El impacto de los medios de comunicación y las influencias socioculturales como factor precipitante de trastornos de la conducta alimentaria y sus comorbilidades en adolescentes y adultos jóvenes.

4 mayo 2021

AUTORES

  1. Sara Andrés Rueda. Enfermera en el Centro de Salud Parque Goya Zaragoza. Máster en iniciación a la investigación en ciencias de la enfermería por la Universidad de Zaragoza.
  2. Bárbara Hernández Artal. Enfermera en Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa Zaragoza.
  3. Beatriz Pablo Navarro. Enfermera en Hospital Materno Infantil Miguel Servet Zaragoza. Máster en Gerontología Social por la Universidad de Zaragoza.
  4. Hernando Antonio Guarín Duque. Enfermero en Hospital Universitario Miguel Servet Zaragoza. Máster en Salud Pública por la Universidad de Zaragoza.
  5. Gema Bermúdez Moreno. Enfermera en Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa Zaragoza. Máster Oficial en Gerontología social. Longevidad, Salud, Calidad por la Universidad de Jaén. Máster en Farmacoterapia para Enfermería Universidad de Valencia.
  6. Eliana Barrientos Jaramillo. Enfermera en Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa. Zaragoza. Máster en Salud Pública por la Universidad de Zaragoza.

 

RESUMEN

 

INTRODUCCIÓN: La conducta alimentaria es el conjunto de acciones que practica un individuo en respuesta a circunstancias biológica, psicológicas y socioculturales vinculadas con los alimentos, pudiendo su alteración conducir a la aparición de conductas de riesgo o trastornos alimentarios. La sociedad actual promueve la delgadez, como requisito para la belleza, la aceptación y el éxito, influyendo en adolescentes y adultos jóvenes, quienes muestran insatisfacción con su peso y su forma corporal.

OBJETIVO: Revisar la literatura científica más reciente acerca de los trastornos de conducta alimentaria y la influencia negativa que tienen los factores socioculturales, medios de comunicación y las redes sociales a la hora de su desarrollo en adolescentes y adultos jóvenes.

METODOLOGÍA: Revisión de literatura científica en revistas biomédicas nacionales e internacionales, así como en bases de datos electrónicas, revistas, artículos, revisiones sistemáticas, páginas web expertas en la materia

RESULTADOS: La incidencia de TCA en las últimas décadas muestra un aumento inequívoco de los mismos, tanto en países industrializados como en vías de desarrollo. La mayoría de los expertos consideran que parecen estar potenciados por la presión de valores androcéntricos, siendo innegable la influencia de los factores socioculturales, la presión social, los valores asociados a la estética y los modelos de los medios de comunicación.

DISCUSIÓN–CONCLUSIONES: Las redes sociales y los medios de comunicación tienen un papel determinante en el grave problema social que representan las conductas alimentarias alteradas por la imagen corporal de las personas.

 

PALABRAS CLAVE

Adolescente, redes sociales, medios de comunicación, internet, trastorno alimentario, factores de riesgo.

 

ABSTRACT

INTRODUCTION: Eating behaviour is the set of actions that an individual practices in response to a biological, psychological and sociocultural circumstances related to food, and its alteration may lead to the appearance of risk behaviours or eating disorders. Society promotes thinness, as a requirement for beauty, acceptance and success, influencing adolescents and Young adults, who show dissatisfaction with their weight and body shape .

OBJECTIVE: Perform a review of the latest scientific literature about eating disorders and the negative influence that sociocultural factors, the media and social networks have on their development in teenargers and young adults.

METHODOLOGY: A literature review has been carried out in national and international biomedical journals, so as data bases, articles, systematic reviews and expert web sites using descriptors of health sciences.

RESULTS: The incidence of eating disorders in recent decades shows an unequivocal increase, both in industrialized and developing countries. Most experts considerar that they seem to be empowered by the pressure of androcentric values, being undeniable the influence of sociocultural factors, social pressure and values associated with aesthetics and the models of the mass media.

DISCUSSION–CONCLUSIONS: Social networking and mass media play a determining role in the serious social problem that eating behaviors represent and which are altered by people’s body image.

 

KEYWORDS

Adolescent, social networking, communications media, internet, feeding and eating disorders, risk factors.

 

INTRODUCCIÓN

 

La conducta alimentaria es el conjunto de acciones que practica un individuo en respuesta a circunstancias biológica, psicológicas y socioculturales vinculadas con los alimentos, pudiendo su alteración conducir a la aparición de conductas de riesgo o trastornos alimentarios. La sociedad actual promueve la delgadez, en especial de la mujer, como requisito indispensable para la belleza, la aceptación y el éxito, de tal forma que una buena parte de las mujeres que se encuentran en la adolescencia o etapa adulta muestran insatisfacción con su peso y su forma corporal.1

 

Las conductas alimentarias de riesgo (CAR) incluyen un amplio espectro de comportamientos negativos y perjudiciales para el individuo, dirigidos a controlar o reducir el peso corporal. Las CAR se vinculan con una serie de consecuencias nocivas para la salud, tales como desnutrición, déficits de nutrientes esenciales o alteraciones fisiológicas de diverso tipo.2

 

En España se aprecia un gran alarmismo social con respecto al aumento en la prevalencia de los TCA que ha provocado frecuentes polémicas. De ahí la importancia de realizar en nuestro país estudios epidemiológicos fiables que hasta hace muy poco no existían e intentar medir el alcance de estos trastornos.3 Aunque existe una clara discrepancia y variedad en los estudios epidemiológicos, se puede admitir un riesgo de TCA entre el 4-12%, con una prevalencia diagnóstica de entre el 1 y el 5%. Pese a que el porcentaje de diagnóstico de TCA resulte relativamente bajo, son muchas las mujeres adolescentes que parecen estar en riesgo de desarrollarlo. Además, en contraste con diferentes estereotipos, estudios epidemiológicos han demostrado que afectan a todas las etnias, culturas y grupos socioeconómicos.4

 

Los trastornos de la conducta alimentaria están definidos como una enfermedad mental que tiene como características principales comportamiento distorsionado de la alimentación y una extrema preocupación por la autoimagen y el peso corporal, lo que motiva la adopción de estrategias inadecuadas para prevenir el aumento de peso.2 Esta condición está asociada con un significativo deterioro funcional ligado a serias consecuencias físicas y psicológicas. Las tasas de morbilidad y mortalidad asociadas con los TCA se encuentran entre una de las más altas de entre los trastornos mentales, y sus complicaciones médicas pueden afectar a cualquier órgano, amenazando la vida del individuo.5

 

Entendemos la definición de imagen corporal como la integración de aspectos perceptivos, afectivos y componentes cognitivos, así como diferentes características de expresión del comportamiento. La percepción describe la capacidad de un individuo para percibir con precisión la forma y tamaño de su cuerpo, ya sea en relación de todo su conjunto o de una parte específica. El componente cognitivo-afectivo y la actitud de cada individuo se relacionan con la evaluación del propio cuerpo y el grado en el que está autoevaluación provoca angustia o preocupación, causando insatisfacción corporal. Esto es un desencadenante para la aparición de (TCA), los cuales se encuentran entre los problemas clínicos más comunes a los que se enfrentan los adolescentes jóvenes, en su mayoría mujeres.6

 

La sociedad actual transmite modelos de percepción corporal mediante la presión ejercida por los medios de comunicación, la publicidad y el fenómeno de la imitación, que promueven la adopción de actitudes que son legitimadas por individuos que representan figuras de respeto, cánones que son particularmente interiorizados por los adolescentes y por aquellos individuos con sobrepeso y obesidad, lo que implica un factor de riesgo para el desarrollo de alteraciones de la imagen corporal. Se orienta a un modelo estético corporal representado por un cuerpo esbelto, cuya existencia supone una presión significativa sobre las adolescentes, quienes se encuentran en el período de integración de la imagen corporal, la adquisición de autoestima y la correspondencia grupal, debido a que en esta etapa la presión e influencia de los padres, y particularmente de los pares, es relevante.

 

El rol significativo que ocupan a día de hoy los medios de comunicación, representados esencialmente por Internet, la televisión, la publicidad y las redes sociales; es debido a la difusión de patrones y conductas valoradas como positivas, por ser consideradas equivalentes de éxito y belleza, atractivo, inteligencia y salud; que impactan mayormente a aquellas poblaciones vulnerables a la definición externa de las presiones socioculturales.7

 

Se consideran como influencias culturales en el modelo estético y corporal a todos aquellos elementos culturales que contribuyen a facilitar o justificar el adelgazamiento o la delgadez extrema, especialmente por razones estéticas y sociales, constituyendo así una “cultura de la delgadez”. Desafortunadamente, esta visión predomina en una sociedad individualista, donde el legítimo deseo por la comida, el autocuidado y nutrición apropiada se niega y reemplaza por un sentimiento de inseguridad y falsas creencias acerca de conservar la belleza. En el ámbito de la salud, se reconoce que entre mayor es la interiorización de las influencias socioculturales favorecedoras de adelgazamiento, mayor es la insatisfacción con la imagen corporal y la sintomatología de los TCA.8

 

OBJETIVO

Revisar la literatura científica más reciente acerca de los trastornos de conducta alimentaria y la influencia negativa que tienen los factores socioculturales, medios de comunicación y las redes sociales a la hora de su desarrollo en adolescentes y adultos jóvenes.

 

METODOLOGÍA

 

El método de trabajo realizado ha sido una búsqueda de la literatura científica más reciente, disponible y publicada en revistas biomédicas nacionales e internacionales en idioma español o inglés, así como en bases de datos electrónicas, revistas, artículos, revisiones sistemáticas, páginas web expertas en la materia sobre la relación y la influencia que tiene la publicidad, las redes sociales y la televisión respecto a los trastornos de conducta alimentaria. Las bases de datos utilizadas incluyen SciELO, PubMed, Dialnet, ScienceDirect, Cochrane y Google Académico. Se utilizaron las palabras clave: adolescente, redes sociales, medios de comunicación, internet, trastorno alimentario, factores de riesgo, tanto en inglés como español. La estrategia de búsqueda fue la combinación de los términos DeCs (descriptores de ciencias de la salud) de las palabras clave a través de los operadores booleanos “AND” y “OR”. Se utilizó el link “Related Articles” de PubMed y se revisaron las bibliografías de los estudios encontrados con la intención de identificar posibles estudios no encontrados en las bases de datos. Fueron incluidos estudios que analizasen la influencia de los factores socioculturales y los medios de comunicación en el desarrollo de trastornos de la conducta alimentaria de los últimos 5 años en su mayoría, incluyendo como máximo 10 años. Como criterios de exclusión fueron artículos de validación de cuestionarios sobre TCA, guías clínicas o protocolos sobre el manejo de estos, así como los centrados en el tratamiento farmacológico. Una vez obtenidos los artículos deseados para el trabajo, se procede al análisis de los mismos con el fin de recopilar la evidencia científica disponible sobre el tema.

 

Con la diferente combinación de palabras clave y operadores booleanos, se identificaron 6828 artículos de interés para la revisión bibliográfica. Una vez quitados los duplicados, y aplicando los filtros de criterios de exclusión el término de búsqueda fue: (feeding and eating disorders AND adolescent) AND (social networking OR internet OR communications media) AND risk factors, encontrando 46 artículos. Una vez leídos los artículos y analizados, se eligen a través de título, resumen y el contenido 25 artículos finales para elaborar la revisión.

 

RESULTADOS

Los trabajos epidemiológicos reflejan que la incidencia de TCA en las últimas décadas muestra un aumento inequívoco de los mismos, tanto en países industrializados como en vías de desarrollo. La mayoría de los expertos consideran que parecen estar potenciados por la presión de valores androcéntricos sobre las mujeres, en su mayoría, en la sociedad del culto al cuerpo, siendo innegable la influencia de los factores socioculturales, la presión social, los valores asociados a la estética y los modelos de los medios de comunicación.

 

Actualidad de los Trastornos de la Conducta Alimentaria:

Según la American Psychiatric Association, los trastornos alimentarios y de la ingesta de alimentos incluyen anorexia nerviosa, bulimia nerviosa, trastornos de la conducta alimentaria no especificados, pica, rumiación, trastorno por atracón y trastorno evitativo/restrictivo de la ingesta. En la actualidad, la investigación persigue no solo el estudio de cuadros clínicos, sino también los comportamientos alimentarios desajustados y las variables cognitivas asociadas en relación con la percepción de la imagen corporal, con el fin de determinar factores de riesgo y la detección de los sujetos más vulnerables. (2) Durante la última década, se han identificado nuevos problemas relacionados con la conducta alimentaria, aunque la mayoría pasan desapercibidos para los individuos. Se denominan Trastornos de la Conducta Alimentaria No especificados (TCANE) y entre ellos, destaca la Ortorexia Nerviosa (ON) y la Alcohorexia. La ON es la obsesión por la alimentación saludable, que llega a alterar el desenvolvimiento de la persona en su entorno social. Las personas que la padecen suelen intentar imponer su ideología relacionada a la alimentación con las personas de su entorno; y en el caso de no percibir su aceptación, suelen retraerse y tener conflictos o dificultades personales. Quienes padecen ON pueden llegar a un estado de desnutrición, debido a la exclusión de ciertos nutrientes, con las diversas consecuencias que ello pueda ocasionar, como el deterioro del sistema inmunológico.9 La alcohorexia o drunkorexia es la conducta de restringir el consumo de alimentos con alto aporte calórico para ingerir bebidas alcohólicas en exceso. El patrón habitual de este desorden incluye contar calorías de los alimentos y bebidas, dejas de comer horas o días enteros previos al episodio de ingestión de bebidas alcohólicas e incrementar posteriormente la actividad física para quemar el exceso de calorías.10

 

Percepción e imagen corporal:

La evidencia reciente muestra que la sobreestimación del propio tamaño corporal conduce a un comportamiento inseguro de pérdida de peso (dietas estrictas, restrictivas, ejercicio excesivo) en adolescentes con un peso dentro del rango de la normalidad. Por lo tanto, se considera un factor precipitante para los TCA.6 Una gran cantidad de estudios muestran que la insatisfacción corporal ocurre en la más de la mitad de poblaciones adolescentes investigadas, así como la práctica de mínimo una CAR, pudiendo llegar a realizar hasta 3 o 4 en un periodo de 6 meses. Entre las conductas de riesgo más analizadas se atendía a vómitos, empleo de laxantes, atracones y práctica de ejercicio físico2 Con frecuencia, esta insatisfacción se puede ver antes de la pubertad e incluso puede ser observado en niños de preescolar. La insatisfacción corporal puede estar presente en el 40-50% de las niñas entre 7 y 11 años junto con un patrón de comportamiento alimentario perturbado (comer solo, comidas irregulares).6 El aumento en el índice de riesgo de trastornos alimentarios aumenta a medida que se registran más CAR por individuo. La obsesión por la delgadez, insatisfacción corporal, desajuste emocional o baja autoestima asociados a diversas CAR son un indicador de predicción de TCA muy evidente.2 Se registra también un aumento de promedio de ejercicio físico, según el modelo biopsicosocial, los factores biológicos, como las alteraciones del índice de masa corporal se situarían al comienzo del proceso y desencadenaría trastornos psicológicos (pérdida de autoestima, creencia en la necesidad de entrenamiento).11 En lo referente a la percepción de la imagen corporal, enseguida aparecen ciertos grados de disconformidad, con la mención de dimensiones corporales que cambiarán para sentirse mejor.12 Haciendo referencia a comparaciones con pares, revistas de moda, programas de televisión, y cuentas de diversas “influencers” en Instagram, son muchas las que refieren sentirse “bien” pero no se sienten conformes con la tonificación o el tamaño de sus muslos, con el tamaño de sus pechos; acompañada por una acentuada sensibilidad hacia opiniones y críticas de semejantes, atribuyéndose así mismas una sobrevaloración de la apariencia física. Se tiende a equiparar la delgadez a atractivo físico, perfección y éxito, particularmente frente al sexo contrario y lo atribuyen a factor primordial para considerarse atractivas. Los pares son catalogados como relevantes, ya que se da gran importancia a los comentarios de terceros sobre su apariencia, debido a su cercanía empática e influencia externa, que a su vez también puede llegar a ocasionar una competencia implícita, en el sentido de quién es más atractivo y socialmente deseable. La familia es otro punto clave en la aparición de estos trastornos, ya que desde el entorno familiar se enfatiza en una enseñanza enfocada en estilos de vida saludables para prevenir enfermedades, prácticas deportivas, priorizando la salud sobre lo estético. Sin embargo, la opinión de los progenitores sobre el aspecto físico, considerada crítica o no, tiene una importancia muy significativa, ya que puede influir de forma directa en la autoestima de los jóvenes adolescentes.13

 

Factores socioculturales:

Las redes sociales, las revistas, modifican el comportamiento de los individuos, con la intención de hacerlos llegar a ser parte de algo que no es real; el intento de lograr el estereotipo de la perfección. Actualmente, la influencia de los medios de comunicación y personajes públicos con cuentas en Facebook, Twitter e Instagram tienen una enorme repercusión, ya que los adolescentes jóvenes se sienten muy identificados e intentan imitar sus modelos de conducta.14 Durante los últimos 5 años, el número de adolescentes que utilizan las redes sociales ha incrementado sustancialmente. El Instituto Nacional de Estadística (INE, 2015) expone que más de la mitad de la población española (51,1%) participa en las redes sociales, destacando que los más participativos son los estudiantes (92%) y los jóvenes de 16 a 24 años (91,3%). Por otro lado, los últimos datos publicados en la VI encuesta de IAB 2015, revelan que un 97% de adolescentes entre 14 y 17 años usan las redes sociales, siendo las más utilizadas Facebook (78%), seguida por YouTube (70%), Twitter (61%) e Instagram (60%)15 Las plataformas como Facebook, Youtube o Instagram muestran a diario miles de imágenes sobre los cánones de belleza establecidos, equiparando los famosos “likes” como muestra de aceptación, autoestima, belleza o éxito entre otras. En especial, Instagram, la más utilizada por usuarios de 12 – 25 años ha fomentado en los últimos años los TCA no como enfermedades, sino como estilos de vida a imitar, refiriendo etiquetas como “#A4Paperchallenger”, que anima a publicar una imagen que demuestra que la cintura es más estrecha que una hoja DIN A4, entre otras. Aunque estén prohibidas las etiquetas ligadas a los trastornos alimenticios, los usuarios se las arreglan para generar nuevas etiquetas con un lenguaje propio y conocido de los individuos que los padecen.16 La publicidad intenta crear y consolidar en los jóvenes y adolescentes nuevos hábitos de consumo, puesto que son la mejor garantía de consumidores futuros; explotando las formas de comportamiento social de ellos y la tendencia a imitar los modelos de conducta. Así, numerosos spots publicitarios corresponden a productos alimentarios, cadenas de comida rápida con numerosas ofertas, modificando las conductas alimentarias e influyendo en la calidad de vida y salud de la población. Este tipo de publicidad recurre a todo tipo de herramientas y manipulación para hacer creer que aumentando el consumismo de ciertos productos será más fácil alcanzar el éxito y el atractivo.17 El culto a la imagen corporal y a la delgadez y detrás de todos los mensajes que la sociedad actual envía sobre los cánones de belleza adecuados y el cuerpo y peso ideal, se esconden los medios de comunicación y el interés económico en los productos y servicios que se ofrecen para adquirir el aspecto físico ideal; la figura de perfección no está creada por individuos sino por la cultura actual, que transmite el mensaje de que un cuerpo delgado es sinónimo de éxito y aprobación, siendo la adolescencia la etapa de máxima vulnerabilidad para este tipo de mensajes.18 La explotación de esa “perfección” responde a una estrategia comercial de sectores muy diferentes: el agroalimentario (con productos dietéticos, cremas adelgazantes), el de la moda (tallas cada vez más pequeñas, ropa encajada para realzar la figura) el de la salud (tratamientos, medicación, implantes) e incluso el del deporte (fitness, gym). El canon de belleza actual es, por tanto, una creación social, como resultado de una multitud de intereses comerciales. Esos intereses dirigen las preferencias y el gusto de la sociedad a través de una violencia simbólica que, en la actual sociedad mediatizada, se torna como angustiosa. Este canon se está extendiendo a la niñez, con consecuencias graves para la salud, ya que esta es una etapa de crecimiento fundamental para adoptar la constitución adecuada en la etapa adulta.19

 

Comorbilidad con otras enfermedades:

Existe una fuerte asociación entre TCA y diversos problemas de salud mental, acompañadas del abuso de sustancias y riesgo de autolesión.20 La comorbilidad psiquiátrica incluye trastorno depresivo mayor y trastornos de ansiedad como trastorno de pánico, fobia social, trastorno de ansiedad generalizada, trastorno de estrés postraumático (TEP), trastorno obsesivo compulsivo (TOC) debido a la baja autoestima que acompaña a estos individuos, se acompaña de un peor ajuste social. Las tasas de prevalencia de los TCA en los trastornos de bipolaridad también se han acentuado en las últimas décadas.21 La evaluación sistemática de los trastornos del ciclo menstrual en la adolescencia ofrece una ventana para el diagnóstico y tratamiento precoz de los TCA. La amenorrea (ausencia espontánea de la menstruación durante la edad reproductiva) está asociada a desórdenes alimenticios en el 68% de los casos, y puede dar lugar a embarazos no deseados al dejar de controlar el periodo de menstruación. Se relaciona con la restricción calórica severa y la supresión del eje hipotálamo-hipófisis, lo que produce un cambio en la secreción y regulación hormonal. De esta manera, la amenorrea es responsable de la disminución de la densidad mineral ósea o del carcinoma endometrial, y la adolescencia es el periodo en el que se adquiere el 60% de masa ósea. Es común también que aparezca el síndrome de ovario poliquístico, en alrededor de un 75% de individuos que padecen TCA y en su mayoría, acompañado de hirsutismo.22 La erosión dental se considera una manifestación oral de los TCA asociados con las prácticas de vómitos. La erosión dental es una condición compleja y multifactorial caracterizada por una pérdida progresiva e irreversible de la estructura dental debido a un proceso químico sin implicación bacteriana; el esmalte se vuelve más delgado a veces hasta con exposición de dentina.5 Estudios epidemiológicos han demostrado que en mujeres con TCA activo, y en periodo de embarazo, los síntomas de estos se atenúan. Muchas mujeres confían en que el embarazo les ayudará a vencer los diferentes trastornos alimentación, y acceden a comer por el bien del bebé.23 No obstante, persisten vómitos inducidos, insatisfacción corporal, excesivo ejercicio, restricciones dietéticas o ansiedad. Estas pacientes son reacias a informar al personal médico, por el sentimiento de culpa que ocasiona la posibilidad de dañar al feto. Los riesgos perinatales asociados a TCA incluyen bebé prematuro, muerte fetal, parto con distocia o depresión postnatal entre otras. Asimismo, los TCA también pueden afectar al desarrollo del bebé y su salud; ya que el vínculo creado con padres con trastornos alimenticios dificulta la alimentación infantil, además de mostrar emociones y conducta alteradas por el propio trastorno que influyen en el desarrollo afectivo y psicológico del niño.24 La literatura señala que las madres con historia de TCA persisten en exhibir hábitos alimentarios restrictivos, presentan un vínculo deficitario con sus propias madres, desarrollan más comorbilidades psiquiátricas tales como depresión y ansiedad y en algunas se observan profundos sentimientos de culpa y vergüenza por no cumplir satisfactoriamente su rol materno e inquietud por no interferir en la nutrición de sus hijas(os), debido a sus problemas alimentarios, los que habitualmente se evidencian mediante la tendencia al cese precoz de lactancia materna, gran control de ingesta de los hijos o preferencia por la delgadez y actitud crítica y descalificadora de la figura corporal de estos.25

 

DISCUSIÓN-CONCLUSIONES

Los resultados obtenidos de la revisión de la literatura más reciente muestran que la percepción de valores en las redes sociales y los medios de comunicación tienen un papel determinante en el grave problema social que representan las conductas alimentarias alteradas por la imagen corporal de las personales.

 

Se ha mostrado evidencia de mensajes publicitarios en las redes sociales y los medios de comunicación que incentivan conductas poco saludables, como son no cenar, obsesión por contar calorías y tener una figura definida; por lo que individuos con TCA son susceptibles y vulnerables a considerarlos de forma negativa.

 

Con relación a los componentes socioculturales de la imagen corporal, se puede inferir que los medios de comunicación construyen cánones de belleza excesivos, creando sentimientos de baja autoestima a los individuos en la franja de edad de adolescencia, los cuales se comparan con los pares, creando su propia insatisfacción corporal y pudiendo inducir a conductas de riesgo. En el caso de la familia, en su mayoría valora la imagen corporal desde el ámbito de la salud, pero los comentarios críticos sobre la percepción corporal pueden ser devastadores. De esta manera, los TCA pueden influir en el desarrollo de otras enfermedades de índole psiquiátrica, con graves repercusiones tanto físicas, psicológicas y sociales.

 

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