Asociación entre vulnerabilidad socioeconómica y obesidad en adolescentes: revisión bibliográfica sistemática.

4 enero 2023

AUTORES

  1. Amaia Iriondo Aznarez. Graduada en Enfermería. Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa (Zaragoza).
  2. Marta Cañabate Valdepérez. Diplomada en Enfermería. Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa (Zaragoza).
  3. Tatiana Jaime Estepa. Graduada en Enfermería. Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa (Zaragoza).
  4. Marta Aragüés Garde. Graduada en Enfermería. Hospital Universitario Miguel Servet (Zaragoza).
  5. Héctor Navarro Aznar. Graduado en Enfermería. Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa (Zaragoza).
  6. Amanda de Bernardo Gurría. Graduada en Enfermería. Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa (Zaragoza).

 

RESUMEN

El sobrepeso y la obesidad suponen un problema de salud en todo el mundo, afectando en 2013 en los países desarrollados al 23,8% de los niños y al 22,6% de las niñas. Sus efectos no se dan sólo en la infancia, sino que se trata de una patología que continúa durante la edad adulta, siendo un importante factor de riesgo en la salud cardiovascular. La literatura evidencia la relación existente entre los comportamientos sedentarios, la falta de actividad física y una dieta pobre como causantes de esta patología. Sin embargo, las desventajas socioeconómicas no han sido estudiadas en profundidad. El objetivo de esta revisión fue comprobar la relación entre encontrarse en una situación de vulnerabilidad socioeconómica y padecer obesidad en adolescentes.

 

PALABRAS CLAVE

Factores socioeconómicos, ejercicio físico, conducta sedentaria, adolescente.

 

ABSTRACT

Overweight and obesity are health problems in the world, affecting 23.8% of boys and 22.6% of girls in developed countries in 2013. Its effects do not only occur in childhood, but it is a pathology that continues throughout adulthood, being an important risk factor in cardiovascular health. The literature shows the relationship between sedentary behaviors, lack of physical activity and a poor diet as causes of this pathology. However, the socioeconomic disadvantages have not been studied in depth. The objective of this review was to verify the relationship between being in a situation of socioeconomic vulnerability and suffering from obesity in adolescents.

 

KEY WORDS

Socioeconomic factors, exercise, sedentary behavior, adolescent.

 

INTRODUCCIÓN

El sobrepeso y la obesidad se definen como la acumulación anormal o excesiva de grasa, lo que puede resultar perjudicial para la salud.

El Índice de Masa Corporal (IMC) es el indicador que relaciona el peso con la talla, y que se utiliza frecuentemente para identificar el sobrepeso y la obesidad. Se calcula dividiendo el peso de una persona en kilogramos por el cuadrado de su talla en metros (IMC=kg/m2). Se considera que una persona padece sobrepeso si su IMC es igual o superior a 25 y obesidad cuando es igual o superior a 301.

El sobrepeso y la obesidad constituyen un problema de salud grave y bien documentado en todo el mundo, especialmente en los países desarrollados, en los que el 23,8% de los niños y el 22,6% de las niñas tenían sobrepeso u obesidad en el año 2013. En América del Norte, el 25,5% de los hombres canadienses menores de 20 años tenían sobrepeso u obesidad en ese año, y entre las mujeres, el 22%. En Estados Unidos, estas tasas fueron aún más altas, con un 28,8% y un 29,7% de hombres y mujeres jóvenes, respectivamente2. Lo alarmante de los datos es el crecimiento de la tasa de obesidad, desde menos del 1% en 1975 hasta un 7% en 2016, lo que supone unos 124 millones de niños y adolescentes1. Se estima que en la actualidad, a nivel mundial, hay más personas obesas que con infrapeso, excepto en determinadas regiones de África subsahariana y Asia.

La causa del exceso de peso es un desequilibrio entre las calorías consumidas con la dieta y las gastadas. Se produce un aumento de la ingesta de alimentos con alto contenido calórico y un déficit en la actividad física (AF), ya que cada vez se tienen formas de trabajo, modos de transporte y actividades de ocio más sedentarias3,4.

En la última década han aumentado el sobrepeso y la obesidad en la población pediátrica, motivado por el aumento del sedentarismo y la disminución de la AF. La vida moderna ha reducido al mínimo el gasto energético a través de la AF, y los comportamientos sedentarios predominan en el día a día de los adolescentes5,6.

Existe evidencia de que una vez instaurada en la infancia, la obesidad se mantiene también en la edad adulta, lo que conlleva efectos a medio y largo plazo sobre la salud cardiovascular y el bienestar de la persona. Por ello, la prevención de esta patología se ha convertido en un objetivo prioritario de salud pública en los países desarrollados7.

El estatus socioeconómico familiar, es un constructo multifacético que se representa por factores relacionados con los ingresos, la educación y la ocupación de los progenitores. Este estatus está estrechamente asociado con el desarrollo cerebral de los niños, con su desarrollo psicosocial y con el rendimiento académico. Así pues, familias con un nivel socioeconómico bajo, generalmente, tienen ingresos bajos y una educación parental baja, y sus hijos tienen un mayor riesgo de tener problemas de desarrollo como depresión, ansiedad o consumo de sustancias8.

El nivel socioeconómico y los factores económicos y sociales que influyen en las posiciones que ocupan los individuos en la sociedad, se reconocen como un determinante importante de la salud y el bienestar, en parte porque intervienen en las actitudes, experiencias, comportamientos y exposición a los factores de riesgo para la salud; ya que determinan el acceso a servicios y entornos saludables9.

La evidencia muestra que los adolescentes de una situación socioeconómica desfavorable tienden a realizar menos AF y reportan una dieta de menor calidad, lo que hace más probable que desarrollen sobrepeso u obesidad. Sin embargo, existen diferencias entre los países. En Eslovaquia los adolescentes de posiciones socioeconómicas bajas cumplían menos las recomendaciones de AF; en Francia, los hijos de madres con nivel educativo alto tienen un 7% menos de probabilidades de padecer sobrepeso que aquellos cuyas madres tenían una educación baja; en Inglaterra la tasa de obesidad en adolescentes de estatus socioeconómico desfavorecido triplicaba la de los adolescentes de nivel socioeconómico mayor (21% frente a 7%)5.

Ya en el año 2002, se encontró que el 18% de la obesidad se atribuía a las diferencias socioeconómicas, o lo que es lo mismo, si todos los adolescentes tuvieran el mayor nivel de riqueza, desaparecerían el 18% de los casos de obesidad en Europa. En 2014 esta cifra ascendió hasta el 27%, lo que confirma la importancia de la posición socioeconómica en los patrones sociales y económicos que intervienen en la obesidad adolescente5.

Existe evidencia clara acerca de los factores que predisponen la obesidad y de sus consecuencias, pero no acerca de los factores sociales que favorecen los comportamientos sedentarios y la falta AF.

La pregunta de investigación se redactó en forma de pregunta PICO:

P (Paciente): adolescentes, obesidad.

I (Intervención): nivel socioeconómico alto.

C (Comparación): nivel socioeconómico bajo.

O (Outcome, resultado): prevalencia de obesidad en la adolescencia.

El objetivo de esta revisión fue comprobar la relación entre encontrarse en una situación de vulnerabilidad socioeconómica y padecer obesidad en adolescentes.

 

METODOLOGÍA

  • Diseño de estudio.

Se realizó una revisión sistemática siguiendo las recomendaciones establecidas en la declaración PRISMA (Preferred Reporting Items for Systematic Reviews and Meta-Analyses)10.

  • Búsqueda en bases de datos.

Se consultaron las bases de datos PubMed y Web of Science (WOS).

La estrategia de búsqueda fue: (((«socioeconomic disadvantage»[All Fields]) OR («socioeconomic vulnerabilities»[All Fields])) AND («obesity»[All Fields])) AND («adolescent»[All Fields]).

  • Criterios de inclusión/exclusión.

Tras analizar los resúmenes se incluyeron aquellos artículos que cumplían los siguientes criterios:

Población: estudios realizados en adolescentes entre 12 y 18 años cuyas familias se encontraran en situación de vulnerabilidad socioeconómica.

Diseño del estudio: revisiones sistemáticas, metaanálisis, ensayos clínicos aleatorizados, estudios de cohortes, estudios de casos y controles, estudios de series de casos y estudios descriptivos transversales.

Medidas de resultado: datos acerca de la asociación existente entre encontrarse en una situación de vulnerabilidad socioeconómica y padecer obesidad en la adolescencia.

Idioma: inglés y español.

Fecha: estudios comprendidos entre 2012 y marzo de 2022.

  • Evaluación de la validez.

Para la evaluación del riesgo de sesgo de los diferentes artículos se utilizó la herramienta STROBE11. Se evaluaron los 22 ítems y se clasificaron según si tenían bajo riesgo de sesgo (resultado igual o superior a 16), riesgo moderado (entre 7 y 15 puntos) o riesgo alto (entre 0 y 6 puntos)12. Los estudios incluidos tras el análisis de validez se muestran en la Tabla 1.

  • Extracción de datos.

De cada estudio se extrajeron los siguientes datos: autores, año de publicación, país de realización, tipo de estudio, principales resultados y coeficiente según la herramienta STROBE.

 

RESULTADOS

  • Búsqueda bibliográfica.

En la búsqueda se identificaron 185 estudios, 40 en PubMed y 145 en Web of Science. Tras la exclusión de los duplicados y aquellos no incluidos tras revisar el título y el resumen, se valoraron 151 artículos. Se analizaron, eliminando 128 por no cumplir con los criterios de inclusión. Finalmente, se seleccionaron 11 artículos. La figura 1 muestra el diagrama de flujo de los estudios incluidos en la revisión sistemática.

  • Características de los estudios incluidos en la revisión sistemática.

Características generales de los estudios. En la tabla 1 se muestra un resumen de la información extraída de los 11 estudios incluidos. Pese a que la mayoría de estos estudios se desarrollaron en Estados Unidos, países como Australia, Brasil, República Checa o Suecia también han realizado investigaciones acerca del tema. En su mayoría son estudios longitudinales (cohortes, casos-control), aunque también se ha obtenido información de estudios descriptivos transversales.

Población de los estudios incluidos. Los 11 estudios incluidos en la revisión totalizaron más de 128.800 adolescentes entre 12 y 17 años, aunque el estudio de Nicholson et al.14 continuó el estudio de los participantes hasta que tuvieron entre 21 y 25 años. Los estudios contaban con participantes de distinta clase social y poder adquisitivo familiar y con una amplia diversidad étnica y cultural en sus barrios. Así mismo, el IMC, y el tiempo dedicado a la actividad física y a actividades sedentarias (minutos/día) varía entre los grupos de estudio en cada trabajo.

Intervención realizada. Se estudió el nivel socioeconómico familiar a través de indicadores directos como los ingresos autoinformados, el nivel educativo de los padres y la vivienda13,14,20,23. Para esta variable también se tuvo en cuenta la escala de riqueza familiar que incluye preguntas que reflejan la riqueza material; los ítems que valora son: la posesión de un automóvil, el número de ordenadores, si hubo viaje de vacaciones en el último año y si el adolescente tenía dormitorio propio o no17. También se valoró el barrio en el que vivían los adolescentes: la presencia de zonas de juego e instalaciones deportivas al aire libre, la presencia de comercio y restaurantes, así como puestos de comida rápida y la seguridad en las calle14,21. De forma paralela se compararon los hábitos de actividad física y comportamientos sedentarios en los diferentes niveles socioeconómicos y su relación con el sobrepeso y la obesidad.

Calidad de los estudios incluidos. Para valorar el riesgo de sesgo de los artículos se utilizó la herramienta STROBE. Se valoraron los 22 ítems propuestos para cada tipo de estudio en función de si cada criterio estaba presente en su totalidad (1 punto), presente parcialmente (0,5 puntos) o no estaba presente. Seis estudios13–17,19 obtuvieron una puntuación igual o superior a 16 puntos, por lo que el riesgo de sesgo era bajo; y cinco trabajos18,20–23 fueron considerados como de riesgo medio.

Resultados obtenidos de los estudios incluidos. El factor que más determina que un adolescente padezca obesidad es que los padres, al menos uno, padezca sobrepeso u obesidad; siendo más determinante el peso de la madre frente al del padre13,15. Otros factores que también se asocian significativamente con la obesidad son: la desventaja socioeconómica familiar, ser de raza negra y un nivel educativo de los padres bajo14-16,23.

La asociación entre presentar obesidad en la adolescencia y que la madre tenga sobrepeso u obesidad fue más fuerte en los hijos de hogares con menos ingresos, en comparación con los hijos de hogares con ingresos altos. Esta asociación se ve fortalecida porque en los hogares con mayores ingresos es más asequible el acceso a opciones dietéticas más saludables y a otros recursos que mitiguen el efecto de la predisposición genética a la obesidad13,20,22.

Sin embargo, al estudiar conjuntamente todos los niveles de desventaja socioeconómica, se ha visto que el nivel educativo de los padres se asocia significativamente con la obesidad; se ha comprobado que cuanto mayor sea el nivel educativo de los progenitores, menor será la probabilidad de los hijos de desarrollar obesidad14,15,22.

La seguridad del vecindario, el tipo de comercios y restaurantes que hay, los supermercados y la presencia o ausencia de espacios seguros para la recreación al aire libre también son determinantes para el desarrollo de obesidad16.

Respecto a la raza, los adolescentes afroamericanos (varones y mujeres) junto con las adolescentes hispanas son más propensos a padecer esta patología14.

 

DISCUSIÓN

Los resultados de esta revisión sugieren que los factores socioeconómicos más relevantes para que los adolescentes padezcan obesidad en esta etapa son: el nivel socioeconómico familiar y el lugar de residencia, el nivel educativo de los padres y la raza.

El nivel socioeconómico también se relaciona con la actividad física y el tiempo de uso de pantallas que hacen los jóvenes. Así pues, el estudio realizado por Sigmund et al.17 expone que los adolescentes con elevada riqueza familiar realizan más actividad física (al menos 60 minutos/día entre semana) que aquellos con menos ingresos. Además, la ausencia de comportamientos sedentarios y el menor uso de ordenadores y móviles redujeron significativamente sus probabilidades de padecer sobrepeso u obesidad. Entre los adolescentes cuyas familias tenían menos ingresos el tiempo dedicado a realizar ejercicio era menor, y el dedicado a las pantallas mayor. Sin embargo, entre los más desfavorecidos, solo la baja exposición a pantallas durante el fin de semana se asoció con menor probabilidad de padecer obesidad.

Respecto al vecindario, Wall et al.21 manifiesta que las tasas de obesidad entre los adolescentes varones son mayores en aquellos que residen en una “ciudad comercial, con bajo nivel socioeconómico y que son seguras” seguidos de aquellos que viven en una “ciudad residencial con parques, restaurantes de comida rápida cerca, que tienen un poder adquisitivo alto y que son seguras”. Entre las adolescentes, la tasa de obesidad es mayor en aquellas que residen en una “ciudad comercial, con un supermercado cerca del domicilio, que su nivel socioeconómico es bajo y que son seguras”.

Destacan los resultados de Alvarado et al.16 que afirma que, con el paso del tiempo, apenas hay diferencia entre la prevalencia de obesidad en los barrios más desfavorecidos y los menos desfavorecidos, pero que los vecindarios que se encuentran en el rango intermedio de poder adquisitivo son los que tienen una tasa de prevalencia de obesidad mucho mayor, en comparación con los vecindarios de los extremos. Estos resultados corroboran los resultados de Cook et al.22, que afirma que el nivel socioeconómico medio es más protector frente a la obesidad que el nivel alto.

También apunta que las niñas que viven en barrios desfavorecidos tienen más riesgo de volverse obesas que los niños.

Habitualmente, un nivel socioeconómico bajo se asocia con un menor nivel educativo de los padres, que a su vez se asociaría también con menor tiempo de actividad física. Sin embargo, los adolescentes de madres que poseían un título universitario invertían 10 minutos más al día en comportamientos sedentarios y 10 minutos menos en realizar actividad física, en comparación con aquellos adolescentes cuyas madres solo tenían una titulación de educación primaria o secundaria23.

La escuela es un factor protector ante la obesidad, ya que promueve hábitos saludables entre los más jóvenes. En Brasil, los adolescentes que no están escolarizados pero trabajan son los que tienen la mayor probabilidad de desarrollar obesidad, seguidos, en segundo lugar, por aquellos que ni estudian ni trabajan. En cambio, aquellos jóvenes que asisten a la escuela trabajen o no, tienen pocas probabilidades de padecer obesidad18.

Relacionando el nivel educativo con el nivel socioeconómico destacan los resultados de Marteleto et al.18, en los que afirma que el nivel socioeconómico de los adolescentes se asocia de distinta forma con la obesidad que el nivel socioeconómico de los padres. Entre los jóvenes mayor nivel socioeconómico, entendido como acudir a la escuela y trabajar, se asocia con menor peso, mientras que en los padres se asocia con la obesidad. Otro estudio apunta que los adolescentes en situación de vulnerabilidad tenían niveles iniciales de IMC más altos y que en su camino a la vida adulta aumentaban; fenómeno que no ocurría entre los de mayor poder adquisitivo. A su vez, la adversidad económica y educativa en la adolescencia predijo un logro socioeconómico deficiente en la vida adulta19.

En cuanto a la raza, los factores socioeconómicos explican más la variación en el IMC para las mujeres de raza blanca (5,8%), entre un 2-3% en las personas de raza negra y menos del 1% para los hombres blancos20. Además, las mujeres y las personas de raza blanca que durante la adolescencia estuvieron expuestos a situaciones de vulnerabilidad socioeconómica, en la vida adulta, experimentaron aumentos más pronunciados del IMC y su logro social y económico se vio más disminuido que en las personas de raza negra19.

 

CONCLUSIÓN

La obesidad es una patología muy prevalente en la sociedad actual, y los adolescentes son uno de los grupos más vulnerables para desarrollarla. Las desventajas socioeconómicas, la educación que reciben los jóvenes y los estudios de sus progenitores son factores clave que influyen en el desarrollo o no de esta patología. Además las diferencias raciales, étnicas y culturales contribuyen en el desarrollo de los jóvenes y en su transición a la vida adulta.

Así pues, las políticas sociales, económicas y sanitarias deberían ir encaminadas a disminuir la brecha social; con la finalidad de acabar con las inequidades en salud derivadas de estos problemas, a realizar programas de promoción y educación para la salud y mejorar la calidad de vida de la población.

BIBLIOGRAFÍA

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ANEXOS

Tabla 1. Características de los estudios incluidos en la revisión bibliográfica:

Autor y año País Tipo de estudio Principales resultados STROBE
Conrado, Z et al.13

2021

EE. UU. Transversal Existe más probabilidad de padecer obesidad si sus padres, especialmente la madre, padecen sobrepeso/obesidad.

La asociación entre madre e hijo con sobrepeso/obesidad fue más fuerte en los hijos de hogares con menores ingresos (4,30 veces más) en comparación con los hijos de hogares con ingresos altos (1,41 veces).

Los adolescentes que viven en hogares con mayores ingresos tienen acceso a opciones dietéticas más saludables u otros recursos que mitiguen el efecto de la predisposición genética hacia la obesidad.

17
Nicholson, LM et al.14

2012

EE. UU. Longitudinal Los estudiantes afroamericanos vivían en vecindarios 4 desviaciones estándar más desfavorecidos que los adolescentes hispanos y blancos (más desempleo, pobreza).

En los hombres: los afroamericanos son más propensos a la obesidad en la adolescencia, los antecedentes familiares de obesidad aumentan las probabilidades de padecerla.

La desventaja del vecindario no aumenta el riesgo de obesidad para los hombres, independientemente de su raza o etnia.

En mujeres: las hispanas y las afroamericanas tienen el doble de probabilidades de ser obesas. Cuanto mayor sea el nivel educativo de los padres, menor será la probabilidad de obesidad.

18
Lee, H et al.15

2013

EE. UU. Longitudinal Los factores que más se asocian con la obesidad son: desventaja socioeconómica familiar, tener un progenitor obeso, ser de raza negra y un nivel educativo de los padres bajo.

Sin embargo cuando se estudian todos los niveles de desventaja en conjunto, solo la desventaja a nivel escolar se asocia significativamente con la obesidad en la adolescencia.

17
Autor y año País Tipo de estudio Principales resultados STROBE
Alvarado, SE et al.16

2016

EE. UU. Cohortes La pobreza y que la madre sea soltera se asocian con mayores tasas de obesidad.

Con el paso del tiempo hay muy poca diferencia entre la prevalencia de la obesidad en los barrios más desfavorecidos y los menos desfavorecidos, pero los vecindarios que se encuentran dentro del rango medio de desventaja socioeconómica, tienen un nivel mucho más alto de prevalencia de obesidad en comparación con los vecindarios de los extremos.

El vecindario puede no afectar a la obesidad infantil hasta que los niños tienen la edad suficiente para interactuar con su entorno de maneras más significativa, en la adolescencia. Las niñas que viven en un vecindario desfavorecido tienen un riesgo mucho mayor de volverse obesas que los niños.

16,5
Sigmund, E et al.17

2018

República Checa Longitudinal Los adolescentes con riqueza familiar alta muestran una proporción significativamente mayor de actividad física vigorosa que los adolescentes en la categoría de riqueza familiar baja.

En los adolescentes con riqueza familiar alta, 60 minutos de actividad física diariamente o la ausencia de tiempo sedentario excesivo entre semana redujo significativamente sus probabilidades de sobrepeso/obesidad.

Sin embargo, solo el tiempo de pantallas bajo durante los fines de semana se asoció significativamente con menores probabilidades de sobrepeso/obesidad en la categoría de adolescentes con riqueza familiar baja.

En familias con pocos ingresos los adolescentes realizan menos actividad física y tienen mayores tiempos de pantallas, aumentando la tasa de obesidad.

16
Autor y año País Tipo de estudio Principales resultados STROBE
Marteleto, LJ et al.18

2021

Brasil Cohortes Las escuelas promueven hábitos saludables. Los adolescentes que no están escolarizados pero trabajan tienen la mayor probabilidad de padecer obesidad, seguidos de los que ni están escolarizados ni trabajan. En cambio, quienes están matriculados en la escuela, trabajen o no, tienen pocas probabilidades de obesidad. El NSE de los adolescentes se asocia de forma diferente con la obesidad que el NSE de los padres. En los adolescentes mayor NSE (ir a la escuela y trabajar) se asocia con menor obesidad y en los padres con mayor obesidad. 15
Bae, D et al.19

2014

EE. UU. Cohortes Los adolescentes con desventajas socioeconómicas tenían niveles iniciales más altos de IMC y a lo largo del estudio aumentaron, al revés que sus compañeros de nivel socioeconómico alto.

La adversidad económica en la adolescencia predijo un logro socioeconómico deficiente en la edad adulta.

Las mujeres y los blancos experimentaron un IMC inicial mayor y aumentos más pronunciados cuando estuvieron expuestos a vulnerabilidad socioeconómica. El logro socioeconómico de las mujeres y los blancos fue más sensible a los aumentos del IMC que los hombres y los negros.

Para los blancos, la adversidad temprana ejerció una influencia negativa significativamente más fuerte en el logro socioeconómico en la edad adulta joven en comparación con los hispanos.

16,5
Kim, R et al.20

2020

EE. UU. Casos-control Los factores socioeconómicos explican más la variación en el IMC para las mujeres blancas (5,8 %), menor para los hombres blancos (<1 %) y aproximadamente 2 %–3 % para las personas negras.

Las mujeres negras no hispanas y mujeres con sólo educación primaria tienen un IMC mayor.

En las mujeres blancas, lo que más influye en el IMC es la educación y los ingresos.

15,5
Autor y año País Tipo de estudio Principales resultados STROBE
Wall, MM et al.21

2013

EE. UU. Descriptivo transversal El acceso a alimentos poco saludables y la falta de espacios seguros para la recreación al aire libre en los barrios se relacionan con tasas más altas de obesidad.

Las tasa de obesidad en adolescentes (hombres) son mayores en aquellos que viven en “ciudad comercial, bajo NSE y seguridad», seguidos de «ciudad residencial con parques, comida rápida cercana, alto NSE y seguridad”.

En las mujeres son mayores en: «Comercial de la ciudad, supermercado cercano, bajo nivel socioeconómico y seguridad».

15,5
Cook, WK et al.22

2017

EE. UU. Descriptivo transversal Las proporciones de adolescentes con ingresos familiares relativamente altos fueron más altas entre los chinos (68 %) y los asiáticos del sur.

El nivel educativo de los padres también se asoció significativamente con el origen étnico, siendo los sudasiáticos los que tenían la proporción más alta de adultos en la familia con una titulación superior.

Los sudasiáticos tenían el nivel socioeconómico de grupo étnico más alto.

El NSE del grupo étnico alto como el medio están inversamente asociados con la obesidad, siendo el NSE del grupo étnico medio más protector contra la obesidad que el NSE alto.

Los bajos ingresos familiares se asocian con la obesidad para todos los adolescentes excepto los nacidos en el extranjero.

14
Sherar, LB et al.23

2016

Varios países: Europa, América, Australia Descriptivo transversal Los adolescentes de madres con educación universitaria pasaban 10 minutos más sedentarios y 10 minutos menos en actividad ligera al día en comparación con los adolescentes de madres con educación secundaria.

Las adolescentes de madres con educación terciaria eran menos activas (40 minutos menos de actividad ligera y 7 minutos menos de MVPA/día), y más sedentarios (46 min/día), en comparación con adolescentes de madres con educación primaria/secundaria.

15,5
NSE= Nivel Socioeconómico; IMC= Índice de Masa Corporal; MVPA: Actividad Física de Moderada a Vigorosa intensidad.

Fuente: elaboración propia.

Figura 1. Diagrama de flujo de estudios incluidos en la revisión sistemática.

 

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