Golpe de calor, una revisión bibliográfica para la práctica clínica diaria

28 marzo 2023

AUTORES

  1. Sofía Marco García-Reol. Enfermera de familia en el centro de salud de Báguena.
  2. Alberto Ordóñez Arcau. Enfermero en el Centro de Salud Canal Imperial.
  3. Lorena Ordovás Rodríguez. Matrona en el servicio de Obstetricia y Ginecología del Hospital Universitario Miguel Servet.
  4. Daniel Pérez Royo. Enfermero en Servicio de Diálisis Peritoneal del Hospital Clínico Lozano Blesa.
  5. Héctor Reinao Cegoñino. Enfermero en el Centro de Salud de Bujaraloz.
  6. Ana Ricón Bona. Enfermera en el servicio de Cirugía General del Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa.

 

RESUMEN

Introducción. Las patologías por calor son cada vez más frecuentes en nuestro entorno. Existen varias de ellas: leves, moderadas y graves. La más grave es el golpe por calor, que cursa con temperaturas superiores a 40,5ºC, tras exposición a ambientes muy calurosos, y alteraciones neurológicas.

Objetivos: Analizar el mejor tratamiento para el golpe de calor según la última evidencia científica. Describir las patologías que existen por el calor según su gravedad. Describir los factores de riesgo y las medidas preventivas de padecer golpe de calor. Conocer la morbimortalidad de esta patología.

Metodología. Se realizó una búsqueda bibliográfica de artículos, metaanálisis y revisiones sistemáticas en inglés y español, publicados entre los años 2018 y 2022 en las bases de datos Uptodate, Tripdatabase, Cochrane y Pubmed.

Resultados. La prevención es lo más importante, con una aclimatación al calor, hidratación y tener en cuenta los descansos. En cuanto al tratamiento, el gold standard es descender la temperatura corporal mediante la inmersión en agua fría hasta el descenso de la temperatura a los 38-39ºC. Habrá que tener en cuenta los desequilibrios hidroelectrolíticos y las complicaciones para tratarlas según precisen.

Conclusiones. El tratamiento más eficaz es el descenso de temperatura corporal por inmersión. Las patologías por calor se clasifican en leves, moderadas y graves (golpe de calor). Las medidas de prevención más importantes son la aclimatación, hidratación y descanso. La morbimortalidad es directamente proporcional al tiempo que han estado con temperatura >40,5ºC.

PALABRAS CLAVE

Golpe de calor, hipertermia, fiebre.

ABSTRACT

Introduction. Heat pathologies are becoming more and more frequent in our environment. There are several of them: mild, moderate and severe. The most serious is heat stroke, which occurs with body temperatures above 40,5ºC, after exposure to very hot environments, and neurological disorders.

Objectives. Discuss the best treatment for heat stroke according to the latest scientific evidence. To describe the pathologies that exist due to heat according to their severity. To describe the risk factors and preventive measures for heat stroke. To know the morbimortality of this pathology.

Methodology. A literature search was performed of articles, meta-analyses and systematic reviews in English and Spanish, published between 2018 and 2022 in the Uptodate, Tripdatabase, Cochrane and Pubmed’s databases.

Results. Prevention is most important, with heat acclimatization, hydration and taking breaks into account. As for treatment, the gold standard is to lower the body temperature by immersion in cold water until the temperature drops to 38-39ºC. Water and electrolyte imbalances and complications should be taken into account and treated as needed.

Conclusions. The most effective treatment is the lowering of body temperature by immersion. Heat pathologies are classified as mild, moderate and severe (heat stroke). The most important preventive measures are acclimatization, hydration and rest. Morbimortality is directly proportional to the time spent with temperature >40.5ºC.

KEY WORDS

Heat stroke, hipertermya, fever.

INTRODUCCIÓN

El golpe de calor se define como una temperatura corporal central elevada, generalmente superior a 40,5 °C, que cursa con disfunción del sistema nervioso central debido a la exposición a temperatura ambiental elevada que no se puede disipar. Es la enfermedad más peligrosa relacionada con el calor y puede llegar a ser fatal. Desafortunadamente, con el cambio climático los cambios de temperatura cada vez son más acusados y esta patología será cada vez más frecuente1,2.

Existen otras elevaciones de temperatura llamadas hipertermia, que no hay que confundir con el tema de este trabajo. Por un lado, está la hipertermia maligna (HM), que es una enfermedad genética autosómica dominante, que cursa con una alteración de la regulación intracelular del calcio en el músculo esquelético. Esta situación puede ser desencadenada por anestésicos volátiles y relajantes musculares despolarizantes, manifestándose por una rigidez muscular, hipermetabolismo y pérdida temporal de la integridad del sarcolema3. Por otro lado, está la fiebre que es una respuesta biológica de defensa ante estrés fisiológico que produce generando citocinas y prostaglandinas en respuesta a estímulos patógenos4.

Existen dos tipos de golpe de calor, con y sin esfuerzo.

El golpe de calor sin esfuerzo (también denominado clásico) que afecta a personas con unos factores de riesgo previas como enfermedades cardiovasculares, trastornos neurológicos o psiquiátricos, obesidad, anhidrosis, discapacidad física, edades extremas, el uso de drogas recreativas (p. ej., alcohol o cocaína) y el uso de fármacos como betabloqueantes, diuréticos, o agentes anticolinérgicos. Los pacientes más afectados son los mayores de 70 años son los más afectados.

El golpe de calor por esfuerzo suele ocurrir en personas jóvenes, sin patologías previas, que realizan ejercicio intenso a temperaturas elevadas y con elevada humedad ambiental. Un ejemplo de pacientes son los atletas y militares.

La fisiopatología del golpe de calor es compleja. Cuando una persona sana está expuesta a ambientes cálidos y realiza actividad física, el equilibrio entre la producción y la disipación del calor se altera, por lo que se produce un enorme almacenamiento del calor. Como mecanismo compensatorio, se produce una vasodilatación en la piel y una disminución del riego sanguíneo en los órganos digestivos, que aumenta la permeabilidad de la mucosa gastrointestinal. Los materiales tóxicos de las bacterias intestinales se filtran a través de la mucosa gastrointestinal hacia la circulación central y desencadenan una respuesta inflamatoria, coagulación intravascular diseminada (CID), insuficiencia multiorgánica, y colapso vascular. Además, las altas temperaturas producen una desnaturalización proteica que conduce a la apoptosis celular1,5.

Aparte de la patología grave descrita hasta ahora, existen otras patologías relacionadas con el calor. Dentro de las enfermedades leves se encuentran: el edema por calor, que cursa con inflamación de tejidos blandos (generalmente de las extremidades inferiores); los calambres musculares, de etiología incierta (teoría del control neuromuscular y teoría de la deshidratación/pérdida de electrolitos); y, por último, el sarpullido por calor, que cursa con una irritación en la piel por oclusión de los poros, que se resuelve con el descenso de la temperatura ambiental. Estas condiciones son autolimitadas y no suelen requerir atención médica. Los pacientes pueden volver a su actividad diaria cuando los síntomas hayan desaparecido.

En cuanto a las enfermedades de gravedad moderada se encuentran el colapso asociado al ejercicio (anteriormente llamado síncope por calor) y el agotamiento por calor. El colapso asociado al ejercicio, suele ocurrir inmediatamente después del ejercicio extenuante, debido a la hipotensión ortostática transitoria que se produce por disminución del volumen sanguíneo, vasodilatación periférica y disminución del tono muscular. Es importante realizar diagnóstico diferencial del síncope cardiogénico. El agotamiento por calor es el precursor del golpe de calor si no se trata adecuadamente. Las manifestaciones son cansancio, malestar general, alteraciones gastrointestinales, piel fría y húmeda a pesar de la intensa diaforesis y una temperatura corporal central entre 38,3° y 40°C. La diferencia con el golpe de calor es que no hay alteraciones neurológicas. El tratamiento en ambas situaciones es el mismo: descenso de la temperatura corporal, hidratación y decúbito supino con elevación de las piernas6.

El cuerpo humano es capaz de adaptarse a los cambios de temperatura por los siguientes mecanismos. A nivel físico el calor se transfiere por evaporación, el agua se evapora de la piel y el tracto respiratorio (mecanismo más efectivo); radiación (emisión de ondas de calor electromagnéticas); convección (transferencia de calor a un gas o líquido que se mueve sobre el cuerpo y que está más frío) y la conducción (transferencia directa de calor a un objeto adyacente más frío). Para que esto se lleve a cabo, a nivel fisiológico se producen las siguientes adaptaciones: expansión del volumen de plasma, aumento vascularización cutánea mejorado, umbral de sudoración más bajo y sudoración más abundante, menor concentración de sal en el sudor y descenso temperatura corporal. En el momento en que estas adaptaciones no son suficientes, aparecen las patologías por calor7.

OBJETIVOS

Principal:

Analizar el mejor tratamiento para el golpe de calor según la última evidencia científica.

Secundarios:

Describir las patologías que existen por el calor según su gravedad.

Describir los factores de riesgo y las medidas preventivas de padecer golpe de calor.

Conocer la morbimortalidad de esta patología.

METODOLOGÍA

Se ha realizado una búsqueda bibliográfica de los últimos cinco años, publicaciones comprendidas entre los años 2018 y 2022. Las bases de datos utilizadas han sido Uptodate, Tripdatabase, Cochrane y Pubmed. Para la selección de estos artículos los términos DeCS/MeSH utilizados han sido Golpe de Calor, Heat Stroke, Hipertermya, Hipertermia, Fiebre, Fever. Para acotar los resultados se han utilizado el idioma, artículos en inglés y español; la fecha de publicación (2018-2022) y el tipo de estudio (revisión sistemática, metaanálisis y, secundariamente, algún artículo con menor evidencia).

RESULTADOS

En este apartado se ha estructurado en cuatro grandes bloques: prevención, diagnóstico, tratamiento y, por último, complicaciones y morbimortalidad.

La clave para la prevención del golpe de calor y otras lesiones relacionadas con el calor es la aclimatación adecuada al calor, el adecuado ciclo de trabajo/descanso, la hidratación antes y durante la actividad y garantizar que la actividad física coincida con los niveles de condición física de los deportistas. Además, ciertos suplementos dietéticos (SD) pueden tener efectos sobre el gasto de energía, la función gastrointestinal y la termorregulación que deben ser considerados y comprendidos. En muchos casos, el exceso de motivación es un factor de riesgo importante1.

Existen factores de riesgo, tanto intrínsecos como extrínsecos que hay que tener en cuenta (tabla 1)5.

Según el estudio de Lee et al, existen opciones nutricionales que previenen o facilitan la aparición del golpe de calor por esfuerzo. Los factores preventivos son la adecuada ingesta de carbohidratos, la hidratación y la suplementación con glutamina. Existen otras opciones dietéticas que podrían ser prevenibles como el calostro bovino, los antioxidantes, los probióticos o la arginina, pero que necesitan estudios más amplios para poder recomendarse.

Como factores predisponentes a la aparición del golpe de calor, están ciertos ergogénicos, cada uno con un mecanismo de acción diferente y evidencia variable, y el déficit de energía. En la lista de productos ergogénicos se encuentran la efedrina, cafeína, bicarbonato de sodio, nitratos y monofosfato de creatina. En cuanto al déficit de energía, se debe al elevado consumo de la misma y/o a la moda del entrenamiento en ayunas o en depleción glucogénica. Aunque la evidencia no es clara, sí que existe una predisposición indirecta, a través de la función inmunológica. Un déficit de energía prolongado, causa efectos negativos en el sistema inmunitario, lo que aumenta la susceptibilidad de enfermedades o infecciones virales que, a su vez, favorecen la aparición del golpe de calor8.

Otro factor de riesgo es el consumo de ciertos fármacos como anticolinérgicos, antiepilépticos, IECAs, ARA II, antihistamínicos, descongestionantes, fenotiazinas, antidepresivos tricíclicos, anfetaminas, diuréticos, B-bloqueantes, litio, etanol y los estimulantes ergogénicos anteriormente comentados7.

El diagnóstico de esta patología suele ser clínico. La temperatura corporal central suele estar elevada, generalmente >40,5 °C (rectal), hay disfunción del sistema nervioso central (ataxia, convulsiones, confusión o pérdida de conocimiento)2 y ha habido exposición previa a calor ambiental intenso. En sospechas de golpe de calor sin esfuerzo, descartar otra etiología como infecciosa, endocrina, del sistema nervioso central, tóxica y oncológica. Existen alteraciones en las constantes vitales como taquicardia, taquipnea, hipotensión, crepitantes pulmonares, oliguria, enrojecimiento de la piel y anomalías neurológicas1.

La evidencia en el tratamiento de los golpes de calor es escasa, y las recomendaciones se basan en publicaciones de series de casos y pequeños estudios observacionales. Lo más importante a tener en cuenta es el diagnóstico precoz, descenso de temperatura corporal, corrección de anomalías electrolíticas y atención complementaria9.

La morbimortalidad está más vinculada a la duración que al grado de la hipertermia. Cuando la temperatura corporal desciende a <40º en la primera media hora tras el inicio de síntomas, la mortalidad está próxima a cero y las secuelas son mínimas. Por lo tanto, es prioritario el descenso de la temperatura corporal antes que el traslado a un centro hospitalario5.

En el descenso de la temperatura corporal en el golpe de calor por esfuerzo, el gold estándar es la inmersión de todo el cuerpo en agua fría (entre 1-17ºC), ya que es el más rápido, aunque se dificulte la monitorización y canalización de vías periféricas. Si esta situación no fuera posible se pueden utilizar bolsas de agua muy frías, hielo o toallas mojadas sobre el cuerpo antes de trasladar al paciente al hospital1,10.

El enfriamiento que más se utiliza en el golpe de calor sin esfuerzo es por evaporación y convección, ya que es eficaz, no invasivo y fácil de realizar. Además, se asocia con una disminución de la morbilidad y la mortalidad. Esta técnica consiste en rociar al paciente con agua pulverizada al mismo tiempo que se le enfría con un ventilador. Se puede utilizar la terapia farmacológica para el control de los escalofríos como lorazepam, propofol o fentanilo.

En el ámbito extrahospitalario, será necesario enfriar hasta que el paciente comience a temblar o mantenerlo en inmersión durante 15-20 minutos. La velocidad idónea del descenso de temperatura es de 1ºC cada cinco minutos11.

En medio hospitalario la monitorización de la temperatura corporal central es obligatoria, bien con sonda rectal o esofágica. La evidencia de los objetivos del descenso de temperatura es escasa, pero se acepta que se suspendan las acciones de enfriamiento cuanto la temperatura llegue a los 38-39º y la monitorización continua de temperatura se retire al alcanzar los 36º. Otra opción terapéutica dependiendo de la afectación del paciente, es la hipotermia inducida por debajo de los 36º para reducir el daño neurológico.

Existen otros métodos alternativos de enfriamiento no invasivos, invasivos y complementarios. Como ejemplo de los no invasivos pueden ser la terapia con hielo de agua (WIT), la aplicación de bolsas de hielo en las axilas, el cuello y la ingle (áreas adyacentes a los principales vasos sanguíneos), y la aplicación de compresas frías en las superficies de la piel de las mejillas, palmas de las manos y plantas de los pies. Los métodos invasivos son el lavado intranasal, pleural o peritoneal frío y, como enfriamiento complementario se encuentra el oxígeno refrigerado, las mantas refrigerantes y los líquidos intravenosos fríos. Otras técnicas no están muy indicadas por riesgo de intoxicación por agua, como el lavado gástrico frío. Están contraindicados los baños de esponja con alcohol debido al alto riesgo de absorción cutánea.

En esta fase del tratamiento, no se requiere terapia farmacológica como coadyuvante en el descenso de la temperatura, ya que los fármacos como el paracetamol o la aspirina actúan sobre el hipotálamo que no es la causa de esta temperatura elevada y pueden causar complicaciones hepáticas o coagulación intravascular diseminada. El dantroleno solamente es eficaz en pacientes con hipertermia maligna, que no es el caso. Si la etiología no está clara y la infección es una posibilidad, se puede administrar antibiótico empírico tras haber realizado la toma de muestras para cultivo.

Dada la deshidratación es muy probable que haya alteración del equilibrio hidroelectrolítico y metabólico. Habrá que prestar especial atención a la hipopotasemia e hiperpotasemia, hiponatremia e hipernatremia, hipoglucemia, hipofosfatemia, hipomagnesemia y la hipocalcemia. Para ello será necesario un seguimiento hematológico y serológico en las siguientes horas e incluso días. Es recomendable el uso de sondaje vesical para control de diuresis11.

En los cuidados complementarios, entrará todo lo relativo a la estabilidad del paciente, como el manejo de la vía aérea y la estabilidad hemodinámica.

La ventilación mecánica, invasiva o no, será necesaria para aquellos problemas con deterioro del patrón respiratorio. En cuanto a la estabilidad hemodinámica, habrá que tener en cuenta las constantes vitales para su valoración: tensión arterial, frecuencia cardíaca y diuresis. La hipotensión habrá que tratarla con cuidado, especialmente con los agentes vasoconstrictores ya que dificultará el descenso de la temperatura corporal. En caso de necesidad de fármacos inótropos se recomienda el uso de los utilizados en el shock séptico, por su similitud fisiopatológica. Estos son la adrenalina en primer lugar y la dobutamina en segunda línea.

En pacientes con golpe de calor por esfuerzo, es interesante seguir las directrices del Colegio Americano de Medicina Deportiva para volver a la intensidad de ejercicio habitual. Evitar realizar ejercicio físico en los 7 días tras el alta médica, realizar un seguimiento a la semana repitiendo pruebas de laboratorio dependiendo de la gravedad, iniciar el ejercicio físico en ambiente fresco y aumentar intensidad, duración y exposición al calor de manera progresiva. En caso de dificultad en la reincorporación deportiva, valorar la realización de prueba de esfuerzo tras un mes. El alta deportiva se dará tras tolerancia al calor después de dos o cuatro semanas de entrenamiento5.

Filep et al, realizaron en 2020 una revisión sistemática en la que se analizó el impacto y el tipo de enfriamiento realizado en el golpe de calor. En aquellos pacientes a los que se realizó el enfriamiento a una velocidad adecuada, la tasa de mortalidad fue de cero y el 0,77% tuvo complicaciones. En el caso de los pacientes en los que el enfriamiento fue insuficiente, la tasa de mortalidad fue del 4,41% y la tasa de complicaciones fue del 22,46%. La velocidad de enfriamiento adecuada se entiende por aquella >0,15 °C/min, ya que puede maximizar la supervivencia sin complicaciones médicas12.

Las secuelas a largo plazo del golpe de calor no están bien estudiadas, pero un estudio de 150 pacientes con patologías relacionadas con el calor, a los que se les siguió durante 14 años encontró que estos pacientes tenían un mayor riesgo de infarto de miocardio, accidente cerebrovascular isquémico o enfermedad renal crónica en comparación con un grupo de control. Además, pueden padecer un deterioro funcional y neurológico a largo plazo9.

Algunas de las complicaciones agudas que se pueden suceder tras el cuadro inicial se han mencionado a lo largo del texto anterior, pero se ha preferido agruparlas todas en este párrafo de nuevo. En cuanto a las alteraciones respiratorias se encuentran: broncoaspiración, broncoespasmo, edema pulmonar no cardiogénico, síndrome de dificultad respiratoria aguda, neumonitis, infarto pulmonar y hemorragia pulmonar. Las alteraciones cardiovasculares comprenden: hipotensión, insuficiencia cardíaca aguda descompensada, síndromes coronarios agudos (probablemente miocardiopatía producida por estrés) y alteraciones electrocardiográficas como taquicardia sinusal, anomalías de la conducción, intervalo QT prolongado, patrón de Brugada transitorio y cambios ST-T inespecíficos. A nivel neurológico se encuentran las convulsiones, el edema cerebral, neuropatías, ataxia cerebelosa, síndrome de Guillain-Barré y parkinsonismo. Fuera de las categorías previas encontramos la rabdomiolisis, lesión renal aguda, alteraciones hepáticas y coagulación intravascular diseminada. con un grupo de control. Además, pueden padecer un deterioro funcional y neurológico a largo plazo9.

CONCLUSIONES

El golpe de calor es una patología cada vez más frecuente en nuestra sociedad. Dentro de las patologías por calor, la prioridad será la detección precoz y el tratamiento rápido. Este consiste en descenso de temperatura (preferiblemente por inmersión en agua fría), hidratación y soporte vital si fuera necesario inicial. Dependiendo de la gravedad que, revista la patología por calor, habrá de realizarse un tratamiento más prolongado siendo necesario, en ocasiones, el manejo de vía aérea, estabilización hemodinámica, restablecimiento del equilibrio hidroelectrolítico y control de otras complicaciones. Las patologías leves por calor son: edema por calor, calambres musculares y el sarpullido por calor. Dentro de las patologías moderadas están el colapso asociado al ejercicio y el agotamiento por calor. Por último, la enfermedad más grave es el golpe de calor, que puede ser con y sin esfuerzo. Las medidas de prevención por excelencia son hidratación, adaptación al calor, descanso y correcta nutrición. Los factores de riesgo son intrínsecos y extrínsecos, como se describen en la tabla1.

La morbimortalidad de esta patología depende del tiempo en el que el paciente se mantuvo a temperatura por encima de 40,5ºC y la velocidad del enfriamiento. Las complicaciones más habituales son cardíacas, respiratorias, neurológicas, renales y hepáticas, generalmente dependientes del tiempo de mantenimiento de la temperatura elevada. Las tasas de mortalidad van desde el 0%, en pacientes a los que se le descendió la temperatura corporal de manera rápida, hasta el 4,41%, en los que no. Del mismo modo las tasas de complicaciones variaron desde el 0,77% hasta el 22,46%. Además, se estudió que los siguientes 14 años tras el golpe de calor el riesgo de padecer infarto de miocardio, accidente cerebrovascular isquémico o enfermedad renal era mayor que en los pacientes que no lo habían padecido.

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ANEXOS

FACTORES INTRÍNSECOS FACTORES EXTRÍNSECOS
Enfermedad febril actual. Entorno cálido y húmedo (tª de globo y bulbo húmedo >28ºC).
Trastornos cutáneos (anhidrosis, quemaduras). Ejercicio intenso.
Deshidratación. Proporciones inadecuadas trabajo/descanso.
Medicamentos (diuréticos, antihistamínicos, antidepresivos). Maquinaria pesada y EPI cálido.
Privación de sueño. Falta de educación y conciencia entre atletas, entrenadores y sanitarios.
Consumo reciente de alcohol. Falta de protocolos de diagnóstico y tratamiento en golpes de calor.
Bajo estado físico. Falta de infraestructura adecuada (aclimatación al calor, hidratación, enfriamiento preventivo).
Sobrepeso/obesidad.
Trastornos cardiovasculares.
Susceptibilidad a la hipertermia maligna.

Tabla 1: Diseño propio5.

 

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