AUTORES
- Ander Esteban Lezcano. Graduado en Enfermería. Servicio Aragonés de Salud. Centro de Salud Rebolería. España.
- María García Tovar. Diplomada en Enfermería. Unidad de Urgencias. Hospital Clínico Universitario de Zaragoza. España.
- Paula Guerrero Fuertes. Graduada en Enfermería. Servicio Aragonés de Salud. Centro de Salud San José Centro. España.
- María Mora Fernández. Graduada en Enfermería. Servicio Aragonés de Salud. Hospital Universitario Miguel Servet. España.
- María Pilar Collados Pérez-Hiraldo. Graduada en Enfermería. Servicio Aragonés de Salud. Unidad de Cuidados Intensivos. Hospital Lozano Blesa de Zaragoza. España.
- Elena Alastrué Nuñez. Graduada en Enfermería. Servicio Aragonés de Salud. Hospital Universitario Miguel Servet de Zaragoza. España.
RESUMEN
Introducción: El entorno familiar, los diferentes estilos familiares y las formas de educación, son los modelos más importantes para el desarrollo de la personalidad futura de los hijos. Por lo que la falta de apoyo y de responsabilidad parental son actos que ocasionan graves consecuencias para un correcto crecimiento psicológico y un desarrollo mental equilibrado del niño. Con este artículo se pretende dar una visión, de lo que hasta el momento, se ha investigado sobre los tipos de familias y cuál es la estrecha relación que guarda con las diferentes apariciones de alteraciones en el niño tanto en el desarrollo psíquico-mental, emocional y personal, así como en el comportamiento.
Objetivos: El presente trabajo tiene como objetivo principal conocer cuál es la relación existente entre la prevalencia de desarrollar algún tipo de enfermedad mental o alguna alteración en el desarrollo de la conducta y la personalidad en la infancia y en la adolescencia, con los tipos de entornos sociofamiliares, y los diversos estilos parentales existentes.
Metodología: Se trata de una revisión bibliográfica de la literatura científica existente acerca del objetivo principal del presente trabajo, llevado a cabo a través de la obtención de artículos procedentes de diferentes diferentes bases de datos seleccionadas a través de varias etapas de trabajo: definición de los criterios de selección, búsqueda de artículos relevantes, selección de artículos a través de los títulos y los resúmenes, revisión de artículos con texto completo y, finalmente, un análisis y síntesis de sus datos.
Resultados: El resultado principal en el que todos ellos coinciden, es que el desarrollo de la educación de un niño en un ambiente familiar malo y una mala estructura presente en el núcleo familiar, y los diferentes estilos parentales, suponen un factor de riesgo evidente en cuanto a la aparición de algún tipo de enfermedad mental o alteración en el desarrollo en la infancia. Entre ellas, las más comunes son el TDAH, la ansiedad, los trastornos afectivos del desarrollo, alteraciones en el aprendizaje y de eliminación, alteraciones en la conducta alimentaria y bajo rendimiento escolar entre otros.
Conclusiones: Debido al incremento pronunciado en la aparición de enfermedades mentales y otros problemas acaecidos durante estas edades, se considera de gran interés ampliar el conocimiento a los padres de la importancia de la educación a sus hijos y la elevada influencia del ambiente familiar para evitar su posterior desarrollo y prevenir de posibles alteraciones o problemas en la adolescencia y en la edad adulta. Es importante que los padres sepan generar un clima familiar adecuado que satisfaga las necesidades de todos los miembros de la familia.
PALABRAS CLAVE
Enfermedad mental infanto-juvenil, relaciones parentales, ambiente familiar, depresión y ansiedad, trastorno por déficit de atención e hiperactividad, alteraciones en el desarrollo de la conducta.
ABSTRACT
Introduction: The family environment, the different family styles and the forms of education are the most important models for the development of the future personality of the children. Therefore, the lack of support and parental responsibility are acts that cause serious consequences for a correct psychological growth and a balanced mental development of the child. This article intends to give a vision of what has been investigated up to now on the types of families and what is the close relationship that it has with the different appearances of alterations in the child both in the psychic-mental, emotional development and personal, as well as behavior.
Objectives: The main objective of this work is to know the relationship between the prevalence of developing some type of mental illness or some problems in the development of behavior and personality in childhood and adolescence, with the types of environments socio-familiar, and the various existing parental styles.
Methodology: This is a bibliographical review of the existing scientific literature about the main objective of this work, carried out by obtaining articles from different different databases selected through several stages of work: definition of the criteria selection, search for relevant articles, selection of articles through titles and abstracts, review of full-text articles and, finally, an analysis and synthesis of your data.
Results: The main result in which all of them agree is that the development of a child’s education in a bad family environment and a bad structure present in the family nucleus, and the different parental styles, suppose an evident risk factor in terms of to the appearance of some type of mental illness or alteration in development in childhood. Among them, the most common are ADHD, anxiety, affective development disorders, learning and elimination disorders, eating behavior disorders, and poor school performance, among others.
Conclusions: Due to the pronounced increase in the appearance of mental illnesses and other problems that occur during these ages, it is considered of great interest to expand the knowledge to parents of the importance of educating their children and the high influence of the family environment to avoid their subsequent development and prevent possible alterations or problems in adolescence and adulthood. It is important that parents know how to generate an adequate family climate that meets the needs of all family members.
KEY WORDS
Infant and adolescent mental illness, parental relationships, family environment, depression and anxiety, attention deficit and hyperactivity disorder, alterations in behavioral development.
INTRODUCCIÓN
Se conoce como ambiente familiar al conjunto de relaciones que se establecen entre los miembros de la familia que comparten el mismo espacio. A su vez, es el contexto donde se adquieren los primeros hábitos1.
Es Ríos2 quien definió en 1998 a la familia como “el grupo humano integrado por miembros relacionados por vínculos de afecto y sangre y en el que se hace posible la maduración de la persona a través de encuentros, contactos e interacciones comunicativas que hacen posible la adquisición de una estabilidad personal, una cohesión interna y unas posibilidades de progreso según las necesidades de cada uno”
Cada familia vive y participa en estas relaciones de una manera particular, de ahí que cada una desarrolle unas peculiaridades propias que le difieran de otras familias. Pero el ambiente familiar, sea como sea la familia, tiene unas funciones educativas y afectivas muy importantes, ya que partimos de la base, de que los padres tienen una gran influencia en el comportamiento de sus hijos y que este comportamiento es aprendido en el seno de la familia. Es decir, el desarrollo de la personalidad humana, entre otras cosas, desde muy temprana edad, no solo depende de la genética de cada sujeto, sino también de sus interacciones con el entorno familiar y social. Es durante los primeros años de vida del niño y durante la adolescencia, cuando la actuación de la familia, más influye en el desarrollo cognitivo, personal, emocional, en el desarrollo de la personalidad y el papel socio-afectivo de éste1,2.
Las relaciones entre los miembros de la casa determinan valores, afectos, actitudes y modos de ser que el niño va asimilando desde que nace. Por eso, la familia es considerada como un eficaz medio educativo insustituible, el cual debe ser complementado con otras formas educativas, como la educación escolar. Ambas compartirán la misma responsabilidad sobre el niño.
Según Rich Harris3,4 “la educación no es algo que los padres hagan a los hijos, sino algo que padres e hijos hacen conjuntamente”. Los estilos educativos, son las formas de actuar de los adultos respecto a los niños, en situaciones como la toma de decisiones, resolución de problemas, regulación de conductas etc. No existe la manera idónea de hacerlo, pero si existen diferentes estrategias para conseguirlo, donde el tono de la relación, el nivel de comunicación y las conductas para encauzar el comportamiento, juegan un papel fundamental.
Pero las estructuras familiares, las trayectorias de vida familiar, y las relaciones intrafamiliares, se encuentran inmersas en un profundo proceso de cambio, algunos de estos cambios socio-demográficos actuales más relevantes son: El aumento de la edad media del primer matrimonio ha sido casi ocho años desde 1980 hasta 2012, el aumento de la tasa de divorcios, la cual se ha duplicado en la última década pasando de 0,9 divorcios por 100 habitantes en 2000 a 2,4 en 2012, situando a España por encima de la media Europea que es de 2,05.
Aunque hay diferencias entre la prevalencia de las rupturas con los años de matrimonio, en todas ellas el tener hijos es un factor protector del divorcio. Dentro de estos divorcios no se tiene en cuenta aquellas separaciones que ocurren entre parejas de hecho, en los que no hay trámite burocrático de por medio, y por lo tanto su contaje es más complicado3.
No solo se han modificado estos aspectos, si no que la organización interna de las familias, y en especial, el modo en el que se reparten las responsabilidades económicas y las tareas de cuidado, han generado también un cambio importante.
Las familias españolas de inicios del siglo XXI, son familias más plurales, más versátiles y más frágiles. A su vez, la transformación de las familias tanto en su estructura como en la dinámica de las relaciones, se ha producido con rapidez en España.
Al modelo conocido como “familia tradicional” en el que el matrimonio estaba compuesto por un hombre y una mujer, y era la figura del hombre, la que traía el dinero a casa y la mujer, la figura del trabajo no remunerado, ha disminuido. Desde el 2011 hasta la actualidad, donde el número de parejas en las cuales únicamente trabaja el hombre es de 27,8% y del 43,6 % el número de familias donde existe la figura de ambos trabajadores2,3,5.
Además, se añaden a estos cambios, la aparición de nuevas formas de convivir en pareja como las familias monoparentales, las cuales en España en 2011 era de un 19,3% de las familias, siendo este dato superior al de otros países como son Alemania con un 14,4% o Suecia con un 13,1% , un incremento de madres solteras haciendo frente a la educación de su hijo sin la figura paterna, un aumento de familias homosexuales que en la actualidad son del 1,7% de la población, el incremento de las familias multiculturales con un 14% y las familias reconstituidas que en 2011 aumentaron hasta un 7,1% y que además cuentan con la presencia de hijos5.
Todos estos factores, suponen cambios importantes en el reparto de responsabilidades familiares, de los patrones de género, las condiciones de vida de los niños y su educación5. Esta transición y estos cambios sociodemográficos se llevan observando, en general, en los países occidentales, desde los años 80. De hecho, fue Lesthaeghe5 en 1991 y Van de Kaa5 en 1987, quienes definieron a este movimiento del momento, como la segunda transición demográfica. Optaron por este nombre, debido a la sucesión de cambios en los comportamientos sexuales, conyugales y reproductivos, ligados a transformaciones socioeconómicas, institucionales, ideológicas y también las relacionadas con el sexo, y cambios en la educación familiar en el hogar y a su repercusión en la educación y desarrollo conductual de los hijos.
Al resultado de todos estos cambios, se le puede denominar como estilos parentales, conocidos como tal a una constelación de actitudes hacia el niño que les son comunicadas y que, tomadas conjuntamente, crean un clima emocional en el cual las conductas de los padres son expresadas como cualquier otro tipo de comportamientos: gestos, cambios en el tono de voz, expresiones de afecto etc. tal y como definieron en 1993 Darling y Steinberg1-6.
Por otro lado, fueron Schwarz, Barton-Henry y Pruzinsky (1985)3-5 quienes acuñaron tres ejes como elementos fundamentales en las estrategias de socialización familiar como son: la aceptación, el control firme y el control psicológico. Pero éstos fueron modificados, hasta que actualmente son el afecto en la relación, el grado de control, el grado de madurez y la comunicación entre padres e hijos, los cuatro pilares imprescindibles que definen la relación parental.
La presencia de una o varias de estas características, dan lugar a la clasificación de los cuatro diferentes tipos de relaciones parentales que hasta el momento se han definido y que junto a las nuevas formas o tendencias europeas de educación familiar, dan lugar a estos diferentes modelos o estilos parentales. Fueron definidos y clasificados por varios personajes de referencia de la sociología de la época como Kellerhals y Mantandon en 1997, Lomborn, Mants, Steinberg y Dornbusch en 1991, o Gottman y De Claire etc. Pero fueron Maccoby y Martín en 1983, quienes sustentan que la clasificación de los diferentes tipos de familias según su educación estaban basados en el control o exigencia que los padres ejercen sobre sus hijos y el grado de afecto o sensibilidad de los padres ante las necesidades de sus hijos2-8.
Se distinguen los siguientes cuatro modelos:
- El modelo parental democrático o autorizado, caracterizado por un afecto entre los componentes, los padres expresan sensibilidad ante cualquier necesidad del niño, promueven el intercambio y la comunicación abierta, y generan un hogar afectivo y democrático. De esta manera generan en el comportamiento de los hijos, una alta competencia social, promueven el autocontrol y la iniciativa, los niños son alegres y espontáneos, asumen responsabilidad y fidelidad etc.
- El modelo parental autoritario, se caracteriza por normas rígidas y rigurosas, recurren a castigos frecuentes y con pocos halagos, escasa responsabilidad materna, y clima en el hogar autocrático. Este modelo queda reflejado en el niño de manera que, desarrollan baja autoestima y autoconfianza, baja autonomía personal y creativa, escasa competencia social, agresividad e impulsividad y rebeldía, genera sentimientos de culpa, limita al adolescente en el libre desarrollo de su personalidad y se forman menos alegres y espontáneos.
- El modelo parental indulgente o permisivo, se caracteriza por mostrar indiferencia a las actitudes y conductas positivas y negativas del niño, expresan permisividad y pasividad ante las necesidades del niño, evitan la formación de autoridad y la imposición de restricciones, escasos castigos, toleran mucho las conductas del niño, y suelen complacer mucho sus necesidades y caprichos. Esto se refleja en los niños, con baja competencia social, escaso autocontrol, escasa motivación, escaso respeto de las normas, y bajos logros escolares etc.
- El modelo parental negligente, caracterizado por la nula implicación afectiva en los asuntos de sus hijos, nula motivación por la capacidad de esfuerzo, y brilla la inmadurez familiar. Se refleja en los niños, de nuevo, con escasa competencia social bajo control de impulsos y elevada agresividad, y escasa motivación a esfuerzos etc.
Independientemente de los diferentes estilos parentales aparecidos en este nuevo tiempo, cualquier signo de mala educación o incluso de maltrato infantil, genera efectos negativos prolongados en el desarrollo y las funciones de sus cerebros, las cuales serán decisivas, para la aparición de alguna alteración mental futura o alteración en el desarrollo de la conducta, e incluso la alteración de la personalidad ya desde la infancia. Existen otros factores psicosociales de riesgo en el desarrollo de la conducta del niño y adolescente, como la agresión, la autoridad dividida, la existencia de un ambiente frustrante, una sexualidad mal orientada etc.7.
Debido al incremento progresivo de la aparición de nuevos trastornos psicológicos y otros problemas crecientes ya desde la infancia causados por todos estos cambios intra-familiares, y debido a la elevada evidencia en investigación existente entre las relaciones familiares como el principal agente causante, surge esta nueva investigación en forma de revisión bibliográfica, sobre el impacto, la prevalencia, la incidencia y las formas más comunes, de desarrollar una enfermedad mental en la infancia o problemas de la conducta y el desarrollo en estas edades, a causa del tipo de relaciones familiares existentes.
Según la Organización Mundial de la Salud se conoce como enfermedad mental, a la alteración de tipo emocional, cognitivo y del comportamiento, y la pérdida del bienestar mental en el que se afectan los procesos psicológicos básicos, como son la emoción, la motivación, la cognición, la conciencia, la conducta, la percepción, el lenguaje etc, lo que dificulta a la persona a su adaptación en el entorno y generar malestar subjetivo. Su origen no es fácil de establecer, ya que depende de muchos aspectos biológicos, psicológicos, o sociales11.
De hecho, en 2001 la prevalencia de trastornos psicológicos en la infancia oscilaba entre el 10 y el 20%. Según Valero y Ruiz, en un estudio realizado en 2003, concluyeron que del total de la muestra utilizada de adolescentes, el 8,5% sufría de trastornos de inicio en la infancia y la adolescencia, siendo los más frecuentes, el trastorno del comportamiento y de las emociones según la clasificación del CIE -10. Les siguen otros trastornos como el de la conducta, con un 23%, cuadros depresivos con un 14,6%, el de ansiedad con un 13,3%, y otros específicos del desarrollo con un 12,7%11.
En el caso de la depresión y de la ansiedad, suelen aparecer juntos. Muchos estudios demuestran, una elevada prevalencia siendo de 1 de cada 5 niños, los que padecen algún tipo de enfermedad mental en la infancia7,8. En relación al TDAH, la prevalencia es del 17,8%.
La evidencia científica también demuestra que los estilos educativos con altos niveles de afecto, están relacionados con menores problemas de conducta, con mayores habilidades sociales y mejores resultados escolares9-11.
Se puede decir que dentro de los reconocidos como enfermedades mentales son los trastornos de conducta, la depresión y/o la ansiedad y los trastornos por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), y el trastorno obsesivo compulsivo (TOC) las más comunes y prevalentes en estas edades10,12.
Pero no solo el ambiente familiar supone un principal detonante en el desarrollo de enfermedades mentales, sino que es también el causante de otros problemas en la infancia como: alteración en el desarrollo de la personalidad, alteración de la conducta y del comportamiento en el niño y su agresividad, problemas relacionados con el rendimiento académico, e incluso abuso o consumo de sustancias nocivas, entre los más comunes según la literatura recogida y analizada3, 7, 8, 13.
OBJETIVO
El objetivo de la presente revisión bibliográfica ha sido conocer cuál es la relación existente, entre la prevalencia de desarrollar algún tipo de enfermedad mental o alguna alteración en el desarrollo de la conducta y la personalidad en la infancia y en la adolescencia, con los diferentes entornos socio-familiares, y los diversos estilos parentales existentes.
METODOLOGÍA
El método del siguiente trabajo trató de una búsqueda de la bibliografía existente mediante las siguientes etapas de trabajo:
- Definición de los siguientes criterios de selección mediante criterios de inclusión y exclusión.
- Búsqueda de artículos relevantes que han sido ya publicados.
- Selección de los títulos y resúmenes que cumplan los criterios preseleccionados.
- Revisión de artículos con texto completo que representen los estudios potencialmente seleccionados.
- Análisis y síntesis de datos.
Los criterios de inclusión fueron los siguientes:
- Se incluyeron aquellos artículos que analizaran el impacto, la prevalencia e incidencia del desarrollo de algún tipo de enfermedad mental en la infancia y adolescencia, debido al tipo de relación parental existente en el núcleo familiar.
- Otros artículos que nombran otras enfermedades mentales propias de aparición en la infancia, que sean y que no sean causa de estas relaciones parentales.
- Artículos que trataran sobre otros problemas que no sean diagnosticados de enfermedades mentales como puede ser el bajo rendimiento académico, la agresividad o el abuso del alcohol, que no son enfermedades mentales como tal, pero si tiene elevada relación con el tipo de estilos parentales.
- Artículos de acceso gratuito al texto completo.
Los criterios de exclusión fueron:
- Artículos que no contenían el texto completo libre.
- Artículos que estuvieran en otro idioma que no fuera inglés o español
Estrategia de búsqueda: selección y revisión de artículos:
Se realizó una búsqueda exhaustiva de la literatura de los artículos cuyo objetivo principal fuera el estudio de la relación existente entre padecer una enfermedad mental en la infancia y adolescencia y el tipo de relación intrafamiliar que exista en el ambiente donde se desarrolle la educación del niño, y que hayan sido publicadas tanto en inglés como en castellano.
Las bases de datos utilizadas para la búsqueda bibliográfica incluyen Pubmed/Medline, Scielo, Google Académico, Sciencedirect, Dialnet y Mediagraphic. Alguna bibliografía obtenida de la citada en algunos de los textos, cuya información nos sirve de importante relevancia, ha sido añadida como resultado de la revisión.
Se utilizaron combinaciones de las siguientes palabras clave o términos Mesh, tanto en inglés como en castellano:
- Infant and adolescent mental illness, parental relationships, family environment, depression and anxiety, attention deficit and hyperactivity disorder, alterations in behavioral development.
- Enfermedad mental infanto-juvenil, relaciones parentales, ambiente familiar, depresión y ansiedad, trastorno por déficit de atención e hiperactividad, alteraciones en el desarrollo de la conducta.
Se revisaron también las bibliografías de los artículos encontrados, con la intención de identificar posibles estudios no encontrados en las bases de datos citadas, que como se ha dicho, contenían información relevante para la búsqueda, y algunos de ellos sirvieron de utilidad para el análisis bibliográfico.
La selección inicial de los estudios se realizó a partir de los títulos y resúmenes proporcionados por las bases de datos. Finalmente, se realizó la lectura de las publicaciones completas de los estudios seleccionados.
Se encontraron un total de 42.676 artículos en las seis bases de datos revisadas obtenidos de la siguiente manera:
Se realizaron varias búsquedas en la base de datos Pubmed, pero fue con la utilización de los siguientes términos Mesh junto con el conector booleano AND, a través de la cual se obtuvieron resultados con material de interés: Parental relationship AND developing mental illness AND teenegers.
Con dicha búsqueda se encontraron inicialmente un total de 163 según las combinaciones apropiadas a la búsqueda, al filtrar mediante free full text, se obtuvo un total de 55, de los cuales fueron leídos sus resúmenes, y solo un total de 4 artículos contaban con un contenido útil para responder a los objetivos del estudio.
Referente a la búsqueda de la base de datos Scielo:
Se encontraron 58 artículos relacionados con el tema, y solo 4 fueron incluidos para la revisión debido a su temática.
En Google Académico fueron varias las combinaciones de términos, para obtener artículos de interés que versaban sobre diferentes problemas en el desarrollo de la personalidad del niño.
En una primera búsqueda: con los términos estilos parentales/ relaciones familiares y desarrollo de la conducta del niño se obtuvieron un total de 19.900 artículos de los cuales fueron seleccionados 30 y se procedió a la lectura de los resúmenes de todos ellos. En búsquedas posteriores también fueron los estilos parentales relacionados con el desarrollo de enfermedades mentales en la infancia, relacionado con el desarrollo del comportamiento, relacionado con la autoestima, con el comportamiento, otros de los términos utilizados para la obtención de artículos que se ajustaran de nuevo a la temática. Finalmente se utilizó un total de 2 artículos seleccionados de estas búsquedas.
En cuanto a la búsqueda con los términos utilizados: con los términos relaciones parentales/ desarrollo de enfermedades mentales, se encontraron 23.400 artículos y se seleccionaron para la lectura de sus resúmenes de 10 artículos, los cuales 3 fueron de utilidad.
∙ De Sciencedirect se seleccionaron 3 artículos de un total de 25.
∙ De Dialnet 1 artículo de un total de 20.
∙ De Mediagraphic 1 artículo de un total de 10.
En su gran mayoría los artículos seleccionados se trataban de artículos de tipo descriptivo o de tipo revisión bibliográfica.
Los principales resultados que fueron comunes a todos ellos respecto a las relaciones intrafamiliares fueron los siguientes:
Todos concuerdan que el desarrollo de la educación de un niño en un ambiente familiar malo y una mala estructura en el núcleo familiar supone un factor de riesgo en cuanto a padecer algún tipo de enfermedad mental en la infancia. Mientras que las relaciones positivas entre padres e hijos y un ambiente familiar estable, supone un papel protector frente a sufrir este y otro tipo de problemas durante esta edad.
Los problemas más comunes entre las parejas y que son considerados como factores de riesgo para el desarrollo del niño, son la pobreza, los problemas económicos, el desempleo, y la incorporación de la mujer en el ámbito laboral.
En cuanto a los problemas psicosociales de riesgo en la adolescencia son la insatisfacción de las necesidades básicas, los patrones inadecuados de educación y crianza, la agresión, el ambiente frustrante entre otros2, 5,6-8,13.
En relación a los diferentes estilos parentales, todos los estudios de la revisión centrados en analizar este problema, coinciden en diferentes aspectos:
Un estilo de educación negligente materno, y un estilo autoritario paterno, son los dos estilos que dan como resultado mayor depresión en los niños.
Dentro de los diferentes estilos parentales, es el de tipo autoritario, el que mayor asociación genera con la presencia de depresión en niños y adolescentes. Siendo también este estilo en el que se favorecen las medidas de castigo, y están de acuerdo en mantener a los niños en un papel subordinado y en restringir su autonomía. Además no facilitan el diálogo entre la familia. En definitiva, es el que tiene repercusiones más negativas sobre la socialización de los niños y menor competencia social.
En cuanto al estilo permisivo, todos coinciden en que es el estilo que mayor autonomía proporciona al hijo, aunque uno de los problemas de éste es que los padres no son capaces de marcar límites y pueden influir en la posterior aparición de agresividad en el comportamiento del niño.
En cuanto al modelo democrático, todos concluyen que se caracteriza por la comunicación familiar, y genera efectos positivos en la socialización, desarrollo de las competencias sociales, índices elevados de autoestima y bienestar psicológico. Todos estos estudios han constatado que este estilo se asocia con índices de funcionamiento más saludables que el resto6-8,13. Gracias a la bibliografía revisada, se puede decir que no parece existir un modelo de estructura familiar mejor para el óptimo desarrollo del niño, pero según describió Franco Nerín15 en 2014, se observa que el modelo más óptimo para favorecer un desarrollo evolutivo adecuado, es el Democrático, ya que combina de la mejor manera el equilibrio entre apoyo y afecto al niño.
Finalmente, todos los estudios centrados en analizar la posible relación entre la conducta de los padres y los patrones de personalidad de los hijos, concluyeron que los niños confiados en sí mismos eran hijos de padres con un elevado control paterno y de elevada comunicación entre ellos. Por el contrario, los padres de niños ansiosos, inquietos y deprimidos ejercen menos control y exigencia de madurez2,16.
Respecto la literatura revisada centrada en analizar las principales enfermedades mentales desarrolladas en los niños y adolescentes a causa de los tipos de relaciones parentales concluyen que son: El TDAH, la ansiedad, los trastornos afectivos del desarrollo, alteraciones en el aprendizaje y la eliminación, alteraciones en la conducta alimentaria, bajo rendimiento escolar, agresividad, e incluso abuso de alcohol e incluso suicidios. Existen diferencias en esta literatura encontrada en cuanto a las causas y orígenes de cada problema, así como el porcentaje de padecerlos y su prevalencia6.
DISCUSIÓN
Centrándonos en el objetivo planteado del estudio, el cual trató de identificar y describir las relaciones familiares y los estilos parentales como factores de riesgo de padecer algún tipo de alteración mental u otros problemas asociados, la discusión se ha podido dividir en dos partes. Se analiza a continuación, los resultados encontrados en la numerosa evidencia científica acerca de éste tema centrándonos en el impacto y prevalencia de las enfermedades mentales más comunes en los niños y adolescentes producidas por los estilos parentales y el ambiente familiar, y sobre otros problemas generados por ésta misma causa.
Según Bragado et al.17 en un estudio realizado en el año 2000, concluyeron que los trastornos más diagnosticados son los conductuales con un 34,7%, seguido de los de ansiedad con un 26,7% y de eliminación con un 11,6%.
Según Navarro-Pardo et al.10 en un estudio del 2012 cuyo objetivo era describir cuáles eran los trastornos mentales más comunes según género y edad se obtuvieron los siguientes resultados respecto a los trastornos. En los niños de edades entre 0 y 5 años predominan los trastornos de conducta, de comunicación y de eliminación. Coincidiendo con Bragado et al.17 en que en edades comprendidas entre 6 y 11 años, son los trastornos de conducta y de TDAH. Entre los 12 y 15 años siguen siendo el trastorno de conducta y de ansiedad los más comunes, estos posiblemente relacionados con una falta de autocontrol y autoestima propios de la edad. Además, son los trastornos de conducta con un 74,3% los que más predominan en los chicos. Y en las chicas, son los trastornos de alimentación con un 78,9%, los trastornos del estado de ánimo con un 64,3% y finalmente los de ansiedad con un 51,1%.
En otro estudio realizado por Cabrero et al.18 en 1996 la prevalencia de los trastornos psiquiátricos en relación con los estilos parentales, en una muestra de niños de 0 a 17 años, se asimila también a los obtenidos en el de Bragado et al. y según Navarro-Pardo10, siendo de un 25,4% la prevalencia de los trastornos de ansiedad, con un 23,7% los trastornos de conducta, con un 13,6% los trastornos afectivos y con un 10,2% los trastornos de eliminación. Respecto al TDAH, según Jiménez3 existe evidencia en cuanto a la relación de estilos educativos recibidos por los padres y caracterizados por un elevado control de éstos hacia los niños y padecer este tipo de enfermedad en el desarrollo del niño. Según Skounti19 et al. en su estudio del 2007 con una muestra de 39 niños de diversos países se estableció una prevalencia del 2,2% hasta el 17,8%. Según Navarro-Pardo et al.10 en los chicos predomina el TDAH con un 84%.
Respecto a la ansiedad y la depresión, coinciden en que son los jóvenes un grupo vulnerable de padecerlas, debido a los cambios físicos, psicológicos, socioculturales y cognitivos, así como las relaciones existentes en el núcleo familiar20-22. La relaciones con los padres se considera de gran importancia en el desarrollo de síntomas depresivos en niños y jóvenes, y quienes tienen un menor índice en las relaciones, son más prevalentes en padecer ansiedad o depresión20. Incluso estos estudios señalan que los adolescentes que tienen mayor sintomatología depresiva coinciden con percibir una menor relación con sus padres e incluso sufrir rechazo por ellos15.
Según Lichter et al.21 en un estudio en el año 2013 con una muestra de adolescentes que habían observado algún tipo de violencia entre sus padres durante la niñez, tienden a desarrollar síntomas depresivos en la adolescencia. Además, McHolm et al.22 en 2003, añade con su estudio que la prevalencia de la depresión es mayor en niñas que han sufrido algún abuso físico siendo de un 40,3%. Existen otros factores de riesgo asociado a este trastorno como es el consumo o abuso de sustancias tóxicas, las condiciones socio-ambientales.
Otros estudios como Vallejo-Casarin et al. asumen que la familia es un factor importante y que puede influir en el desarrollo de sintomatología depresiva en los adolescentes, y que existe mayor asociación cuando uno de los padres sufre de algún problema mental o también de depresión19-21.
En cuanto a desarrollar conductas agresivas en el comportamiento, los artículos seleccionados que tratan este problema coincidían en que existe una relación entre una conducta agresiva durante la edad escolar y padecer problemas de una conducta antisocial en la adolescencia y edad adulta17,18.
Según Ayala et al.23 en su muestra de 345 niños que cursaban educación básica en siete colegios diferentes, los resultados indican que cuando los padres se perciben así mismos como poco competentes para criar a sus hijos, existe una elevada probabilidad de que el niño presente una conducta agresiva. Coincide con Frick et al.24 y Patterson et al.23.
Finalmente otros problemas como es el consumo de drogas o alcohol en diversas investigaciones relacionan que los jóvenes educados según unos principios éticos tienen menor riesgo de consumir sustancias nocivas. Y que era el tipo de personalidad de los niños, la baja responsabilidad de los padres y los estilos educativos, los que mayor riesgo tenían para llevar a los adolescentes a abusar de dichas sustancias3-24.
CONCLUSIONES
La aparición de enfermedades mentales o alteraciones en el desarrollo del niño y del adolescente es un problema importante de salud mundial y es la familia la que supone uno de los principales factores de riesgo en su aparición y desarrollo.
Las familias españolas del siglo XXI son familias más plurales, más versátiles y más complejas. La transformación de las familias tanto en su estructura como en la dinámica de las relaciones que se dan en el núcleo familiar, han sido consecuencia de la aparición de diferentes modelos de estilos parentales y educativos. El estilo educativo que más parece contribuir a la formación de una personalidad madura y prevenir cualquier tipo de alteración en la personalidad del niño, es el modelo democrático o más conocido como el centrado en los hijos. Es necesario por lo tanto, que exista una comunicación estable y continúa entre padres e hijos, y una figura paterna que asuma responsabilidades y establezca límites claros.
La prevalencia del desarrollo de enfermedades mentales durante la infancia y la adolescencia oscila entre un 15% y un 20%. Es la depresión combinada con la ansiedad la enfermedad mental que ocupa el primer lugar de los trastornos más comunes de estos años. Seguido de trastornos de la conducta, del desarrollo, el TDAH, los trastornos de alimentación, los trastornos de eliminación y del aprendizaje etc.
Por todo ello, se considera de gran interés ampliar el conocimiento a los padres de la importancia de la educación a sus hijos y de su elevada influencia del ambiente familiar para su posterior desarrollo y prevención de posibles alteraciones o problemas en la adolescencia y que sepan generar un clima familiar adecuado que satisfaga las necesidades de todos.
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