AUTORES
- Keyla Marleny García Reyes. Licenciada en Nutrición. Maestra en Nutrición Clínica Integral. Universidad Autónoma de Querétaro, México.
- Blanca Lilia Reyes Rocha. Licenciada en Enfermería. Maestra en Ciencias de Enfermería. Doctora en Ciencias de la Salud. Universidad Autónoma de Querétaro, México.
- Laura Regina Ojeda Navarro. Licenciada en Nutrición. Maestra en Ciencias de la Nutrición Humana. Universidad Autónoma de Querétaro, México.
- Felipe de Jesús Dávila Esquivel. Médico Especialista. Maestro en Educación. Universidad Autónoma de Querétaro, México.
- Mercedes Sánchez Perales. Licenciada en Enfermería. Maestra en Ciencias de Enfermería. Universidad Autónoma de Querétaro, México.
El confinamiento durante la pandemia por COVID-19 trajo como consecuencia la ausencia de estudiantes en las escuelas a nivel global, así como un impacto drástico en el estilo de vida de los jóvenes, con repercusiones en su salud física y mental. OBJETIVO: determinar la relación entre el nivel de resiliencia y los hábitos de alimentación, actividad física y calidad de sueño en estudiantes de una Institución de Educación Superior en Querétaro, México, en tiempos de pandemia por la COVID-19. MATERIAL Y MÉTODOS: Estudio descriptivo transversal de correlación. La población de estudio estuvo conformada por estudiantes de una Universidad pública. Se recolectaron datos generales, evaluación de resiliencia, hábitos de alimentación, actividad física y calidad de sueño. RESULTADOS: se reporta una resiliencia alta con puntaje final de 8.0 (DE + 0.9) y hábitos de alimentación saludable promedió (16.6 puntos; DE + 3.4). Durante el confinamiento la población estudiada se mantuvo moderadamente activa (8.7 puntos; DE + 3.9) y presentó mala calidad de sueño (9.7 puntos; DE+ 3.9). Se encontró una relación positiva débil entre el nivel de resiliencia con hábitos de alimentación saludables, actividad física y una relación negativa débil con la calidad de sueño. CONCLUSIONES: Los resultados obtenidos sugieren que existe una mejora en la práctica de los hábitos alimentarios saludables por tener mayor tiempo para la elección, preparación y consumo de alimentos saludables dentro del hogar. Se observó mayor práctica de actividad física como resultado del tiempo disponible durante el confinamiento y disminución de las horas de sueño por no contar con un horario de sueño estructurado dentro del hogar.
PALABRAS CLAVE
Estudiantes universitarios, resiliencia, hábitos de alimentación, actividad física, calidad de sueño.
ABSTRACT
Confinement during the COVID-19 pandemic brought as a consequence the absence of students in schools globally as well as a drastic impact in young people’s lifestyle, with repercussions in their mental and physical health. OBJECTIVE: determine the relationship between the level of resilience and the feeding, physical activity and sleep quality habits in students of a higher education institution in Querétaro, México during the COVID-19 pandemic. MATERIALS AND METHODS: Transversal relationship descriptive study. Study population comprised of students of a public University. General data was collected, resilience evaluation, feeding, physical activity and sleep habits. RESULTS: a high resilience was reported with a final score of 8.0 (SD + 0.9) and healthy feeding habits on average (16.6 points; SD + 3.4). During confinement, the student population was moderately active (8.7 points; SD + 3.9) and had bad sleep quality (9.7 points; SD+ 3.9). There was a weak positive relationship between the resilience level with healthy feeding and physical activity habits, as well as a weak negative relationship with sleep quality. CONCLUSIONS: The results obtained suggest that there’s an improvement in the practice of healthy feeding habits due to having more time for selection, preparation and consumption of healthy food items within the household. It was observed the practice of more physical activity as a result of available time during confinement and the reduction of sleep time due to not having a well-structured sleep schedule within the household.
KEY WORDS
University students, resilience, feeding habits, physical activity, sleep quality.
INTRODUCCIÓN
La calidad de vida durante una pandemia puede verse afectada por cambios drásticos en las rutinas personales de la vida diaria debido, principalmente, a las estrategias de afrontamiento como el distanciamiento social y el confinamiento1.
La COVID-19, además de tener consecuencias negativas a nivel individual, también presentó efectos potencialmente graves respecto al entorno social2, lo cual dio pauta al aumento en los niveles de estrés, ansiedad y depresión, con la consecuente afectación de la salud mental3.
Diferentes estudios señalan que la resiliencia desempeña un papel importante en la protección de la salud mental, dado que contribuye a acelerar la recuperación y a mitigar los efectos negativos ante una crisis4. La resiliencia se reconoce como la capacidad del ser humano para hacer frente a las adversidades de la vida, superarlas e inclusive, ser transformado por ellas. Para ello, el individuo hace uso de recursos personales y sociales para transformar su realidad5 a partir de (a) las habilidades de autorregulación que implica percibir y controlar las propias emociones, (b) las habilidades interpersonales necesarias para sostener relaciones agradables y (c) las tendencias positivas encargadas de generar sentimientos de felicidad6.
La resiliencia es un factor crítico que permite a los estudiantes universitarios administrar mejor sus vidas. Estudios al respecto señalan que los estudiantes que presentan mayor resiliencia tienen mayor capacidad de adaptación y que esta influye en la capacidad de los individuos para controlar incertidumbres futuras6.
Es común observar que, para continuar con sus estudios profesionales, los jóvenes se vean en la necesidad de emigrar a otra ciudad. Esto conlleva a que los estudiantes universitarios experimentan uno de los cambios más importante de su vida; de vivir en casa bajo el cuidado de sus padres, a vivir solo o con compañeros de cuarto, lejos de su familia. Es dentro de esta etapa, en la que los jóvenes aprenden a gestionar de mejor manera sus decisiones, incluyendo las referentes a su estilo de vida. Estudios al respecto señalan que, durante esta fase de transición, los universitarios muestran tendencia por las comidas irregulares y una creciente ingesta de alimentos poco saludables. Dichas conductas son generadas principalmente por las limitaciones de tiempo, el alto precio de los alimentos, disponibilidad, falta de motivación en preparación de estos, entre otros7.
Los estudiantes universitarios son una población en riesgo de ser sedentarios principalmente porque dedican parte de su tiempo a estudiar o asistir a clases. Existe evidencia preliminar que menciona que el sedentarismo en estudiantes de pregrado es similar o incluso superior a un trabajador de escritorio en horas de inactividad física. El comportamiento sedentario se asocia de forma perjudicial a la salud y al bienestar, con un mayor riesgo de padecer cáncer de colon y recto, síndrome metabólico, depresión, obesidad, diabetes, enfermedades cardiovasculares y mortalidad8.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS)9, la actividad física se define como cualquier movimiento realizado por el cuerpo, que involucre a los músculos esqueléticos y demande un gasto de energía. Al respecto, recomienda que los adultos de 18 a 64 años realicen 150 minutos de actividad física de intensidad moderada a la semana, con actividades como caminata rápida, o bien la práctica mínima de 75 minutos de actividad intensa a la semana, con actividades como trotar. Además, recomienda la combinación de actividad física de intensidad moderada a intensa.
Otra situación que se puede observar en los estudiantes universitarios son los malos hábitos de sueño. Dentro de las principales causas del desarrollo de esta condición se encuentra el alto nivel de estrés que presentan, el cual tiene efectos negativos en la salud física y mental de los estudiantes (angustia o estrés desfavorable) perturbando el funcionamiento cognitivo, el nivel de concentración y el rendimiento académico. Se ha observado que desarrollan malos hábitos de sueño, especialmente en las semanas anteriores a un examen10.
Aunado a lo anterior, se tiene el uso indiscriminado de dispositivos electrónicos. Al respecto, se ha señalado que 96% de los adultos jóvenes entre 18-30 años utilizan algún tipo de tecnología antes de ir a dormir: teléfonos celulares (67%), computadoras (60%) y dispositivos de música (43%). Esta condición incide principalmente en tiempo más prolongado para conciliar el sueño, retraso en la hora para acostarse, emisión de luz azul sobre secreción de melatonina teniendo como consecuencia principal la reducción total del sueño11.
El sueño es un proceso fisiológico inverso al de vigilia, ambos deben de mantener un equilibrio armónico para asegurar un óptimo estado de salud. El sueño se encuentra determinado por cuatro dimensiones: tiempo circadiano, factores intrínsecos del organismo, conductas que estimulan o inhiben el sueño y el ambiente. Los efectos del sueño tienen implicaciones en el desarrollo y funcionamiento normal de un individuo afectando de manera positiva o negativa su rendimiento laboral o escolar. La calidad del sueño no hace referencia únicamente a la acción de dormir bien durante la noche, también incluye un correcto funcionamiento diurno12. El Centers for Disease Control and Prevention en Estados Unidos (CDC), recomienda a los adultos mayores de 18 años, entre 7-9 horas de sueño por la noche13.
Los comportamientos de estilo de vida como la actividad física (AF), el comportamiento sedentario, hábitos de alimentación y patrones de sueño pudieron ser modificados drásticamente debido al confinamiento del hogar y pueden tener un impacto duradero en el estilo de vida lo que conlleva a graves desafíos. La alteración en el comportamiento del estilo de vida de manera prolongada puede contribuir al desarrollo de problemas de salud como sobrepeso y obesidad en las personas14.
OBJETIVO
Determinar la relación entre resiliencia y los hábitos de alimentación, actividad física y calidad de sueño en estudiantes de Educación Superior, durante la pandemia por COVID-19.
MATERIAL Y MÉTODO
Estudio de tipo descriptivo, de correlación y transversal. El universo de estudio estuvo conformado por estudiantes de ambos sexos, que permanecían en confinamiento domiciliario por la pandemia, inscritos en una Institución pública de Educación Superior en el Estado de Querétaro, México durante el ciclo escolar 2020-2021 y que, de manera voluntaria, aceptaron participar en este estudio. La muestra fue obtenida a partir de un muestreo por conveniencia.
Para la recolección de los datos se utilizó un instrumento conformado por dos apartados. El primero de ellos correspondió a las variables: edad, sexo, estado civil, carrera, semestre que cursa, lugar de origen, con quién vive habitualmente en su periodo escolar, antecedentes personales patológicos (sobrepeso, obesidad, hipertensión, diabetes, dislipidemias). El segundo apartado quedó integrado por la Escala de Resiliencia Mexicana en Universitarios Mexicanos15. La escala cuenta con un alfa de Cronbach de 0.96. Evalúa 5 componentes: fortaleza y confianza (4 ítems), competencia social (3 ítems), apoyo familiar (4 ítems), apoyo social (3 ítems) y estructura (2 ítems). Para cada ítem se presentan al estudiante tres escenarios: a) actualmente con qué frecuencia ocurre (escenario actual), b) con qué frecuencia desearía (escenario de interés) y c) si se esfuerza en cambiar, con qué frecuencia ocurriría (escenario de cambio). A partir de las respuestas se calculó 5 índices que permitieron evaluar 1) la resiliencia percibida actualmente, 2) resiliencia deseada, 3) resiliencia alcanzable en el futuro, 4) grado de insatisfacción o disonancia en la resiliencia percibida y 5) posibilidad de mejoría en la resiliencia percibida.
Para el conocimiento sobre los hábitos de alimentación, se aplicó el cuestionario de Comportamiento Alimentario en Estudiantes Universitarios16 con un alfa de Cronbach de 0.98. Cuenta con 31 ítems en total acerca de la elección, preparación, horarios de comida, preferencias de ingestión de alimentos, creencias y barreras de cambio. La puntuación total del cuestionario es de 0-31 puntos. Para fines del estudio, se decidió agruparlos por cuartiles. En el Q1 se consideró una puntuación ≤14 puntos: hábitos de alimentación poco saludable; para Q2 una puntuación de 15 a 17 puntos: hábitos de alimentación saludables promedio y para Q3 un puntaje ≥18 puntos: hábitos de alimentación saludables.
Con respecto a la actividad física, se realizaron preguntas exploratorias sobre frecuencia y duración con la que realizaban alguna actividad física. Para su análisis se consideró las recomendaciones de la OMS9 en cuanto a evaluación de la actividad física. El cuestionario tiene una puntuación de 0-31 puntos. Para fines del estudio se agruparon en cuartiles. En el Q1 se consideró una puntuación ≤5 puntos: poco activos; para Q2 una puntuación de 6 a 10 puntos: moderadamente activos y para Q3 un puntaje ≥11 puntos: activos.
Para medir la variable calidad de sueño, se utilizó el Índice de Calidad de Sueño de Pittsburgh (ICSP) versión en español, cuenta con un coeficiente de confiabilidad de 0.78. La herramienta contiene un total de 9 ítems los cuales evalúan 7 componentes: calidad de sueño subjetiva, latencia de sueño, duración del sueño, eficiencia de sueño habitual, perturbaciones del sueño, uso de medicamentos para dormir y disfunción diurna. Los siete componentes tienen una puntuación global en un rango de 0-21 puntos, indicando una puntuación de 0 puntos la no existencia de dificultades y una puntuación de 21 severas dificultades17.
La aplicación del instrumento de recolección de datos fue a través de la aplicación “Formularios de Google” con acceso gratuito a través de Google Docs Editors. Previo a su distribución, se llevó a cabo un acercamiento con líderes estudiantiles, asociaciones estudiantiles, secretarios académicos y coordinadores de licenciaturas, para la aprobación y apoyo en la divulgación del enlace del instrumento por medio de correo electrónico y grupos de WhatsApp. La participación de los estudiantes se confirmó mediante un consentimiento informado, para posteriormente darle acceso al cuestionario.
Los datos fueron capturados y analizados con el programa Statistical Package for Social Sciences (SPSS) v21. Se analizaron las medias y desviación estándar para la variable edad. Se obtuvieron frecuencias y porcentajes de las variables sexo, estado civil, antecedentes personales patológicos referido por el participante y persona con quien vive.
Se aplicó regresión logística para describir la relación existente entre las variables Resiliencia y hábitos de alimentación; Resiliencia y actividad física; Resiliencia y Calidad de sueño. Se consideró la existencia de una relación si β fue diferente a 0 con una p <0.05 estadísticamente significativo.
El proyecto fue evaluado y aprobado por el Comité de Bioética de la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad Autónoma de Querétaro, con el número de registro 92FCN2019.
RESULTADOS
Participaron 129 estudiantes universitarios, 21 hombres (16%) y 108 mujeres (84%). El 94% de los participantes eran solteros: 12% vivían solos, 88% vivía con alguien más, ya sea padres, hermanos, abuelos o tíos o bien con amigos. El 2% de la población eran casados y el 4% vivía con su pareja en unión libre. Los participantes informaron contar con antecedentes personales patológicos de sobrepeso (30%), obesidad (6%) y dislipidemias (4%).
En cuanto a la resiliencia se reporta una media de 8.0 (DE+ 0.9), resultado que indica la presencia de una resiliencia alta en los estudiantes universitarios. El factor con mayor valor fue el apoyo familiar, seguido de la fortaleza y confianza. Por su parte los factores competencia social, apoyo social y estructura fueron los que mostraron una puntuación más baja (Tabla 1). La puntuación final y los factores no mostraron una diferencia significativa entre sexos (p= <0.5). Si bien, los estudiantes universitarios se han caracterizado por presentar niveles altos en resiliencia principalmente en lo que respecta al apoyo social y apoyo familiar18, 19, en los participantes de este estudio se pudo observar que el apoyo social en conjunto con la competencia social y estructura, mostraron una menor puntuación de resiliencia. El factor competencia social se refiere a la competencia para relacionarse con los demás; mientras que el factor apoyo social hace referencia a los vínculos entre el sujeto y un conjunto de personas con las cuales existe un intercambio de comunicación, solidaridad y confianza15.
En cuanto a los hábitos de alimentación, la puntuación final obtenida en los universitarios (16.6; DE+3.4), indica que, en general, presentan hábitos de alimentación saludables. Los alimentos con mayor frecuencia de consumo fueron: cereales como arroz y pastas (95%), carnes (90%), verdura (88%) y fruta (64%). Mientras que los de menor frecuencia fueron bebidas endulzadas 62 % (café, jugos, refresco), Botana 28% (papas fritas, cacahuates), postre 16% (pastel, bollería) Los resultados obtenidos sugieren que, durante el confinamiento, mejoraron los hábitos de alimentación de los estudiantes, reflejándose esto en los tiempos de comida, elección y consumo de alimentos saludables y preparación de alimentos en casa. Se encontró que el 20% de los estudiantes preparaban ellos mismos sus alimentos en casa; en el 68% de los casos, la madre era la responsable de la preparación de sus alimentos y el 2% refirió comprar sus alimentos ya preparados (Tabla 2).
Estudios al respecto señalan que la calidad de la dieta disminuye a lo largo del primer año universitario, teniendo como características principales la reducción en la ingesta de frutas, verduras y cereales integrales, en esta etapa optan por elegir e incrementar el consumo de alimentos procesados, precocinados, comida rápida caracterizados por tener un aporte elevado en sodio, azúcares simples y grasas saturadas20.
En cuanto a la actividad física, los estudiantes alcanzaron una puntuación general de 8.7 (DE+3.9), lo cual indica que durante el confinamiento se mantuvieron moderadamente activos. De acuerdo con los resultados, el 27% de los participantes realizaba una actividad física poco activa, el 42% moderadamente activa y 31% se consideraban activos. Los hombres alcanzaron puntuaciones más altas que las mujeres, sin embargo, esta diferencia no mostró significancia estadística (p=0.4). Se considera que la actividad física realizada por los estudiantes es resultado de la amplia promoción que se le hizo a esta durante la pandemia, con rutinas de ejercicio y entrenamiento impartidas por entrenadores deportivos o profesionales de educación física a través de las redes sociales (Facebook, Instagram, etc.) y canales de YouTube, entre otros21.
La puntuación general para calidad de sueño fue de 9.7 (DE+3.9) indicando una mala calidad de sueño entre los participantes. 82% del total de los universitarios son malos dormidores (81% mujeres; 91% hombres). Los componentes más afectados y relacionados con problemas de sueño fueron duración del sueño, disfunción diurna, calidad subjetiva de sueño y latencia del sueño. Se observó una diferencia significativa entre sexo para el componente de calidad de sueño subjetiva teniendo los hombres puntuaciones más desfavorables (p=0.05). El uso de medicamentos para dormir se presentó con mayor frecuencia en las mujeres en comparación con los hombres; esta diferencia mostró significancia estadística (p=0.009) (Tabla 3).
La alteración en la calidad de sueño puede estar influenciado por el incremento en el uso de internet que se intensificó durante la pandemia por COVID-19 jugando un papel como herramienta para cubrir con tareas escolares, adquirir información sobre la pandemia, consejos médicos y noticias. Estudios al respecto señalan que el uso desmedido del internet a través de dispositivos electrónicos se asocia significativamente con la privación del sueño y una mala calidad de sueño22, 23. Asimismo, la incidencia de muertes por COVID-19, contribuyó a la presencia de emociones negativas como estrés, ansiedad y depresión lo cual impactó en la calidad de sueño de la población14.
En la Tabla 4 se muestran los resultados del análisis de la relación entre las variables estudiadas. Los hallazgos muestran una relación positiva débil (R= 0.2) entre la variable resiliencia y las variables hábitos de alimentación saludables y actividad física. De acuerdo con estos resultados, se puede señalar que los estudiantes universitarios que presentaron mayor nivel de resiliencia mostraron mejores hábitos de alimentación (p=0.002) y realizaban más actividad física (p=0.004). Por otra parte, se encontró una relación negativa débil (R=-0.1) entre el nivel de resiliencia con la calidad de sueño. Por tanto, los estudiantes con un mayor nivel de resiliencia presentaban mejor calidad de sueño.
Se observó que los estudiantes experimentaron efectos psicológicos negativos, que incluyen depresión, enojo, ansiedad y frustración, lo cual se puede atribuir al impacto que tuvo el confinamiento por la COVID-19 sobre la limitación al contacto social al que habitualmente están acostumbrados a tener los jóvenes con sus pares24. De igual forma, se ha señalado que las mujeres cuentan con mayores factores protectores externos, empatía y resiliencia total en comparación con los hombres25, sin embargo, los hallazgos de este estudio no reportan diferencias significativas en el nivel de resiliencia entre hombres y mujeres.
Se ha identificado que, un bajo nivel de resiliencia precede y predispone a los estudiantes universitarios a angustia psicológica, la cual se ha asociado con hábitos de alimentación poco saludables3. En la población estudiada se pudo evidenciar un nivel de resiliencia alto, el cual tiene relación con el cambio positivo que los estudiantes experimentaron en sus hábitos de alimentación. Esto se vio reflejado en los tiempos para el consumo de comida, elección y consumo de alimentos saludables y preparación de alimentos en casa. El permanecer más tiempo en casa, favoreció que los estudiantes mejorarán sus hábitos de alimentación y disminuyeran el consumo de alimentos fuera del hogar26. Esto puede atribuirse a que el regreso de los estudiantes a su casa puso como responsable de su alimentación a alguien más, y en la mayoría de los casos fueron las madres27.
Estudios realizados en estudiantes universitarios, previos al confinamiento en el hogar por la pandemia por COVID-19, señalan un comportamiento sedentario marcado en este grupo de población28, 29. Sin embargo, durante el confinamiento se observó un fenómeno deportivo nunca visto, en el que resaltó el aumento de la realización de actividad física dentro del hogar17. Lo anterior, se ve reflejado en los resultados obtenidos en el presente estudio, en el cual se reporta a la población estudiada como moderadamente activa durante la pandemia, dejando de lado los patrones sedentarios característico de esta población. Se sabe de los múltiples beneficios que tiene la práctica de actividad física, los resultados obtenidos no fue la excepción, deja en evidencia el rol terapéutico que esta puede cumplir para el manejo del estrés y desarrollo de aptitudes encaminadas a mejorar la salud mental 21.
Por otro lado, se encontró que los hombres realizaban más actividad física en comparación con las mujeres, condición que se considera puede ser, en parte, resultado de aspectos ligados a la identidad de género, los cuales pueden influir sobre el comportamiento y en la toma de decisiones para la práctica de cierto tipo de actividades28.
Los estudiantes universitarios participantes en el estudio presentaron una mala calidad de sueño. Comúnmente los problemas de sueño están relacionados con el estrés. Las personas sensibles a la interrupción del sueño relacionada con el estrés tienen más posibilidades de desarrollar insomnio de manera crónica. El insomnio preexistente es un factor de riesgo para el desarrollo del trastorno de estrés postraumático, esto ocurre cuando se expone a un factor estresante importante, como fue el caso del confinamiento por COVID-1930.
Los resultados de este estudio ponen de manifiesto la importancia de promover la resiliencia, como una herramienta individual y colectiva, para hacer frente a la adversidad, adaptarse, recuperarse y acceder a una vida significativa y productiva5.
Estudios al respecto, han evidenciado que la resiliencia en los estudiantes universitarios favorece que estos tengan mecanismos de respuesta más desarrollados, así como, mayor capacidad de adaptación y control de incertidumbres futuras. En el plano académico se ha visto que, entre más resiliente sea un estudiante, mejor desempeño académico tendrá; lo cual contribuye a disminuir la deserción escolar durante su trayectoria académica y a brindarle herramientas para gestionar de manera efectiva los problemas o conflictos cotidianos6, como los experimentados durante el confinamiento por la COVID-19.
La relación entre resiliencia y hábitos de alimentación da la pauta para estudios futuros que permitan observar y analizar detenidamente cuales son las características de la dieta, alimentos o nutrientes que principalmente se asocia a una mayor resiliencia en las personas, a fin de promover el consumo de estos alimentos o nutrientes en este grupo etario de interés en las cuales predomina constantemente la carga de estrés y ansiedad.
De acuerdo con la literatura disponible sobre la relación entre la resiliencia y la calidad de sueño queda al descubierto la oportunidad de realizar más investigaciones en dicho tema, debido que ha sido poco explorado.
La población de estudio no mostró una paridad entre el número de participantes hombres y mujeres, por lo que las diferencias entre sexo encontradas pueden deberse a esto. Se sugiere en estudios futuros incrementar el tamaño de la población con mayor participación del sexo masculino para poder tener resultados concluyentes sobre el papel de los estilos de vida saludable en el desarrollo de la resiliencia, además, considerar el nivel socioeconómico de los participantes para poder realizar una comparación y cambio de los estilos de vida en pandemia. Respecto a la calidad de sueño se recomienda evaluar el tiempo de uso de dispositivos electrónicos durante la noche y el uso de medicamentos hipnóticos y automedicación durante el confinamiento.
BIBLIOGRAFÍA
- Lipskaya, L. COVID-19 isolation in the healthy population in israel: Challenges in daily life, mental health, resilience, and quality of life. International Journal of Environmental Research and Public Health. 2021; 18(3):1–16.
- Blanc J, Louis E, Joseph, J. What the World Could Learn From the Haitian Resilience While Managing COVID-19. 2020 Sep; 12(6): 569–571.
- Whatnall M C, Patterson A. J, Siew Y. Y, Kay-Lambkin F, Hutchesson M. J. Are psychological distress and resilience associated with dietary intake Among Australian university students?. International Journal of Environmental Research and Public Health. 2019;16(21):1–15.
- Liu N, Zhang F, Wei C, Jia Y, Shang Z, Sun L, et. al. Prevalence and predictors of PTSS during COVID-19 outbreak in China hardest-hit areas: Gender differences matter. Psychiatry Research. 2020; 287:112921.
- Patel V, Goodman A. Researching protective and promotive factors in mental health. International Journal of Epidemiology. 2007; 36(4): 703–707.
- Jeong Sook L. Effect of resilience on intolerance of uncertainty in nursing university students. Nursing Forum. 2019; 54(1): 53–59.
- Sogari G, Velez-Argumedo C, Gómez M. I., Mora C. College students and eating habits: A study using an ecological model for healthy behavior. Nutrients. 2018; 10(12): 1–16
- Castro O, Bennie J, Vergeer I, Bosselut G, Biddle S. Correlates of sedentary behavior in university students: A systematic review. Preventive Medicine.2018; 116(April): 194–202
- OMS. Recomendaciones mundiales sobre actividad física para la salud. WHO; World Health Organization. 2010. Disponible en: http://www.who.int/dietphysicalactivity/publications/9789241599979/es/
- Durán S, Rosales G, Moya C, García P. Insomnio, latencia al sueño y cantidad de sueño en estudiantes universitarios chilenos durante el periodo de clases y exámenes. Salud Uninorte Barranquilla. 2017; 33(2): 75–85.
- Leveson J, Shensa A, Sidani J, Colditz J, Primack B. The Association between Social Media Use and Sleep Disturbance among Young Adults. Prev Med. 2016; 85(1): 36.41.
- Fontana A, Raimondi W, Rizzo M. Calidad de sueño y atención en una muestra de estudiantes universitarios. Medwave. 2014; 14(8):6015
- Perlus J, O’Brien F, Haynie D. L, Simons-Morton B. G. Adolescent sleep insufficiency one year after high school. Journal of Adolescence. 2018; (68): 165– 170
- Zhang Y, Ma Z. F. Impact of the COVID-19 pandemic on mental health and quality of life among local residents in Liaoning Province, China: A cross-sectional study. International Journal of Environmental Research and Public Health. 2020; 17(7): 2381
- Blanco J. R, Jurado P. J, Aguirre S. I, Aguirre J. F. Composición Factorial de la Escala de Resiliencia Mexicana en Universitarios Mexicanos. Formación Universitaria. 2018; 11(6): 99–106
- Márquez Y. F, Salazar E. N, Macedo G, Altamirano M. B, Bernal M. F, Salas J, Vizmanos B. Diseño y validación de un cuestionario para evaluar el comportamiento alimentario en estudiantes mexicanos del área de la salud. Nutrición Hospitalaria. 2014; 30(1): 153–164.
- Rico A, Fernández J. A. Propiedades clinimétricas de la versión castellana del cuestionario de Pittsburgh. Vigilia-Sueño. 1997; 9(2): 81–94.
- Rangel Y, Soto M. C, Aguirre S. I, Jiménez C, Conchas M. C., Mondaca F, Nájera R. J. Resiliencia Percibida en Estudiantes Universitarios Comparaciones Por Género. European Scientific Journal ESJ. 2019; 15(23): 106-114
- Velasco V. M, Suárez G. G, Córdova S, Luna L. E, Mireles S. A. Niveles de resiliencia en una población de estudiantes de licenciatura y su asociación con variables familiares y académicas. Revista Iberoamericana de Producción Académica y Gestión Educativa. 2015; 2(3): 1-23
- Chales Aoun A. G, Merino Escobar J. M. Actividad física y alimentación en estudiantes universitarios chilenos. Ciencia y Enfermería. 2019; 25(16): 1-10
- Cabrera E. Actividad física y efectos psicológicos del confinamiento por COVID- 19. Revista de Psicología.2020; (2): 209–220.
- Fernandes B, Biswas U. N, Tan Mansukhani R, Vallejo A, Essau C. A. The impact of COVID-19 lockdown on internet use and escapism in adolescents. Revista de Psicología Clínica Con Niños y Adolescentes. 2020; 7(3): 59–65
- Iñiguez S. O, Iñiguez Jiménez I. J, Cruz Pierard S. M, Iñiguez Jiménez A. C. Relación entre uso problemático de internet y calidad de sueño durante la pandemia de COVID-19. Universidad de Ciencia y Tecnología. 2021; 25(109): 116–123
- Sandín B, Chorot P, García-Escalera J, Valiente R. M. Impacto emocional de la pandemia de COVID-19 durante el periodo de confinamiento en España: Factores protectores y factores de riesgo/vulnerabilidad. Acción Psicológica. 2020; 18(1): 27-44
- González N, López A, Valdez J. Resiliencia. Diferencias por Edad en Hombres y Mujeres Mexicanos. Acta de Investigación Psicológica 2015; 5(2): 1996–2010.
- Melchor Audirac A, Hernández Zúñiga A. G, Sánchez Sosa J. J. Universitarios mexicanos: lo mejor y lo peor de la pandemia de COVID-19. Revista Digital Universitaria. 2021; 22(3):106-123
- Pérez Rodrigo C, Gianzo Citores M, Hervás Bárbara G, Ruiz Litago F, Casis Sáenz L, Aranceta Bartrina J. Cambios en los hábitos alimentarios durante el periodo de confinamiento por la pandemia COVID-19 en España. Revista Española de Nutrición Comunitaria. 2020; 26(2): 101–111
- García Puello F, Herazo Beltrán Y, Vidarte Claros J. A, García Jiménez R, Crissien Quiroz E. Evaluación de los niveles de actividad física en universitarios mediante método directo. Revista de Salud Pública 2018; 20(5): 606–611
- Choi J. Impact of stress levels on eating behaviors among college students. Nutrients. 2020; 12(5):1241
- Altena E, Baglioni C, Espie C. A, Ellis J, Gavriloff D, Holzinger B, Schlarb A, Frase L, Jernelöv S, Riemann D. Dealing with sleep problems during home confinement due to the COVID-19 outbreak: Practical recommendations from a task force of the European CBT-I Academy. Journal of Sleep Research. 2020; 29(4):1-7.
Tabla 1. Valores medios de Resiliencia y sus factores:
Tabla 2. Perfil de consumo alimentario habitual en hombres y mujeres:
Tabla 3. Componentes de Calidad de sueño: valores medios por sexo:
Tabla 4. Relación entre Resiliencia y las variables dependientes: