Agentes biológicos y salud laboral.

20 marzo 2022

AUTORES

  1. Cristina Bueno Fernández. M.I.R. Anestesiología y Reanimación. Hospital Universitario Miguel Servet, Zaragoza.
  2. Laura Belenguer Pola. M.I.R Pediatría. Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa.
  3. Alejandro Gracia Roche. F.E.A. Anestesiología y Reanimación. Hospital Universitario Miguel Servet, Zaragoza.
  4. Julia Calvo Latorre. Internal Medicine Trainee Year 3, Cambridge University Hospitals. NHS Foundation Trust.
  5. Bárbara Álvarez Moreno. M.I.R Medicina familiar y comunitaria. Hospital Doctor Peset, Valencia.
  6. Alberto Guillén Bobé. M.I.R Medicina familiar y comunitaria. Hospital Universitario Miguel Servet, Zaragoza.

 

RESUMEN

Algunos microorganismos ponen en riesgo la salud de los trabajadores. Para reducir el riesgo de exposición a estos agentes, deben implementarse medidas preventivas, como las de higiene personal o el suministro de equipos de protección individual. Los profesionales de la salud están expuestos a bacterias, hongos y virus, siendo éstos últimos los causantes de las principales enfermedades infecciosas (VIH, virus hepatitis B y C). El trabajo en el sector de la ganadería posee un riesgo de exposición a agentes de reservorio animal, como la brucelosis.

 

PALABRAS CLAVE

Factores biológicos, enfermedades profesionales, exposición profesional, hepatitis B, hepatitis C, infecciones por VIH.

 

ABSTRACT

Some microorganisms put the health of workers at risk. To reduce the risk of exposure to these agents, preventive measures must be implemented, such as personal hygiene measures or the provision of personal protective equipment. Healthcare workers are exposed to bacteria, fungi and viruses, the latter being the cause of the main infectious diseases (HIV, hepatitis B and C viruses). Working in the livestock industry poses a risk of exposure to animal reservoir agents, such as brucellosis.

 

KEY WORDS

Occupational exposure, biological agents, hepatitis C, hepatitis B, HIV, brucellosis.

 

INTRODUCCIÓN

Los agentes biológicos son un importante factor de riesgo para la salud de los trabajadores, como lo son también los contaminantes químicos y físicos.

En el marco legal, el R.D. 664/1997, del 12 mayo, sobre protección de los trabajadores contra los riesgos relacionados con la exposición a agentes biológicos durante el trabajo, define a dichos agentes como ‘microorganismos, con inclusión de los genéticamente modificados, cultivos celulares y endoparásitos, susceptibles de originar cualquier tipo de infección, alergia o toxicidad1.

Se entiende por exposición a agentes biológicos la presencia de éstos en el entorno laboral, pudiendo distinguirse tres grandes grupos de exposición: exposiciones derivadas de una actividad laboral con intención deliberada de utilizar o manipular un agente biológico (ej. animales deliberadamente infectados o el trabajo en laboratorios de diagnóstico microbiológico); exposición que surge de la actividad laboral, pero ésta no implica la manipulación, ni contacto directo ni el uso deliberado del agente bilógico, es decir, la exposición es accidental; y, exposición que no se deriva de la propia actividad laboral (ej. trabajador que sufre una infección respiratoria contagiada por otro compañero)2,3.

Los agentes biológicos son seres vivos como las bacterias, virus, insectos, plantas, aves, animales y humanos que se encuentran ampliamente distribuidos por la naturaleza y, aunque poseen funciones beneficiosas para la vida, pueden provocar también efectos perjudiciales en el ser humano, ya sea desde una simple irritación en la piel, hasta enfermedades graves como el VIH.

La vía de transmisión varía en dependencia del tipo de agente biológico. Ésta puede ser por vía cutánea (Staphylococcus aureus), por vía respiratoria (Mycobacterium tuberculosis), por vía sanguínea (hepatitis B, C) o por vía digestiva (Hepatitis A).

Los efectos sobre la salud de los agentes biológicos pueden ser clasificados en infecciosos, tóxicos, alérgicos y teratógenos o cancerígenos. Los primeros,

  • Infecciosos: dependen del propio patógeno y del receptor, pudiéndose producir una colonización y posterior multiplicación, dando lugar a manifestaciones locales y sistémicas. Todo ello dependerá de las características del patógeno, las dosis infectivas, la puerta de entrada y la salud del huésped.
  • Tóxicos: sus efectos perjudiciales de los microorganismos se producen por la capacidad que poseen para producir toxinas. Dentro de estas distinguimos entre endotoxinas (ej. Lipopolisacáridos componentes de la pared celular de las bacterias gram negativas) y exotoxinas (productos de naturaleza proteica liberados por algunos microorganismos).
  • Alérgicos: destacan la presencia de los hongos, aún más cuando la exposición es larga en el tiempo. La sintomatología puede acontecer a los minutos de la exposición al alérgeno (hipersensibilidad tipo I) o con retraso temporal (hipersensibilidad tipo IV), manifestándose desde una rinitis pasando por una dermatitis por contacto y hasta cuadros de alveolitis extrínseca que puede conllevar a deterioros permanentes de la capacidad pulmonar.
  • Teratógenos y cancerígenos: encontramos especialmente los microorganismos de naturaleza viral (virus de la hepatitis B y C), que están relacionados con el desarrollo de ciertas neoplasias 3.

Según el artículo 3 del Real Decreto 664/1997, de 12 de mayo, sobre la protección de los trabajadores contra Riesgos Biológicos, los agentes biológicos se clasifican en 4 grupos diferentes.

  • Grupo 1: agentes con escasa probabilidad de causar una enfermedad en las personas.
  • Grupo 2: agentes que pueden causar una enfermedad en el ser humano y pueden suponer un peligro para quienes trabajan, siendo poco probable que se propaguen a la colectividad y existiendo generalmente profilaxis o tratamiento eficaz
  • Grupo 3: agentes que pueden causar una enfermedad grave en las personas y presentan un serio peligro para quienes trabajan, con riesgo de que se propaguen a la colectividad y, existiendo generalmente, una profilaxis o tratamiento eficaz.
  • Grupo 4: agentes que causan una enfermedad grave en el ser humano y suponen un serio peligro para quienes trabajan, con muchas posibilidades de que se propaguen a la colectividad y sin que exista generalmente una profilaxis o un tratamiento eficaz2,4.

 

Estrategias preventivas:

Una vez que se ha puesto de manifiesto que existe una exposición real a microorganismos patagones o a sus productos, se debe poner en marcha medidas que consigan eliminar o disminuir los riesgos asociados a esas exposiciones3.

En el marco legal, según la Ley de Prevención de Riesgos Laborales (Ley 31/1995, de 8 de noviembre), en su artículo 14, convierte al empresario y a las Administraciones Públicas respecto de personal a su servicio, en el garante de la Seguridad y la Salud de los trabajadores.

Existen numerosas estrategias preventivas con el objetivo de minimizar el riesgo asociado a la exposición. Entre ellas destacan: medidas de higiene personal (prohibición de comer, beber o fumar en el lugar de trabajo, lavado de manos)2,3, la eliminación de los agentes biológicos peligrosos3; el confinamiento o contención de los procesos contaminantes, mediante barreras (físicas, químicas o biológicas)2 ; el establecimiento de una adecuada ventilación; reducción del número de trabajadores expuestos; la automatización de aquellos procesos que impliquen exposición a agentes biológicos; o la disminución del tiempo de exposición.

Otra medida sería el suministro de equipos de protección individual (EPI)3, cuya finalidad es neutralizar la acción de los posibles accidentes. Los EPI deben ajustarse a lo dispuesto en el Real Decreto de 773/1997 de 30 de mayo sobre ‘Disposiciones mínimas de seguridad y salud relativas a la utilización por los trabajadores de equipos de protección individual2.

Respecto a las vacunas, se trata de una técnica preventiva específica frente a los riesgos biológicos. Entre las vacunas más frecuentes se encuentran: la antigripal, para aquellos que atienden directamente al público; la antitetánica, indicada en cualquier trabajador y específicamente en agricultores, obreros de la construcción, jardineros etc.; la antihepatitis B (en sanitarios, funcionarios de prisiones); la antihepatitis A (personal sanitario, manipuladores de alimentos, trabajadores de guarderías); la antirrábica (en veterinarios, espeléologos); y la vacuna de la fiebre tifoidea (en manipuladores de alimentos,). Hay vacunas de uso excepcional, como las de la peste, el carbunco o viruela, que están indicadas en personal de laboratorio expuesto a estas enfermedades2,3.

Es necesario inculcar a los trabajadores la necesidad de notificar a Medicina Preventiva o al responsable inmediato, los accidentes que se produzcan para registrarlos2.

 

Profesiones y exposiciones:

Son muchos los profesionales que están expuestos a los agentes biológicos. Además, su importancia es creciente, dado que se están empezando a utilizar microorganismos en la producción industrial, fundamentalmente en la biotecnología. A continuación, se expondrán las principales exposiciones a las que están sometidos los profesionales de la salud, así como los agricultores y ganaderos.

Profesionales de la Salud:

Aunque los profesionales de la salud pueden estar expuestos tanto a bacterias (riquetsias, legionellas, micobacterias), a virus (hepatitis B, C, D, E o G) u hongos (aspergillusm candidas, pellicillium), parásitosc/leishmaniam tenia, echinococcus, toxoplasma…), en los países desarrollados, las principales enfermedades infecciosas a las que se ven expuestos en su práctica diaria son los de etiología vírica, sobretodo el Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH), la hepatitis B y la C 5,6. Así mismo, la TBC es significativamente más frecuente entre los profesionales de la salud que en la población general1.

El riesgo biológico en el medio sanitario es el más frecuente entre los riesgos laborales de dicho entorno2,6. Provienen sobre todo de fuentes humanas, ya sean de los pacientes, de los familiares e incluso los profesionales de la salud; aunque también pueden provenir de fuentes ambientales inanimadas.

Los agentes biológicos más importantes son el VIH, VHC y VHB

 

Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH):

A nivel mundial, existen alrededor de 38 millones de personas infectadas con el VIH, con una incidencia anual sobre 1,7 millones de personas. VIH. Su transmisión se produce por vía sexual, sanguínea y perinatal7. El personal sanitario puede ser infectado con el VIH a través de una inoculación percutánea, contacto con heridas abiertas, contacto con piel no intacta y contacto cutáneomucoso5, siendo la sangre el fluido más frecuentemente implicado5. La mayor parte de los accidentes se producen por disrupción de la piel de objetos punzantes, siendo el pinchazo el accidente que con mayor frecuencia ocurre3,6.

Por categorías profesionales, es en el personal de enfermería el que más accidentes se producen (52,8%)5,6, seguido del de auxiliar de enfermería (16,4%) y del médico (16,4%)6.

La transmisión dependerá directamente de la vía de penetración, del tipo de cepa del virus, de la susceptibilidad del receptor, la carga viral de la persona de origen de la infección, de la cantidad de fluido inoculada e indirectamente, de la prevalencia e incidencia del VIH en la población atendida en los servicios de atención de salud5.

El riesgo de seroconversión después de un accidente laboral con exposición sanguínea es del 0,2-0,5% para exposiciones parenterales, siendo el riesgo 10 veces menor en caso de contacto mucocutáneo8,9.

Para prevenir el desarrollo de la enfermedad en aquellos casos con exposición a fluidos infectantes procedentes de pacientes con VIH, se propone dar la triple terapia, siempre lo antes posible (menos de 24-48 horas) durante 4 semanas7.

 

Virus de la Hepatitis C:

El virus de la hepatitis C (VHC) pertenece a la familia Hepadnaviridae. Es transmitido fundamentalmente por vía parenteral, aunque ocurre también en personas sin estos antecedentes. La transmisión sexual es excepcional5. El riesgo de contagiarse tras la exposición a la sangre infectada es de 1,8% debido a que no es transmitido eficientemente por las exposiciones ocupacionales11.

Cabe resaltar que, en las últimas décadas, la mayoría de las hepatitis producidas en los hospitales, eran debidos al VHB, pero desde la introducción de la vacunación en los años 80 y debido al descubrimiento de la gammaglobulina específica anti-hepatitis B, se ha reducido drásticamente su incidencia entre profesionales sanitarios. Por todo ello, la mayoría de las hepatitis víricas en los profesionales de la salud es debida al virus de la hepatitis C5.

Debido a que no se dispone de una vacuna para prevenir la hepatitis C, y la gammaglobulina que se podría suministrar tras la exposición no es eficaz, la prevención del contagio se basa en las estrategias que eviten la exposición a fluidos infectados.

 

Virus de la Hepatitis B:

El virus de la hepatitis B (VHB) pertenece a la familia Hepadnaviridae, y es el único de su familia que posee ADN en lugar de ARN. Se transmite a partir de individuos con infección aguda, sintomática o asintomática, o de portadores crónicos del virus (tienen positivo el HBsAg), fundamentalmente por vía parenteral y sexual.

La exposición nosocomial es un importante factor de riesgo de infección del VHB. En el año 2012, el 20,7% de las infecciones por VHB estuvieron relacionadas con este tipo de exposición10.

El riesgo de transmisión del VHB a través de una lesión por un material contaminado es alrededor del 10%, cifra que puede alcanzar hasta el 30% en caso de que exista presencia del antiígeno-Hbe9.

La vacunación es la mejor herramienta para prevenir la infección, por lo que está recomendada para el personal sanitario10.

La inmunoprofilaxis activa consiste en la administración de la vacuna, la cual se encuentra actualmente en el calendario vacunal infantil7, La vacunación es la mejor herramienta para prevenir la infección, por lo que está recomendada para personal sanitario10. En el caso de que el trabajador, antes de la incorporación a su puesto, no tuviera el calendario de vacunación en regla, deberá ser vacunado contra la hepatitis B con 3 dosis10,11.

En situaciones de post-exposición, en personas que carecen de marcadores serológicos del VHB debe administrarse la inmunoprofilaxis pasiva mediante preparados de gammaglobulina desarrollados a partir del plasma de personas con títulos altos de anti-GBs (gammaglobulina antihepatitis B). Debe administrarse antes de las 12 horas pos-contacto, con dos dosis de 5 mL, con un intervalo de 4 semanas7.

 

Agricultores y ganaderos:

Los agricultores y ganaderos están expuestos a agentes biológicos que son de reservorio animal (como puede ser la brucelosis), así como de reservorio telúrico a partir de los excrementos, y secreciones de los animales infectados. Así mismo, los agricultores están expuestos al polvo orgánico, a esporas y a endotoxinas (fosfolípidos y polisacáridos que forman parte de la pared celular de las bacterias). La exposición debido a la inhalación de polvo procedente del heno mohoso, puede provocar el denominado ‘pulmón del granjero’ conocida también como ‘alveolitis alérgica extrínseca’, ‘alveolitis por hipersensibilidad’ o también como ‘neumonitis por hipersensibilidad’, con una prevalencia de entre el 2-10% de los granjeros1.

 

Brucelosis:

Se trata de una enfermedad infecciosa de distribución mundial, producida por bacterias del género Brucella que ataca a varias especies de mamíferos, entre los que se encuentra el hombre. Hay varios tipos de especies de Brucellas, que por orden de virulencia se clasifican en: B mellitensis (que afecta fundamentalmente al ganado caprino), B. suis (cerdos), B abortus (vacas) y B canis (perro). Se trata de una zoonosis, es decir, que se propaga y se mantiene entre los animales. Se adquiere por contacto directo cutáneo-mucoso con animales infectados y sus secreciones (causa más frecuente de contagio en países desarrollados) o por el consumo de lácteos no higienizados, que es la causa más frecuente de contagio en los países en vías de desarrollo)10.

En España es una enfermedad endémica, siendo el primer país de la Unión Europea en prevalencia.

La mitad de los seres humanos contagiados presentan, tras un periodo de incubación de dos a tres semanas, un cuadro agudo de fiebre, escalofríos, sudor nocturno, astenia, mialgias y artralgias, que son presentados en un 90% de los enfermos. Otros signos menos prevalentes son las adenopatías, principalmente a nivel cervical e inguinal, (12-20% casos), y hepatoesplenoemegalia (30-50 %casos). Al principio fue descrito un cuadro ondulante de fiebre, sin embargo, en la actualidad se ha encontrado que la fiebre no sigue un patrón particular, pudiendo persistir varios días o semanas. También puede afectarse el sistema genitourinario, siendo la orquioepididimitis la forma más frecuente y la afectación gastrointestinal y hepática12,13.

La enfermedad es más frecuente en el sexo masculino, en edades medias de la vida, en los meses de primavera y verano y, respecto a su localización, es más frecuente en el medio rural. Todo ello es compatible debido al hecho de que la ganadería se produce preferentemente en áreas rurales y hay un predominio del sexo masculino en cuanto a la ocupación laboral de este tipo de oficio.

En cuanto a las medidas preventivas para evitar la infección humana, dado que se trata de una zoonosis, es importante la adecuada vacunación del ganado y la eliminación o la curación de los animales infectados. La manipulación en los laboratorios de la bacteria, se recomiendan laboratorios de nivel 3 y, en caso de contacto con el patógeno, la instauración de un tratamiento profiláctico durante seis semanas. Por último, para evitar el contagio debido a los lácteos y sus derivados, se soluciona con la pasteurización adecuada de los mismos13.

 

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