Embarazo de riesgo.

12 septiembre 2021

Autores

  1. Ana Niño Tena. Graduada en Enfermería. Hospital Universitario Miguel Servet. Servicio Aragonés de Salud. Zaragoza.
  2. Vanesa Palacín Nieto. Diplomado Universitario de Enfermería. Servicio Aragonés de Salud. Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa. Zaragoza.
  3. Lara Pilar Palacín Nieto. Diplomado Universitario de Enfermería. Servicio Aragonés de Salud. Máster en Ciencias de la Salud. Hospital Universitario Miguel Servet. Zaragoza.
  4. Leyre Satrústegui Ollanquindia. Diplomado Universitario de Enfermería. Servicio Aragonés de Salud. Hospital Universitario Miguel Servet. Zaragoza.
  5. Patricia Espinosa Capapey. Graduada en Enfermería. Servicio Aragonés de Salud. Hospital Universitario Miguel Servet. Zaragoza.
  6. Sandra Vintanel López. Graduada en Enfermería. Servicio Aragonés de Salud. Hospital Universitario Miguel Servet. Zaragoza.

 

RESUMEN

Actuar en la etapa del período preconcepcional de la mujer es de vital importancia para poder tomar medidas con el propósito de obtener mejores resultados desde antes de la gestación. Tras realizar esta amplia revisión bibliográfica, los resultados señalan que la incidencia del embarazo de alto riesgo es todavía elevada, por lo que es necesario un enfoque y atención antenatal hacia todos aquellos factores de alto riesgo para el embarazo.

 

PALABRAS CLAVE

Complicaciones del embarazo, factores de riesgo, mujeres embarazadas, anormalidades congénitas, embarazo de alto riesgo.

 

ABSTRACT

Acting at the stage of the preconception period of the women is of vital importance to be able to take measures with the purpose of obtaining better results from before the gestation. After conducting this extensive bibliographic review, the results indicate that the incidence of high-risk pregnancy is still high, so an antenatal approach and care is necessary for all those high-risk factors for pregnancy.

 

KEY WORDS

Complications of pregnancy, risk factors, obese pregnant women, congenital abnormalities, high- risk pregnancy.

 

INTRODUCCIÓN

Un embarazo de alto riesgo es aquel en el que el riesgo de enfermedad o muerte antes o después del parto es mayor de lo habitual, tanto para la madre como para el bebé.1 Todo embarazo debe evaluarse para determinar si existen o pueden aparecer factores de riesgo.2 Dentro de los factores de riesgo, encontramos la edad, peso y talla materna; aborto habitual; antecedentes de recién nacidos muertos o muerte neonatal; antecedentes de recién nacidos macrosómicos; multiparidad; antecedentes de preeclampsia o eclampsia; hijos previos con trastornos genéticos o anomalías congénitas; antecedentes familiares de enfermedad genética; lesiones intraparto previas; anomalías del tracto genital; fibromas uterinos; hipertensión; infecciones cervicales y vaginales; pielonefritis; fiebre; problemas quirúrgicos agudos; exposición a teratógenos; tabaquismo; alcohol; drogadicción y abuso de sustancias; hemorragias del tercer trimestre; polihidramnios (hidramnios) y oligohidramnios; parto pretérmino; gestación múltiple; gestación postérmino, entre muchos otros.1,3,4 La clasificación de una gestación como de alto riesgo ayuda a reafirmar la necesidad de que la mujer embarazada reciba una atención extra.1,5 Esta valoración permite que las pacientes de alto riesgo sean derivadas a un centro perinatal antes del parto, lo cual puede disminuir la morbimortalidad neonatal de forma significativa comparándola con la de los recién nacidos de edad gestacional y peso similares que se trasladan a estos centros después del parto.3,6 Las pacientes pueden identificarse como de alto riesgo durante el período anteparto o durante el trabajo de parto, cuando determinados acontecimientos agudos cambian su estado de riesgo.4 El motivo más frecuente para el traslado a estos centros es el riesgo de parto pretérmino, a menudo asociado con rotura prematura de membranas.7,8

 

OBJETIVOS

Identificar un embarazo de alto riesgo, evaluando a la mujer embarazada para determinar si presenta condiciones o características que la expongan a ella o al feto a la posibilidad de enfermar o morir durante el embarazo (factores de riesgo).

Investigar el impacto que tiene cada uno de los factores de riesgo nombrados (hipertensión, parto pretérmino, gestación múltiple, incremento del IMC, etc.) durante el embarazo en los resultados obstétricos.

Determinación del riesgo específico para el embarazo al que se encuentra expuesta la embarazada.

Determinar el riesgo de morbimortalidad y estimar el nivel de sobrevivencia fetal según tipo de embarazo y factores asociados.

Identificar todas aquellas situaciones que pueden atentar tanto contra la salud de la madre como la del hijo, y constituirse en un problema de salud, que no debe ser considerado solamente en términos del presente, sino del futuro, por las complicaciones que acarrea.

Conocer y detectar situaciones de riesgo en mujeres embarazadas, y los factores de riesgo prenatal en antecedentes maternos, obstétricos y de patología médica y obstétrica.

Identificar un embarazo de alto riesgo asegurando que la mujer que más necesita atención médica efectivamente la reciba, siendo tratada en un centro de cuidados perinatales, consiguiendo mantener un correcto estado de salud y una vigilancia sobre el embarazo para evitar complicaciones.

Trabajar en la captación temprana de los embarazos a los efectos de prevenir los partos prematuros y las posibles complicaciones que llevan a una situación de alto riesgo tanto para la madre como para el feto.

 

METODOLOGÍA

Mi tipo de estudio consiste en una revisión bibliográfica realizada accediendo a unas determinadas bases de datos que aportan una evidencia científica. Las bases de datos consultadas fueron Google académico, Medline, Scielo, PubMed, Elsevier, Cuiden. Además, desde la página de la biblioteca de la Universidad de Zaragoza a través de un acceso rápido a la base de datos Dialnet, uno de los grandes portales bibliográficos de acceso libre con contenidos científicos, pude encontrar mucha información (revistas publicadas en los últimos años) acerca del temario de mi trabajo. Mi selección abarcó 28 artículos (6 en inglés), de los cuales se extrajo la información necesaria para poder desarrollar la revisión bibliográfica (embarazo de alto riesgo). Por criterio de inclusión, artículos publicados en los últimos 12 años, siendo el artículo más antiguo del año 2000 y el artículo más reciente del año 2012 (la mayoría de los artículos se encuentran en el intervalo de tiempo del año 2008 al 2012). Se escogieron artículos científicos en las bases de datos nombradas anteriormente, bases de datos de acceso libre y especializadas en ciencias de la salud y en completas búsquedas bibliográficas en el área biomédica (predominando por mayoría de artículos encontrados, la biblioteca Científica Electrónica en Línea – Scielo), y algunas de las palabras claves fueron: Embarazo; ginecología; obstetricia; riesgo; embarazada; recién nacido; bajo peso; tipos de embarazo; riesgo obstétrico; tipo de riesgo; sobre riesgo múltiple/sencillo; embarazo múltiple; mujeres alcohólicas; consumo de alcohol; aborto espontáneo; anomalías congénitas; parto prematuro; rotura prematura de membranas; peso al nacer; retardo del crecimiento fetal; factores biológicos y sociales de riesgo; enfermería; embarazo de alto riesgo; lupus eritematoso sistémico; cardiopatías congénitas; cardiología pediátrica; cardiología fetal; incidencia embarazo de alto riesgo; factores de riesgo prenatal; adolescentes embarazadas; preeclampsia; diabetes gestacional; operación cesárea; infección posparto; malformaciones mayores; gestantes obesas; obesidad; mujeres obesas; macrosomía fetal; embarazo prolongado; paridad; consulta de Embarazos de Alto Riesgo Obstétrico ; promoción de salud; morbilidad materna; morbilidad perinatal; mortalidad materna; muerte fetal; sobrevivencia fetal; complications of pregnancy ; risk factors; obesity, preeclampsia and gestational diabetes; obese pregnant women; infant; low birth weight; periodontal diseases/adverse effects; pregnancy; premature; cardiovascular abnormalities; congenital abnormalities; mothers; overweight; risk assessment.

Mi selección también abarcó consultas bibliográficas en la biblioteca de la Facultad de Ciencias de la Salud de Zaragoza, obteniendo 5 revisiones bibliográficas (3 capítulos del libro Maternidad y Salud de la mujer, un capítulo del libro Enfermería maternal y otro capítulo del libro Embarazo Seguro).

 

RESULTADOS

Se considera embarazo de alto riesgo a la gestación durante la cual la madre, el feto o el recién nacido tienen o tendrán un riesgo elevado de morbilidad o mortalidad antes o después del parto.4

Haciendo referencia a la edad materna, la mayoría de los autores señalan que tanto las edades precoces como las tardías constituyen un factor de riesgo importante, pues pueden repercutir en el peso del recién nacido, por lo que es siempre un factor que no debe dejarse de tener presente.9 Las afecciones maternas, perinatales y del recién nacido son más frecuentes en las mujeres menores de 20 años y, sobre todo, en los grupos de edades más cercanos a la menarquía (menor de 15 años).10 Las madres 15 años tienen un riesgo aumentado de desarrollar preeclampsia y de presentar recién nacidos de bajo peso o con déficit nutricionales.11 Por el contrario, las mujeres 35 años presentan un mayor riesgo de desarrollar una hipertensión crónica o una hipertensión inducida por el embarazo, diabetes gestacional, miomas uterinos y distocias.4,12 Es una cuestión ampliamente reconocida en el campo de la salud el hecho que la fecundidad presenta mayores riesgos asociados, tanto para la madre como para su hijo, cuando se ejerce en las edades extremas de la vida reproductiva de la mujer. La mortalidad relacionada con la reproducción (materna, fetal tardía, neonatal e infantil) presenta tasas más altas en las madres menores de 20 y en las mayores de 35 años.3, 10 Los riesgos médicos asociados con el embarazo en las madres adolescentes determinan elevación de la morbimortalidad materna y un aumento estimado de 2 a 3 veces en la mortalidad infantil, cuando se compara con los grupos de edades entre 20-29 años.2,10 Según diversas publicaciones4, 10,13 es importante destacar que la mayoría de las adolescentes embarazadas son primigestas (del 73 % al 93 %). El primer embarazo plantea riesgos específicos que se suman a los derivados de la inmadurez fisiológica en la adolescente embarazada.10 De forma global se describe mayor morbilidad en la gestación de la adolescente, en tanto que de forma reducida se puede clasificar por períodos de la gestación. En la primera mitad se destacan el aborto, la anemia, las infecciones urinarias, y la bacteriuria asintomática; en la segunda mitad los cuadros hipertensivos, las hemorragias asociadas con afecciones placentarias, la escasa ganancia de peso con malnutrición materna asociada, síntomas de parto prematuro (contractilidad anormal) y la rotura prematura de las membranas ovulares3,10,14

En el período del parto los problemas más frecuentes son las alteraciones en la presentación y en la posición del feto, que se han relacionado con un desarrollo incompleto de la pelvis materna.15 Esto determina una incapacidad del canal del parto, para permitir el paso del feto; estas distocias provocan aumento de los partos operatorios (fórceps y cesáreas). Otra manifestación del desarrollo incompleto del

El aparato genital de la madre adolescente es la estrechez del «canal blando», que favorece las complicaciones traumáticas del tracto vaginal. Este hallazgo implica alto riesgo de lesiones anatómicas (desgarros), así como mayor probabilidad de hemorragias e infecciones en un terreno materno que puede estar comprometido por la desnutrición y las anemias previas.1,15 La estrechez de cualquiera de las dos porciones del canal del parto (ósea o blanda), implica un mayor peligro de parto traumático para el feto, que presenta amplia variedad y grado de severidad.15

El peso materno puede significar también un riesgo para el embarazo. Las mujeres primíparas que pesan <45 kg tienen un alto riesgo de tener un recién nacido pequeño para la edad gestacional.16 Un aumento de peso inadecuado durante el embarazo (<7 kg) en una mujer de bajo peso aumenta aún más el riesgo, de modo que la incidencia de recién nacidos pequeño para la edad gestacional se aproxima al

30%.17 Sin embargo, varios estudios muestran que el incremento del índice de masa corporal se asocia a un mayor riesgo de complicaciones obstétricas.18 Hay mayor riesgo de preeclampsia, diabetes gestacional, operación cesárea e infección posparto en las pacientes con sobrepeso, no así en las pacientes con normopeso al inicio del embarazo.19

Centrándonos en la talla materna, en mujeres con una altura menor de 140 a 150 cm aproximadamente el riesgo de desproporción pélvico-fetal, parto pretérmino y retraso del crecimiento intrauterino está aumentado.7

Las mujeres que presentan abortos habituales tienen más probabilidad de tener mortinatos en el segundo trimestre y comienzos del tercero y de parto pretérmino.3 El riesgo de aborto recurrente después de tres pérdidas fetales en etapas precoces del embarazo es de aproximadamente un 35%.2,3

Los antecedentes de pérdida fetal perinatal sugieren la posibilidad de una anomalía citogenética fetal o en los padres, diabetes materna, trastornos vasculorrenales crónicos, hipertensión, enfermedad del

tejido conectivo o abuso de drogas.3,4 El uso de aspirina para reducir un trastorno lupus símil (lupus-like) en relación con la tasa de pérdida perinatal ha presentado resultados variables.3 Las mujeres con lupus eritematoso sistémico están expuestas durante el embarazo a un número mucho mayor de complicaciones que la población general. Presentan mayor tasa de hipertensión arterial, diabetes gestacional y trombofilia, y tienen una frecuencia de complicaciones obstétricas, como preeclampsia,

nacimientos pretérmino o retraso del crecimiento intrauterino de dos a 4 veces superior.20 Problemas médicos como el ictus, la trombosis venosa profunda, el embolismo pulmonar, las infecciones, el sangrado y la trombopenia son de dos a 8 veces más frecuentes en las mujeres embarazadas con lupus.21

Otro factor de riesgo para el embarazo son los antecedentes de parto pretérmino o recién nacido PEG (pequeño para la edad gestacional). Cuanto mayor número de partos pretérmino ha presentado una mujer, mayor es el riesgo del mismo en el embarazo actual. Una mujer que haya presentado previamente un recién nacido de peso 1,5 kg, sin otros partos, tiene un 50% de posibilidades de tener un parto

pretérmino en la siguiente gestación. En una paciente que ha tenido anteriormente un recién nacido PEG debe investigarse la posibilidad de hipertensión, trastornos renales, aumento de peso inadecuado, infección, tabaquismo y abuso de alcohol o drogas.1,7

Dentro de los factores de riesgo también encontramos los antecedentes de recién nacidos macrosómicos, entendiendo por macrosomía el término utilizado para describir a un niño recién nacido demasiado grande. Aunque no se ha llegado a la conclusión sobre el peso límite para definir a un niño macrosómico, algunos autores sugieren un peso mayor de 4000 g, mientras que otros proponen un peso superior a 4 100 ó 4 500 g.22,23 La macrosomía puede estar asociada con muchos factores de riesgo recogidos en los antecedentes de la paciente antes del embarazo y durante éste. Entre ellas tenemos la masa corporal previa al embarazo, diabetes materna, multiparidad, embarazo prolongado, antecedentes de macrosómicos anteriores, entre otros.24,25

Las mujeres que han tenido cinco o más embarazos tienen un riesgo elevado de inercia uterina durante el trabajo del parto y de hemorragias posparto secundarias a atonía del útero. Las multíparas también pueden presentar un parto demasiado rápido, con el riesgo de hemorragia y embolia de líquido amniótico. La placenta previa también es más frecuente en las grandes multíparas.3,15 Los embarazos múltiples conforman alrededor del 15% de todos los nacimientos prematuros.26

La presencia de complicaciones como son los antecedentes de preeclampsia o eclampsia en embarazos previos incrementa el riesgo de hipertensión en las gestaciones siguientes, sobre todo si la paciente presenta un trastorno vasculorrenal crónico subyacente identificable.2

En cuanto a los antecedentes familiares de enfermedad genética, una historia de retraso mental u otros trastornos familiares aumenta el riesgo del mismo déficit en el recién nacido. También tiene incidencia familiar el embarazo gemelar.4

Un útero tabicado o bicorne puede dar lugar a abortos o partos prematuros. Los fibromas uterinos pueden asociarse con un mayor riesgo de parto pretérmino, distocia, presentación anómala, placenta previa y aborto habitual; siendo estas lesiones más frecuentes en mujeres de edad.3,5

La hipertensión está indiscutiblemente asociada con riesgos elevados de morbimortalidad materna y fetal.12,27 Sus consecuencias más frecuentes se producen a nivel cerebral, cardíaco y renal en la madre, además de una frecuencia mayor de recién nacido muerto, abruptio placentae y, en el feto, retraso del crecimiento intrauterino e hipoxia debida a hipertensión inducida por el embarazo sobreañadida.28 Se insiste en la gravedad de la HTA durante el embarazo, que es el problema no obstétrico más frecuente y la principal causa de morbilidad y mortalidad materna, fetal y neonatal, tanto en países en desarrollo como desarrollados.29.

Durante la gestación, tanto una pielonefritis como infecciones cervicales y vaginales pueden conducir a parto pretérmino o rotura prematura de membranas.4,30

Una intervención quirúrgica aguda durante la gestación se asocia con un riesgo elevado de parto pretérmino. Puesto que los cambios fisiológicos del embarazo pueden dificultar el diagnóstico de un trastorno específico (p. ej., apendicitis, colecistitis, obstrucción intestinal), cuando se establece la causa el

proceso a menudo está bastante avanzado, incrementando el riesgo de morbimortalidad materna.15

La exposición a teratógenos es otro factor a tener en cuenta en la mujer gestante. Las infecciones

potencialmente teratógenas incluyen el herpes simple, hepatitis vírica, sarampión, rubéola, varicela, sífilis, toxoplasmosis y las causadas por virus coxsackie y citomegalovirus .9 Muchos fármacos y drogas son teratógenos, pero tiene una importancia particular el efecto del tabaco, el alcohol y las sustancias de abuso.1

El tabaquismo es una de las adicciones probablemente más frecuente entre mujeres embarazadas. Aunque es perjudicial tanto para el feto como para la madre, sólo alrededor de un 20% de las fumadoras que se quedan embarazadas dejan de fumar.2,13 El efecto más consistentemente observado es una reducción en el peso al nacimiento: el peso medio de los recién nacidos cuyas madres fuman durante el embarazo es unos 187 gramos menor que el de los hijos de no fumadoras.11,31 Este efecto está directamente relacionado con el grado de tabaquismo y parece ser más pronunciado entre fumadoras de muchos años de evolución, que tienen mayor probabilidad de tener niños con menor peso y talla. Las embarazadas fumadoras tienen una mayor incidencia de abruptio placentae, placenta previa, aborto

espontáneo, mortinatos, parto pretérmino, rotura prematura de membranas y amnionitis.4,13

El alcohol es el principal teratógeno conocido. La ingesta alcohólica durante el embarazo puede producir un amplio espectro de defectos que varían desde el aborto espontáneo hasta alteraciones severas del comportamiento sin anomalías físicas.32 El riesgo de aborto espontáneo aumenta aproximadamente al doble, particularmente en las grandes bebedoras (>3 bebidas alcohólicas/d). El indicador más fiable de exposición prenatal al alcohol es el bajo peso al nacimiento, con una media en estos recién nacidos de unos 2,0 kg; el peso al nacimiento medio en todos los neonatos a término es aproximadamente 3,3 kg.5,13

La incidencia de síndrome alcohólico fetal, una de las principales consecuencias del etilismo durante la gestación, es aproximadamente de 2,2 por cada 1.000 nacidos vivos.2,32 El síndrome incluye retraso del crecimiento antes o después del nacimiento, anomalías faciales, contracturas articulares, defectos cardiovasculares y disfunción del SNC que consiste en microcefalia, grados variables de retraso mental y alteraciones del desarrollo neuroconductual.16 El síndrome es una de las principales causas conocidas de retraso mental; su incidencia supera la del síndrome de Down y la parálisis cerebral. Puede existir importante mortalidad perinatal y el recién nacido puede no prosperar en su crecimiento. El volumen crítico de ingesta etílica que da lugar al síndrome es desconocido. En un estudio previo, la incidencia de anomalías no aumentaba con una ingesta de hasta >45 ml/d de alcohol (3 bebidas/d).3,32

Drogadicción y abuso de sustancias como factor de riesgo, incluyen la dependencia crónica de heroína y la experimentación con varios estimulantes, sedantes y fármacos reguladores del ánimo, produciendo un síndrome complejo de abuso de múltiples sustancias.3,4 En un 60 a 90% de las mujeres adictas a heroína existen alteraciones menstruales que dificultan el conocer la fecha de la regla, pero estas anomalías no son específicas sino más bien relacionadas con malnutrición, hepatitis, infecciones pélvicas y estrés causado por el ambiente social, económico y emocional inestable en el que suelen encontrarse. El uso de anfetaminas, diazepam y cocaína tiene un escaso efecto sobre el ciclo menstrual y no suele interferir con la concepción. Las gestaciones numerosas pueden estar asociadas con una drogadicción concomitante.3 Las adictas a drogas i.v. tienen un riesgo elevado de anemia, bacteriemia, endocarditis, celulitis, hepatitis aguda y crónica, flebitis, neumonía, tétanos, enfermedades venéreas y SIDA. Aproximadamente, un 75% de los lactantes y niños que adquieren el SIDA son hijos de mujeres que desarrollaron la enfermedad mediante uso de drogas i.v. o por transmisión heterosexual. Estos niños tienen un riesgo mayor de presentar hepatitis, trastornos venéreos y sepsis; además, es más probable que exista retraso del crecimiento intrauterino y prematuridad.3,4.

El abuso de cocaína durante el embarazo se asocia con varios problemas maternos y fetales. La cocaína es un estimulante del SNC con efecto anestésico y vasoconstrictor local.3 En la placenta humana aislada, la cocaína produce vasoconstricción, potenciando la respuesta presora inducida por bradicinina. Este

El hallazgo sugiere que la cocaína disminuye significativamente el flujo sanguíneo al feto, produciendo períodos de hipoxia. En las mujeres que consumen cocaína durante el embarazo se ha comunicado una incidencia de parto pretérmino del 31%, de retraso del crecimiento intrauterino del 19% y de abrupto placentae del 15%. La incidencia de aborto espontáneo y de recién nacido muerto está aumentada.3,4 Por otra parte, los hijos de estas madres presentan una menor interacción con otros niños y en ocasiones trastornos neuroconductuales como hiperactividad, temblor y déficit significativo del aprendizaje que pueden durar hasta los 4 o 5 años de edad.3

Dentro de los embarazos de alto riesgo hay que incluir las hemorragias del tercer trimestre, siendo las causas más frecuentes la placenta previa, el desprendimiento prematuro de placenta y los trastornos del tracto genital inferior.1

Otros factores de riesgo a mencionar son el polihidramnios y oligohidramnios. El polihidramnios puede dar lugar a una disnea materna severa y parto pretérmino. Se asocia con diabetes materna no controlada, anomalías fetales, gestación múltiple e isoinmunización. En cerca de la mitad de los casos, la causa es

desconocida. El oligohidramnios se asocia con anomalías congénitas del tracto urinario, retraso del crecimiento intrauterino y muerte fetal. El síndrome de Potter, caracterizado por hipoplasia pulmonar y anomalías de la superficie corporal por compresión, es una secuela frecuente.4

Otro factor de riesgo de elevada importancia es el parto pretérmino.2 Las anomalías uterinas, incompetencia cervical, cirugía uterina previa, estrés materno, gestación múltiple y hemorragia anteparto están asociados con parto pretérmino. Las infecciones maternas también pueden producir un parto pretérmino.7,30 Aproximadamente en el 30% de las pacientes que lo presentan existe una amnionitis con membranas intactas.2,7

Y por último mencionar tanto la gestación múltiple como la gestación postérmino, ambos factores de riesgo para el embarazo. La incidencia de parto pretérmino, malformación fetal y complicaciones durante el parto y el período expulsivo está aumentada en todas las formas de embarazo múltiple.3 El embarazo múltiple hoy en día está adquiriendo dimensiones epidémicas, debido en gran medida a la inducción de la ovulación y al uso cada vez más frecuente de técnicas de reproducción asistida. Se sabe a través de diversos estudios que los fetos procedentes de embarazos múltiples poseen un riesgo de muerte fetal entre 5 y 10 veces superior al de tipo sencillo y también son más propensos a presentar bajo peso y una serie de episodios mórbidos comparativamente con los fetos únicos.26 En las gestaciones postérmino (>42 sem) las tasas de mortalidad neonatal y de mortinatos se encuentran triplicadas.3

 

CONCLUSIONES

Los resultados señalan que la incidencia del embarazo de alto riesgo es todavía elevada, por lo que es necesario un enfoque y atención antenatal hacia todos aquellos factores de alto riesgo para el embarazo.

El riesgo reproductivo es la probabilidad que tiene la mujer de sufrir un daño a la salud, ella o el producto de la concepción durante el proceso reproductivo. Se conoce que una de las formas de evitar complicaciones maternas durante el embarazo, el bajo peso al nacer y las malformaciones, entre otras, es lograr que la mujer en edad fértil llegue al embarazo en buen estado de salud, con la reducción al mínimo posible de los diferentes factores de riesgo presentes en la pareja desde la etapa preconcepcional.

El nivel de instrucción materno está íntimamente ligado a la capacidad de prestar cuidado a esos niños por parte de estas mujeres, por lo que aquellas con bajo nivel de instrucción deben ser consideradas como de riesgo para la evolución del crecimiento y estado de salud de sus hijos.

Tras realizar esta amplia revisión bibliográfica, he de resaltar la importancia que tiene poder actuar en la mujer en la etapa del período preconcepcional, ya que así pueden tomarse medidas con el propósito de obtener mejores resultados desde antes de la gestación, lo cual resulta más oportuno.

El conocimiento de la influencia recíproca entre todos estos factores de riesgo y el embarazo es un importante punto de partida para asegurar la correcta monitorización de las pacientes, así como lo es la realización de una exhaustiva valoración preconcepcional con el fin de evaluar de forma individualizada el riesgo de cada paciente. Es fundamental, en todas las situaciones necesarias, asegurar un correcto manejo farmacológico en este período, teniendo en cuenta el perfil de seguridad de los diversos tratamientos durante el embarazo y la lactancia.

Es labor de enfermería conocer los hábitos de las pacientes para poder modificarlos tras la asistencia de estas a un programa de educación nutricional. Por ello, pienso que sería muy útil y beneficioso llevar a cabo un programa de Educación Nutricional en gestantes obesas en la consulta de embarazos de alto riesgo de cualquier hospital materno infantil.

Se ha reconocido que las distintas formas de HTA en el embarazo constituyen un factor de riesgo de enfermedad cardiovascular futura, por lo que estas mujeres, aunque normalicen su presión arterial, deben vigilar estrechamente su riesgo cardiovascular y mantener estilos de vida saludables.

Como he desarrollado anteriormente, el embarazo es más vulnerable a mayor cercanía de la menarquía. Recién después de 5 años de edad ginecológica, la joven alcanza su madurez reproductiva; por esta razón los embarazos que se inician en los primeros 5 años de posmenarquía adquieren especial prioridad por los mayores riesgos maternos y perinatales que conllevan. Concluyó que con una política orientada a la educación sexual y sanitaria de las nuevas generaciones podría lograrse en el futuro mejorar los indicadores relacionados con la incidencia de embarazos en esta etapa de la vida, para mejorar así los resultados perinatales.

Puedo afirmar que son numerosos los argumentos para decir que el embarazo en la adolescencia se comporta como de riesgo elevado, por lo que se hace necesario el desarrollo de políticas serias de salud y, sobre todo, de educación sexual y sanitaria que se encaminan a la reducción de las tasas de embarazo en este grupo, lo que garantizará un mejor pronóstico de vida, tanto para la madre como para su descendencia y una repercusión positiva en el desarrollo futuro de la sociedad.

Hoy en día la matrona es el profesional más adecuado para el seguimiento de un embarazo normal, siendo ésta el profesional sanitario que más está en contacto con la mujer. No obstante, la matrona forma parte de un equipo interdisciplinar con funciones propias independientes, actuando también como mediadora entre la mujer y el tocólogo, médico de familia, asistente social…Un correcto control de la gestación conlleva una cita mensual con la matrona, aproximadamente, para valorar y hacer el seguimiento de los parámetros gestacionales, cuestiones relacionadas con el embarazo y actualización de los factores de riesgo. Si no se identifican factores de riesgo, el control del embarazo será normal y podrá ser tratado en consulta ambulatoria; pero si existen factores de riesgo se derivará a la Unidad de Alto Riesgo. Es fundamental que se pueda trasladar a la mujer a un nivel mayor de asistencia si surgen estos factores de riesgo o si aparecen complicaciones que justifiquen dicho traslado, consiguiendo así disminuir el riesgo materno y disminuir la morbimortalidad neonatal de forma significativa.

 

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