Alimentación complementaria: qué debemos saber.

8 marzo 2022

AUTORES

  1. Clara Laliena Oliva F.E.A Pediatría Centro de Salud Bombarda, Zaragoza.
  2. Ana Revuelta Cabello F.E.A Pediatría Hospital Comarcal Alcañiz, Teruel.
  3. Laura Belenguer Pola. M.I.R Pediatría Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa, Zaragoza.
  4. Cristina Bueno Fernández. M.I.R. Anestesiología y Reanimación. Hospital Universitario Miguel Servet, Zaragoza.

 

RESUMEN

En los últimos años, la alimentación complementaria y las recomendaciones respecto a la misma, han cambiado en numerosas ocasiones, con diferencias respecto a años previos y nuevas evidencias. Dado que se trata de un proceso por el cual deben pasar todos los lactantes, se realiza una revisión de las recomendaciones actuales.

Objetivo principal: Resumir de forma general las nuevas recomendaciones y evidencia científica disponible respecto a la alimentación complementaria.

 

PALABRAS CLAVE

Alimentos para lactantes, fenómenos fisiológicos nutricionales del lactante, nutrición del lactante.

 

ABSTRACT

In the last years, complementary feeding and the recommendations about it, have changed frequently, with differences compared to previous years and new evidence. Since this is a stage that all infants must experience, we have made a review of the current recommendations.

Main objective: Summarize the new recommendations and available scientific evidence regarding complementary feeding.

 

KEY WORDS

Infant nutritional physiology, complementary feeding, pediatrics.

 

DESARROLLO DEL TEMA

Los primeros 3 años de vida, y especialmente en primer año, es el momento en el que la alimentación tiene un mayor impacto sobre la salud del niño, y a lo largo de toda su vida futura1, ya que si adquiere unos hábitos nutricionales sanos y variados le permitirá alcanzar un crecimiento y desarrollo óptimos y prevenir la aparición de enfermedades crónicas en la edad adulta.

La alimentación complementaria (AC) se refiere a todo alimento que comienza a tomar el lactante, ya sea sólido o líquido, distinto de la leche materna o de un preparado para lactantes o de continuación.

El comienzo de la alimentación complementaria se da de forma general en torno a los 6 meses de vida. Las diferentes organizaciones de la salud, admiten el inicio de la misma desde los 4 a los 6 meses, procurando no retrasarla. En el momento actual, parece adecuado comenzar en torno a los 6 meses, a menos que el lactante, por alguna condición asociada (prematuridad con retraso de desarrollo psicomotor, hipotonía, enfermedad crónica…) precise retrasar el inicio de la misma por no mostrar signos de estar preparado (sedestación más o menos estable, sostén cefálico, desaparición progresiva del reflejo de extrusión…). Hasta los 6 meses, la alimentación debe ser lactancia materna o bien de fórmula exclusiva, a partir de entonces, la relación se irá invirtiendo de forma progresiva, inicialmente seguirá predominando la lactancia y de forma posterior los alimentos sólidos2.

La pauta de introducción de los diferentes alimentos no es rígida, más bien todo lo contrario, debe adaptarse a las familias y a su entorno cultural y social3,4.

No es necesario retrasar la introducción de ningún alimento con “potencial alergénico”, pues no está demostrado que el retrasar su introducción suponga menos riesgo de desarrollo de alergia. Si que es recomendable hacer una introducción progresiva, pero rápida, sin introducir diferentes alimentos en un mismo día de vez, pero si en días progresivos. Los alimentos nuevos deben introducirse con 2-3 días de intervalo5.

Una vez resueltos estos aspectos, se puede comenzar por los diferentes grupos de alimentos. Los alimentos ricos en hierro (ternera, pollo, pescado…) deben ser los primeros en introducirse, ya que la LM no aporta la cantidad suficiente de este mineral a partir de los 6 meses6. También se suele iniciar con verduras o frutas, pueden darse cualquiera de las mismas, teniendo en cuenta que se debe evitar las verduras de hoja hasta el año de vida (acelga, espinaca, borraja…) por su alto contenido en nitritos y riesgo de metahemoglobinemia7. El resto, incluyendo todas las frutas, pueden darse todas juntas o de forma progresiva. Los purés deben consumirse en el día o congelarse, no utilizarlos para varios días.

 

Respecto a la proteína, la carne se recomienda unos 30-40 gramos diarios (cantidad equivalente a la palma de la mano del bebe), una vez al día, y con el pescado, se permite unos 40-50 gramos. Se puede iniciar con carne blanca tipo pollo, pavo y con ternera, se puede preparar a lo largo de tres días consecutivos y no es necesario administrar más que en una comida al día para no exceder la cantidad de proteínas diarias recomendadas. Con el pescado, conviene iniciar con pescado blanco como la merluza, rape, gallo… aquellos con un alto contenido en mercurio (lucio, emperador, atún rojo) deben evitarse hasta los 3 años8. Las cabezas de marisco también deben evitarse en menores de 3 años por el alto contenido en cadmio, el cuerpo puede tomarse siempre y cuando esté bien limpio. Conviene congelar el pescado 48 horas antes de su ingesta. El huevo puede introducirse también a lo largo de 3 días, se comienza con la yema y de forma posterior la clara, preparando por ejemplo un huevo cocido y ofreciendo en tres días para observar una posible reacción. Respecto a la proteína vegetal como la legumbre, se pueden añadir varias cucharadas una vez introducidas las proteínas anteriores.

El gluten puede ser introducido en la dieta del niño entre los 4 y 12 meses, sin hallarse evidencia de que su introducción en un momento concreto disminuye el riesgo de desarrollar enfermedad celiaca9. Si que parece lógico no introducir grandes cantidades de gluten los primeros meses.

Los hidratos de carbono (patata, pasta, arroz (mejor blanco que integral), pasta, sémola, avena… son una forma natural de introducir cereal y se pueden administrar junto a las verduras. Otra fuente importante de nutrientes serán las grasas, siempre saludables en forma por ejemplo de aceite de oliva virgen extra, añadido a las comidas, aguacate o nueces y otros frutos secos molidos10.

Respecto a los lácteos, si se mantiene la lactancia materna esta se regulará por el bebé (aproximadamente 4 tomas de pecho al día), y si se estaba dando leche de fórmula conviene cambiar a la tipo 2 e ir ofreciendo tomas que vayan siendo menos frecuentes conforme el niño vaya creciendo, manteniendo unos 300- 500 ml diarios. A partir de los 9-10 meses se puede dar yogur natural sin azúcar o queso fresco, y a partir del año de vida, ya puede tomar leche entera.

No se debe condimentar las comidas con sal o azúcar. La miel natural puede contener esporas de Clostridium botulinum, que junto con déficit de ácido gástrico del lactante podría favorecer el desarrollo de botulismo por ello se retrasa su introducción hasta más allá de los 12 meses de edad11.

Otro de los aspectos importantes es la forma en la que daremos la alimentación complementaria, en forma de triturado/textura puré, sólidos o trocitos, también conocido como “baby lead weaning “ (BLW) o alimentación guiada por el bebé o un tipo mixto entre las dos anteriores. El término de BLW apareció hace 15 años y ha ido creciendo en popularidad. Se inició en Reino Unido y Nueva Zelanda y después se ha ido extendiendo por el resto de los países de Europa, y en ella el bebé decide qué, cuánto, y en qué tiempo come, siendo así un compañero activo en el proceso de su alimentación. En general, es más fácil para los cuidadores, ya que supuestamente los bebés pueden comer la comida familiar con algunos ajustes menores (como reservar una porción para el bebé antes de agregarle sal), reduciendo la necesidad de comprar o preparar comida específica para ellos. Sin embargo, este procedimiento causa preocupación a los pediatras principalmente por el riesgo de atragantamiento y supuestos déficits nutricionales, además de que las arcadas son más frecuentes; si bien es cierto que a día hoy no existe una evidencia sólida en relación con la exposición de alimentos ricos en hierro en niños que siguen el BLW con respecto a niños que siguen otra técnica y el hierro ingerido por los niños, con independencia de la técnica utilizada, no alcanza los valores mínimos sugeridos por la OMS. Por ello, la elección de la alimentación dependerá de cuán cómodos se sienta la familia y el cuidador con una u otra, teniendo en cuenta algunos aspectos importantes requeridos para realizar el “baby lead weaning”: sedestación estable, ausencia del reflejo de extrusión, buena coordinación oculo-manual, y fundamental, utilizar alimentos adaptados para la edad y que puedan ser chafados o deglutidos con el paladar, es decir, que no sean una textura dura o consistente, deben poder aplastarse, así pues, podremos utilizar una zanahoria cocinada/cocida/horneada, pero no una cruda. Se deben evitar los alimentos con potencial de atragantamiento, como las salchichas en rodajas, las frutas y verduras crudas, aquellos con forma ovoidea (uva, frutos secos, cerezas…)12.

Es fundamental ofrecer platos variados en cuanto a nutrientes, basándonos en el plato de Harvard, por el cual compondremos un plato con un 40-50 % del mismo de verdura y fruta, un cuarto con cereal/ hidrato de carbono y el cuarto restante con la porción de proteína. La familia y cuidador elige la calidad y el bebé regulará la cantidad, teniendo en cuenta que no se debe añadir sal o azúcar a ninguno de los platos1,2.

 

CONCLUSIONES

El momento de la introducción de la alimentación complementaria es fundamental en el desarrollo y vida del lactante. Seguir unas pautas adecuadas, y equilibradas, para crear unos hábitos saludables que perduren durante el desarrollo del paciente, es esencial, para prevenir enfermedades tan prevalentes e importantes como la obesidad o el síndrome metabólico. Conviene consultar siempre con el médico o enfermera pediátrica, quien asesorará de la mejor forma a la familia.

 

BIBLIOGRAFÍA

  1. Martorell R. Improved nutrition in the first 1000 days and adult human capital and health. Am J Hum Biol. 2017;29(2).
  2. Fewtrell M, Bronsky J, Campoy C, Domellöf M, Embleton N, Fidler Mis N, et al. Complementary feeding: a position paper by the European Society for Paediatric Gastroenterology, Hepatology, and Nutrition (ESPGHAN) Committee on Nutrition. J Pediatr Gastroenterol Nutr. 2017 Jan;64(1):119-32.
  3. Castenmiller J, de Henauw S, Hirsch-Ernst KI, Kearney J, Knutsen HK, Maciuk A, et al. Appropriate age range for introduction of complementary feeding into an infant’s diet. EFSA J. 2019;17(9):5780.
  4. Gómez Fernández-Vegue M. Comité de Lactancia Materna y Comité de Nutrición de la Asociación Española de Pediatría. Recomendaciones de la Asociación Española de Pediatría sobre la alimentación complementaria. [Internet]. 2018 . Disponible en: https://www.aeped.es/sites/default/files/documentos/ recomendaciones_aep_sobre_alimentacio_n_complementaria_nov2018_v3_final.pdf
  5. EFSA Panel on Dietetic Products Nutrition and Allergies. Scientific Opinion on nutrient requirements and dietary intakes of infants and young children in the European Union. EFSA J. 2013;11(10):1-103.
  6. Domellöf M, Braegger C, Campoy C, Colomb V, Decsi T, Fewtrell M, et al. Iron requirements of infants and toddlers. J Pediatr Gastroenterol Nutr. 2014;58(1):119-29.
  7. Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición. Recomendaciones de consumo para la población infantil por la presencia de nitratos en hortalizas de hoja. Disponible en: http://www.aesan.gob.es/AECOSAN/web/para_el_consumidor/ampliacion/nitratos_hortalizas.htm
  8. Nutrición AE de SA y. Recomendaciones de Consumo de Pescado por Presencia de Mercurio [Internet]. 2020. Disponible en: https://www.aesan.gob.es/AECOSAN/web/seguridad_alimentaria/ampliacion/mercurio.htm
  9. Szajewska H, Shamir R, Mearin L, Ribes-Koninckx C, Catassi C, Domellof M, et al. Gluten introduction and the risk of coeliac disease: A position paper by the european society for pediatric gastroenterology, hepatology, and nutrition. J Pediatr Gastroenterol Nutr. 2016;62(3):507-13.
  10. Alimentación del lactante y del niño de corta edad. Guías conjuntas de Patología Digestiva Pediátrica Atención Primaria-Especializada. [Internet]. 2019 [consulta el 22 de septiembre de 2019]. Disponible en: http://www.ampap.es/ biblioteca/protocolos-gastrosur/
  11. Abdulla CO, Ayubi A, Zulfiquer F, Santhanam G, Ahmed MAS, Deeb J. Infant botulism following honey ingestion. BMJ Case Rep. 2012;3-5.
  12. D’Auria E, Bergamini M, Staiano A, Banderali G, Pendezza E, Penagini F, et al. Baby-led weaning: What a systematic review of the literature adds on. Ital J Pediatr. 2018;44(1):1-11.

 

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