Envejecimiento y depresión

24 diciembre 2022

AUTORES

  1. Alberto Ordóñez Arcau. Enfermero en el Centro de Salud Canal Imperial de Zaragoza.
  2. Lorena Ordovás Rodríguez. Matrona en el Servicio de Obstetricia y Ginecología del Hospital Universitario Miguel Servet de Zaragoza.
  3. Daniel Pérez Royo. Enfermero en el Servicio de Diálisis Peritoneal en el Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa.
  4. Héctor Reinao Cegoñino. Enfermero en el Centro de Salud de Bujaraloz.
  5. Ana Ricón Bona. Enfermera en el Servicio de Cirugía General en el Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa.
  6. Sofía Marco García-Reol. Enfermera Comunitaria en el Centro de Salud de Báguena.

 

RESUMEN

Introducción: La depresión se postula como el trastorno psiquiátrico más frecuente en la senectud, ascendiendo hasta el 14% en personas mayores de 65 años, pese a su complejo diagnóstico. El progresivo envejecimiento de la población delimita una sociedad con cada vez mayor cantidad de patologías. De modo que una respuesta temprana es un buen predictor para lograr su remisión, es necesario conocer los factores que van a influir directa o indirectamente en la aparición de la depresión geriátrica para poder así detectar los primeros síntomas y encauzar el tratamiento idóneo.

Metodología y resultados: Una revisión bibliográfica sistemática fue realizada en la base de datos PubMed. Se tuvieron en cuenta los artículos de los últimos 10 años (de 2012 a 2022), con acceso de forma completa y que fuesen gratuitos. Dicha búsqueda resultó mostrar 70 artículos, los cuales fueron revisados a ciegas y por pares, seleccionando finalmente 7 de ellos, los cuales estudiaron a la población mayor de 65 años no institucionalizada, y analizando los factores asociados con la depresión mayor diagnosticada por la Geriatric Depression Scale (GDS).

Conclusiones: Factores como la falta de ejercicio físico o de una red de apoyo social, la presencia de enfermedades crónicas, el deterioro del estado cognitivo, o el bajo nivel educacional, pueden contribuir a la aparición de la depresión en personas mayores de 65 años, así como exacerbar la severidad de sus síntomas. Conocer bien todos esos factores es un objetivo fundamental para poder establecer pautas de actuación que disminuyan la prevalencia de ancianos con esta patología o la severidad de sus síntomas.

 

PALABRAS CLAVE

Anciano, depresión, factores relacionados.

 

ABSTRACT

Introduction: Depression is known as the most frequent psychiatric disorder in old age, rising to 14% in people over 65 years of age, despite its complex diagnosis. The progressive aging of the population defines a society with an increasing number of pathologies. Because of that an early response is a good predictor to achieve its remission, it is necessary to know the factors that will directly or indirectly influence the appearance of geriatric depression in order to detect the first symptoms and achieve the ideal treatment.

Methodology and results: A systematic bibliographic review was carried out in the PubMed database. Articles from the last 10 years (from 2012 to 2022), with full access and free of charge, were selected. This search showed us 70 articles, which were reviewed blindly and in pairs, finally selecting 7 of them, which studied the non-institutionalized population over 65 years of age, and analyzing the factors associated with major depression diagnosed by Geriatric Depression. Scale (GDS).

Conclusions: Factors such as the lack of physical exercise or a social support network, the presence of chronic diseases, the deterioration of the cognitive state, or the low educational level, can contribute to the appearance of depression in people over 65 years of age, as well as exacerbate the severity of their symptoms. Knowing well all these factors is a fundamental objective to be able to establish action guidelines that could reduce the prevalence of elderly with this pathology or the severity of its symptoms.

 

KEY WORDS

Elderly, depression, related factors.

 

INTRODUCCIÓN

La depresión es definida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como una “alteración del humor que se caracteriza por el padecimiento de tristeza, reducción de la energía vital, disminución del nivel de actividad, pérdida de interés, de concentración y de la capacidad de disfrutar”. Considerada como el trastorno psiquiátrico más frecuente en la población geriátrica, cursa con múltiples manifestaciones clínicas, no siendo nunca considerada como una consecuencia normal del envejecimiento1, sino una enfermedad que se debe detectar y tratar igual que en otras etapas etarias2.

En relación con los datos de prevalencia en la población española, según los datos del INE (encuesta europea de salud del año 2020), los datos aumentaron con la pandemia desde la anterior encuesta en 2014; aun así, se estima que afecta sobre a un 14% de los mayores de 65 años3,4. Representa el tercer motivo de consulta en atención primaria y sin embargo con frecuencia está infradiagnosticada. El diagnóstico en ancianos resulta ser más complicado por habitual mayor somatización, enmascaramiento de síntomas, confusión con situaciones frecuentes de la vida a esta edad y hasta dificultad para realizar el diagnóstico diferencial con demencia2. La prevalencia de esta patología es mayor en ámbitos residenciales y hospitalarios, más aún al acompañarse de deterioro cognitivo5.

El diagnóstico de la depresión es fundamentalmente clínico y se basa en la historia clínica detallada, la exploración psicopatológica y las pruebas complementarias oportunas1. Entre las clasificaciones más aceptadas actualmente se encuentran la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-10) y el Manual Diagnóstico de los Trastornos Mentales (DSM)6, el cual se actualizó a su quinta edición. El DSM-V modificó el DSM-IV dividiendo la anterior clasificación de “trastornos del estado de ánimo” en “trastornos depresivos” y “trastornos bipolares”, pero mantuvo como característica esencial el período de al menos dos semanas consecutivas en el que la persona manifiesta un mínimo de cinco síntomas ANEXO 1, de los cuales al menos uno tiene que ser estado de ánimo depresivo y/o disminución del interés o placer por todas o casi todas las actividades6,7,8.

Tanto los criterios DSM-5 como los CIE-10 han sido cuestionados e incluso criticados, puesto que ninguno de ellos incluye formas clínicas específicas del anciano, induciendo al infradiagnóstico de esta patología. Los diferentes tipos de depresión pueden resumirse en depresión mayor, distimia (trastorno depresivo resistente), depresión menor, depresión vascular, depresión psicótica, y depresión en pacientes con enfermedad de Alzheimer1,6,7.

Para geriatría las escalas recomendadas más utilizadas son el cuestionario sobre la salud del paciente PHQ-2, el cuestionario sobre la salud del paciente PHQ-9, útil para monitorizar la respuesta al tratamiento, la escala de Cornell para la depresión en demencia, y sobre todo la escala de depresión geriátrica (GDS) ANEXO 2 adaptada por Yesavage9, que ha sido la elegida para realizar nuestra búsqueda bibliográfica por su alta sensibilidad y especificidad (S 84%, E 95%)1,9.

Diagnosticada la enfermedad, es necesario aplicar una estrategia terapéutica rápida y eficaz que minimice el riesgo de suicidio. El objetivo, además de tratar la enfermedad, es prevenir la recurrencia de la sintomatología que produce. Se ha demostrado que una respuesta temprana es un buen predictor para alcanzar la remisión de esta patología. La base del tratamiento está constituida por10,11:

  • Farmacología antidepresiva: inhibidores de la recaptación de serotonina, asociados o no a un segundo grupo farmacológico si el efecto no es el deseado (litio como estabilizante, si bien actualmente se considera la lamotrigina de primera elección).
  • Psicoterapia cognitivo-conductual.
  • Ejercicio físico, preferentemente aeróbico de forma periódica.
  • Terapia electroconvulsiva.
  • Neuroestimulación, estimulación magnética transcraneal o estimulación cerebral profunda. En procesos de investigación10,11.

La disfunción neuronal, que se convierte inherentemente en el sustento neurológico de la depresión, está influida por múltiples factores, tanto biológicos, genéticos como psicológicos. La alteración del rendimiento cognitivo puede influir en la vulnerabilidad ante diferentes patologías, entre las que se hallan las de tipo afectivo1. Entre los factores de riesgo asociados a la depresión en el anciano destacan: mayor edad, disfunción cognitiva y funcional, comorbilidades, el género femenino, aislamiento social, antecedentes de depresión, bajo nivel educativo, no estar casado o vivir solo, problemas de sueño, cuidar a un paciente con demencia y tener un duelo5.

El envejecimiento progresivo de la población, añadido al aumento de la esperanza de vida, marca una sociedad donde la cronicidad de las enfermedades cada vez está teniendo más peso. Puesto que en la población anciana la depresión es el trastorno psiquiátrico más frecuente, consideramos fundamental conocer aquellos factores que van a influir directa o indirectamente en la aparición de la misma. Abordando esos factores será más fácil detectar los primeros síntomas que muestran, y con ello instaurar un tratamiento que será más efectivo cuanto menos avanzada esté la enfermedad.

 

OBJETIVO

El objetivo de este estudio es conocer la evidencia científica sobre los factores asociados en la depresión mayor en personas mayores de 65 años que viven en la comunidad, y que han sido diagnosticados según los criterios de la GDS9.

 

METODOLOGÍA

Se realizó una revisión exhaustiva de la literatura actual a través de la bases de datos Medlars Online International Literature (MEDLINE), vía PubMed, realizando una búsqueda avanzada de artículos publicados en los últimos 10 años, cuyo acceso fuera a texto completo y gratuitamente, que contuviera en título o resumen las palabras clave en inglés “depression”, “elderly” y “related factors” conectadas por el operador booleano “AND”; así, la ecuación de búsqueda fue la siguiente: ((DEPRESSION[Title/Abstract]) AND ELDERLY[Title/Abstract]) AND RELATED FACTORS[Title/Abstract].

Dicha búsqueda resultó mostrar 70 artículos, que fueron revisados a ciegas y por pares, y de los cuales se seleccionaron los que cumplieran los criterios de inclusión en la revisión, descartando, como criterio de exclusión, el tipo de estudio que se tratase. Se seleccionaron aquellos artículos en inglés que estudiaran a la población mayor de 65 años no institucionalizados y los factores asociados con la depresión mayor diagnosticada por la Geriatric Depression Scale (GDS)9, seleccionando finalmente 7 artículos, los cuales se muestran indizados en la sucesiva tabla dentro del apartado “Resultados” y en la bibliografía.

 

RESULTADOS

Los resultados de la presente revisión bibliográfica se resumen en una tablaANEXO 3, recogida en el apartado de los anexos.

Taraghi Z. et al.12 halló relación entre la función cognitiva y la depresión, tal como muestra su estudio con 184 iraníes con problemas cardíacos, si bien tuvo problemas al diferenciar depresión con leves estados de demencia, por su similitud12.

Ji-Young K. et al.13, postula que la depresión aumenta conforme los síntomas de fragilidad aparecen en la senectud. A su vez, existe mayor prevalencia de depresión en personas con deterioro cognitivo que sin él. Dichos resultados se equiparán por su parte a los obtenidos por Alves Brito T. et al.15, quien en su estudio notificó una prevalencia de caídas en ancianos un 87% mayor en aquellos con síntomas depresivos que aquellos que no los mostraban13,15.

Por su parte, Abidin Öztürk Z. et al.14 quiso demostrar si las complicaciones diabéticas influyen en la depresión en ancianos. A pesar de que la hemoglobina glicosilada HbA1c no resultó un predictor independiente para la GDS, el doble de pacientes diabéticos respecto a la población general resultaron padecer depresión. A su vez, afirmó que su prevalencia aumenta en concordancia con el número de complicaciones diabéticas sobre todo microvasculares, no así tanto como en las macrovasculares.

D. Long M. et al.16 descubrió que la depresión aparece comúnmente en su muestra geriátrica de enfermos de enfermedad intestinal inflamatoria. El nivel educacional, el uso de corticoides y el nivel de ejercicio físico también se veían influenciados16.

Jin-Hee P. et al.17 en su estudio fijó su objetivo en evaluar la calidad del sueño con sus factores asociados, en una muestra de 157 personas de entre 65 y 89 años. En él identificó la depresión como un predictor de la calidad del sueño, y postuló que la mayoría de la población muestral que presentaban depresión, sufrían una disminución en la calidad de sueño17.

Por último, Ordu Gokkaya NK. et al.18 quiso evaluar los efectos de varios determinantes clínicos (uno de ellos la depresión) sobre el dolor. Demostró una relación directa entre ambas patologías, si bien fueron predictores más fuertes de la depresión otros factores como la discapacidad, niveles bajos de calidad de vida, y baja puntuación en test cognitivos18.

 

DISCUSIÓN

La depresión mayor en el anciano es debida a un conjunto de mecanismos propios de la edad, ligado a factores de riesgo que provocan su aparición o potencian su efecto. Es el trastorno psiquiátrico más frecuente.

Tras revisar los artículos señalados, parece existir cierta relación positiva entre depresión y deterioro cognitivo, si bien es frecuente confundirla con estados leves de demencia en la senectud por sus similares mecanismos y modos de presentación12.

Un mayor número de caídas, asociadas a la fragilidad propia de la senectud, aparecen en ancianos depresivos sintomáticos que en los asintomáticos. Como justificación, se sabe que en la depresión geriátrica hay una deficiencia en la conectividad funcional entre el cerebelo y el córtex cerebral, lo cual puede afectar la capacidad motora. Además, el déficit de neurotransmisores como la dopamina, propio de la depresión, propicia una progresiva decadencia traducida en rigidez, dificultad para caminar, y pérdida de fuerza y equilibrio12,13,15.

Por otro lado, existen una serie de factores que, aún siendo menos específicos o generalizados, también influyen en la aparición o agravamiento de la depresión geriátrica. Entre ellos resaltan tales como el bajo nivel educacional, enfermedades crónicas como la enfermedad inflamatoria intestinal, el uso crónico de corticoesteroides, o el bajo nivel de ejercicio físico. En ese sentido, se ha identificado una correlación negativa significativa entre nivel de depresión y ejercicio regular y apoyo social16,17,18.

Debido a la trascendencia de la prevención de la depresión en el paciente anciano, es necesario seguir investigando aquellos factores de riesgo que contribuyan en la aparición de síntomas depresivos en la senectud, para poder instaurar las estrategias convenientes que tengan como objetivo fundamental disminuir la incidencia de esta patología.

 

CONCLUSIONES

La depresión mayor en el anciano debe tratarse como una enfermedad, no como una consecuencia normal del envejecimiento. A pesar de los mecanismos propios de la edad que la puedan desencadenar, existen una serie de factores de riesgo que pueden acelerar su instauración o incrementar la magnitud de los síntomas, como son la presencia de enfermedades crónicas, el deterioro del estado cognitivo, la falta de ejercicio físico o de una red de apoyo social o el bajo nivel educacional.

Parece imprescindible pues conocer bien todos esos factores tanto sanitarios, como sociológicos y educacionales, para establecer unas pautas de actuación que disminuyan la prevalencia de ancianos con depresión, que es hoy en día la enfermedad psiquiátrica más frecuente en el periodo de envejecimiento.

 

BIBLIOGRAFÍA

  1. Portilla Franco ME, Gregorio Gil P. Protocolo diagnóstico y terapéutico de la depresión en el anciano. Medicine. 2014; 11(62): 3714-3719.
  2. Sarró-Maluquer M, Ferrer-Feliu A, Rando-Matos Y, Formiga F. Depresión en ancianos: prevalencia y factores asociados. SEMERGEN. 2013; 39(7): 354-360.
  3. Portellano Ortiz C, Garre Olmo J, Calvó Perxas L, Conde Sala JL. Depresión y variables asociadas en personas mayores de 50 años en España. Rev Psiquiatr y Salud Ment. 2016.
  4. Instituto Nacional de Estadística (INE). Encuesta europea de Salud 2020. Madrid: INE, 2022.
  5. López-Álvarez J, Leonés-Torres I, Culebras A, Pineda Navas MJ. Protocolo diagnóstico de depresión en ancianos. Medicine. 2015; 11(85): 5103-5106.
  6. Asociación Americana de Psiquiatría. Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-5®). 5a Ed. Arlington; 2014. 596-602 p.
  7. Rodríguez Testal JF, Senín Calderón C, Perona Garcelán S. From DSM-IV-TR to DSM-5: Analysis of some changes. International Journal of Clinical and Health Psychology. 2014; 14(3): 221−231.
  8. Galván P, Fernández E, Fonseca J. Síntomas residuales en el anciano con depresión. SEMERGEN. 2012; 38(5): 285-291.
  9. Yesavage JA, Brink TL, Rose TL, Lum O, Huang V, Adey M, Leirer VO. Development and validation of a geriatric depression screening scale: a preliminary report. J Psychiatr Res. 1982; 17:37–49.
  10. Toni GBelvederi Murri MPiepoli MZanetidou S, Cabassi ASquatrito S, et al. Physical Exercise for Late-Life Depression: Effects on Heart Rate Variability. Am J Geriatr Psychiatry. 2016; 24(11): 989-997.
  11. Álvarez Mon MA, Pereira V, Ortuño F. Tratamiento de la depresión. Medicine. 2017; 12(46): 2731-2742.
  12. Taraghi Z, Akbari Kamrani A, Foroughan M, Yazdani J,Mahdavi A, Kazem Baghernejad S. Cognitive Impairment Among Elderly Patients With Chronic Heart Failure and Related Factors. Iran J Psychiatry Behav Sci. 2016; 10(2): 4500.
  13. Ji-Young K, Cheol-Hwan K, Eun-Ju S, Ho-Cheol S, Woon-Jung S, Keun-Hyeong J. The Association between Frailty and Cognition in Elderly Women. Korean J Fam Med. 2016; 37: 164-170.
  14. Abidin Öztürk Z, Yesil Y, Emin Kuyumcu M, Savas E, Uygun Ö, Abidin Sayıner Z, et al. Association of depression and sleep quality with complications of type 2 diabetes in geriatric patients. Aging Clin Exp Res. 2015; 27: 533–538.
  15. Alves Brito T, da Silva Coqueiro R, Henrique Fernandes M, Souza de Jesus C. Determinants of Falls in Community-Dwelling Elderly: Hierarchical Analysis. Public Health Nursing. 2014; 31(4): 290–297.
  16. Long MD, Kappelman MD, Martin CF, Chen W, Anton K, Sandler RS. Risk Factors for Depression in the Elderly Inflammatory Bowel Disease Population. J Crohns Colitis. 2015;14(11):871-82.
  17. Jin-Hee P, Moon-Sook Y, Sun Hyoung B. Prevalence and predictors of poor sleep quality in Korean older adults. Int J Nurs Pract. 2013;19(2):116-23.
  18. Ordu Gokkaya NK, Gokce-Kutsal Y, Borman P, Ceceli E, Dogan A, Eyigor S, et al. Pain and quality of life (QoL) in elderly: The Turkish experience. Arch Gerontol Geriatr. 2012;55(2):357-62.

 

ANEXOS

Anexo 1. Criterios diagnósticos de trastorno de depresión mayor según DSM-56.

Tabla 3. Criterios diagnósticos de trastorno de depresión mayor según DSM-5

Tabla 3. Criterios diagnósticos de trastorno de depresión mayor según DSM-5


Anexo 2. Escala de depresión geriátrica GDS. Cuestionario corto (15 ítems)9:

Short Geriatric Depressión Scale. Fuente9.

 

Anexo 3. Resultados:

TÍTULO AUTORES AÑO

Y LUGAR

TIPO DE ESTUDIO RESULTADOS
Cognitive impairment among elderly patients with chronic heart failure and related factors12. Taraghi Z, Akbari Kamrani A, Foroughan M, Yazdani J,Mahdavi A, Kazem Baghernejad S. 2016.

R. I. Irán.

Estudio transversal. Existe una relación significativa entre el deterioro cognitivo y la depresión.
The association between frailty and cognition in elderly women13. Ji-Young K, Cheol-Hwan K, Eun-Ju S, Ho-Cheol S, Woon-Jung S, Keun-Hyeong J. 2016.

Seúl (Corea del Sur).

Estudio transversal. Correlación positiva entre fragilidad asociada a la edad y depresión.
Association of depression and sleep quality with complications

of type 2 diabetes in geriatric patients14.

Abidin Öztürk Z, Yesil Y, Emin Kuyumcu M, Savas E, Uygun Ö, Abidin Sayıner Z, et al. 2015.

Turquía.

Estudio transversal. La depresión y la calidad del sueño están fuertemente influenciados por las complicaciones asociadas a la diabetes en ancianos.
Determinants of falls in community-dwelling elderly: hierarchical analysis15. Alves Brito T, Da Silva Coqueiro R, Henrique Fernandes M, Souza de Jesus C. 2014.

Región noreste de Brasil.

Estudio transversal. Ancianos con síntomas depresivos tuvieron una prevalencia de caídas un 87% mayor que los no sintomáticos.

Relación positiva entre depresión y signos de fragilidad (deambulación, coordinación,…).

Risk factors for depression in the elderly inflammatory bowel disease population16. D. Long M, D. Kappelman M, F. Martin C, Chen W, Anton K, S. Sandler R. 2014.

North Carolina (EE.UU.).

Estudio transversal. Gran prevalencia de depresión en ancianos con enfermedad intestinal inflamatoria, y asociación de la misma con la baja adherencia a su tratamiento.
Prevalence and predictors of poor sleep quality in Korean older adults17. Jin-Hee P, Moon-Sook Y, Sun Hyoung B. 2013.

Seúl (Corea del Sur).

Estudio transversal. Relaciona factores como depresión, dolor o baja autopercepción de salud con una mala calidad de sueño.
Pain and quality of life (QoL) in elderly: The turkish experience18. Ordu Gokkaya NK, Gokce-Kutsal Y, Borman P, Ceceli E, Dogan A, Eyigor S, et al. 2012.

Ankara (Turquía).

Estudio transversal prospectivo. El dolor está relacionado con la depresión pero no es un factor predictivo de esta.

 

Publique con nosotros

Indexación de la revista

ID:3540

Últimos artículos