Caídas en el anciano: factores y causas.

28 abril 2023

AUTORES

  1. Esther Marco Villacampa. Matrona/Enfermera HUMS, Zaragoza.
  2. Clara Prieto Giménez. Enfermera Hospital Royo Villanova, Zaragoza.
  3. María Del Alba Gálvez Romero. Celadora Hospital Royo Villanova, Zaragoza.
  4. Pilar Hernandez Loscertales. TCAE Hospital Royo Villanova, Zaragoza.
  5. Aitana Morant Pablo. Matrona/Enfermera en CAP Barrio Jesús, Zaragoza.
  6. Sandra Valero Barrios. Enfermera HRV, Zaragoza.

 

RESUMEN

La palabra caer procede del latín cadĕre, que en su primera acepción significa dicho de un cuerpo moverse de arriba abajo por la acción de su propio peso. También se puede definir como perder el equilibrio hasta dar en tierra o cosa firme que lo detenga. Según la Organización Mundial de la Salud, las caídas son “acontecimientos involuntarios que hacen perder el equilibrio y dar con el cuerpo en la tierra u otra superficie firme que lo detenga”. Este problema predispone a los ancianos a sufrir incapacidad, dependencia y múltiples enfermedades. Además, se considera uno de los principales “síndromes geriátricos”, y supone la segunda causa de muerte por lesiones accidentales o no intencionales en personas mayores, a nivel mundial. En conclusión; El riesgo de caídas es un problema frecuente en las personas mayores. La realización de una valoración sistemática de este riesgo, utilizando un instrumento específico, puede ayudar a identificar precozmente el nivel de riesgo y sus factores.

 

PALABRAS CLAVE

Anciano, caídas, prevención caídas, factores caída.

 

ABSTRACT

The word fall comes from the Latin cadĕre, which in its first meaning means said of a body moving up and down by the action of its own weight. It can also be defined as losing balance until hitting the ground or something firm that stops it. According to the World Health Organization, falls are “involuntary events that cause loss of balance and the body hitting the ground or another firm surface stops it.» This problem predisposes the elderly to suffer disability, dependency and multiple diseases. In addition, it is considered one of the main «geriatric syndromes», and is the second cause of death due to accidental or unintentional injuries in the elderly, worldwide. In conclusion; The risk of falls is a frequent problem in the elderly. Carrying out a systematic assessment of this risk, using a specific instrument, can help to identify the level of risk and its factors early.

 

KEYWORDS

Elderly, falls, fall prevention, fall factors.

 

DESARROLLO DEL TEMA

Según la Real Academia de la Lengua Española, la palabra caer procede del latín cadĕre, que en su primera acepción significa dicho de un cuerpo moverse de arriba abajo por la acción de su propio peso. También se puede definir como perder el equilibrio hasta dar en tierra o cosa firme que lo detenga.

Según la Organización Mundial de la Salud, las caídas son “acontecimientos involuntarios que hacen perder el equilibrio y dar con el cuerpo en la tierra u otra superficie firme que lo detenga”. Este problema predispone a los ancianos a sufrir incapacidad, dependencia y múltiples enfermedades. Además, se considera uno de los principales “síndromes geriátricos”, y supone la segunda causa de muerte por lesiones accidentales o no intencionales en personas mayores, a nivel mundial1.

El grupo de población que presenta un mayor riesgo de caídas son los ancianos o individuos de la tercera edad. La tercera edad o senectud se refiere a los últimos años que vive una persona, en la que un individuo se acerca a la edad máxima que un ser humano es capaz de vivir. En esta etapa se presenta un descenso de las estructuras que se habían desarrollado en las etapas anteriores, con lo que se dan cambios a niveles físico, cognitivo, emocional y social.

La incidencia anual de caídas entre personas ancianas que viven en la comunidad aumenta del 25 % entre los 65-70 años, al 35 % después de los 75. La mitad de las personas mayores que se caen lo hacen repetidas veces y son más frecuentes en hogares de ancianos y residencias2. Actualmente, este grupo de población se está incrementando, por lo que se produce un envejecimiento paulatino de la población, de tal manera que también se están incrementando las caídas, ya que este es el grupo más propenso a ellas. El hecho de que se incrementen las caídas hace que aumente el número de lesiones y patologías asociadas a las caídas de forma constante. Dichas caídas pueden producir importantes enfermedades, un incremento de la dependencia y la necesidad de institucionalización, lo cual supone una importante carga para el sistema sanitario y para el propio anciano implicado, así como para su familia. Las mujeres parecen sufrir más caídas que los hombres hasta los 75 años, a partir de la cual la frecuencia es similar en ambos sexos.

Toda caída tiene una serie de consecuencias, se pueden clasificar en los siguientes niveles:

  • Físicas: La fractura es la consecuencia más seria de las caídas. La tasa de mortalidad entre los enfermos que han sufrido una fractura de cadera es del 10-20 % más alta que entre aquellas de igual sexo y edad que no la han sufrido. Otras consecuencias son daños de tejidos blandos, los traumas de tejidos nerviosos (poco frecuente, pero graves); así como la hipotermia, deshidratación, infecciones respiratorias y sobre todo, el tromboembolismo pulmonar y las úlceras de decúbito.
  • Psíquicas: Generan miedo a caer otra vez, o un estado continuo de ansiedad, pérdida de confianza en sí mismo, aislamiento social, y restricción de las actividades de la vida diaria.
  • Sociales: Los familiares ante una caída, con frecuencia reaccionan con ansiedad y se convierten en sobreprotectores que limitan la relativa autonomía del anciano3.

El mayor factor predictor de una caída es el antecedente de otra caída. Sin embargo, las caídas en las personas ancianas rara vez tienen una sola causa o factor de riesgo. Una caída suele ser el resultado de una interacción compleja entre los siguientes elementos:

  1. Factores intrínsecos:
  • Enfermedades crónicas: Enfermedad de Parkinson, demencias, enfermedad cerebrovascular.
  • Alteraciones visuales: Cataratas, retinopatía, glaucoma, etcétera.
  • Sistema vestibular: La pérdida de equilibrio relacionada con la edad, puede ocurrir como resultado de osteoporosis con acúmulo de calcio en el órgano de Corti; además puede ocurrir por traumatismos, infecciones del oído y por consumo de fármacos como furosemida, aspirina, aminoglucósidos, etcétera.
  • Sistema locomotor: Alteraciones osteomusculares asociados directa o indirectamente con la edad, así como los problemas de los pies (hallux valgus, callos y otras deformidades) pueden ser una causa más de trastorno del equilibrio y de la marcha, y con ello acarrear caídas.
  • Sistema neurológico: Cambios estructurales en la corteza cerebral, bien de causa vascular o degenerativa, trastornos de la vía piramidal, extrapiramidal o cerebelosos, son causas importantes de inestabilidad de la marcha.
  • Enfermedades agudas: Las infecciosas, y la exacerbación de algunas enfermedades crónicas, como la insuficiencia cardíaca congestiva, puede provocar caídas. De hecho, la caída puede ser un signo indirecto del inicio de una enfermedad en pacientes mayores y no es extraño una caída como primera manifestación de una neumonía, por ejemplo, en un anciano.
  • Polifarmacia: El 81 % de los ancianos toman medicación y de ellos las 2/3 partes ingieren más de un fármaco habitualmente. Esta cifra aumenta con la edad, y así hasta el 30 % de los mayores de 75 años toman más de 3 fármacos.
  • Uso incorrecto de los medicamentos: No es infrecuente en la población anciana el mal cumplimiento en la frecuencia de las dosis, la confusión entre distintos fármacos o la automedicación. Todo esto junto con la presencia de pluripatología, supone que las reacciones adversas sean más frecuentes entre los ancianos, y por tanto aumenta el riesgo de caídas4.
  1. Factores extrínsecos: Son los riesgos ambientales; Los factores ambientales pueden aumentar el riesgo de caídas en forma independiente o, lo que resulta más importante, a través de la interacción con los factores intrínsecos. El riesgo es máximo cuando las condiciones del medio requieren un mayor control postural y del movimiento (p. ej., al caminar sobre una superficie resbaladiza) y cuando el entorno no resulta familiar (tras una mudanza a un nuevo domicilio)4,5.
  2. Factores situacionales: Relacionados con la actividad que realiza el paciente, algunas actividades o decisiones pueden aumentar el riesgo de caídas y de lesiones relacionadas. A modo de ejemplo, se menciona caminar y hablar simultáneamente o distraerse con múltiples tareas concurrentes y no poder prestar atención a los riesgos del ambiente (p. ej., el final del camino o de un escalón), correr al baño (en especial durante la noche, cuando el individuo no está bien despierto o cuando la iluminación puede no ser adecuada) y apurarse para atender el teléfono6.

 

CONCLUSIONES

El riesgo de caídas es un problema frecuente en las personas mayores. La realización de una valoración sistemática de este riesgo, utilizando un instrumento específico, puede ayudar a identificar precozmente el nivel de riesgo y sus factores.

Finalmente, para favorecer la atención integral de una persona mayor tras haber sufrido una caída y poder prevenir caídas recurrentes, es necesario prestar atención al impacto emocional que ha generado este acontecimiento en la persona, ya que una caída puede provocar miedo y ansiedad, y producir un empeoramiento de la calidad de vida y de sus relaciones interpersonales.

 

BIBLIOGRAFÍA

  1. OMS: Organización Mundial de la Salud. Caídas. [Internet]. 2012. [Acceso el 16 de enero de 2016]. Disponible en: http://www.who.int/mediacentre/factsheets/fs344/es/
  2.  Torres Egea MP, Sánchez Castillo PD. Eficacia de las intervenciones de prevención de caídas en pacientes geriátricos institucionalizados. Revisión sistemática y metaanálisis. Nursing. 2007;25(2):56-64.
  3. Curcio CL, Gómez F, Osorio JL, Rosso V. Caídas recurrentes en ancianos. Acta Médica Colombiana. 2009;34(3):103-10.
  4. Salgado Alba A. Guillen Llera F. Díaz L. Tratado de Geriatría y Asistencia Geriátrica. Barcelona. 1986.
  5. Ribera Casado JM. Verga G. Enfermería Geriátrica. Editorial Idepsa. Madrid 1991: 192–207.
  6. Flórez Tascón FJ. López Ibor JM. Saber envejecer. Editorial Planeta de Agostini S.A. España 1996:35-44.

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