Efecto del ejercicio físico sobre la función cognitiva en el adulto mayor con deterioro cognitivo leve. Una revisión sistemática.

28 noviembre 2021

AUTORES

  1. Gema Gasca Tizné. Enfermera del Hospital Universitario Miguel Servet, Zaragoza.
  2. Belén Pes Rey. Enfermera del Hospital de Jaca, Huesca.
  3. Ángeles Reyes López. Enfermera del Hospital Universitario Miguel Servet, Zaragoza.
  4. Pilar Martínez Sampedro. Enfermera del Hospital Universitario Miguel Servet, Zaragoza.
  5. Nora Miranda Cebrián. Enfermera del Hospital Universitario Miguel Servet, Zaragoza.
  6. Aránzazu Salas García. Enfermera del Hospital Universitario Miguel Servet, Zaragoza.

 

RESUMEN

Introducción: En España, se estima una prevalencia del deterioro cognitivo leve (DCL) en mayores de 65 años de entre el 11,6 % y el 17,6% con una tendencia al alza conforme aumenta la edad. La actividad física es reconocida como un factor altamente protector de la cognición del adulto mayor. El objetivo del presente trabajo es realizar una revisión de la evidencia de ensayos controlados aleatorizados (ECAs) sobre los efectos del ejercicio físico en la cognición de individuos con DCL.

Métodos: Se realizó una búsqueda exhaustiva de la literatura que analizaba los efectos del ejercicio físico sobre la cognición en mayores de 55 años con DCL desde enero 1980 hasta noviembre de 2017. Se seleccionaron los estudios de acuerdo con los siguientes criterios de inclusión: ensayos controlados aleatorizados, participantes con DCL según criterios estandarizados, programa de ejercicio físico como intervención principal y evaluación de la función cognitiva mediante pruebas neuropsicológicas o cognitivas.

Resultados: Se incluyeron 10 ECAs que reunieron un total de 1208 participantes. Las intervenciones consistieron en ejercicios aeróbicos y de fuerza, solos o en combinación, un programa de Tai Chi y un entrenamiento de balonmano. Todas las intervenciones tuvieron un efecto significativamente positivo sobre la cognición global. El resto de dominios específicos de la cognición (función ejecutiva, memoria, atención y fluidez verbal) mejoraron de forma aislada en algunos de los ensayos.

Conclusiones: El ejercicio físico puede resultar beneficioso en adultos mayores con DCL mejorando la función cognitiva global y otros dominios como la memoria, la atención y la función ejecutiva. Una duración prolongada de la intervención, una alta intensidad y una buena adherencia al programa resultaron esenciales para un resultado positivo. Se necesitan ECAs con muestras más grandes, períodos de seguimiento más extensos e intervenciones y métodos de evaluación cognitiva heterogéneos.

 

PALABRAS CLAVE

Ejercicio físico, deterioro cognitivo leve, envejecimiento.

 

ABSTRACT

Introduction: In Spain, the estimated prevalence of mild cognitive impairment (MCI) in people over 65 years is between 11.6% and 17.6% with an upward trend with the increase in age. Physical activity is recognized as a highly protective factor of cognition in the elderly. The aim of this study is to review the evidence from randomized controlled trials (RCTs) on the effects of physical exercise on the cognition of individuals with MCI.

Methods: An exhaustive search was made of the literature that analyzed the effects of physical exercise on cognition in adults older than 55 years with MCI from January 1980 to November 2017. Studies were selected according to the following inclusion criteria: randomized controlled trials, participants with MCI according to standardized criteria, program of physical exercise as main intervention and evaluation of cognitive function through neuropsychological or cognitive tests.

Results: We included 10 RCTs that gathered a total of 1208 participants. The interventions consisted of aerobic and strength exercises, alone or in combination, a Tai Chi program and handball training. All interventions had a significantly positive effect on global cognition. The rest of specific domains of cognition (executive function, memory, attention and verbal fluency) improved in isolation in some of the trials.

Conclusions: Physical exercise can be beneficial for elderly people suffering from MCI, improving global cognitive function and other domains such as memory, attention and executive function. The prolonged duration of the intervention, a high intensity and good adherence to the program were essential for a positive result. More RCTs are needed using larger samples, longer follow-up periods and more heterogeneous interventions and cognitive assessment methods.

 

KEY WORDS

Exercise, mild cognitive impairment, aging.

 

INTRODUCCIÓN

Actualmente, los españoles mayores de 65 años representan aproximadamente el 18,2% de la población total. Se estima que en 2029 pasará a ser el 24,9% y en 2064 del 38,7% (Instituto Nacional de Estadística, 2014). Si bien el aumento de la esperanza de vida es una tendencia alentadora, se producirán importantes efectos sociales y económicos si viene acompañada de una salud deficiente. El desafío para el mundo sanitario es trabajar para mantener la calidad de vida y reducir la morbilidad de este colectivo 1.

A nivel mundial, se prevé que 135 millones de personas tengan demencia en el año 2050 2. Actualmente, la prevalencia de enfermedades neurodegenerativas especialmente las demencias relacionadas con la longevidad se encuentran entre los principales desafíos relacionados con la salud social reconocidos en la primera Cumbre del G83 sobre demencia celebrada en Londres el 11 de diciembre de 2013.

Los cambios cerebrales asociados o no a enfermedades neurológicas ligadas a la edad, implican modificaciones específicas a nivel morfológico, bioquímico, metabólico y funcional. Se sabe que este deterioro de la función cognitiva cursa sobre todo con problemas de memoria, disminución de la velocidad de procesamiento, enlentecimiento motor y pérdida de flexibilidad mental 4. La plasticidad cerebral permite desarrollar adaptaciones compensatorias pero cuando el daño supera unos determinados límites se aumenta el riesgo de desarrollar enfermedades neurodegenerativas, como la enfermedad de Alzheimer 5.

Este escenario ha traído consigo un marcado interés por conocer las alteraciones cognitivas asociadas a la edad, que se encuentran entre el envejecimiento fisiológico normal y los síndromes de demencia 6. Es muy importante establecer las demarcaciones entre cognición normal para la edad y Deterioro cognitivo leve (DCL). En primer lugar debe existir una clara evidencia de un deterioro en uno o más de los dominios cognitivos, la memoria, la atención, la función ejecutiva, la capacidad visoespacial y el lenguaje; mayor de la esperable para la edad y nivel educativo del paciente 7.

En el año 2004, Petersen8 propone cuatro subtipos de DCL. Con el fin de mejorar los criterios diagnósticos se describen como 9:

A) Deterioro Cognitivo Leve amnésico (DCLa):

a.1 DCLa de dominio único, con afectación exclusiva de la memoria.

a.2 DCLa de múltiples dominios, con alteración de otras funciones, además de la memoria.

B) Deterioro Cognitivo Leve No amnésico (DCLna):

b.1 DCLna de dominio único, con afectación exclusivamente de una función que no sea la memoria.

b.2 DCLna de dominios múltiples, con alteración de más de una función que no sea la memoria.

Algunos investigadores y grupos de estudio han realizado aportaciones a los criterios diagnósticos para DCL planteados originalmente por Petersen et al., siendo uno de los más aceptados el propuesto por el International Working Group on Mild Cognitive Impairment 10, que señala las siguientes características:

  1. Presencia de quejas de memoria y/o reportadas por un informante.
  2. Alteraciones objetivas en pruebas cognitivas y/o evidencias de deterioro en el tiempo, medidas por pruebas neuropsicológicas (desviación estándar de 1,5 por debajo de la media para la edad).
  3. Actividades funcionales preservadas o mínimamente afectadas.
  4. Ausencia de criterios diagnósticos para la demencia (CIE-10 o DSM-IV).

La Asociación Americana de Psiquiatría ha publicado recientemente los nuevos criterios para la demencia en el DSM-5 11. En el mismo, se incluye una sección denominada Trastornos Neurocognitivos, que reemplaza la categoría de delirium, demencia, trastornos amnésicos y otros trastornos cognitivos, establecida en el DSM-IV-TR 12. El término DCL queda englobado como trastorno neurocognitivo menor en el que, a diferencia de uno mayor, las dificultades cognitivas no deben influir en la capacidad de la persona para efectuar las actividades de la vida diaria (AVD).

En España, se estima que la prevalencia del DCL en personas mayores de 65 años se encuentra entre el 14,5% y el 17,6% con una tendencia al alza conforme se incrementa la edad 13. El estudio DERIVA 14 describe una prevalencia del 11,6% en personas de 65 a 69 años, que aumenta al 22,9% entre las personas con 85 años o más. La prevalencia en el grupo de personas de 75 años y más, se situaría en el 19% 15, mientras que un estudio español informó una prevalencia del 21,3% 16 para el grupo de 80 o más años. En relación a la incidencia del DCL, un estudio reciente lo sitúa en un rango de 21,5 a 71,3 casos nuevos por cada mil habitantes al año 17.

Los resultados de una revisión sistemática 17, indican que la conversión del DCL a enfermedad de Alzheimer, oscilaría entre el 10,2% al 33,6% al año y más de un 33% a los 5 años después de haber sido diagnosticados.

A pesar de los grandes avances, actualmente no existen medidas farmacológicas disponibles para detener o enlentecer la progresión del DCL. Las expectativas se centran en las intervenciones no farmacológicas. La actividad física está siendo reconocida como un factor altamente protector de la cognición del adulto. El ejercicio regular podría disminuir o prevenir el declive cognitivo asociado a la edad, favorecer el mantenimiento o mejoría de las funciones cognitivas, e incluso revertir los daños vinculados al DCL, participando también en el incremento de la capacidad funcional de adultos mayores 18.

El primer estudio de intervención para examinar el efecto del ejercicio físico en la cognición se realizó en 1990 19, sugirió que la caminata aeróbica tiene un efecto positivo en la función ejecutiva en personas mayores cognitivamente sanas. Las revisiones 20, 21 que incluyen ensayos controlados aleatorizados (ECA) que examinan el efecto del ejercicio físico sobre la cognición del sujeto más maduro saludable apoyan esta proposición. Trabajos actuales de revisión 22, 23, correlacionan el ejercicio físico con la neurogénesis, la plasticidad sináptica y la presencia de neurotrofinas en el hipocampo. El entrenamiento aeróbico tendría un impacto positivo en el cerebro envejecido con deterioro cognitivo.

La American Heart Association concluyó en una declaración científica de 2011 a partir de un metanálisis a gran escala que la actividad física protege contra el deterioro cognitivo 24. Un reciente metaanálisis 25, que se encargó de analizar 16 estudios de cohorte prospectivos, sugiere que la actividad física es un elemento protector contra el riesgo futuro de desarrollar demencia y enfermedad de Alzheimer en un 28% y 45% respectivamente. También evidencia el papel de la actividad física en la prevención del deterioro cognitivo asociado a la edad. Sin embargo, la dosis óptima de actividad física para la reducción del riesgo sigue sin estar definida con precisión.

Datos epidemiológicos consistentes apoyan la hipótesis que establece los beneficios a largo plazo del ejercicio físico sobre la función cerebral y cognitiva en los individuos sanos de mayor edad. Los datos de ensayos clínicos están aumentando, la mayoría en ancianos sanos, con intervenciones de ejercicio que van de 5 semanas a 1 año y que han demostrado mejoras en la función ejecutiva y la memoria en respuesta al ejercicio aeróbico 26. Según la revisión Cochrane 27 con 11 ensayos controlados aleatorizados de individuos cognitivamente sanos, el ejercicio aeróbico mejora el rendimiento cognitivo en pruebas que miden la atención, el recuerdo diferido y el tiempo de reacción. Dos revisiones 20,21 han indicado que el efecto beneficioso del ejercicio es más pronunciado sobre la función ejecutiva.

Aun así, los efectos positivos a nivel cognitivo no han sido estudiados ni comprobados en profundidad 28. Hoy en día existe una creciente línea de investigación experimental, con resultados que sugieren como estrategia potencial para retrasar el avance del deterioro cognitivo y la demencia en personas mayores los estilos de vida físicamente activos y el empleo del ejercicio físico como terapia no farmacológica 29.

 

OBJETIVO

El objetivo del presente trabajo es realizar una revisión sistemática de la evidencia de ensayos controlados aleatorizados sobre los efectos del ejercicio físico en la cognición del adulto mayor con DCL.

 

METODOLOGÍA

Criterios de inclusión:

Se incorporaron los estudios que analizaban los efectos del ejercicio físico sobre la cognición en adultos mayores de 55 años con DCL. Los criterios de inclusión fueron:

a) Ensayos controlados aleatorizados.

b) Participantes con DCL según criterios estandarizados.

c) Programa de ejercicio físico como intervención principal.

d) Evaluación de la función cognitiva mediante pruebas neuropsicológicas o cognitivas.

Criterios de exclusión:

a) Ensayos que estudiaban el DCL como factor de riesgo para desarrollar alteraciones de la movilidad.

b) Ensayos que investigaban el efecto del ejercicio físico en sujetos sanos o con trastorno neurocognitivo mayor.

Criterios de exclusión:

a) Ensayos que estudiaban el DCL como factor de riesgo para desarrollar alteraciones de la movilidad.

b) Ensayos que investigaban el efecto del ejercicio físico en sujetos sanos o con trastorno neurocognitivo mayor.

Estrategia de búsqueda selección y revisión de los estudios:

Se realizó una búsqueda exhaustiva de la literatura que aborda el ejercicio físico y su efecto beneficioso sobre la cognición en adultos mayores con DCL, publicadas en inglés, castellano o portugués desde enero 1980 hasta noviembre de 2017. Se escogió la década de los 80 como punto de corte ya que científicamente se considera el punto de partida de la validez y efectividad de las terapias no farmacológicas con la formulación de la teoría de la neuroplasticidad.

Las bases de datos utilizadas para la búsqueda bibliográfica incluyeron PubMed/Medline, Lilacs, SciELO, Cuiden y Cochrane, incluyendo la ayuda del buscador AlcorZe (Universidad de Zaragoza). Se utilizaron varias combinaciones de las siguientes palabras clave: exercise, physical activity, mild cognitive impairment, aged y elderly. El análisis bibliográfico se complementó con la consulta de las referencias citadas en los estudios seleccionados.

La selección inicial de los trabajos se realizó a partir de los títulos y resúmenes. A continuación, se recuperaron las publicaciones completas de los ensayos previamente seleccionados.

 

RESULTADOS

Se identificaron un total de 519 referencias, una vez eliminados los duplicados se revisaron los títulos y resúmenes de 323 publicaciones. Se seleccionaron 26 ECAs para la lectura de texto completo de los que 10 fueron finalmente incluidos en el presente trabajo. A continuación se muestra la referencia y el objetivo/hipótesis de cada uno de ellos.

Baker et al., 2010 30. Examinar los efectos del ejercicio aeróbico en la cognición y otros biomarcadores asociados con la enfermedad de Alzheimer en adultos mayores con DCL y evaluar el papel del sexo como predictor.

Nagamatsu et al., 2012 31.Comparar la eficacia del entrenamiento aeróbico y de resistencia sobre función cognitiva y la plasticidad cerebral funcional en personas mayores con DCL.

Suzuki et al., 2012 32.Examinar los efectos de un programa de ejercicios multicomponente sobre la función cognitiva de adultos mayores con DCLa.

Suzuki et al., 2013 33.Examinar el efecto de un programa de ejercicios multicomponente sobre la función de la memoria en adultos mayores con deterioro cognitivo leve e identificar biomarcadores asociados con la mejora de las funciones cognitivas.

Fiatarone et al., 2014 34. 6 meses de entrenamiento de resistencia mejoraría significativamente la función cognitiva global en adultos mayores con DCL. Como resultados cognitivos secundarios, mejoraría la memoria, función ejecutiva y atención.

Lam et Al., 2014 35. Comparar la efectividad del Tai Chi con ejercicios de estiramiento y tonificación para la preservación cognitiva y funcional en personas mayores con DCL.

Wei et Al., 2014 36.Examinar el efecto del entrenamiento de balonmano en la capacidad cognitiva en ancianos con DCL.

Ten Brinke et al., 2015 37. Investigar el efecto del entrenamiento de resistencia (RT) y entrenamiento aeróbico (AT) sobre el volumen del hipocampo; y la asociación entre el cambio en el volumen del hipocampo y el cambio en la memoria.

Lu et Al., 2016 38.Explorar los efectos de una intervención de entrenamiento con mancuernas sobre la función cognitiva en adultos mayores con DCL.

Mavros et Al., 2017 39.Determinar si las mejoras en la capacidad aeróbica y la fuerza después del entrenamiento de resistencia progresivo (PRT) mejoran la función cognitiva.

Los 10 ECAs incluidos en la presente revisión sistemática reunieron a 1208 participantes. El tamaño de la muestra en los ensayos varió de 33 30 a 548 35 y en dos de ellos únicamente participaron mujeres 31,37. La duración de la intervención física osciló entre 12 semanas 38 y un año 32,35. Los entrenamientos en la mayoría de los estudios se basaron en caminatas y ejercicios de fuerza muscular, solos o en combinación, de 2 a 5 días por semana con una duración de 30 a 90 minutos. También se practicó Tai Chi 35 y balonmano36.

Las herramientas diagnósticas del DCL más utilizadas para la inclusión de los participantes en los ensayos fueron los criterios de Petersen, Mini-Mental State Examination (MMSE) y Montreal Cognitive Assessment (MoCA), entre otros.

 

Efectos del ejercicio en:

Cognición global:

En total, 7 estudios examinaron el efecto del ejercicio físico en la cognición global como medida de resultado primario. Los instrumentos de medida más comunes fueron, Mini-Mental State Examination (MMSE) 32, 33,36, Alzheimer’s Disease Assessment Scale-cognitive subscale (ADAS – COG) 34, 38,39 y Clinical Dementia Rating (CDR) 35.

Respecto al tipo de ejercicio, tanto los programas combinados 31,32,33,37, como los programas solo con ejercicios aeróbicos 30,36 o de fuerza muscular 34,38,39 tuvieron un efecto significativamente positivo sobre la cognición.

Un estudio que utilizó el Tai Chi 35 como intervención de ejercicio, arrojó efectos positivos sobre la cognición utilizando la clasificación CDR. Sin embargo, se obtuvieron resultados discordantes con la escala ADAS-Cog, considerada más sensible al cambio. Además, debemos considerar el Tai Chi como una actividad aeróbica con un efecto positivo de socialización que puede condicionar los resultados.

Función ejecutiva:

El efecto del ejercicio en el funcionamiento ejecutivo se evaluó en 6 estudios 30,31,33,34, 38,39, 4 de ellos encontraron efectos positivos modestos 30,31,34,38. La mayoría de los ensayos emplearon para su evaluación el Verbal Fluency Test (VFT) 30, 31,35, Trail Making Test (TMT) 30, 31,38, Stroop Color and Word test (SCWT) 30, 31,32 y Wechsler Adult Intelligence Scale III (WAIS) 32,34,39. Dos de los trabajos 32,39 que utilizaron esta última herramienta no encontraron mejoras en la función ejecutiva. Baker et Al.30 hallaron efectos favorables del ejercicio físico en todas las medidas de resultado (Symbol-Digit Modalities, Verbal Fluency, SCWT, TMT y Task Switching), siendo mayor en mujeres.

Atención:

Algunos investigadores engloban la atención dentro de la dimensión de función ejecutiva, mientras que otros la consideran un concepto independiente. La atención se midió en 6 estudios 30,31,32,34,38,39 y en dos de ellos 34,38 como dominio cognitivo específico.

Las pruebas Stroop Color and Word Test (SCWT) 30,31,32 y Symbol Digit Modalities (SDMT) 30,34,39 se usaron para medir esta área.

Lu et Al.38 emplearon el Digit Spam Test (DST) como prueba para medir de forma combinada memoria y atención, obteniendo mejoras significativas en el grupo de intervención de entrenamiento con mancuernas.

Nagamatsu et Al 31 encontraron que después de 26 semanas de intervención, los participantes del grupo de entrenamiento de resistencia mejoraron su rendimiento en la prueba Stroop.

En el ensayo de Baker et Al 30 una intervención de ejercicio aeróbico de alta intensidad durante 6 meses se asoció con mejoras en las pruebas SCWT y SDMT sólo en mujeres.

Memoria:

Los efectos del ejercicio sobre la memoria se evaluaron en 9 ensayos 30,31,32,33,34,35,37,38,39. Las herramientas más utilizadas fueron la prueba Delayed Story Recall 30,35 y Benton Visual Retention test (BVRT) 34,39, entre otras.

Nagamatsu et Al 31 concluyeron que un entrenamiento de resistencia de 26 semanas mejoró significativamente la memoria asociativa utilizando el sistema memorizing face-scene pairs.

En dos estudios japoneses 32,33 una intervención de ejercicio multicomponente se asoció con mejores resultados en la escala WMS-R para la memoria lógica.

Un análisis secundario 37 que investigaba como medida de resultado primaria el volumen del hipocampo a través de resonancia magnética, concluyó que un aumento del hipocampo en mujeres mayores favorecido por una intervención de ejercicio aeróbico, se asoció con un menor aprendizaje verbal y rendimiento de la memoria según la prueba RAVLT

Fluidez verbal:

Dos ensayos 30,32 evaluaron este dominio utilizando el verbal fluency test, ambos con resultados positivos. Baker et Al., encontraron que 6 meses de ejercicio aeróbico mejoraron la fluidez verbal, siendo mayor el beneficio en mujeres.

 

DISCUSIÓN

En esta revisión sistemática se incluyeron 10 ECAs que examinaron la eficacia del ejercicio físico en la cognición de individuos con DCL, lo que implica una observación prospectiva y un diseño de estudio riguroso. Para reducir el posible sesgo de confusión y permitir la generalización, se excluyeron los participantes que padecían un deterioro cognitivo grave.

Las revisiones sistemáticas recientes requieren cautela al interpretar la relación entre el ejercicio y la función cognitiva en adultos mayores con DCL debido a la variabilidad en el diseño del estudio, las características de la población y los parámetros del ejercicio 40,41. El tipo de actividad y la intensidad difieren, pudiendo algunas intervenciones no ser lo suficientemente largas como para observar cambios en la función cognitiva. Con frecuencia se necesitan intervenciones de al menos 6 meses antes de detectar cambios cognitivos significativos 42.

Los trabajos incorporados en la revisión, implementaron intervenciones a largo plazo con una duración que osciló entre 6 y 12 meses con un tipo de ejercicio intenso. Sólo uno 38 de ellos describió un programa de actividad relativamente corto de 12 semanas El tipo de ejercicio y el grado de cumplimiento o asistencia a las sesiones, fue descrito con detalle. En todos los ensayos, la intensidad de la intervención fue alta, justificada a través del tanto por ciento de la reserva cardiaca empleada. La mayoría demostraron efectos positivos sobre uno o varios dominios de la cognición e incluyeron en el análisis los abandonos, el cumplimiento y los posibles efectos adversos de las sesiones. A pesar de ello, la magnitud del beneficio obtenido pareció ser moderada. Una revisión sistemática de 30 ECA realizada en 2014 43 que estudió el efecto de diferentes modalidades de ejercicio en personas con DCL y demencia en diferentes etapas, informó de una magnitud de efecto medio para las áreas cognitivas, funcionales y conductuales. Otro metaanálisis con 14 ECA publicado en 2013 44, que también incorporó estudios en mayores con DCL que realizaron diferentes modalidades de actividad física, informó que solo el 42% de los resultados mostraban cambios favorables con tamaños de efecto bajos y solo el 8% de los resultados cognitivos fueron estadísticamente significativos. La única área cognitiva con diferencias significativas fue la fluidez verbal, sin encontrarse cambios para las funciones ejecutivas, memoria o velocidad de procesamiento. Sólo 3 de los trabajos incluidos en esta revisión sí tuvieron cambios significativos en las pruebas globales utilizando el MMSE.

Se puede considerar una limitación de este trabajo la falta de enfoque sobre un tipo concreto de ejercicio, así como sus combinaciones, que variaron de 30 a 90 minutos por sesión y de 2 a 5 sesiones por semana. La revisión incluye intervenciones con ejercicio de tipo aeróbico de alta intensidad basado en caminata 30,31,37 y de resistencia muscular progresiva 31,34,37,39 utilizando el sistema de máquinas Keiser® y mancuernas 38. Dos ensayos 32,33 estudiaron la combinación de ambos a través de un programa multicomponente. También se incorporó un entrenamiento de balonmano 36 y una intervención de Tai Chi 35, catalogado como ejercicio aeróbico. Este planteamiento dio como resultado una heterogeneidad en las intervenciones de los ensayos seleccionados y en consecuencia la dificultad para determinar la relación entre los tipos de ejercicio y la mejora en los dominios cognitivos específicos. Así pues, una estandarización en el tipo de ejercicio y la duración adecuada de la intervención podrían haber determinado de manera más efectiva las relaciones causales específicas.

Las pruebas neurocognitivas utilizadas fueron numerosas y heterogéneas, aunque pertinentes según los resultados de un artículo de revisión 45 sobre los test neuropsicológicos utilizados en estudios que investigan los efectos de un tratamiento sobre la cognición en pacientes mayores con demencia.

Las escalas que miden la cognición global, Mini-mental state examination (MMSE) y Alzheimer’s Disease Assessment Scale-cognitive subscale (Adas-cog), se usaron con mayor frecuencia que las pruebas que cubren un dominio cognitivo específico.

Como medida de resultado primario la función cognitiva global se analizó en 7 de los 10 trabajos, obteniendo efectos positivos significativos en todos ellos, incluido el ensayo de Lam et Al.35 con una intervención de Tai Chi. Estos beneficios sobre la cognición global, se acompañaron de mejoras significativas sobre la memoria y la función ejecutiva en aquellos que basaron su intervención en ejercicios de resistencia muscular 34,38 y programa multicomponente 32,33. En esta misma línea de investigación, una revisión sistemática publicada en 2014 46 que incorporó 22 ECA en mayores con DCL y demencia, también reportó algunos efectos positivos del ejercicio físico sobre la cognición, principalmente para las pruebas globales, y para la función ejecutiva, la atención y la memoria diferida en mayores con DCL.

Dos ensayos incluidos en la revisión 31,37 que tuvieron como participantes el mismo número de mujeres entre 70 y 80 años, sometidas a una intervención de 26 semanas de ejercicio aeróbico (caminata) o de resistencia (máquinas Keizer) obtuvieron resultados contradictorios. Nagamatsu el al.31 relacionaron el entrenamiento de resistencia con mejoras en la memoria, mientras que en el ensayo de Ten Brinke et Al. 37, el entrenamiento de resistencia no tuvo un efecto significativo sobre este dominio. Además, este último trabajo, halló un efecto positivo del ejercicio aeróbico sobre el volumen del hipocampo que, de forma sorprendente, se asoció con un menor rendimiento de la memoria.

La intervención basada en ejercicio aeróbico sólo demostró beneficios sobre la función cognitiva en uno de los ensayos 30. Baker et Al.30 evidenciaron mejoras significativas en control ejecutivo multitarea, flexibilidad cognitiva, eficiencia del procesamiento de la información y atención selectiva, siendo de mayor magnitud en mujeres. Sin embargo, un metaanálisis de 2016 47 que incorporó 11 ECA con mayores que presentaban DCL, señala que el ejercicio aeróbico provoca una mejora en la capacidad cognitiva global (MMSE y MOCA) y tiene un efecto positivo pero con una pequeña magnitud de efecto sobre la memoria inmediata, no encontrando cambios significativos para la atención, fluidez verbal, funciones ejecutivas y velocidad de procesamiento en pruebas visuoespaciales.

 

CONCLUSIÓN

En conclusión, aun existiendo contradicciones entre los diferentes estudios, el ejercicio físico puede resultar beneficioso en adultos mayores con DCL mejorando la función cognitiva global y otros dominios como la memoria, atención, función ejecutiva y fluidez verbal. Una duración prolongada de la intervención, una alta intensidad y una buena adherencia al programa parecieron ser esenciales para un resultado positivo.

Los resultados explican la relevancia que ha tomado en los últimos años la promoción de la actividad física como estrategia de prevención del deterioro cognitivo y promoción de las funciones cognitivas en las personas mayores.

Menos concluyente se muestra la metodología de aplicación de la actividad física, por la falta de consenso respecto a la intensidad, la frecuencia de aplicación y la complementariedad con otras técnicas de intervención cognitiva. Los investigadores coinciden en que las actividades de resistencia o aeróbicas estarían asociadas a mejoras en el rendimiento cognitivo, mientras que los ejercicios no aeróbicos, como estiramientos o relajación, empleados en los grupos control de los ECAs, no resultarían efectivos.

En esta línea, sería recomendable llegar a un acuerdo sobre los instrumentos de evaluación cognitiva que se deben utilizar en cada caso, con el fin de aumentar las posibilidades de replicar y comparar los resultados. Además, resultaría determinante incorporar las imágenes de resonancia magnética para rastrear cambios cerebrales después del ejercicio.

Finalmente, se necesitan ECAs adicionales con muestras más grandes, períodos de seguimiento más extensos, intervenciones heterogéneas, controles apropiados y una medición más extensa de los posibles mediadores del cambio cognitivo para obtener resultados concluyentes.

 

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