Eficacia de la terapia acuática en niños con parálisis cerebral.

12 junio 2021

AUTORES

  1. Ana Rosa Iglesias Triviño. Diplomada en Fisioterapia en la Universidad de Granada. Fisioterapeuta en el Servicio Aragonés de Salud, Huesca.
  2. Rita Elena Soria Ayuda. Graduada en Fisioterapia en la Universidad de Zaragoza. Fisioterapeuta en el Servicio Aragonés de Salud, Huesca.
  3. Andrea Blas Martínez. Graduada en Fisioterapia en la Universidad de Zaragoza. Fisioterapeuta en el Servicio Aragonés de Salud, Zaragoza.
  4. Adrián Jaime Sánchez. Graduada en Fisioterapia en la Universidad de Zaragoza. Fisioterapeuta en el Servicio Aragonés de Salud, Huesca.
  5. Elena Villaroya Bielsa. Graduada en Fisioterapia en la Universidad de Zaragoza. Fisioterapeuta en el Servicio Aragonés de Salud, Zaragoza.
  6. Alfonso Javier Callejero Guillen. Diplomado en Fisioterapia en la Universidad Illes Balears. Fisioterapeuta en el Servicio Aragonés de Salud, Huesca.

 

RESUMEN

La parálisis cerebral (PC) es un trastorno relativamente permanente del movimiento y de la postura debido a lesiones cerebrales, que aparece principalmente en la etapa fetal o en la primera infancia1.

Objetivo: En esta revisión trataremos de evaluar la eficacia de la terapia acuática en niños con parálisis cerebral.

Metodología: Se trata de una revisión bibliográfica basada en artículos publicados en las bases de datos Cochrane Original, Medline, Pubmed, Web of Science, Physiotherapy Evidence Database (PEDro) y Scopus. Se han incluido 14 artículos publicados en los últimos 10 años, en inglés y/o español.

Resultados: La mayoría de los estudios apoyan la terapia acuática como método de tratamiento en niños con PC, pues refieren mejoras en las funciones motoras gruesas después de dicha intervención 3-7,9,11-15.

Conclusión: Los diferentes estudios han demostrado que la terapia acuática en niños con parálisis cerebral es eficaz comparado con otro tipo de tratamientos, además, los efectos adversos son mínimos. A pesar de ello, la calidad de estos estudios ponen en evidencia la necesidad de nuevas investigaciones que utilicen muestras más amplias, parámetros de dosificación claros, mayor duración del estudio y efectividad a largo y corto plazo, utilizando una metodología adecuada y con datos comparables15-17.

 

PALABRAS CLAVE

Terapia acuática, parálisis cerebral.

 

ABSTRACT

Cerebral palsy (CP) is a relatively permanent movement and posture disorder due to brain injury, which appears mainly in the fetal stage or in early childhood1.

Objective: In this review we will try to evaluate the efficacy of aquatic therapy in children with cerebral palsy.

Methodology: This is a bibliographic review based on articles published in the Cochrane Original, Medline, Pubmed, Web of Science, Physiotherapy Evidence Database (PEDro) and Scopus databases. 14 articles published in the last 10 years have been included, in English and / or Spanish.

Results: Most of the studies support aquatic therapy as a treatment method in children with CP, as they refer to improvements in gross motor functions after this intervention3-7,9,11-15.

Conclusion: Different studies have shown that aquatic therapy in children with cerebral palsy is effective compared to other types of treatments, in addition, the adverse effects are minimal. Despite this, the quality of these studies highlights the need for new research that uses larger samples, clear dosage parameters, longer study duration, and long- and short-term effectiveness, using an appropriate methodology and with comparable data15-17.

 

KEY WORDS

Aquatic therapy, cerebral palsy.

 

INTRODUCCIÓN

La parálisis cerebral (PC) es considerada como un grupo de trastornos del desarrollo, del movimiento y de la postura que causa limitación de la actividad. Estas alteraciones motoras suelen ir acompañadas de trastornos sensoriales, cognitivos, de la comunicación, de la percepción y del comportamiento que a menudo influyen en las actividades y la participación de estos niños1. Es por esto que, la rehabilitación pediátrica requiere de un equipo multidisciplinar que abarque este conjunto de alteraciones.

La PC es debida a una lesión del sistema nervioso central, no es progresiva y acontece durante la etapa fetal o en los primeros años y persiste durante toda la vida. Es la discapacidad más frecuente en la infancia, con una incidencia del 2-2,5 por 1.000 niños nacidos vivos1,17, y aunque no se puede curar, las diferentes estrategias y opciones terapéuticas, pueden mejorar la capacidad funcional, la autonomía, la actividad postural, la fuerza muscular, la amplitud de movimiento, la participación, la relación con su entorno y la calidad de vida de estos niños.

Normalmente se diagnostica a la edad de 2 a 3 años por la historia clínica y un examen neurológico, pues suele ser en ese momento cuando las manifestaciones son más evidentes, por lo que desde fisioterapia infantil se hace hincapié en el estudio de los niños con alto riesgo17 como son, por ejemplo, la prematuridad, el bajo peso al nacer, las alteraciones de la placenta, el traumatismo craneal, la parada cardio-respiratoria, las infecciones y el crecimiento retardado intrauterino.

Podemos clasificar la PC en diferentes categorías según las manifestaciones clínicas1:

-PC espástica: es la forma más frecuente. Los síntomas más comunes que encontramos son la hipertonía, hiperreflexia y rigidez. Ésta a su vez está subdividida según la localización de tono muscular anormal en una parte del cuerpo u otra. Así encontramos: tetraplejía (tetraparesia), triplejía (triparesia), diplejía (diparesia), hemiplejía (hemiparesia), monoplejía (monoparesia).

-PC distónica: es la que más se relaciona con factores perinatales. En esta forma encontramos un patrón anormal de la postura y presencia de movimiento involuntario, incontrolado y estereotipado. Este tipo se divide en coreoatetósica, distónica y mixta.

-PC atáxica: se caracteriza por la afectación del cerebelo con hipotonía, ataxia, dismetría y problemas de coordinación.

-Formas mixtas.

O también podemos utilizar el sistema de clasificación de la función motora gruesa1 en niños con parálisis cerebral (Gross Motor Function Classification System, GMFCS) que se divide en 5 niveles:

-Nivel I: Anda sin limitaciones para las habilidades motoras más avanzadas tanto en el interior como en el exterior. Pero su velocidad, equilibrio y coordinación están afectados.

-Nivel II: Tiene limitaciones para andar tanto en el interior como en el exterior, así como para subir escaleras y caminar en superficies desniveladas o inclinadas.

-Nivel III: Anda con ayuda de dispositivos de movilidad en el interior y exterior en superficies niveladas. Para recorrer distancias largas puede requerir de una silla de ruedas.

-Nivel IV: Automovilidad con limitaciones, es común el uso de una silla de ruedas eléctrica para movilizarse tanto en interior como exterior.

-Nivel V: Deben ser transportados, no tienen movilidad independiente. La capacidad para mantener la postura erguida y para controlar el movimiento voluntario está muy limitada.

Cada vez se tiende más a enfocar el objetivo de los tratamientos pediátricos desde distintas áreas, pero todas ellas buscan lograr el nivel funcional máximo de independencia del niño. Para esto se hace partícipes a la familia, se organizan tratamientos individualizados, se fomenta la participación y la independencia, se promueven hábitos de vida saludables, se adapta el entorno y se valora la calidad de vida de estos2.

En los últimos años están apareciendo diferentes estrategias terapéuticas para afrontar este reto entre los cuales se encuentra la terapia acuática (Watsu, Halliwick, Bad Ragaz, etc)11,15,16. Actualmente hay una tendencia significativa de fisioterapeutas que optan por este tipo de intervención como alternativa o complemento a las terapias convencionales, pues el medio acuático reduce el tono muscular, lo que permite mayor calidad en los movimientos, los cuales no podrían realizarlos fuera de este medio, a esto hay que añadir la disminución de la gravidez y la reducción de la carga y del impacto en las articulaciones, lo cual facilita el trabajo de la fuerza muscular, de la resistencia cardio-respiratoria4,9,12 y puede proporcionar un medio motivador7,10,16 y divertido para realizar la actividad física, la cual aporta bienestar físico, social y emocional, englobando diferentes áreas del niño que repercuten de manera positiva en la calidad de vida de estos.

 

OBJETIVO

El objetivo de esta revisión sistemática de la literatura científica es analizar la eficacia de la terapia acuática en niños con parálisis cerebral y determinar cómo afecta a sus habilidades motoras y a su desarrollo psicomotriz.

 

METODOLOGÍA

Se trata de una revisión bibliográfica realizada entre los meses de septiembre de 2020 y enero de 2021, basada en artículos publicados en las bases de datos Cochrane Original, Medline, Pubmed, Web of Science, Physiotherapy Evidence Database (PEDro) y Scopus. Se han incluido artículos publicados en los últimos 10 años, en inglés y/o español, realizados en pacientes con parálisis cerebral que utilicen la terapia acuática como método de tratamiento para mejorar el dolor, la rigidez y promover la relajación de la musculatura, estimular la propiocepción y el control postural y facilitar el equilibrio muscular.

Los descriptores en ciencias de la salud (DeCS) fueron Aquatic therapy, cerebral palsy.

Dichos documentos fueron analizados y sintetizados, obteniendo de ellos la información más relevante y útil para nuestra revisión, seleccionando aquellos que coincidían con nuestra temática. Del total de 27 artículos seleccionados en un primer momento, finalmente 14 fueron los elegidos para nuestro estudio.

RESULTADOS

Ballaz et al.3 enfocaron su estudio en el efecto de un programa de entrenamiento acuático en la eficiencia de la marcha. Para esto contaron con 10 adolescentes con PC que participaron en 20 sesiones de 45 minutos de duración, dos veces por semana. Su resultado fue una mejora en la marcha por lo que recomiendan este tipo de entrenamiento grupal en adolescentes.

En el estudio de Dimitrijević et al.4 participaron 19 niños en un programa de ejercicios acuáticos durante 12 semanas, dos veces por semana. Se midió la función motora gruesa (GMFM), la espasticidad (escala de Ashworth modificada), la frecuencia cardiaca y el consumo máximo de oxígeno, antes y después de la intervención. Y su conclusión fue que, después del tratamiento, hubo una mejora estadísticamente significativa.

La investigación llevada a cabo por Fragala et al.5 desarrolló un estudio en el que participaron 8 niños y tuvo una duración de 14 semanas. Su conclusión fue que un programa de ejercicio acuático puede mejorar las habilidades motoras gruesas y la resistencia al caminar.

Lai et al.6 realizaron un estudio sobre el efecto de la terapia acuática en la función motora, las actividades de la vida diaria y la calidad de vida de 24 niños con parálisis cerebral espástica, con distintos grados de severidad motora, a los que dividieron en dos grupos. Su conclusión fue que el grupo que realizó la terapia acuática tuvo mejores resultados, por lo que la proponen como terapia eficaz y alternativa en el tratamiento de estos niños.

Ryu et al.7 estudiaron los efectos de los ejercicios en agua y la equitación como terapia en 32 pacientes. Se dividieron en 3 grupos y se evaluó los beneficios en cuanto mejora de la salud mental y del bienestar psicológico. Aunque los resultados propusieron la terapia acuática como una intervención que podía mejorar significativamente el estado psicológico de estos pacientes, dada las limitaciones del estudio, concluyen que son necesarias investigaciones futuras para desarrollar y examinar los efectos de esta terapia en los pacientes con parálisis cerebral.

Roostaei et al.8 hicieron una revisión de 11 estudios en la que concluyeron que, a pesar de que la mayoría informó de mejoras en las habilidades motoras gruesas, la evidencia es limitada. Por lo que plantean la necesidad de más investigación con respecto a la efectividad y dosificación.

En el estudio de Adar et al.9 compararon los efectos de los ejercicios realizados en agua y en tierra en la espasticidad, la calidad de vida y la función motora de 32 niños con PC. El programa se desarrolló cinco veces por semana durante seis semanas y cada sesión duró 60 minutos. Al final del estudio no encontraron diferencias significativas entre ambos grupos por lo que sugieren que el ejercicio acuático puede ser una alternativa beneficiosa.

Güeita et al.10 desarrollaron un estudio cualitativo para investigar la perspectiva de 34 padres de niños con PC con respecto a la terapia acuática. Estos destacaron los cambios en las funciones motoras después del tratamiento así como mejoras en los aspectos sociales y participativos.

En la investigación de Ballington et al.11 llevaron a cabo un estudio con 10 niños con PC, que se dividieron en dos grupos, uno de ellos realizó terapia acuática durante 8 semanas con dos sesiones semanales de 30 minutos de duración. El grupo control continuó con sus actividades normales. Su investigación tenía como objetivo evaluar el efecto de arrastre de un programa en el medio acuático a la actividad en tierra. Su conclusión fue que, a pesar de los efectos positivos, estos fueron solo a corto plazo. Además no podían extrapolar sus resultados debido a que el número de participantes fue muy reducido.

Akinola et al.12 analizaron en su estudio el efecto de un programa de entrenamiento de ejercicios acuáticos de 10 semanas de duración (dos sesiones semanales de 1hora y 40 minutos) sobre la función motora gruesa. Para ello contaron con 30 participantes que se dividieron en dos grupos, los cuales llevaron a cabo el mismo programa en agua que en tierra y compararon los resultados. Ellos encontraron una diferencia estadísticamente significativa en todas las dimensiones de la función motora gruesa a favor del programa de entrenamiento de ejercicios acuáticos, por lo que lo proponen como herramienta de rehabilitación para la mejora de la función motora de niños con PC.

Muñoz et al.13 participaron en un estudio de caso cualitativo en una escuela de educación especial. Las intervenciones fueron realizadas por fisioterapeutas mediante técnicas acuáticas como Watsu, terapia Craneosacral en Agua, Terapia Específica de Agua y Halliwick, dos veces por semana y con una duración por sesión de 45 minutos. Se realizó una recopilación de datos a través de la observación, entrevistas, grupos focales y notas de campo. Según las opiniones de niños, padres, educadores y terapeutas, a través de la terapia acuática, observaron mejoras en la postura y en la fluidez del movimiento, mayor motivación para interactuar con el entorno, mejoras en el aprendizaje, pues favorecía la realización de tareas posteriores que atribuían al papel motivador de la piscina. También señalan las limitaciones de su estudio, pues el número de participantes fue pequeño y debido a su carácter cualitativo, sus resultados no pueden generalizarse.

Según Becker14, las investigaciones cada vez respaldan con mayor firmeza, el apoyo a la terapia acuática para el tratamiento rehabilitador de enfermedades neurológicas como la parálisis cerebral.

Clapham et al.15 analizaron un programa de surf en niños con discapacidades, entre ellas la parálisis cerebral, y la compararon con un programa de ejercicios acuáticos no estructurados. Finalmente concluyeron que no encontraron diferencias significativas en los niveles de la condición física entre ambos grupos.

En la revisión de Schitter et al.16 se evaluó el efecto de la terapia Watsu sobre el dolor, la función física y los problemas mentales. Encontraron que tras el tratamiento el tono muscular disminuye y también la rigidez. Y concluyeron que, aunque el grado de evidencia era baja, el Watsu podría ser beneficioso para la relajación y la calidad del sueño de enfermedades como la parálisis cerebral.

 

CONCLUSIÓN

Cada vez aparecen más investigaciones con respecto a los efectos de la terapia acuática en niños con parálisis cerebral, dado su auge en la gama de posibilidades de tratamiento o como apoyo a éste. Los estudios analizados proponen esta intervención como una terapia beneficiosa3,4,5,6,7,9,11,12,13,14,15, tanto a nivel de la función motora, la capacidad cardio-respiratoria, como del estado de bienestar global, pues el agua es un medio que, por sus características, facilita el movimiento, disminuye las influencias negativas del equilibrio y control postural deficiente4,9,12 y favorece la experimentación y la estimulación de estos niños. Además es una alternativa motivadora7,10,16 que ayuda a hacer partícipe al individuo en el tratamiento, fomentando de esta manera la independencia y la socialización, tan importante en este tipo de pacientes, los cuales se enfrentan a grandes limitaciones fuera de este entorno. A pesar de esto, se necesitan investigaciones futuras7,8,11,15,17 para proporcionar evidencia de alta calidad sobre el efecto de la terapia acuática en niños con PC, con estudios que profundicen en protocolos de aplicación, se utilice una adecuada metodología, cuantifiquen los resultados de forma comparable y en los que se analicen los beneficios a largo y corto plazo.

 

BIBLIOGRAFÍA

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