Sobrecarga, depresión e índice de esfuerzo en cuidadores informales de personas dependientes. Estudio piloto.

30 julio 2022

AUTORES

  1. Rocío Maldonado Lario. Enfermera Hospital Ernest Lluch. Calatayud.
  2. Manuel Manzano Viñuales. Enfermero Hospital Hernán Cortés Miraflores. Zaragoza.
  3. Ana Lear Claveras. Enfermera Centro de Salud de Ejea de los Caballeros. Zaragoza.
  4. Alberto Maldonado Lario. Enfermero Hospital Universitario Miguel Servet. Zaragoza.
  5. Laura Cetina Pérez. Enfermera Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa. Zaragoza.
  6. María del Carmen Echeverría Sánchez. Enfermera Hospital Universitario Miguel Servet. Zaragoza.

 

RESUMEN

Introducción: El aumento de la esperanza de vida junto a los avances en los sistemas de salud actuales, son factores que explican el incremento de la dependencia en nuestro país. Todo esto va unido al aumento de cuidados que estas personas dependientes requieren, destacando al cuidador informal como principal recurso de atención que reciben.

Objetivos: Analizar la situación de sobrecarga, depresión, ansiedad, e índice de esfuerzo en cuidadores informales de personas dependientes del centro de AMIBIL y de cuidadores de personas dependientes que acuden a las consultas de Enfermería del Centro de Salud de Calatayud desde febrero hasta Julio de 2021.

Material y métodos: Se trata de un estudio piloto descriptivo transversal. La población estudiada fueron 60 cuidadores informales. Se evaluó la sobrecarga del cuidador, depresión, ansiedad, e Índice de esfuerzo del cuidador, además de variables sociodemográficas y de salud de los pacientes. Se aplicó Chi cuadrado y T de Student.

Resultados: Hay mayor número de cuidadores mujeres que hombres. Respecto a la sobrecarga tanto leve como intensa afectan más a las mujeres que a los hombres. La salud percibida respecto a la sobrecarga leve se muestra como regular un 54,4% y como intensa en un 45,5%. Se observó asociación entre sobrecarga intensa y los meses al cuidado, así como un mayor IEC en mujeres (79,3%) que en hombres. En cuanto a la depresión, es mayor, cuantos más meses se llevan al cuidado y conforme aumenta la edad del cuidador. Todas las personas cuidadoras presentaron ansiedad.

Conclusiones: Un 61,7% de los cuidadores informales muestran un elevado índice de esfuerzo, el 50% presentan depresión y prácticamente todas las personas de este estudio (98,9%) tienen ansiedad.

La sobrecarga de las cuidadoras se asocia con la percepción de salud, pero no se asocia con el tipo de enfermedad ni con el grado de dependencia.

 

PALABRAS CLAVE

Cuidados informales, sobrecarga, ansiedad, depresión.

 

ABSTRACT

Introduction: The increase in life expectancy together with advances in current health systems are factors that explain the increase in dependency in our country. All this is linked to the increase in care that these dependent people require, highlighting the informal caregiver as the main care resource they receive.

Objectives: To analyze the situation of overload, depression, anxiety, and effort index in informal caregivers of dependent people of the AMIBIL center and of caregivers of dependent people who attend the Nursing consultations of the Calatayud Health Center from February to July of 2021.

Material and methods: This is a cross-sectional descriptive pilot study. The study population was 60 informal caregivers. Caregiver overload, depression, anxiety, and Caregiver Effort Index were evaluated, in addition to sociodemographic and health variables of the patients. Chi square and Student’s T test were applied.

Results: There is a greater number of women caregivers than men. Regarding both mild and intense overload, women are more affected than men. Perceived health regarding mild overload is shown as regular in 54.4% and as intense in 45.5%. An association was observed between intense overload and months in care, as well as a higher IEC in women (79.3%) than in men. As for depression, it is greater, the more months are spent in care and as the caregiver’s age increases. All caregivers presented anxiety.

Conclusions: 61.7% of informal caregivers show a high level of effort, 50% have depression and practically all the people in this study (98.9%) have anxiety.

The burden of caregivers is associated with the perception of health, but it is not associated with the type of illness or the degree of dependency.

 

KEY WORDS

Informal care, overload, anxiety, depression.

 

INTRODUCCIÓN

El proceso acelerado de envejecimiento de la población española está dando una dimensión nueva al problema que presentan las personas con enfermedades crónicas y/o discapacidades que generan dependencia y necesidades de atención.

Así, se observa que en las últimas décadas la población mayor española ha experimentado un crecimiento considerable de pacientes que precisan cuidados. Muchas veces estos cuidados son asumidos por personas del entorno de la persona dependiente, cuidadoras informales, por ello me he dispuesto a realizar un estudio sobre lo que supone la carga de cuidados en éstas personas.

 

CONCEPTO DE DEPENDENCIA:

Según la Ley de dependencia, ésta se define como <<el estado de carácter permanente en que se encuentran las personas que, por razones derivadas de la edad, la enfermedad o la discapacidad, y ligadas a la falta o a la pérdida de autonomía física, mental, intelectual o sensorial, precisan de la atención de otra u otras personas o ayudas importantes para realizar actividades básicas de la vida diaria o, en el caso de las personas con discapacidad intelectual o enfermedad mental, de otros apoyos para su autonomía personal>>1.

La dependencia puede entenderse, por tanto, como el resultado de un proceso que se inicia con la aparición de un déficit en el funcionamiento corporal como consecuencia de una enfermedad, envejecimiento o accidente. Este déficit comporta una limitación en la actividad. Cuando esta limitación no puede compensarse mediante la adaptación del entorno, provoca una restricción en la participación que se concreta en la dependencia de la ayuda de otras personas para realizar las actividades de la vida diaria (AVD)2.

Existe una estrecha relación entre dependencia y edad, pues el porcentaje de individuos con limitaciones en su capacidad funcional aumenta conforme se aumenta la edad. Envejecimiento no es sinónimo de enfermedad; sin embargo, muchas personas ancianas necesitan ser atendidas temporal o definitivamente, por ello la dependencia se vincula a menudo al envejecimiento3.

Las situaciones de dependencia han existido siempre; sin embargo, ha cambiado su magnitud, debido especialmente al fenómeno del aumento en la proporción de personas mayores. También ha dejado de verse como un problema exclusivamente familiar para pasar a percibirse como un problema social que implica nuevos compromisos para el Estado de Bienestar. Las personas dependientes requieren una atención y cuidados continuados, lo que, dentro de los servicios formales de atención, se podrían enmarcar en un espacio socio sanitario. No obstante, actualmente existe un desequilibrio entre los servicios sanitarios y los sociales, hecho que dificulta una correcta protección de las personas dependientes. Mientras los servicios sanitarios son de carácter universal y gratuito para todos los ciudadanos, los servicios sociales públicos tienen un desarrollo muy desigual. Por otro lado, a pesar de que las situaciones de dependencia han dejado de verse en el panorama político como un problema exclusivamente familiar, son las familias las que están asumiendo, la mayor parte del cuidado de las personas dependientes a través de los que se denomina “cuidado informal”, que será analizado más adelante4.

 

LA SITUACIÓN DE LA DEPENDENCIA EN NUESTRO PAÍS:

Según los últimos datos ofrecidos por el Instituto Nacional de Estadística (INE), un total de 4,38 millones de personas residentes en España afirmaron tener discapacidad o limitación en el año 2020.

Por sexo, 1,81 millones eran hombres y 2,57 millones mujeres, según los resultados de la Encuesta de Discapacidad, Autonomía personal y situaciones de Dependencia (EDAD) del año 2020; frente al 1,55 millones en hombres y 2,30 en mujeres, que se recogieron en la encuesta de 2008 de la ESAD. Las tasas de discapacidad de las mujeres son más elevadas que las de los hombres en edades superiores a 45 años5.

Estas discapacidades, en muchos casos, dificultan la realización de manera independiente de las AVD, tanto Básicas como Instrumentales. Las personas requieren cuidado cuando necesitan ayuda para realizar alguna de estas AVD. Las Actividades Básicas de la Vida Diaria (ABVD) son “Las tareas más elementales de la persona, que le permiten desenvolverse con un mínimo de autonomía e independencia, tales como: el cuidado personal, las actividades domésticas básicas, la movilidad esencial, reconocer personas y objetos, orientarse, entender y ejecutar órdenes o tareas sencillas. Entre otras actividades incluiría: comer, vestirse, bañarse/ducharse, controlar los esfínteres, trasladarse, etc.”6.

Las Actividades Instrumentales de la vida diaria (AIVD) son aquellas “Actividades más complejas que las ABVD, y su realización requiere de un mayor nivel de autonomía personal. Se asocian a tareas que implican la capacidad de tomar decisiones e implican interacciones más difíciles con el medio. En esta categoría se incluyen tareas domésticas, de movilidad, de administración del hogar, utilizar el teléfono, acordarse de tomar la medicación, cortarse las uñas de los pies, coger un autobús, realizar actividades domésticas básicas, pasear, ir al médico, hacer papeleos y administrar el propio dinero, entre otras”. El grado de dificultad que la persona experimenta para realizar ABVD y AIVD denota su nivel de dependencia7.

En las últimas décadas la población mayor española ha experimentado un crecimiento muy considerable. El número de personas mayores de 65 años se ha duplicado en los últimos treinta años del siglo XX, pasando de 3,3 millones de personas en 1970 (un 9,7% de la población total) a más de 6,6 millones en 2000 (16,6%). Este fenómeno del envejecimiento va a continuar en los próximos años, en los que la población mayor seguirá incrementándose de manera notable, a la vez que disminuirá la proporción de personas en edades jóvenes, como muestran la evolución prevista de la estructura de la población española durante el período 2001-20268.

 

CUIDADORES INFORMALES Y LAS REPERCUSIONES DE CUIDAR:

En las últimas décadas, se ha puesto de manifiesto la importancia del cuidado informal en nuestro país, frente al escaso protagonismo que adquiere el cuidado formal como fuente de ayuda de las personas dependientes9.

Según los estudios, el cuidado informal supone en la mayoría de los casos la única fuente de ayuda que reciben los individuos (en más del 80% de los casos), combinándolos en contadas ocasiones con el cuidado formal (apenas el 11.9%). Pese a que intervienen diversos factores, como los recursos socioeconómicos de la familia o el estado civil del enfermo, queda patente que el cuidado informal configura el pilar básico de la atención que reciben los enfermos dependientes10. Jesús Rogero, en su estudio acerca de la distribución en España del cuidado formal e informal a las personas de 65 y más años en situación de dependencia, encontró en sus resultados que, entre quienes recibían cuidado, en el 89,4% disponía de cuidado era informal (1.155.108 mayores), y para el 77,5% era su única fuente de apoyo (1.001.376 mayores)9. Tradicionalmente la única fuente de cuidados que recibía la persona dependiente provenía de la familia, recayendo el peso fundamental del mismo en la mujer11. Partiendo de esta idea, las familias asumen, en la mayor parte de los casos, la totalidad de los cuidados de la persona dependiente, con todas las consecuencias que ello conlleva. De este modo, la estructura familiar toma conciencia de la enfermedad de la persona dependiente, a partir de la cual se generan toda una serie de cambios en el seno familiar, que se traduce en serias consecuencias tanto para el contexto familiar como para el cuidador principal12. Según la Ley de dependencia, los cuidados no profesionales o informales se definen como la atención prestada a personas en situación de dependencia en su domicilio, por personas de la familia o de su entorno, no vinculadas a un servicio de atención profesionalizada6.

En países industrializados, como Estados Unidos, aproximadamente un 80% a 85% de ayuda y cuidado de los servicios a las personas de edad avanzada es proporcionada por cuidadores informales, como por ejemplo los cónyuges. Brindar atención para personas mayores dependientes ha sido descrito como una experiencia estresante que puede erosionar la salud física y psicológica del cuidador. En las dos últimas décadas, se han publicado más de 400 estudios empíricos sobre los efectos psicológicos provocados por la prestación de cuidados para personas mayores dependientes, la mayoría de ellos se centra en la sobrecarga y la depresión13.

Es importante estudiar el impacto en la salud y bienestar que provoca prestar cuidados en los cuidadores informales, ya que supone cargas sustanciales en éstos. Las familias tienen que hacer frente a la presencia de la enfermedad, el hecho añadido de un impredecible pronóstico, y la posibilidad de que el paciente pueda estar gravemente comprometido tanto a nivel físico como a nivel cognitivo. Dado que una cuarta parte de las personas dependientes requieren cuidadores para realizar actividades de la vida diaria, no es sorprendente que tanto la salud como la calidad de vida de los cuidadores se correlacionan inversamente con la sobrecarga de los mismos14.

Por todo ello, la finalidad de este estudio es conocer el perfil de la persona cuidadora informal y de la persona dependiente receptora de cuidados en los centros de AMIBIL y del C.S Calatayud, analizar la sobrecarga y su posible asociación con las variables del estudio, así como con el índice de esfuerzo de los cuidadores, ansiedad, depresión y salud percibida.

 

OBJETIVOS

Determinar el nivel de sobrecarga, ansiedad y depresión e índice de esfuerzo de la persona cuidadora de personas dependientes y determinar su asociación con variables sociodemográficas y de salud tanto de los cuidadores como de los pacientes del centro de AMIBIL (Asociación de Minusválidos Bílbilis) y de los que acuden a consultas de Enfermería de Atención Primaria (AP) del Centro de Salud (C.S) Calatayud desde enero hasta junio de 2021.

 

METODOLOGÍA

Se trata de un estudio descriptivo transversal sobre la situación de salud de personas cuidadoras de personas dependientes de los centros de AMIBIL (Asociación de Minusválidos Bílbilis) y de las consultas de Enfermería de Atención Primaria (AP) del Centro de Salud (C.S) Calatayud desde enero hasta junio de 2021.

Se trata de un estudio piloto.

Se tomó una muestra de conveniencia en la que participaron 60 cuidadores informales de personas dependientes (30 cuidadores de AMIBIL y 30 cuidadores del programa de atención al anciano). Este estudio piloto se desarrolló en la ciudad de Calatayud. Los cuidadores informales se captaron de las diferentes consultas de enfermería de Atención Primaria y de la asociación de familias de personas con discapacidad de Calatayud (AMIBIL), donde se les explicó a los participantes los objetivos del estudio mediante una hoja informativa (Anexo 1) y posteriormente se les entregó el consentimiento informado (Anexo 2).

Para la recogida de información se administró un cuestionario de elaboración propia que recoge datos sociodemográficos de las personas cuidadoras y de las personas dependientes a las que cuidan, que se cumplimentaron a través de entrevista directa (Anexo 3).

Los criterios de inclusión adoptados fueron: ser cuidador informal de una persona dependiente mayor o igual a 45 años, aceptación voluntaria para participar en el estudio, y proceder de la asociación AMIBIL y de las consultas de enfermería de AP del Sector Calatayud.

Las variables del estudio fueron las siguientes. Variables dependientes: Sobrecarga del cuidador, ansiedad y depresión e Índice de esfuerzo del cuidador.

Sobrecarga del cuidador: Se evaluó con el Test de Zarit (Escala de sobrecarga del cuidador).

Para la detección y medición de sobrecarga en cuidadores de enfermos dependientes el test más utilizado y el que se administró fue el Zarit Burden Interview (ZBI), escala de 22 preguntas con 5 posibles respuestas, autoadministrado15. Se consideró sobrecarga leve cuando la puntuación del Test de Zarit fue ≤ 55 e intensa cuando ésta fue > 55.

– Índice de esfuerzo del cuidador (IEC) o Caregiver Strain Index: Para evaluarlo se utilizó el IEC, instrumento diseñado para medir la carga percibida de cuidadores, en el cuál una puntuación mayor a 7 implica elevado IEC. Este instrumento fue validado originalmente en 1983 por Robinson BC y posteriormente por otros estudios españoles16. Se consideró no nivel de esfuerzo del cuidador cuando la puntuación fue ≤ 7.

– Ansiedad y depresión: para evaluar la presencia de estos procesos se utilizó la Escala de ansiedad-depresión de Goldberg (EADG-18), cuestionario que presenta adecuados índices de validez, adaptado al castellano y ampliamente utilizado desde hace algunas décadas17-19.

Se consideró la subescala Goldberg ansiedad y se valoró “Si” cuando la puntuación de la escala fue ≥ 4. Se consideró la subescala Goldberg depresión y se valoró “Si” cuando la puntuación de la escala fue ≥ 2.

Variables independientes: edad, sexo, parentesco, nivel de estudios, trabajo actual, ayuda, tipo de ayuda, salud percibida, satisfacción, edad del paciente, tipo de enfermedad y grado de dependencia.

De la persona cuidadora: Edad (en años). Sexo: mujer/hombre; Parentesco: Primer grado/segundo grado; Nivel de estudios: Primaria/secundaria/Universidad; Trabaja actualmente. Sí/No; Dejar de trabajar: Sí/No/Parcialmente/Adapta trabajo con cuidar; Convive con paciente: Sí/No; Tiempo al cuidado, en meses; Ayuda o recurso: Personal (familiar o profesional) / Ayuda económica/Centro de día; y Salud percibida: con la pregunta «¿Cómo definiría su estado de salud actual?» con una escala de Likert que permitía 5 opciones (muy buena, buena, regular, mala y muy mala).

Del paciente: Edad, en años; Sexo: mujer/Hombre; Tipo de enfermedad: crónica/aguda y Grado de dependencia: Grado I/ Grado II/ Grado III.

Respecto a las consideraciones éticas del estudio, se solicitó el consentimiento informado a los cuidadores para participar en el estudio que firmaron tras explicar los fines del mismo, al igual que también se les comunicó que su participación era voluntaria, anónima y que la información obtenida sería tratada con sumo cuidado y sólo para el propósito de la investigación.

 

Análisis estadístico:

Se realizó un análisis descriptivo con medias y desviaciones estándar en las variables cuantitativas y con frecuencias y porcentajes en las cualitativas. Para estudiar la asociación entre las variables dependientes y el resto se realizó su análisis bivariado y se aplicó un test de Chi-cuadrado cuando las dos variables eran cualitativas y una t de Student en el caso de estudiar la asociación entre una variable cuantitativa y una cualitativa. Para todas las pruebas realizadas se consideró un nivel de significación estadística de p< 0,05. El análisis se realizó mediante el programa estadístico SPSS® para Windows® versión 21.0.

 

RESULTADOS

Del total de personas cuidadoras que participaron en el estudio, el 78,3% de cuidadores/as informales son mujeres, cuyas edades fluctúan entre 39 y 85 años, con un promedio de 61,32 años; frente al 21,7 % que fueron varones de edades comprendidas entre 43 y 75 años de edad y con un promedio de 57,54 años. La mayoría de cuidadores (78,4%) tenían parentesco de primer grado, es decir, hijo/a, padre/madre, suegra/yerno o cónyuge. En cuanto al nivel de estudios, casi la mitad (45%) tiene estudios secundarios, es decir, lo que corresponde hoy en día con la Educación Secundaria Obligatoria (E.S.O). Respecto al trabajo, un 61,7% no trabajan, cabe destacar que un 11,7% dejó de trabajar para dedicarse al cuidado del paciente, frente a un 21,7% que dejó de trabajar parcialmente y un 11,7% adaptó su trabajo con el cuidar. Un 85% convive actualmente con el paciente y el 85% reciben ayuda o tienen recursos. Entre éstos, un 54,6% obtiene un tipo de ayuda personal (familiares y profesionales), un 5% ayuda económica y un 40% acuden a centro de día.

Respecto a la salud percibida, un 28,4% responde que es muy mala o mala, frente a un 55% que describe su salud como regular y un 16,7 buena. Por último, todos coinciden en que se sienten satisfechos de ser cuidadores y de las funciones que llevan a cabo como tal. En cuanto a las características de las personas dependientes, la mayoría de pacientes son crónicos, aproximadamente la mitad son mujeres y la otra mitad hombres y respecto al grado de dependencia, un 46,7% tienen un grado I, frente a un 36,7% que tienen un grado II y un 16,7 corresponde a grado III.

En relación a la situación de salud de la persona cuidadora, destacar que, aproximadamente la mitad sufren sobrecarga leve (51,7%) y la otra mitad intensa (48,3). El índice de esfuerzo del cuidador lo presentan un 61,7%. La escala de ansiedad de Goldberg es un dato muy importante ya que la mayoría de ellos (98,3%) muestran ansiedad. En cuanto a la depresión, un 50% tiene depresión mientras que el resto no. Es importante destacar, que los resultados mostraron que casi la totalidad de los cuidadores presentaban ansiedad. Respecto a la sobrecarga del/la cuidador/a según las variables de estudio, el 76,5% de los que presentan muy mala/mala salud percibida tiene sobrecarga intensa y solo el 10% de los que tienen buena salud percibida la presentan, siendo las diferencias estadísticamente significativas. Al estudiar la asociación de la sobrecarga del/la cuidador/a con las variables de la persona dependiente, el promedio de meses al cuidado es mucho mayor en aquellos que presentan sobrecarga intensa respecto a los que presentan sobrecarga leve, 317,97 meses/148,52 meses, respectivamente (p=0,009) y también hay diferencias estadísticamente significativas en relación con la edad de la persona dependiente, la media de edad de la persona dependiente es menos en aquellos que presentan sobrecarga intensa respecto a los que presentan sobrecarga leve 59,93 años/67,81 años respectivamente (p=0,038). No hay diferencias estadísticamente significativas entre la sobrecarga del cuidador informal y el sexo, tipo de enfermedad y grado de dependencia del paciente.

Referente al índice de esfuerzo del cuidador y su asociación con las variables del/la paciente, se observó que quienes presentan un nivel elevado de índice de esfuerzo cuidan en mayor proporción a mujeres respecto a los que presentan índice de esfuerzo 79,3/20,7 (p=0,007).

Por último, y respecto a la esfera psíquica, el porcentaje de depresión detectada en los cuidadores a través del cuestionario de Goldberg, se asocia con la edad del/la cuidador/a, el promedio de meses al cuidado y la edad del/a paciente. Aquellos que presentan depresión tienen más años 63,87, a diferencia de los que no tienen, cuya media de edad es de 55,5 años (p=0,025). Los que presentan depresión llevan un promedio de 314,27 meses al cuidado y los que no la presentan 146,57 meses (p=0,009). En los que presentan depresión la media de edad de la persona a la que cuidan es menor que la de aquellos que no tienen depresión: 60,17 años/67,83 años respectivamente (p=0,043).

 

DISCUSIÓN

En este estudio piloto hay que destacar que casi todas las personas cuidadoras presentaban ansiedad. Los estudios desarrollados, tanto en España como en otros países, establecen un perfil de cuidadores/as informales similar al encontrado en la población en estudio, caracterizados por ser mujeres, entre 35 y 64 años de edad, con educación básica20-22. En otras investigaciones en las que sigue predominando el sexo femenino, la edad media de las cuidadoras fue de 56,85 años menor que en nuestro estudio que fue de 61,3 años. Es interesante señalar en nuestro estudio, que la mayoría de las personas cuidadoras que se dedican a esta tarea son mujeres (78,3%), coincidiendo con otros autores en los que también presentan mayor porcentaje en mujeres23,24.

No obstante, merece la pena destacar que el porcentaje de hombres dedicados a la tarea de cuidar en nuestro estudio es de un 21,7%; a diferencia de otros donde la proporción es menor como el que se presenta en el trabajo de Moreno y cols, en el 2002, en el que solo 2,2% son hombres. Se podría pensar que en los últimos años la incorporación de hombres al cuidado es cada vez mayor24. Aunque en el momento actual existe una versión reducida de 7 ítems de la escala de Zarit para valorar la sobrecarga del cuidador25, en nuestro estudio utilizamos la escala de 22 ítems, puesto que es la empleada en la mayoría de los estudios publicados, lo que permite su comparación.

La proporción de cuidadores con sobrecarga es de 51,7%, que corresponde a un grado de sobrecarga leve-moderado y un 48,3% de sobrecarga intensa, datos que, aunque llamativos, coinciden e incluso son inferiores a otras bibliografías consultadas26. Algunos estudios relacionan la presencia de sobrecarga con tipo de salud percibida similar a nuestros resultados obtenidos, 55% de cuidadores percibe su salud como regular y un 28,3% como mala o muy mala27. Odriozola Gojenola y cols., en su investigación sobre Índice de esfuerzo del cuidador: test diagnóstico de sobrecarga en cuidadores de enfermos con demencia, en el análisis de sus resultados encuentran que “el 75% de cuidadores eran mujeres, con edades comprendidas entre los 27 y 85 años (media de 58,37). Los parentescos más frecuentes fueron hija (40,62%) y esposa (31,25%). El 59,37 no ejercía un trabajo remunerado. Las horas de cuidado diarias completaron una media de 16,5, con una desviación estándar (DE) de 7,5. La escala IEC obtuvo 13 diagnósticos con 7 o más puntos de su muestra de 32 cuidadores (28), a diferencia de nuestro estudio en el que se encontró 37 cuidadores (61,7%) con elevado IEC respecto a una muestra de 60 cuidadores en la se encontró mayor significación en relación a la sobrecarga intensa cuando se está al cuidado de mujeres dependientes. La prevalencia de la ansiedad y depresión es mayor que en otros estudios29,30.

Entre las limitaciones de este trabajo, consideramos la más importante el reducido tamaño de la muestra, por ello lo hemos considerado como un estudio piloto, lo que limita la generalización de los resultados a las personas cuidadoras. La situación que viven algunas personas cuidadoras (falta de tiempo, bajo nivel de formación, ausencia de apoyo en las tareas de cuidado) puede haber dificultado su participación en el estudio contribuyendo a sesgarla. Otro aspecto, también en este sentido, es que todas las personas incluidas tienen una dependencia severa y grave, de manera que los datos no se pueden generalizar al total de personas cuidadoras.

 

CONCLUSIONES

Las personas cuidadoras informales que han participado en este estudio presentan en un 48,3% un nivel de sobrecarga intensa. Un 61,7% tienen un elevado índice de esfuerzo, un 50% presentan depresión y prácticamente todas las personas de este estudio (98,9%) presentan ansiedad. La sobrecarga de las cuidadoras se asocia con la percepción de salud. El 76% de los/as que tienen mala percepción de salud presentan sobrecarga intensa. Además, la sobrecarga intensa se asocia con el tiempo de cuidado y cuando la persona dependiente es más joven. Aquellos que tienen sobrecarga intensa llevaban más del doble de meses de promedio de cuidado respecto de los que presentaban sobrecarga leve (317,97/148,52 meses). La sobrecarga no se asocia con el tipo de enfermedad ni con el grado de dependencia. La depresión en cuidadores se asocia con la mayor edad del/la cuidador/a, con estar mayor tiempo al cuidado y con la menor edad de la persona a la que se cuida. También es importante destacar que sólo el 5% perciben ayuda económica y un 15% no tienen ninguna ayuda /recurso.

En la actualidad, el cuidado informal sigue representando el primer recurso asistencial de atención a las personas dependientes, según los estudios consultados. Este hecho comporta diversas connotaciones que se deben tener en cuenta a la hora de generar y promover normativas encaminadas al desarrollo del estado del bienestar, donde uno de los objetivos primordiales consiste en la mejora de la calidad de vida de la población, aportando recursos en aquellos casos donde los individuos se vean privados de su autonomía y de sus habilidades necesarias para su desarrollo personal.

Las investigaciones sobre este tema, ponen de manifiesto que la figura del cuidado informal sigue siendo la principal responsable del cuidado de las personas dependientes, con todas las consecuencias que este hecho conlleva para éste. El cuidado de una persona dependiente produce elevados niveles de ansiedad en el/la cuidador/a, que puede repercutir en otras áreas de la vida, dando lugar a serias consecuencias para la salud.

Los datos del presente estudio han permitido definir el perfil de los Cuidadores informales de personas dependientes en Calatayud y han evidenciado el impacto d la sobrecarga en el cuidador informal. Se ha puesto de manifiesto el elevado tiempo de dedicación que prestan a las personas dependientes y la carga que padecen.

 

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