Uso de probióticos en edad pediátrica. Artículo monográfico.

17 diciembre 2021

AUTORES

  1. Eva Negredo Rojo. Máster en Análisis Clínicos por la Universidad de Valencia. Enfermera en el Hospital Obispo Polanco de Teruel.
  2. M° José Tregón Loras. Máster en Gerontología Social por la Universidad de Zaragoza. Enfermera en el Hospital Obispo Polanco de Teruel.
  3. Susana Rodríguez Uceda. Enfermera en el Hospital Obispo Polanco de Teruel.
  4. Beatriz Antón Amado. Máster en Prevención de Riesgos Laborales por la Universidad Francisco de Vitoria de Madrid. Enfermera en el Hospital Obispo Polanco de Teruel.
  5. Lorena Chavarrias Izquierdo. Experto en Cuidados Especializados de Enfermería en Urgencias y Cuidados Críticos por la Universidad Europea Miguel de Cervantes. Enfermera en el Hospital Obispo Polanco de Teruel.
  6. María Cervera Catalán. Máster en Educación en Salud Escolar por la Universidad Católica de Valencia. Enfermera en la Residencia Javalambre de Teruel.

 

RESUMEN

Cada individuo posee una comunidad microbiana peculiar que depende de su genotipo y de la exposición temprana a los microorganismos de su entorno, pero también de la dieta, los cambios de estilo de vida o la terapia frente a las infecciones. La microbiota es esencial para la vida de los organismos superiores, hasta el punto de que esta no sería posible en su ausencia. Está compuesta, principalmente, por bacterias, aunque incluye también virus, hongos, levaduras, protozoos y arqueas. La microbiota se ve influida por muchos aspectos, desde la etapa prenatal, a través de una translocación de la microbiota intestinal materna, pasando por el tipo de parto, el tipo de lactancia recibida, la alimentación de los 1.000 primeros días, la toma o no de antibióticos, el entorno en el que vivamos y el estilo de vida que tengamos. La alimentación es el factor que más influye sobre el desarrollo de la microbiota. El desequilibrio de la microbiota se llama disbiosis. Para tratar la disbiosis y volver a un estado de eubiosis se emplean probióticos. Para que un probiótico sea eficaz, debe cumplir algunas características básicas, que validan su eficacia y su seguridad de uso: ser de origen humano, ser de IV Generación y tener una combinación de cepas específicas. Los probióticos más utilizados pertenecen a los géneros: Bifidobacterium, Lactobacillus y Saccharomyces. La principal vía de administración de los probióticos es la vía oral. La dosis terapéutica será la que permita alcanzar los efectos beneficiosos para la salud. Las indicaciones de los probióticos serían entre otras por ejemplo en: Enterocolitis necrosante, Enfermedad diarreica aguda, Cólico del lactante, Dermatitis atópica, etc. Los probióticos constituyen un campo prometedor en la prevención y el tratamiento de diferentes enfermedades.

 

PALABRAS CLAVE

Probiótico, microbiota, disbiosis, inmunidad, pediatría.

 

ABSTRACT

Each individual possesses a peculiar microbial community that depends on his genotype and early exposure to microorganisms in his environment, but also on diet, lifestyle changes or therapy against infections. The microbiota is essential for the life of higher organisms, to the extent that life would not be possible in its absence. It is mainly composed of bacteria, but also includes viruses, fungi, yeasts, protozoa and archaea. The microbiota is influenced by many aspects, from the prenatal stage, through a translocation of the maternal intestinal microbiota, through the type of birth, the type of breastfeeding received, the diet during the first 1,000 days, whether or not antibiotics are taken, the environment in which we live and our lifestyle. Diet is the factor that most influences the development of the microbiota. An imbalance of the microbiota is called dysbiosis. Probiotics are used to treat dysbiosis and return to a state of eubiosis. For a probiotic to be effective, it must meet some basic characteristics, which validate its efficacy and safety of use: it must be of human origin, be of IV Generation and have a combination of specific strains. The most commonly used probiotics belong to the following genera: Bifidobacterium, Lactobacillus and Saccharomyces. The main route of administration of probiotics is the oral route. The therapeutic dose will be the one that allows to achieve the beneficial effects for health. The indications of probiotics would be among others for example in: Necrotizing enterocolitis, Acute diarrheal disease, Infant colic, Atopic dermatitis, etc. Probiotics constitute a promising field in the prevention and treatment of different diseases.

 

KEY WORDS

Probiotics, microbiota, dysbiosis, immunity, pediatric.

 

INTRODUCCIÓN

La microbiota constituye un complejo ecosistema que establece una relación mutualista con el hospedador. Está compuesta por más de 1.000 especies bacterianas diferentes, con un número de células aproximado de 1014 UFC (100 billones), sobrepasando a las células del cuerpo humano en una proporción de 10 a 1, o sea, el 90% de nuestras células en número, no en masa, son microbios1. Hay una relación constante entre nuestro genoma y nuestro microbioma de tipo mutualista, en la que ambos obtienen beneficios. Los microorganismos nos proporcionan ventajas desde el punto de vista inmunitario, nutricional y metabólico y nosotros les proporcionamos hábitat y nutrientes. Los desequilibrios en esta relación balanceada, implican disbiosis y se relacionan con hasta 105 enfermedades2. Los factores que impactan en nuestro ecosistema intestinal son: la alimentación, los fármacos, estrés, malos hábitos de vida y la edad. Los síntomas más frecuentes en la disbiosis suelen ser: hinchazón, distensión/dolor abdominal, flatulencias, diarrea, estreñimiento, cólicos, alergias, intolerancias alimentarias, infecciones vaginales/urinarias3. Para revertir una situación de disbiosis y conseguir que nuestra microbiota vuelva a estar en un estado saludable de eubiosis se requiere la utilización de probióticos humanos específicos de IV Generación. El término probiótico apareció por primera vez en 1965 como antagónico de antibiótico4. En 2001, una comisión de expertos internacionales convocados de forma conjunta por la FAO y la OMS definió a los probióticos como “microorganismos vivos que cuando se administran en cantidades adecuadas confieren un beneficio a la salud del hospedador”5. Hay que tener en cuenta que no todos los probióticos son iguales, tienen que cumplir una serie de requisitos para que sean eficaces y seguros.

 

DESARROLLO DEL TEMA

Desde hace décadas conocemos que las bacterias no son únicamente unos microorganismos patógenos capaces de causar una enfermedad, sino que sus funciones van mucho más allá, aportando beneficios al ser humano4. Los primeros 1000 días de vida de un/a niño/a constituyen el período que transcurre entre la fecundación y los 2 años de edad. A lo largo de este período (e incluso antes), y durante toda la vida, la fisiología humana se encuentra influenciada de diversas maneras por microorganismos6. Cada individuo posee una comunidad microbiana peculiar que depende de su genotipo y de la exposición temprana a los microorganismos de su entorno, pero también de la dieta, los cambios de estilo de vida o la terapia frente a las infecciones5. Con el término “microbiota”, se hace referencia al conjunto de microorganismos que colonizan nuestro cuerpo. Está compuesta, principalmente, por bacterias, aunque incluye también una gran cantidad de virus, hongos, levaduras, protozoos y arqueas6. La microbiota es esencial para la vida de los organismos superiores, hasta el punto de que esta no sería posible en su ausencia. Los genes de los microorganismos que viven en nuestro cuerpo representan aproximadamente 100 veces el genoma humano y reciben el nombre de metagenoma2. Desempeña importantes funciones metabólicas, de barrera defensiva e inmunorreguladora, imprescindibles para el correcto mantenimiento del estado de salud del hospedador1. La microbiota se ve influida por muchos aspectos, desde la etapa prenatal (ya se ha visto que el intestino del feto no es estéril), a través de una translocación de la microbiota intestinal materna, pasando por el tipo de parto, el tipo de lactancia recibida, la alimentación de los 1.000 primeros días, la toma o no de antibióticos, el entorno en el que vivamos y el estilo de vida que tengamos2, se asocian al desarrollo precoz de enfermedades alérgicas como asma, dermatitis, y enfermedades crónicas como obesidad7. La alimentación es el factor que más influye sobre el desarrollo de la microbiota2. Otro factor condicionante sería la edad: las bacterias que nos colonizan y nos acompañan a lo largo de las diferentes etapas de la vida (infancia, adolescencia, edad adulta y vejez) van variando. El conocimiento sobre cuáles son las que predominan en cada momento permite diseñar estrategias terapéuticas adecuadas a cada edad.

 

Conceptos que debemos conocer5,6,7:

  • Eubiosis: Microbiota en equilibrio, cumple los requisitos para que nos podamos beneficiar de sus efectos sobre la salud.
  • Disbiosis: Desequilibrio en la microbiota dando lugar a la desaparición de los efectos beneficiosos para la salud. Disminuir en diversidad, no necesariamente en cantidad de microorganismos.
  • Probiótico (Lilly-Stillwell, 1965): Microorganismos vivos que confieren un beneficio a la salud del huésped cuando se los administra en cantidades adecuadas.
  • Prebióticos (Gibson-Roberfroid, 1995): Ingredientes fermentados selectivamente que dan lugar a cambios específicos en la composición y/o actividad de la microbiota gastrointestinal, confiriendo así beneficios a la salud del huésped.
  • Alimentos fermentados: son aquellos obtenidos mediante el desarrollo controlado de microorganismos (bacterias, levaduras, hongos) y su acción enzimática sobre un sustrato alimenticio, que lo transforma en un producto diferente al material de partida.

 

Muchos de los estudios que se han llevado a cabo en los últimos años tratan de encontrar patrones disbióticos en determinadas enfermedades. No sólo en la microbiota intestinal puede darse disbiosis, también se habla de disbiosis a nivel oral, vaginal y pulmonar. Los síntomas más frecuentes en la disbiosis son:

  • Hinchazón y distensión abdominal.
  • Flatulencias.
  • Alteraciones del tránsito intestinal, tanto diarrea como estreñimiento.
  • Dolor abdominal, como los cólicos.
  • Lengua blanca.
  • Aparición de alergias e intolerancias alimentarias.
  • Infecciones vaginales o de orina de repetición3.

 

Para tratar la disbiosis y volver a un estado de eubiosis se emplean probióticos. Los probióticos han sido definidos por la Organización de Alimentación y Agricultura (FAO, Food and Agriculture Organization) de las Naciones Unidas y por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como microorganismos vivos que, cuando se administran en cantidades adecuadas, confieren un beneficio a la salud del hospedador. La mayoría de probióticos son aislados de la microbiota del ser humano, y pueden administrarse para aumentar o reforzar la microbiota humana8. Para que un probiótico sea eficaz, debe cumplir algunas características básicas, que validan su eficacia y su seguridad de uso3:

  • Ser de origen humano.
  • Ser de IV Generación.
  • Tener una combinación de cepas específicas.

 

Además, deben de tener capacidad de sobrevivir en condiciones intestinales, estimular el sistema inmune y demostrar antagonismo contra patógenos. Al hablar de la clasificación de los probióticos se debe tener en cuenta que se pueden dividir tanto por etiología (bacterias y hongos) como en composición (un solo microorganismo o varios)9. Incluyen diversos tipos de microorganismos que se identifican según su género, especie (subespecie si corresponde) y la designación alfanumérica de la cepa. La nomenclatura completa, hasta el nivel de cepa, es imprescindible para poder atribuirle beneficios declarados. Los probióticos más utilizados pertenecen a los géneros: Bifidobacterium, Lactobacillus y Saccharomyces8. Existe varios mecanismos a través de los cuales actúan los probióticos entre ellos se mencionan los siguientes10:

  • Inducción de un pH ácido menor a 4, para impedir el crecimiento de gérmenes.
  • Restablecer la flora normal tras una alteración gastrointestinal.
  • Poseen la capacidad de adherirse a enterocitos y colonocitos, incrementando el efecto barrero no dependiente del sistema inmunológico.
  • Ejercer un efecto competitivo con otras bacterias, ocupando sus lugares de anidación e inhibiendo el crecimiento de especies de enteropatógenos.
  • Poseer la capacidad de aumentar la expresión de las mucinas ileocolónicas MUC2 y MUC3, coadyuvando al recubrimiento del intestino de una capa de moco, mecanismo inespecífico, pero muy eficaz de la lucha antibacteriana.
  • Dificultar la translocación bacteriana.

 

La principal vía de administración de los microorganismos probióticos es la vía oral. Los probióticos deben sobrevivir a lo largo del tracto gastrointestinal, tolerar el ácido, la bilis y las enzimas a nivel gástrico y lograr posteriormente adherirse al epitelio intestinal, además deben garantizar la supervivencia de los microorganismos en forma vial durante el almacenamiento hasta el final de la vida útil. Se pueden obtener probióticos a través de diferentes maneras, ya sea consumiendo alimentos considerados como probióticos naturales los cuales han pasado por un proceso de “lactofermentación”, por ejemplo, el yogurt o el kéfir y la otra manera es a través de suplementos con probióticos. Cuanto mayor es la diversidad de probióticos, así como el número de bacterias dentro de cada comprimido, mejor será el suplemento y más rápido será el beneficio deseado9. Existen una serie de normas a seguir recogidas en el “reglamento de la Unión Europea sobre las declaraciones nutricionales y de propiedades saludables (1924/2006/CE)”1. La dosis terapéutica será la que permita alcanzar los efectos beneficiosos para la salud. Son muy variables, dependiendo de la cepa y de las indicaciones, oscilan entre 106-1011 UFC/dosis. ¿En qué situaciones podemos usar probióticos?5,7:

  • Enfermedad diarreica aguda, se usaría Lactobacillus rhamnosus entre otros.
  • Enterocolitis necrosante, se usaría L. casei rhamnosus, L. acidophilus/B. infantis, mezclas de Bifidobacterium y Lactobacillus, B. breve y L. reuteri.
  • Cólico del lactante, se usaría Lactobacillus reuteri.
  • Dermatitis atópica, la administración de algunos probióticos en etapa prenatal reduce la prevalencia y severidad del eczema en lactantes y en niños.
  • Probióticos y prebióticos en las fórmulas infantiles.
  • Diarrea asociada a antibióticos. Los ensayos realizados han podido demostrar que los probióticos en combinación con antibióticos reducen el riesgo de diarrea asociada a los mismos.
  • Probióticos en el tratamiento de la enfermedad inflamatoria intestinal. Ninguno ha demostrado su eficacia en la enfermedad de Crohn, mientras que, en colitis ulcerosa, parece que el uso de VSL#3 contribuyó a inducir y mantener la remisión.
  • Malabsorción de la lactosa. las bacterias del yogur vivas (Lactobacillus bulgaricus y Streptococcus thermophilus) mejoran la digestión de la lactosa en individuos con intolerancia
  • Infección por Helicobacter pylori. Como tratamiento coadyuvante, los probióticos podrían disminuir los efectos secundarios del tratamiento y mejorar las tasas de erradicación.
  • Obesidad. Las poblaciones de Bifidobacterium y Staphylococcus aureus en el niño son posibles factores predictivos inversos y directos del desarrollo de obesidad en la edad adulta.

Los probióticos constituyen un campo prometedor en la prevención y el tratamiento de diferentes enfermedades. Sin embargo, los grados de evidencia y fuerza de recomendación para sus aplicaciones prácticas son débiles en general y todavía se precisan estudios, básicos y clínicos, para resolver interrogantes sobre posibles cepas, dosis y formas de administración, farmacocinética, efectos clínicos, seguridad, etc.

 

CONCLUSIONES

La composición de la microbiota humana es muy variable dependiendo de la etapa de la vida que nos encontremos. Ésta se ve influenciada por múltiples factores siendo la alimentación uno de los más importantes. El equilibrio adecuado en la microbiota humana es un factor protector contra enfermedades alérgicas, respiratorias, gastrointestinales, metabólicas e inflamatorias7. Para conseguir un estado de eubiosis debemos de hacer hincapié en el uso racional de antibióticos y un estilo de vida basado en una dieta saludable, ejercicio físico regular, sueño reparador e intentar bajar el estrés al que estamos sometidos de continuo. Una vez que este equilibrio se pierde y entramos en un estado de disbiosis, se ha podido comprobar que los probióticos son eficaces en el tratamiento de determinadas enfermedades, favoreciendo el estado de salud del paciente que los toma. Cada vez son más los estudios que evidencian la validez y seguridad del uso de los probióticos en edad pediátrica, dada la ausencia de efectos adversos en general.

 

BIBLIOGRAFÍA

  1. Vázquez Hernández A, Coronel C, Monge M, Quintana C. Microbióta, probióticos, prebióticos y simbióticos. Pediatr Integral. 2015; XIX(5):337-354
  2. Jiménez AI, Martínez RM, Velasco M, Martínez AB, Salas-González D, Cuadrado-Soto E. Nutrición y microbiota en población pediátrica. Implicaciones sanitarias [Internet]. Nutrición Hospitalaria. 2020 [Citado el 10 de noviembre de 2021]. Disponible en: https://scielo.isciii.es/scielo.php?pid=S0212-16112020000600003&script=sci_arttext&tlng=pt
  3. Disbiosis: el desequilibrio de la microbiota [Internet]. Nutribiótica; 2021 [Citado el 11 de noviembre de 2021]. Disponible en: https://www.nutribiotica.es/microbiota-y-disbiosis/disbiosis/5.
  4. Rodríguez C, Álvarez G, Pérez J, Tolín M, Miranda C, Sánchez C. Encuesta sobre el conocimiento y el empleo de probióticos y prebióticos entre los profesionales de la pediatría en España. An Microb Probiót Prebiót. 2021;2(1):15-21
  5. Álvarez G. Probióticos en pediatría. Canarias pediátrica. 2021;45(2):176-183
  6. Vinderola G, Pérez-Marc G. Alimentos fermentados y probióticos en niños. La importancia de conocer sus diferencias microbiológicas. Arch Argent Pediatr. 2021;119(1):56-61
  7. Camacho-Cruz J, Rusinky L, Salazar D, Sanabria S, et al. Microbiota intestinal en pediatría. Repert Med Cir. 2021; 30(2):109-117
  8. Arana C. Los probióticos en las infecciones (V.3.0/2020). Guía rápida para la selección del tratamiento antimicrobiano empírico [Internet] [actualizado el 11/01/2021; consultado el 7 de noviembre de 2021]. Disponible en http://www.guia-abe.es
  9. Rappaccioli R, Zaror V, Herrera S. Probióticos: desafíos, revisión y alcance. Rev. Méd. Sinerg. [Internet]. 1 de junio de 2021 [citado 11 de noviembre de 2021];6(6)e686. Disponible en: https://www.revistamedicasinergia.com/index.php/rms/article/view/686/1237
  10. Frías R. Uso de probióticos en pediatría. Rev Enferm Infecc Pediatr. 2020;32(131):1618-25.

 

Publique con nosotros

Indexación de la revista

ID:3540

Últimos artículos