Revisión sistemática sobre la depresión y el ejercicio físico en los ancianos

14 abril 2023

AUTORES

  1. Paula Vecillas Fernández. Graduada Universitaria en Enfermería. Servicio Aragonés de Salud. Hospital Universitario Lozano Blesa.
  2. Julia García Gubert. Graduada Universitaria en Enfermería. Servicio Aragonés de Salud. Hospital Universitario Lozano Blesa.
  3. Marta Moliner Moreno. Graduada Universitaria en Enfermería. Servicio Aragonés de Salud. Hospital Universitario Lozano Blesa.
  4. Ana Peña Romero de Tejada. Graduada Universitaria en Enfermería. Servicio Aragonés de Salud. Hospital Universitario Lozano Blesa.
  5. Ana Álvarez Palá. Graduada Universitaria en Enfermería. Servicio Aragonés de Salud. Hospital Universitario Lozano Blesa.
  6. Carmen Martín Gómez. Graduada Universitaria en Enfermería. Servicio Aragonés de Salud. Hospital Universitario Miguel Servet.

 

RESUMEN

Introducción: Esta revisión tiene la finalidad de examinar el efecto del ejercicio físico sobre la depresión. El ejercicio físico ha demostrado ser un tratamiento efectivo sobre la depresión. La depresión afecta a más de 300 millones de personas en el mundo. Los ancianos son los que tienen mayor posibilidad de padecer depresión debido a que presentar un mayor número de enfermedades. El ejercicio físico se ha convertido en un componente habitual en los programas de intervención para la promoción de la salud en adultos mayores. Una de las posibles hipótesis que explica este potencial efecto antidepresivo y ansiolítico radica en las propiedades antiinflamatorias del ejercicio físico.

Objetivo: Conducir una revisión sistemática analizando la asociación entre la práctica de ejercicio físico y su relación con la depresión.

Metodología: Se buscaron artículos en las bases de datos de PubMed, Scielo, Science Direct, Proquest , Scopus y Dialnet en inglés y en español, sin límite de años; en los que se valora la asociación de la depresión y el ejercicio físico. Se registraron, edad, sexo, tamaño muestral, instrumentos de evaluación, duración del estudio y asociación.

Conclusión: El ejercicio físico ha demostrado ser un complemento eficaz a la hora de prevenir y tratar la enfermedad. La mayoría de estudios demuestran una relación inversa entre práctica de actividad física y probabilidad de presentar síntomas depresivos o capacidad para atenuar dichos síntomas.

PALABRAS CLAVE

Depresión, ejercicio, actividades físicas, adulto mayor y ancianos.

ABSTRACT

Background: This review is intended to examine the effect of physical exercise on depression. Physical exercise has proven to be an effective treatment for depression. Depression affects more than 300 million people worldwide. The elderly are those who have a greater chance of suffering from depression because they present a greater number of illnesses. Physical exercise has become a regular component of health promotion intervention programs for older adults. One of the possible hypotheses that explains this potential antidepressant and anxiolytic effect lies in the anti-inflammatory properties of physical exercise.

Objective: Conduct a systematic review analyzing the association between the practice of physical exercise and its relationship with depression.

Method: We searched the PubMed, Scielo, Science Direct, Proquest, Scopus and Dialnet databases in English and Spanish, without years limit; in which the association of depression and physical exercise is assessed. Age, sex, sample size, assessment instruments, study duration, and association were recorded.

Conclusion: Physical exercise has proven to be an effective complement in preventing and treating the disease. Most studies show an inverse relationship between practicing physical activity and the probability of presenting depressive symptoms or the ability to attenuate these symptoms.

KEY WORDS

Depression, exercise, physical activities, the elderly and old man.

INTRODUCCIÓN

La depresión es un síndrome de desregulación del estrés y las emociones, que implica la integridad estructural comprometida de las redes límbico – frontales. El ejercicio físico ha demostrado ser prometedor como un tratamiento efectivo para la depresión, pero pocos estudios han intentado caracterizar o identificar los mecanismos neurales de estos efectos1. La depresión es diferente, es un problema médico que afecta a la vida diaria y el funcionamiento normal. No es una parte usual del envejecimiento, ni una señal de debilidad, ni un defecto de carácter. Algunos ejemplos de tratamientos complementarios para la depresión incluyen el ejercicio físico. Este tratamiento puede ofrecer algunos beneficios a las personas con depresión2.

La depresión es frecuente en todo el mundo, y se calcula que afecta a más de 300 millones de personas. La depresión es distinta de las variaciones habituales del estado de ánimo y de las respuestas emocionales breves a los problemas de la vida cotidiana3. Se calcula que en España el 67,5% de la población consulta a su médico en algún momento de su vida por un trastorno de ansiedad o del estado de ánimo4. La prevalencia de la depresión en las personas mayores es bastante alta, en el anciano difiere según los diversos autores en un 6-20%. En los ancianos institucionalizados en centros geriátricos aumenta hasta un 27%. Esta elevada diferencia refleja la dificultad de diagnóstico y clasificación de los diversos trastornos del ánimo desde los diferentes ámbitos sanitarios5,6, 7.

El estado de salud está muy relacionado con los síntomas de la depresión, y puesto que los ancianos presentan mayor número de enfermedades que crean discapacidad, tienen más posibilidad de padecer una depresión 8,9.

Algunos ejemplos de tratamientos complementarios para la depresión incluyen yoga y ejercicio. Estos tratamientos pueden ofrecer algunos beneficios a las personas con depresión 2. Los beneficios de la práctica de ejercicio físico (EF) en la ansiedad y depresión han sido ampliamente estudiados. Existen numerosos metaanálisis que avalan el efecto beneficioso del EF en la ansiedad y la depresión, tanto en población adulta como en ancianos 8-10.

Muchos estudios transversales han demostrado que los pacientes deprimidos son más sedentarios. Sin embargo, esta asociación puede ser bidireccional: la depresión puede conducir a la disminución de la práctica de actividad física, debido a la baja motivación y energía que presentan estos individuos; y la disminución de ejercicio puede ser un factor de riesgo para padecer depresión11.

La importancia de realizar una revisión sistemática que relacione la depresión con la realización de la práctica de ejercicio físico, prevalece en que la realización de ejercicio físico provoca efectos beneficiosos desde el punto de vista fisiológico, psicológico y social. El adulto mayor se enfrenta a nuevas condiciones de vida por la pérdida de roles familiares y sociales que se agregan a un trasfondo de enfermedades y a una disminución de sus capacidades de adaptación. Resultan frecuentes los problemas de autoestima, depresión, distracción (diversión) y relaciones sociales12.

La realización de actividad física se ha asociado a lo que se conoce como envejecimiento cognitivo saludable13,14 y se ha llegado a convertir en un componente habitual de los programas de intervención para la promoción de la salud en adultos mayores15,16. Asimismo, la actividad física favorece la regulación de neurotransmisores y la estimulación de liberación de calcio. Todos ellos son necesarios para mantener el funcionamiento neuronal, promover un estado de ánimo positivo y mejorar la función cognitiva13.

OBJETIVO

A partir de lo anterior, este estudio se planteó el siguiente objetivo: Conducir una revisión sistemática analizando la asociación entre la práctica de ejercicio físico y su relación con la depresión.

Es conocido que el ejercicio físico mejora los síntomas depresivos a corto plazo, fundamentalmente en aquellos que están ya deprimidos. No obstante, sus efectos a largo plazo sobre síntomas depresivos y ansiosos en ancianos frágiles, queda por clarificar en ensayos clínicos. Una de las posibles hipótesis que explica este potencial efecto antidepresivo y ansiolítico radica en las propiedades antiinflamatorias del ejercicio físico17.

METODOLOGÍA

Se realizó una búsqueda de artículos con el objetivo de conocer la relación que existe entre practicar ejercicio físico y padecer depresión; publicados en inglés y en español en las bases de datos de Pubmed, Scielo, Science Direct, Proquest , Scopus y Dialnet desde el 15 de marzo de 2020 al 23 de junio del 2020.

Se ha utilizado la terminología consultada con los Descriptores en Ciencias de la Salud (DeCS) combinándola con los operadores booleanos “AND” y “OR” en los diversos recursos de búsqueda y se han seleccionado los resultados más útiles para el trabajo, según criterios de diagnóstico. Las palabras clave utilizadas han sido: depresión, ejercicio, actividades físicas, adulto mayor y ancianos.

Los criterios de inclusión fueron estudios realizados en personas con 60 años o más, de ambos sexos, publicados en inglés o español y sin restricción de años. Se incluyeron todos los estudios que cumplían con los criterios de inclusión. Se excluyeron los estudios que no cumplían estos requisitos.

Se realizaron diferentes búsquedas electrónicas, en las cuales se encontraron un total de 150 estudios de los cuales fueron descartados 20 por ser duplicados, quedaron 130, posteriormente se eliminaron 70, porque no cumplían con los criterios de inclusión, como la edad y las publicaciones en inglés o español. Se revisaron 60 artículos, de los cuales 35 no cumplían con todos los criterios de inclusión. Finalmente se analizaron 16 artículos en la revisión sistemática.

Se registraron los siguientes datos de cada estudio: autores, año, país de publicación, número de participantes, edad, instrumentos de evaluación y asociación (Anexo I).

RESULTADOS

La búsqueda realizada para la selección de los estudios incluidos en esta revisión se detalla en la figura 1 (Anexo I). De marzo a junio de 2020 se encontraron 16 estudios que cumplieron con los criterios de inclusión.

En la tabla 1 (Anexo II) se presentan las características de la población estudiada y se registran los siguientes datos de cada estudio: autores, año, país de publicación, número de participantes, edad, instrumentos de evaluación y asociación entre la depresión y la práctica de ejercicio físico. El grupo de edad evaluado fueron hombres y mujeres con una edad de igual o mayor a 60 años, en la mayoría de los estudios se observó una clara asociación salvo en el estudio realizado por Sims J, et al, en el que los hallazgos encontrados no alcanzaron la significación estadística

En los trabajos analizados, la población estudiada son los adultos mayores. En el Anexo II se encuentra el análisis detallado de cada estudio.

A continuación, se muestran los resultados encontrados dentro de estos grupos de población.

El estudio realizado por Oliveira LDSSCB, et al. analiza los efectos de la actividad física sobre la depresión en la población de edad avanzada. Realizaron un estudio transversal de 200 personas mayores de ambos sexos. Los sujetos se dividieron en dos grupos: uno con 100 personas mayores dedicadas a actividades físicas en un centro social para ancianos y otro compuesto por 100 sujetos que vivían en la comunidad pero que no se dedicaban a actividades físicas. La edad media de los sujetos era de 69-72 años respectivamente. En este estudio a través de la razón de prevalencia obtenida mostró que la actividad física es un factor protector contra la ansiedad y la depresión en los ancianos al igual que se encontró que las personas mayores físicamente activas tenían puntajes generales de calidad de vida significativamente más altos que sus homólogos sedentarios que han obtenido resultados más bajos y estadísticamente una relación mayor con la depresión18.

El estudio realizado por Borges, L. J.; Benedetti, T. R. B; Mazo, G. Z; realizado en los centros de salud de Florianópolis en Brasil, cuyo objetivo fue verificar la influencia del ejercicio físico en los síntomas depresivos. La población estudiada fueron 118 ancianos de ambos sexos (101 mujeres y 17 hombres) durante un año y cuatro meses, utilizando diferentes escalas y ejercicios. En este estudio se observó una tendencia de reducción de los resultados depresivos dada una influencia positiva del ejercicio físico estableciéndose una relación inversa entre ambas variables19.

Salguero, A., Martínez-García, R., Molinero, O. y Márquez, S. (2010) realizaron un estudio mediante cuestionarios con 436 personas mayores (60-98 años), de las cuales el 42% estaba interno en una residencia de mayores. Encontraron que los mayores internos en residencias practican menos actividad física que los que vivían en casa propia, y además como en los estudios anteriores se observó una relación inversa entre nivel de actividad física y la aparición de síntomas depresivos20.

Queirós, M.M, et al.; realizaron una investigación de tipo correlacional en 400 ancianos con edades superiores a 65 años, de ambos sexos los cuales se dividieron en dos grupos. El grupo 1 estaba formado por practicantes de actividad física regular y el grupo 2 formado por no practicantes de actividad física. Los datos obtenidos apoyan la hipótesis en la que se plantea que los ancianos que realizan actividades físicas regularmente presentan valores de inteligencia emocional superiores a los que no practican actividades físicas. Al tratarse de una investigación correlacional no es posible establecer una relación causal entre las dos variables estudiadas. La hipótesis del estudio fue que los ancianos participantes en un programa de actividad física afrontan de una forma más positiva, las situaciones o acontecimientos negativos que producen estados de ánimo depresivos. Se concluye en este estudio que la práctica de actividad física regular puede ser considerada como una actividad agradable para distraer la mente del anciano de las situaciones o acontecimientos negativos que producen estados de ánimos depresivos21.

En el estudio realizado por Mallol L, Eraña de Castro I, Barriopedro Moro M, en el que participaron 57 ancianos con una edad media de 76,7 años procedentes de distintas residencias de tercera edad del municipio de Villaviciosa de Odón, en el que se clasificaron en grupos de ancianos que realizan actividad física en solitario, en grupo y en sedentarios. Los resultados obtenidos fueron que los ancianos que realizan actividades físicas presentan niveles de satisfacción con la vida iguales a los ancianos que realizan actividades en grupo, estos niveles son significativamente mayores que los que se presentan en ancianos sedentarios. Los resultados obtenidos en este estudio son compatibles con la hipótesis del efecto de la práctica de ejercicio físico sobre el bienestar psicológico y la depresión22.

El estudio de Costa et al., se basó en el “programa de caminar para personas mayores” en el que se encontraron cambios en síntomas depresivos en los participantes. Fueron 26 participantes mayores de 60 años los cuales no tomaban medicación antidepresiva ni realizaban ejercicio físico, el estudio se produjo durante 6 meses por un profesional de la actividad física, que consistía en 10 minutos de calentamiento, 20-30 minutos de caminar y 10 minutos de estiramiento. Los resultados mostraron que, tras la participación en el programa, los síntomas depresivos decrecieron, así como aumentaron los niveles de salud física en sus participantes23.

De Gracia M, Marcó M, en su estudio de investigación acerca de los efectos del ejercicio físico en la mejora del bienestar de las personas mayores concuerda con otras investigaciones en las que se observa mejoras en la autopercepción del estado de ánimo y disminuciones en la sensación de depresión 24. Al igual que en el estudio realizado por Pereira LG, et al. y el estudio de Kerse, N et al., en el que se logró comprobar que la depresión en los adultos mayores a los que se le aplicó la propuesta sobre el programa de actividades físicas mejoró de manera significativa al ser comparados con los resultados del grupo control25,26.

También se obtuvieron resultados positivos respecto a la asociación del ejercicio físico y la depresión en el estudio descriptivo, observacional, transversal realizado por Martínez BI, et al.27.

En el estudio Hahidi M, et al. Formado por 70 mujeres con edades comprendidas entre 60-80 años con depresión a través de este ensayo controlado aleatorizado en el que se realizaron dos intervenciones para valorar el efecto del “ Laughter Yoga” y la terapia del ejercicio grupal para disminuir la depresión y aumentar la satisfacción con la vida, en las mujeres adultas. En el que se pudo obtener como resultado que tanto el efecto del “laughter Yoga” y el ejercicio físico grupal mejoraron la depresión y la satisfacción con la vida en las mujeres adultas deprimidas28.

Un estudio realizado por Brenes GA, et al. En mujeres mayores de 65 años, evaluó la toma de sertralina y ejercicio mixto (aeróbico y fuerza), con reducciones significativas de los síntomas de depresión. Los ejercicios mixtos, que combinan actividades como caminar, estirar, trabajos de fuerza y equilibrio, se utilizaron como herramientas de intervención en el estudio; reportaron beneficios del ejercicio en personas adultas mayores deprimidas con un seguimiento a medio plazo (16 semanas); mientras que los del grupo control presentaron un leve aumento de puntuación en la escala de depresión de Hamilton29.

El estudio de Krishnamurthy MN, et al. indagó en el efecto del yoga en mujeres y hombres mayores de 60 años pertenecientes a una residencia de ancianos, en este estudio se pudo observar reducciones significativas a los 3 y 6 meses. El grupo de Yoga hizo sesiones de 75 minutos, seis veces/semana, durante 24 semanas. Cada sesión contenía ejercicios de respiración (10 minutos), aflojamiento (5 minutos), posturas físicas (20 minutos), respiración voluntariamente regulada (10 minutos), relajación basada en yoga (15 minutos) y cantos piadosos (15 minutos). El grupo control no recibió ninguna intervención. Se les dijo que recibirán la intervención con yoga y Ayurveda después del estudio. Las puntuaciones de los síntomas de depresión del Grupo de yoga a los 3 y 6 meses disminuyeron significativamente30.

Sims J, et al. realizó un estudio basado en un ensayo controlado aleatorio. Su objetivo fue determinar si el entrenamiento de fuerza mejora el estado depresivo en personas mayores con síntomas depresivos en paciente igual o mayores de 65 años. El programa de ejercicio de fuerza se realizó 3 veces/semana, durante 10 semanas; se trabajó con una intensidad del 80% RM, 3 series de 8-10 repeticiones. El grupo control recibió asesoría sobre el ejercicio. El resultado primario fue una reducción en la depresión. También evaluaron resultados secundarios, como mejoras en la salud física, mental y funcional y la calidad de vida31.

Tsans HW, et al; realizó el estudio sobre el ejercicio de Qigong que es un arte de origen chino cuyo objetivo es conocer, utilizar y optimizar el sistema energético, es una práctica corporal formada por movimientos físicos, ejercicios respiratorios y concentración mental. Después de ocho semanas de práctica de Qigong, los participantes del grupo de intervención se superaron a sí mismos en mejorar el estado de ánimo en comparación con los sujetos de comparación; el grupo control realizó una lectura de periódicos en grupo de documentos con un terapeuta cualificado, 3 veces/semana durante 45 minutos. Este estudio demostró que la práctica regular de Qigong podría aliviar la depresión, mejorar la autoeficacia y el bienestar personal entre las personas mayores con enfermedades físicas crónicas y depresión32.

Singh NA, et al. se basó en un estudio aleatorio controlado de 8 semanas que comparó los efectos de la asignación a una de las tres intervenciones para la depresión clínica; el entrenamiento de resistencia progresiva (PRT) de alta intensidad sería más efectivo que la PRT de baja intensidad o la atención estándar de un médico general en personas mayores deprimidas, y que la PRT de alta intensidad proporciona beneficios superiores en calidad de vida, sueño calidad y autoeficacia. Se destaca que, al comparar el efecto del trabajo de fuerza a alta intensidad (80% RM) frente a baja intensidad (20% RM) a corto plazo, ambos mostraron una reducción en los niveles de depresión, pero en los sometidos a un entrenamiento con mayor intensidad, la disminución fue más grande, lo que hace pensar en un efecto dosis-respuesta33.

CONCLUSIÓN

Tras revisar y analizar la información y los resultados de los diferentes estudios, podemos señalar algunas consideraciones:

Actualmente la actividad/ejercicio físico es utilizado para combatir enfermedades fisiológicas como pueden ser la hipertensión y la diabetes, pero no se le ha dado tanta importancia para combatir enfermedades mentales, como es la depresión. Cabe resaltar la importancia de potenciar el papel de la actividad física haciendo sensibilizar a la sociedad y fomentar la prescripción de ejercicio físico desde la sanidad pública como método de prevención de enfermedades psicológicas, al ser una opción de bajo coste y de eficacia demostrada; ya que la depresión es de gran importancia no solo por su alta prevalencia, sino también por las repercusiones negativas que producen a la sociedad. El ejercicio físico aporta numerosos beneficios como se ha podido observar en los diferentes estudios citados.

Se ha observado que el porcentaje de pacientes deprimidos que realizan ejercicio físico es similar al de la población en general. Hay evidencia suficientemente fuerte de tipo teórica que nos indica que el ejercicio físico tiene una fuerte influencia en muchos factores, como en los estados emocionales de la depresión, apoyados en cambios funcionales a partir de la práctica de actividad física y deporte, ya sea por la elevación de los niveles de endorfina; el incremento del flujo de sangre en regiones del cerebro involucradas en la regulación emocional, la acción sobre el eje hipotalámico-pituitario adrenal, influencia sobre el sistema monoaminérgico y/o por el posible efecto de distracción que ejercería el realizar ejercicio físico en la ansiedad y/o en la depresión.

Esto implicaría que el ejercicio físico puede ser considerado como un elemento central y fundamental en los programas de promoción de la salud para la población adulta.

A su vez nos indicaría una vez más que solo una perspectiva sistémica bio-psico-social- ambiental del ser humano nos puede permitir entender que todas las diferentes funciones fisiológicas y cognitivas están interrelacionadas y que cambios o modificaciones positivas en algunas de ellas van a repercutir en cambios y modificaciones en esferas diferentes del organismo humano.

La depresión es de gran importancia no solo por su alta prevalencia, sino también por las repercusiones negativas que produce a la sociedad. El ejercicio físico aporta numerosos beneficios como se ha podido observar en los diferentes estudios citados.

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ANEXOS

Anexo I: Búsqueda de acuerdo a Prisma (figura 1).

Tabla en artículo en PDF

Fuente: Elaboración propia.

Anexo II: Resumen de los estudios y revisiones que examinan la relación entre actividad física y depresión (tabla 1).

Autor/es, año y país Muestra Instrumentos de evaluación Duración Asociación
de Oliveira LDSSCB, Souza EC, Rodrigues RAS, Fett CA, Piva AB (2019), Brasil18. Estudio transversal de 200 personas mayores de ambos sexos. De este total, 156 (78%) eran mujeres y 44 (22%) eran hombres. Fueron 100 ancianos sedentarios (21 hombres y 79 mujeres) y 100 ancianos activos (23 hombres y 77 mujeres). Cuestionario Baecke modificado; la Encuesta de salud de formulario corto de 36 ítems (SF-36); y la Escala de ansiedad y depresión hospitalaria (HADS). Los datos se analizaron mediante la prueba t de Student, la r de Pearson y el análisis de varianza (ANOVA), con odds ratio y un nivel de significancia del 5% (p <0.05). Enero- marzo 2019. La razón de prevalencia mostró que la actividad física es un factor protector contra la ansiedad y la depresión en los ancianos. Los hallazgos sugieren una correlación entre los bajos niveles de actividad física y los síntomas de ansiedad y depresión en los ancianos que viven en la comunidad.
Borges, L. J.; Benedetti, T. R. B; Mazo, G. Z. (2010), Brasil19. Se realizó en 118 ancianos (101 mujeres y 17 hombres). Geriatric Depression Scale (GDS-15), International Physical Activity Questionnaire (IPAQ) y batería de exámenes físicos, propuestos por la American Alliance for Health, Physical Education, Recreation and Dance (AAHPERD). 1 año y 4 meses, evaluados en períodos preestablecidos, llegando a un total de 5 evaluaciones. Se observó una influencia positiva del ejercicio físico en la reducción de los síntomas depresivos.
Salguero, A., Martínez-García, R., Molinero, O. y Márquez, S. (2010), España20. 436 ancianos (234 mujeres y 202 hombres). Medidas de actividad física (Yale Physical Activity Survey, YPAS), HRQoL (Medical Outcomes Study 36-Form Short Form Health Survey, SF-36) y síntomas de depresión (Escala de depresión geriátrica, GDS). No aplicable. Los resultados enfatizan los efectos positivos de la actividad física tanto en los adultos mayores que residen en la comunidad como en los institucionalizados.
Queirós, M.M., Berrocal, P.F., Pacheco, N.E., y Queirós, P.S. (2006), España 21. 400 ancianos. Con edades comprendidas entre 65 y 95 años. Cuestionario de Baecke, adaptado por Vorrips,la inteligencia emocional con la escala rasgo de metaconocimiento emocional (TMMS-24) y los estilos de respuesta con el RTD. No aplicable. Los resultados demostraron que la práctica de actividad física se asociaba con mayores niveles de inteligencia emocional, pudiendo ser un factor protector produciendo una respuesta de distracción frente a sentimientos depresivos.
Mª Isabel Barriopedro, Iciar Eraña y Lledó Mallol. (2001), España22. N: 57 ancianos.

Edad: 76,7 años.

Cuestionarios para asignar a cada sujeto al grupo de actividad correspondiente.

Cuestionario de entrevista personal, Para evaluar la depresión se utilizó el Beck Depresión Inventory (BDI), para evaluar la satisfacción se utilizó la escala Life Satisfaction in the Elderly Scalee (LSES).

No aplicable. Los resultados obtenidos muestran niveles de depresión similares en los ancianos que realizan actividades físicas o actividades en grupo. Estos niveles son inferiores en los ancianos sedentarios.
Branco Jeronimo Costa, Jansen Karen, Sobrinho Jessica Teixeira, Carrapatoso Susana, Spessato Barbara, Carvalho Joana et al. (2015), Portugal23. N :26 personas mayores; 17 mujeres y 9 hombres.

Edad: 60 años.

Para evaluar la aptitud física con la prueba de Rikli & Jones. Las mediciones antropométricas se evaluaron con una escala de bioimpedancia y un estadiómetro, y la depresión con la Escala de depresión geriátrica de Yesavage. La actividad física solo se evaluó con un acelerómetro en la fase previa a la intervención. 6 meses. Fue efectiva para mejorar la salud física y psicológica de los ancianos.
De Gracia M, Marcó M. (2000), España24. N :107 sujetos, 70 mujeres y 37 hombres.

Edad: 61-77 años.

Se ha utilizado como medida de los cambios en los estados de ánimo la Subjetive Exercise Experiences Scale (SEES), como medida de la sensación del esfuerzo percibido la Perceived Exertion Scales y como medida de la satisfacción por el ejercicio la Physical Activity Enjoyment Scale (PACES).

Como medida subjetiva del esfuerzo físico se utilizó la Category-Ratio RPE-Scale versión revisada de la Category RPE-Scale.

8 meses. Los resultados obtenidos señalaron incrementos significativos en el bienestar psicológico y en la satisfacción en los dos grupos de ejercicio en comparación con los controles.
Pereira LG, Fernández EB, Cruz MG, Santiesteban JG. (2018), Ecuador25. N: 111 adultos de ambos sexos.

Edad: > 60 años.

La depresión es medida con la Escala de Depresión Geriátrica de Yesavage y el bienestar subjetivo a partir de la Philadelphia Geriatric Center Morale Scale. El análisis del pre con el post tratamiento se utilizó un modelo de análisis de varianza (ANOVA) con medidas repetidas (MR). 18 semanas y 3 sesiones semanales. Se logró comprobar que tanto la depresión como el bienestar de los adultos mayores a los que se aplicó la propuesta (grupo experimental), mejoró de manera significativa al ser comparados sus resultados con el grupo control.
Kerse, N et al. (2008) New Zelanda26. N:193.

Edad: 75 años.

Los síntomas depresivos (Escala de depresión geriátrica), calidad de vida (SF-36), actividad física (cuestionario de actividad física AHS) y caídas (autoinforme). 12 meses. Demuestra que la actividad física mejora la calidad de vida y el modo de las personas con depresión, independientemente de la actividad social.
Martínez BI, Velázquez IO, José M, Castro G, (2014), España27.

 

N: 294

Edad: media de 65 años.

Programa informático OMI para obtener la lista de pacientes que entran en el estudio y consulta de historial médico y farmacológico. Octubre de 2012 a enero de 2013. El ejercicio físico aporta numerosos beneficios en el tratamiento de la ansiedad y la depresión.
Shahidi M, et al.

(2010), Irán28.

N: 70.

Edad:60-80 años.

Escala de depresión geriátrica Yesavage, escala de Satisfacción de Vida y el cuestionario demográfico. No aplicable. Mediante el “Laughter Yoga” y el ejercicio físico grupal mejoraron la depresión y la satisfacción con la vida en las mujeres mayores deprimidas.
Brenes GA, et al. (2007), Estados Unidos 29. N: 37.

Edad: mayor o igual de 65 años.

Escala de depresión de Hamilton de 17 ítems, la Escala de Depresión Geriátrica ( Yesavage ), escala de salud mental de SF-36. El funcionamiento físico se evaluó con un cuestionario de discapacidad física de 23 ítems del estudio FAST, los Estudios epidemiológicos de la batería de rendimiento físico corto para ancianos y la escala de salud física del SF-36. 16 semanas. Se evaluó el ejercicio mixto (aeróbico y fuerza), con reducciones significativas de los síntomas de depresión.

Los sujetos de los grupos de ejercicio y sertralina mostraron disminución de puntuaciones en la Escala de Depresión de Hamilton, mientras los del grupo control presentaron leve aumento.

Krishnamurthy MN, (2007), India30. N: 69.

Edad: > 60 años, varones y mujeres.

Escala de Depresión Geriátrica de

Yesavage, versión corta (GDS-S).

3 y 6 meses. Se observo reducciones significativas de la depresión entre los 3 y 6 meses. El grupo de Ayurveda y el grupo control no mostraron cambios significativos.
Sims J, et al (2006), Australia31. N: 346 personas

Edad: mayor o igual a 65 años.

Escala de depresión geriátrica (GDS), la idoneidad para el ejercicio (Cuestionario de preparación para la actividad física, PARQ). Los participantes también completaron el CES-D, el Perfil de actividades humanas (HAP), la Escala de moral geriátrica de Filadelfia (PGMS), el WHOQOL-BREF, el Self Eficacia y la escala de equilibrio decisivo y la escala de actividad física para los ancianos (PASE). 10 semanas y 6 meses después. La mejora en el estado depresivo parece estar asociada con el número de sesiones de ejercicio completadas, estos hallazgos no alcanzaron la significación estadística.
Tsang HW, et al. (2006), China32. N: 82 participantes.

Edad: no aplicable.

Depresión: Escala de Depresión Geríatrica de Yesavage (versión corta china). 8 y 16 semanas. Las puntuaciones en la GDS mostraron una disminución estadísticamente significativa en el grupo de intervención a las 8 y las 16 semanas respecto al grupo control.
Singh NA, et al. (2005), Australia33. N: 60 adultos.

Edad: > 60 años.

Escala de Depresión de Hamilton; Escala de Depresión Geriátrica de Yesavage. 8 semanas. En los tres grupos se encontró una disminución significativa en puntuaciones de depresión tanto en la Escala de Hamilton.

Fuente: Elaboración propia.

 

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