Ejercicio físico en el anciano frágil. Revisión sistemática.

4 mayo 2021

AUTORES

  1. Alberto Ordóñez Arcau. Enfermero en el Centro de Salud Rebolería. Zaragoza.
  2. Laura Zalduendo Ferrer. Enfermera en Hospital Clínica Universitario Lozano Blesa. Zaragoza.
  3. Juan Ignacio Díez Velasco. Médico en Centro de Salud Rebolería. Zaragoza.
  4. Sandra Espés Malo. Enfermera en Hospital Universitario Miguel Servet. Zaragoza.
  5. Ana Fanlo Colás. Enfermera en Hospital Universitario Miguel Servet. Zaragoza.
  6. Julia Gimeno Zarazaga. Enfermera en Hospital Universitario Miguel Servet. Zaragoza.

 

RESUMEN

Introducción: La fragilidad es un estado fisiopatológico que predispone a una mayor vulnerabilidad a padecer enfermedades y efectos adversos. Su fisiopatología está influida por la interacción de varios agentes, como son la aterosclerosis, el deterioro cognitivo, la desnutrición y la sarcopenia. Ésta última provocará un deterioro del estado de salud con trastornos de la movilidad, mayor riesgo de caídas y fracturas y deterioro en la capacidad de realización de actividades cotidianas, pero podría ser total o parcialmente reversible con un entrenamiento de ejercicio físico adaptado. El objetivo de esta revisión es conocer la evidencia científica disponible sobre la eficacia del ejercicio físico como factor protector ante la sarcopenia en personas mayores de 65 años reconocidas como frágiles. Metodología y resultados: Se realizó una revisión bibliográfica sistemática en algunas de las bases de datos más reconocidas por la comunidad científica y sanitaria como son PubMed, Science Direct o DialNet. Sólo se tuvieron en cuenta los artículos de los últimos 10 años, cuyo acceso fuera gratuito y de forma completa, sin rechazar ninguno por su idioma. Las palabras clave fueron “ejercicio físico”, “anciano” y frágil”, con su respectiva traducción al inglés, separadas por el operador booleano “AND”. Se encontraron y revisaron 156 artículos entre las 3 bases de datos, de los cuales sólo fueron seleccionados 10 de ellos para llevar a cabo el estudio.

 

Conclusiones: El ejercicio físico parece ser el determinante más influyente a la hora de disminuir o prevenir los síntomas que se relacionan con la sarcopenia ligada a la fragilidad en el anciano. El tipo de ejercicio físico más recomendado para este tipo de personas es el multicomponente, aquel que trabaja diversos campos como la fuerza, la resistencia, el equilibrio, la marcha y la flexibilidad, individualizados y adaptados a las capacidades físicas y cognitivas de cada persona.

 

PALABRAS CLAVE

Ejercicio físico, anciano, frágil.

 

ABSTRACT

Introduction: Fragility is a physiopathological state that predisposes to greater vulnerability to diseases and adverse effects. Its physiopathology is influenced by the interaction of several agents, such as atherosclerosis, cognitive deterioration, malnutrition and sarcopenia. This last will cause a deterioration of health status with mobility disorders, increased risk of falls and fractures and deterioration in the ability to perform daily activities, but could be totally or partially reversible with an adapted physical exercise training. The aim of this review is to know the scientific evidence available on the efficacy of physical exercise as a protective factor against sarcopenia in people over 65 recognized as fragile. Methodology and results: A systematic bibliographic review was carried out in some of the databases most recognized by the scientific and health community such as PubMed, Science Direct or DialNet. Only the articles of the last 10 years were considered, those whose access was free and completely, without rejecting any for their language. The keywords were «physical exercise», «old» and fragile «, separated by the Boolean operator «AND». 156 articles were found and reviewed among the 3 databases, but only 10 of them were selected to carry out the study. Conclusions: Physical exercise seems to be the most influential determinant in order to reduce or prevent symptoms that are related to sarcopenia linked to frailty in the elderly. The most recommended type of physical exercise for this type of person is the multicomponent, one that works in different fields such as strength, endurance, balance, gait and flexibility, individualized and adapted to the physical and cognitive abilities of each person.

 

KEY WORDS

Physical exercise, old, frail.

 

INTRODUCCIÓN

La fragilidad es un estado fisiopatológico que predispone a una mayor vulnerabilidad a padecer enfermedades y efectos adversos. Viene derivada de una falta de mecanismos compensadores y de la pérdida de homeostasis, debido a un declive en múltiples sistemas corporales (musculoesquelético, inmune, neuroendocrino, o vascular) con disminución de la reserva funcional 1, 2. El síndrome de fragilidad incluye una reducción excesiva de la masa magra corporal (sarcopenia), una reducción de la movilidad y de la capacidad de deambulación, y una menor actividad física, con sensación añadida de debilidad ANEXO 1.

 

La definición de fragilidad en el anciano es compleja y susceptible de poseer diversas acepciones. En 1997, Campbell y Buchner definieron el término fragilidad como un «síndrome biológico de disminución de la reserva funcional y de la resistencia a los estresores, debido al declive acumulado de múltiples sistemas fisiológicos que originan pérdida de la capacidad homeostática y vulnerabilidad a eventos adversos». Posteriormente, en 2001 Fried et al propuso un fenotipo de fragilidad que ha demostrado validez, y que se considera actualmente como el más óptimo y recomendable, aceptado por gran parte de la literatura científica. En el mismo, se cataloga a un anciano como frágil si cumple 3 o más de estos 5 criterios 1, 3:

 

  • Pérdida de peso no intencionada de más de 5 kg o del 5% del peso corporal en el último año.
  • Debilidad muscular: fuerza prensora menor del 20% del límite de la normalidad.
  • Cansancio autorreferido e identificado ante pequeños esfuerzos.
  • Lentitud de la marcha.
  • Nivel bajo de actividad física: cálculo del consumo de calorías semanales por debajo del quintil inferior.

 

A pesar de lo generalizado del uso del término fragilidad, ésta no posee una definición consensuada, ni por ende, un acuerdo sobre los instrumentos que nos permitan su identificación de forma rápida y sencilla. Además, la falta de un límite preciso entre la fragilidad y la buena funcionalidad, y la diferente interpretación de su percepción de salud por parte del sujeto, dificulta su definición y delimitación 2, 3; todo ello propicia que exista variabilidad en la prevalencia estimada. En un estudio de Moliner Molins C. et al. llevado a cabo en Barcelona 4, más de la mitad de la población mayor de 65 años de la comunidad presentaba fragilidad. Por el contrario, Castell Alcalá M.V. et al. en un estudio en Madrid 5, siguiendo los criterios de Fried antes descritos, obtuvo una prevalencia estimada del 10’3%, superior a los datos obtenidos por el propio Fried en su estudio inicial en 2001 (6’9%). Existe una gran divergencia pues entre cifras de fragilidad publicadas en Estados Unidos, Europa y Latinoamérica, con cifras que oscilan entre el 7 y el 42% 5, así como entre personas mayores que viven en la comunidad o aquellas que se encuentran en residencias o en centros hospitalarios, donde la prevalencia de la fragilidad es mucho más elevada 6.

 

La fragilidad es un estado de prediscapacidad, probablemente entre los 65 y los 80 años, con un ritmo de aparición individualizado, que puede ser prevenido y tratado, de ahí su importancia 1. La etiología de la fragilidad parece ser multifactorial y su fisiopatología está influida por la interacción y superposición de numerosos factores. Morley propone 4 mecanismos principales como los responsables del origen de la fragilidad: la aterosclerosis, el deterioro cognitivo, la desnutrición y la sarcopenia, con las alteraciones metabólicas asociadas.

 

La sarcopenia, que consiste en una pérdida gradual y generalizada de la masa muscular esquelética y la fuerza, se considera por tanto un marcador biológico de fragilidad, representado finalmente por un deterioro del estado de salud en el que se incluyen trastorno de la movilidad, mayor riesgo de caídas y fracturas y deterioro en la capacidad de realización de actividades cotidianas 1. Dicha pérdida progresiva de la masa muscular tiene origen en diversos factores, como la edad, déficits nutricionales, cambios hormonales (déficit de esteroides sexuales), síndromes metabólicos o predisposición genética, entre otros 7, 8, ANEXO 2. Se piensa también que la inflamación podría originar disfunciones en el metabolismo muscular alterando la producción proteica, tanto en cantidad como en calidad 9.

 

El tratamiento de la sarcopenia debe ser multicomponente. Según recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, es necesario atenuar la tendencia al sedentarismo y a la inactividad propia de la etapa de la senectud, y para combatirla propone realizar al menos 30 min de ejercicio físico aeróbico moderado cada día. Para los ancianos con problemas de movilidad, practicar ejercicio físico 3 o más días a la semana les permitirá prevenir las caídas y mantener su actividad 10. Aunque la sarcopenia no se revierte completamente con el ejercicio, la inactividad física acelera la pérdida de la masa muscular 8. La fragilidad no es una contraindicación para realizar actividad física, sino que tal vez sea una de las indicaciones más importantes para prescribir el ejercicio físico 11. En ese sentido, surge la necesidad de buscar los entrenamientos idóneos que ayuden a la población mayor a lidiar con esos síntomas de fragilidad y que ayuden a la prevención o detención del deterioro general, así como valorar sus beneficios sobre la condición física en personas mayores frágiles.

 

OBJETIVO

Examinar los beneficios del ejercicio físico y su efectividad sobre la condición física en personas mayores de 65 años categorizadas como frágiles.

 

METODOLOGÍA

Se realizó una revisión sistemática. Los datos fueron obtenidos acceso vía Internet, recogiéndose la literatura científica indizada en las siguientes bases de datos:

 

  • Dialnet.
  • Medlars Online International Literature (MEDLINE), PubMed.
  • Science Direct.

 

Se estudiaron los artículos publicados en cualquier país, por cualquier institución o investigador particular y en cualquier idioma, de acuerdo con las características de cada base de datos.

 

Las ecuaciones de búsqueda se desarrollaron para su empleo en la base de datos MEDLINE, vía PubMed, mediante la utilización de operadores booleanos, siendo adaptadas posteriormente a las otras bases de datos anteriormente mencionadas. Las palabras clave utilizadas para una búsqueda exacta fueron “Physical exercise”, “Old” y “Frail”, y sus respectivas traducciones al castellano. En dicha búsqueda, se revisaron sólo aquellos artículos publicados desde el año 2006 hasta 2017, y cuyo acceso fuera disponible a texto completo y de forma gratuita.

 

En PubMed, mediante la ecuación ((PHYSICAL EXERCISE[Title/Abstract]) AND OLD* [Title/Abstract]) AND FRAIL[Title/Abstract], se encontraron 58 artículos disponibles. En Dialnet y Sciencedirect por el contrario, realizando la búsqueda en español con las palabras clave “Ejercicio físico”, “Anciano” y “Frágil” separadas por el operador booleano “Y”, se encontraron 14 y 84 artículos respectivamente. Se revisaron todos ellos, no entrando en consideración como criterio de exclusión el tipo de artículo que se tratase.

 

RESULTADOS

 

Tras revisar todos los artículos encontrados en la búsqueda, y rechazar aquellos que no tuvieran en cuenta la edad de estudio (personas mayores de 65 años), la característica de fragilidad de los mismos, o no se fundamentaran en el ejercicio físico, los artículos seleccionados fueron 10 (referenciados en la bibliografía), que se resumen en 3 tablas TABLA 1, TABLA 2, TABLA 3.

 

Serra Rexach J. A. et al. 17 destaca que los ejercicios en ancianos frágiles, especialmente los de potenciación muscular, tienen un efecto positivo en cuanto a que aumentan la masa y la potencia muscular, y a que mejoran aspectos funcionales como la velocidad de la marcha y la independencia en la realización de las actividades básicas de la vida diaria (ABVD).

 

Rodríguez León A. et al. 19 añade además el bienestar psíquico que un programa de ejercicios físicos genera al anciano frágil, potenciando su autoestima y sus deseos de vivir. En ese sentido, Justino Borges L. et al. 16 en un estudio con 118 ancianos manifestó una influencia positiva del ejercicio físico en la reducción de síntomas depresivos en los mismos, así como una relación inversa entre dicha depresión y la aptitud funcional de los participantes.

 

Langlois F. et al. 13, por su parte, en su estudio con 83 ancianos mayores, fue el primero en evidenciar una mejoría en los pacientes intervenidos en cuanto a su rendimiento cognitivo, identificando mayor fluidez a la hora de realizar actividades cotidianas y una mejoría en su calidad de vida percibida.

 

Casas Herrero Á. et al. 14, 15, 18 en sus numerosos estudios concluye que la práctica de ejercicio físico es la intervención más eficaz para retrasar la discapacidad y los eventos asociados a la fragilidad, siendo el ejercicio multicomponente (ejercicios de fuerza, resistencia, equilibrio y marcha) el que demuestra más mejoría en la capacidad funcional, elemento fundamental para la independencia de las ABVD. Además, afirma que el efecto antiinflamatorio del ejercicio físico ayuda al manejo del estrés, aumentando su calidad de vida.

 

Viladrosa M. et al. 11 y De Labra C. et al. 12 y también coinciden en que el entrenamiento multicomponente de la capacidad física es la mejor estrategia para combatir la sarcopenia en ancianos frágiles. Sin embargo, ambos destacan la necesidad de la realización de estudios posteriores que especifiquen un programa de ejercicios óptimo.

 

Por último, Vásquez Morales A. et al. 10 propone el ejercicio excéntrico (tensión muscular y elongación física del músculo) en personas mayores frágiles como el recurso idóneo para disminuir y prevenir la pérdida de estructura muscular y su consecuente disminución de fuerza y discapacidad, mejorando su movilidad y minimizando el riesgo de caídas.

 

DISCUSIÓN

 

Todos los artículos revisados ponen de manifiesto la importancia de la realización de ejercicio físico en personas mayores de 65 años reconocidas como frágiles. Aún así, todavía no existe un consenso en aspectos como qué tipos de ejercicio son los más eficaces, en qué tipo de pacientes según su grado de fragilidad, qué aspectos funcionales mejora, cuánto tiempo hay que hacerlos y con qué intensidad; sin embargo, no hay duda respecto al beneficio general.

 

A pesar de ello, parece ser que los ejercicios que trabajan resistencia, fuerza, equilibrio, marcha y flexibilidad (ejercicio multicomponente) son la mejor estrategia en ancianos frágiles ya que aumentan el volumen máximo de oxígeno y la masa muscular, mejorando además aspectos funcionales como la velocidad de marcha y la independencia en la realización de actividades de la vida diaria.

 

Los ejercicios de resistencia mejoran no solo la masa y potencia muscular sino otros aspectos como el equilibrio, la capacidad aeróbica, la flexibilidad, y otras limitaciones funcionales como la velocidad de marcha, la capacidad de levantarse de una silla o la capacidad de subir escaleras. Se recomienda realizar estos ejercicios con pesas, 2-3 días por semana.

 

Los ejercicios aeróbicos de intensidad media o moderada (caminar, bicicleta estática) son útiles en la mejora de las prestaciones cardiovasculares y en actividades tales como caminar o levantarse de una silla. Se recomiendan entre 3 y 7 sesiones a la semana de duración entre 20 y 60 minutos por sesión. Respecto al equilibrio, ejercicios como el Tai Chi, mantenerse en pie sobre un solo pie, o andar sobre las puntas y los talones, han demostrado eficacia en la reducción del riesgo de caídas ANEXO 3.

 

Por último, además del beneficio físico que supone la práctica habitual de ejercicio, se ha observado que debido al efecto antiinflamatorio del ejercicio, los niveles de estrés y la sintomatología depresiva disminuyen, potenciado además por la liberación de hormona de crecimiento al existir mayor masa muscular. Todo ello va a repercutir en un aumento de la autoestima de la persona, que se traduce en una mayor motivación para realizar dichos entrenamientos y, a la larga, en un aumento de la calidad de vida.

 

CONCLUSIONES

 

Queda patente la importancia de la realización de ejercicio físico en todas las etapas de la vida. Ante la senectud, el ejercicio físico no está contraindicado, sino que precisamente ayuda a combatir algunas de las alteraciones que esta etapa (y en concreto el concepto de fragilidad) trae consigo. El anciano frágil va a presentar una disminución de su masa magra total, lo que va a conllevar a un deterioro de la deambulación y de la movilidad, sensación de debilidad, mayor riesgo de caídas, y mayor tendencia a la dependencia en las ABVD. El ejercicio físico parece ser el determinante más influyente a la hora de disminuir o prevenir dichos síntomas, que se relacionan íntimamente con la sarcopenia ligada a la fragilidad en el anciano.

 

El tipo de ejercicio físico más recomendado para este tipo de personas es el multicomponente, aquel que trabaja diversos campos como son la fuerza, la resistencia, el equilibrio, la marcha y la flexibilidad, si bien son necesarios estudios e investigaciones más profundas sobre el tema. Dichos entrenamientos tienen que ser individualizados y adaptados a las capacidades físicas y cognitivas de cada paciente, empezando de forma lenta y progresiva para evitar sobreesfuerzos y posibles lesiones, hasta hacer de ellos un hábito de vida ANEXO 4.

 

El ejercicio físico moderado y continuo no solo mejora la aptitud física del anciano, lo que repercute en menor sensación de debilidad y menor riesgo de caídas, sino que tiene también efectos positivos en la aptitud cognitiva y psicosocial, y en la reducción de la elevación crónica de mediadores de inflamación. Todo ello va a influir en una menor dependencia para la realización de las actividades cotidianas y, por ende, en un aumento de la calidad de vida.

 

BIBLIOGRAFÍA

  1. Areán García J, Suárez Linares M, López Llano ML, García García B, Suárez García FM. La fragilidad: un nuevo reto para el médico rehabilitador. Rehabilitación. 2017.
  2. Martín Lesende I, Gorroñogoitia Iturbe A, Gómez Pavón J, Baztán Cortés JJ, Abizanda Soler P. El anciano frágil. Detección y tratamiento en AP. Aten Primaria. 2010; 42(7): 388–393.
  3. García B. CE. Evaluación y cuidado del adulto mayor frágil. Rev Med Clin Condes. 2012; 23(1): 36-41.
  4. Moliner Molins C, Gardeñes Morón L, Herrera García A, Pérez Centelles MC, Reig Calpe P, Sans Corrales M. Ancianos frágiles: ¿cuántos y por qué? SEMERGEN. 2007; 33(6): 287-92.
  5. Castell Alcalá MV, Otero Puime Á, Sánchez Santos MT, Garrido Barral A, González Montalvo JI, Zunzunegui MV. Prevalencia de fragilidad en una población urbana de mayores de 65 años y su relación con comorbilidad y discapacidad. Aten Primaria. 2010; 42(10): 520–527.
  6. Martínez Velilla N, Romero Ortuño R. Fragilidad: sí, pero evitemos el fragilismo. Rev Esp Geriatr Gerontol. 2015; 50(5): 209–210.
  7. Fuggle N, Shaw S, Dennison E, Cooper C. Sarcopenia. Best Prac Res Clin Rheumatol. 2017; 31: 218-242.
  8. Burgos Peláez R. Sarcopenia en ancianos. Endocrinol Nutr. 2006; 53(5): 335-344.
  9. Abizanda Soler P. Actualizaciones bibliográficas: Fragilidad y discapacidad en el anciano. Rev Esp Geriatr Gerontol. 2008; 43(1): 60-62.
  10. Vásquez Morales A, Sanz Valero J, Wanden Berghe C. Ejercicio excéntrico como recurso físico preventivo en personas mayores de 65 años: revisión sistemática de la literatura científica. Enferm Clin. 2013; 23(2): 48-55.
  11. Viladrosa M, Casanova C, Ghiorghies AC, Jürschik P. El ejercicio físico y su efectividad sobre la condición física en personas mayores frágiles. Revisión sistemática de ensayos clínicos aleatorizados. Rev Esp Geriatr Gerontol. 2017; 52(6): 332-341.
  12. De Labra C, Guimaraes Pinheiro C, Maseda A, Lorenzo T, Millán Calenti JC. Effects of physical exercise interventions in frail older adults: a systematic review of randomized controlled trials. BMC Geriatrics. 2015; 15: 154.
  13. Langlois F, Minh Vu TT, Chasse K, Dupuis G, M-J Kergoat, Bherer L. Benefits of physical exercise training on cognition and quality of life in frail older adults. J Gerontol B Psychol Sci Soc Sci. 2012; 68(3): 400-404.
  14. Casas Herrero Á, Izquierdo M. Physical exercise as an efficient intervention in frail elderly persons. An. Sist. Sanit. Navar. 2012; 35(1): 69-85.
  15. Casas Herrero Á, Cadore EL, Martínez Velilla N, Izquierdo Redin M. El ejercicio físico en el anciano frágil: una actualización. Rev Esp Geriatr Gerontol. 2015; 50(2): 74-81.
  16. Justino Borges L, Bertoldo Benedetti TR, Zarpellon Mazo G. Influencia del ejercicio físico en los síntomas depresivos y en la aptitud funcional de ancianos en el sur de Brasil. Rev Esp Geriatr Gerontol. 2010; 45(2): 72-78.
  17. Serra Rexach J.A., Mendieta Faceti G., Vidán Astiz M. Anciano frágil. Nutr Hosp. 2011; 4(3): 28-34.
  18. Izquierdo M, Cadore E.L., Casas Herrero Á. Ejercicio físico en el anciano frágil: una manera eficaz de prevenir la dependencia. Kronos. 2014; 13(1).
  19. Rodríguez León A, Reyes Hernández M, Correa Morales A.M., González Pérez N, Gil Machina R, Rodríguez Pérez Y. Beneficios del ejercicio físico en el adulto mayor con enfermedades asociadas. CorSalud. 2010; 2(2): 102-108.

 

ANEXOS

ANEXO 1. CICLO DE LA FRAGILIDAD

Imagen relacionada

Fuente: Casas Herrero Á, Izquierdo M. Physical exercise as an efficient intervention in frail elderly persons. An. Sist. Sanit. Navar. 2012; 35(1): 69-85.

 

ANEXO 2. DIAGRAMA DE FLUJO DE LA PRECIPITACIÓN DE LA SARCOPENIA

Fuente: Fuggle N, Shaw S, Dennison E, Cooper C. Sarcopenia. Best Prac Res Clin Rheumatol. 2017; 31: 218-242.

 

ANEXO 3. GUÍA DE PRESCRIPCIÓN DE EJERCICIOS EN EL ANCIANO FRÁGIL

https://image-api.onlineeducation.center/v1/image/max-width/800/statics/articles/1702/6.jpg

Fuente: Izquierdo M, Cadore E.L., Casas Herrero Á. Ejercicio físico en el anciano frágil: una manera eficaz de prevenir la dependencia. Kronos. 2014; 13(1).

 

ANEXO 4. RECOMENDACIONES PRÁCTICAS PARA LA PRESCRIPCIÓN DE EJERCICIO FÍSICO EN EL ANCIANO FRÁGIL

  • El entrenamiento de fuerza debería realizarse 2-3 veces por semana, utilizando 3 series de 8 a 12 repeticiones con intensidades que empiezan en el 20%-30% de 1 repetición máxima (RM) y que pueden progresar hasta el 70% de una 1RM.
  • El entrenamiento de fuerza puede empezar en máquinas para ejercicios que utilicen grandes grupos musculares, como la prensa de piernas, extensión de rodillas y prensa de banca. Sin embargo, los ejercicios mono-articulares resultan en menor respuesta cardiovascular (aumento de la frecuencia cardiaca y tensión arterial) y pueden ser útiles para personas con enfermedades cardiovasculares en el inicio del entrenamiento.
  • Para optimizar la mejora de la capacidad funcional, el programa de entrenamiento de fuerza debería incluir ejercicios que simulen actividades de la vida diaria (por ejemplo, ejercicios de sentadilla, levantarse y sentarse, subir escaleras).
  • El entrenamiento de la potencia muscular (altas velocidades) podría ser más beneficioso en términos de mejoras funcionales  que los programas de  resistencia (bajas velocidades). Este tipo de entrenamiento, por ejemplo con pesos ligeros que se mueven de manera explosiva, se deberían de empezar a incluir en un programa de ejercicio para el anciano frágil , ya que cada vez más parecen asociarse con mejoras de la capacidad funcional .
  • Un 20 – 30% de mejora en la fuerza máxima puede ser considerado clínicamente relevante en ancianos. Un 25% de la potencia máxima puede significar un rejuvenecimiento de 20 años en la curva de caída de la potencia máxima durante el envejecimiento.
  • En el entrenamiento de resistencia cardiovascular debería incluir bloques de caminar en diferentes direcciones y ritmos, caminar en cinta rodante, subir escaleras, subir escaleras o bicicleta estática.
  • El entrenamiento de resistencia aeróbica podría comenzar con 5-10 minutos durante las primeras semanas y progresar hasta 15-30  minutos.
  • La intensidad del entrenamiento de resistencia aeróbica puede empezar en 40-50% y progresar hasta un 70-80% de la capacidad aeróbica máxima. Sin embargo, lo importante para un anciano frágil es empezar en una intensidad que le permita mantener el ejercicio por algún tiempo, así que intensidades inferiores al 40% pueden ser más indicadas para ancianos frágiles.
  • El control de la intensidad del ejercicio puede ser hecho por la frecuencia cardiaca. Sin embargo, la escala de percepción del esfuerzo de BORG es un buen método alternativo para prescribir la intensidad. Utilizando esta escala se recomienda un nivel de intensidad de 12-14.
  • El test de la mayor distancia en 6 minutos de marcha es una herramienta de fácil aplicación para control de la resistencia aeróbica. Monitorizar a cada 8 o 12 semanas en el inicio del entrenamiento.
  • El entrenamiento de equilibrio debería incluir ejercicios en la posición de tándem, semitandem, desplazamientos multidireccionales con pesos extra (2-4 kg), caminar con apoyo talón-punta, subir escaleras con ayuda, transferencia de peso corporal (desde una pierna a la otra) y ejercicios de Tai Chi modificados .
  • La mejora en la habilidad de marcha está directamente relacionada con la disminución de la incidencia de caídas. El test de velocidad habitual de marcha de 5 metros puede ser una herramienta útil para el control de esa habilidad. Asimismo, el test de marcha con doble tarea, como caminar mientras se habla, cuenta, etc. puede ser otra herramienta con mayor grado de complejidad.
  • Entrenar 1 día a la semana la fuerza muscular y 1 día a la semana resistencia cardiovascular es un excelente estímulo para mejorar la fuerza, potencia y resistencia cardiovascular en ancianos frágiles que se inician en un programa de ejercicio.
  • En programas que combinen la fuerza y resistencia cardiovascular, el entrenamiento de fuerza se debe de realizar antes que el entrenamiento de resistencia cardiovascular, pues mayores ganancias neuromusculares y cardiovasculares son observadas en ese orden entrenamiento.
  • Programas de ejercicio físico, sobretodo el dirigido al desarrollo de la fuerza muscular y que utilice pesas, deben ser supervisados por profesionales con conocimiento y formación específica. Otros programas como por ejemplo caminar, que aumentan la cantidad de actividad física semanal, son muy beneficiosos y contribuyen en gran medida a la mejora de salud.
  • En personas con bajo nivel de actividad física y sin historial de práctica de ejercicio físico sistemático, un volumen inicial bajo de entrenamiento puede facilitar la adherencia al programa.

Fuente: Izquierdo M, Cadore E.L., Casas Herrero Á. Ejercicio físico en el anciano frágil: una manera eficaz de prevenir la dependencia. Kronos. 2014; 13(1).

 

TABLA 1. ARTÍCULOS SELECCIONADOS DESDE PUBMED

AUTORES Y AÑO TÍTULO TIPO DE ARTÍCULO RESULTADOS
PUBMED
(12) De Labra C, Guimaraes Pinheiro C, Maseda A, Lorenzo T, Millán Calenti JC.

2015.

Effects of physical exercise interventions in

frail older adults: a systematic review of

randomized controlled trials.

Revisión sistemática. El entrenamiento en ancianos frágiles podría mejorar muchos aspectos de su función física.

El ejercicio multicomponente, en especial programas que incluyen entrenamientos de la resistencia parecen ser los más idóneos, sin embargo no existe un programa óptimo de forma clara.

(13) Langlois F, Minh Vu TT, Chasse K, Dupuis G, M-J Kergoat, Bherer L.

2012.

Benefits of physical exercise training on cognition and

quality of life in frail older adults.

Estudio de casos-controles. El grupo intervenido notificó mejoría en cuanto a su capacidad física, la calidad de vida y el rendimiento cognitivo (primer estudio en notificar mejoría en cuanto al desempeño cognitivo).

Mejoría en la velocidad de procesamiento, memoria de trabajo, y actividades como conducir, cocinar o manejo financiero.

(14) Casas Herrero A, Izquierdo M. 2012. Physical exercise as an efficient intervention

in frail elderly persons.

Revisión bibliográfica. El entrenamiento de fuerza cada vez tiene más resultados favorables en ancianos frágiles, y sus efectos son más destacados en dominios del síndrome como las caídas y el deterioro cognitivo.

El ejercicio multicomponente y el tai chi minimizan el riesgo de caídas.

El ejercicio físico tiene efecto antiinflamatorio, lo que puede ayudar a combatir el estrés.

 

TABLA 2. ARTÍCULOS SELECCIONADOS DESDE SCIENCE DIRECT

AUTORES Y AÑO TÍTULO TIPO DE ARTÍCULO RESULTADOS
SCIENCE DIRECT
(10) Vásquez Morales A, Sanz Valero J, Wanden Berghe C.

2013.

Ejercicio excéntrico como recurso físico preventivo en personas

mayores de 65 años: revisión sistemática de la literatura científica.

Revisión sistemática. El ejercicio excéntrico es una opción de entrenamiento para disminuir y prevenir la sarcopenia.

Óptimo en alteraciones cardiovasculares, enfermedades crónicas y fragilidad.

(11) Viladrosa M, Casanova C, Ghiorghies AC, Jürschik P.

2017.

El ejercicio físico y su efectividad sobre la condición física en personas mayores frágiles. Revisión sistemática de ensayos clínicos aleatorizados. Revisión sistemática. El ejercicio físico mejora los distintos componentes de la condición física en personas mayores frágiles, siendo el entrenamiento multicomponente de la condición física la mejor estrategia.
(15) Casas Herrero Á, Cadore EL, Martínez Velilla N, Izquierdo Redin M.

2015.

El ejercicio físico en el anciano frágil: una actualización. Revisión bibliográfica. La actividad física en el anciano se ha asociado con una disminución del riesgo de mortalidad y de enfermedades crónicas, de la institucionalización, y de deterioro funcional.

El tipo de ejercicio físico más beneficioso en el anciano frágil es el multicomponente (entrenamiento de fuerza, resistencia, equilibrio y marcha).

(16) Justino Borges L, Bertoldo Benedetti TR, Zarpellon Mazo G.

2010

Influencia del ejercicio físico en los síntomas depresivos y en la aptitud funcional de ancianos en el sur de Brasil. Estudio experimental. Influencia positiva del ejercicio físico en la mejoría de la aptitud funcional y en la reducción de síntomas depresivos.

Relación inversa entre aptitud funcional y depresión.

 

TABLA 3. ARTÍCULOS SELECCIONADOS DESDE DIALNET

AUTORES Y AÑO TÍTULO TIPO DE ARTÍCULO RESULTADOS
DIALNET
(17) Serra Rexach J.A., Mendieta Faceti G., Vidán Astiz M.

2011.

Anciano frágil. Revisión bibliográfica. La actividad física (ejercicios de resistencia o potenciación muscular y los cardiovasculares) son la mejor manera de combatir la pérdida de masa y potencia muscular que ocurre en la fragilidad.

No hay un consenso sobre qué tipos de ejercicio son los más eficaces, pero sí su beneficio general. Existen 4 tipos de ejercicios que pueden recomendarse: Resistencia, aeróbico, de equilibrio y flexibilidad.

(18) Izquierdo M, Cadore E.L., Casas Herrero A.

2014.

Ejercicio físico en el anciano frágil: una manera eficaz de prevenir la dependencia. Revisión bibliográfica. La práctica de ejercicio físico es la intervención más eficaz para retrasar la discapacidad y los eventos asociados a la fragilidad.

Concretamente el entrenamiento multicomponente es el que ha demostrado más mejorías en la capacidad funcional, elemento fundamental para la independencia de las ABVD.

(19) Rodríguez León A, Reyes Hernández M, Correa Morales A.M., González Pérez N, Gil Machina R, Rodríguez Pérez Y.

2009.

Beneficios del ejercicio físico en el adulto mayor con enfermedades asociadas. Estudio descriptivo, prospectivo. La ejecución de un programa de ejercicios físicos en pacientes ancianos con enfermedades asociadas facilita un gasto cardíaco óptimo.

Tiene además un efecto muy positivo en el bienestar físico-psíquico de este grupo de pacientes, al mejorar su autoestima y sus deseos de vivir.

 

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