AUTORES
- Carmela Gerosa Cisneros. Centro de Salud José Ramón Muñoz Fernández (Zaragoza, España).
- Edelweis Elvira Saez. Hospital Universitario San Jorge (Huesca, España).
- Celia Gay Aguarón. Hospital Royo Villanova (Zaragoza, España).
- Clara Pilar García Aznar. Hospital Royo Villanova (Zaragoza, España).
- José Ángel Alquézar García. Hospital General de la Defensa (Zaragoza, España).
- Alejandro Guiral Mallart. Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa (Zaragoza, España).
RESUMEN
Las constantes vitales dan una valiosa información sobre el estado funcional del paciente de una manera rápida y no invasiva, por lo que es obligación del personal sanitario conocer la forma correcta de medirlas y de interpretar sus cifras. Estos signos vitales proporcionan orientación al personal sanitario para decidir las conductas a seguir. Además, una adecuada educación para la salud a los pacientes, les dotará de capacidades para realizar una automedición de sus constantes vitales en el domicilio, proporcionando una información útil a los sanitarios de su estado hemodinámico. Esto cobra vital importancia en pacientes de alto riesgo.
PALABRAS CLAVE
Signos vitales, frecuencia cardiaca, frecuencia respiratoria, presión arterial, temperatura, saturación de oxígeno.
ABSTRACT
Vital signs provide valuable information on the functional status of the patient in a quick and non-invasive way, so it is the obligation of health personnel to know the correct way to measure them and interpret their figures. These vital signs provide guidance to health personnel to decide the behaviors to follow. In addition, adequate health education for patients will provide them with the ability to self-measure their vital signs at home, providing useful information of their hemodynamic status to healthcare providers This is of vital importance in high-risk patients.
KEY WORDS
Vital signs, heart rate, respiratory rate, arterial pressure, temperature, oxygen saturation.
DESARROLLO DEL TEMA
Las constantes vitales son aquellos parámetros que nos indican el estado hemodinámico del paciente y expresan de manera inmediata los cambios funcionales que suceden en el organismo. Estos varían de acuerdo muchos factores como los son el sexo, edad, masa corporal, etc. Se consideran como principales parámetros fisiológicos: la frecuencia cardíaca (FC), la frecuencia respiratoria (FR), la presión arterial por medio de manguito neumático (PA), la temperatura periférica (Tª), y también se incluye actualmente la saturación de oxígeno (SatO2) mediante pulsioximetría1,2.
A continuación, se detallan las técnicas de monitorización no invasivas de constantes vitales que se realizan para evaluar cada parámetro fisiológico.
Frecuencia cardiaca (FC):
Definida el número de veces que se contrae el corazón durante un minuto (latidos por minuto). Se mide a través del pulso (onda pulsátil de la sangre, originada en la contracción del ventrículo izquierdo del corazón y que resulta en la expansión y contracción regular del calibre de las arterias).
Este parámetro nos da información sobre alteraciones del ritmo cardíaco (arritmias), perfusión y gasto cardiaco1,3,4.
Se realizará la medición de forma manual, palpando suavemente el paso de la sangre de la arteria con las yemas de los dedos índice y medio, en zonas del cuerpo donde las arterias están próximas a la piel. El pulso radial (cara anterior y lateral de las muñecas), pulso femoral (triángulo femoral o de Scarpa), pulso carotídeo (entre la laringe y el músculo esternocleidomastoideo, a la altura del cartílago tiroides) o pulso pedio (empeine del pie), son algunos ejemplos de las zonas de monitorización de esta constante5.
Se debe observar la frecuencia (taquicardia, bradicardias), el ritmo (arritmias) y el tipo de presión que ejerce sobre la pared arterial.
La frecuencia cardíaca normal oscila entre 50 y 100 latidos por minuto3.
Frecuencia respiratoria (FR):
Se define como la cantidad de respiraciones por minuto que realiza un ser vivo.
Se obtiene contando el número de respiraciones en 1 minuto, con el paciente sentado y relajado.
Los valores normales en el adulto se sitúan en 12-20 respiraciones por minuto. Fuera de estos valores, nos encontraremos en bradipnea (menos de 12 respiraciones por minuto), taquipnea (más de 20 respiraciones por minuto) o apnea (ausencia de respiración).
Además de la frecuencia, se valorará el ritmo, la profundidad, el esfuerzo y la presencia o no de ruidos.
Este parámetro se valorará mediante la observación, con el paciente en posición cómoda y sin hablar. Se realizará siempre sin haberle explicado lo que se va a realizar, para así evitar cambios voluntarios en la frecuencia respiratoria3.
Presión arterial (PA):
La presión arterial o tensión arterial, es la presión ejercida por la sangre a su paso por las paredes arteriales. Esta depende del gasto cardiaco y de las resistencias periféricas, por lo que sus valores cambian a lo largo del día.
Consta de dos cifras: la presión arterial sistólica (presión máxima o PAS) y la presión arterial diastólica (presión mínima o PAD). Los valores normales en el adulto son entre 100 y 140 mmHg la presión sistólica y entre 60 y 90 mmHg la presión diastólica. Así mismo, cuando nos encontramos por encima de estas cifras hablamos de hipertensión arterial y cuando son inferiores, hipotensión arterial1,3,6.
La medición de esta constante se realiza con el paciente sentado con la espalda recta, relajado y sin hablar. Se utiliza un esfigmomanómetro y un fonendoscopio. Se coloca el manguito (adecuado al diámetro del brazo) 3 cm por encima de la flexura del codo, con el brazo apoyado con la fosa antecubital a la altura del corazón y el fonendoscopio se coloca apoyado de forma suave sobre la arteria braquial. Se infla el manguito unos 30 mmHg por encima del nivel donde se pierde el pulso radial del paciente. Paulatinamente, se desinfla lentamente para así poder escuchar los ruidos de Korotkoff (el primero de ellos marcará la presión arterial sistólica, y el último de ellos la diastólica)7.
Se realizan 3 mediciones separadas de 1-2 minutos, y se hace promedio de las últimas 2 mediciones3,6,8.
Temperatura (Tª):
La temperatura corporal es el equilibrio entre la producción de calor por el cuerpo y la pérdida.
Se encuentra regulado por el centro de termorregulación situado en el hipotálamo, manteniéndolo en aproximadamente 37º1,3.
Se considera una persona con normotermia en valores de entre 36 y 37ºC. Por encima de 37ºC se habla de hipertermia y por debajo de 36ºC de hipotermia.
Para la obtención de este valor, se utiliza el termómetro.
Podemos obtener la temperatura central (temperatura de los tejidos corporales profundos) o la periférica (temperatura de piel, tejido subcutáneo y grasa).
Las zonas para la toma de la temperatura central son: recto, membrana timpánica, esófago, arteria pulmonar y vejiga urinaria. Por el contrario, la temperatura periférica se obtiene de la axila, cavidad oral y superficie cutánea.
Siempre se debe tener en cuenta que la temperatura rectal es 0,5ºC mayor que la oral y está, 0,5ºC mayor que la axilar. El más utilizado es el método axilar.
Los factores que modifican la temperatura son la edad, las variaciones diurnas, la localización corporal del termómetro, el ciclo menstrual, el estrés y el ejercicio físico3,9.
Saturación de oxígeno (SatO2):
Este parámetro indica la saturación de oxígeno en la sangre arterial.
Se estiman valores normales de SatO2, los encontrados por encima de 93%.
Se mide a través del pulsioxímetro, que estima la saturación a través de la piel, midiendo los cambios en la absorción de luz de la hemoglobina del torrente sanguíneo arterial. Se trata de un sensor que se coloca en la piel intacta, normalmente en los dedos de las manos. Realiza una medición continua.
Estos valores se pueden ver alterados por la temperatura corporal o tensión arterial1,10.
La medición de los parámetros explicados anteriormente permite a la enfermería conocer el estado fisiológico del paciente de una forma eficaz y no cruenta.
La toma de las constantes vitales se realiza de forma protocolaria en consultas de atención primaria, en plantas de hospitalización y situaciones de urgencia. En definitiva, se debe realizar cada vez que el paciente tiene contacto con el sistema sanitario.
Además, cobra una vital importancia la educación sanitaria para dotar a los propios pacientes de herramientas y conocimientos para la realización de estas técnicas en sus domicilios. Esto tiene especial valor en pacientes con alto riesgo cardiovascular o múltiples patologías crónicas, ya que permitirá obtener un control de su estado de salud de forma constante, tanto en su domicilio como en las consultas sanitarias. Así, explicándoles tanto los valores normales como las cifras de alarma y la forma correcta de la auto-medición de las constantes vitales, se podrá realizar una atención sanitaria precoz cuando estos valores se modifiquen, evitando que deriven en urgencias vitales que comprometen el estado general del paciente. Así mismo, servirá para corregir y ajustar la medicación correspondiente. Se trata de una herramienta interesante en pacientes con patologías crónicas como hipertensión arterial, EPOC, asma o diabetes. Además de oncológicos, inmunodeprimidos, pacientes con antecedentes de episodios cardiacos.
Enfermería cobra un importante papel ya que además de realizar estas mediciones de constantes vitales, se encargará en las consultas de atención primaria de realizar una correcta educación en cómo y cuándo realizar una auto-medición y cómo actuar en caso de cifras anormales (cifras de alarma para acudir a servicio de urgencia o consulta programada con el médico de atención primaria correspondiente).
La auto-medición de constantes vitales permite obtener cifras más reales ya que se obtienen en una situación más cómoda y tranquila, evitando situaciones de estrés (“la bata blanca”), siempre y cuando sea una medición fiable, con herramientas que funcionan correctamente (comprobadas por el personal sanitario) y utilizando la técnica correcta.
Las constantes vitales pueden incluirse en diferentes diagnósticos NANDA, NIC y NOC, como se expone a continuación.
Diagnósticos NANDA:
00267-Riesgo de tensión arterial inestable.
00029-Disminución del gasto cardíaco.
00008-Termorregulación ineficaz.
00204-Perfusión tisular periférica ineficaz.
NOC:
1837-Conocimiento: control de la hipertensión.
1922-Control del riesgo: hipertermia.
0802-Signos vitales.
0800-Termorregulación.
NIC:
6610-Identificación de riesgos.
4162-Manejo de la hipertensión.
6680-Monitorización de los signos vitales.
3900-Regulación de la temperatura.
CONCLUSIÓN
La monitorización no invasiva de constantes vitales constituye una herramienta fundamental para informar del estado hemodinámico del paciente en cualquier acto sanitario.
En esta tarea, la enfermería cobra una vital importancia ya que además de realizar dichas técnicas, dota al paciente de las habilidades necesarias para poder realizar una auto-medición de las constantes vitales.
En definitiva, una correcta medición de estas constantes, bien sea por profesionales o por el propio paciente, orientan al personal sanitario, de una forma sencilla y rápida, del estado de salud del paciente.
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