Artículo monográfico: clasificación de las quemaduras en el paciente pediátrico

26 mayo 2023

AUTORES

  1. Alexandra Sofía Vatamaniuc. Enfermera en Hospital Universitario Miguel Servet, Zaragoza.
  2. Bárbara López Peirona. Enfermera de Atención Continuada en Centro de salud de Zuera, Zaragoza.
  3. Thalia Manresa Martinez. Enfermera en Hospital Universitario Miguel Servet, Zaragoza.
  4. Vanessa Trueba Serrano. Enfermera en el Hospital General de la Defensa, Zaragoza.
  5. Lucía Mazano Díaz. Enfermera en el Hospital General de la Defensa, Zaragoza.
  6. Nerea López Peirona. Enfermera en Centro de Salud Zuera, Zaragoza.

 

RESUMEN

Las quemaduras constituyen un grave problema dentro de la sociedad, ya que son una de las causas más frecuentes de accidentes durante la infancia y una de las principales causas de morbi-mortalidad superando las 20.000 muertes infantiles al año según la Organización Mundial de la Salud. Su localización y clasificación son necesarios para realizar un adecuado pronóstico.

PALABRAS CLAVE

Niño quemado, quemaduras en la infancia.

ABSTRACT

Burns are a serious problem in society as they are one of the most frequent causes of accidents during childhood and one of the main causes of morbi-mortality exceeding 20.000 child deaths per year according to the World Health Organization. Its location and classification are necessary to make an adequate prognosis.

KEY WORDS

Burned child, burns in childhood.

DESARROLLO DEL TEMA

Las quemaduras son lesiones de la barrera protectora que hay entre el organismo y el medio externo, es decir, piel, anexos, tejido celular subcutáneo, músculo o tejido óseo, producidas por la exposición a agentes térmicos, químicos, eléctricos o por radiaciones; que generan una destrucción celular, desequilibrio proteico, edema y pérdida del volumen intravascular1,2.

Según la Organización Mundial de la Salud, la mortalidad por quemaduras en la infancia supone más de 20.000 muertes al año, ocupando en 21 países el primer lugar entre las causas de defunciones de niños entre 1 y 4 años. En España, se desconoce la incidencia de las quemaduras producidas en la población, pero se registran unos 300 casos por cada 100.000 habitantes, requiriendo hospitalización secundaria 14 de ellos. En Europa, mueren 12 personas al día a causa de un incendio domiciliario. Los accidentes causantes de quemaduras son la cuarta causa de muerte violenta en la infancia y son frecuentes entre niños de 12 y 24 meses. En Estados Unidos, aproximadamente 2 millones de personas al año sufren quemaduras, de éstas unas 70.000 requieren hospitalización, y unas 6.000 finalmente mueren3,4-7.

Si retrocedemos unos miles de años, se observa que el tratamiento de las quemaduras tiene más de 3.500 años de antigüedad, ya que los primeros indicios se han encontrado en las pinturas rupestres del hombre Neandertal. Por ejemplo, los chinos usaban tinturas y extractos de la hoja de té y casi 200 años más tarde, Hipócrates descubrió el beneficio del uso de grasa de cerdo derretida y la resina. La mayor parte de los avances en el cuidado de las heridas ha tenido lugar en las últimas seis décadas. Esto ha mejorado la supervivencia, permitiendo mantener con vida en el 50% de los casos a pacientes con una quemadura mayor del 95% de la superficie corporal8-10.

Los principales causantes de las quemaduras son, los agentes térmicos, eléctricos, químicos y por radiación. Los agentes físicos, son los que con más frecuencia producen en nuestro medio las quemaduras, destacando los líquidos calientes, el fuego y la electricidad. Las quemaduras por fricción son otro tipo de lesión a tener en cuenta6,11,12,13.

Cada herida por quemadura presenta tres zonas: la primera es la zona de coagulación con tejido necrótico, rodeada por la zona de isquemia/estasis con tejido privado de oxígeno/nutrientes y finalmente la zona de hiperemia con vasodilatación y perfusión incrementada12,14-16.

En base a su profundidad, pueden clasificarse como quemaduras de primer grado, cuando la epidermis se ve afectada, produciendo dolor, sin ampollas ni esfacelos, con piel seca y eritematosa. Las de segundo grado pueden clasificarse en dos grupos. Por un lado, están las superficiales que afectan a la epidermis y a menos de un 50% de la dermis, son de color rojo moteado, presentan flictenas muy dolorosas y ampollas, aspecto húmedo y pueden producir una mínima cicatriz o hipopigmentación; las profundas afectan a más de un 50% de la dermis, son de color rojo oscuro, insensibles al tacto y con destrucción de fibras nerviosas por lo que son menos dolorosas y dejan cicatriz. Habitualmente necesitan injerto y presentan un riesgo importante de retracción y sobreinfección. Por último, las de tercer grado, son las más severas ya que afectan a todas las capas de la piel, llegando incluso a fascia, músculo y hueso. No son dolorosas ni presentan flictenas, adoptan una textura seca y un color blanco perlado o carbonizado. Éstas precisan injertos y dejan cicatriz con retracción1,2,17,18,19.

Otra clasificación de las quemaduras es según la extensión de la superficie quemada. En los niños mayores de 14 años suele utilizarse la “Regla de los 9”; la cabeza y cada brazo representan cada uno un 9% de la superficie corporal (SC), el tronco anterior, posterior y cada pierna un 18% y la zona genital un 1%. Por debajo de esta edad podemos calcular también la SC quemada de una forma muy sencilla utilizando la “Regla de la Palma de la Mano”, la cual representa aproximadamente el 1% de SC; de esta forma la cabeza representa un 18%, cada uno de los brazos un 9%, las piernas un 14% cada una, los glúteos un 5%, y el tronco anterior y posterior un 13% cada uno. En contraposición existen las tablas de porcentajes de los segmentos corporales según edad de “Lurd y Browder”, que son mucho más precisas, sin embargo, es necesario tenerlas a mano para poder realizar el cálculo12,16,19-21.

Una vez determinadas estas dos variables, se puede determinar el grupo de gravedad al cual pertenece el paciente, según la clasificación de “Benaim” o “Índice de Garcés”, lo que permitirá adecuar la terapéutica 22.

En conjunto con la clasificación que se acaba de plantear, para realizar el pronóstico de una quemadura, es necesario además tener en cuenta su localización. Se distinguen dos tipos de zonas. Por un lado, las zonas neutras, que tienen pocos movimientos y en ellas la retracción durante el proceso de cicatrización es menor, así como la probabilidad de dejar secuelas funcionales; por otro lado, las zonas especiales, que son productoras potenciales de secuelas donde se incluye todos los pliegues de flexión, cara, manos y pies1,13.

BIBLIOGRAFÍA

  1. Laguado Forero N, Soto Fernández DR. Quemaduras en pediatría. Med UIS. 2007;20(3):211-219.
  2. Quintero RM, Segovia M, Olga L, Ramírez R, Carlos E, Sampayo LJ. Quemaduras en Pediatría. Temas Selectos en Pediatría. 2ª ed. Colombia: Universidad Industrial de Santander; 2005. p. 263-271.
  3. Rodríguez Hernández I, Fajardo Villarroel A, Navarro Álvarez Y. Atención de enfermería a la urgencia pediátrica por quemaduras. Desarrollo Cientif Enferm. 2012;20(3):91-96.
  4. Delgado Pardo G, Moreno García I. Variables psicológicas y familiares implicadas en las quemaduras infantiles. Anuario de psicología y de la Salud. 2010;6:17-21.
  5. Curiel E, Prieto MA, Fernández S, Fernández JF, Mora J, Delgado M. (2006). Epidemiología, manejo inicial y análisis de morbi-mortalidad del gran quemado. Medicina Intensiva. 2006;30(8):363-639.
  6. Newberry L. Manual de emergencias de enfermería. 6ª ed. Madrid: Elsevier; 2007.
  7. Carzo ME, Domènech AB, Lluna J, Vila JJ. Principales accidentes. Quemaduras. En: Esparza MJ, Mintegui S. Guía para padres sobre la prevención de lesiones no intencionadas en la edad infantil. Madrid; Fundación MAPFRE; 2016. p. 47-55.
  8. Herndon D. Tratamiento integral de las quemaduras. 3ª ed. Barcelona: Elsevier; 2009.
  9. Bull JP, Fischer AJ. A study of mortality in a burns unit: a revised estimate. Ann Surg. 1954;139(95):269–274.
  10. Wolf SE, Rose JK, Desai MH, et al. Mortality determinants in massive pediatric burns. Ann Surg. 1997;225(5):554–569.
  11. García A, Capín A. Traumatismos y quemaduras en Atención Primaria. Pediatr Integral. 2014;18(5):291-301.
  12. Ferj D. Quemaduras en edad pediátrica: enfrentamiento inicial. Rev Med Clin Condes. 2009;20(6):849-859.
  13. Sánchez-López JE. Manejo del niño quemado. Rev Cient Cienc Med. 2011;14(2):28-30.
  14. Green Tracy E, BSN, RN, CPN. Quemaduras pediátricas. Respuesta inicial, efectos duraderos. Nursing. 2010;28(10):26-32.
  15. Oliver RI, Spain D, Stadelmann W. Resuscitation and early management of burns. Emedicine [Internet]. Disponible en: www.emedicine.com
  16. Correa Sánchez F, Menchaca P, Rostion C. Manejo inicial del niño quemado: lo que el médico general debe saber. Rev Ped Elec. 2014;11(1):6-16.
  17. Suarez Franco M, Hernández Mesa V. Atención Extrahospitalaria de Enfermería en Pacientes Quemados. Revista Científica Hygia de Enfermería. 2012;81:68-70.
  18. Garcés M, Tapia L, Hoecher F et al. “Clasificación y pronóstico de los quemados” Asistencia Pública. 1971;1:5-9.
  19. Peñalba Citores A, Marañón Pardillo R. Tratamiento de quemaduras en urgencias. En: Alcalá Minagorre PJ, Alonso Salas MT, Álvarez Calatayud G, editores. Protocolos Urgencias SEUP-AEP. Madrid: Ergon; 2010. p. 199-204.
  20. Aguayo M, Belisario. Manejo inicial de las quemaduras. Rev chil pediatr. 1999;70(4):337- 347.
  21. López JC. Tratamiento de quemaduras en la infancia. An Pediatr Contin. 2007;5(4):218-21.
  22. Murruni A, Basilico H, Guarracino F, Demirdjian G. Manejo inicial del paciente quemado pediátrico. Arch argent pediatr. 1999;97(5):337-341.

 

Publique con nosotros

Indexación de la revista

ID:3540

Últimos artículos