AUTORES
- Ana Sánchez Molina. Enfermera en Servicio Aragonés de Salud.
- Lara Campillos Oficialdegui. Enfermera en Servicio Aragonés de Salud.
- Soraya Lainez Torrijo. Enfermera en Servicio Aragonés de Salud.
- Alejandra Jerónimo Huete. Enfermera en Servicio Aragonés de Salud.
- Coral Anamaría Gil de Bernabé. Enfermera en Servicio Aragonés de Salud.
- Teresa Guillén Gines. Enfermera en Servicio Aragonés de Salud.
RESUMEN
El trasplante hepático es considerado en la actualidad como una técnica terapéutica eficaz para el tratamiento de las enfermedades hepáticas terminales. Entre sus indicaciones destacan las cirrosis hepáticas, la insuficiencia hepática aguda grave y los tumores hepáticos. A medida que ha pasado el tiempo las contraindicaciones para su realización han ido disminuyendo, como consecuencia en la mejora de las técnicas quirúrgicas empleadas, selección de los donantes y de los pacientes y mejores cuidados perioperatorios, en los cuales el equipo médico y de enfermería realiza una labor crucial.
PALABRAS CLAVE
Trasplante hepático, supervivencia, rechazo, injerto hepático.
ABSTRACT
Liver transplantation is currently considered an effective therapeutic technique for the treatment of end-stage liver diseases. Its indications include liver cirrhosis, severe acute liver failure and liver tumors. As time has passed, the contraindications for its performance have decreased, as a consequence of the improvement in the surgical techniques used, the selection of donated patients and patients, and better perioperative care, in which the medical and nursing team perform a crucial workforce.
KEY WORDS
Liver transplantation, survival, rejection, liver graft.
DESARROLLO DEL TEMA
Los objetivos para la realización de este artículo monográfico es realizar una revisión de toda la información disponible acerca del trasplante hepático. Conocer la importancia del trasplante hepático y su repercusión en los pacientes. Conocer las complicaciones que se pueden presentar una vez realizado el mismo. Explorar qué parámetros se tienen en cuenta para la selección de los pacientes.
Es conocido que el primer trasplante hepático humano fue realizado por el doctor TE Sarzl en el año 1963 en Estados Unidos, más concretamente en Denver. Dicho trasplante junto con otros llevados a cabo a lo largo de las décadas de 1960 y 1970 obtuvieron resultados negativos. No obstante, a partir de la utilización, a finales de la década de 1970, de la ciclosporina los resultados se tornaron muy positivos1.
A nivel español, el primer trasplante hepático fue realizado por los doctores Jaurrieta y Margarit en Barcelona. A lo largo de los años, el número de trasplantes hepáticos realizados ha aumentado superando los 1000 trasplantes anuales en la actualidad2.
Como hemos mencionado anteriormente, la introducción de la ciclosporina y la llegada de nuevos medicamentos inmunosupresores han provocado un aumento considerable de la supervivencia en los pacientes trasplantados pues ha provocado la disminución del rechazo tanto a nivel agudo como crónico. Entre ellos destacan los inhibidores de la calcineurina como son la ciclosporina o el tacrolimus e inhibidores de la síntesis de purinas como es la azatoprina o el micofenolato. Hay que destacar, que dichos medicamentos también pueden originar complicaciones importantes como insuficiencia renal, hipertensión arterial, dislipemia, aumento de frecuencia de diabetes mellitus y neurotoxicidad, además de ser considerados promotores tumorales3.
El aumento de la supervivencia también se ha visto favorecido por el perfeccionamiento de las técnicas quirúrgicas empleadas, mejores cuidados perioperatorios y la adecuada selección de pacientes3.
Dicho esto, el trasplante hepático se encuentra indicado en prácticamente todas las enfermedades graves del hígado, siendo la más frecuente la cirrosis hepática originada por la infección crónica por el virus de la hepatitis C o por el consumo crónico de alcohol. Con menos frecuencia se dan los casos de infección crónica por el virus de la hepatitis B, hepatitis autoinmune o enfermedad grasa no alcohólica. Además, también puede ser necesario en caso de cáncer de hígado y algunas enfermedades que ocasionan depósitos de hierro como la hemocromatosis o de cobre como la enfermedad de Wilson4.
En cuanto a las contraindicaciones absolutas destacan las neoplasias malignas (metástasis hepáticas, angiosarcoma hepático, colangiocarcinoma, etc.), las infecciones (VIH no controlado o activa grave), enfermedades extrahepáticas (edema cerebral, fallo multiorgánico, etc.) y problemas sociales (adicción activa a drogas o alcohol, enfermedad mental grave, etc.)3.
Por lo general, el tiempo medio de espera hasta el trasplante en España suele ser de 6 meses y la mitad de los pacientes se trasplanta dentro de los primeros 3-4 meses. Este tiempo varía en función del grupo sanguíneo y las medidas en cuanto a peso y talla, así como la gravedad de la enfermedad. La selección del candidato al trasplante hepático tiene lugar mediante tres fases, en la primera se evalúa la enfermedad hepática, en la segunda se descartan contraindicaciones y en la tercera se evalúa la existencia de posibles enfermedades o riesgos. Hay que destacar que si el hígado del paciente deja de funcionar bruscamente y su esperanza de vida es menor de 7 días o el paciente ya ha sido trasplantado pero su hígado nuevo deja de funcionar durante la primera semana del trasplante, estos casos se considerarían urgencia cero y tienen prioridad nacional. En el resto de los casos, el trasplante es programado. Para seleccionar el paciente más grave se utilizan unos índices MELD/PELD y/o la escala CHILD-PUGH4.
En cuanto al donante, la edad límite ha ido cambiando a lo largo del tiempo, hace diez años se encontraba en torno a los 50-60 años, pero actualmente se han realizado trasplantes incluso con donantes de más de 80 años3.
Una vez realizado el trasplante, la intervención suele ser de aproximadamente 6-12 horas, el paciente pasa a la unidad de cuidados intensivos donde permanecerá entre 1-4 días, según la evolución del cuadro clínico.
CONCLUSIONES
Actualmente la tasa de supervivencia de los pacientes trasplantados hepáticos se encuentra en torno al 80-90% al año, cifra que aumenta por encima del 70% a los 5 años en la mayoría de los casos, esto nos indica que puede considerarse una práctica de vital importancia para la supervivencia de estos pacientes y para mejorar su calidad de vida. La presencia de rechazo agudo no supone un problema fundamental pues los pacientes que lo presentan no presentan peor supervivencia que los pacientes que no lo presentan, siendo la principal causa de mortalidad las complicaciones técnicas e infecciosas y la recidiva tumoral, por ello la selección de los pacientes requiere un estudio exhaustivo de todos los factores de riesgo. El personal tanto médico como enfermero realiza un papel de vital importancia para que todo esto se lleve a cabo
BIBLIOGRAFÍA
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