Desafíos en la infancia: reticencia vacunal en los padres.

30 marzo 2022

AUTORES

  1. María Cristina López Vidal. Enfermera Especialista en Pediatría, Hospital Universitario Miguel Servet, Zaragoza.
  2. Paula Manero Montañés. Enfermera Especialista en Pediatría, Hospital Universitario Miguel Servet, Zaragoza.
  3. Rosa Ángela Pazos Espinola. Enfermera Especialista en Pediatría, Hospital Universitario Miguel Servet, Zaragoza.
  4. Esther Aladrén Hernando. Enfermera Especialista en Pediatría, Hospital Universitario Miguel Servet, Zaragoza.
  5. Cristina Genzor Ríos. Enfermera Especialista en Pediatría, Hospital Universitario Miguel Servet, Zaragoza.
  6. Ana Isabel Lorda Cobos. Enfermera Especialista en Pediatría, Hospital Universitario Miguel Servet, Zaragoza.

 

RESUMEN

Introducción: La reticencia vacunal es un comportamiento influido por cuestiones de confianza, complacencia y conveniencia, en las que hay diferentes grados de indecisión ante la vacunación con todas o determinadas vacunas.

Objetivo: Describir los argumentos que llevan a los padres a tomar la decisión de no vacunar a sus hijos e indicar unas recomendaciones para los profesionales sanitarios en su abordaje.

Metodología: Revisión bibliográfica a través de bases de datos y revistas especializadas como: Pubmed, Cochrane, ScienceDirect, Dialnet, CUIDEN, Embase, MEDES, Evidencias en Pediatría, Anales de Pediatría. Los resultados se acotaron por fecha de publicación del 2017 al 2021, e idioma: Español e Inglés.

Resultados: Los argumentos de los padres para no vacunar a sus hijos son variados desde la incomprensión de por qué administrar tantas vacunas, en un período de tiempo corto y vacunas combinadas, hasta argumentos difundidos por los movimientos antivacunas como el desarrollo de enfermedades neurológicas.

Por otro lado, el abordaje de los padres reticentes se debe realizar siempre desde el respeto y la empatía, evitando la confrontación y fomentando la responsabilidad compartida.

Discusión – conclusión: Los padres con reticencia vacunal no vacunan a sus hijos por una decisión irracional, lo meditan y quieren lo mejor para ellos, aunque en este caso estén equivocados, según la evidencia actual. La enfermera pediátrica adquiere un papel fundamental en su atención.

 

PALABRAS CLAVE

Movimiento antivacuna, reticencia vacunal, padres.

 

ABSTRACT

Introduction: Vaccine hesitancy is a behavior influenced by trust, complacency and convenience issues, in which there are different degrees of indecision about vaccination with all or certain vaccines.

Objective: To describe the arguments that lead parents to make the decision not to vaccinate their children and indicate some recommendations for health professionals in their approach.

Methods: Bibliographic review through databases and specialized journals such as: Pubmed, Cochrane, ScienceDirect, Dialnet, CUIDEN, Embase, MEDES, Evidencias en Pediatría, Anales de Pediatría. The results were limited by publication date from 2017 to 2021, and language: Spanish and English.

Results: The arguments of parents for not vaccinating their children are varied from the misunderstanding of why administer so many vaccines, in a short period of time and combined vaccines, to arguments spread by anti-vaccine movements such as the development of neurological diseases.

On the other hand, reticent parents should always be approached with respect and empathy, avoiding confrontation and promoting shared responsibility.

Discussion – conclusion: Parents with vaccine hesitancy do not vaccinate their children due to an irrational decision, they meditate on it and want the best for them, although in this case they are wrong, according to current evidence. The pediatric nurse acquires a fundamental role in their care.

 

KEY WORDS

Anti-vaccine movement, vaccine hesitancy, parents.

 

INTRODUCCIÓN

Las vacunas han reducido la mortalidad infantil y la morbilidad de muchas enfermedades infecciosas, como la poliomielitis, el sarampión, el tétanos y la tos ferina. Si bien presenta múltiples beneficios, un número cada vez mayor de padres optan por retrasar o rechazar las vacunas1.

Los primeros movimientos antivacunas, surgieron en el siglo XIX a raíz de la epidemia de la viruela. La obligatoriedad de la vacunación antivariólica desde los 3 meses de vida fue entendida por su población como un atentado contra la libertad individual. Además, los efectos secundarios eran importantes y en ocasiones fallecían, argumentos en los que se basaron los detractores, a pesar de que los beneficios en incidencia y mortalidad fueron mayores que los riesgos de la vacunación2,3.

En 1982, un programa de televisión de EE. UU., DTP: Ruleta de vacunas” acusó a la vacuna contra la difteria, el tétanos y la tos ferina (DTP), en particular contra el componente de la tos ferina de causar graves secuelas neurológicas. En respuesta a estas declaraciones hubo un descenso de la vacunación no solo en EE.UU. sino a nivel mundial4.

En los últimos años han surgido también movimientos y grupos influenciados por intereses económicos, como el de padres de niños autistas, profesionales sanitarios y bufetes de abogados aglutinados en torno al Dr. Wakefield5.

En 1998, Wakefield publicó en la revista “The Lancet” un artículo en el que sugería una correlación entre la vacuna contra el sarampión, las paperas y la rubéola (MMR) y el autismo. Dicho artículo fue retractado tras cientos de informes epidemiológicos y estudios biológicos que negaron dicha relación causal. Wakefield fue expulsado del Colegio de Londres y emigró a EE.UU., donde se demostró la confabulación con bufetes de abogados y asociaciones de niños autistas para la obtención de indemnizaciones económicas de los laboratorios 2,4. El daño que provocó con sus suposiciones ocasionó una evidente disminución en la vacunación, y a día de hoy, sigue siendo uno de los principales argumentos para rechazar la vacunación2,4.

No obstante, desde la aceptación vacunal al rechazo contundente de la misma, surge un término «reticencia vacunal», con diferentes grados de indecisión ante la vacunación con todas o determinadas vacunas, como consecuencia de la sociedad cada vez más informada en la que vivimos5.

En 2015, el Grupo de Expertos en Asesoramiento Estratégico sobre Inmunización de la Organización Mundial de la Salud (OMS) definió la reticencia vacunal como un comportamiento influido por cuestiones de confianza, complacencia y conveniencia5.

 

JUSTIFICACIÓN

La vacunación previene de dos a tres millones de muertes al año en todo el mundo; sin embargo, se podrían evitar 1,5 millones de muertes si se aplicaran las vacunas recomendadas. En 2019, los casos de sarampión incrementaron un 30 %, con rebrotes en países que estaban cerca de eliminar la enfermedad1. Las autoridades sanitarias temen que una disminución en las tasas de vacunación pueda arriesgar la “inmunidad de grupo”, con la consecuente circulación de patógenos, riesgos multiplicados y aumento de la morbilidad y mortalidad4.

Cabe destacar que las personas reticentes aducen el carácter exclusivamente individual de la protección frente a la enfermedad y se sienten exentos de responsabilidades externas que con su acción puedan tener sobre el resto de la población5.

Según la encuesta del último baremo sanitario del Ministerio de Sanidad y Centro de Investigaciones Sociológicas, el 16% de los españoles desconfía de las vacunas. En concreto, un 6% considera que las vacunas no son eficaces para prevenir enfermedades infecciosas y un 10% cree que conllevan más riesgos que beneficios a los vacunados2.

La OMS ha catalogado la reticencia a vacunal como «un problema mundial complejo que evoluciona rápidamente y que debe vigilarse de forma permanente», siendo uno de los 10 problemas de Salud Pública en 20193,6.

El uso inadecuado del término reticencia vacunal como movimiento puramente antivacuna, contribuye a difuminar el problema, dificultando su conocimiento, cuantificación y abordaje6.

 

OBJETIVOS

  • Describir los argumentos que llevan a los padres a tomar la decisión de no vacunar a sus hijos.
  • Indicar unas recomendaciones en el abordaje de la reticencia vacunal para los profesionales sanitarios.

 

METODOLOGÍA

Se trata de una revisión bibliográfica, cuyo período de búsqueda de información fue de Noviembre de 2021 hasta Enero del 2022. En total se seleccionaron ocho documentos válidos a través de los siguientes buscadores, bases de datos y revistas especializadas:

  • Bases de datos y buscadores utilizados: Pubmed, Cochrane, ScienceDirect, Dialnet, CUIDEN, Embase y MEDES.
  • Revistas especializadas utilizadas: Evidencias en Pediatría, Anales de Pediatría, Evidentia.

Los resultados se acotaron por fecha de publicación del 2017 al 2021, e idioma: Español e Inglés. Los términos de búsqueda empleados (Mesh) fueron los siguientes: movimiento antivacuna, reticencia vacunal, padres.

 

RESULTADOS

Argumentos parentales para no administrar vacunas a sus hijos 2,5,8:

  • La política de vacunación es sistemática y no tiene en cuenta la particularidad de cada niño. Cambios continuos de calendario vacunal.
  • No se adecúa la edad de administración de la vacuna con las características propias de cada enfermedad (hepatitis B).
  • No comprenden la administración simultánea de varias vacunas: les gustaría tener la opción de administrar por separado aquellas vacunas que son combinadas, como la triple vírica o la bacteriana, la vacuna pentavalente o la hexavalente.
  • No entienden la razón de vacunar de enfermedades que perciben como no graves (varicela) o ya erradicadas (poliomielitis).
  • Preocupación por la sobrecarga inmunitaria artificial que puede significar el calendario vacunal en los primeros meses de vida.
  • Creen que la vacuna no siempre inmuniza: se refieren a casos entre compañeros de sus hijos que padecen la enfermedad aun estando inmunizados.
  • Les parece que algunos componentes de las vacunas son perjudiciales para la salud, como los conservantes de las vacunas y otros componentes como el aluminio y el mercurio.
  • Las vacunas pueden producir efectos secundarios:
    • Autismo, desarrollo de enfermedades neurológicas como esclerosis múltiple (Hepatitis B), epilepsia, síndrome de Guillain- Barré, encefalopatías, retraso psicomotor, alteraciones del sueño, trastornos del lenguaje o tics.
    • Miedo a la anafilaxia.
    • Miedo a efectos secundarios leves, como fiebre o dolor en la zona de punción.
  • Las vacunas no aportan ningún beneficio, la disminución en la incidencia de enfermedades infecciosas se debe sólo y exclusivamente a la mejoría de las condiciones higiénico-sanitarias.
  • Las vacunas son un negocio, para el pediatra que las recomienda y en general.

La pérdida de la salud no se percibe como algo negativo; afrontar la adversidad, permite también el crecimiento personal. La decisión de no vacunar no la interpretan como una resistencia injustificada, sino como la necesidad de controlar aspectos importantes de su vida (alimentación, educación, salud…) y un derecho en el ejercicio de su autonomía5.

Recomendaciones para el profesional sanitario en el abordaje de la reticencia vacunal 5,7,8:

  • Ante desacuerdos con los padres, es vital una actitud de respeto y empatía, así como evitar la confrontación y fomentar la responsabilidad compartida. De hecho, se debe intentar erradicar el término «antivacunas», pues a la mayoría de las familias les resulta ofensivo y estigmatizante. Ellos refieren que tienen dudas con respecto a la vacunación, y que han optado por no vacunar a sus hijos, pero que esta decisión es modificable.
  • El respeto a la autonomía no exime de argumentar e intentar persuadir (siempre que haya evidencia científica) para conseguir actitudes y decisiones saludables para los niños. Enfatizar en el beneficio de las vacunas, aportando evidencias de lo ocurrido en otros países cuando se ha abandonado la vacunación.
  • No menospreciar la existencia de reacciones adversas y complicaciones asociadas a la vacunación, explicando las limitaciones de las vacunas y que ninguna es libre de riesgos ni es efectiva al 100%.
  • Dedicar tiempo a estas familias pues, en una consulta rápida de 5-10 min los padres no van a cambiar de opinión. Una de las máximas es: «mejor una vacuna que ninguna», debiendo ofrecer la posibilidad de la «vacunación a la carta».
  • Indagar los motivos que hay detrás de los argumentos que presentan, e intentar buscar otras posibles alternativas.
  • Entre las preocupaciones más frecuentes de los padres, algunas respuestas por parte del profesional sanitario serían:
  • En la actualidad NO hay vacunas comercializadas en España que lleven mercurio. Solo el toxoide tetánico Leti lleva tiomersal entre sus excipientes (0,05 mg), y se trata de una vacuna cuya comercialización se encuentra suspendida.
  • Algunas vacunas llevan aluminio, que se emplea como adyuvante, en cantidades ínfimas, y es necesario para conseguir que la inmunización sea efectiva. Se obtienen cantidades mayores de aluminio de forma natural (lactancia materna, alimentos como el pescado, etc.).
  • La mejoría de las condiciones higiénico-sanitarias ha conseguido, efectivamente, disminuir la incidencia de algunas enfermedades. Lo que consigue su eliminación y posterior erradicación es la vacunación sistemática de toda la población.
  • Ningún estudio ha demostrado una relación causal directa entre las vacunas en general y el desarrollo de autismo, muerte súbita del lactante, esclerosis múltiple, leucemia u otras enfermedades graves, sobre todo neurológicas.
  • Si bien la inmunidad producida por la infección es mayor que la pasiva (vacuna), y más duradera. Esto pasa siempre y cuando se supere la enfermedad y no deje secuelas. La mayor protección no justifica asumir los riesgos de padecer una enfermedad infecciosa grave.
  • Las vacunas precisan conservantes y estabilizantes, como tantos otros productos sanitarios y alimentos, sino los productos caducan y se contaminan.
  • El riesgo general de anafilaxia es de 1 por cada millón de dosis administradas. El riesgo de anafilaxia existe también con cualquier otro medicamento, alimentos, productos, etc.

 

CONCLUSIÓN

Los padres con reticencia vacunal no toman la decisión de no vacunar a sus hijos de forma irracional y frívola. Como cualquier otro progenitor quiere lo mejor para sus hijos, aunque en este caso están equivocados, según la evidencia actual.

La enfermera pediátrica adquiere un papel fundamental en la atención de calidad dentro de la sociedad y en particular en el cuidado a los padres con dudas acerca de la vacunación, ofreciéndoles información detallada, objetiva y contrastada.

 

BIBLIOGRAFÍA

  1. Fernández-Basanta S, Lagoa-Millarengo M, Movilla-Fernández MJ. Encountering Parents Who Are Hesitant or Reluctant to Vaccinate Their Children: A Meta-Ethnography. Int. J. Environ. Res. Public Health 2021, 18, 7584. https://doi.org/10.3390/ijerph18147584
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  5. Cruz Piquerasa M, Rodríguez García de Cortazarb A, Hortal Carmonac J, Padilla Bernáldezd J. Reticencia vacunal: análisis del discurso de madres y padres con rechazo total o parcial a las vacunas. Gac Sanit. 2019;33(1):53–59. https://doi.org/10.1016/j.gaceta.2017.07.004D
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  8. Piñeiro Pérez R, Hernández Martín D, Carro Rodríguez MA, De la Parte Cancho M, Casado Verrier E, Galán Arévalo S. Consulta de asesoramiento en vacunas: el encuentro es posible. An Pediatr (Barc). 2017; 86(6):314-320. http://dx.doi.org/10.1016/j.anpedi.2016.06.004

 

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