Alimentación en el embarazo, revisión bibliográfica.

13 enero 2023

AUTORES

  1. Noelia Calvo Górriz. Enfermera Servicio de Urgencias del Hospital Royo Villanova, Zaragoza.
  2. Pilar Yanguas Morera. Enfermera Centro de Salud Univérsitas, Zaragoza.
  3. Alexandra Anays Fernández de Landa Santiago. Enfermera Servicio de Urgencias del Hospital Royo Villanova, Zaragoza.
  4. Lucia Bosque Giménez. Enfermera Servicio de Urgencias del Hospital Royo Villanova, Zaragoza.
  5. Inés Larrosa Espinosa. Enfermera Correturnos del Hospital Royo Villanova, Zaragoza.
  6. Eduardo Espinosa Navarro. Enfermero Medicina Interna del Hospital Royo Villanova, Zaragoza.

 

RESUMEN

En la actualidad, todos los autores están de acuerdo en considerar que en esta etapa fisiológica de la vida de la mujer una alimentación racional es la mejor ayuda para prevenir accidentes, como los abortos espontáneos y repetidos, los partos prematuros y las repercusiones en el desarrollo del recién nacido (falta de peso, talla reducida, menor resistencia a las infecciones…)

La malnutrición es más importante si los embarazos son consecutivos y con cortos intervalos entre ellos; en este caso se agotan las reservas maternas y es difícil que el organismo de la mujer no se resienta (anemias, descalcificaciones…).

Atención especial merecen las embarazadas adolescentes, ya que tienen unas necesidades superiores a las de la mujer adulta porque todavía están en edad de crecimiento.

La mujer gestante debe sintetizar muchos tejidos nuevos, todo ello justifica el aumento fisiológico de peso que en el embarazo representa unos 9-12 kilos para mujeres en normopeso y talla media. Si su peso es deficitario, es recomendable que ganen los 12 kilos para el mejor devenir de su gestación, y las que inician el embarazo con sobrepeso u obesidad se deberían limitar a engordar entre 6-7 kilos.

Cabe destacar que habitualmente el comportamiento alimentario de la mujer no corresponde en general a las necesidades reales, ya que como, al principio del embarazo la mayoría comen menos de lo normal, porque a menudo presentan malestar, mareos, náuseas e incluso vómitos como respuesta a los grandes cambios metabólicos que se producen en su organismo.

Durante el segundo trimestre comen normal, pero es en el tercero cuando las necesidades han aumentado mucho a consecuencia de la gran demanda fetal, suelen comer menos, se encuentran poco ligeras, y frecuentemente disminuye la actividad física, lo que repercute en una falta de apetito.

Por todas estas razones el organismo pone en funcionamiento, desde el principio del embarazo, mecanismos compensadores de este comportamiento de la mujer, poco acorde como hemos visto con la realidad de la demanda.

 

PALABRAS CLAVE

Embarazo, nutrición.

 

ABSTRACT

Nowadays, all of the authors agree that a healthy diet is the best way to prevent accidents during this stage of a woman’s physical life, such as spontaneous and repeated abortions, premature births, and complications during the development of the newborn (weight gain, shorter height, lower resistance to infections, etc.). Malnutrition is more serious when the abortions are repeated frequently and with short intervals between them. In this case, the mother’s reserves are damaged, making it difficult for the female’s body to survive (anemia, low calcium levels…).

Adolescents who are beaten deserve special attention because they have needs that are higher than those of an adult woman because they are always growing older.

The mother-to-be needs to trim a lot of new tejidos in order to justify the physiological weight gain, which ranges from 9 to 12 kilograms for women of average height and weight. If your weight is low, it is recommended that you gain 12 kilograms for the best outcome of your pregnancy. Those who start the pregnancy with obesity or excess weight should limit themselves to 6-7 kilograms.

It is important to note that a woman’s eating habits typically do not correspond to her actual needs. This is because, at the beginning of the pregnancy, the majority of women eat less than normal because they frequently experience nausea, vomiting, and even vomiting as a response to the significant metabolic changes in their bodies.

During the second quarter, eating is normal; however, during the third, when the demands have increased significantly as a result of the high fetal demand, eating is limited, people tend to be less active, and this frequently results in a lack of appetite.

Because of all of these reasons, the body uses mechanisms to compensate for the woman’s behavior from the beginning of the attack, which is not very in line with the reality of the demand.

 

KEY WORDS

Pregnancy, nutrition.

 

DESARROLLO DEL TEMA

ADAPTACIONES METABÓLICAS:

El embarazo es una etapa en la que el organismo femenino sufre modificaciones metabólicas importantes. Por una parte, desarrolla un mecanismo compensador orientando el aumento de peso inicial hacia la reserva de grasa que la mujer podrá utilizar cuando la demanda energética del feto aumente a medida que el embarazo avance. Esto es posible porque al principio del embarazo se reduce el metabolismo basal, es decir, el gasto energético para la misma actividad que antes de la gestación es menor.

Vemos, pues, que el organismo de la embarazada es capaz, con el tiempo, de oxidar los ácidos grasos en los tejidos periféricos con el fin de dejar la máxima cantidad de glucosa y aminoácidos para que sean utilizados por el feto y los tejidos placentarios en el tercer trimestre, es decir, la época de mayor demanda nutritiva.

La glucosa desempeña un papel primordial en el crecimiento y el metabolismo fetal. Por otra parte, se observa un mecanismo bifásico adaptativo que comprende una primera etapa anabólica de reserva energética y proteica en los nuevos tejidos, para dar paso, en una segunda etapa, a otra fase catabólica en la que se usan estas reservas grasas y nitrogenadas, repartiendo así, sobre la total, el coste de la gestación y se reserva todavía algo para la futura producción láctea.

Estas adaptaciones maternas al crecimiento fetal se ven favorecidas, en parte, por el hiperinsulinismo existente en la madre, que facilita el anabolismo después de las comidas y acelera el catabolismo en ayunas, con la finalidad de mantener una homeostasis glucídica adecuada a las necesidades5.

Por este motivo, deben controlarse las dietas hipocalóricas porque pueden provocar cetonurias no deseables. Si una mujer está siguiendo un régimen de adelgazamiento cuando se queda embarazada, debe consultar a un profesional para ver si es conveniente continuar o debe modificarlo.

A veces, la creencia de que el parto resultará más fácil si se gana menos peso y el niño es más pequeño incita a controlar la ingesta de manera inadecuada tanto en cantidad como en calidad.

El embarazo es una buena ocasión para replantearse los hábitos alimentarios, lo cual favorecerá siempre el buen estado nutricional y ayudará a mantener el organismo de la futura madre en un buen estado de salud. También esta reflexión puede ser útil, a su vez, en la mejoría de los hábitos alimentarios del resto de la familia.

Además, se debe evitar el exceso de horas sin tomar alimentos, porque el embarazo propicia un estado metabólico especial que ofrece poca resistencia al ayuno, produciéndose hipoglucemias y, en consecuencia, se origina un excesivo movimiento de reservas grasas que provoca hipercetonemia. De ahí la importancia y la prioridad del desayuno, que ha de ser lo más completo posible (esto no quiere decir que sea copioso) sobre todo al final del embarazo, que es la época más lábil en este sentido.

 

NECESIDADES NUTRITIVAS DE LA GESTANTE:

Las recomendaciones nutritivas y alimenticias de la mujer embarazadas tienen como objetivos más importantes:

  1. Cubrir las necesidades nutritivas propias.
  2. Cubrir las necesidades del crecimiento fetal.
  3. Afrontar el momento del parto de una forma óptima.
  4. Prepara la futura lactancia.

Todos los organismos vivos necesitan energía, materiales para la construcción o plasticidad y materiales reguladores para mantener un buen estado de salud en todas las circunstancias en las que se encuentre.

Aunque las necesidades nutritivas se deben individualizar siempre, en líneas generales se puede decir que el coste energético del embarazo se estima en 75.000 Kcal., aproximadamente, suplementarias a las necesidades normales de la misma mujer no grávida.

Gracias a las adaptaciones que se producen sobre todo al principio, el aumento cuantitativo de las necesidades nutritivas, comparadas con las de la mujer no gestante, empiezan a partir del segundo trimestre, como se expone a continuación3.

*Energía:

La ración calórica global debe aumentarse, pero dentro de unos límites razonables. Este aumento tiene que ser suficiente para cubrir las necesidades del feto y las de la propia mujer, y para preparar las reservas que la ayudaran a afrontar mejor el parto y la futura lactancia.

A partir del cuarto mes de gestación, aproximadamente, se aconseja un aumento gradual de 100 Kcal/día hasta llegar a 300-350 Kcal/día al final del embarazo.

No obstante, la ración energética diaria no puede superar las 2.500-2.600 Kcal. para una mujer que desarrolle una vida activa moderada, ya que no es aconsejable ni poco peso ni un aumento de peso exagerado, que solo sirve para provocar el inicio de una obesidad y favorece la aparición de complicaciones.

Si el aumento de peso es excesivo, es necesaria una alimentación especialmente controlada en glúcidos y lípidos.

*Proteínas:

Recordemos que son los nutrientes plásticos o constructores por excelencia. En este periodo se necesitan 80-90 g/día. Se aconseja que al menos la mitad de las proteínas tengan un alto valor biológico, o sea, que contengan una cantidad adecuada de aminoácidos esenciales (caso de las proteínas animales). El resto se cubrirá con proteínas vegetales, generalmente de inferior valor biológico, porque contienen algún aminoácido esencial en poca cantidad y este aminoácido limita la síntesis proteica.

Es preciso recordar que la mezcla de dos alimentos vegetales cuyas proteínas tienen aminoácidos limitantes distintos mejora el valor biológico de ambos alimentos; por ejemplo, cereales y legumbres, como ya se ha explicado.

*Glúcidos y Lípidos:

Son nutrientes energéticos que deben ingerirse en cantidad suficiente para asegurar a su vez el buen uso de las proteínas, aunque su ingesta no debe ser excesiva, ya que entonces se producirá un aumento de peso no deseado.

El equilibrio normal de la ración calórica quedará asegurado con raciones de unos 330 g de glúcidos y aproximadamente 90 g de grasa al día.

En cuanto a los glúcidos, como ya se ha indicado, son más interesantes los alimentos que los contienen complejos (almidón y féculas), que los que contiene azúcares (sacarosa, fructosa, etc.).

También es recomendable ingerir fibras (componentes de la estructura vegetal). Muchas son polisacáridos, es decir, pertenecen al grupo de los glúcidos, aunque, a diferencia de los citados, estos no son asimilables, si bien desempeñan un papel importante en el proceso de la nutrición, concretamente en la regulación intestinal. Por lo que respecta a los alimentos grasos, interesan especialmente los que contienen ácidos grasos esenciales, como el ácido linoleico (que solo aparece en la composición de las grasas de origen vegetal).

*Elementos minerales:

Calcio y fósforo. Deben valorarse conjuntamente, ya que el papel del fosfato cálcico en la formación de los huesos del feto y los dientes del recién nacido es importante.

Es aconsejable una ración de 1.600 mg calcio/día. Para asegurar su absorción es precisa la vitamina D.

El fósforo suele ser necesario en cantidades dobles al calcio. Los alimentos lácteos aseguran esta proporción.

Yodo. Su falta puede producir bocio congénito y favorecer los abortos. Si la alimentación no aporta este mineral, se puede tomar en forma de sal de mesa yodada.

Hierro. Las necesidades del feto son considerables. Necesita hierro para la formación de hematíes durante la vida intrauterina y también para la formación de reservas útiles durante el periodo en el que la alimentación del niño será exclusivamente a base de leche. Las dos terceras partes del hierro presente en el organismo del recién nacido se acumulan en el tercer trimestre del embarazo de ahí se desprende la importancia de este elemento mineral en la dieta de la futura madre.

Es preciso recordar que del hierro que contienen los alimentos el organismo es capaz de aprovechar solo una parte y aprovecha mejor el que se encuentra en forma heminica (en los productos de origen animal). El hierro vegetal se absorbe bastante mal, aunque el ácido ascórbico (vitamina C) facilita esta absorción (limón, zumo de naranja, etc.).

Se recomienda un aporte diario de hierro en la alimentación de la embarazada de 18-20 mg para asegurar tanto su propia demanda como la fetal.

Azufre. Está incluido en los aminoácidos azufrados, es decir, en alimentos proteicos. Se encuentra en buena cantidad en las proteínas de alto valor biológico.

Oligoelementos. En menor proporción, pero también necesarios, podemos nombrar los requerimientos en magnesio, cobre, cinc, manganeso, cloro, selenio, etc.

*Agua:

La necesidad hídrica de la mujer gestante es normal, es decir unos 2-2.5 l/día, que corresponden a las pérdidas fisiológicas por la orina, las heces, el vapor de la respiración y las pérdidas cutáneas insensibles.

Con el fin de reponer el equilibrio deseable para la normalidad de todos los procesos biológicos se considera necesario beber 1-1.5 l/día de agua. El resto generalmente queda cubierto con el variado contenido acuoso de los alimentos.

*Vitaminas:

Las necesidades más importantes en este esta etapa hacen referencia a las vitaminas siguientes:

1) Vitamina A. Además de cubrir las necesidades de la mujer, su ingestión evitara anomalías visuales en el recién nacido.

2) Vitamina E. En la actualidad se sabe que esta vitamina actúa junto con el selenio como antioxidante. Son, por tanto, elementos protectores del organismo maternal y del futuro niño. También se atribuye a estas sustancias una acción estimulante en la producción de anticuerpos y, por tanto, vigoriza el sistema inmunitario.

3) Vitaminas del grupo B. Durante el embarazo existe una necesidad fisiológica aumentada del complejo vitamina B. Por ejemplo, se sabe que un buen aporte de vitamina B1 evita problemas neuromusculares y facilita las contracciones uterinas en el momento del parto.

4) Vitamina C. Esta vitamina evita las gingivitis a las embarazadas y refuerza convenientemente todas las mucosas del organismo, es decir, que es una vitamina protectora general.

*Ácido Fólico:

Parece ser que, administrado en forma de folatos en los periodos periconcepcionales, puede actuar profilácticamente sobre la incidencia de posibles alteraciones del desarrollo cerebral.

En cuanto a la relación nutrición/desarrollo cerebral, se sabe que las condiciones de nutrición pueden afectar este último durante las primeras semanas de vida y provocar determinadas embriopatias. El desarrollo cerebral continúa durante el periodo que va desde el final del embarazo hasta los 2 años de vida infantil (fase explosiva de desarrollo cerebral). Una malnutrición en esta etapa podría frenar este crecimiento y repercutir positivamente sobre la conducta y las aptitudes mentales del futuro adulto, pero no provocar malformaciones como en la primera etapa. Durant el embarazo, la OMS recomienda consumir diariamente 600 a 800 microgramos de ácido fólico1.

*Fibras:

Es importante el aporte de una cierta cantidad de fibra dentro de la alimentación cotidiana con el fin de mejorar el tránsito intestinal y favorecer la evacuación regular. Encontramos pectinas en la pulpa de las frutas y verduras y en pieles finas, hemicelulosas en legumbres y verduras, y celulosa en las partes más duras de las hortalizas y en los cereales completos o integrales.

De una forma aislada se puede usar salvado, aunque este es solo recomendable de manera excepcional y no debe ser la normal habitual.

Las fibras son, en general, indigeribles, es decir, no son aprovechables, pero desempeñan sobre todo un papel importante en la lucha contra el estreñimiento, muy frecuente en la embarazada.

*Alcohol:

El alcohol etílico, un elemento contenido en mayor o menor cantidad en distintas bebidas, es metabolizado por el organismo y genera aproximadamente 7 Kcal. / Gr.

No obstante, en el caso de la embarazada la preocupación por el alcohol no son las calorías, sino la toxicidad de esta sustancia, que puede comprometer el estado nutricional de la mujer. Se sabe que el alcohol afecta el trabajo metabólico, produce desnutrición y disminuye la utilización de muchos nutrientes (proteínas, calcio, hierro, cinc, magnesio, folatos, vitaminas B1, B6 y B12, vitamina A, etc.). La toxicidad del alcohol puede ser responsable de accidentes obstreticos, los abortos entre otros.

El alcohol atraviesa la placenta y el riesgo de la aparición del síndrome alcohólico fetal (SAF) es más elevado de lo deseable. Este síndrome es responsable de mortalidad perinatal y de que los niños afectados presentan al nacimiento hipotrofia, una dismorfia facial característica, alteraciones del sistema nervioso central y malformaciones cardíacas con posterior retraso del desarrollo tanto físico como psíquico.

La dosis de alcohol diaria responsable de producir tales efectos no está clara, aunque los estudios actuales se refieren a cifras por encima de los 30gr de alcohol puro.

Cabe diferenciar el riesgo mayor de la mujer bebedora habitual de la que lo hace de una manera esporádica, aunque la evidencia epidemiológica obliga actualmente a desaconsejar muy seriamente la ingesta de alcohol durante el embarazo2.

 

ALIMENTACIÓN:

Hemos visto que la naturaleza se encarga de poner en marcha mecanismos específicos en esta etapa; en consecuencia, la mujer gestante no debe comer por dos, ni estar pendiente de satisfacer los antojos alimentarios, sino que debe orientar la alimentación según las necesidades específicas de esta etapa de la vida.

Es recomendable, que la presentación de los alimentos sea atractiva, éstos sean fáciles de digerir y se tomen en un ambiente tranquilo, y no pasen muchas horas entre comidas.

También es aconsejable hacer un poco de ejercicio físico (p.ej., preparación para el parto). En caso de no hacerlo, o complementariamente, siempre es bueno caminar cada día6.

 

EMBARAZOS ESPECIALES:

Es bueno contemplar algunos casos particulares de embarazo que, sin ser patológico, pero tampoco normales, requieren ciertas atenciones específicas.

Embarazos gemelares (o de trigéminos):

En estos casos debe incrementarse el aporte de proteínas de alto valor biológico y el de minerales, en especial calcio, magnesio, hierro y oligoelementos. También es aconsejable administrar un suplemento vitamínico. Es conveniente vigilar de modo particular la tensión arterial con el fin de detectar una posible hipertensión; si ésta aparece, se deberá controlar la ingesta de sodio.

Gestantes multíparas:

Nos referimos a aquéllas en las que el periodo entre dos embarazos ha sido inferior a 1 ½ años. Estas mujeres deben incrementar las aportaciones de proteínas, vitaminas y sales minerales porque generalmente sus reservas son muy bajas o nulas. Hay que combatir este agotamiento del organismo materno, ya que, de lo contrario, aparecen anemias y se observa también retraso del crecimiento fetal.

Mujeres con una actividad física importante:

Estas mujeres deben recibir una ración energética suficiente para el curso del embarazo y que además cubra las necesidades del tipo de actividad que realicen, pudiendo llegar sus necesidades a las 3000 kcal o más. A partir de la aportación energética, el reparto nutritivo tiene que ser equilibrado, tal como se hace en las recomendaciones alimentarías que preceden.

Adolescentes:

Aparte de ser un problema social, también es de tipo fisiológico, ya que al producirse el embarazo en una etapa de crecimiento activo de la madre con demandas anabólicas sobreañadidas, puede alterar el desarrollo óseo y comprometer la estatura final y la formación del esqueleto de esta futura mujer adulta.

Las necesidades nutritivas son muy elevadas y, si no se cubren, existe el riesgo de recién nacido con peso bajo y de mortalidad neonatal. Estas mujeres también son candidatas a presentar con frecuencia hipertensión arterial y anemia. Es preciso, por tanto, que reciban una alimentación muy nutritiva y que sean sometidas a controles frecuentes. Generalmente necesitan suplementos energéticos, vitamínicos y minerales para evitar estos problemas.

Mujeres vegetarianas:

Si la embarazada practica este tipo de dieta, es aconsejable que ésta sea ovolactovegetariana, ya que, aunque no incluye carnes ni pescados, cuenta con alimentos nutritivamente equivalentes. Está desaconsejada la dieta vegetariana estricta, también denominada vegetalita, porque no asegura los aportes nutritivos indispensables para el proceso de gestación, como son la vitamina B12, el hierro, el calcio y las proteínas de alto valor biológico.

En esta etapa, más que otras, es necesario que se mezclen alimentos proteicos animales con otros vegetales para optimizar el aprovechamiento. Por ejemplo, arroz, pasta o pan con leche, huevos o queso.

Embarazos tardíos:

Actualmente muchas mujeres retrasan la decisión de su primer embarazo, por motivos profesionales o por otras circunstancias, pasados los 30 años. Otras, después de tener uno o más hijos, tienen otro superados los 35 años. No parece que la edad sea un inconveniente, siempre y cuando se realicen los controles adecuados.

Es preciso, no obstante, para aquellas que de manera prolongada han usado anticonceptivos, que se realice una analítica para comprobar su estado en vitaminas del grupo B, en especial B6, de fosfatos y hierro, puesto que sus depósitos suelen ser limitados para afrontar bien el embarazo y deben suplementarse generalmente ya en los primeros estadios, o antes del embarazo en el caso del ácido fólico.

Otro problema de esta etapa es la tendencia de muchas mujeres de esta edad a ganar peso con más rapidez que las más jóvenes. Debe vigilarse que no sobrepasen el ritmo de ganancia ponderal recomendada.

Embarazadas obesas:

Estadísticamente está aceptado que el embarazo es un factor de riesgo para iniciar un sobrepeso e incluso obesidad. En efecto, muchas mujeres que no han controlado bien su ganancia ponderal y han llegado a término con pesos superiores a los recomendados pueden iniciar así este proceso, que es referido frecuentemente.

Aquí no trataremos estos casos, sino sólo cuando el embarazo se da en una mujer con una obesidad preexistente, es decir, con un IMC superior a 30.

En estas mujeres debe limitarse el aumento de peso a una ganancia de 6-7kg como máximo. Hay que establecer una dieta prudente en cuanto al contenido energético, pero dentro de un equilibrio, con el fin de no perjudicar el desarrollo fetal y evitar la aparición de cetosis.

La obesidad es un problema para el buen desarrollo del embarazo, pues el grosor de la pared abdominal dificulta el buen control clínico, se asocia con frecuencia a complicaciones metabólicas como la diabetes; la aparición de hipertensión tampoco es rara y, en definitiva, dificulta el parto y acentúa considerablemente los riesgos vasculares en el posparto.

La dieta se debe basar en la supresión de glúcidos simples; no así, un cierto aporte de almidones, bastantes verduras, hortalizas y un poco de fruta. Los alimentos proteicos deben ser poco grasos y en formas culinarias simples, aderezados con hierbas y zumo de limón. Hay que evitar al máximo las grasas animales, aliñando con un poco de aceite. En cuanto a los alimentos lácteos, deben ser parcialmente desnatados. Es recomendable que beba mucha agua e infusiones entre horas y también caldos vegetales sin grasa o zumos de hortalizas, evitando, en cambio, los de fruta, para obtener una cierta sensación de plenitud gástrica, que indudablemente beneficiará psíquicamente a la obesa1.

 

TRASTORNOS FRECUENTES EN EL EMBARZO:

Mencionamos algunos trastornos que, por su incidencia durante el embarazo, requieren que se les preste atención y se apuntan algunas soluciones prácticas con intención de aliviarlos en la medida de lo posible.

Náuseas y vómitos:

Son bastante habituales durante el primer trimestre de embarazo y acostumbran a desaparecer después. Si persisten o son muy frecuentes, se debe controlar el riesgo de deshidratación y se tratarán convenientemente.

Las alteraciones iniciales que se han expuesto acostumbran a obedecer a una hipersensibilidad olfativa y son muchos los olores que ocasionan el problema. El consejo lógico es alejarse del ambiente molesto y suprimir los alimentos que puedan repugnar a la embarazada. Recuérdese que los alimentos fríos son menos aromáticos que los calientes y que los fritos o asados lo son más que los hervidos o hechos al vapor.

Otra recomendación eficaz para reducir al mínimo este tipo de trastorno es fraccionar la comida diaria en pequeñas tomas cada 2 o 3 horas, pues así se sobrecarga menos el estómago y a veces la tolerancia es mejor.

Pirosis:

Es frecuente que la embarazada padezca ardor de estómago.

En estos casos no es conveniente tener el estómago vacío durante muchas horas, por lo que pueden ser válidas las recomendaciones dadas para las náuseas y vómitos. También es conveniente evitar los alimentos ácidos, las grasas cocidas, los caldos cárnicos y las especias, que aumentan las secreciones. Es recomendable, asimismo, no acostarse o ponerse en decúbito supino hasta transcurrida una hora de haber comido.

Es un error utilizar bebidas alcalinas, como el agua de Vichy, para contrarrestar el problema; es mejor tomar agua natural sin gas.

Estreñimiento:

Estadísticamente queda manifiesto que en cierto grado es normal, aunque debe procurarse que el problema no se haga importante, ya que podría ocasionar otros más graves, como puede ser la aparición de hemorroides, en especial en mujeres con alteraciones de la circulación venosa y con varices.

La lucha contra el estreñimiento consiste en combinar varias cosas, como beber agua abundante a lo largo del día entre comidas; tomar verdura y ensaladas diariamente, y consumir la fruta, de preferencia en pieza con su pulpa. Las pieles de las legumbres contienen un tipo de fibra muy recordable para el buen tránsito intestinal. Si se consume pan integral, es preferible su consumo en las comidas en las que no haya lácteos con el fin de no perder este elemento tan importante en esta época.

Calambres:

Muchas embarazadas los padecen. En general, se deben a la modificación progresiva del punto de gravedad que presenta el propio proceso y a veces es causa de pequeños pinzamientos lumbares. Es aconsejable tomar alimentos que contengan vitamina B12, dado que esta vitamina actúa beneficiosamente sobre el sistema neuromuscular, y cuidar la higiene postural.

Anemias:

Es preciso diferenciar las anemias ferropénicas, que, como su nombre indica, se deben al agotamiento d las reservas de hierro de la mujer, de las megaloblásticas o perniciosas, que se producen casi siempre por una falta de vitamina B12 y de ácido fólico. Ambos problemas pueden afectar tanto a la salud de la madre como a la del futuro bebé. Si la mujer queda embarazada con un estado nutricional deficiente debe pensarse en la administración de suplementos de estos elementos al menos durante la segunda mitad del embarazo, para corregir el trastorno de la madre y propiciar las reservas que debe tener el recién nacido.

Edemas aislados:

Se presentan frecuentemente al final del día en las extremidades inferiores, sobre todo a finales del embarazo. Estos edemas no son patológicos y no es preciso tratarlos si no van asociados a una hipertensión o cualquier otra patología.

Hipertensión Arterial:

Muchos embarazos provocan una HTA en mujeres normalmente normotensas o la agravan en las que presentan ya este trastorno. La hipertensión se puede complicar y asociar con proteinuria y edemas. Este cuadro se denomina toxemia gravídica.

Los valores tensionales normales descritos por la OMS para la mujer adulta se aceptan entre 140 mmHg para el valor sistólico y 90 mmHg para el valor diastólico. La HTA debe recibir tratamiento; de lo contrario, el riesgo de complicaciones se acentúa y pueden aparecer problemas importantes durante el parto y provocar incluso el desarrollo de un cuadro convulsivo denominado eclampsia que comporta el riesgo de muerte fetal.

La dieta cuando existe HTA debe controlar el sodio, suele ser suficiente con una dieta que contenga de 1500 a 2300 mg/día. Esta dieta se suele acompañar de buenos aportes de potasio y calcio (frutas y lácteos) para mejorar la excreción urinaria. También se recomienda la ingesta de grasas poliinsaturadas con el fin de evitar accidentes vasculares. Por último, es preciso la supresión absoluta del alcohol y el control de las bebidas que contienen cafeína.

Patologías Crónicas:

La embarazada puede ser una mujer que sufra alguna patología, en cuyo caso, aunque ésta se halle estabilizada, debe prestarse suma atención, ya que el proceso de gestación puede descompensar o agravarla.

Cardiopatías: Muchas de ellas requieren dietas hiposódicas, siendo siempre necesario hacer comidas fraccionadas de buena digestibilidad para no fatigar el corazón y es conveniente un poco de reposo después de cada comida.

Insuficiencia renal: Son muy fáciles los desequilibrios hidroelectrolíticos en este tipo de pacientes. Debe controlarse con mucha frecuencia la tensión arterial y los niveles de agua, sodio y potasio en especial.

Diabetes: Las diabéticas insulinodependientes gestantes, si su enfermedad está compensada, deben seguir la dieta habitual, a no ser que el diabetólogo les varíe la pauta insulínica, en cuyo caso debe modificarse el régimen de acuerdo con la nueva pauta. Es importante recordar que el pronóstico fetal depende estrechamente de la estabilidad de la glucemia.

Existe la denominada diabetes gestacional, que aparece en el curso del embarazo, especialmente en quienes tienen antecedentes familiares o son obesas, o en embarazos de mujeres ya entradas en años. Este trastorno se define como una alteración de la tolerancia a los hidratos de carbono de gravedad variable. Se estima una prevalencia de este trastorno ente el 2-12% de la población gestante. Existen actualmente métodos de detección para el diagnóstico precoz. La prueba de detección se realiza a todas las embarazadas entre los 24-28 semanas si no presentan factores de riesgo; si es así, se vuelve a practicar una segunda prueba a las 30-32 semanas en caso de resultar negativa la primera prueba. Esta prueba se denomina Test O´Sullivan y se trata de observar la tolerancia oral a la glucosa para definir el tratamiento de la forma más precisa y así evitar muchas complicaciones y minimizar riesgos, tanto a lo largo del proceso, como en el momento del parto y el puerperio4 .

 

CONSEJOS PRÁCTICOS:

Hay una serie de consejos que pueden ser útiles en esta etapa de la vida de la mujer. Por ejemplo:

  1. Tiempo. Comer lenta y tranquilamente. No dejar pasar más de 4 horas entre cada comida.
  2. Comidas. Es aconsejable tomar:
    1. Un desayuno variado.
    2. Una comida no muy abundante.
    3. Una merienda ligera.
    4. Cenar pronto y no picar entre horas.
  3. Cocciones. Es preferible dejar que los alimentos se cuezan en su propia grasa y agua, sin adiciones suplementarias, de la forma más natural posible.
  4. Dientes. Con el fin de prevenir la caries, es recomendable enjuagarse la boca con alguna solución alcalina para contrarrestar la saliva ácida que se produce durante el embarazo a causa de las adaptaciones metabólicas.
  5. Peso. El peso se controlará si su aumento es superior a 1,8 kg durante el 1º trimestre, o si aumenta excesivamente después del cuarto mes de embarazo, con el fin de adoptar las medidas alimentarías adecuadas a un control de peso prudente en esta etapa fisiológica de la vida de la mujer.

 

BIBLIOGRAFÍA

  1. Alimentación segura durante el embarazo. (s/f). Gob.es. Recuperado el 12 de diciembre de 2022, de: https://www.consumo.gob.es/es/consumo/alimentacion-embarazo
  2. Bleichmar, J. C. (2012). Guia Practica Para La Mujer Embarazada 2 Ed: Una Historia Feliz de Nueve Meses (2a ed.). Ediciones Lea.
  3. Cervera, P. (1994). Alimentación materno-infantil. Masson.
  4. Gómez-Álvarez Salinas, P. (2004). Nutrición y embarazo. Farmacia profesional (Internet), 18(6), 46–51. https://www.elsevier.es/es-revista-farmacia-profesional-3-articulo-nutricion-embarazo-13063313
  5. Martínez García, R. M., Jiménez Ortega, A. I., Peral Suárez, Á., Bermejo López, L. M., Rodríguez-Rodríguez, E. (2021). Importance of nutrition during pregnancy. Impact on the composition of breast milk. Nutrición hospitalaria: Órgano Oficial de la Sociedad Española de Nutrición Parenteral y Enteral, 37(Spec2), 38–42. https://doi.org/10.20960/nh.03355
  6. Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social – Ciudadanos – Protección de la salud – Mujeres – Recomendaciones de Nutrición de la SEEN – En el embarazo. (s/f). Gob.es. Recuperado el 12 de diciembre de 2022, de https://www.sanidad.gob.es/ciudadanos/proteccionSalud/mujeres/recomendaciones/recEmbarazo.htm

 

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