Promoción de la salud y prevención de la obesidad en niños de 5 años.

30 junio 2021

AUTORES

  1. Marta Sabanza Belloso. Técnico Superior de Laboratorio de Diagnóstico Clínico. Hospital Universitario Miguel Servet (Zaragoza).
  2. María Dolores Fuentes Marín. Técnico Superior de Laboratorio de Diagnóstico Clínico. Hospital Universitario Miguel Servet (Zaragoza).
  3. Gabriel Ciprian Negru. Técnico Superior de Laboratorio de Diagnóstico Clínico. Hospital Universitario Miguel Servet (Zaragoza).
  4. Beatriz Jiménez Moraleda. Técnico Superior de Laboratorio de Diagnóstico Clínico. Hospital Universitario Miguel Servet (Zaragoza).
  5. Ana Cristina Miguel Molinos. Técnico Superior de Laboratorio de Diagnóstico Clínico. Hospital Universitario Miguel Servet (Zaragoza).
  6. María López Gómez. Técnico Superior de Laboratorio de Diagnóstico Clínico. Hospital Universitario Miguel Servet (Zaragoza).

 

RESUMEN

Actualmente, en España el crecimiento sostenido de energía alimentaria que se traduce por el consumo de productos alimenticios altamente procesados, apetecibles, muy publicitados, relativamente baratos, unido a otros factores como los hábitos de vida sedentarios, son los causantes de que la prevalencia de la obesidad infantil sea alarmante: uno de cada tres niños presenta sobrepeso y será obeso si la intervención necesitada por estos niños no es la adecuada. La prevención es para esta enfermedad la clave del éxito. El artículo presentado pretende el fomento de hábitos saludables mediante la práctica de actividades deportivas y la propuesta de dietas equilibradas para niños que realizan ejercicio físico cotidianamente.

 

PALABRAS CLAVE

Obesidad infantil, prevención de la obesidad, salud, dietas equilibradas, educación para las actividades deportivas.

 

ABSTRACT

Currently, in Spain the sustained growth of food energy that is translated by the consumption of highly processed, appetizing, widely publicized, relatively cheap food products, together with other factors such as sedentary lifestyles, are the causes that the prevalence of Childhood obesity is alarming: one in three children is overweight and will be obese if the intervention needed by these children is not adequate. Prevention is the key to success for this disease. The presented article aims to promote healthy habits through the practice of sports activities and the proposal of balanced diets for children who perform physical exercise on a daily basis.

 

KEY WORDS

Childhood obesity, obesity prevention, education for health, balanced diets, sport activities.

 

INTRODUCCIÓN

La obesidad representa un desafío para la salud pública mundial, por las altas tasas de prevalencia alcanzadas en la actualidad y, en especial, por su rápido crecimiento en todos los países, y en prácticamente todos los grupos de edad.

 

La Organización Mundial de la Salud, OMS (1946) 1 indica que “la salud es un estado de bienestar físico, mental y social, con capacidad de funcionamiento, y no sólo la ausencia de afecciones o enfermedades”. Esta definición se consideró progresista ya que, supuso una mejora de la calidad de vida de la población, estableciéndose el Estado de Bienestar en el mundo occidental y la promoción de estados saludables a nivel médico, familiar y de la comunidad educativa.

 

Conocido por todos, la obesidad se produce como resultado del balance positivo entre ingesta y gasto energético individual y las razones sociales y económicas que explican su expansión varían tanto en el interior de los países como entre los diferentes países del mundo. A principios del siglo XX, la prevalencia de la obesidad fue atribuida al resultado de abundancia y a un alto nivel socioeconómico en los países occidentales. Unos años más tarde, la tendencia cambió y la obesidad afectó a los países más pobres de los países desarrollados, y en la actualidad, países con niveles medios y pobres de desarrollo la prevalencia de sobrepeso y obesidad está creciendo con mayor intensidad, fenómeno que tiene como peculiaridad la coexistencia en el núcleo familiar de desnutrición, generalmente, en niños y sobrepeso u obesidad, en los adultos. Países, como China y Japón, están entre los países con mayor incidencia de sobrepeso y obesidad, países con un PIB de 3000 dólares por año, el sobrepeso ocupa el quinto lugar entre las diez causas de carga de la enfermedad, y la desnutrición ocupa todavía en estos países una carga ligeramente mayor a la de la obesidad. Esta misma posición ocupa la obesidad en el mundo desarrollado 2(Garaulet, Culebras y Serra, 2010).

 

La prevalencia de la obesidad infantil es del 13,9%, y del 12,4% para el sobrepeso en España. Es el resultado obtenido sobre una muestra representativa de la población de edades comprendidas entre los 2 y 24 años 3 (Serra, Ribas, Aranceta, Pérez, Saavedra, 2000 citado en Villagrán, Rodríguez, Novalbos, Martínez & Lechuga, 2010).

 

Diversos factores se asocian a las prevalencias de sobrepeso y obesidad, como son la presencia de desnutrición, la urbanización y la globalización de la producción y comercialización de alimentos, la globalización de la industria de los alimentos ha favorecido el aumento de la disponibilidad de los alimentos baratos con alta densidad calórica, los cambios en los patrones alimenticios, el ritmo acelerado de vida, el aumento de consumo de grasas saturadas, los nuevos tipos de alimentos, la introducción de nuevas culturas culinarias, el estrés, los cambios en los horarios de las comidas, el aumento de la cantidad de ingesta, disminución de la actividad física son factores, que entre otros están provocando el cambio en nuestros hábitos nutricionales y entre sus consecuencias se encuentra el aumento de las prevalencias de sobrepeso y obesidad 2(Garaulet, Culebras y Serra, 2010).

 

Por consecuencia, desde nuestra posición debemos actuar concienciando a las familias de que la obesidad no es solo un problema estético, en una enfermedad como otra cualquiera, y que el sobrepeso en la edad infantil puede derivar en obesidad en la edad adulta. El libro de Cabezuelo y Frontera (2007); Alimentación sana y crecimiento en niños y adolescentes, desglosa de manera escalonada, los nutrientes, la dieta saludable, la prevención y los tratamientos, sin pasar por alto las dietas hipocalóricas, incluso, la cocina vegetal con menos calorías. Está destinado, sobre todo a los padres, pero también a los profesionales de la salud preocupados por el alarmante aumento de sobrepeso y la obesidad en nuestra sociedad.

 

Uno de cada tres niños en España tiene exceso de peso, la cifra más alta de toda Europa, y la prevalencia es más elevada en los chicos con un porcentaje del (35,4 %) que en chicas (30,7 %) según señala el estudio sobre la situación actual de la obesidad y el sobrepeso infantil en España 4(Casas, 2016).

 

La obesidad infantil se relaciona directamente con factores de riesgo vascular y otras complicaciones médicas como pueden ser la diabetes tipo 2, problemas ortopédicos o respiratorios. Además de los riesgos que para la salud supone el sobrepeso y la Obesidad Infantil, la investigación muestra una insuficiente percepción de la gravedad del problema por parte de los padres cuyos hijos presentan exceso de peso y, por tanto, también de los propios niños, ya que solo una tercera parte de los progenitores perciben el exceso de peso de sus hijos como un problema 4 (Casas, 2016).

 

Las condiciones de la salud de la madre durante la gestación y sus hábitos alimenticios influyen en el riesgo de obesidad infantil. La obesidad materna se asocia a un bajo nivel sociocultural, mayor peso del recién nacido que se sostiene hasta los 6 meses de vida y menor prevalencia de lactancia materna exclusiva. En conjunto, todos ellos son factores de riesgo nutricional a corto y largo plazo 5 (Ayerza, Rodríguez, Samper, Murillo, Álvarez, Moreno y Olivares, 2011).

 

La influencia del desayuno en el rendimiento escolar ha sido valorada dando como resultado que el desayuno insuficiente o acudir en ayunas afecta negativamente en el rendimiento académico, es por ello, que desde la escuela se sensibiliza a los niños y sus familias al fomento de un desayuno equilibrado 6 (Galiano y Moreno, 2010).

 

Así mismo, el hábito de comer en familia y las buenas estrategias parentales (ingesta pausada y adecuada, consumo de productos naturales procedentes en el entorno natural y cercano…) son beneficiosos para reducir el riesgo 4 (Casas, 2016).

 

Por otra parte, el uso cotidiano de los medios de transporte, ascensores, escaleras mecánicas, exceso de horas frente a la televisión y tabletas, dificultades para circular con bicicleta, poco tiempo de dedicación al deporte y a los juegos, no ayudan a combatir esta pandemia 7 (Gimeno y Frontera, 2016).

 

OBJETIVOS

Dar a conocer la etiología de la obesidad infantil.

 

Informar sobre hábitos saludables de alimentación para la infancia.

 

MATERIAL Y MÉTODOS

Los principales manuales consultados tratan de la nutrición humana, alimentación para el fomento de la salud y la obesidad infantil. Las fuentes fiables escritas por diferentes expertos proporcionan la base científica necesaria para el adecuado desarrollo teórico de éste artículo. Así mismo, el conjunto de las fuentes consultadas es actuales aportando una visión lo más real posible a la obesidad infantil como objeto de estudio.

 

RESULTADOS

La obesidad en la infancia y adolescencia. Clasificación.

Existen dos tipos de obesidad 8 (Cabezuelo y Frontera, 2007; Chueca, Azcona y Oyarzabal, 2000).

  • Obesidad nutricional, simple o exógena. Es la que poseen más del 95 % de padecerla pero se desarrolla por una alimentación inadecuada en calidad y cantidad. los niños y adolescentes. Existen factores genéticos que predisponen al niño a este tipo de obesidad se puede tratar, curar y prevenir. Este tipo, constituye un verdadero problema de salud pública, ya que su frecuencia está en aumento.
  • Obesidad endógena, orgánica o mórbida. Constituye el 5 % de los casos totales de obesidad. Necesita un estudio especializado y es muy difícil de controlar, causada por enfermedades endocrinas o por un síndrome genético-dismórfico identificado, como por ejemplo el síndrome de Prader-Willi.

 

Etiología de la obesidad infantil.

La obesidad nutricional en el niño es de origen multifactorial:

  • Factores genéticos, que en ocasiones tienen un peso importante.
  • Malos hábitos alimenticios, debido a ingestas excesivas, dietas incorrectas con una proporción inadecuada de nutrientes y alimentos preparados.
  • Estilo de vida sedentario, con poco gasto calórico y escaso ejercicio físico.

 

Todos estos factores se implican entre sí. La genética regula muchos de los factores hormonales y neuronales relacionados con el control del peso como la saciedad, la eficacia metabólica y la producción de leptina (hormona producida por los adipocitos). La obesidad se relaciona con niveles plasmáticos elevados de leptina. También es posible que en los obesos esté alterado hormonalmente el sistema de regulación energética dependiente del hipotálamo. En todos los casos, haya alteraciones o no, para que se desarrolle la obesidad se ha de dar un desarrollo mantenido entre la cantidad de energía que se ingiere con la alimentación y la que se gasta con la actividad diaria. La obesidad es una enfermedad crónica 8 (Cabezuelo y Frontera, 2007).

 

La obesidad infantil es causada por factores genéticos, ambientales, factores neuroendocrinos y factores relacionados con el gasto energético 9 (Chueca, Azcona y Oyarzabal, 2000).

  • Factores genéticos: si ambos padres son obesos el riesgo para su descendencia es de 69 a 80 %; cuando solo es un progenitor obeso el riesgo es de 41 a 50% y si ninguno de los progenitores es obeso el riesgo se reduce al 9 %. El riesgo de ser obeso puede estar atribuido al seguimiento de hábitos similares de alimentación en las familias genéticamente predispuestas. Según el modelo de herencia multifactorial de Bouchard, la cantidad de grasa corporal que un individuo posee a lo largo de su vida viene modulada entre los efectos surgidos entre genes, factores ambientales y estilo de vida.
  • Factores ambientales: el exceso de alimentación durante el periodo prenatal y lactancia, la malnutrición materna, factores relacionados con el clima, la falta de ejercicio físico y el fácil acceso a la comida en países occidentales, dependencia del automóvil y de otros vehículos en nuestra vida cotidiana.

 

El número de horas dedicadas a ver la televisión y de manera general la realización de actividades sedentarias tiene una relación directa con el aumento de la obesidad infantil y además esta actividad sustituye la realización de otras más saludables como la realización de actividades deportivas (Santos, 2005).

  • Factores neuroendocrinos: existen alteraciones en niños obesos, hormonales en como pueden ser los elevados niveles séricos de TSH (Hormona Estimulante del Tiroides) y T3 (Hormona Triyodotironina). Este tipo de alteraciones son reversibles tras el adelgazamiento de los niños.
  • Factores relacionados con el gasto energético: El porcentaje perdido de energía a través de las heces, orina y sudor supone en 5% del total de energía obtenida con la alimentación. El resto, un 95 % corresponde a la energía metabolizada. Del 95% de energía utilizada por el organismo, entre el 60-75 % es la utilizada por el cuerpo para el metabolismo basal, y el resto es utilizada para la actividad física, efecto térmico de los alimentos y termogénesis adaptativa y acumulativa.

 

La educación nutricional se define como la parte de la nutrición aplicada que destina sus recursos a aprender, adecuar y aceptar hábitos alimentarios saludables, en función de la cultura culinaria y los conocimientos científicos en materia de nutrición con el fin de conseguir un estado último de salud, para lo cual habrá que formular programas orientados a promocionar conductas saludables, siendo la edad escolar y el medio de atención primaria el ámbito ideal de aplicación 10 (Ortega, Aparicio y López, 2010).

 

Existen varios niveles de prevención:

  • Prevención primaria: dirigida a las personas sanas con el fin de disminuir los factores de riesgo. En el caso de sobrepeso y obesidad infantil, la intervención se dirige a los niños con peso o IMC normal, con el fin de evitar la adquisición de malos hábitos alimenticios y un estilo de vida sedentario.
  • Prevención secundaria: actúa frenando la evolución de la enfermedad. En caso de sobrepeso infantil, la intervención se dirige a evitar llegar a la obesidad. Es una prevención algo más difícil
  • Prevención terciaria: trata de mejorar la calidad de vida de las personas que poseen la enfermedad y evitando disminuir su progresión. En el caso de la obesidad, las medidas que han de tomarse son más drásticas y suelen ser más ineficaces.

 

La educación nutricional ha de aplicarse durante todas las fases de la vida, pero tiene especial importancia en la edad escolar, pues es la edad donde se forman los hábitos de vida saludables.

 

La familia constituye el lugar de formación de hábitos alimentarios, la escuela, el lugar de continuidad de formación de estos hábitos. Las recomendaciones de los profesores en las aulas, en el comedor, así como las actitudes y hábitos de otros compañeros, tienen enorme repercusión, y pueden constituir una situación de cambio en el patrón alimentario del niño.

 

La modificación del comportamiento alimentario hacia perfiles más saludables necesita la incorporación de programas de educación nutricional. Para el desarrollo de un programa de educación han de seguirse diferentes etapas 10 (Ortega, Aparicio y López, 2010).

 

Identificación de las necesidades y problemas

  • Establecimiento de las prioridades
  • Determinación de los objetivos
  • Determinación del tiempo de ejecución
  • Fase de intervención
  • Fase de evaluación

En cuanto a la transmisión del mensaje educativo, existen diferentes modelos teóricos y se contemplan tres tipos de educación nutricional: no formal, formal, e informal 10 (Ortega, Aparicio y López, 2010).

 

  • Nutrición nutricional no formal:

Educación realizada a través de los medios de comunicación de masas (radio, televisión, prensa). En las escuelas se pueden realizar una selección de las informaciones que provienen de estas fuentes para intervenir en la educación de los niños. Un ejemplo de educación no formal es el Proyecto Indonesia.

  • Educación nutricional formal:

Es la educación realizada en un primer momento desde la familia, y en especial, la realizada por la madre, qué es la figura que va condicionar las apetencias alimentarias del niño y en segundo lugar, la escuela. La educación nutricional en los programas escolares desde el inicio de la escolarización del niño es una realidad en muchos de los países desarrollados y en España, a nivel curricular se admite que los docentes introduzcan contenidos sobre alimentación y nutrición con el objetivo de que, al finalizar la Educación Secundaria Obligatoria, los alumnos tengan los conocimientos el necesarios para el fomento de su Salud. Un ejemplo, de educación formal que se llevó a cabo en escuelas de primaria en Jamaica fue el denominado “Magos de la Nutrición”.

  • Educación nutricional informal:

Es realizado en instituciones, públicas o privadas utilizando medios de educación social, en especial, al colectivo escolar más vulnerable. Pero, atención, no siempre la información que se ofrece es fiable y puede llevar a confundir sobre todo al colectivo escolar más vulnerable.

 

Programas de educación nutricional.

A finales del siglo XX en España, surgieron diferentes programas de Educación nutricional que se orientaron a mejorar el nivel nutricional de la población a través de la difusión de conocimientos en alimentación, promoviendo buenos hábitos alimentarios estimulando el consumo de productos regionales. Para ello, y por medio de esta difusión de la información se capacitó a la mujer como responsable y gestora de la alimentación de la unidad familiar, ya que, era la mujer la que principalmente se ocupaba de la familia. De este modo surgió el programa de educación nutricional EDALNU 11 (Trescastro, Galiana y Bernabeu-Mestre, 2012).

 

Gracias a este programa surgió la guía alimentaria “Rueda de Alimentos”. Las guías nutricionales traducen objetivos nutricionales en cantidades de nutrientes y porcentajes de energía, en un lenguaje familiar en la que las recomendaciones se expresan de forma cualitativa como alimentos, raciones o tendencias más positivas para la salud 12 (Leis, Tojo y Ros, 2010).

 

La Agencia Española de Seguridad alimentaria y Nutrición 13 (2010) a través de la estrategia NAOS (Nutrición, Actividad física, prevención de la Obesidad infantil y la Salud), propuesta para difusión de una dieta mediterránea en nuestro país, puso en marcha las siguientes medidas:

  • Variedad de alimentos en la dieta como garantía de una dieta equilibrada.
  • No tomar excesivas grasas ni proteínas. Las grasas no deben aportar más del 30% de las calorías totales, ni las proteínas más del 13 %.
  • Seguir las recomendaciones de pirámide alimenticia (a ella haremos alusión en el apartado siguiente).
  • Controlar las grasas saturadas. Estas grasas proceden de los animales, bollería industrial, pastelería, nata, mantequilla.
  • Evitar la grasa “trans”. Se encuentran sobre todo en la bollería industrial, patatas chips, pizzas precocinadas.
  • Tomar frutas y verduras según las raciones recomendadas para niños pequeños en la pirámide alimenticia.
  • Evitar alimentos azucarados, golosinas, dulces, refrescos que contribuye a mantener el sobrepeso y la obesidad.
  • Evitar el exceso de sal.
  • Fomentar un desayuno completo, compuesto por tres tipos de alimentos: fruta del tiempo, leche o derivados lácteos, pan o cereales sin azúcares añadidos.

 

El Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad 14 (2007), a través de la campaña de publicidad “¡Despierta, desayuna, come sano y muévete!” quiso promover un desayuno equilibrado, ya que, se constató que el 6,2 % de la población infantil y juvenil no desayuna habitualmente y solo el 7,5 % de los niños toman un desayuno equilibrado compuesto por leche, fruta o zumo e hidratos de carbono.

 

En la actualidad, se están desarrollando programas de educación nutricional utilizando las nuevas tecnologías 10(Ortega, Aparicio y López, 2010). Por ejemplo, existen los multimedia “Día a Día” destinados a la población infantil. El protagonista es un niño, Rodrigo, que va seleccionando los alimentos que va a comer y las actividades que va a realizar, y en función de la selección realizada el niño observa las consecuencias para su salud.

 

El juego de ordenador llamado “Nutralizer”, los niños aprenden cómo crecer fuerte y sano mediante la alimentación y la actividad física realizada por un robot. El programa ofrece un análisis de la dieta, los aportes nutricionales inadecuados, consejos para mejorar su dieta.

 

El programa estadounidense de ordenador “My Piramyd Blast of Game”, diseñado para niños y adolescentes es otro ejemplo que permite al niño diseñar una ingesta diaria de alimentos equilibrados para conseguir los nutrientes necesarios para sus necesidades diarias.

 

Ingestas dietéticas de referencia.

En este apartado se tomará como referencia la pirámide NAOS 15(Nutrición, actividad física, prevención de la obesidad y la salud) (Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición, 2014).

 

Se trata de un material didáctico que la (AESAN) pone a disposición de la sociedad para mostrar de forma sencilla la frecuencia de consumo de los diferentes alimentos.

  • Primer nivel de la pirámide: estrato verde y base de la misma:

En él se sitúa el ejercicio físico, no necesariamente deportivo si no la actividad física cotidiana como puede ser subir escaleras, utilizar la bicicleta para desplazamientos diarios.

 

Los alimentos como cereales y derivados, tubérculos, verduras, hortalizas, fruta, lácteos y aceite de oliva. Se recomienda tomar cinco verduras y/o frutas al día y de dos a cuatro porciones de lácteos y derivados frescos de la leche.

 

El aporte de agua en la dieta es fundamental y se recomiendan de unos cinco a ocho vasos de agua diarios.

 

  • Segundo nivel de la pirámide: estrato naranja:

En él se sitúan las carnes, pescados y huevos que han de tomarse varias veces a la semana

Los embutidos, sin embargo, se tomarán pocas veces a la semana por ser fuente de proteínas con alto contenido de grasas saturadas.

Las legumbres combinadas con cereales aportan un plato completo de proteínas con bajo aporte de grasa.

Recomendación para la realización de deporte de dos a tres veces por semana.

 

  • Tercer nivel de la pirámide: Estrato rojo:

En él se sitúan los alimentos que deberemos ingerir ocasionalmente. Se trata de alimentos altamente energéticos, pero poco nutritivos por su alto contenido en ácidos grasos saturados, azúcares y sal.

 

La alimentación saludable para el niño en edad escolar.

La Agencia Española de Seguridad Alimentaria 13 (2010), difunde las siguientes recomendaciones para asegurar una alimentación adecuada para el niño entre 3 y 6 años:

  • Lo prioritario es que el niño disfrute con la comida dedicándole el tiempo necesario y no utilizando el alimento como un premio o un castigo.
  • Educar a probar todo tipo de alimento.
  • Tener en cuenta las necesidades energéticas del niño y adaptar en consecuencia las raciones.
  • Iniciar el hábito de la ingesta de un desayuno completo.
  • Cuidar el aporte de proteínas, teniendo en cuenta que las necesidades son algo mayores en los niños de esta edad que en los adultos.
  • Evitar el consumo de chucherías.

 

Paralelamente a las anteriores recomendaciones de alimentación haremos alusión a la guía elaborada en el marco del convenio de colaboración suscrito entre los ministerios de Educación y Ciencia y de Sanidad y Consumo para fomentar la Salud muy útil para los padres 16 (Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición, 2007). El contenido de esta guía es fundamentalmente la de informar sobre:

  • Definir cuál es la actividad física beneficiosa para la salud en la infancia.
  • los beneficios físicos, psicológicos y sociales que aporta la actividad física tanto al adulto como al niño.
  • Factores que influyen en la actividad física de la infancia.
  • Otros aspectos de la vida sana a tener en cuenta.

 

Las necesidades nutritivas del niño entre 4 y 6 años varían en función a la actividad física realizada.

 

A los 4 años, los niños con una actividad física escasa, necesitarán una ingesta aproximada de 1300 kcal al día. Si la actividad es moderada con ejercicio regular no intenso, precisan 1400 kcal al día.

 

A los 6 años, con actividad ligera o moderada necesitan entre 1500 y 1700 kcal al día, y si el ejercicio físico es intenso, pueden precisar de 1800 kcal al día.

 

CONCLUSIONES

Los factores etiológicos de la obesidad son principalmente:

  • Factores genéticos, que en ocasiones tienen un peso importante.
  • Malos hábitos alimenticios, debido a ingestas excesivas, dietas incorrectas con una proporción inadecuada de nutrientes y alimentos preparados.
  • Estilo de vida sedentario, con poco gasto calórico y escaso ejercicio físico

 

Para que se desarrolle la obesidad se ha de dar un desarrollo mantenido entre la cantidad de energía que se ingiere con la alimentación y la que se gasta con la actividad diaria. Es por ello que, la planificación de una dieta saludable con un adecuado reparto de los macro nutrientes que siga el modelo mostrado como dieta saludable, junto con el desarrollo de una adecuada relación con los alimentos que parta del conocimiento de la función nutricional y el desarrollo del autocontrol, que disminuya la ingesta emocional son básicos para el control de la energía ingerida y la calidad de ésta.

 

Las acciones educativas en materia de alimentación, nutrición son claves para la adquisición de hábitos alimentarios saludables en la edad escolar en la que pueden incorporarse conductas positivas, que promuevan la salud, contribuyendo así, a disminuir el riesgo de trastornos y patologías prevalentes en la edad adulta, entre otros el sobrepeso y la obesidad.

 

El ámbito familiar y escolar se presenta como un lugar idóneo para incorporar conocimientos basados en la evidencia científica del momento y a la vez, facilitar habilidades en materia de alimentación, nutrición y actividad física que responsabilicen a los niños a ejercer un mayor autocontrol sobre su salud y calidad de vida.

 

Numerosos son los programas y estudios que han demostrado que con éste tipo de intervenciones educativas y de promoción de la salud en la escuela, se puede aumentar el consumo de frutas y hortalizas, reducir la ingesta de alimentos ricos en grasas saturadas, aumentar la actividad física.

 

Así mismo, a través de los planes, programas de educación nutricional se ha facilitado a las comunidades locales y regionales la promoción de la salud desde la niñez hasta la edad adulta logrando provocar cambios en los patrones nutricionales hacia otros más saludables.

 

BIBLIOGRAFÍA

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