AUTORES
- Rocío Almagro Obra. Enfermera HRV, Zaragoza.
- María Jesús Arnal Longares. Enfermera HRV, Zaragoza.
- Eva Martínez Aznar. Enfermera HRV, Zaragoza.
- María Teresa Bello Ibuarben. Enfermera HRV, Zaragoza.
- Yolanda Fernández Álvarez. Enfermera HRV, Zaragoza.
- Esther Marco Villacampa. Matrona/Enfermera HUMS.
RESUMEN
La duración de la vida está gobernada por necesidades de la especie, la existencia ilimitada de los individuos sería un lujo sin una correspondiente ventaja evolutiva. El duelo (del latín dolium, dolor, aflicción) es la reacción natural ante la pérdida de una persona, objeto o evento significativo; o, también, la reacción emocional y de comportamiento en forma de sufrimiento y aflicción cuando un vínculo afectivo se rompe. Incluye componentes psicológicos, físicos y sociales, con una intensidad y duración proporcionales a la dimensión y significado de la pérdida. El duelo es un proceso normal de adaptación ante las pérdidas. Aunque se ha estimado que 12 meses es el tiempo aceptable para concluir este proceso, lo importante es transitar y resolver cada etapa del duelo. Existen formas patológicas del duelo que requieren apoyo profesional para resolverse.
PALABRAS CLAVE
Etapas del duelo, duelo, muerte.
ABSTRACT
The duration of life is governed by the needs of the species, the unlimited existence of individuals would be a luxury without a corresponding evolutionary advantage. Mourning (from the Latin dolium, pain, affliction) is the natural reaction to the loss of a significant person, object, or event; or, also, the emotional and behavioral reaction in the form of suffering and affliction when an affective bond is broken. It includes psychological, physical and social components, with an intensity and duration proportional to the dimension and meaning of the loss. Grief is a normal process of adapting to loss. Although it has been estimated that 12 months is the acceptable time to complete this process, the important thing is to go through and resolve each stage of grief. There are pathological forms of mourning that require professional support to resolve.
KEY WORDS
Stages of mourning, mourning, death.
DESARROLLO DEL TEMA
La vida es un conjunto de situaciones, desafíos, alegrías y pérdidas; es un proceso dinámico que requiere una adaptación y un ajuste continuo para poder mantenerse. Tal como afirmó Weismann: «la duración de la vida está gobernada por necesidades de la especie, la existencia ilimitada de los individuos sería un lujo sin una correspondiente ventaja evolutiva». En efecto, haciendo memoria sobre los procesos ontogénicos, es importante afirmar que los seres vivos nacen, crecen, se reproducen y mueren1.
Algunas definiciones de muerte consideran que este hecho es lo contrario a la vida, la muerte es en esencia la extinción del proceso homeostático, por ende, el fin de la vida. En el pensamiento médico del siglo XVIII, la muerte era a la vez el hecho absoluto y el más relativo de los fenómenos; era el término de la vida y, asimismo, el de la enfermedad si estaba en su naturaleza ser fatal a partir de ella el límite se alcanzaba, la verdad se cumplía y por ello mismo se tranqueaba: en la muerte, la enfermedad llegaba al fin de su carrera, callaba y se convertía en algo de memoria. Este pensamiento se admite aún en nuestros días donde se considera que la muerte viene a ser el hecho que apacigua el sufrimiento que padecen las personas con enfermedades que causan dolores intensos e intolerables2.
El duelo (del latín dolium, dolor, aflicción) es la reacción natural ante la pérdida de una persona, objeto o evento significativo; o, también, la reacción emocional y de comportamiento en forma de sufrimiento y aflicción cuando un vínculo afectivo se rompe. Incluye componentes psicológicos, físicos y sociales, con una intensidad y duración proporcionales a la dimensión y significado de la pérdida. En términos generales es un proceso normal, por lo que no se requieren situaciones especiales para su resolución. Entre los diferentes procesos de duelo que tienen que enfrentarse, el más doloroso se refiere a la finitud de nuestra vida y la de los seres queridos. No toda muerte entraña, ipso facto, un duelo; para ello es preciso que la persona objeto de la pérdida tenga importancia y significado para el o los que le pierden, y que unos y otros tengan lazos de unión estrechos. La intensidad del duelo no depende de la naturaleza del objeto perdido, sino del valor que se le atribuye3. En el duelo se diferencian una serie de etapas, estas etapas son:
1.Fase de shock. Comienza en el momento del fallecimiento. El doliente suele encontrarse en una situación de conmoción e incredulidad que se caracteriza por un gran desconcierto, embotamiento emocional y un sentimiento de irrealidad con expresiones. En esta fase, que puede durar desde unas pocas horas hasta algunos días, cuesta mucho mantener un nivel de funcionamiento normal, y se observa una gran desorganización en los hábitos de alimentación y sueño, también se pueden observar dificultades para tomar decisiones y asumir responsabilidades, es como si el doliente estuviera en una especie de shock psicológico.
2. Fase de negación. Suele durar entre 3–4 semanas, se suelen producir episodios de llanto intenso intercalados con períodos de gran ansiedad, tensión y sentimientos de rabia y culpa. Poco a poco se va recuperando parte de la funcionalidad habitual, pero aún de un modo ansioso y apático. Existe una gran preocupación por la figura perdida y una necesidad de buscar y encontrar al fallecido, lo que se denomina conducta de búsqueda.
3. Fase de desesperación-entrega al dolor. A medida que va pasando el tiempo y se van acabando las ceremonias y los rituales de despedida y las personas de nuestro entorno, que constituyen nuestro apoyo social, se tienen que reincorporar a sus actividades habituales es cuando empezamos a ser conscientes de la magnitud de la pérdida, de lo que significa para nosotros no poder volver a compartir momentos y experiencias con la persona fallecida, a darnos cuenta de las pérdidas secundarias asociadas, de que no hacemos las mismas cosas, no vamos a los mismos sitios, etc. Es una etapa que se caracteriza por una gran desesperación y tristeza, aparecen largos períodos de apatía y desesperanza con ausencia de visión de futuro, tenemos la sensación de que la vida no tiene sentido, hay una ausencia de ilusión y expectativas con una sintomatología similar a la depresión. La duración de esta fase suele ser de unos 4–5 meses.
4. Fase de reorganización-recuperación. A medida que el tiempo pasa y los episodios agudos de pena y desesperación van disminuyendo en frecuencia e intensidad, el doliente empieza a mirar hacia el futuro y a reconstruir su mundo, recuperando poco a poco la esperanza, estructurando el tiempo hacia actividades con proyección de futuro y permitiéndose un progresivo acercamiento a las emociones positivas, planteándose nuevos objetivos y la posibilidad de estar abierto a nuevas relaciones; sin embargo, nunca se vuelve al estado anterior a la pérdida. Claramente hay un antes y un después. La mayoría de las personas son conscientes de su recuperación a lo largo del segundo año tras la pérdida4,5.
CONCLUSIÓN
El duelo es un proceso normal de adaptación ante las pérdidas. Aunque se ha estimado que 12 meses es el tiempo aceptable para concluir este proceso, lo importante es transitar y resolver cada etapa del duelo. Existen formas patológicas del duelo que requieren apoyo profesional para resolverse.
BIBLIOGRAFÍA
- Luz R G. Cultura, Sociedad y Muerte. Escuela nacional de antropología e historia. [acceso el 28 de Julio de 2007]. Disponible en: http://foros.paralax.com.mx/discus/messages/4196/48444.html
- Comité para la Defensa de la Vida. La Eutanasia. [acceso el 28 de Julio de 2007]. Disponible en: http://www.conferenciaepiscopal.es/documentos/Conferencia/comisiones/ceas/familia/ eutanasia.htm
- Gómez-Sancho M. La pérdida de un ser querido, el duelo y el luto. Madrid: Arán Ediciones, 2004.
- J.M. Worden.El tratamiento del duelo: asesoramiento psicológico y terapia.Paidós, Barcelona (1997).
- Cabaleiro, Ana Paula y cols. «Duelo y Melancolía: La verdadera ruptura.» Universidad Nacional de Mar de Plata. Facultad de Psicología. Diciembre de 2000.