AUTORES
- María Cervera Catalán, Máster Universitario en Educación en Salud Escolar por la Universidad Católica de Valencia, DUE en la Residencia Javalambre de Teruel.
- Rocío Herrera Alegre. Máster en Integración en Cuidados y Resolución de Problemas Clínicos en Enfermería. Enfermera Especialista de Salud Mental en el CRP San Juan de Dios de Teruel.
- M.ª José Tregón Loras. Máster en Gerontología Social por la Universidad de Zaragoza. Enfermera en el Hospital Obispo Polanco de Teruel.
- Míriam Bellés Aranda. Máster Universitario en Deterioro de la Integridad Cutánea, Úlceras y Heridas. Máster en Integración de Cuidados y Resolución de Problemas Clínicos en Enfermería. Enfermera en Centro Asistencial El Pinar de Teruel.
- Eva Negredo Rojo. Máster en Análisis Clínicos por la Universidad de Valencia. Enfermera en el Hospital Obispo Polanco de Teruel.
- Laura Gamarra Marzo. Máster Universitario en Deterioro de la Integridad Cutánea, Úlceras y Heridas por la Universidad Católica de Valencia. Enfermera en el Hospital Obispo Polanco de Teruel.
RESUMEN
La lactancia materna es la forma más beneficiosa de alimentación, tanto para madre como para bebé, mínimo hasta los 6 meses de edad. Para ello, las madres deben recibir información actualizada por parte del personal sanitario. Hay un alto porcentaje de madres que deciden no amamantar desde el nacimiento y es todavía más alta la tasa de abandono.
PALABRAS CLAVE
Lactancia Materna, recién nacido, lactante.
ABSTRACT
Breastfeeding is the most beneficial form of feeding, for both mother and baby, until at least 6 months of age. For this, mothers should receive updated information from health professionals. There is a high percentage of mothers who decide not to breastfeed from birth and the rate of abandonment is even higher.
KEY WORDS
Breast Feeding, new born, infant.
INTRODUCCIÓN
El periodo de gestación es una etapa de cambios físicos, psicoemocionales y sociofamiliares en la que aumenta el riesgo de desarrollar trastornos psicopatológicos más que en cualquier otro momento de la vida. La educación en salud recae sobre los profesionales sanitarios (matrona, ginecólogo, pediatra, personal de enfermería). Muchas veces las madres reciben información sesgada e incluso contradictoria, pudiendo generar hábitos inadecuados difíciles de modificar una vez establecidos, como ocurre con la instauración y mantenimiento de la lactancia materna (LM). El problema no está en la cantidad de información, sino en saber adecuarla a las necesidades de cada madre, concretando qué información precisa, y cómo, cuando y a quién se la ofrecemos1.
DESARROLLO DEL TEMA
La leche materna es el mejor alimento para el lactante durante los primeros meses de vida. Cubre las necesidades nutricionales para su adecuado crecimiento y desarrollo físico y desde el punto de vista emocional le asegura el establecimiento de un buen vínculo madre-hijo y una adecuada relación de apego seguro con su madre, ambos esenciales para un correcto desarrollo como persona independiente y segura2.
La lactancia materna, adicionalmente, se asocia a una reducción del riesgo de infecciones en la infancia (asma, dermatitis, obesidad o diabetes) e incrementa las puntuaciones del coeficiente intelectual; en la madre se asocia a menor riesgo de cáncer de mama y ovario, y de diabetes tipo 23.
Por todo ello la LM es considerada el método de referencia para la alimentación y crianza del lactante y el niño pequeño.
La Organización Mundial de la Salud (OMS), la Academia Americana de Pediatría (AAP) y el Comité de Lactancia de la Asociación Española de Pediatría recomiendan la alimentación exclusiva al pecho durante los primeros 6 meses de vida del niño y continuar con el amamantamiento junto con otros alimentos que complementen la alimentación hasta los 2 años o más, mientras madre e hijo lo deseen2.
La composición de la leche materna se adapta a las necesidades del lactante y varía a lo largo de la lactancia, a lo largo del día, e incluso a lo largo de cada toma.
El calostro es la primera leche, es más amarillenta y contiene gran cantidad de proteínas e inmunoglobulinas (sustancias antiinfecciosas) y aporta gran cantidad de calorías en pequeño volumen. Es el alimento ideal para los primeros días, ya que el estómago del bebé es pequeño y necesita realizar tomas frecuentes de poca cantidad.
En la primera parte de la toma, la leche contiene más agua y azúcar, así satisface la sed del bebé. Después, aumenta gradualmente su contenido en grasa, aportando más calorías que sacian al lactante. Por eso es importante que el bebé vacíe bien el pecho antes de ofrecerle el otro. Para evitar ingurgitación o retenciones, es aconsejable comenzar cada toma por el pecho del que no mamó o del que mamó menos en la toma anterior2.
Para un correcto inicio de la LM lo ideal es conseguir un contacto piel con piel precoz del recién nacido con su madre inmediatamente tras el parto. Para ello se coloca al recién nacido en decúbito prono sobre el abdomen materno y poco a poco se desplazará, reptando, hasta llegar al pecho. Esto ha demostrado una mayor frecuencia y duración de la LM y también parece tener un efecto beneficioso en el proceso de vinculación, en la disminución del tiempo de llanto del niño, en los niveles de glucosa y en la estabilidad cardiorrespiratoria. También se ha mostrado menos dolor por ingurgitación mamaria en las madres que practicaron piel con piel y un menor grado de ansiedad.
Cuando la madre no puede hacer el contacto piel con piel de forma inmediata tras el pato, el padre es el mejor indicado para realizarlo4.
Lo más importante de la postura de la madre y la colocación del lactante a la hora de amamantar es la relación entre la boca del lactante, el pezón y la areola maternas. En el caso de que no se consiguiera un buen agarre, aumentaría la probabilidad de aparición de complicaciones en las mamas.
Las posturas clásicas para amamantar son:
- Posición de crianza biológica.
- Posición sentada.
- Posición tumbada.
- Posición invertida o de balón de rugby.
- Posición de caballito5.
La LM se realiza a demanda, lo que quiere decir que hay que ofrecer el pecho siempre que el bebé lo pida (sin contar el número de tomas) y todo el tiempo que pida (sin fijarnos en la duración de cada toma). De la misma manera, no es recomendable retirar al bebé del pecho, sino que hay que dejar que lo suelte espontáneamente2.
El uso del chupete está muy arraigado en las sociedades desarrolladas, ya que calma el llanto de un bebé, ayuda a conciliar el sueño y reduce el estrés y el dolor, situaciones que provocan preocupación y ansiedad en los padres. Su uso se ha relacionado con el acortamiento del tiempo de amamantamiento y dificultades en la lactancia, el aumento de frecuencia de otitis media, problemas dentales y riesgo de accidentes. Hay estudios que también lo relacionan con la disminución del riesgo de sufrir el síndrome de muerte súbita del lactante (SMSL) si se usa durante el sueño. Las recomendaciones que propone la Asociación Española de Pediatría para el uso del chupete son:
- Evitar su uso los primeros días de vida del recién nacido. Se puede usar a partir del mes de vida, cuando la lactancia se ha establecido correctamente.
- Los profesionales deben conocer que en ocasiones el uso de chupete es un marcador de que existen dificultades en la lactancia, por lo que deberán identificar estas situaciones y adquirir las habilidades necesarias para ayudar adecuadamente a las madres.
- En las unidades neonatales, si no se puede ofrecer el pecho de la madre, se recomienda el uso del chupete durante un procedimiento doloroso. La medida será más eficaz si se administra previamente 0,2cc de sacarosa al 20%.
- En los niños lactados artificialmente se recomendará su uso durante el sueño para reducir el SMSL.
- Para evitar otros efectos adversos, su uso se limitará hasta los 12 meses de edad.
- Corresponde a los profesionales de salud proporcionar a los padres una información equilibrada, no sesgada, sobre la evidencia disponible de los beneficios y perjuicios del uso del chupete que les ayuden a adoptar sus decisiones. Los responsables son en último término los padres6.
Haber decidido con anterioridad al parto dar LM, haber recibido información sobre lactancia materna por parte de personal sanitario durante la gestación, tener una mayor edad, tener estudios universitarios, haber transcurrido poco tiempo desde el parto hasta la primera puesta al pecho, el no haber dado biberón los primeros días y el tener un parto eutócico son factores facilitadores para la continuidad de la lactancia materna7.
Asímismo, se han descrito numerosos factores asociados a no iniciar LME o abandonarla antes de los 6 meses: menor edad de la madre, bajos niveles socioeconómicos y de estudios, condiciones laborales sin apoyo de la empresa, inadecuada atención al parto y postparto, bajo peso al nacer, percepción de no tener suficiente leche y experiencias negativas anteriores de lactancia, entre otras3.
Según la última Encuesta Nacional de Salud, tan solo un 39% de las madres llegan a los seis meses alimentando a sus hijos con LME en España. Los profesionales sanitarios tienen una gran responsabilidad apoyando a las madres que la desean como método de alimentación para sus hijos.
En este sentido, la detección de las madres con riesgo de abandono de la LM, sobre todo los primeros días tras el nacimiento, es fundamental. La observación de una toma por parte de algún profesional es importante para afianzar la lactancia materna.
Existen diversas escalas cuya finalidad es detectar la presencia de problemas con el fin de predecir cuáles son las madres en riesgo de abandono y así poder reforzar el apoyo que puedan necesitar. La mayoría de ellas están basadas en la observación de una toma, que debería realizarse de forma completa en el postparto inmediato, cuando la madre todavía está en el hospital. Una vez las madres se van a casa, debería repetirse esta observación por parte del personal de Atención Primaria.
Entre las escalas más conocidas están: Bristol Breastfeeding Assessment Tool (BBAT), Infant Breastfeeding Assessment Tool (IBFAT), Mother-Baby Assessment (MBA) o LATCH Breastfeeding Assessment. La única escala sobre la que hay publicado un análisis de fiabilidad de su adaptación al español es la LATCH.
Por lo general, estas escalas valoran la posición, el agarre, la succión y la transferencia de la leche, entre otros indicadores8.
Se está realizando un gran esfuerzo para la protección, promoción y apoyo de la LME por parte de los servicios de salud, pero su prevalencia sigue siendo baja en todo el mundo. El objetivo mundial para el año 2025 es alcanzar como mínimo un 50% de prevalencia de LME en los primeros 6 meses de vida3.
La iniciativa para la Humanización de la Asistencia al Nacimiento y la Lactancia (IHAN) fue lanzada por la OMS y UNICEF para animar a los hospitales, servicios de salud, y en particular las salas de maternidad a adoptar las prácticas que protejan promuevan y apoyen la lactancia materna exclusiva desde el nacimiento.
En 2017 se realizó una encuesta a nivel mundial sobre el cumplimiento de las prácticas que promueve la Neo-IHAN (Iniciativa para la Humanización de la Asistencia al Nacimiento y la lactancia en las unidades neonatales) en las unidades neonatales.
España fue el país que incluyó mayor número de unidades neonatales en el estudio internacional.
En el subanálisis de los datos españoles sobre el grado de cumplimiento de las recomendaciones de la Neo-IHAN en las unidades neonatales se muestra que, aunque la puntuación global de España está por debajo de la internacional, es un buen punto de partida. Se pone de manifiesto el esfuerzo que se ha hecho en España por mejorar la lactancia materna y los cuidados centrados en el desarrollo en las unidades neonatales9.
CONCLUSIÓN
No podemos hablar de patrones biológicos de alimentación de los recién nacidos en contacto piel con piel, sino de patrones de comportamiento. Este comportamiento no es un mero patrón de alimentación, sino de supervivencia, destinado a lograr una relación de apego con un adulto que lo proteja, una ayuda a la regulación de sus sistemas inmunológico, termorregulador, cardio-respiratorio, digestivo y psico-neurológico y una alimentación.
Para conseguir ese objetivo tenemos una pequeña cría de ser humano que es capaz de reconocer mediante tacto y olfato a su madre y, en concreto, sus ojos y su pecho (vínculo y comida), que tiene capacidad motora y suficiente coordinación como para llegar hasta el pecho, alzar la cabeza y mirar a su madre (comida y vínculo), y que es capaz de tomar el pezón en la boca y coordinar succión, deglución y respiración, es decir, de alimentarse de forma eficaz.
Sólo hay un factor que no depende del recién nacido y que sin embargo es crucial para que toda su impresionante maquinaria de supervivencia funcione. El recién nacido tiene que estar en el lugar adecuado, que es el cuerpo de su madre5.
BIBLIOGRAFÍA
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