AUTORES
- María Del Mar Matilla Matilla. TCAE en Hospital Universitario Miguel Servet de Zaragoza.
- Florina Emilia Trepadusi. TCAE en Hospital Universitario Miguel Servet de Zaragoza.
RESUMEN
El sedentarismo está asociado a un mayor riesgo de padecer enfermedades y en la esperanza de vida sobre todo en la edad adulta.
Se estima que un 72,7% de las personas adultas reducen los niveles de actividad física. Ésta actitud estacionaria que adquiere el individuo desemboca favoreciendo enfermedades coronarias, diabetes, cerebrovasculares, hipertensión y la obesidad con los riesgos que conlleva.
Se deben establecer estrategias para poder conseguir un cambio de comportamiento en la persona adulta, para poder reducir el sedentarismo y adoptar un estilo de vida saludable promoviendo una suficiente actividad que pueda influir en la mejora de sus capacidades y para la prevención de enfermedades y así obtener beneficios en su salud.
PALABRAS CLAVE
Actividad física, sedentarismo, ejercicio, beneficios, recomendaciones, capacidad.
ABSTRACT
A sedentary lifestyle is associated with an increased risk of disease and life expectancy, especially in adulthood.
It is estimated that 72.7% of adults reduce their levels of physical activity. This stationary attitude that the individual acquires ends up favoring coronary diseases, diabetes, cerebrovascular disease, hypertension and obesity with the risks that it entails.
Strategies must be established in order to achieve a change in behavior in adults, in order to reduce sedentary lifestyles and adopt a healthy lifestyle, promoting sufficient activity that can influence the improvement of their abilities and for the prevention of diseases and thus obtain benefits on your health.
KEY WORDS
Physical activity, sedentary lifestyle, exercise, benefits, recommendations, capacity,
DESARROLLO DEL TEMA
El envejecimiento, desde un punto de vista biológico, es la consecuencia de la acumulación de una gran variedad de daños celulares y moleculares a lo largo del tiempo, que producen un paulatino descenso de las capacidades mentales y físicas, así como un incremento del riesgo de enfermedad y discapacidad, y en última instancia, la muerte1. Esto se ve acompañado de un aumento del número de patologías en las personas mayores, entre las que se encuentran las enfermedades de tipo cardiovascular, diabetes, obesidad, osteoporosis o problemas de tipo mental como la demencia o el Alzheimer, entre otros. Como consecuencia de estos cambios y del desarrollo de las enfermedades asociadas a estos, las personas mayores a menudo experimentan un descenso de su independencia, bienestar y, por tanto, de su calidad de vida2. Por este motivo, y teniendo en cuenta el envejecimiento poblacional mencionado anteriormente, tratar de identificar aquellos factores modificables que se relacionan con una mejora de la calidad de vida se presenta como una necesidad de la sociedad.
Los adultos inactivos pierden capacidad fundamentalmente en cuatro áreas: la resistencia, el equilibrio, el fortalecimiento y la flexibilidad. Situación que podría evitarse o revertirse a través del ejercicio físico.
Para alcanzar una mejora de las capacidades funcionales y la recuperación mermada o deteriorada por el paso de los años la mejor herramienta es el ejercicio físico, que a su vez ofrece beneficios muy importantes tanto para la salud como para la calidad de vida. Muchas veces afecta más la inactividad a la salud que el paso de los años.
Hay una relación estrecha entre la actividad física y la reducción de riesgos para la salud3, así como un descenso en los niveles de dependencia, por lo que los profesionales de la salud debemos realizar una educación sanitaria basada en los beneficios de su práctica (favorecen la autoestima, aumentan la ilusión, y la alegría de vivir y retrasa los cambios asociados al envejecimiento) y colaborando para su persistencia; debe estar controlada y prescrita en función de las características y capacidades de cada persona.
Para iniciar la rutina se deben escoger actividades agradables y de baja intensidad, aumentando progresivamente, de forma que no se convierta en agotadora y teniendo en cuenta la condición física de cada persona.
Beneficios de la práctica regular de actividad física y ejercicio:
Reduce los riesgos de las enfermedades cardiovasculares.
Fortalece músculos y huesos y previene la artritis y osteoporosis. Frena la atrofia muscular.
Reduce las posibilidades de contraer diferentes tipos de cáncer.
Favorece la salud cerebral
Disminuye la hipertensión y favorece el control de la presión arterial.
Favorece el mantenimiento del equilibrio y coordinación reduciendo el riesgo de caídas y lesiones.
Contribuye a evitar el sobrepeso y a ayudar a alcanzar un peso saludable.
Mejora el sueño evitando los trastornos que en esta etapa son muy frecuentes.
Reduce los niveles de ansiedad, estrés y el riesgo de depresión.
Previene la aparición de la diabetes y un mejor control de la glucemia.
Facilita el aumento del nivel de energía y reduce la fatiga.
Mejora la función cognitiva, el estado de ánimo y el bienestar emocional.
Conserva más ágiles y atentos nuestros sentidos.
Favorece la eliminación de sustancias de desecho.
Actividades recomendadas para la práctica de ejercicio en la edad adulta son4:
Todas las actividades en las que se practica ejercicio el organismo libera hormonas y neurotransmisores, como son las endorfinas, que nos hacen sentir bien y reducen la ansiedad y el estrés. Es recomendable realizar estas actividades al aire libre, siempre que sea posible, tomando las medidas necesarias para la protección de los factores ambientales.
Tipos de ejercicios, de resistencia o aeróbicos, de fortalecimiento o musculación, de equilibrio, y flexibilidad.
Práctica de yoga: ayuda al equilibrio, flexibilidad, coordinación, mejora la respiración.
Caminar: activa el transporte de oxígeno al organismo.
Nadar: desarrolla la coordinación, aumenta la capacidad pulmonar, reduce el estrés.
Montar en bicicleta: fortalece la musculatura de la espalda y de las articulaciones y reduce el riesgo de padecer enfermedades coronarias.
Tai chi: ejercita la mente manteniendo el equilibrio físico y emocional.
Bailar: además de hacer ejercicio favorece las relaciones con otras personas. La realización del deporte colectivo, está especialmente indicado por sus beneficios psicológicos (favorece relaciones interpersonales, evita el aislamiento, mejora la sensación de estima personal).
En aquellas personas que no pueden realizar ejercicio físico fomentamos la realización de actividad física a través de las tareas cotidianas, como, por ejemplo: subir-bajar escaleras, no usar el mando de la TV, evitar utilizar medios de transporte.
En general1,2, el ejercicio físico disminuye la morbimortalidad y en consecuencia favorece la longevidad. La prescripción de ejercicio en personas mayores debe consistir en ejercicio aeróbico, entrenamiento de fuerza, balance y flexibilidad.
Desde todos los niveles sanitarios se debe motivar y aconsejar la realización de un plan de ejercicio regular y de modificaciones dietéticas. Los profesionales deben indicar la frecuencia, intensidad, modo y duración con la que se debe realizar esta actividad. Nos debemos plantear resultados a corto-medio plazo, así como realistas en los objetivos a conseguir.
BIBLIOGRAFÍA
- Organización Mundial de la Salud (OMS). Envejecimiento y salud. 2015. Disponible en: http://www.who.int/mediacentre/factsheets/fs404/es/.
- Reyes I, Castillo CJA. El envejecimiento humano activo y saludable, un reto para el anciano, la familia, la sociedad. Rev. Cubana Invest Biomed. 2011;30(3):354-9.
- Gil López E, Jiménez García-Pascual R, Pérez Andrés C, Vargas Marcos F. Estudio de los estilos de vida de la población adulta española. Madrid: Ministerio de Sanidad y Consumo; 1992.
- Sánchez Bañuelos F (1996). La Actividad Física orientada hacia la salud. Biblioteca Nueva: Madrid.