El ayuno intermitente, un cambio en el paradigma nutricional.

17 marzo 2023

AUTORES

  1. Paula Guerrero Fuertes. Graduada en Enfermería. Servicio Aragonés de Salud. Centro de Salud San José Centro. España.
  2. María Mora Fernández. Graduada en Enfermería. Servicio Aragonés de Salud. Hospital Universitario Miguel Servet. España.
  3. María Pilar Collados Pérez-Hiraldo. Graduada en Enfermería. Servicio Aragonés de Salud. Unidad de Cuidados Intensivos. Hospital Lozano Blesa de Zaragoza. España.
  4. Elena Alastrué Nuñez. Graduada en Enfermería. Servicio Aragonés de Salud. Hospital Universitario Miguel Servet de Zaragoza. España.
  5. Ander Esteban Lezcano. Graduado en Enfermería. Servicio Aragonés de Salud. Centro de Salud Rebolería. España.
  6. María García Tovar. Diplomada en Enfermería. Unidad de Urgencias. Hospital Clínico Universitario de Zaragoza. España.

 

RESUMEN

El ayuno intermitente es un método nutricional de cuidado personal que ha ganado popularidad en las últimas décadas, suponiendo un cambio de paradigma en la nutrición tradicional. Varias líneas de investigación científica respaldan sus beneficios sobre la salud a través de la regulación metabólica que disminuye el índice de masa corporal y mejora ciertas patologías como diabetes, cáncer, obesidad y enfermedades cardiovasculares y neurodegenerativas. Por tanto, el ayuno intermitente aparece en los últimos años como una herramienta nutricional cada vez más introducida en la sociedad actual, no solo por sus beneficios clínicos sino por la comodidad de su práctica. Sin embargo, se requieren más investigaciones que confirmen que el ayuno intermitente es beneficioso para la salud a largo plazo.

PALABRAS CLAVE

Ayuno intermitente, peso corporal, obesidad, diabetes, cáncer, beneficios metabólicos.

ABSTRACT

Intermittent fasting is a nutritional method of personal care that has gained popularity in recent decades, assuming a paradigm shift in traditional nutrition. Several lines of scientific research support its health benefits through metabolic regulation that decreases body mass index and improves certain pathologies such as diabetes, cancer, obesity and cardiovascular and neurodegenerative diseases. Therefore, intermittent fasting appears in recent years as a nutritional tool increasingly introduced in today’s society, not only for its clinical benefits but for the convenience of its practice. However, more research is needed to confirm that intermittent fasting is beneficial to long-term health.

KEY WORDS

Intermittent fasting, body weight, obesity, diabetes, cancer, metabolic benefits.

INTRODUCCIÓN

El ayuno puede ser definido como “abstinencia voluntaria de la ingesta alimentos y bebidas por períodos de tiempo específicos y recurrentes”1,2.

Existen varias formas de llevar a cabo el ayuno, en función de la intensidad de restricción de alimentos y bebidas que pueden ser permitidos durante los periodos de ayuno, la frecuencia de los periodos de ayuno y la duración de los mismos. El régimen de ayuno ideal dependerá del estilo de vida y la tolerancia individual1.

Este método de restricción de la ingesta no radica en dejar de comer por completo, sino en hacerlo en intervalos específicos de tiempo, por ejemplo se establecen intervalos de 12 horas donde se organizan las comidas y 12 horas donde se ayuna, aunque algunas investigaciones proponen ayunar 16 horas y concentrar la ingesta en las 8 horas restantes. En resumen, se trata por tanto de un protocolo de alimentación que alterna horas de ayuno con ventanas de alimentación1,3.

En los últimos años, el ayuno ha incrementado su popularidad como método de cuidado personal para la promoción y prevención de la salud, en especial para comenzar un estilo de vida saludable. A pesar de ello, a nivel social continúa habiendo miedo al ayuno por una mala difusión del mismo y creencias arraigadas 4.

Este modelo nutricional no es adecuado para todas las personas, por lo que es necesario individualizarlo para aprovecharse de sus beneficios sin padecer riesgos asociados, sobre todo en diabéticos. Por esta razón, es imprescindible contactar con un profesional previamente al inicio de la práctica para asesorarse sobre el tipo de ayuno que mejor se adapta a cada uno3.

A pesar de sus constatados beneficios sobre la salud, cabe resaltar que durante la ventana de alimentación se debe llevar una dieta equilibrada y saludable aportando todos los macro y micronutrientes con el fin de no derivar en una sobrealimentación, ya que si no se individualiza este protocolo puede resultar en una ansiedad por comer, en forma de atracones u obsesión por alimentos dulces. Es por ello por lo que se contraindica en sujetos que padecen o hayan padecido trastornos de la conducta alimentaria o tendencia a ansiedad y estrés3.

En cuanto a sus desventajas, algunos estudios reportan comportamientos compensatorios como los mencionados anteriormente, ya que el ayuno puede provocar estímulos que desembocan en un deseo de consumir alimentos (sensación de hambre). Otros autores señalan como efectos adversos estados de alteración del ánimo o distracción y bajo rendimiento laboral. En algunos estudios parece no presentar otros efectos más que náuseas y/o mareos. La tasa de abandono del ayuno es similar a los sujetos que siguen una dieta hipocalórica tradicional1,2.

OBJETIVOS

OBJETIVO GENERAL: Desarrollar una visión general del ayuno intermitente como una alternativa a los métodos dietéticos tradicionales.

OBJETIVOS ESPECÍFICOS:

  • Explicar los mecanismos fisiológicos que justifican los beneficios del ayuno.
  • Explicar el ayuno como promoción y prevención de la salud.
  • Detallar las diferentes aplicaciones clínicas del ayuno en la mejora de diferentes patologías cardiometabólicas y neurodegenerativas.

 

DESARROLLO

Fisiología y beneficios del ayuno intermitente:

El ayuno intermitente produce la alteración coordinada de mecanismos metabólicos. Entre las 12 y 36 horas de ayuno, se inicia un estado de cetosis con bajos niveles de glucemia junto con el agotamiento o disminución de las reservas de glucógeno y la consiguiente producción de cuerpos cetónicos, siendo los lípidos la principal fuente de energía para el cerebro. Por lo tanto, periodos de ayuno prolongado junto con periodos cortos de ingesta pueden suponer una alternativa eficaz en la disminución del tejido adiposo1,4,5.

Es así entonces que las cetonas tras varios días de iniciar el ayuno se convierten en el principal combustible de los músculos y cerebro, mejorando la actividad conectiva de las neuronas y estimulando la producción de nuevas neuronas incrementando la resistencia de estas a lesiones y enfermedades1.

De este modo, se pueden obtener ciertos beneficios secundarios a la oxidación de las grasas y al estrés nutricional al que está sometido el organismo durante las horas de ayuno3.

Además, el ayuno inhibe la inflamación al disminuir la expresión de citoquinas asociadas a aterosclerosis. Por otro lado, promueve la autofagia, un fenómeno asociado con la diferenciación y proliferación celular y apoptosis, siendo una estrategia potencial en la prevención de procesos degenerativos y un aumento de la longevidad, y este proceso solamente se consigue con el ayuno1,2,4.

A nivel hormonal, produce una mejoría en los niveles de cortisol, melatonina, temperatura corporal, sensibilidad a la insulina y perfil lipídico3.

Ayuno intermitente como promoción y prevención de la salud:

A diario aparecen nuevos estudios que sustentan una mejora en la salud de los pacientes que realizan el ayuno así como avalan su eficacia en el tratamiento y prevención de enfermedades crónicas como por ejemplo diabetes, obesidad, enfermedades cardiovasculares, degenerativas, metabólicas e inflamatorias, durante la administración de quimioterapia y en las patologías asociadas al envejecimiento1-4.

Por otro lado, el consumo excesivo de ciertos alimentos puede derivar en comorbilidades metabólicas como por ejemplo acumulación excesiva de grasa visceral así como resistencia a la acción de la insulina, sobre todo si la alimentación va acompañada con un estilo de vida sedentario2.

Entre las 2 y 4 semanas de iniciar el ayuno se evidencia una disminución de las concentraciones séricas de colesterol total y triglicéridos, reduce la frecuencia cardiaca en reposo, presión arterial y mejora la respuesta cardíaca al infarto de miocardio y la regulación de la glucemia. Sin embargo, no se observan mejoras significativas de cambios en estos biomarcadores metabólicos ni mayor disminución de grasa corporal comparándolo con una dieta hipocalórica tradicional1,2,5.

Algunos estudios concluyen que los periodos de ayuno de 16 horas diarias pueden enriquecer los indicadores de salud y prevenir los procesos de enfermedad4.

Incorporar ejercicio físico en este tipo de alimentación resulta de vital importancia a la hora de conseguir los beneficios metabólicos comentados, ya que dicha combinación es la que produce las mejoras en la pérdida de peso y parámetros metabólicos2.

Actualmente se ha comenzado a asociar la ingesta con el ritmo circadiano, y es que se ha demostrado que consumir alimentos en las fases lumínicas del día y restringirlos en la fase de oscuridad proporciona beneficios sobre la salud mientras que consumir alimentos durante la noche puede producir un empobrecimiento de la calidad del sueño, resistencia a la insulina y mayor riesgo de enfermedades cardiometabólicas2.

Aplicaciones clínicas:

Sobrepeso y obesidad:

A pesar de que el método más comúnmente recomendado para conseguir una disminución del peso corporal incluye realizar seis comidas diarias de forma regular, recientemente nuevas líneas de investigación ofrecen alternativas basadas en la restricción calórica durante ciertos períodos del día o prolongar los intervalos de ayuno entre comidas1,5.

Varios estudios concluyen que el ayuno intermitente es tan eficaz en la pérdida de peso como las dietas estándar. Por otro lado, también recomendaron no omitir el desayuno ya que aumenta el riesgo de sobrepeso/obesidad en un 44-48%1.

En un estudio en sujetos con sobrepeso que comieron durante 10-11 horas al día únicamente durante 16 semanas, se redujo su peso corporal y expresaron estar llenos de energía. Estos beneficios se prolongaron durante un año4.

Su uso como método de adelgazamiento radica en la reducción neta en la ingesta energética durante las horas de ayuno que cae por debajo del gasto cardíaco generando así un balance negativo que induce la pérdida de grasa2,3.

El ayuno al provocar una reducción del riesgo de obesidad, también reduce por consiguiente el riesgo de desarrollar enfermedades relacionadas con el aumento del índice masa corporal, tales como el hígado graso no alcohólico y las enfermedades metabólicas y crónicas como la diabetes tipo 2, dislipemia, hipertensión arterial y enfermedad arterial coronaria3,5.

Diabetes Mellitus:

El ayuno de 24 horas 3 veces por semana incrementa la sensibilidad de los tejidos por la insulina en pacientes prediabéticos o con diabetes tipo 2 así como disminuye los niveles de hemoglobina glicosilada, el apetito y el estrés oxidativo. Además, disminuye las complicaciones de la diabetes tales como la hipoglucemia1–3.

Según algunos autores, una de las teorías por las que la restricción calórica del ayuno podría mejorar la diabetes tipo 2 sería que provoca la disminución de los niveles de glucemia plasmática lo que reduce la tasa de glicosilación de proteínas de larga duración3.

Cabe destacar que todavía es desconocido si el ayuno tiene un beneficio directo y claro sobre la diabetes o si es la pérdida de peso generada durante la realización de este método la causa de la mejoría clínica de dicha enfermedad3.

A pesar de que el ayuno no supone un avance con respecto al resto de dietas hipocalóricas en la pérdida de peso, sí que ha demostrado ser más eficaz que el resto de alimentaciones en la mejora de la sensibilidad a la insulina por lo que se puede concluir que al disminuir la ventana de alimentación los beneficios cardiometabólicos asociados al ayuno son mayores5.

Sin embargo, en estudios realizados en poblaciones no diabéticas, el ayuno no ha podido demostrar ningún beneficio significativo en los niveles de glucemia basal o hemoglobina glicosilada2.

Enfermedades cardiovasculares:

Omitir el desayuno no solo comporta riesgo de sobrepreso/obesidad, sino que también se ha asociado con mayor riesgo de aterosclerosis1.

Según algunos autores, esta forma de alimentación modifica los niveles de colesterol, disminuyendo el LDL y triglicéridos y aumentando el HDL3.

Cáncer:

Se ha evidenciado que el ayuno intermitente protege de la toxicidad así como mejora la eficacia de ciertos quimioterapéuticos y disminuye sus efectos adversos (sobre todo gastrointestinales, debilidad y fatiga), siendo por tanto una estrategia prometedora en la mejora de la tolerancia y eficacia del tratamiento contra el cáncer1–4.

Se cree que debido a los bajos niveles de glucemia durante el ayuno, esto supone un estrés adicional en las células tumorales perjudicando su metabolismo e inhibiendo su crecimiento y haciéndolas susceptibles a tratamientos neoplásicos. Además, algunos estudios sugieren que los ciclos de ayuno son tan eficaces como la quimioterapia en el retraso del crecimiento tumoral. El ayuno en días alternos puede disminuir la expresión de genes proinflamatorios y por consiguiente tener un efecto protector sobre el riesgo de cáncer1-3.

Si bien es cierto que en el tratamiento oncológico paliativo se intenta evitar la pérdida de peso y el desgaste físico, actualmente muchos autores defienden que la restricción calórica con disminución continua de la ingesta calórica tiene un efecto protector contra el envejecimiento y el estrés oxidativo3.

Trastornos neurodegenerativos:

Un excesivo aporte de calorías en la ingesta, sobre todo en la edad adulta, aumenta el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular, Alzheimer o Parkinson1.

Como se ha comentado anteriormente, al disminuir los factores proinflamatorios se inhibe la formación de placas de ateroma lo que supone un factor protector frente al accidente cerebrovascular1.

La alteración coordinada del metabolismo de las neuronas inducida por el ayuno produce una optimización de la energía de las neuronas, la plasticidad y su resistencia al estrés, lo que mantiene o mejora el rendimiento cognitivo1,2.

Estudios en animales han probado que el ayuno modifica los nutrientes en el cerebroy aumenta la neuroprotección y neurogénesis, lo que retrasa el envejecimiento. Es por ello que el ayuno podría proporcionar un nuevo enfoque para la optimización de la salud cerebral y la prevención de la demencia en personas de mayor edad4.

Esclerosis múltiple:

Los cuerpos cetónicos generados en los periodos de ayuno suponen una fuente de energía alternativa y eficiente para el cerebro 1.

Al considerarse la esclerosis múltiple como una enfermedad inflamatoria, algunos estudios mostraron que los pacientes con esta afección que realizan ayuno intermitente disminuyeron sus síntomas en un breve periodo de 2 meses1.

Asma:

Múltiples estudios han demostrado que la obesidad supone un factor de riesgo para el asma, por lo que la pérdida de peso lograda mediante el ayuno podría mejorar los síntomas de los pacientes asmáticos1.

CONCLUSIONES

Pese a la evidencia científica de los beneficios del ayuno intermitente, se debe considerar a cada paciente de forma individualizada previamente a su aplicación, garantizando sus necesidades nutricionales y asesorando para evitar déficits nutricionales.

Se ha demostrado que la restricción de alimentos durante los periodos de oscuridad produce una mejora en diferentes patologías (obesidad, enfermedades crónicas, cáncer y diabetes) así como regula los ritmos circadianos y previene procesos neurodegenerativos y de envejecimiento.

Al ser un régimen de restricción calórica, asocia una pérdida de peso corporal que no ha demostrado ser mayor que la producida con las dietas hipocalóricas normales. Esta disminución del índice de masa corporal influye en los beneficios del ayuno en los pacientes con sobrepeso.

Pese a sus ventajas, puede producir sensación de hambre que derive en atracones o ansiedad por comer, así cómo podría aumentar la irritabilidad y la capacidad de concentración. Es preciso informar a los pacientes de dichos efectos secundarios, aunque se ha demostrado que suelen ceder al mes de iniciar el ayuno.

A corto plazo, se ha demostrado que el ayuno promueve la pérdida de peso y mejora ciertos marcadores metabólicos. Sin embargo, se precisan más estudios que demuestran la mejoría metabólica a largo plazo, ya que las investigaciones sobre sus efectos a corto plazo son alentadoras, lo que permite pensar que el ayuno intermitente podría ser una estrategia interesante en un nuevo paradigma nutricional.

BIBLIOGRAFÍA

1. Canicoba M. Aplicaciones clínicas del ayuno intermitente. RNCM. 2020;3(2):87-94.

2. Stoizik M, Anabella J, Heredia R, Elías ML, Avena MV, Boarelli P. Ayuno Intermitente: ¿mito o realidad? ICU. 2021;5(6).

3. Barbera-Saz C, Navarro GB, Bisio-González M, Riera-García L, Rubio-Talens M, Pérez-Bermejo M. EL AYUNO INTERMITENTE: ¿LA PANACEA DE LA ALIMENTACIÓN? Actual Nutr. 2020;21:25-32.

4. Saz-Peiró P. Ayuno intermitente. Med Natur. 2017;11(1):3-9.

5. Lima-Martínez MM. AYUNO INTERMITENTE: MODA O CIENCIA. Rev Venez Endocrinol Metab. 2022;20(3):130-1.

 

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