Educación y perspectiva de género para una salud sexual integral: una revisión del enfoque.

12 octubre 2021

AUTORES

  1. Nuey Alba Montero Sanz. Licenciada en Periodismo.

 

RESUMEN

La Educación Sexual que se imparte actualmente en España a jóvenes y adolescentes ofrece una mirada reduccionista y moralista, y que está basada en el modelo biomédico. Según esta premisa, lo que se enseña a este sector de la población en la escuela, y desde otros ámbitos de la sociedad, tiene que ver con una salud sexual circunscrita a la prevención de enfermedades de transmisión sexual (ETS) y de embarazos no deseados y con el conocimiento del cuerpo desde una perspectiva meramente fisiológica. Sin embargo, la sexualidad es un concepto mucho más amplio, que está atravesado por cuestiones sociales, culturales y políticas que es preciso revisar, y que tiene que ver de forma directa con la salud -no solo física, también mental-. El discurso capitalista y heteropatriarcal que es hegemónico actualmente dificulta una revisión transformadora que deconstruye y permita repensar la sexualidad con un enfoque de género, para el placer y el disfrute de todos los implicados. Solo con una mirada feminista será posible articular una nueva Educación para la Salud Sexual donde todas las personas sean visibles, así como sus deseos y necesidades, independientemente de su identidad de género, su orientación sexual, su cultura, o su sexo biológico.

 

PALABRAS CLAVE

Educación sexual, salud sexual, perspectiva de género, feminismo.

 

ABSTRACT

Currently, the Sexual Education that is being taught to young people and teenagers in Spain, comes from a reductionist and moralistic perspective, based on the biomedical model. According to this premise, what this sector of the population is taught in school, and also from other areas of our society, is that sexual education is just limited to the prevention of sexually transmitted diseases (STDs) and unintended pregnancies, promoting the knowledge of the human body from a purely physiological perspective. However, sexuality is a much broader concept, which goes across social, cultural and political matters that must be reviewed, and which has to do directly with health, not only physical, but also mental. The current capitalist and heteropatriarchal hegemonic discourse makes a transformative revision difficult; a revision which deconstructs and allows rethinking sexuality with a gender perspective, for the pleasure and enjoyment of all those involved. Only from a feminist position will be possible to frame a new Sexual Health Education where all the individuals are visible, including their wishes and needs, regardless of their gender identity, their sexual orientation, their culture or their biological sex.

 

KEY WORDS

Sex education, sexual health, gender perspective, feminism.

 

INTRODUCCIÓN

El concepto de Salud Sexual abarca, tradicionalmente, aquello que tiene que ver con la prevención de embarazos no deseados y de enfermedades de transmisión sexual y, en su caso, con una pedagogía sobre el cuerpo humano enfocada desde un punto de vista clínico y fisiológico. Esta mirada biomédica1, reduccionista y cargada de valores morales tiene su origen, en su mayor parte, en el discurso capitalista y heteropatriarcal que coloca al varón como norma y referencia de todo, desplazando a los márgenes cualquier aspecto que no coincida con su paradigma. El puritanismo del que pecan las instituciones públicas -y la mayoría de la sociedad- contribuye también a sostener esta visión androcéntrica de las relaciones sexuales y todo lo que las rodea.

No podía ser de otra manera, por tanto, el que los adolescentes y jóvenes de hoy conciban, en general, la sexualidad como una serie de prácticas circunscritas al coito, en las que prima la genitalidad y en las que las relaciones se articulan no desde la igualdad y el cuidado, sino sobre desequilibrios de poder (del hombre hacia la mujer) y dinámicas tóxicas.

En el año 2019, el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social realizó un estudio2 en el que, a través de una serie de entrevistas, recoge la concepción que los jóvenes –muestra de 15 a 24 años tienen de la salud sexual. El documento revela que, a pesar de que hay ciertos avances (el feminismo es un tema de debate público habitual, las mujeres tienen mayor consciencia y empoderamiento y se percibe cierto cuestionamiento propio dentro de la masculinidad hegemónica), las estructuras de poder siguen inamovibles. Aunque el machismo tradicional se rechaza y la violencia física se penaliza de manera tajante, las dinámicas propias del amor romántico (ellos, como salvadores y ellas, dependientes y sumisas), la violencia simbólica, la pornografía -mucho más presente entre varones que entre mujeres- o el binarismo2 y la heteronorma siguen muy presentes en las prácticas sexuales.

 

Según este informe, las relaciones entre chicos y chicas se articulan -por lo general- en torno a la pareja monógama y al vínculo que se crea; se valoran la confianza y la seguridad que este formato de relación genera, frente a las relaciones líquidas2, que proponen modelos más diversos, como el poliamor o el anarquismo relacional, entre otros. Sin embargo, ese modelo de pareja no llega a ser del todo funcional debido a la falta de habilidades para la gestión emocional por ambas partes2 (comunicación asertiva, autoregulación, respeto de los límites del otro, etc.).

El neo-machismo en forma de control sobre la libertad de acción de ellas o de negativa a usar preservativo por parte de ellos, también evidencia la falta de una concepción equilibrada y justa de las relaciones sexo-afectivas. Además, las chicas siguen siendo educadas en la indefensión2 (miedo a ir sola, a la autogestión y autonomía) y en la pasividad, frente al papel activo que, aunque ya con menor presión, se les sigue exigiendo a ellos.

La ausencia de habilidades para responsabilizarse de los propios deseos, de comunicarlos y de poner límites, algo que tiene que ver con el consentimiento en las relaciones sexuales, también se hace patente en la juventud actual.

 

OBJETIVO

Evidenciar la necesidad de un cambio en la pedagogía sobre Salud Sexual como camino para construir sociedades más libres, pacíficas, felices e igualitarias.

 

MATERIAL Y MÉTODO

Se ha realizado un rastreo en los buscadores PubMed, Scielo y Google Académico, así como en Dialnet. Se utilizaron los términos de búsqueda siguientes: salud sexual y reproductiva, educación sexual, sexualidad y feminismo.

 

RESULTADOS-DISCUSIÓN

Frente a lo anteriormente señalado sobre el estado de la cuestión, es interesante abordar qué se entiende por Salud Sexual por parte de ciertas instituciones. La Organización Mundial de la Salud3 señala que la Salud Sexual “es un aspecto fundamental para la salud y el bienestar generales de las personas, las parejas y las familias, así como para el desarrollo económico y social de las comunidades y los países. La salud sexual, considerada afirmativamente, requiere un enfoque positivo y respetuoso de la sexualidad y las relaciones sexuales, así como la posibilidad de tener experiencias sexuales placenteras y seguras, sin coerción, discriminación ni violencia”.

La Asociación Mundial para la Salud Sexual4 afirma, además, que el placer sexual es parte intrínseca de la salud sexual y de los derechos sexuales. Desde los movimientos feministas, hace tiempo que se viene reivindicando el placer dentro de las relaciones sexo-afectivas para todos los implicados (no solo para el hombre: también para las mujeres), un papel activo de las mujeres en cuanto a sus deseos y necesidades, unas relaciones equilibradas donde primen la comunicación y los cuidados y, por tanto, donde no haya ningún tipo de violencia ni discriminación. La sexualidad es todo aquello que tiene que ver con el sexo, entendido en un sentido amplio, incluidas las emociones, y tiene que ver con la corresponsabilidad, la escucha y el respeto. También requiere de un aprendizaje sobre el disfrute de los cuerpos, la exploración como diversión y el juego.

Solo desde una ética de los cuidados donde haya responsabilidad afectiva para con el otro es posible una sexualidad positiva y satisfactoria para todos los participantes. Desmontar la masculinidad hegemónica, que sitúa al hombre en una posición de poder con respecto a la mujer (el macho alfa) es, también, fundamental. Si los hombres no se responsabilizan de su propia revisión y deconstruyen la estructura heteropatriarcal que los atraviesa, el cambio será lento y complejo. La falta de referentes sobre otras masculinidades no hegemónicas dificulta a los chicos esa transformación para construir un discurso justo e igualitario de la sexualidad y para lograr unas relaciones personales más sanas y positivas.

 

La incorporación, de manera transversal, de un enfoque inclusivo con la diversidad sexual, identitaria y de género2 -lo que reivindican, entre otros, el colectivo LGTBIQ- es otra de las cuestiones pendientes para elaborar otro enfoque sobre la sexualidad y, en último estadio, sobre la salud. Abrir la mirada a la diversidad de cuerpos, de sensibilidades, deseos y formas de vivir la identidad (sexual y de género) es otro requisito indispensable para lograr una concepción integral de la salud sexual.

Los jóvenes y adolescentes integran los mandatos sociales (cómo debe ser un chico, cómo debe ser una chica, qué es normal y qué no, cómo deben ser el sexo o las relaciones afectivas) a través de la familia, del sistema educativo y de la sociedad1, 5 (instituciones, medios de comunicación, etc.) Es fundamental hacer visibles esos discursos que interiorizan las personas y darles una entidad política en tanto en cuanto son estructurales y no solo personales (lo personal es político), para abordarlos desde el ámbito público. Es por esta razón que una educación sexual con perspectiva de género, feminista, es el camino para lograr sociedades más igualitarias, justas y felices.

En este sentido, aunque tímidamente, parece que la Administración y los poderes públicos están interiorizando esta nueva narrativa; al menos, en parte. Muestra de ello es la aprobación, en julio de 2021, del Proyecto de Ley Orgánica de Garantía Integral de la Libertad Sexual. La norma, entre otras cuestiones, señala con respecto al consentimiento en las relaciones sexuales que “el modelo de solo sí es sí deja claro que el silencio o la pasividad no necesariamente significa consentimiento; que el no mostrar oposición no puede ser una excusa para actuar en contra de voluntad de la víctima; y eleva el estándar de seguridad dejando claro que a la víctima se la protege cuando no consiente en el acto sexual y no solo cuando muestra claramente su oposición6”.

Esta nueva ley “sitúa a las víctimas en el centro, reforzando las medidas de prevención y sensibilización, por un lado, y los mecanismos de reparación y acompañamiento por otro6”.

 

CONCLUSIONES

La generación de jóvenes y adolescentes en España muestra tímidos avances en su concepción de la sexualidad y la salud sexual. Aunque los movimientos feministas han conseguido en los últimos años colocar la perspectiva de género en el debate público, la realidad es que chicas y chicos siguen concibiendo el sexo, la sexualidad y la salud sexual de manera reducida y pobre. El cambio se percibe más bien a nivel teórico que en la praxis. Por eso se hace necesaria una Educación sexual con una mirada integral, que supere la visión medicalizada de la práctica sexual normativa y que incluya de manera transversal las disidencias y diversidades, así como lo lúdico, el placer y el disfrute. Esto solo será posible si adoptamos un enfoque político y revisamos y transformamos desde ahí las dinámicas de las relaciones sexo-afectivas. Es fundamental construir sujetos conscientes y responsables que sean capaces de generar relaciones igualitarias, sanas y positivas, que aporten bienestar y salud a los individuos.

 

BIBLIOGRAFÍA

  1. Morgade, Graciela Alejandra; Fainsod, Paula Yamila; González del Cerro, Catalina; Marta Busca; Educación sexual con perspectiva de género: reflexiones acerca de su enseñanza en biología y educación para la salud. Biografía. Escritos sobre biología y su enseñanza [Internet]; 1-2016 [consultado 22 septiembre 2021]; 9 (16); 149-167. Disponible en: https://revistas.pedagogica.edu.co/index.php/bio-grafia/article/view/4506/3720
  2. Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social. Estudio cualitativo sobre salud sexual en jóvenes 2019. Madrid: Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social. 2019. 1792. Disponible en: https://www.mscbs.gob.es/profesionales/saludPublica/prevPromocion/promocion/saludJovenes/docs/SaludSexualJovenes_InformeDefinitivo_2019.pdf
  3. Organización Mundial de la Salud [sede web]. Organización Mundial de la Salud. [Consultado el 22 de septiembre de 2021]. Salud Sexual [dos pantallas]. Disponible en: https://www.who.int/es/health-topics/sexual-health#tab=tab₁
  4. Asociación Mundial para la Salud Sexual [sede web]. Estados Unidos: Asociación Mundial para la Salud Sexual. [Consultado el 22 de septiembre de 2021]. Recursos [dos pantallas]. Disponible en: https://worldsexualhealth.net/wp-content/uploads/2013/08/declaracion_derechos_sexuales_sep03_2014.pdf
  5. Cárdenas-Molina JE. La educación sexual como estrategia de inclusión en la formación integral del adolescente. Prax. [Internet]. 28 de agosto de 2015 [citado 22 de septiembre de 2021];11(1):103-15. Disponible en: https://revistas.unimagdalena.edu.co/index.php/praxis/article/view/1558
  6. Ministerio de Igualdad [sede web]. Madrid: Ministerio de Igualdad. 6 de julio de 2021 [consultado 22 septiembre de 2021]. Notas de prensa [dos pantallas]. Disponible en: https://www.igualdad.gob.es/comunicacion/notasprensa/Paginas/el-consejo-de-ministros-aprueba-el-proyecto-de-ley.aspx

 

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