COVID 19: Complicaciones durante el embarazo y en neonatos

17 mayo 2023

 

 

Nº de DOI: 10.34896/RSI.2023.82.49.001

 

AUTORES

  1. Gemma Jiménez-Guerra. FEA Microbiología, Servicio Andaluz de Salud.

 

RESUMEN

En diciembre de 2019, la Organización mundial de la Salud (OMS) declaró una nueva emergencia sanitaria ocasionada por una nueva enfermedad viral, y pocos meses después, con una diseminación sin precedentes este virus alcanzó una distribución mundial, y ya en marzo de 2020 los casos eran muy numerosos en todas las regiones del planeta. Está enfermedad fue denominada COVID-19 y su agente etiológico es el SARS-CoV-2. Además del impacto directo de la infección COVID-19 sobre la mujer embarazada, existen preocupantes efectos a nivel fetal y neonatal.

El objetivo de este trabajo es enumerar las características clínicas y complicaciones que presentan las embarazadas durante la infección por COVID – 19, ya que deben ser identificadas y tratadas de forma precoz por tratarse de un grupo de riesgo mediante un diagnóstico oportuno que permita realizar una vigilancia materno-fetal mucho más estrecha y un manejo hospitalario oportuno.

Para ello se realizó una búsqueda sistemática en revistas científicas a través de las bases de datos PubMed, Scielo, Scopus y Google Académico con los términos “COVID + embarazo” y “complicaciones de COVID + embarazo”, ya fuesen publicados en inglés o español entre enero de 2020 y diciembre de 2022.

Durante el embarazo se pasa de un estado inmunitario antiinflamatorio en el primer trimestre a un estado proinflamatorio en el segundo y el tercer trimestre que favorecen el crecimiento del feto y la preparación al parto. La placenta expresa receptores ECA II y receptores proteasa transmembrana que facilitan la penetración del virus SARS-CoV-2 en sus células y causan cambios que favorecen las acciones adversas tanto en la madre como en el feto y que pueden acabar en un desenlace adverso. Complicaciones maternas demostradas fueron preeclamsia, aborto espontáneo o parto pretérmino, mientras que algunas perinatales fueron sufrimiento fetal, bajo peso al nacimiento, asfixia neonatal y muerte.

PALABRAS CLAVE

COVID-19, embarazo, síndrome respiratorio agudo, transmisión vertical, complicaciones.

ABSTRACT

In December 2019, the World Health Organization (WHO) declared a new health emergency caused by a new viral disease, and a few months later, with an unprecedented spread this virus reached a worldwide distribution, and already in March 2020 cases were very numerous in all regions of the planet. This disease was named COVID-19 and its etiological agent is SARS-CoV-2. In addition to the direct impact of COVID-19 infection on pregnant women, there are worrying fetal and neonatal effects.

The aim of this work is to enumerate the clinical characteristics and complications that pregnant women present during COVID – 19 infection, since they should be identified and treated early because they are a risk group through a timely diagnosis that allows a much closer maternal-fetal surveillance and timely hospital management.

For this purpose, a systematic search was carried out in scientific journals through the databases PubMed, Scielo, Scopus and Google Scholar with the terms «COVID + pregnancy» and «complications of COVID + pregnancy», whether published in English or Spanish between January 2020 and December 2022.

During pregnancy, there is a shift from an anti-inflammatory immune state in the first trimester to a pro-inflammatory state in the second and third trimester that favors fetal growth and preparation for delivery. The placenta expresses ACE II receptors and transmembrane protease receptors that facilitate the penetration of SARS-CoV-2 virus into its cells and cause changes that favor adverse actions in both mother and fetus that may result in an adverse outcome. Maternal complications demonstrated were preeclampsia, spontaneous abortion or preterm delivery, while perinatal complications were fetal distress, low birth weight, neonatal asphyxia and death.

KEY WORDS

COVID-19, pregnancy, acute respiratory syndrome, vertical transmission, complications.

DESARROLLO DEL TEMA

La COVID-19 apareció a finales de 2019 en Wuhan (Hubei, China) como un brote de una infección respiratoria aguda causada por un coronavirus no conocido, que se manifestaba como una neumonía de etiología poco clara en personas que estuvieron expuestas a un mercado mayorista de animales vivos. Los estudios demostraron más del 95% de similitud con el coronavirus del murciélago y más de 70% con el SARs-CoV-11.

La enfermedad se propagó rápidamente por todo el mundo, y por esto y los niveles de gravedad, desde la OMS, el 11 de marzo de 2020 se declara pandemia mundial. El Comité Internacional de Taxonomía de Virus ha propuesto el coronavirus dos del síndrome respiratorio severo (SARS-CoV-2) como el nombre del virus que causa COVID-192.

Los coronavirus son virus esféricos de la orden de los Nidovirales con espículas en su superficie, ARN monocatenario de polaridad positiva, con un diámetro de unos 125 nm. Se considera el genoma más grande de los virus ARN con un tamaño de 26-32 kilobases, codifica cuatro proteínas estructurales que incluyen glicoproteína espícula (S), envoltura (E), membrana (M) y nucleocápside (N) y otras 16 proteínas no estructurales que participan en la transcripción y replicación viral como es la helicasa y la ARN polimerasa dependiente de ARN3. La incidencia de COVID-19 es superior en adultos jóvenes frente a ancianos, a pesar de asociarse con una mayor mortalidad en estos últimos. Otros factores que contribuyen a una mayor mortalidad son la obesidad, la diabetes o la hipertensión.

El embarazo y la inmunosupresión fisiológica que presenta, así como ciertos cambios fisiológicos de otra índole, hacen a la gestante más susceptible a las enfermedades infecciosas y complicaciones durante el embarazo, parto y puerperio, por lo que debe ser complementado con pericias y evaluaciones médicas para asegurar una adecuada salud materna infantil4. Las mujeres embarazadas corren un mayor riesgo de complicaciones por COVID-19, morbilidad obstétrica y mortalidad perinatal5.

El plan terapéutico para gestantes no difiere al establecido para el resto de los grupos poblacionales y se basa en el cumplimiento del aislamiento y las medidas generales. La pandemia de COVID-19 ha llevado a la comunidad médica a investigar y dar respuestas a los riesgos asociados a este periodo crucial.

Los estudios en embarazadas han demostrado que la enfermedad puede ser desde leve a grave, pero el 90 % de las pacientes va a evolucionar favorablemente desarrollando una forma leve. El 10 % restante son casos graves, desarrollando neumonía o dificultad respiratoria, haciendo necesaria la hospitalización para recibir oxigenoterapia y otros cuidados específicos6. Alrededor de un 2 % necesitará ingreso en la unidad de cuidados intensivos por un síndrome respiratorio agudo grave. Aproximadamente un 1% de las muertes hospitalarias a causa de COVID-19 que prevalecen en el mundo involucra a pacientes embarazadas.

El objetivo de este trabajo es realizar una recopilación sobre los aspectos relacionados con la infección por COVID-19 y el embarazo, y sus posibles complicaciones.

El COVID durante el embarazo:

Fisiopatología de SARS-CoV-2:

El SARS-CoV-2 es un virus ARN monocatenario de polaridad positiva y no segmentado, capsulado. Hay cuatro géneros de coronavirus, alfacoronavirus, betacoronavirus, al que pertenece SARS-CoV-2, gammacoronavirus y deltacoronavirus. Tienen una forma esférica y un diámetro de 60-140 nm. La cápside está formada de proteína N, y la membrana rodea una nucleocápside con tres proteínas: S o proteína de la espícula, M o proteína de membrana y E, la proteína pequeña de envoltura7.

SARS-CoV-2 puede entrar en el hospedador de 2 formas diferentes. La primera de ellas tiene que ver con la unión de la proteína de la espícula al receptor de la enzima convertidora de angiotensina 2 (IECA2), permitiendo la liberación del genoma viral y la proteína de la nucleocápside en el citoplasma de la célula hospedadora. La segunda forma es directamente a través de la membrana plasmática, en la que proteasas exógenas, como la serin-proteasas transmembrana (transmembrane serine protease 2, TMPRSS2), estimulan la actividad proteolítica desencadenando la fusión. En todo caso, las partículas virales maduras se encuentran empaquetadas en vesículas y son transportadas a la membrana celular y son después liberadas7.

Los receptores IECA2 se encuentran altamente expresados en el epitelio alveolar y en múltiples células de la barrera materno-fetal y tejidos fetales. IECA2 convierte la angiotensina I a angiotensina1-9 y angiotensina II en angiotensina1-7, esta se encarga de la protección vascular y tiene funciones anti fibróticas, anti proliferativas y antiinflamatorias. La angiotensina II se une al receptor de angiotensina tipo 1 (AT1R) y estimula la vasoconstricción, la hipertrofia, la fibrosis, la proliferación, la inflamación y el stress oxidativo. Durante el proceso de entrada del virus en la célula mediante la unión al receptor IECA2, se produce una desregulación a la baja de la producción de angiotensina II, y por tanto se disminuye la producción de angiotensina1-9.

El embarazo y la respuesta inmune:

Durante la gestación el sistema inmune materno enfrenta múltiples retos; se establece tolerancia alogénica al feto, al mismo tiempo que se protege contra agentes microbianos; pasando de un estado proinflamatorio para favorecer la implantación del huevo o cigoto y la disposición placentaria al inicio, a un estado antiinflamatorio durante el segundo y tercer trimestre que favorece el desarrollo fetal, hasta nuevamente volver al proinflamatorio antes del parto, todo ello acompañado de múltiples adaptaciones anatómicas, fisiológicas y bioquímicas que favorecen la evolución del embarazo. Dentro de las adaptaciones bioquímicas se da un equilibrio en la liberación de citoquinas proinflamatorias como el interferón gamma y antiinflamatorias como ciertas interleucinas, logrando la adaptación materna al antígeno fetal, y que, a la vez, durante el proceso antinflamatorio, exista cierta protección contra las enfermedades infecciosas. Es decir, durante el embarazo, se promueve una respuesta humoral frente a una respuesta celular con el cambio de la población de células CD4+T a favor de células T helper 2 (th2). Esto a su vez, disminuye la población de T helper 1 (th1) y puede alterar la eliminación de células infectadas por el virus. La respuesta excesiva de Th1 y Th2 se relaciona con formas graves de COVID-19, y se acompaña de la hiperproducción de citoquinas como el interferón gamma, IL-1beta, IL-4, IL-6 e IL-1010,11.

Durante el tercer trimestre principalmente, disminuyen las células Natural Killer (NK) circulantes, principales agentes actuadores junto a la respuesta inmune innata frente a las infecciones virales, por lo que puede verse alterado el aclaramiento de virus. Durante el embarazo también disminuye la circulación de células dendríticas plasmáticas, reduciéndose así el interferón tipo 1 que actúa en la lucha contra los virus. Debido a los niveles elevados de progesterona también se reducen los linfocitos T CD4+ y CD8+.

Además, los receptores de reconocimiento de patrones (PRR) como los receptores toll-like (TLR) se encuentran en la placenta. Como la infección por SARS-CoV-2 causa piroptosis de las células huésped, el proceso da como resultado la liberación del patrón molecular asociado al daño (DAMP). La presencia de DAMP puede aumentar el proceso inflamatorio al actuar como ligandos de TLR10.

Las condiciones proinflamatorias y la activación leve del sistema inmunitario innato ocurren principalmente en el primer y tercer trimestre. Durante el segundo trimestre, el sistema inmunitario cambia hacia Th2 para apoyar el crecimiento del feto en el útero12. Cerca del final, el cuerpo vuelve a cambiar el sistema inmunitario hacia Th1, lo que conduce a un estado proinflamatorio conocido como reloj inmunitario. Las células T CD4+ y CD8+ aumentan en este pase. La infección por SARSCoV-2 en el primer y tercer trimestre presenta un mayor riesgo de desarrollar una tormenta de citoquinas más severa13.

En un embarazo normal, se producen cambios hormonales y efectos mecánicos debido a la distensión uterina. Afecta la función pulmonar, los patrones de respiración y el intercambio de gases. Los niveles de progesterona aumentan gradualmente a lo largo del embarazo y alteran el tono del músculo liso respiratorio, actuando como broncodilatador. Los receptores de progesterona están mediados por el estrógeno y los niveles de estrógeno aumentan durante el embarazo. El estrógeno aumenta el número y la sensibilidad de los receptores de progesterona en el hipotálamo y la médula14.

La distensión progresiva del útero cambia el volumen pulmonar y la forma de la pared torácica al elevar el diafragma. El útero agrandado aumenta la presión abdominal al final de la espiración y desplaza el diafragma hacia arriba, aumentando la presión pleural negativa, lo que provoca el cierre temprano de las vías respiratorias pequeñas14. La distensibilidad de la pared torácica disminuye en el tercer trimestre del embarazo debido al aumento del contenido abdominal14.

El consumo de oxígeno y la tasa metabólica basal aumentan durante el embarazo. La compensación renal hace que los niveles de pH de la sangre permanezcan constantes entre 7.40 y 7.47, que es ligeramente alcalótico a pesar de estar en un estado de hiperventilación. Las mujeres embarazadas pueden experimentar dificultad para respirar durante las actividades diarias. Estos cambios fisiológicos aumentan aún más el riesgo de ser infectado por el SARS-CoV-2.

La coagulación aumenta durante el período periparto. Los cambios hormonales elevan los factores de la coagulación, como el factor VII, el factor VIII, el factor X, el factor de von Willebrand y el fibrinógeno. Al mismo tiempo, la inhibición de la activación de la proteína C aumenta en el segundo y tercer trimestre. Además, la activación de la proteína S disminuye debido a los cambios en los niveles totales de antígeno de la proteína S. También se sabe que aumentan varios inhibidores de la vía fibrinolítica13. Los cambios físicos durante el embarazo también aumentan las condiciones trombóticas. El aumento de la presión en las venas causado por un útero agrandado y una disminución del flujo sanguíneo a las extremidades inferiores resulta en estasis sanguíneo. La compresión relativa de la vena ilíaca izquierda por la arteria ilíaca derecha conduce a una mayor formación de coágulos en la vena. El riesgo de desarrollar trombosis venosa profunda es similar en todos los trimestres. Este estado de hipercoagulabilidad podría exacerbar en la infección por SARS-CoV-2, aumentando así el riesgo de mortalidad relacionada con la trombosis.

La placenta juega un papel esencial en las funciones fisiológicas, inmunitarias y endocrinas para proteger al feto. La placenta brinda protección contra los virus al bloquear físicamente las rutas de entrada viral y al actuar como un inmunomodulador y antiviral activo. La infección, la hipoxia y la inflamación que ocurren durante el embarazo estimulan la liberación de péptidos y citocinas antimicrobianos, lo que activa la respuesta inmunitaria placentaria. La placenta es un sitio potencial para la infección por SARSCoV-2. Por lo tanto, puede ocurrir una transmisión vertical. Sin embargo, el mecanismo exacto requiere más investigación.

Manifestaciones clínicas:

En gestantes en el cuadro clínico suele estar presente la fiebre, los síntomas respiratorios como tos seca y disnea, fatiga y mialgias y, en una pequeña proporción de pacientes gastrointestinales como odinofagia, diarrea, náuseas, vómitos, y pérdida de apetito, también ocurre con frecuencia anosmia6. Más raramente pueden presentar otras manifestaciones más graves como fracaso renal agudo, dolor torácico, arritmias y derrame pericárdico. También se ha informado con frecuencia leucopenia y en especial de linfopenia. Todas estas manifestaciones son similares a los del resto de la población.

La neumonía de causa viral es una de las principales causas de muertes durante el embarazo en todo el mundo6. La combinación de los cambios hormonales, efectos mecánicos del crecimiento del útero y los marcados cambios en la circulación alteran la fisiología pulmonar y cardiovascular como ya se ha comentado con anterioridad.

Complicaciones en el embarazo secundarias a COVID-19:

Las mujeres embarazadas tenían un mayor riesgo de COVID-19 grave que las mujeres no embarazadas a edades comparables15. Dentro de las complicaciones que se pueden presentar durante el embarazo ocasionadas por las infecciones son preeclampsia, aborto espontáneo, parto pretérmino, crecimiento intrauterino retardado, neumonía, necesidad de ingreso en cuidados intensivos, necesidad de ventilación mecánica, necesidad de oxigenación por membrana extracorpórea, insuficiencia renal aguda y coagulación intravascular diseminada5,16. Sin embargo, las mujeres embarazadas con COVID-19 leve tienen resultados obstétricos similares a los de las mujeres embarazadas no infectadas17. Además, la tasa de mortalidad en mujeres embarazadas con COVID-19 sintomático es mayor (OR: 1,84, IC del 95 %: 1,26–2,69) que en mujeres no embarazadas17,18.

Las investigaciones para establecer una patogénesis en las mujeres embarazadas son limitadas; pues son escasos los estudios realizados. Los estudios reportados en la literatura son con muestras de pequeño tamaño se han observado cuadros de colecistitis, elevación de transaminasas y también linfopenia.

Las mujeres embarazadas gravemente enfermas con COVID-19 tienen dímero D elevado, recuento de neutrófilos y PCR, y disminución del recuento de linfocitos desde el primer hasta el tercer trimestre como las anomalías más frecuentes19. Estos hallazgos de laboratorio sugieren patologías obstétricas como preeclampsia y hemólisis, enzimas hepáticas elevadas y síndrome de bajo recuento de plaquetas o síndrome HELLP20.

La mayoría de los estudios refieren efecto del virus en la placenta y la inflamación, manifestando con mayor frecuencia retraso en el crecimiento intrauterino del feto, y también mayor riesgo de aborto, pero los datos son limitados, y es necesario más investigación para identificar la verdadera causa de abortos en mujeres infectadas por SARS-CoV-221.

En relación con los neonatos de madres con COVID-19, si bien el 25% ingresa en una unidad neonatal, no se han encontrado diferencias significativas con otros resultados perinatales hasta el momento. Siendo el riesgo de admisión a la UCI neonatal mayor en embarazadas con COVID- 19 grave con respecto las que tienen episodios más leves22.

En los recién nacidos, los síntomas más descritos son letargo, irritabilidad, hipotonía, dificultad en la alimentación, diarrea, vómitos, tos, rinorrea, fiebre, taquicardia, taquipnea y dificultad respiratoria23. La manifestación clínica tiende a resolverse en una o dos semanas con una recuperación completa24-26. Se han asociado casos graves en neonatos con madres con enfermedad grave por SARS-CoV-2, relacionada con hipoxia perinatal y mayor riesgo de parto prematuro27. Los casos graves también pueden presentarse como síndrome inflamatorio multisistémico en recién nacidos de madres con infección por SARS-CoV2 y en recién nacidos o niños con infección por SARS-CoV2 adquirida28. La afectación inflamatoria multisistémica se manifiesta principalmente con afectación cardiovascular, shock, disfunción miocárdica, arritmias y dilatación coronaria. También cursa con dificultad respiratoria, fiebre, alteraciones gastrointestinales y hematológicas. Los casos más graves de infección por SARS-CoV2 se han descrito en neonatos extremadamente prematuros o pacientes con comorbilidades, atribuyendo su gravedad final a numerosos factores y no solo a la infección viral25,29. Dado que existe preocupación por las complicaciones cardiorrespiratorias y neurológicas a mediano y largo plazo y estos neonatos30, deben ser seguidos.

Afectación por órganos y sistemas:

Placenta:

El tejido placentario que se ha analizado en diferentes estudios parece presentar depósitos de fibrina intervellositaria, inflamación crónica de las vellosidades e infiltrado linfo-histiocitario, lo que puede conllevar hipoperfusión vascular tanto fetal como materna debido a la presencia de receptores ECA II (enzima convertidora de angiotensina II) y Proteasa transmembrana de serina tipo 2 o TMPRSS2 en la placenta21,31. En la decidua, se demostró la activación local células “natural killer” maternas y células T, así como la expresión de genes que se han relacionado con eclampsia32,33.

Sistema Respiratorio:

El virus se replica y genera una respuesta inflamatoria pulmonar, se liberan citocinas proinflamatorias de las células del epitelio y del endotelio respiratorio que causan vasodilatación, y por ello aumento del exudado alveolar e intersticial; el paciente presenta tos y disnea por la dificultad al intercambio gaseoso, lo que condiciona insuficiencia respiratoria aguda hipoxémica.

Cuando los neumocitos tipo I y II se destruyen debido a la infección, el epitelio alveolar inicia una fase de regeneración, especialmente de neumocitos tipo II con sus respectivos receptores ECA II, pudiendo provocar síndrome respiratorio agudo grave.

El embarazo es una condición fisiológica que influye en la respiración, pues incrementa la demanda de oxígeno, y dicha demanda aumenta conforme aumenta la edad gestacional14. Esta es una más que hacen a las embarazadas más susceptibles a COVID -19.

Sistema cardiovascular:

Otros síntomas que se pueden presentar son dolor torácico y arritmias. El endotelio tiene receptores ECA II, así que cuando el virus se propaga a través de la sangre causa daño endotelial. Existe riesgo de insuficiencia venosa profunda y tromboembolismo pulmonar31.

Sistema hematológico:

La inflamación genera fiebre a través de la prostaglandina E2 y se elevan los reactantes de fase aguda como la PCR y ferritina. Los linfocitos no se infectan, pero se destruyen, lo cual es la causa de la linfopenia. Se han descrito niveles elevados de lactato-deshidrogenasa en los pacientes con neumonía por COVID-19.

Los pacientes con infección por COVID-19 con coagulopatía tienen un pronóstico adverso si se compara con los que no la desarrollan, por lo que el reconocimiento precoz y tratamiento anticoagulante adecuado son imprescindibles10,16. En los pacientes hospitalizados es usual en aumento del dímero D (DD), especialmente en pacientes de edad avanzada y con comorbilidades, con el consecuente aumento de la mortalidad.

Sistema nefro-urinario:

Puede haber también fracaso renal agudo con aumento de creatinina, proteinuria, albuminuria y disminución de la tasa de filtrado glomerular, por la actuación del virus sobre los receptores ECAII a nivel renal, ya sea por vía directa o por mediadores inflamatorios31.

Sistema digestivo:

Una de las manifestaciones clínicas más frecuentes en los pacientes con COVID-19 es la gastroenteritis, algunos coronavirus son agente etiológico de diarrea infecciosa.

Sistema nervioso:

Casi desde el principio de la pandemia se conoce que uno de los síntomas más frecuentes y distintivos es la anosmia34. Se ha postulado que al inhalar el virus este entra en contacto con las terminaciones nerviosas del bulbo olfatorio y se genera una respuesta inflamatoria con daño local. Se han descrito también casos de encefalitis con edema cerebral.

Transmisión vertical del virus:

Desde el principio hubo una preocupación por conocer si el SARS-CoV-2 tenía transmisión vertical, ya fuese prenatal o intraparto35. La transmisión vertical se refiere a la transmisión del virus de la madre al hijo durante los períodos intrauterino, intraparto o posparto. La transmisión de madre a feto del SARS-CoV-2 es posible porque los receptores IECA2 se expresan en las vellosidades placentarias de los citotrofoblastos, sincitiotrofoblastos y trofoblastos extravellosos.

Se han realizado estudios para medir la carga viral en líquido amniótico, sangre de cordón umbilical, leche materna, tejido placentario o exudados del recién nacidos, resultando todos ellos negativos36,37.

No existe evidencia de transmisión a través de la leche materna, pero durante la lactancia existe un contacto estrecho con la madre-hijo, lo que implica un riesgo ya que uno de los mecanismos de transmisión del SARS-Cov2 es mediante gotas, por lo que se deberían tomar ciertas medidas mínimas de seguridad como la adecuada higiene de manos o el uso de mascarilla siempre que sea posible5.

La posible infección se define como IgM anti-SARS-CoV-2 en sangre de cordón umbilical o el virus detectado por PCR en tejido placentario en ausencia del virus en sangre de cordón umbilical, líquido amniótico y sangre neonatal en las primeras 12 h de nacimiento. Si la PCR no detecta el virus en la sangre del cordón umbilical o neonatal en las primeras 12 h de nacimiento o líquido amniótico antes de la ruptura de la membrana sin una prueba de serología, la infección es poco probable. El recién nacido se considera no infectado si el virus no se detecta por PCR en ausencia de IgM anti-SARS-CoV-2 en la sangre del cordón umbilical38.

Posibles consecuencias en embarazos posteriores:

Pocos informes muestran consecuencias de COVID-19 en embarazos futuros. Las mujeres embarazadas con COVID-19 grave tienen un mayor riesgo de parto por cesárea que las mujeres embarazadas asintomáticas, pero la tasa era más alta al comienzo de la pandemia39. Esta diferencia en la tasa de partos por cesárea tiene consecuencias a largo plazo, como un mayor riesgo de trastorno del espectro de placenta ácrata en embarazos posteriores40. Los efectos reproductivos adversos pueden incluir disminución de la fertilidad y aumento del riesgo de aborto espontáneo y embarazo ectópico, y las morbilidades maternas crónicas asociadas con el parto por cesárea incluyen dolor pélvico y adherencias40.

El tejido ovárico también expresa IECA241, por lo que es esencial evaluar el efecto de la infección por SARS-CoV-2 en la función ovárica y la fertilidad. La hormona antimülleriana y la hormona estimulante del folículo basal son marcadores de la reserva ovárica. También se informa que el nivel de la hormona antimülleriana fue significativamente más bajo y que los niveles basales de la hormona estimulante del folículo aumentaron en mujeres con COVID-1942.

Diagnóstico de la COVID-19 en el embarazo:

Los síntomas principales de las mujeres embarazadas con diagnóstico de COVID-19 son similares a los del resto de la población: fiebre, fatiga, mialgias, tos seca y dificultad respiratoria. Otros síntomas que aparecen con frecuencia son congestión nasal, odinofagia o diarrea. También puede haber leucopenia o elevación de la proteína C reactiva. Ha de centrarse la atención a través de la exploración clínica y las técnicas de imagen en descartar la neumonía o también mediante análisis de sangre, la leucopenia.

Un diagnóstico positivo en mujeres embarazadas por SARS-Cov2 se realiza generalmente mediante pruebas de amplificación de ácidos nucleicos, es decir, RT-PCR en tiempo real, aunque también se puede hacer mediante técnicas rápidas de detección de antígeno. Las pruebas serológicas son poco útiles para el diagnóstico de la COVID. La muestra recomendada es el hisopado nasofaríngeo, aunque también se puede usar, especialmente en infección grave, el aspirado traqueal o el lavado broncopulmonar en caso de ser necesario.

CONCLUSIONES

Las características clínicas que se presentan en las mujeres embarazadas no difieren mucho de las del resto de la población, y actualmente no existe evidencia suficiente para afirmar que las embarazadas son más susceptibles al contagio, que no a las posibles complicaciones.

Durante el embarazo el sistema inmunitario materno pasa por un estado inmunológico único, con varias características entre las cuales están mantener una tolerancia alogénica con el feto a la vez de preservar su habilidad para protegerse de agentes microbianos. El embarazo pasa en el primer trimestre por un estado antiinflamatorio el mismo que permite una adecuada implantación del embrión y placenta, mientras que el segundo y tercer trimestre predomina un estado proinflamatorio que favorece el crecimiento fetal y preparar al organismo para el momento del parto

La placenta al presentar receptores ECA II y receptores serin-proteasa transmembrana tipo 2 (TMPRSS2) hacen que la infección cause alteraciones vellositarias y activación leucocitaria local que pueden causar mala perfusión fetal y materna entre otras complicaciones.

Hasta el momento no se ha evidenciado la presencia del virus en leche materna, líquido amniótico o fluidos genitales que hagan sospechar de la trasmisión vertical, dándose el contagio en el recién nacido por el contacto estrecho madre-niño.

Las complicaciones maternas demostradas fueron prematuridad, preeclamsia, aborto espontáneo, rotura prematura de membranas y retraso en el crecimiento fetal.

Las complicaciones neonatales más frecuentes fueron bajo peso al nacer y nacimiento pretérmino.

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