Flora intestinal y su importancia en la salud

10 junio 2023

AUTORES

  1. Gloria Palomar Valero. Hospital Universitario Miguel Servet, Zaragoza.
  2. Iñigo Loza Navarro. Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa, Zaragoza.
  3. Patricia Gallego Collado. Hospital San Juan de Dios, Zaragoza.
  4. Heloisa Rivas Menezes. Hospital Universitario Miguel Servet, Zaragoza.
  5. Erika Saz Rodríguez. Hospital Clínico Lozano Blesa, Zaragoza.
  6. Ruth Milagros Agüero Cárdenas. Hospital Universitario Miguel Servet, Zaragoza.

 

RESUMEN

La salud de un individuo depende de múltiples factores: su biología, estilo de vida, medio ambiente, etc. La colonización microbiana está relacionada con muchas de estas variables. La microbiota juega un papel relevante en la salud y la enfermedad. La microbiota intestinal (o flora intestinal) es un conjunto de bacterias alojadas por los seres humanos y que viven en simbiosis con su huésped, asociadas con el tracto intestinal e interactuando con él. En la actualidad, existe evidencia científica suficiente que explica que la alteración de la microbiota intestinal puede afectar de diferentes maneras a nuestra salud. La flora intestinal se ve influenciada por múltiples factores: desde la forma en la que se ha producido el nacimiento, pasando por el tipo de alimentación e incluso, el estrés. Hasta hace poco tiempo, el intestino, se consideraba un órgano con una función exclusivamente digestiva, aunque se ha comprobado que también contribuye a mantener nuestro sistema inmune y está relacionado con la inflamación crónica del organismo. La mucosa intestinal tiene una barrera permeable, que permite absorber nutrientes de la dieta, mientras que excluye la absorción de microbios que se encuentran en la luz del intestino y sus productos de desecho. Se ha detectado que el desequilibrio en esta permeabilidad es un factor de riesgo, incluso la causa de diferentes enfermedades. La restauración de este equilibrio constituye un nuevo enfoque terapéutico, bien sea por medio de una intervención dietética, antibioterapia e incluso la transferencia de microbiota de un individuo sano a uno enfermo. La contribución de la microbiota intestinal al equilibrio fisiológico humano exige, por tanto, una investigación sobre el estado de los conocimientos y las técnicas de intervención sobre la misma.

PALABRAS CLAVE

Microbiota, flora intestinal, inflamación, dieta, probióticos, prebióticos, enfermedad metabólica.

ABSTRACT

The health of an individual depends on multiple factors: their biology, lifestyle, environment, etc. Microbial colonization is related to many of these variables. The microbiota plays an important role in health and disease. The intestinal microbiota (or intestinal flora) is a set of bacteria hosted by humans and living in symbiosis with their host, associated with and interacting with the intestinal tract. At present, there is sufficient scientific evidence that explains that the alteration of the intestinal microbiota can affect our health in different ways. The intestinal flora is influenced by multiple factors: from the way in which the birth occurred, through the type of diet and even stress. Until recently, the intestine was considered an organ with an exclusively digestive function, although it has been proven that it also contributes to maintaining our immune system and is related to chronic inflammation in the body. The intestinal mucosa has a permeable barrier, which allows it to absorb nutrients from the diet, while preventing the absorption of microbes found in the lumen of the intestine and their waste products. It has been detected that the imbalance in this permeability is a risk factor, even the cause of different diseases. The restoration of this balance constitutes a new therapeutic approach, either through dietary intervention, antibiotic therapy and even the transfer of microbiota from a healthy individual to a sick one. The contribution of the intestinal microbiota to the human physiological balance requires, therefore, research on the state of knowledge and intervention techniques on it.

KEY WORDS

Microbiota, intestinal flora, inflammation, diet, probiotics, prebiotics, metabolic disease.

INTRODUCCIÓN

La investigación experimental y clínica, ha puesto de manifiesto la importancia de las comunidades de microorganismos que habitan en el intestino para la salud del individuo. La microbiota intestinal (o flora intestinal) es un conjunto de bacterias alojadas por los seres humanos y que viven en simbiosis con su huésped. Asociado con el tracto intestinal e interactuando con él, la flora no es un tejido o un órgano, sino un supraorganismo. La microbiota se desarrolla desde la etapa uterina hasta la edad adulta. En los últimos años, se han realizado diferentes estudios que aportan suficiente evidencia científica para considerar la flora intestinal como un regulador del sistema inmune, con funciones en la nutrición y en la inflamación sistémica. Su alteración está asociada a diferentes enfermedades, por lo que mantener un equilibrio y conocer su funcionamiento, es muy relevante para mantenerlo saludable.

OBJETIVOS

El objetivo de esta revisión es el análisis de algunos de los factores que pueden afectar a la microbiota intestinal y la importancia que el equilibrio de los microorganismos que la componen tiene sobre nuestra salud, así como su conocimiento e investigación puede ayudarnos a mejorar algunas patologías.

METODOLOGÍA

Para la elaboración de este artículo se ha realizado una búsqueda bibliográfica en diferentes buscadores y bases de datos como Scielo, Medline/PubMed, Elsevier y Google Académico, así como distintas revistas médicas. En la estrategia de búsqueda se han usado los operadores booleanos AND, OR y NOT. Los términos de búsqueda fueron: microbiota, flora intestinal, dieta, probióticos, prebióticos, enfermedad metabólica. Como criterios de inclusión se han utilizado artículos con texto completo y gratuito en español e inglés1.

RESULTADOS

Desde hace unos años se ha experimentado un aumento en el número de estudios relacionados con la microbiota y cómo su alteración y el restablecimiento de su equilibrio influyen en diversos procesos de enfermedad, por lo que podría convertirse en un medicamento.

El término microbiota hace referencia a los microorganismos que viven en simbiosis con su huésped, alojados en el intestino y la disbiosis es la alteración de esta flora intestinal. Esta alteración supone un factor de riesgo y, en algunos casos, es la causa del desarrollo de aterosclerosis, obesidad, diabetes, enfermedades inflamatorias intestinales, autoinmunes, cáncer, trastornos del estado de ánimo, neurológicos, entre otros1.

La flora intestinal tiene un desarrollo dinámico, variable y único para cada ser humano. Su origen es el útero materno, hecho que queda demostrado por la presencia de bacterias presentes en la placenta, que son compatibles con las que forman parte de la biota de la piel, boca, vagina y tracto gastrointestinal2.

Su composición, diversidad y la forma en la que se metabolizan, cambian a lo largo de los diferentes estadios de la vida. Distintos factores pueden alterar la flora del intestino, entre ellos podemos encontrar la lactancia materna o artificial, parto vaginal o por cesárea, la alimentación y estilo de vida o la velocidad en el tracto intestinal3.

Los niños que nacen en un parto por cesárea tienen una menor cantidad de bacterias y una falta de colonización temprana de otras bacterias beneficiosas en comparación con los que nacen por vía vaginal. La falta de higiene y la exposición a los antibióticos durante los primeros meses de vida, alteran tanto la cantidad como la diversidad de especies adquiridas en el momento de nacer4.

La colonización dominante por bifidobacterias es un beneficio otorgado por la lactancia materna exclusiva durante los primeros meses de vida, adaptando nuestro sistema digestivo para la futura digestión de comida sólida. En el tracto digestivo se pueden encontrar bacterias nativas (adquiridas antes de nacer y durante el primer año de vida) y las bacterias en tránsito, que son las que se adquieren a través de la dieta5. Durante los primeros 5 años de vida, la microbiota se propaga de manera rápida, durante la etapa adulta lo hace con menor velocidad y tiene un efecto regresivo a partir de los 60 años6.

El intestino supone la mayor superficie mucosa de nuestro organismo. Las bacterias de la flora colonizan la capa externa del tracto gastrointestinal, mientras que en la capa interna se controla el hábitat de la microbiota, mediante la producción de proteínas antimicrobianas7. Entre el organismo y la microbiota hay una comunicación constante mediante el intercambio de señales que regulan el equilibrio entre las diferentes especies de microorganismos y la respuesta del hospedador ante los agentes externos. De esta manera la interacción entre microorganismos, epitelio, tejido linfoide intestinal son múltiples y continuas, lo que ayuda a modular los mecanismos locales y sistémicos de la inmunidad.

La distribución de la microbiota no es homogénea, sigue un patrón próximo-distal de concentración de macroorganismos, siendo menor en el duodeno y mayor en el colon8. Existen potentes mecanismos de defensa en el epitelio de la mucosa intestinal que mantienen la integridad de la misma y le permiten distinguir entre agentes patógenos y comensales9. El fallo de esta barrera de protección puede manifestarse por un cambio en la respuesta inmune intestinal, alteración en la permeabilidad y la absorción de nutrientes10 poniendo en marcha una respuesta inflamatoria que sostenida en el tiempo puede derivar en una patología como la enfermedad inflamatoria intestinal (EII) cuyos fenotipos más habituales son la enfermedad de Crohn (EC) y la colitis ulcerosa (CU), obesidad o el desarrollo de cáncer10.

Los nutrientes son indispensables para la salud humana y también para el equilibrio de la microbiota intestinal. Las funciones metabólicas de la flora intestinal están unidas a la digestión de polisacáridos complejos, metabolismo de ácidos biliares, producción de vitaminas, etc. Esto conlleva unos efectos nutritivos en la barrera intestinal y el sistema inmune. La dieta cumple un papel clave en el mantenimiento de la misma11. La alimentación occidental se caracteriza por una elevada ingesta calórica, un alto consumo de azúcares refinados, proteína de origen animal y alimentos ultraprocesados, que se ha asociado con un destacado descenso de la diversidad de la flora intestinal12. La reducción de microorganismos protectores y el aumento de microorganismos invasivos, origina una perturbación del sistema inmune12 que provoca una respuesta inflamatoria que acrecienta la permeabilidad de la mucosa intestinal, aumentando el riesgo de padecer alguna de las patologías ya nombradas13.

Así, la alimentación se muestra como una pieza fundamental para la simbiosis microbiota-hospedadora condicionando y configurando la microbiota en el niño, y su estructura y desempeño en el individuo adulto. Existen diversos estudios que refuerzan la idea de que la dieta mediterránea contribuye a la modificación de la microbiota, y que podría ser una opción terapéutica para restaurar el equilibrio de la misma. El consumo de probióticos y prebióticos también ayuda significativamente al cambio en el microbioma del intestino mejorando el metabolismo de los hidratos de carbono14. Otros estudios han observado cambios en la microbiota según el periodo estacional, algo que está relacionado con el cambio en el consumo de verduras y frutas frescas15.

Las intervenciones dietéticas a corto plazo pueden producir cambios en la composición de la microbiota, aunque cada persona lo experimenta de manera individual. El impacto de los aditivos alimentarios es una parte poco estudiada16.

La dieta mediterránea ha demostrado tener amplios beneficios en la salud general de la población reduciendo el riesgo de desarrollar algunas enfermedades crónicas y también el riesgo de mortalidad. Los estudios sugieren que se debe aumentar el consumo de vegetales más que excluir o acotar el consumo de alimentos de origen animal, apoyando el concepto de que una dieta variada y equilibrada favorece un adecuado desarrollo de la microbiota intestinal, con los beneficios que ello conlleva para nuestra salud17.

CONCLUSIONES

Hoy en día existe evidencia científica suficiente para afirmar que la microbiota intestinal representa un rol esencial en la fisiología y fisiopatología de diferentes enfermedades como la obesidad, diabetes o enfermedades inflamatorias intestinales, y su desequilibrio es factor de riesgo en otras enfermedades como el cáncer, trastornos del ánimo y enfermedades autoinmunes entre otras. El estilo de vida occidental, con una dieta basada en un elevado consumo de carnes rojas, productos ultraprocesados y el consumo de azúcares refinados, supone un factor de riesgo para padecer diversas enfermedades. Aquellas personas, cuyos hábitos alimenticios incluyen el consumo de frutas y verduras, disminuirán de manera considerable el riesgo de padecer este tipo de patologías. Aunque los hábitos dietéticos de una persona, no son el único factor ambiental que afecta al microbioma intestinal, son, sin duda, uno de los factores que podrían modificarse. Es por ello que hacen falta más estudios con una mayor calidad metodológica que puedan aumentar los conocimientos respecto a qué es lo que altera la composición, diversidad y metabolismo de la microbiota y cómo diferentes intervenciones pueden devolverle el equilibrio.

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