AUTORES
- Jennifer López Salas. Técnico de laboratorio. Hospital Miguel Servet. Zaragoza.
- Laura Aisa Marín. Técnico de laboratorio. Hospital Miguel Servet. Zaragoza.
- María Teresa Bartolomé Bueno. Telefonista. Clínica Nuestra señora del Pilar.
- Noelia Loren Vallés. Técnico en cuidado Auxiliares de enfermería. Hospital Miguel Servet.
- Beatriz Miguel Palacios. Diplomada en fisioterapia. Hospital Miguel Servet. Zaragoza.
- Alfonso José Pascual del Riquelme Babé. Facultativo Especialista de Área. Hospital Miguel Servet. Zaragoza.
RESUMEN
Coxiella burnetii es una bacteria que causa la fiebre Q. Es una zoonosis de distribución mundial que, aunque en su mayoría los pacientes son asintomáticos, puede llegar a producir fiebre y neumonía. En algunos pacientes pueden llegar a ser crónica dando lugar a endocarditis. El reservorio es un animal transmitiendo al ser humano mediante aerosoles generados a partir de desechos animales infectados, siendo los profesionales que trabajan con animales como el sector ganadero, los que tienen mayor riesgo de infección.
PALABRAS CLAVE
Coxiella burnetii, Fiebre Q, neumonía.
ABSTRACT
Coxiella burnetii is a bacterium which causes Q fever. It is a worldwide zoonosis that although most patients are asymptomatic, can produce fever and pneumonia. In some patients, it can become chronic giving rise to endocarditis. The reservoir is animal, being transmitted to humans by means of aerosols generated from infected animal waste, being the professionals who work with animals such as in the livestock sector, those who have the highest risk of infection.
KEY WORDS
Coxiella burnetii, Q Fever, pneumonia.
DESARROLLO DEL TEMA
Coxiella burnetii pertenece a la familia Coxiellaceae1. Es un cocobacilo gram negativo, inmóvil, patógeno y es intracelular obligado2. Este microorganismo crece exclusivamente en células eucariotas y es capaz de formar unas pseudoesporas muy resistentes al calor y a la desecación, pudiendo persistir en el ambiente durante largos periodos de tiempo y dispersarse a largas distancias por acción del viento3.
Son muy pleomórficos, y se pueden distinguir dos variantes: la variante de células grandes (intracelular y metabólicamente activa) y la celula pequeña o pseudoespora (extracelular, metabólicamente inactiva, similar a las esporas y muy infecciosa). Cuando se aísla de animales y humanos infectados de forma natural, se distinguen dos fases antigénicas: la fase I es la fase altamente infecciosa (aislada de sus hospedadores) y la fase II que no es infecciosa (se aísla in vitro). Esta expresión antigénica diferente se emplea para distinguir serológicamente los estados agudo y crónico de la enfermedad1,3.
La enfermedad producida por esta bacteria se conoce como Fiebre Q. El nombre de fiebre Q lo dio su descubridor inicial, Derrick. «Fiebre» porque este era el síntoma principal y «Q» que viene del inglés “query” (pregunta), por la incógnita sobre la causa de los cuadros febriles, clasificándose como fiebre de origen desconocido4.
La fiebre Q se trata de una zoonosis cuyo reservorio principal son el ganado ovino, bovino y caprino. El ganado porcino, conejos, perros y gatos son otros reservorios animales. Estos últimos pueden explicar la aparición de epidemias urbanas5. Los mamíferos infectados eliminan el microorganismo resistente a la desecación en la orina, heces y leche principalmente6. La infección en el hombre ocurre con mayor frecuencia como resultado de la inhalación de pseudoesporas, con afectación de células alveolares y diseminación sanguínea; aunque existen otras vías como la ingestión de productos lácteos crudos que están contaminados. La mayoría de los pacientes infectados por C. burnetii se deben a la exposición profesional y a la manipulación de animales con riesgo a padecer dicha enfermedad5.
La enfermedad presenta una amplia distribución geográfica siendo más frecuente en adultos y atribuyéndose a exposición profesional como los veterinarios y ganaderos, siendo España uno de los países endémicos7. La presentación clínica y evolución de la enfermedad dependen de diversos factores del huésped (como el estado inmunitario), aunque también son importantes el tamaño del inóculo, la vía de contagio de la infección. Tras un período de incubación de una a dos semanas aproximadamente, C. burnetii produce una infección que puede ser asintomática, aguda o en algunos casos, puede llegar a cronificar1.
- Infección aguda: normalmente cursa con cuadro de neumonía que puede ser atípica y que no suele ser mortal. También pueden producir cuadros de hepatitis agudas, pericarditis, miocarditis, meningoencefalitis o incluso el síndrome de Guillain-Barré en algunos casos. La resolución de la neumonía suele ser de 15 a 30 días aproximadamente. El 60% de las personas pueden presentar una infección asintomática8,9.
- Infección crónica: la manifestación más frecuente es la endocarditis (especialmente en pacientes con afectación valvular previa). Debe sospecharse en un paciente con afectación de la válvula cardíaca asociada a un proceso infeccioso de origen desconocido. También puede darse osteomielitis, fibrosis pulmonar intersticial o erupciones cutáneas purpúricas. Normalmente estos pacientes tienen una alteración en la inmunidad celular frente a Coxiella burnetii8.
El diagnóstico clínico de la fiebre Q no es sencillo debido a la gran variedad de las manifestaciones clínicas que se pueden presentar, además del alto porcentaje de pacientes asintomáticos. Es importante tener en cuenta la historia clínica del paciente y su situación profesional. El diagnóstico lo podemos dividir en directo (mediante pruebas moleculares como la PCR) o indirecto. Este último se basa en sistemas automatizados como la quimioluminiscencia (QUIA) y el gold standard se sigue manteniendo en la inmunofluorescencia indirecta de la fase I y la fase II1,10.
El tratamiento de la infección por C. burnetii son distintos en la fase aguda de la crónica. En caso de presentación aguda el antibiótico de elección es doxiciclina 100mg 14 días y en caso de embarazadas se aplica cotrimoxazol durante el curso del embarazo. En el caso de infección crónica debe usarse al menos dos antibióticos, combinando doxiciclina con rifampicina o con hidroxicloroquina durante 3 años hasta que los anticuerpos IgG de fase I estén inferiores a 1:5011.
CONCLUSIONES
El diagnóstico de fiebre Q no es sencillo ya que durante los primeros días de sintomatología se podría confundir con un cuadro gripal. Conforme avanzan los días de la infección podría llevar a falsos diagnósticos de neumonía viral, bacteriana o atípica por lo que estar informado de la profesión sería un punto clave para diagnosticar la fiebre Q en el caso de que pudiera estar en contacto con animales infectados.
La fiebre Q se puede considerar como una enfermedad rara en España debido al control sanitario tan exhaustivo de los animales domésticos y salvajes, por lo que, aunque existe una vacuna contra esta enfermedad no es necesaria la vacunación generalizada de toda la población, pero sí podría ser útil en aquellas personas más expuestas a la infección, debido a su trabajo con animales que podrían estar infectados.
Para prevenir esta enfermedad es fundamental la adecuada manipulación de los desechos animales y la pasteurización de la leche.
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