Contracepción: tipos, efectividad, criterios de elegibilidad y efectos secundarios

30 agosto 2023

 

AUTORES

  1. Carlos Jesús Bona Garrido. Enfermero del Servicio Aragonés de Salud.
  2. Andrea Lores Torres. Enfermera del Servicio Aragonés de Salud.
  3. Isabel Paco Sesé. Enfermera del Servicio Aragonés de Salud.
  4. Patricia Mateo Hernando. Enfermera del Servicio Aragonés de Salud.
  5. Ruth Del Río Apuntaté. Enfermera del Servicio Aragonés de Salud.
  6. Eva Compais López. Enfermera del Servicio Aragonés de Salud.

 

RESUMEN

La contracepción es el conjunto de métodos o sustancias empleados para evitar la fecundación y por consiguiente el embarazo. El uso de la anticoncepción desde hace muchos años demuestra que la sociedad ha comprendido la importancia de ellos. A día de hoy existen una variabilidad amplia de dispositivos para evitar el embarazo, sobre todo para el género femenino y a pesar de los grandes avances y progreso en ellos, la investigación es clave para la mejora, sobre todo en lo que afecta a evitar la propagación de enfermedades de transmisión sexual. El papel de la enfermera, en este caso la matrona, es el de conocer los diferentes métodos existentes con las características de cada uno, teniendo en cuenta la efectividad, efectos adversos y posibles riesgos para la salud.

PALABRAS CLAVE

Anticoncepción, anticonceptivos femeninos, anticonceptivos masculinos, aborto

ABSTRACT

Contraception is the set of methods or substances used to prevent fertilization and therefore pregnancy. The use of contraception for many years shows that society has understood the importance of them. Today there is a wide variability of devices to prevent pregnancy, especially for the female gender and despite the great advances and progress in them, research is key to improvement, especially in what affects preventing the spread of sexually transmitted diseases. The role of the nurse, in this case the midwife, is to know the different existing methods with the characteristics of each one, taking into account the effectiveness, adverse effects and possible health risks.

KEY WORDS

Contraception, female contraceptives, male contraceptives, abortion.

DESARROLLO DEL TEMA

En la actualidad, un método anticonceptivo es conocido como un “procedimiento que previene el embarazo en mujeres sexualmente activas, ya sean ellas o sus parejas quienes lo usen” 1.

Los primeros métodos anticonceptivos ya se conocen desde la Antigüedad. En el primer texto médico conocido, El papiro de Petri, de 1850 a.C., se describen recetas anticonceptivas. Una de ellas aconsejaba el uso de excremento de cocodrilo mezclado con una pasta usado como supositorio en la vagina; otra consistía en un lavado de vagina con miel y bicarbonato de sodio nativo natural. El segundo texto del que se tiene conocimiento es el Papiro de Ebers, donde se encuentra la primera referencia a un tapón de hilaza medicado, hilos de lino impregnados en un jugo ácido como medio anticonceptivo2,3.

En la Antigua Grecia, fueron los filósofos Aristóteles, con su libro Historia Animalium, e Hipócrates los que encontraron las primeras referencias acerca de la anticoncepción2,3.

Sonaros fue el ginecólogo más importante hasta el siglo XIX, al ofrecer una descripción sobre las técnicas anticonceptivas. Explicó la diferencia entre anticoncepción y aborto3.

En la obra de Falopio aparece la primera descripción del condón. El origen de esta palabra es desconocido, pero algunas teorías aluden a la procedencia latina “condus”. Se cree que fue descrito por primera vez en el siglo XVI como “una vaina para el pene confeccionada con lino y destinada a evitar la trasmisión de la sífilis”. En 1870, aparece el primer preservativo de caucho, de mala calidad y escasa eficacia. En 1930, con el desarrollo del látex, surge un nuevo preservativo, más fino y fuerte. En la actualidad, se ha perfeccionado y la tecnología está relacionada con la incorporación a éste de una fabricación con silicona, lo que aumenta la sensibilidad durante la relación sexual2,3.

El desarrollo de los espermicidas comenzó en 1677 con Van Leewenhock y Spallanzi, quienes descubrieron que los espermatozoides pierden eficacia al añadir vinagre en una solución de semen, ya que el pH disminuye. En 1885, el inglés Walter Rendel descubrió el primer óvulo anticonceptivo sobre la base de manteca de cacao y quinina. A finales del siglo XIX, fabricantes norteamericanos desarrollaron tapones vaginales gracias a Rendel3.

Métodos como el coitus interruptus o diafragmas caseros (mitad de un limón exprimido en el fondo de la vagina) han sido empleados desde el pasado2,3.

Ya desde tiempos muy antiguos se creía en la existencia de un período fértil, donde los días más probables para concebir eran los días anteriores y posteriores a la menstruación, pero finalmente esta teoría fue desmentida por Ogino y Knauss3.

El único procedimiento aceptado por la Iglesia fue el método del ritmo o calendario, que consiste en la identificación del período fértil. Es una forma natural de planificación familiar2.

A principios de siglo, Mary Stones, en Inglaterra, y Margaret Sanger consiguieron llevar adelante campañas anticonceptivas. En 1968, en EEUU, Zipper argumentó el carácter antifertilizante del cobre metálico en la cavidad uterina2.

El origen de los dispositivos intrauterinos (DIU) se sitúa hacia 1863. Eran conocidos como “elevadores”, porque servía para elevar un útero retroverso y estaban hechos de una aleación de cinc y cobre. El primer DIU fue un anillo de tripa de gusano de seda fabricado por el doctor Richter. En 1921, Gräfenberg describió una espiral de platino que prevenía el embarazo. La espiral de Margulies, el primer DIU de segunda generación, fue introducido en 1960. Dos años después, Lippes introdujo un DIU en forma de doble S, que es el más usado y está elaborado con un hilo colgante de nylon2,3.

John Beard estudiaba el ciclo ovárico y la función del cuerpo amarillo. Surge la idea de que la anticoncepción hormonal era posible. En 1929 y 1934 se reconocen los estrógenos y la progesterona, sustancias que inhiben la ovulación y se difunde la primera píldora anticonceptiva en 1956 por el doctor Pincus2.

La anticoncepción masculina posee menos métodos, ya que solamente se encuentra el condón, la abstinencia periódica y la vasectomía, usada desde los años 40. En 1985 se introdujo una nueva técnica de vasectomía en la que no se utilizaba bisturí, proyectada en China por el doctor Li Shungiang2.

En España, los anticonceptivos estuvieron prohibidos hasta 1975. Desde este año, se ha experimentado una disminución en el crecimiento de la población, lo que manifiesta que la anticoncepción científica es confiable4.

En la actualidad, hay un interés especial en informar acerca de estos métodos, así como de las enfermedades de transmisión sexual a personas con circunstancias especiales o adolescentes, debido al mayor riesgo de embarazo que existe entre ellos. Los métodos anticonceptivos se encuentran de forma accesible para todos los grupos de personas, incluso la anticoncepción de urgencia, como puede ser un aborto4.

Diferentes organismos han realizado estudios sobre la anticoncepción: el Instituto Nacional de Estadística (INE), el Instituto Internacional de Salud Fundación (IHF) y la industria farmacéutica. Cada organización ha obtenido distintos resultados, aunque se observó que, en una población de riesgo de 5 millones de mujeres, el 20% usa anticonceptivos orales y, pese a ello, siguen expuestas al riesgo de embarazo. Además, se encontró una diferencia significativa en el uso de métodos anticonceptivos entre las parejas que visitan centros de planificación familiar y las que no4.

En 1975, en España, en una población total de 8 millones, se examinó la frecuencia de uso de los métodos modernos y tradicionales. Se observó que el método más usado es el coitus interruptus, seguido por la anticoncepción oral y el preservativo4.

Todavía faltan por resolver muchas cuestiones acerca de los anticonceptivos. A pesar de los grandes progresos, la investigación es clave para hallar mejores métodos. Es indudable que la anticoncepción tiene que figurar como elemento básico de la atención en medicina y enfermería, pues el concepto de salud va más allá de la ausencia de enfermedad, ya que debe procurar el bienestar integral, tanto físico como mental y social y el conocimiento de sus orígenes, historia y evolución es fundamental2.

El uso de la anticoncepción en el pasado nos demuestra que la sociedad ha comprendido la necesidad de utilizar estas técnicas. Gracias a su evolución, hoy contamos con anticonceptivos eficaces, inocuos y económicos, cuyo objetivo es la prevención del embarazo, pero, en este sentido, también hay que tener en cuenta un aspecto clave: las enfermedades de transmisión sexual3.

Las enfermedades de transmisión sexual (ETS) son infecciones transmitidas de una persona a otra mediante un contacto sexual. Pueden ser provocadas por bacterias, virus, hongos o parásitos, y existen hasta 20 tipos distintos que infectan a más de un millón de personas cada día. Se estima que, anualmente, unos 357 millones de personas contraen alguna de las ETS tan frecuentes como clamidiasis (131 millones), gonorrea (78 millones), sífilis (5,6 millones) o tricomoniasis (143 millones). El número de personas con infección genital por el VHS causante del herpes, supera los 500 millones, y actualmente hay en el mundo más de 290 millones de mujeres infectadas con el virus del papiloma humano (VPH), una de las ETS más comunes. Por otra parte, el VIH continúa siendo uno de los problemas de salud pública más graves del mundo, especialmente en países de bajos ingresos, existiendo 37 millones de personas con VIH en el mundo, con 1,8 millones de nuevos casos cada año5,6.

Son enfermedades muy comunes que suelen afectar tanto a hombres como a mujeres, aunque los efectos adversos que provocan pueden ser más graves en mujeres. Asimismo, si una mujer embarazada está infectada por una ETS, puede causarle graves problemas de salud al bebé5.

En muchas ocasiones, las personas ignoran que están infectadas, ya que no presentan síntomas de la enfermedad e incluso no los llegan a desarrollar, de forma que tan solo son portadores de ella. Por tanto, existe el riesgo de que estas personas transmitan la infección a sus parejas sexuales7.

A pesar de que algunas ETS pueden provocar complicaciones muy serias si no se recibe tratamiento, la mayoría son fáciles de tratar, y hacerse la prueba para su detección es muy sencillo8.

Las ETS causadas por bacterias, hongos o parásitos pueden ser combatidas con antibióticos. No hay cura para las que son causadas por virus, pero existen medicamentos que pueden ayudar con los síntomas y mantener la enfermedad bajo control, permitiendo al paciente llevar un buen estilo de vida5.

El método más seguro para evitar un contagio es el uso correcto de preservativo de látex, por lo que se deberían usar siempre. Reducen enormemente el riesgo de contagio, aunque no lo eliminan por completo. Los espermicidas, diafragmas, y demás métodos anticonceptivos contribuyen a prevenir el embarazo, pero no ofrecen ningún tipo de protección contra las enfermedades de transmisión sexual5,7.

Dejando a un lado las distintas formas de prevención y analizando los métodos de contracepción, pueden clasificarse de distintas formas, según la característica a través de la cual se lleve a cabo la contracepción. Una de ellas es la división entre anticonceptivos masculinos y femeninos1.

Los anticonceptivos femeninos presentan una amplia variedad, entre los que encontramos:

  • El DIU (dispositivo intrauterino), que es un método anticonceptivo que se coloca en el interior del útero e impide que el óvulo fecundado se desarrolle y pueda crecer en sus paredes. Su eficacia anticonceptiva es de hasta un 99,5%.
  • El preservativo femenino, que se trata de “una bolsa cilíndrica compuesta por un plástico fino y resistente que tiene dos anillos flexibles, uno interno y móvil que se usa para insertar el condón y otro externo y fijo que queda colocado fuera de la vagina”. Su eficacia anticonceptiva es de hasta un 95%.
  • El implante anticonceptivo subdérmico es uno de los métodos anticonceptivos más actuales y consta de una o dos cápsulas de un plástico especial que se insertan por debajo de la dermis braquial o antebraquial y cuya función es liberar a un ritmo constante pequeñas dosis diarias de progestágeno, realizando así la función anticonceptiva. Su eficacia es de hasta un 99,95%.
  • El anillo anticonceptivo vaginal, dispositivo anticonceptivo en forma de anillo cuyo material principal es plástico flexible y se coloca en la vagina. Este secreta dos tipos de hormonas femeninas en dosis bajas, que, al ser absorbidas por la mucosa de la vagina impiden la ovulación. Su eficacia es de hasta un 99,5%.
  • Los anticonceptivos combinados orales (píldora) son “bolas pequeñas que se hacen mezclando un medicamento con un excipiente adecuado para ser administrado por vía oral”. En este caso, sus hormonas son el estrógeno y progestágeno, muy similares a las producidas en el propio cuerpo femenino. Su eficacia anticonceptiva es de hasta un 99,9%.
  • Los anticonceptivos combinados inyectables mensuales son fluidos compuestos por dos hormonas, estrógeno y progestágeno, que se introducen en el interior del cuerpo a través de una jeringuilla. Su eficacia anticonceptiva es de hasta un 99,9%
  • El diafragma es un dispositivo anticonceptivo formado por un disco flexible que, colocado en el fondo de la vagina, impide la entrada de semen al interior del útero. Su eficacia anticonceptiva es de hasta un 96%.
  • Por otro lado, se dispone de la esponja vaginal, que “es una esfera de poliuretano blanda y elástica, con forma de casquete y una depresión central para adaptarse al cérvix. Su acción se basa en un triple mecanismo que bloquea la entrada y paso de espermatozoides por el cérvix, atrapa y absorbe a ese nivel y contiene un efecto espermicida”. Su eficacia anticonceptiva es de hasta un 76%.
  • Un espermicida en sus diversas formas (jaleas, cremas, espumas u óvulos) cumple la función de inhibir la actividad de los espermatozoides tras ser colocado en el interior de la vagina antes de que puedan llegar al cuello del útero. Su eficacia anticonceptiva es de hasta un 82%; coitus interruptus, también conocido como coito interrumpido, consiste en eyacular fuera de la vagina para evitar el embarazo. Puede servir como método anticonceptivo, pero no es muy recomendado, ya que no protege frente a ETS. Su eficacia anticonceptiva es de hasta un 15%.
  • La ligadura de trompas es una intervención quirúrgica en la que las trompas de Falopio son ligadas e incluso a veces cortadas. Su eficacia anticonceptiva es de hasta un 99,51,9,10

 

Como anticonceptivos masculinos se dispone solo de dos ejemplos en la actualidad, según la SEC (Sociedad Española de Contracepción): el preservativo, que es una “funda fina y elástica para recubrir el pene durante la relación sexual, a fin de evitar la fecundación o el posible contagio de enfermedades”. Su eficacia anticonceptiva es de hasta un 98%. Por otro lado, se encuentra la vasectomía, cirugía en la que se cortan los conductos eferentes. Esta no impide que el hombre eyacule, pero el semen secretado no contendrá espermatozoides y, por tanto, se evitará el embarazo por carencia de un gameto. Su eficacia anticonceptiva es de hasta un 99,9%1,10.

No obstante, existen numerosos proyectos de métodos anticonceptivos masculinos, todavía en estudio. Los métodos contraceptivos masculinos tienen gran difusión pese a no ser muy numerosos. Se refieren al coitus interruptus y al uso del preservativo. Esto indica que la contracepción masculina se basa en métodos mecánicos o quirúrgicos (vasectomía) 10,11.

Sin embargo, también hay algunas posibilidades para la contracepción masculina farmacológica o inmunológica, es decir, la píldora masculina. En 1984, Diczfalusky señaló como métodos de contracepción masculina los inhibidores de la FSH o agentes que interfirieran con la motilidad espermática y capacidad de penetración11.

Existen dos métodos para afrontar la contracepción masculina hormonal: el primero de ellos consiste en la supresión de la producción de espermatozoides mediante, por un lado, el bloqueo hormonal del eje hipotalámico-hipófisis-gónada (anticonceptivos hormonales masculinos). Y, por otro lado, la inhibición directa de los espermatozoides o interferencia con la maduración espermática con medicaciones no hormonales. El segundo hace referencia a la inhibición de la capacidad de fecundación de los espermatozoides, que puede ser llevada a cabo con fármacos o con vacunas (anticoncepción inmunológica masculina) 11.

Paralelamente, existe una clasificación de sistemas de contracepción que se organiza según la presencia o no de hormonas y su permanencia. Se divide en:

  • Por un lado, hormonales, que pueden ser de tres tipos: métodos combinados que contienen estrógeno y progestágeno y que se pueden administrar, como píldoras, inyecciones, anillo vaginal o parches subdérmicos; la anticoncepción hormonal de emergencia, dentro de la que incluimos píldoras de levonorgestrel, únicamente, o en píldoras combinadas, entre las que destacamos el “Método Yuzpe”, basado en la utilización de píldoras anticonceptivas que se administran en dosis especiales para prevenir un embarazo no planeado después de una relación sexual sin protección anticonceptiva. También son conocidas como “píldora del día de después”. Por último, los métodos que contienen sólo progestágeno y que se pueden administrar como píldoras, inyecciones, implantes, anillo vaginal o dispositivo intrauterino10.
  • Por otro lado, los no hormonales reversibles, entre los que se encuentran: el DIU con levonorgestrel; anticonceptivos de barrera masculinos y femeninos (condón, diafragma y espermicidas); método de amenorrea de lactancia, que “es un método anticonceptivo usado en los primeros seis meses de post parto, por mujeres que están con lactancia exclusiva y en amenorrea. Es el único método considerado natural porque en el post parto, durante el periodo de lactancia, la mujer tiene en forma natural un periodo de infertilidad”; los métodos de abstinencia periódica, en los que se incluye el moco cervical, el calendario y la temperatura basal sintotérmica. Estos se basan en el reconocimiento de los signos y síntomas asociados a los períodos fisiológicos de fertilidad e infertilidad. La identificación del período fértil, que dura unos 6 días en cada ciclo, el día de ovulación y los siguientes cinco días, es el que permite a la mujer saber cuál es el período en que no deberá tener relaciones sexuales vaginales sin protección si quiere evitar un embarazo y usar los períodos infértiles para la actividad sexual. Su eficacia anticonceptiva ronda el 91-99%. Por último, los no hormonales permanentes, donde se encuentra la anticoncepción quirúrgica voluntaria que, en el caso masculino es la vasectomía y, en el femenino, la ligadura de trompas10.

 

A pesar de las diferencias que presentan los distintos tipos de métodos anticonceptivos y teniendo en cuenta las condiciones de salud del/la paciente, las recomendaciones para el inicio o continuación del uso de un método anticonceptivo variarán. Según dichas condiciones, los criterios médicos de elegibilidad para el uso de anticonceptivos presentan cuatro categorías, en relación a la contracepción no permanente1,12,13:

Categoría 1: condición de salud que no implica restricciones en el empleo de los MAC (Métodos de Anticoncepción) 1.

Categoría 2: condición de salud en la cual, al usar un método anticonceptivo, las ventajas son superiores a los riesgos teóricos o probados1.

Categoría 3: condición de salud en la cual, mediante el uso de un método anticonceptivo, los riesgos teóricos o probados son mayores a los beneficios1.

Categoría 4: condición de salud en la cual el uso de un método de contracepción supone graves riesgos de salud que se consideran inaceptables1.

La elección de un método anticonceptivo debe estar sustentada, además de en las condiciones de salud de la pareja que va a emplearlo, en la evidencia científica disponible. La OMS (Organización Mundial de la Salud) es la encargada de la actualización de los Criterios de elegibilidad de los métodos anticonceptivos en base a la evidencia científica vigente y de la difusión de dicha actualización a los organismos y personal sanitario a los que compete1,12.

Los factores que influyen en la elección de un método anticonceptivo pueden ser dependientes del mismo o dependientes de la propia pareja. En los relativos al método, ha de analizarse su eficacia, medida por el Índice de Pearl, que señala el número de embarazos que tendrían lugar en 100 mujeres que emplean el mismo método anticonceptivo durante un año, su seguridad (o inocuidad en la salud de quien lo usa), la reversibilidad o recuperación de la fertilidad, la facilidad o complejidad de uso, la disponibilidad y, por último, el precio, que llega a ser muy variable según el lugar en el que se use1,13,14.

Por otro lado, los factores que dependen de la pareja/mujer a la hora de seleccionar un determinado método anticonceptivo son la edad y la paridad, la frecuencia y variabilidad de pareja, los hábitos tóxicos, las patologías médicas que pudieran interferir en el uso de determinados métodos y la aceptación o preferencias inherentes a la propia pareja13.

De acuerdo con la VII Encuesta realizada en 2011 por el grupo DAPHNE, expertos en anticoncepción y pertenecientes al laboratorio Bayer, el uso de métodos anticonceptivos hace 7 años se extendía al 75% de la población femenina española, porcentaje algo inferior al obtenido en la VI Encuesta de dicho grupo, realizada en 2009, donde este ascendía al 79%15.

Esta encuesta revela que el 24’5% de la población femenina española queda expuesta al riesgo de embarazo, debido a la no utilización de ningún método de contracepción. También muestra un leve descenso (con respecto a la realizada en 2009) en el uso de métodos como el preservativo o la píldora, frente a un ligero aumento en la utilización del DIU y la vasectomización de la pareja. Cabe señalar que, tanto el preservativo como la píldora, siguen siendo los métodos de contracepción más empleados (el 51% de la población hace uso de ellos en 2011) desde 1997, año en el que el grupo DAPHNE realizó su primera encuesta sobre anticoncepción15.

Los datos facilitados por el grupo DAPHNE acerca del uso de anticonceptivos en España (cuál es el porcentaje de población que emplea algún método, cuál es el método más usado, qué método es el más usado según la edad, etc.) aportan información estadística sobre las preferencias y usos contraceptivos de la sociedad española, pero ¿cuál es la eficacia que posee cada método y los efectos adversos inherentes al mismo? 14,15

En 2006, el Instituto Mexicano del Seguro Social realizó un estudio comparativo a un total de 264 mujeres que utilizaban los distintos métodos de anticoncepción: un 23’1% recibieron anticonceptivos hormonales orales, un 20’07% anticonceptivos hormonales inyectables y un 56’81% el implante subdérmico. Se determinó que el implante subdérmico y los anticonceptivos hormonales inyectables tenían un Índice de Pearl (IP) nulo, mientras que los anticonceptivos hormonales orales un 0’13%. Estos datos implican una gran eficacia contraceptiva por parte de los tres métodos, presuponiendo una toma constante, estable y responsable de los mismos14.

En cuanto a los efectos adversos o secundarios relativos a los anticonceptivos ya nombrados, el implante subdérmico registró unos efectos secundarios mayores (cefaleas, vómitos, trastornos menstruales, etc. en un 84’66%) que los presentes en los anticonceptivos hormonales orales (un 18’03% sufrieron cefaleas y, en menor medida, mareos o vómitos) e inyectables (un 28’03% se vieron afectadas principalmente por cefaleas y trastornos menstruales) 14.

En lo relativo a los efectos beneficiosos producidos por los anticonceptivos, cabe señalar la disminución de sangrado (por atrofia endometrial) y, por consiguiente, la disminución del dolor menstrual mediante el uso de anticonceptivos combinados hormonales14.

La conclusión de este estudio mexicano apunta a la “cefalea, mareos, dolor pélvico, mastalgia, aumento de peso, cloasma, amenorrea, disminución de la lívido y sangrados intermenstruales” como principales efectos adversos presentes en el uso de anticonceptivos hormonales orales/inyectables y/o implante subdérmico. A su vez, concluye señalando la eficacia de los anticonceptivos hormonales orales e inyectables, subrayando que poseen un menor número de efectos secundarios asociados, además de un precio inferior14.

La anticoncepción hormonal combinada, al igual que cualquier medicamento, produce ciertos cambios en el organismo, que derivan en efectos secundarios, pudiendo clasificarse en: adversos, influyentes en las preferencias de la propia persona, y beneficiosos, que mejoran la salud de esta10.

En los efectos secundarios adversos se incluyen la enfermedad cardiovascular, que a pesar de que su incidencia en mujeres en edad reproductiva es baja, se dan un pequeño número de casos. En relación con esto, se puede dividir en: una enfermedad tromboembólica (ET); infarto de miocardio (IAM), a pesar de que no hay una relación directa y se atribuye a causas como la hipertensión arterial, diabetes u obesidad; accidente cerebrovascular (ACV), donde se encuentra el ictus isquémico, que cada vez está incrementando más en mujeres fumadoras e hipertensas que toman hormonas. Los AHC causan un ligero incremento en la presión arterial de mujeres, pero poco significativa si están sanas. Los estrógenos favorecen la vasodilatación y disminuye las placas de ateroma10,16,17,18.

Además, existen otros efectos secundarios adversos que, aunque no son motivo para desaconsejar el uso de hormonas, sí que se debería tener en cuenta según la persona para cambiar el medicamento, como la litiasis biliar, la hepatitis vírica, las cefaleas y alteraciones del ciclo10,16,19.

Como efectos secundarios beneficiosos de los anticonceptivos hormonales encontramos, en primer lugar, la prevención y el tratamiento de la anemia: el uso de anticonceptivos hormonales combinados (AHC) produce una disminución de la duración y sangrado de la menstruación, reduciendo su volumen en hasta un 50%. Esto es debido a la producción de un endometrio de grosor menor acompañado de una disminución de su red vascular. También existen beneficios sobre la piel derivados del uso de AHC, como la mejora del acné y del hirsutismo. Se produce, además, una mejora de la dismenorrea, ya que el uso de los AHC ha demostrado ser eficaz como tratamiento contra la dismenorrea primaria, disminuyendo la intensidad del dolor y la necesidad de utilización de analgésicos. Otro beneficio presente es la prevención de la enfermedad inflamatoria pélvica, ya que el componente gestagénico de los AHC estimula la formación de moco espeso, que actúa como protector de la vagina; el uso de AHC produce una disminución del cáncer de ovario, de endometrio y colorrectal, convirtiéndose estos métodos en los agentes quimioprotectores más efectivos contra esta afección. Por último, se presentan otros efectos beneficiosos, como un menor riesgo de padecer miomas, quistes de ovario o una patología benigna mamaria10,20.

La recomendación y asesoramiento acerca de los métodos anticonceptivos previamente nombrados es responsabilidad de el/la ginecólogo/a y la/el enfermera/o especializada/o (matrona o matrón). El papel enfermero, en este caso de la matrona o matrón, es fundamental en este tema, debido a que es la atención primaria donde ha de facilitarse una información objetiva, actualizada y personalizada acerca de cada método, atendiendo a la salud, voluntad y necesidades de cada pareja. Para ello, es necesario presentar unos determinados criterios o factores de elegibilidad, que condicionarán la elección del método anticonceptivo según la situación o prioridades de cada paciente, además de realizar una exploración que permita obtener información sobre los hábitos o estilos de vida de los mismos. Uno de los ámbitos idóneos para el desarrollo de estas actividades preventivas son los centros educativos, ya que permiten llegar a casi todos los adolescentes, que actualmente constituyen un importante grupo de riesgo. Se trata de ofrecer una educación adecuada desde la adolescencia, ya que a pesar del creciente interés social e institucional y las numerosas campañas de información dirigidas a los jóvenes, en los últimos años no solo ha aumentado la incidencia de los embarazos no deseados, sino también de las ETS13,21.

 

CONCLUSIÓN

La recomendación de anticonceptivo más frecuente realizada al total de la población es el preservativo.

Factores como el coste, la efectividad o los efectos secundarios propios de cada método anticonceptivo condicionan la elección del mismo.

 

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