se deben retirar todos los objetos metálicos, esmaltes de uñas y dentaduras postizas.
Antes de la intervención el paciente deberá estar en ayunas 6-8 horas, se realizará rasurado si fuese preciso y aseo por parte de los técnicos auxiliares de enfermería con clorhexidina 4% solución jabonosa, y comprobar que lleve la correspondiente pulsera identificativa.
Una vez que el paciente es dado de alta del despertar, el celador es el encargado de subirlo a planta y la enfermera es la que procede a la valoración de:
- Estado del paciente: nivel de consciencia y estado de orientación.
- Toma de constantes: FC, TA, Sat O2. Los pacientes deben recibir aporte de oxígeno suplementario. durante, al menos, las primeras 48-72 horas del postoperatorio, especialmente en horario nocturno.
- Vigilancia del apósito quirúrgico.
- Sensibilidad, movilidad, color y temperatura de la extremidad intervenida
- Drenajes: color del débito, controlar si lleva vacío o está sin vacío, hora de apertura del drenaje.
- Sonda vesical: número y fecha de colocación.
- Anotar si es portador de clavo, prótesis total de cadera, prótesis parcial de cadera o atornillado.
- Profilaxis del Tromboembolismo: es preciso mantener la profilaxis tromboembólica tras la cirugía, se debe poner entre 8-12h tras la salida de quirófano.
Se revisará la hoja de anestesia para saber el tipo de anestesia utilizada durante la intervención y la hora de salida del quirófano, que debe de coincidir con la hora de llegada a la zona del despertar. Según el tipo de anestesia se programará la ingesta:
- Bloqueo: ingesta a la llegada a planta.
- Sedación: ingesta una hora tras la salida de quirófano.
- Intradural: ingesta cuatro horas tras la salida de quirófano y tras la primera micción espontánea.
- General: ingesta seis horas tras la salida de quirófano y tras la primera micción espontánea.
Se valorará retención urinaria, ya que es una de las complicaciones de la anestesia intradural, y si esto ocurre se realizará sondaje vesical.
Se cursará la Rx de control postquirúrgica y la analítica de sangre que se extraerá en ayunas el primer día después de la intervención quirúrgica.
Se comenzará el tratamiento postoperatorio, el cual consiste en antibioterapia pautada por el médico y heparina de bajo peso molecular entre las seis y doce horas después de la salida de quirófano, más el control del dolor mediante los analgésicos prescritos.
Posición correcta de la extremidad afectada: con el paciente en decúbito supino, en caso de ser prótesis tanto si es total como parcial se deben mantener las extremidades en abducción, si es necesario colocar una almohada entre ambas piernas para mantener las extremidades separadas y así evitar posibles luxaciones de cadera.
Primer día postoperatorio:
La atención postquirúrgica al paciente fracturado en el área de hospitalización se centra en:
- Verificar si el paciente puede cargar (apoyar peso sobre la extremidad intervenida) o no puede cargar (no apoyar sobre la extremidad intervenida). Será el traumatólogo el que indique en función de la Rx de control si se puede apoyar la extremidad.
- Intentar mantener activos todos los protocolos de atención clínica para el manejo del dolor, síndrome confusional agudo, diabetes mellitus, anticoagulación, profilaxis de enfermedad tromboembólica venosa, la administración de suplementos hiperproteicos y control del estreñimiento.
- Controlar el débito de los drenajes, y se retirarán cuando sean escasamente productivos, normalmente es en las primeras 24 horas post intervención.
- Si es necesario realizar la reposición de la pérdida sanguínea: a través de la valoración de los niveles de hemoglobina en el postoperatorio que indicará las necesidades transfusionales del paciente cuando la hemoglobina sea inferior a 8 g/dl se ha de transfundir al paciente, con valores comprendidos entre 8 y 10 g/dl han de ser valorados dentro del contexto individual del paciente.
- Iniciar las medidas de rehabilitación funcional con la intención de recuperar su grado de independencia previo a la fractura. El fisioterapeuta programará las actividades de rehabilitación. La movilización precoz postquirúrgica mejora la capacidad de recuperación funcional, se promoverá la sedestación inmediata en dispositivos estables. Este primer día se sentará al paciente a borde de cama, si lo tolera bien, el siguiente paso es sentar en silla alta (silla que permite la articulación de la cadera hasta 90 grados).
La movilización para levantar al paciente de la cama según se realizará por el lado de la cadera afectada. Sin embargo, para acostar es al contrario y se realizará por la pierna no intervenida.
• Cuidados de la herida quirúrgica, es considerada como herida limpia, la técnica de cuidado estará encaminada a la detección precoz de complicaciones. Se limpiará con suero fisiológico (desde los bordes hacia el exterior). Se desinfectará con clorhexidina y cubrir con apósito limpio.
Si el sangrado es importante se realizará un vendaje compresivo. Se realizará la siguiente cura a las 48 horas y siempre que sea preciso si el apósito está manchado.
- Revisar la vía periférica y se curará.
- Revisar todas las zonas de presión (principalmente talones y sacro) aplicando AGHO y protección si es necesario.
Terapia ocupacional realizará varias sesiones con los pacientes antes del alta hospitalaria, con el objetivo principal de que puedan volver a su domicilio habitual entrenados para actividades básicas de la vida diaria desde el hospital y conociendo los productos de apoyo existentes.
Trabajo social realizará una entrevista al paciente y/o familiares directos, en ella se valora la situación social del paciente y orienta sobre los recursos disponibles para afrontar el alta hospitalaria de manera que se potencie al máximo la recuperación del paciente.
Segundo día postoperatorio:
Se comenzarán con movilizaciones en flexo-extensión y con el fortalecimiento muscular con el objetivo fundamental de mantener una buena estabilidad durante la bipedestación y el equilibrio y reeducación de la marcha. La bipedestación se inicia a las 48 horas.
Se aconseja el uso de sillones altos y que no se hundan. Se evitará, sobre todo en el caso de prótesis, las actividades en aducción de cadera como sentarse cruzando las piernas.
Se levantará al paciente a la silla que se colocará a los pies de la cama para facilitar los ejercicios de bipedestación, únicamente en los pacientes que tengan permitida la carga, en caso contrario se continúa con sedestación.
Se seguirá valorando la vía periférica y cambio de apósitos, cura de herida quirúrgica, zonas de presión y control del dolor.
Será valorado el paciente también por la enfermera de nutrición a las 24-48 horas de la cirugía, tanto el estado de nutrición y las alteraciones de la deglución:
- Cribado de malnutrición (MNA SF).
- Cribado de la disfagia (EAT-10).
Tercer día postoperatorio:
Se continuará con la sedestación, en los pacientes que tengan permitida la deambulación que se inicia a las 48-72 horas de la intervención quirúrgica, los fisioterapeutas enseñarán a usar andador o muletas o bastón y a caminar con ellos.
El paciente debe usar bastón en la mano opuesta a la cadera fracturada.
Se seguirá valorando:
- La vía periférica y cambio de apósitos.
- Cura de herida quirúrgica y zonas de presión.
- Control del dolor.
Cuarto día postoperatorio y días posteriores:
Si el proceso quirúrgico ha sido favorable, el equipo de traumatología junto con el de medicina interna, enfermería y RHB procederán a dar de alta hospitalaria y el retorno a su domicilio al paciente.
La planificación del alta debe basarse en la evolución multidisciplinaria del estado físico, funcional, mental y social.
El informe de continuidad de cuidados de enfermería en el alta hospitalaria de acuerdo con el plan estandarizado NIC, debe ser un documento único que incluya las actuaciones realizadas durante el ingreso, todas las complicaciones desarrolladas durante el mismo y las pautas de las curas de herida quirúrgicas y otras si existiesen, consejos sobre estilo de vida, movilidad y recursos de ayuda.
Previo al abandono de la unidad hospitalaria se realizará:
- Se realizará la cura de la herida quirúrgica.
- Se enseñará a la familia a administrar la heparina de bajo peso molecular.
- En caso de tratamiento habitual con anticoagulantes orales, se reiniciará según pauta médica.
- Se cursará una ambulancia para trasladar a su lugar de residencia al paciente.
TASAS Y TIEMPOS DE RECUPERACIÓN:
Las tasas de recuperación de la capacidad para caminar de forma independiente con o sin bastón son muy variables, oscilan, según los diferentes estudios desde el 20% al 40% al alta hospitalaria, entre el 25% y el 55% durante los primeros meses tras la fractura, el 30% al 50% a los 12 meses, 72% a lo largo de los dos primeros años tras la fractura o 55% a los 3 años5,7.
Si se compara el grado de recuperación con el nivel funcional previo de los pacientes, las tasas de recuperación son del 20% al 36% a los 3 ó 4 meses, 33% al 75% a los seis meses, y del 40% al 80% a los 12 meses5,7.
La situación mental de los ancianos que sufren la fractura influye de manera importante en las tasas de recuperación. Los pacientes que gozan de una buena función cognitiva, tan sólo el 22% muestran una disminución significativa en las actividades básicas a los 3 meses, esta cifra sufre un aumento al 60% en aquéllos con alteración cognitiva7.
Persiste una limitación en las actividades de la vida diaria incluso a los 9-10 años en más de un tercio de los supervivientes. Entre las habilidades para realizar las actividades básicas de la vida diaria que más se afectan tras la fractura figuran la capacidad de independencia en las transferencias (54%), en el vestido (46%) y la capacidad de caminar (45%), en el baño (40%) y en el vestido (25%).
CONCLUSIONES
A más edad se encuentra mayor frecuencia de discapacidad tras una caída con fractura de cadera, así, en las personas mayores de 75 años la dependencia para actividades básicas es dos veces más común que entre las personas de 45-64 años. Una cantidad importante de pacientes ancianos tras sufrir la fractura, no recuperan la capacidad para caminar, y los que si recuperan la deambulación suelen precisar un mayor uso de ayudas instrumentales.
Si se tiene en consideración el nivel prefractura la proporción de pacientes que recuperan la situación previa disminuye. Durante los seis primeros meses se produce la mayor recuperación, si bien es posible continuar mejorando hasta los doce meses tras la fractura.
La edad puede ser un factor que influya en la recuperación de los pacientes ancianos, pero hay muchos otros factores que influyen en esta recuperación como son los factores funcionales, sociales, mentales, sociales y los derivados de la propia asistencia sanitaria recibida por los pacientes. De todos estos factores hay algunos que han sido encontrados predictivos de recuperación tanto a corto como a largo plazo. Sobre la mayoría de ellos sólo se podría actuar antes de producirse la fractura de cadera, de forma preventiva mediante políticas sanitarias de detección de patologías y tratamiento de incapacidades funcionales en la población anciana. Sobre otros, la actuación durante la fase aguda de hospitalización va a ser fundamental como es el tratamiento quirúrgico adecuado para evitar dolor en la cadera y poder cargar lo más precoz posible, el seguimiento clínico precoz y estrecho de estos pacientes para evitar complicaciones postquirúrgicas y el tratamiento adecuado de ellas, el manejo integral del paciente anciano para lograr la mayor independencia al alta de la fase aguda en las actividades básicas de la vida diaria, así como la prevención, detección y tratamiento de enfermedades como el síndrome confusional agudo o la depresión, la realización precoz de fisioterapia y el seguimiento durante esta fase aguda por especialistas en geriatría6.
Es muy importante realizar un diagnóstico precoz y aplicar un programa que pueda ser aplicado, con tratamiento oportuno por parte de medicina y unos cuidados de calidad a cargo de enfermería para evitar todas las complicaciones y poder elevar la calidad de vida de los pacientes.
En el preoperatorio el objetivo es proporcionar confort y en el postoperatorio recuperar la funcionalidad.
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