AUTORES
- Cristina Caballero García. Celadora Hospital Nuestra Señora de Gracia y Auxiliar Admón. Hospital Provincial.
- Silvia Elena Arriaza Cruz. TCAE Hospital Nuestra Señora de Gracia y Auxiliar de Admón. Hospital Provincial..
- Ricardo Castellano Sánchez. Celador Hospital Militar de Zaragoza.
RESUMEN
Hace más de un siglo se descubrió la enfermedad de “Alzheimer”. Desde entonces, nuestras sociedades, han ido mejorando el estilo de vida, haciendo progresos y descubrimientos científicos, de acuerdo al nivel de desarrollo alcanzado, y como consecuencia, nuestra “esperanza de vida” se ha incrementado y paralelamente la aparición de la enfermedad, ocasionando serios problemas a los gobiernos de los países que han de cubrir el coste económico, asistencial y social de la atención médica a los pacientes que la padecen.
PALABRAS CLAVE
Alzheimer, enfermedad, sociedades.
ABSTRACT
Alzheimer’s disease was discovered more than a century ago. Since then, our societies have been improving the lifestyle, making progress and scientific discoveries, according to the level of development reached, and as a consequence, our life expectancy has increased and in parallel the appearance of the disease, causing serious problems to the governments of the countries that have to cover the economic, welfare and social cost of medical attention to the patients who suffer from it.
KEY WORDS
Alzheimer, disease, societies.
DESARROLLO DEL TEMA
La enfermedad de alzheimer ha cobrado especial relevancia en nuestros días, ya que las personas que la padecen, precisan de múltiples y costosos cuidados en su acontecer diario y constituyen una carga económica importante para los gobiernos de los países y también para las familias de los afectados.
Actualmente nos encontramos con que la enfermedad de alzheimer o más coloquialmente llamada “el alzheimer”, no tiene curación eficaz, por lo que únicamente podemos diagnosticar, aplicar tratamientos paliativos que retrasen el avance o progreso de la sintomatología y esperar al fatal desenlace más tarde que pronto y que, normalmente, suele producirse como máximo, entre los 8, 10 años posteriores a su diagnóstico.
Las constantes mejoras en el estilo de vida de las personas, los descubrimientos y avances científicos, normalmente ligados al nivel de desarrollo de los países y sociedades, elevan la esperanza de vida, prolongando la etapa final de nuestra existencia y haciendo inevitable la aparición de la enfermedad en las “longevas” sociedades como la nuestra.
ANTECEDENTES – DESCUBRIMIENTO:
Corría el invierno de 1901, cuando en la Institución para Enfermos Mentales y Epilépticos de Frankfurt (Alemania), ingresa una paciente; ama de casa, de 51 años de edad y de nombre Auguste D., al resultar imposible para su marido Karl Deter, prestarle en casa los cuidados que la misma necesitaba. Los síntomas que Auguste presentaba eran: pérdida de la capacidad cognitiva, alucinaciones, delirios, desorientación, cambios bruscos de carácter, insomnio, agitaciones, pérdida considerable de memoria, etc., etc.
Cuando el jefe Clínico de la Institución Dr. Alois Alzheimer tiene conocimiento del ingreso, empieza a interesarse por Auguste, ya que aquellos síntomas tan desarrollados en una persona relativamente joven, no los había observado con anterioridad. El Dr. Alzheimer comienza a examinar a Auguste, se obsesiona con el caso sin poder quitárselo de su cabeza, entendiendo perfectamente la trascendencia que el mismo podría tener para la ciencia y comienza el estudio de la paciente documentando el desarrollo de la enfermedad.
Auguste Deter continúo viviendo en el hospital durante cinco años más, hasta que el 8 de abril de 1906 murió completamente demente. El Dr. Alzheimer consiguió hacerse con el cerebro de Auguste una vez fallecida, procediendo a su estudio, análisis y observación; practicando la disección del mismo y reflejando y exponiendo sus conclusiones ante sus colegas en la XXXVII Conferencia de Psiquiatría del Sudoeste Alemán, celebrada en Tübingen (Alemania), en noviembre de 1906, donde presentó la tesis: “Sobre una enfermedad específica de la corteza cerebral”. Un conferenciante y compañero suyo, se refirió a la nueva enfermedad llamándola “la enfermedad del Dr. Alzheimer”, convirtiendo así a Auguste D. en la primera persona del mundo en ser diagnosticada de la misma y al Dr. Alzheimer como su descubridor1.
ACTUALIDAD:
Poco podía imaginarse entonces el Dr. Alzheimer que 120 años después, la enfermedad que lleva su nombre, acabaría convirtiéndose en la causa más frecuente de demencia en las personas mayores.
Pese a haber transcurrido más de 100 años del descubrimiento de la enfermedad de alzheimer, todavía no se ha logrado comprender completamente las causas que la originan, inclinándose los expertos por una mezcla de factores que ocasionan cambios en el cerebro de las personas, relacionados con genes hereditarios, neuronas dañadas, enfermedades cardiacas, presión arterial alta o diabetes y obesidad, etc., lo que provoca que las neuronas dejen de comunicarse entre sí, impidiendo mantenerse sanas y no consiguiendo eliminar los desechos de las proteínas. Parte de estos desechos se van acumulando formando ovillos dentro de las neuronas y otros en forma de placas, se almacenan entre las mismas, impidiendo el paso de la comunicación y conexión.
SINTOMATOLOGÍA:
Posiblemente, el rasgo más fácil de identificar en un enfermo de alzheimer sea la falta de memoria, qué por otra parte es uno de los primeros que se manifiesta. Normalmente viene acompañada de desorientación temporo-espacial, no conseguir expresarse con el lenguaje habitual, pérdida o dificultad de razonar, tener criterio y tomar decisiones propias, lo que lo hace incapaz de ser una persona autónoma y depender de la ayuda de terceras personas. Otros síntomas de la enfermedad pueden ser: tener un estado de ansiedad inusual o mostrarse agresivo, deambular, perderse y no saber a dónde se dirigía, repetir frases o hacer preguntas sin lógica, esconder cosas para posteriormente no recordar dónde, cambios en el estado de ánimo y personalidad, lentitud en la realización de tareas, etc., etc.
DIAGNÓSTICO:
El proceso de diagnóstico comienza con la visita del paciente aquejado con los primeros síntomas de la enfermedad al médico de familia, para qué, si este lo considera oportuno, lo derive al especialista que, normalmente, será el neurólogo. Esta decisión es tomada por iniciativa del propio interesado si los síntomas están en una fase inicial y se lo permiten o por algún familiar cercano o allegado.
Si al explicarle la situación al médico de familia, considera que existen motivos suficientes para evaluar, remitirá a la persona sintomática al neurólogo para su estudio, quién hará una exploración más completa y profundizará en la valoración del paciente. El especialista procederá a reflejar la información que se precise en la Historia Clínica, que es el instrumento dónde se recogerán los antecedentes familiares, hábitos de vida, antecedentes médicos y tratamientos recibidos con anterioridad, nivel educativo, datos sociodemográficos, etc., profesión… Todos estos datos los facilitará habitualmente algún familiar, a quien será necesario solicitar colaboración en este sentido.
Con estos datos iniciales a la vista, el neurólogo puede proceder a la solicitud de pruebas de laboratorio, resonancias magnéticas, (RM), pruebas neuropsicológicas y de estado mental, un TAC cerebral y todas aquellas que considere oportunas, para diagnosticar a través de las mismas, si el paciente aqueja esta enfermedad o sí por el contrario los síntomas que presenta pueden deberse a otra causa2.
EVOLUCIÓN – FASES:
Aunque no existe una sintomatología idéntica para todos los pacientes, ya que influyen diversos factores personales en cada uno de ellos, lo normal es que el Alzheimer se manifieste de forma gradual, poco a poco y se puedan establecer tres fases o etapas bien diferenciadas, coincidiendo con los niveles de gravedad en su evolución, que son:
- Fase Inicial: es cuando los primeros síntomas comienzan a percibirse en su entorno cercano de amistades o familiares y también por el propio interesado. A la hora de llevar a cabo tareas complejas, se pone de manifiesto la dificultad en su realización y se dan pequeños fallos de memoria, de atención y concentración. Se observa también en esta fase, una dificultad de encontrar las palabras adecuadas y nombres de los objetos y lo normal es que la persona, cuando se lo hacen ver otras personas, eluda esas carencias, no terminándoselo de creer. Es un periodo de tiempo estimado de entre 3 y 4 años. El paciente puede vivir en su domicilio, auxiliado por sus familiares ya que salvo en pequeñas cosas puntuales puede realizar la totalidad de actividades de su vida diaria, incluyendo su higiene personal.
- Fase Intermedia: Aquí los déficits cognitivos ya son más que evidentes, observándose la imposibilidad de tener una mínima conversación. Se manifiesta un comportamiento impropio, con fases de agitación, insomnio y la descoordinación en la ejecución de movimientos. Aumenta la pérdida de memoria a corto plazo, no siendo capaz de mantener recientes recuerdos. En esta fase ya no es independiente y necesita la ayuda de otras personas para desarrollar las tareas más básicas de la vida diaria, como pueden ser la alimentación o higiene personal, además de no ser competente para llevar a término su propia medicación que ya tendrá establecida, tener control de las cuentas de su domicilio o relacionarse a nivel social.
- Fase Final o Avanzada: Igual que la anterior, tiene una duración estimada de entre 2 y 3 años. En esta fase existe ya una dependencia total dado que se genera una inmovilidad absoluta con pérdida del control de esfínteres. Se ha producido un colapso total de la memoria y del juicio y el lenguaje oral es inexistente. Tanto la fase intermedia, como la fase final o avanzada, hacen necesaria la institucionalización de los pacientes ya que necesitan atención completa durante las 24 horas del día, y no siempre es posible para sus familiares o cuidadores domésticos dársela, ya que tienen también sus necesidades de trabajo, estudios, descanso, ocio, etc. Además, son situaciones que les desbordan por tratarse de un ser querido, viéndose muchas veces superados y sintiéndose frustrados, por lo que es normal que muchos de ellos presenten estados de ansiedad o depresión3.
TRATAMIENTO:
Una vez diagnosticada la enfermedad, el especialista establecerá el tratamiento a realizar por la persona afectada que, básicamente. Consistirá en la toma de medicación que ataque los anormales depósitos de amiloide (proteína) establecidos en el cerebro, por ello la importancia de una detección temprana.
Lamentablemente no existe una forma consensuada de proceder en nuestras vidas que haga improbable la aparición del alzheimer, pero sí existen ciertos factores vinculados al desarrollo de una vida saludable que reducen el riesgo de padecerla, como pueden ser una alimentación sana y equilibrada, realizar actividad física de forma regular y llevar a cabo trabajo mental de forma permanente para que nuestro cerebro no pierda su dinamismo, esté vivo, ágil y activo4.
ASPECTOS PSICOLÓGICOS:
Al familiar cuidador de estos enfermos se le plantea una mezcla de emociones, sensaciones, rabia, irritabilidad, pensamientos culpables que derivan en la duda de si se está cuidando y haciendo “lo mejor” con el ser querido, que derivan la mayoría de las veces en problemas psicológicos.
Es por ello que, es necesario pedir ayuda si fuera preciso. Existen multitud de Asociaciones y Grupos Terapéuticos en los que se enseña a gestionar las emociones y los sentimientos, a ser positivo en la vida pese a ciertas circunstancias y a buscar tu espacio personal cuando se siente su carencia.
CONCLUSIÓN
La enfermedad de alzheimer es una enfermedad de tipo neurodegenerativo, de sintomatología progresiva. Actualmente es una enfermedad incurable y no existe en el mercado ningún fármaco conocido o terapia eficaz para su tratamiento.
Los pacientes son tratados bajo dos líneas de trabajo: una combinación de medicación farmacológica para retrasar la progresión de la enfermedad y asistencia sanitaria y cuidados personales ya que el enfermo que la padece se convierte en dependiente.
La enseñanza práctica que debemos sacar es que “ya” que no podemos curar la enfermedad, por lo menos, debemos intentar evitar su aparición con la “prevención”, llevando una vida saludable en todos los sentidos.
BIBLIOGRAFÍA
- Maurer K., Maurer U. “Alzheimer: La vida de un médico y la historia de una enfermedad”. (Madrid). Edita: Díaz de Santos. 2006.
- Página Web de la Fundación Pasqual Maragall. [Internet]. Como afrontar el Alzheimer. Disponible en: www.fpmaragall.org
- Página Web de Alzheimer’s Association. [Internet]. El alzheimer y la demencia. Etapas. Disponible en: www.alz.org/alzheimer-demencia/etapas
- Página Web de National Institute on Aging. [Internet]. ¿Cómo se trata la enfermedad de Alzheimer? Disponible en: www.nia.nih.gov/espanol/medicamentos-enfermedad-alzheimer