AUTORES
- Jennifer López Salas. Técnico de laboratorio. Hospital Miguel Servet. Zaragoza.
- Alfonso José Pascual de Riquelme Babé. Facultativo Especialista de Área. Hospital Miguel Servet. Zaragoza.
- Laura Aisa Marín. Técnico de laboratorio. Hospital Miguel Servet. Zaragoza.
- Noelia Loren Vallés. Técnico en cuidado Auxiliares de enfermería. Hospital Miguel Servet.
- Beatriz Miguel Palacios. Diplomada en fisioterapia. Hospital Miguel Servet. Zaragoza.
- María Teresa Bartolomé Bueno. Telefonista. Clínica Nuestra Señora del Pilar.
RESUMEN
La sífilis causada por la bacteria Treponema pallidum es una de las enfermedades de transmisión sexual más frecuentes en el mundo. Debido a la escasa utilidad de las técnicas de cultivo para su detección, la serología es la técnica más utilizada en el cribado de los pacientes con sospecha de sífilis, además de su utilidad para el control y seguimiento del tratamiento de los pacientes diagnosticados.
PALABRAS CLAVE
Sífilis, enfermedades de transmisión sexual, serología.
ABSTRACT
Syphilis, caused by the bacteria Treponema pallidum, is one of the most common sexually transmitted diseases in the world. Due to the limited usefulness of culture techniques for its detection, serology is the most widely used technique for screening patients with suspected syphilis, apart from its usefulness for the control and monitoring of the treatment of diagnosed patients.
KEY WORDS
Syphilis, sexually transmitted diseases, serology.
INTRODUCCIÓN
La sífilis es una infección bacteriana causada por Treponema pallidum. Fundamentalmente se transmiten por vía sexual y vertical. Esta infección tiene distribución mundial y es la tercera enfermedad bacteriana de transmisión sexual más frecuente1.
La expresión clínica consta de cuatro fases. Tras un periodo de incubación (media de 21 días), en la primera fase se desarrolla una lesión cutánea llamada chancro en la zona genital que cura espontáneamente. La segunda fase o sistémica está caracterizada por un exantema o rash diseminado que empieza en el tronco y extremidades superiores y llega a las palmas de las manos y de los pies. Una parte de la población no tratada evoluciona a una fase terciaria conocida por la aparición de lesiones granulomatosas denominadas gomas. Las complicaciones pueden ser la neurosífilis, sífilis ocular o sífilis cardiovascular entre otros. El tratamiento de elección es la penicilina G benzatina2.
El diagnóstico de la sífilis puede ser directo por PCR (directamente del chancro) o indirecto mediante pruebas serológicas. Estas últimas se pueden clasificar como pruebas treponémicas o pruebas no treponémicas. Las pruebas no treponémicas (como la prueba RPR y VDRL) se utilizan para diagnóstico y control del tratamiento. Estas pruebas son inespecíficas y no se usan de screening debido a la alta tasa de falsos positivos. En cambio, las pruebas treponémicas (como la quimioluminiscencia y el TPHA) detectan de forma específica los anticuerpos y son más sensibles que las no treponémicas. Para el diagnóstico correcto hay que realizar en caso de una prueba treponémica positiva una no treponémica para confirmar la veracidad de los resultados y así dar un resultado con mayor seguridad, puesto que realizando una sola prueba nos puede llevar a resultados falsos positivos o negativos3,4. Las pruebas RPR y TPHA son rápidas y fáciles de realizar sin requerir infraestructura de laboratorio5.
La muestra para el diagnóstico de sífilis es el suero (y el líquido cefalorraquídeo en caso de neurosífilis siempre y cuando se haya confirmado previamente en suero). En primer lugar, a todas las muestras a las que se les solicita la prueba de la sífilis se les hace un cribado mediante quimioluminiscencia (QUIA). El objetivo de esta prueba treponémica es la discriminación de pacientes con sospecha de sífilis en los que descartaremos de forma rápida y automatizada grandes cantidades de muestras6.
Los resultados que por QUIA han salido positivos hay que confirmarlos mediante otra prueba treponémica en caso de que sea un primer diagnóstico de sífilis6. Un positivo de TPHA tras un positivo por la técnica ELISA nos confirma que el paciente ha estado en contacto con la sífilis, pero no son de utilidad para distinguir una infección pasada de una actual y no se utilizan para la monitorización del tratamiento por su persistencia durante toda la vida. Tras la comprobación por TPHA confirmaremos con una prueba no treponémica como la prueba de la reagina plasmática (RPR) que además nos servirá de base para evaluar la situación y el control del tratamiento4,5,7. Se considera que un paciente está teniendo una respuesta adecuada al tratamiento cuando los títulos disminuyen 4 veces con respecto al inicial8. Es importante constatar un diagnóstico de sífilis con el historial clínico del paciente tanto de infecciones pasadas como recientes y el riesgo al que ha estado expuesto5.
CONCLUSIONES
El cribado de sífilis se realiza con una prueba altamente sensible para evitar falsos negativos. Después se confirmarán mediante una prueba treponémica (TPHA) y una no treponémica (RPR). Esta prueba es de referencia para hacer un seguimiento de la evolución del paciente. En el caso de las consecutivas muestras de un paciente ya diagnosticado de sífilis que se envíen al laboratorio, es suficiente comprobar con una prueba treponémica y una no treponémica. Esta prueba no treponémica se comparará con la anterior para ver la evolución del paciente ya tratado. Las pruebas treponémicas permanecen siempre positivas, no obstante, las treponémicas pueden negativizar con el tiempo si no ha habido reinfección y se han seguido correctamente las pautas del tratamiento.
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