Síndrome de dolor miofascial. Tratamiento fisioterapéutico. Artículo monográfico.

17 septiembre 2023

AUTORES

  1. Mario Muñoz Ranz. Fisioterapeuta en el Servicio Aragonés de Salud.

 

RESUMEN

Podemos definir el síndrome de dolor miofascial como un trastorno musculoesquelético que se caracteriza por la presencia de áreas altamente sensibles y dolorosas en los músculos y tejidos circundantes, conocidas como puntos gatillo miofasciales (PGM). Se trata de una afección con alta incidencia cuyas causas son diversas, incluyendo actividad muscular anormal, microtraumatismos, estrés psicológico, mala postura, alteración del flujo sanguíneo, factores neurológicos y genéticos, y estilo de vida entre otros. En cuanto a su diagnóstico, este es controvertido, aunque será habitual basarse en la historia clínica y el examen físico, además de seguir los criterios de Travell y Simons mediante 7 principales características, en preferencia al uso de pruebas de imagen. Respecto a su tratamiento, este incluye opciones farmacológicas y no farmacológicas. Será de gran importancia en esta segunda opción la fisioterapia tanto para abordar el dolor con sus diferentes técnicas como para reacondicionar y reeducar la musculatura afectada.

 

PALABRAS CLAVE

Puntos gatillo, síndrome de dolor miofascial, fisioterapia.

 

ABSTRACT

Myofascial pain syndrome is defined as a musculoskeletal disorder characterized by the presence of highly sensitive and painful areas in the muscles and surrounding tissues, known as myofascial trigger points. It is a condition with high incidence and diverse causes, including abnormal muscular activity, microtrauma, psychological stress, poor posture, altered blood flow, neurological and genetic factors, and lifestyle, among others. As for its diagnosis, it is controversial, although it is usual to base it on the clinical history and physical examination, in addition to following the Travell and Simons criteria through 7 main characteristics, with preference to the use of imaging tests. Regarding its treatment, it includes pharmacological and non-pharmacological options. Physiotherapy will be of great importance in this second option, both to treat pain with its different techniques and to recondition and re-educate the affected muscles.

 

KEY WORDS

Trigger points, myofascial pain syndromes, physiotherapy.

 

DESARROLLO DEL TEMA

Cuando nos referimos al síndrome del dolor miofascial nos encontramos con un concepto que engloba de forma generaliza la aparición de dolor en los tejidos blandos del cuerpo. De forma más específica, podemos definir el síndrome de dolor miofascial como un trastorno musculoesquelético que se caracteriza por la presencia de áreas altamente sensibles y dolorosas en los músculos y tejidos circundantes, conocidas como puntos gatillo miofasciales (PGM). Estos PGM son regiones pequeñas y bien localizadas dentro del tejido muscular, donde las fibras musculares están contraídas de manera sostenida y anormal, resultando en un endurecimiento palpable y una notable sensibilidad a la presión. Además, se produce dolor referido a distancia el cual puede reproducirse mediante la palpación de estas bandas tensas 1, 2.

Por otra parte, respecto a la fascia, componente de gran importancia en el desarrollo de esta patología, está se trata de tejido conectivo que recubre los músculos, órganos y otras estructuras. Las anomalías en la fascia, como la formación de bandas tensas y adhesiones, pueden contribuir a la aparición y persistencia del dolor. La fascia normalmente actúa como un soporte estructural y ayuda a transmitir fuerzas musculares, pero en el caso del síndrome de dolor miofascial, se ha observado que se vuelve más rígida y menos elástica, lo que podría contribuir al desarrollo de PGM.

Además, cabe destacar la diferenciación entre distintos tipos de puntos gatillos miofasciales, de forma general estos suelen clasificarse como activos o latentes 3. En su forma activa el dolor es continuo, con disminución de la elasticidad muscular, debilidad muscular y dolor referido en respuesta a la presión directa 4, 5. La intensidad y extensión del dolor dependen principalmente del grado de irritabilidad del PG. Por otro lado, los puntos gatillo latentes presentan las mismas características clínicas que los puntos gatillo activos, aunque tienden a ser menos graves, además, en las formas latentes el dolor es inducido más que constante, tanto en la zona de origen del dolor como en la del dolor referido 1, 4, 6.

 

EPIDEMIOLOGÍA:

La epidemiología del síndrome de dolor miofascial (SDM) carece de datos precisos y uniformes, esto se debe en gran medida a la falta de criterios de diagnóstico estandarizados y a la variabilidad en la presentación clínica de la afección. No obstante, algunos estudios señalan que este síndrome es muy frecuente en la población general y su incidencia puede llegar al 54% en mujeres y al 45% en hombres 8. Respecto a la edad de presentación, esta se vio más frecuentemente en sujetos entre 27,5 y los 50 años, con preferencia en individuos sedentarios 3, 9. Por otro lado, la mayoría de las publicaciones no reportan diferencias significativas entre ambos sexos 4, 6, aunque se ha descrito una mayor prevalencia en el sexo femenino 10.

 

ETIOLOGÍA:

Cabe destacar sin embargo que las causas del dolor miofascial son multifactoriales y complejas, involucrando una interacción entre factores musculares, neurológicos, metabólicos y psicológicos. Aunque no existe un consenso definitivo sobre las causas exactas, se han propuesto diversas teorías que arrojan luz sobre el desarrollo y la persistencia del síndrome de dolor miofascial (SDM).

  • Actividad Muscular Anormal: La actividad muscular excesiva o anormal puede ser una causa fundamental del SDM. El uso repetitivo, la tensión prolongada o la sobrecarga muscular pueden llevar a una alteración en la función contráctil de las fibras musculares. Esto puede desencadenar la formación de puntos gatillo, áreas de contracción muscular sostenida que resultan en una disminución del flujo sanguíneo, acumulación de productos metabólicos y una mayor irritabilidad nerviosa.
  • Microtraumatismos: Los microtraumatismos repetidos o lesiones musculares menores pueden contribuir al desarrollo de puntos gatillo. Estos traumas pueden desencadenar una respuesta inflamatoria localizada, lo que puede llevar a la formación de bandas tensas y PGM en el tejido muscular y fascial.
  • Estrés Psicológico: El estrés emocional y psicológico puede jugar un papel importante en el SDM. El estrés crónico puede llevar a una tensión muscular generalizada y una alteración en la percepción del dolor. La liberación de hormonas del estrés como el cortisol puede influir en la sensibilidad del sistema nervioso y contribuir a la hipersensibilidad y sensibilización.
  • Mala Postura y Desalineación: La adopción de una mala postura y patrones de movimiento incorrectos pueden generar desequilibrios musculares y tensiones asimétricas en el cuerpo. Esto puede causar una distribución irregular de la carga en los músculos y la fascia, lo que aumenta la probabilidad de la formación de puntos gatillo.
  • Alteraciones del Flujo Sanguíneo: La disminución del flujo sanguíneo localizado puede ser un factor contribuyente en el SDM. Una perfusión inadecuada puede llevar a la acumulación de productos metabólicos y a la falta de oxígeno en las fibras musculares, lo que desencadena una respuesta inflamatoria y sensibilización de los nervios.
  • Factores Neurológicos: Las alteraciones en el sistema nervioso, como la sensibilización central y periférica, pueden desempeñar un papel en el desarrollo y mantenimiento del dolor miofascial. La sensibilización implica que los nervios se vuelven más sensibles a los estímulos, lo que puede resultar en una percepción exagerada del dolor en respuesta a estímulos normales.
  • Factores Genéticos y Hereditarios: Se ha planteado la posibilidad de que ciertas predisposiciones genéticas puedan influir en la susceptibilidad de una persona al SDM. La genética podría influir en la estructura del tejido conectivo, la respuesta inflamatoria y la función neuromuscular.
  • Estilo de Vida: Factores como la falta de ejercicio, la falta de sueño, la nutrición deficiente y el consumo excesivo de alcohol o tabaco pueden afectar negativamente la salud muscular y contribuir al desarrollo del SDM.

 

Es importante tener en cuenta que estas causas no son necesariamente independientes, y en muchos casos, interactúan entre sí para dar lugar al SDM. Comprender estas causas puede ser fundamental para un enfoque de tratamiento exitoso, que suele incluir abordajes multidisciplinarios.

 

DIAGNÓSTICO:

Existe cierto debate en la literatura sobre lo que se necesita para diagnosticar un síndrome de dolor miofascial, sin embargo, este suele centrarse en la historia clínica y el examen físico pertinente. Existen medios objetivos para identificar el PGM, pero generalmente no se usan en la práctica clínica porque son costosos, requieren mucho tiempo y no están disponibles en ciertos contextos. De forma más concreta, es habitual el diagnostico mediante los criterios de Travell y Simons 4 los cuales describieron 7 principales características del punto gatillo, aunque no todas ellas están presentes en un momento dado, y no todas son necesarias para identificar un punto desencadenante y hacer un diagnóstico.

  • Banda tensa
  • Sensibilidad en la banda tensa
  • Reproducción del dolor
  • Respuesta de contracción local
  • ROM restringido,
  • Síntomas autonómicos
  • Dureza nodular en el punto gatillo.

 

TRATAMIENTO:

Se proponen diferentes opciones de tratamiento para este síndrome. Estos incluyen intervenciones farmacológicas y no farmacológicas. A nivel farmacológico es habitual el uso de fármacos antiinflamatorios no esteroideos y narcóticos para el control de los síntomas 11. Respecto a los métodos no farmacológicos, destacamos el papel de la fisioterapia, el cual se orientará principalmente en dos fases, la primera en la que se busca el control del dolor y la segunda en la que se busca el reacondicionamiento muscular mediante actividad física, ejercicios de control ergonómico y ejercicios de corrección postural, aunque cabe señar que ambas fases pueden plantearse de forma paralela en función del caso y la gravedad 12.

Profundizando en el tratamiento fisioterápico, será habitual el uso de terapias manuales, técnicas de spray y estiramiento 11, así como también la compresión isquémica 13, la terapia con láser 14 y la punción seca, la cual ha adquirido gran peso en el tratamiento actual debido a su efectividad 3.

 

BIBLIOGRAFÍA

  1. Gerwin RD. Classification, epidemiology, and natural history of myofascial pain syndrome. Curr Pain Headache Rep. 2001;5:412–20.
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  4. Simons DG, Travell JG, Simons LS, Travell JG. Travell & Simons’ myofascial pain and dysfunction the trigger point manual. 2th ed. Baltimore: Williams & Wilkins; 1999.
  5. Schmitter M, Balke Z, Hassel A, Ohlmann B, Rammelsberg P. The prevalence of myofascial pain and its association with occlusal factors in a threshold country non-patient population. Clin Oral Investig. 2007;11:277-81.
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  10. Lavelle ED, Lavelle W, Smith HS. Myofascial trigger points. Anesthesiol Clin. 2007;25:841-51.
  11. Gerber NL, Sikdar S, Hammond J, Shah J. A brief overview and update of myofascial pain syndrome and myofascial trigger points. J Spinal Res Found. 2011. 6(1):55–64.
  12. Mayoral O, Romay H. Fisioterapia conservadora del síndrome de dolor miofascial. Rev Iberoam Fisioter Kinesiol. 2005; 8: 11-16.
  13. Cagnie B, Dewitte V, Coppieters I, Van Oosterwijck J, Cools A, Danneels L. Effect of ischemic compression on trigger points in the neck and shoulder muscles in office workers: a cohort study. J Manipulative Physiol Ther. 2013. 36(8):482–489.
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