Humanización de la UCI.

1 marzo 2023

AUTORES

  1. Patricia González Bañares. Diplomada en Enfermería. UCI Hospital Universitario Miguel Servet de Zaragoza.
  2. Sonia Jiménez Latapia. Diplomada en Enfermería. Unidad de Urgencias. Hospital Clínico Universitario de Zaragoza.
  3. Sara Pilar Fernández Romero. Graduada en Enfermería. Servicio de Angiología y Cirugía Vascular. Hospital Clínico de Zaragoza.
  4. Maria Isabel Romero. Diplomada en Enfermería. Unidad de Urgencias. Hospital Clínico Universitario de Zaragoza.
  5. Gema Montón Blasco. Diplomada en Enfermería. Hospital Infantil Miguel Servet de Zaragoza.
  6. María García Tovar. Diplomada en Enfermería. Unidad de Urgencias. Hospital Clínico Universitario de Zaragoza.

 

RESUMEN

La necesidad de humanización surge hoy en día en muchos ámbitos, tanto de la vida profesional como de las relaciones personales, y no sólo en el campo de la salud, sino en muchas otras profesiones. Pero quizás en sanidad, y en concreto, en las unidades de cuidados intensivos (UCIS), es donde se da la situación más delicada, ya que la vulnerabilidad y el sufrimiento son casi inherentes al proceso de enfermar. Los cambios relacionados con la tecnificación de las UCIS en los últimos años han generado numerosos debates relacionados con la humanización en la atención de la persona enferma1.

 

PALABRAS CLAVE

Unidad de cuidados intensivos (UCI), humanización, persona.

 

ABSTRACT

The need for humanisation arises today in many areas, both in professional life and in personal relationships, and not only in the field of health, but in many other professions. But perhaps in healthcare, and in particular in intensive care units (ICUs), the situation is most delicate, as vulnerability and suffering are almost inherent to the process of becoming ill. The changes related to the technification of ICUs in recent years have generated numerous debates related to the humanisation of the care of the sick person.

 

KEY WORDS

Intensive care unit (ICU), humanization, person.

 

DESARROLLO DEL TEMA

Las UCIS, creadas a mediados de los años 50, trajeron esperanza y oportunidad para las personas más enfermas, con una gran cantidad de tecnologías y avances científicos que han llevado a la tecnificación de la atención que se brinda a los pacientes

La tecnificación de las unidades, la evolución de procesos y procedimientos, así como la disponibilidad de equipos cada vez más sofisticados, ha favorecido el manejo de pacientes cada vez más complejos y con mayores complicaciones.

En contrapartida, la humanización exige que la atención, además de tecnificada y de alta calidad, debe ser cálida, centrada en las necesidades de las personas2.

El cuidado humanizado requiere de procesos que van más allá de la implementación de las políticas institucionales, requiere de personal con preparación, conocimientos y capacitación con los cuales pueda realizar sus actividades en forma crítica, oportuna y eficaz, con fundamentos científicos y técnicos, con una comunicación efectiva, aplicando valores éticos y sociales, como la empatía. Para lograr el cambio de paradigma se hace necesario recordar que el personal debe contar con valores como comprensión y compasión, lo que les permitirá ponerse en el lugar del otro, tratar de entender lo que el otro siente y buscar el mayor bienestar, brindando una atención cálida y de calidad.

Como precedente para la humanización de la atención, nace en el año 2014 el proyecto llamado HU-CI, en el cual se plantean una serie de estrategias que tienen como objetivo el cambio de paradigma actual en la atención sanitaria, buscando llegar a un modelo de atención el cual se centre en el ser humano en su forma integral.

La humanización en la atención va más allá de prestar un servicio o cumplir con unas actividades específicas, se hace necesario tener claro que se está brindando cuidado, y que se está brindando a personas que de una u otra forma se encuentran con unas necesidades especiales y específicas, una dependencia o requerimientos que estando en otros momentos de su vida no tendrían. La humanización no es sólo los niveles de la calidad y la calidez con la cual se hacen las tareas manuales que requiera el paciente, para que se pueda llamar humanizada, el cuidado debe abarcar las esferas en las cuales se desarrolla la persona, lo que inherentemente llevará a la presencia de la familia3.

Las medidas no farmacológicas, el cuidado humanizado y el apoyo emocional a los pacientes no tendrán una mejor fuente que su propia familia, quien además de proporcionar información de primera mano, pueden acompañar y facilitar las tareas del personal de enfermería a la hora de brindar los cuidados de los pacientes (Correa, 2021) como el baño, la alimentación, la terapia física y respiratoria. La presencia de la familia será un aliciente para los pacientes, lo que favorecerá los pensamientos positivos y las ganas de salir adelante, superando el proceso de enfermedad, recuperando su vida y los roles que en su entorno familiar desempeñaba.

La humanización no es un concepto con definición única o simple, cada persona puede tener su propio concepto, no se logrará humanizar los cuidados simplemente cumpliendo o respondiendo a un listado de necesidades a cumplir o tareas a realizar. Para humanizar debe favorecerse y darse un cambio de perspectiva en toda la organización, ya que el cuidado no depende únicamente de las personas que brindan atención directa en los servicios de internación, la humanización y la calidad de la institución inicia desde que pacientes y familias tienen el primer contacto con el personal y la infraestructura. La humanización debe basarse en la aplicación de tratamientos con atención a las singularidades de los individuos, brindando respeto a las diferencias de opiniones y dando un trato digno, respetuoso, cálido y empático (Rico 2006).

 

Bienestar del paciente:

Pretender el bienestar del paciente debería ser actualmente un objetivo tan primordial como el pretender su curación, y más importante si esto último no es posible. La propia enfermedad genera malestar y dolor en los pacientes, y si a ello sumamos las intervenciones que realizamos sobre ellos, muchas dolorosas, las técnicas, la implantación de dispositivos, la inmovilidad, etc., es evidente que ese malestar se incrementa4.

Son muchos los factores que causan sufrimiento y disconfort a los pacientes críticos. Los pacientes sufren dolor, sed, frío y calor, dificultad para descansar por exceso de ruido o iluminación y se ven limitados en la movilización, muchas veces por el uso de contenciones innecesarias, o por dificultades en la comunicación. La valoración y control del dolor, la sedación dinámica adecuada a la condición del paciente y la prevención y el manejo del delirium agudo son piezas imprescindibles para mejorar el confort de los pacientes.

Además de las causas físicas, el sufrimiento psicológico y emocional puede ser muy elevado. Los pacientes experimentan sentimientos de soledad, aislamiento, miedo, pérdida de identidad, intimidad y dignidad, sensación de dependencia, incertidumbre por falta de información, e incomprensión, entre otras. La evaluación y soporte a estas necesidades debe contemplarse como un elemento clave de la calidad asistencial. Asegurar una adecuada formación de los profesionales y promover medidas encaminadas a tratar o mitigar estos síntomas asegurando el bienestar de los pacientes constituye un objetivo principal en la atención del paciente crítico.

En muchas ocasiones las condiciones de trabajo en nuestras UCI no favorecen que podamos primar el manejo de estos aspectos, aunque se está abordando de forma significativa en los últimos años.

 

Infraestructura humanizada:

El entorno físico de las UCI debe permitir que el proceso asistencial se realice en un ambiente saludable, que ayude a la mejora del estado físico y psicológico de pacientes, profesionales y familiares. En 1984, Ulrich mencionaba la posible influencia positiva de una ventana en la recuperación de los pacientes. Largo ha sido el camino para que las nuevas recomendaciones como la guía basada en evidencia publicada por Critical Care Medicine tengan como objetivos reducir el estrés y promover el confort centrándose en las mejoras arquitectónicas y estructurales de las UCI. Las recomendaciones consideran una ubicación apropiada, una adecuación a los usuarios y a los flujos de trabajo por proceso, en sus condiciones ambientales de luz, temperatura, acústica, materiales y acabados, mobiliario y decoración5. Esta línea promueve la creación de espacios donde la eficacia técnica vaya unida a la calidad de atención y a la comodidad de todos los usuarios, teniendo en cuenta que un diseño adecuado puede ayudar a reducir los errores de los profesionales, mejorar los resultados de los pacientes, como la reducción de estancia media, y jugar un posible papel en el control de costes.

Estas modificaciones pueden influir positivamente en los sentimientos y en las emociones, favoreciendo espacios humanos adaptados a la funcionalidad de las unidades. Espacios acordes a los procesos que ocurren en ellos, con la máxima funcionalidad posible, teniendo en cuenta las necesidades de todos los usuarios implicados6. Este concepto es aplicable también a las salas de espera que deben rediseñarse de manera que se conviertan en «salas de estar» y ofrezcan un mayor confort y funcionalidad a las familias.

 

CONCLUSIÓN

Debemos entender que humanizar las UCI implica entender al ser humano en sus dimensiones holística, social, espiritual; comprender que antes de ser pacientes son seres humanos que requieren de cuidados con calidad y esto no solo se logra con la tecnología puesta al servicio del paciente sino permitirles estar acompañados de sus familiares en estos momentos tan críticos y favorecer un entorno de cálido.

 

BIBLIOGRAFÍA

  1. Alonso, Rodríguez, S Martínez-Villamea, A Sánchez-Vallejo, M. Fernández-Menéndez. (2021). Perspectivas de los profesionales de enfermería de cuidados intensivos sobre las visitas abiertas en una UCI. Enfermería Intensiva. Volume 32, Pages 62-72.
  2. Ayllón Garrido, N., Montero Rus, P., Acebes Fernández, M. I., & Sánchez Zugazua, J. (2014). Unidad de cuidados intensivos de puertas abiertas: Perspectiva de los profesionales. Enfermería Intensiva, 25(2), 72–77.
  3. Baeza Gómez, Ig, Quispe Hoxsas, L C. (2020). Proyecto «Humanizando los Cuidados Intensivos», nuevo paradigma de orientación de los Cuidados Intensivos. Revista de Bioética y Derecho, (48), 111-126. Epub 11 de mayo de 2020.
  4. Belio, M. I. P., & Vivar, C. G. (2012). Necesidades de la familia en las unidades de cuidados intensivos. Revision de la literatura. 23(2).
  5. Beltrán, O.A (2007, 26 de noviembre). La práctica de enfermería en cuidado intensive. https://aquichan.unisabana.edu.co/index.php/aquichan/article/view/123/247
  6. Bernal-Ruiz, D. y Horta-Buitrago, S. (2014). Cuidado de enfermería para la familia del paciente crítico desde la teoría de la comprensión facilitada. Enfermería universitaria, 11 (4), 154-163.
  7. Cabrera, E. M., Cynthia, L., & Hoxas, Q. (2011). Efecto de un protocolo de acogida familiar en una unidad de cuidados. 52–65.
  8. Calhau, C., Reis, A., & Fernandes, M. H. (2016). Humanização do cuidado nas unidades de terapia intensiva: revisão integrativa. 8(2), 4212–4222.

 

Publique con nosotros

Indexación de la revista

ID:3540

Últimos artículos