Perspectiva enfermera acerca de las convulsiones febriles en la infancia

9 junio 2023

AUTORES

  1. Andrea Paúl Nadal. Enfermera de UCI Pediátrica en el Hospital Universitario Miguel Servet, Zaragoza, España.
  2. Carlos Soria Lahuerta. Enfermero de Hospitalización en el Hospital Universitario Miguel Servet, Zaragoza, España.
  3. Carolina Herrero Lobato. Enfermera de Hospitalización en el Hospital Universitario Miguel Servet, Zaragoza, España.
  4. Macarena García Varona. Enfermera de Hospitalización en el Hospital Universitario Miguel Servet, Zaragoza, España.
  5. Iris García Solanas. Enfermera de Hospitalización en el Hospital Universitario Miguel Servet, Zaragoza, España.
  6. Nuttanich Chompoonuch Yodsawad. Enfermera de Hospitalización en el Hospital Universitario Miguel Servet, Zaragoza, España.

 

RESUMEN

Introducción: Las convulsiones constituyen la urgencia más frecuente en pediatría. Dentro de estas, las convulsiones febriles son las más frecuentes. Entre los 12 y los 24 meses, se encuentra el pico de aparición de esta patología. A pesar de que su fisiopatología continúa siendo desconocida, existen diversos factores, como la elevación de la temperatura corporal, la edad y los factores genéticos, que intervienen en su producción. Además, hay diversos estudios que también relacionan el nivel bajo de hierro en sangre y las infecciones virales como factores desencadenantes de las convulsiones en la infancia.

El objetivo de este trabajo será conocer y actualizar los conocimientos acerca de las convulsiones febriles en la infancia.

Metodología: Se realizó una búsqueda bibliográfica a través de las siguientes bases de datos: Pubmed, Cuiden plus, Dialnet y Science Direct; complementando la información con el aporte de monografías y guías de práctica clínica.

Resultados: Se distinguen dos tipos de convulsiones febriles: las simples o típicas (de duración breve y, generalmente, de tipo clónico), y las complejas o atípicas (más difíciles de detectar y de duración prolongada). El diagnóstico de la convulsión febril se basa, prácticamente, en la clínica. A pesar de que la convulsión febril está considerada como un proceso benigno, cuyo tratamiento radica en el abordaje del proceso infeccioso que lo causa, se le debe de tranquilizar a la familia, ya que para ellos es un fenómeno alarmante.

Conclusiones: Las convulsiones febriles son uno de los primeros motivos de consulta en las urgencias pediátricas. Por este motivo, el personal de Enfermería debe de ser conocedor de su clínica, así como de su tratamiento y posibles complicaciones, con el fin de poder detectar de forma temprana alguna de ellas y, de ser capaces de explicarles a las familias el qué hacer en caso de recidiva.

PALABRAS CLAVE

Convulsiones febriles, enfermera pediátrica, tratamiento.

ABSTRACT

Introduction: Seizures are the most frequent emergency in pediatrics. Within these, febrile seizures are the most frequent. Between 12 and 24 months, is the peak of appearance of this pathology. Although its pathophysiology remains unknown, there are various factors, such as elevated body temperature, age, and genetic factors, that are involved in its production. In addition, there are various studies that also link low blood iron and viral infections as triggering factors for seizures in childhood.

The objective of this work will be to know and update knowledge about febrile seizures in childhood.

Methodology: A bibliographic search was carried out through the following databases: Pubmed, Cuiden plus, Dialnet and Science Direct; complementing the information with the contribution of monographs and clinical practice guidelines.

Results: There are two types of febrile seizures: simple or typical (short duration and generally clonic), and complex or atypical (more difficult to detect and long lasting). The diagnosis of febrile seizure is practically based on the clinic. Despite the fact that febrile convulsion is considered a benign process, whose treatment lies in addressing the infectious process that causes it, the family should be reassured, since for them it is an alarming phenomenon.

Conclusions: Febrile seizures are one of the first reasons for consultation in pediatric emergencies. For this reason, nursing staff must be aware of their clinic, as well as their treatment and possible complications, in order to be able to detect any of them early and be able to explain to families what to do. in case of recurrence.

KEY WORDS

Seizures febrile, nurse pediatric, therapeutics.

INTRODUCCIÓN

Las convulsiones constituyen la urgencia más frecuente en pediatría. Dentro de estas, las convulsiones febriles son la causa más frecuente de crisis convulsiva en la infancia, afectando al 2 – 5% de los niños, con un ligero predominio en el sexo masculino (relación 1,6:1). Con frecuencia, este fenómeno se presenta entre los 6 meses y los 5 años de edad, con elevada prevalencia en la franja de edad que abarca de los 12 a los 24 meses de edad. Este tipo de convulsiones aparecen en el niño en el contexto de un proceso febril, sin presentar patología intracraneal adyacente1-9.

Su fisiopatología exacta se desconoce; sin embargo, se postula que en su producción intervienen diversos factores, entre los que se encuentran la elevación térmica corporal (> 38-38,5ºC), la edad (ya que, a estas edades, los mecanismos de termorregulación presentan una marcada inmadurez), y los factores genéticos, viéndose aumentado el riesgo a sufrirlo mediante herencia autosómica dominante cuando uno de los dos progenitores ya las ha padecido en su infancia. Dentro de los factores genéticos, esta manifestación se ha relacionado con la presencia de un umbral de excitación más inferior a la media. También se han identificado varios genes, como FEB1 (8q13-21), FEB2 (19p13.39), FEB3 (2q23-24), FEB4 (5q14-q15) y FEB5 (6q22-24), que guardaría relación con la aparición de la convulsión febril. Además, se ha estudiado la relación entre la aparición de convulsiones febriles y la alteración del neurotransmisor GABA2-5,7,8,10.

Otro factor implicado es el nivel de hierro en sangre. El hierro es un metabolito implicado en la producción y correcto funcionamiento de los neurotransmisores, en especial de la dopamina. Estudios como el de Paz RS, et al, relacionaron el posible efecto preventivo del tratamiento con hierro en niños con anemia. En él se demostró que los niños de la muestra que recibieron un adecuado aporte de hierro durante 3 meses evitaron sufrir convulsiones. Por esto, incluyen la anemia como posible factor desencadenante de las convulsiones en la edad infantil. Se ha demostrado que el uso de leches enriquecidas no genera garantías como prevención frente a las convulsiones4,11.

Las infecciones virales también están implicadas en la producción de las convulsiones febriles. Estas se presentan de forma más frecuente en alteraciones del aparato gastrointestinal y /o las vías respiratorias. De forma general, aparece en las primeras 24 horas tras haberse iniciado dicho proceso febril, y con temperaturas que superan los 38,5oC. Además, la administración de vacunas como la de la tos ferina, la triple vírica y la administración conjunta de la triple vírica con la de la varicela, pueden ser inductoras de dichas crisis febriles2,3,5,6.

OBJETIVO

  • Conocer y actualizar los conocimientos acerca de las convulsiones febriles en la infancia.

 

METODOLOGÍA

Se realizó una revisión bibliográfica en bases de datos (PubMed, Cuiden Plus, Science Direct, Dialnet) utilizando las palabras clave melatonina, recién nacido pretérmino y sus múltiples asociaciones, tanto en castellano como en inglés. Se encontraron 42 referencias bibliográficas, de los cuales 10 fueron utilizados por cumplir los criterios de búsqueda.

RESULTADOS

Se distinguen dos tipos de convulsiones febriles1-4,7,9,12:

  1. Simples o típicas: Estas son las más frecuentes (65 – 80%). Son convulsiones breves, que no duran más de 20 minutos, y cuya aparición se produce de forma única. Además, suelen presentarse de forma generalizada y simétrica, siendo más frecuentes las de tipo clónico (80%).
  2. Complejas o atípicas: Este tipo de convulsión febril es menos frecuente (15 – 35%), y su duración es prolongada. Además, se presentan de forma múltiple, focal o unilateral. Este tipo de convulsiones se asocian con la parálisis de Todd. Son difíciles de detectar debido a la falta de precisión de los componentes focales. Hay veces en que las convulsiones febriles se inician de forma generalizada y presentan una excesiva duración (con un tiempo superior a 30 minutos). Este caso se conoce como Status febril, el cual ocurre en un 5% de los casos y reviste especial gravedad, junto con un mayor riesgo de secuelas3,6.

 

Es importante añadir que las recidivas de las convulsiones febriles son frecuentes (alrededor del 20%), presentándose junto con otros episodios de fiebre, especialmente si hay antecedentes familiares o personales implicados, o si la convulsión se produce con una edad inferior a los 12 meses, donde el riesgo de recidiva es del 50%3,4.

El diagnóstico de la convulsión febril se basa, prácticamente, en la clínica. Lo primero que hay que tener en cuenta para realizar un correcto abordaje diagnóstico es la historia clínica del paciente. En ella se deben de recoger las características de la convulsión, así como posibles procesos infecciosos asociados. Además, el hecho de haber presentado factores peri/postnatales que pudiesen presentar un elevado riesgo neurológico (tales como la prematuridad, cardiopatías, encefalitis, etc.), también deben de ser tenidos en cuenta. Por último, se deben de tener en cuenta también los antecedentes familiares ya que, como se ha comentado previamente, la presencia de convulsiones o epilepsia en algún miembro de la familia podría estar estrechamente relacionado con la presencia de convulsiones febriles en la infancia2,4.

El objetivo de la exploración física es encontrar el origen del foco infeccioso, siendo necesario descartar la presencia de meningitis y / o encefalitis, debido a que son patologías que pueden cursar con la presencia de convulsiones. Por ello, sería recomendable realizar una punción lumbar a todo paciente menor de 12 meses que presente convulsiones y signos propios de la meningitis (rigidez de nuca, cefalea y fiebre). Además, es importante distinguir entre convulsión febril y epilepsia, ya que esta última está caracterizada por la presentación de crisis convulsivas repetidas en ausencia de proceso febril. Realizar exámenes analíticos, como medir los niveles de dopamina y de hierro en sangre, reforzaría el diagnóstico de las convulsiones febriles. Como métodos diagnósticos, no se recomienda la realización sistemática de estudios neurorradiológicos ni registro electroencefalográfico. De manera excepcional, se realizará TAC craneal si se va a realizar una punción lumbar ante la sospecha de hipertensión craneal2,3,4,6,11.

El tratamiento por seguir en los casos de convulsiones febriles será1-4,6,7:

  1. Tratamiento preventivo: Actualmente, no se ha demostrado la utilidad del tratamiento antitérmico en la prevención de la aparición de convulsiones febriles. Además, no existe evidencia acerca de que el uso profiláctico de fármacos antiepilépticos tenga un factor preventivo en el desarrollo de las convulsiones o una epilepsia posterior. De hecho, el Subcomité para las Convulsiones Febriles de la Academia Americana de Pediatría, ha aconsejado no administrar de forma continua o intermitente fármacos antiepilépticos en niños que hayan sufrido una o varias crisis convulsivas de origen febril.
  2. La mayoría de las crisis duran menos de 2 minutos y ceden de forma espontánea. Si, por el contrario, la convulsión superarse los 2 minutos, se procedería a la administración de Diazepam vía rectal a 0,5-0,9 mg/kg de peso (dosis máxima 10mg); con la posterior recomendación de acudir a un servicio de Urgencias pediátricas. Este fármaco puede producir letargia, adormecimiento y ataxia, por lo que será necesario vigilar al niño por la posible aparición de depresión respiratoria. La administración rectal es la de elección en el domicilio y en el medio extrahospitalario.
  3. Si a su llegada al servicio de Urgencias la convulsión no cede, se puede administrar una dosis adicional de Diazepam vía rectal (misma dosis que la anterior).
  4. Si continuase el proceso convulsivo, se administraría Diazepam o Clonacepam intravenoso a 0,3-0,5 mg/kg en infusión lenta (máximo 10 mg por dosis). Así mismo, un estudio reciente valora la administración de 0,2 mg/kg de Midazolam intranasal como una alternativa eficaz al Diazepam intravenoso.
  5. Si tras 10 minutos no se obtiene mejoría à iniciar tratamiento continuo como Status convulsivo. Debe valorarse la administración intravenosa de un fármaco antiepiléptico (ácido valproico a una dosis de 20 mg/kg/ en 5 minutos).

 

CONCLUSIONES

Las convulsiones febriles son uno de los primeros motivos de consulta en las urgencias pediátricas. El personal de Enfermería tiene el “poder” de informar a los padres de forma correcta con el fin de disminuir el pánico y el cuadro ansioso que puede desencadenar el hecho de que sus hijos sufran este cuadro clínico. En primer lugar, se les debe de informar acerca de que las convulsiones febriles no indican que su hijo padezca una enfermedad epiléptica, si no que se trata en todo momento de un proceso benigno el cual, la mayor parte de las veces, ocurre de forma aislada. Además, hay que educarlos en el conocimiento de unas pautas básicas a la hora de actuar ante una crisis convulsiva febril, como la posición del niño, entrenarlos en la administración de Diazepam rectal, etc. La información previa les ayudará a saber llevar la situación de forma más calmada en caso de que le suceda a su hijo3,6,7,9,12,13.

BIBLIOGRAFÍA

  1. Aparicio M, Sánchez-Andrade R, González MP. A los niños que tienen convulsiones febriles ¿hay que administrarles anticonvulsivantes cuando Tienen fiebre? Rev Pediatr Aten Primaria. 2009;11:145-154.
  2. Fernández – Jaén A, Calleja – Pérez B, Anciones B. Convulsiones febriles. Med Integral. 2002; 39(1):4-7.
  3. Rufo M. Crisis febriles. EN: Protocolos diagnósticos y terapéuticos en Pediatría. Asociación Española de Pediatría (AEPED). 2008; 59-65.
  4. Palencia – Luaces R, Castro – Gago M. Convulsiones en la edad pediátrica. Apuntes de la asignatura “Aspectos Actuales, Teóricos y Prácticos en el Neurodesarrollo”.
  5. Terán CG, Terán CN, Villaroel P. Convulsiones febriles y enfermedades infecciosas asociadas. Rev Soc Bol Ped. 2008;47(2):77-80.
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  7. Castro – Gago M. Aspectos actuales de las convulsiones febriles y de las canalopatías epilépticas. Apuntes de la asignatura “Aspectos Actuales, Teóricos y Prácticos en el Neurodesarrollo”.
  8. Cruz M, Crespo M, Brines J, Jiménez R, Molina JA. Manual de Pediatría. Ed. Ergon (2a ed).2008; 23(2):971-972.
  9. Luna J, Luna ME. Actuación de Enfermería en la convulsión febril pediátrica. Disponible en: www.PortalesMedicos.com
  10. García C, Aizpurua P. La vacuna cuádruple vírica (sarampión – rubéola- parotididtis-varicela) podría duplicar la incidencia de convulsiones febriles en comparación con la administración separada de las vacunas triple vírica y varicela.
  11. Paz RS, Cruz MS, Choque M, Zalles L, Sevilla G, Eróstegui C. Efectos del tratamiento preventivo con hierro en niños anémicos sobre la probabilidad de presentar convulsión febril. Gac Med Bol. 2013;36(1):11-14.
  12. Ruiz G, Utrera E, Aguilera MJ. Abordaje enfermero en la convulsión febril del lactante. CiberRevista. 2017;54.
  13. Prados L, Blázquez MJ, Lorenzo P, Liste de los Santos AL, Del Olmo S, Conde N. Protocolo de la Actuación de Enfermería en crisis febriles. Hospital Universitario Infanta Sofía. Madrid.

 

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