AUTORES
- Esther Aranda Minguillón. Terapeuta ocupacional en Servicio Aragonés de Salud.
- Patricia Borau Lacasa. Terapeuta Ocupacional en Servicio Aragonés de Salud.
- María Pilar Pardo Sanz. Terapeuta ocupacional en Servicio Aragonés de Salud.
- María Blasco García. Terapeuta ocupacional en Servicio Aragonés de Salud.
- Adrián López Pozo. Terapeuta ocupacional en Servicio Aragonés de Salud.
- Alicia Miravete Peris. Terapeuta ocupacional en Servicio Aragonés de Salud.
RESUMEN
El paciente adulto postrasplante cardíaco necesitará una supervisión multidisciplinar orientada a la evaluación de una correcta funcionalidad del nuevo corazón, sin embargo, además del tratamiento farmacológico, la adaptación a la nueva capacidad física es crucial para el logro de las actividades diarias de una forma óptima, evitando las complicaciones asociadas a la cirugía y promoviendo una calidad de vida elevada, una estrategia que presenta importantes beneficios es la práctica de entrenamiento o ejercicio físico incluidos en los programas de rehabilitación cardíaca.
PALABRAS CLAVE
Trasplante cardíaco, actividades de la vida diaria, ejercicio físico, paciente adulto, calidad de vida.
ABSTRACT
The adult post-heart transplant patient will need multidisciplinary supervision aimed at evaluating the correct functionality of the new heart. However, in addition to pharmacological treatment, adaptation to the new physical capacity is crucial for achieving daily activities in an optimal way. Avoiding the complications associated with surgery and promoting a high quality of life, a strategy that has important benefits is the practice of training or physical exercise included in cardiac rehabilitation programs.
KEY WORDS
Heart transplant, daily life activities, physical exercise, adult patient, quality of life.
INTRODUCCIÓN
La cirugía de trasplante cardíaco es una intervención de alta complejidad, considerándose la última opción para los pacientes con insuficiencia cardíaca en las fases más avanzadas o terminales. De acuerdo con la Sociedad Internacional de Trasplantes de Corazón y Pulmón estiman que, cada año, más de 3800 pacientes, de los cuales 500 son de edad pediátrica, recibirán un corazón nuevo1. En España, actualmente existen 19 hospitales donde se realiza este tipo de intervención quirúrgica, contando con un registro hasta la fecha de 9060 procedimientos desde 1984, anualmente se estima una cantidad entre 300 y 320 cirugías2.
Las tasas de supervivencia de los pacientes con trasplante cardíaco continúan mejorando, donde aproximadamente el 88% sobreviven al primer año, el 75% a los 5 años, hasta alcanzar una tasa de 56% a los 10 años de la cirugía1. En ello se basa la evaluación principal en el momento pre-trasplante, donde se considera la probabilidad de prolongación de la expectativa de vida basado en factores como: comorbilidades (enfermedad hepática avanzada, enfermedad pulmonar avanzada, enfermedad renal crónica, diabetes complicada, cáncer, infección VIH), la práctica de hábitos tóxicos (tabaquismo, consumo de alcohol excesivo) y edad (individuos mayores de 55 años presentan más riesgos)1,3.
Posterior a la cirugía, el paciente deberá asistir periódicamente a controles de seguimiento el equipo sanitario multidisciplinar para la evaluación del funcionamiento óptimo del nuevo corazón; en este momento, el rol del terapeuta ocupacional es crucial para la orientación y valoración de las diversas actividades que podrá realizar en el día a día minimizando la presencia del riesgo y/o complicación para su recuperación, esta fase la conoceremos como “rehabilitación postrasplante”.
Existe evidencia que demuestra que, el paciente trasplantado podrá continuar experimentando fallos cardíacos, manifestado en su mayoría por una tolerancia escasa al ejercicio por fatiga muscular, además de respuestas orgánicas alteradas evidenciadas en índices de tensión arterial, gasto cardíaco, frecuencia cardíaca y respuesta ventilatoria4. Durante la rehabilitación postrasplante la vigilancia del tipo de ejercicio y su intensidad representa una de las prioridades para las indicaciones dadas por el terapeuta ocupacional, además de la promoción de un estándar de calidad de vida y el manejo de técnicas de ahorro de energía.
El paciente posterior al trasplante de corazón no obtendrá de forma inmediata un nivel de salud óptimo e independencia absoluta, necesitará acudir a revisiones sanitarias, ingerir tratamientos farmacológicos y la modificación prácticamente radical del tipo de dieta ingerida. El conjunto de lo mencionado puede conllevar la afectación negativa de la percepción de una calidad de vida satisfactoria, tanto para él como para su familia, por ello, la implementación de programas de rehabilitación postrasplante, representan un pilar fundamental, le permitirá compatibilizar de forma más eficaz los cambios posteriores a su cirugía con el logro de las actividades de la vida diaria, implementando una nueva rutina acorde a sus necesidades tanto personales como las relacionados a su estado de salud.
El conocimiento sobre las intervenciones actualizadas en el marco de la actividad física adaptada permitirá al terapeuta ocupacional ofrecer una mejor atención, un abordaje terapéutico más amplio, previniendo complicaciones asociadas a la cirugía cardíaca y a la promoción de hábitos saludables con el fin de dar el soporte requerido en la experiencia vivencial del paciente y su familia5.
OBJETIVO
Describir la evidencia científica actualizada relacionada al impacto y tipo de actividad física en el paciente adulto postrasplante cardíaco para su desempeño ocupacional óptimo en el entorno extrahospitalario y la promoción de su autonomía.
METODOLOGÍA
Se realizó una revisión bibliográfica online, a través de google academy, de artículos publicados en la última década (2012-2022) relacionados a la recuperación del paciente adulto postrasplante cardíaco y las intervenciones del terapeuta ocupacional.
RESULTADOS
El objetivo principal de la Rehabilitación Cardiaca es lograr el mayor grado posible de capacidad funcional cardíaca, con la finalidad de recuperar las actividades diarias, fomentando el retorno a una vida productiva, saludable y significativa, desde la perspectiva subjetiva de cada persona. Se incluyen otros objetivos secundarios, adaptados durante todo el proceso de intervención. A corto plazo, se intenta reanudar las actividades cotidianas de manera inmediata, facilitar apoyo psicológico y proporcionar instrucciones para favorecer el proceso de recuperación tras el accidente cardíaco. Los objetivos a largo plazo abarcan la modificación de los factores de riesgo cardiovascular o de hábitos que puedan favorecer la progresión de la enfermedad e influir en el pronóstico de la misma, especialmente a través de estrategias de carácter educativo y estimulando su incorporación en la vida diaria6.
Los pacientes receptores de trasplantes de corazón pueden experimentar disfunción diastólica que, junto al efecto del tratamiento inmunosupresor (evitar el rechazo del nuevo órgano), puede afectar la tolerancia al ejercicio.
Los programas de rehabilitación postrasplante, también conocidos como “rehabilitación cardíaca”, se pueden dividir en tres fases: Fase I – Intrahospitalaria, Fase II – Convalecencia (Puede darse en el entorno hospitalario o domiciliario según riesgo cardiovascular del paciente), Fase III – Mantenimiento7. En cada una de estas fases el terapeuta ocupacional aplicará diversas estrategias orientadas a favorecer la recuperación y el autocuidado del paciente; por el objetivo planteado el enfoque estará en la Fase II desarrollada en el domicilio.
La fase de convalecencia de la rehabilitación postrasplante, también denominada “rehabilitación cardíaca o cardiovascular”, inicia desde el momento del alta médica hasta las 8-12 semanas, pudiendo extenderse hasta los 6 meses; esta fase está orientada al fomento del cambio de estilo de vida a través del entrenamiento físico, entrenamiento en las actividades de la vida diaria, en manejo de técnicas de ahorro de energía y el control de los factores de riesgo cardiovascular para optimizar la recuperación del paciente8.
La gran mayoría de los pacientes de trasplante cardíaco suelen estar inactivos durante periodos prolongados antes de la cirugía por la incapacidad funcional del corazón9, esto representa un factor prioritario a evaluar durante la rehabilitación postoperatoria, siendo fundamental individualizar el programa en función de la ergometría inicial mediante el cálculo de la frecuencia cardíaca durante la actividad, observando aquella frecuencia asociada a sintomatología, por lo que se plantean grupos de actividades acordes10. Durante la fase II, los ejercicios implementados serán de tipo aeróbico o dinámico, incluyendo actividades como andar, montar en bicicleta, nadar y correr; en cuanto al ejercicio de resistencia o isométrico se realizarán contracciones del músculo sin movimiento por levantamiento de peso, empuje de objetos pesados7.
La intervención ocupacional incluye acciones educativas dirigidas hacia la persona y a su entorno cercano (familia y red social de apoyo informal), realizadas mediante entrevistas personales y sesiones individuales o grupales. No sólo se ejecutan estrategias educativas, sino que será fundamental planificar y practicar el desempeño de las ocupaciones significativas, en el contexto domiciliario, laboral y comunitario de la persona. El entrenamiento incluye materiales informativos, registros de actividades y pautas para el desempeño de actividades, así como acciones de feedback sobre los resultados obtenidos.
Es necesario educar y entrenar al paciente en técnicas de ahorro de energía y compensatorias para la realización de actividades de la vida diaria, así como la prescripción de productos de apoyo que ayuden a mitigar la disnea sentida en la realización de las actividades de la vida diaria.
Otro elemento a considerar es la estabilidad del esternón, pudiendo reforzarse mediante ejercicios de flexibilización torácica y de musculatura implicada (intercostales, pectorales,…). Para los pacientes receptores de un nuevo corazón los periodos de calentamiento y de reposo son más extensos en comparación a pacientes de rehabilitación cardíaca por otras causas8.
Es importante destacar que, el trasplante de corazón mejora la calidad de vida de los pacientes por el cambio que representa como respuesta a la enfermedad cardíaca y el aumento de la capacidad de ejercicio que se hallaba disminuido. Estos efectos positivos pueden ser elevados tras la práctica de una actividad física adecuada orientada a elevar la funcionalidad del nuevo órgano (mejora del ritmo cardíaco) y del aparato locomotor en general9.
CONCLUSIÓN
La rehabilitación cardíaca del paciente trasplantado del corazón es un método eficaz y seguro que incluye la actividad diaria como intervención primordial por los beneficios importantes para la recuperación pero que, debe ser diseñado, implementado y adaptado según antecedentes personales junto a la ergometría evaluada por el terapeuta ocupacional. Las indicaciones profesionales del mismo facilitarán la realización de actividades físicas de rutina, incrementando el desempeño ocupacional en el entorno domiciliario y/o laboral de manera independiente pero consciente sobre las propias limitaciones (temporales o permanentes) donde el autocuidado de su salud es lo primordial.
El objetivo del terapeuta ocupacional durante las primeras fases post-intervención es esencial: Observará, vigilará y registrará la respuesta cardiovascular antes, durante y después de la ejecución de las actividades, considerándola apropiada o no, adecuándose a la capacidad del paciente. Para el terapeuta ocupacional el conocimiento del impacto positivo de los programas de movilización que abarca el entrenamiento físico y los tipos de ejercicio recomendados permitirá la adaptación de las estrategias y/o intervenciones, además del conocimiento de aquellas actividades motoras que representan un riesgo para el estado de salud del paciente.
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