Intervenciones de enfermería para mejorar el bienestar emocional de la población tras el COVID.

9 septiembre 2023

AUTORES

  1. Sara Castells Escartí. Enfermera de Atención Primaria.
  2. Silvia Gascón Martín. Enfermera del Centro de Salud Casetas.
  3. Andrea Pomar Clavel. Enfermera del Centro de Salud de Santa Isabel.
  4. Noelia Lahoz Cirajas. Enfermera del Centro de Salud de Casetas.
  5. María Agreda Fortuño. Enfermera del Centro de Salud de Casetas.
  6. Laura Alquézar Serrano. Enfermera de Atención Primaria.

 

RESUMEN

Introducción: La salud mental es un componente esencial, relevante y primordial para la salud. En cuanto a la pandemia producida por COVID-19, tiene una potente carga psicológica sobre la población. Supuso una paralización de nuestras vidas y una adaptación temporal a una nueva situación nunca antes experimentada.

Objetivo: El propósito del proyecto es poner de manifiesto la importancia de la salud mental, acentuada hoy en día por la situación vivida de una pandemia.

Método: Se realizó una búsqueda bibliográfica en las bases de datos Scielo y Pubmed, así como en diferentes revistas científicas gracias al buscador Google Académico y a la página oficial de la OMS.

Conclusión: La pandemia, como fenómeno biopsicosocial, afecta a todas las clases sociales y a todos los continentes, pero no ha resultado «socialmente igualitaria». Una muestra de estas desigualdades son las necesidades de salud mental de las comunidades negras y latinas, donde en un estudio, entre los adultos estadounidenses encuestados, los hispanos informaron de al menos 1 condición adversa de salud mental o conductual, en comparación con un mucho menor porcentaje de los adultos blancos no hispanos. También, el confinamiento ha sido un hecho de impacto variable en la infancia y la adolescencia en la pandemia. Desde la perspectiva somática, lo que más llamó la atención fue la tendencia a la obesidad debido a la disminución de la actividad física. Las mujeres han estado más expuestas a riesgo de infección por su mayor presencia en profesiones y espacios de atención en primera línea y servicios esenciales. Además, la violencia contra las mujeres y los niños, y otros tipos de violencia en el hogar han aumentado durante la pandemia. Otro grupo de edad afectado negativamente son las personas mayores, en las que se ve un aumento de los problemas del sueño, sedentarismo y trastornos por ansiedad y depresión.

PALABRAS CLAVE

Salud mental, epidemiología, Covid-19, pandemia y enfermería.

ABSTRACT

Introduction: Mental health is an essential, relevant, and fundamental component of overall health. In regards to the COVID-19 pandemic, it has had a powerful psychological impact on the population. It has brought about a halt in our lives and a temporary adaptation to a new and unprecedented situation.

Objective: The purpose of this project is to highlight the importance of mental health, which has been emphasized by the current pandemic situation.

Method: A literature search was conducted in the Scielo and PubMed databases, as well as various scientific journals using Google Scholar and the official WHO website.

Conclusion: The pandemic, as a biopsychosocial phenomenon, affects all social classes and continents but has not been «socially equitable.» An example of these inequalities is seen in the mental health needs of Black and Latinx communities, where a study found that Hispanic adults reported at least one adverse mental or behavioral condition compared to a much lower percentage of non-Hispanic white adults. Additionally, the impact of lockdown measures on children and adolescents during the pandemic has varied. From a somatic perspective, one notable concern has been the trend towards obesity due to decreased physical activity. Women have been more exposed to infection risks due to their higher presence in frontline professions and essential services. Moreover, violence against women, children, and other forms of domestic violence have increased during the pandemic. Older adults have also been negatively affected, experiencing an increase in sleep problems, sedentary behavior, and anxiety and depression disorders.

KEY WORDS

Mental health, epidemiology, Covid-19, pandemic, nursing.

INTRODUCCIÓN

La salud mental es un componente esencial, relevante y primordial para la salud. Según la definición de la OMS (Organización Mundial de la Salud), la salud es “un estado completo de bienestar físico, mental y social y no solo la ausencia de enfermedad”.

Queda demostrado que una buena salud mental, permite a la población realizar con total capacidad, aquellas actividades habituales y necesarias diarias. En este sentido positivo, la salud mental es el fundamento del bienestar individual y del funcionamiento eficaz de la comunidad. Es decir, ser capaz de afrontar las situaciones estresantes, trabajar de forma productiva, ser activo en las relaciones sociales1.

En cuanto a la pandemia producida por COVID-19, tiene una potente carga psicológica sobre la población. Supuso una paralización de nuestras vidas y una adaptación temporal a una nueva situación, nunca antes experimentada. Por supuesto, el momento que aconteció generó estrés2. Los síntomas más prevalentes son de tipo ansioso o ansioso-depresivo.

Desde una perspectiva emocional, destacaron durante el confinamiento:

  • Reacciones compartimentales desmesuradas, irritabilidad, apatía, estrés.
  • Incremento en reacciones de ansiedad (miedo al contagio), alteraciones en el sueño, alteraciones del humor.
  • Incremento a conductas adictivas (TIC).
  • Reacciones de duelo (ingresos de familiares sin poder verlos, fallecimiento o la respuesta familiar “incrementada” por el confinamiento)3,4.

Seguidamente, la salud mental individual y el bienestar se encuentran estrechamente determinados por factores sociales, biológicos y psicológicos 1. A éstos se les suma, la importancia de:

  • La promoción de la salud. Herramienta para mejorar el control, el bienestar y la protección de la salud y de la calidad de vida de la población.
  • La educación sanitaria, fundamental y una de las funciones más importantes de los profesionales sanitarios, en general, destinada a mejorar y ampliar el conocimiento de la población y el desarrollo de habilidades personales que conduzcan a la mejora de la salud.

A continuación, llevaremos a cabo un amplio desarrollo del tema principal a tratar, a través de bases de datos sanitarias, así como las intervenciones enfermeras más primordiales para el bienestar de la población tras el COVID-19.

OBJETIVOS

  • OBJETIVO GENERAL:

El objetivo de este trabajo consiste en la realización de un estudio epidemiológico de revisión/actualización sobre el bienestar emocional de la población tras el COVID-19, a través de la búsqueda de información en bases de datos sanitarias.

  • OBJETIVOS ESPECÍFICOS:
    • Comprensión de los conceptos clave: depresión, ansiedad, estrés.
    • Proporcionar y organizar una red de apoyo psicológica para las personas y familiares afectadas o quieran pedir ayuda.
    • Promover el autocuidado y apoyo mutuo comunitario de la salud mental.
    • Concienciar a la población en general de la importancia de normalizar la salud mental.
    • Promover toda aquella actividad de ocio, que les llene y que pueda facilitarles el duro proceso.
    • Mejorar la falta de conocimientos en cuanto a la gestión de las emociones tales como el estrés y la ansiedad.

METODOLOGÍA

A continuación, para realizar esta revisión bibliográfica se ha llevado a cabo una búsqueda de artículos sobre la salud mental en tiempos de COVID-19.

Para ello, se han elegido una serie de palabras clave para poder reducir el número de artículos y que estos tengan una mayor relación con el tema. Estas fueron usadas tanto de manera individual, como combinadas (Tabla 1) en diversos buscadores bibliográficos (Tabla 2) y bases de datos (Tabla 3). Para ello, hemos utilizado el operador booleano AND.

Sobre esta base bibliográfica, consultando los resúmenes y las conclusiones de los artículos encontrados, se filtraron según afinidad con el tema propuesto y la importancia de sus resultados. Además, también se ha tenido en cuenta la fecha de publicación del artículo, dándole mayor peso a las últimas investigaciones.

Los criterios de inclusión han sido artículos de revista, metaanálisis, libros y otras revisiones bibliográficas publicadas en los últimos 5 años. Y los criterios de exclusión han sido aquellos artículos con una fecha anterior a 5 años.

A continuación, se muestra esquemáticamente el método de búsqueda en la que se incluyen el número de artículos encontrados y los elegidos para este trabajo, así como palabras clave utilizadas y la combinación de estas (Tabla 4).

DESARROLLO

La pandemia por Covid-19, provocada por el coronavirus SARS- CoV-2 comenzó a finales del año 2019, y hasta ahora ha requerido medidas de salud pública y cuidados intensivos constantemente. Este virus ha infectado a 501 millones de personas en el mundo y ha provocado 6 millones de muertes hasta la fecha5,6.

El coronavirus SARS- CoV-2 no solo ha afectado a nivel físico a las personas, sino también a nivel mental y emocional.

La pandemia, como fenómeno biopsicosocial, afecta a todas las clases sociales y a todos los continentes, pero no ha resultado «socialmente igualitaria». Los grupos empobrecidos, los ancianos institucionalizados y el precariado están pagando la mayor parte de las consecuencias, tanto emocionales y socioeconómicas, como de morbilidad y mortalidad.

Las cuestiones económicas causan un incremento de las disfunciones sociales, la desigualdad y la pobreza y una potente irrupción de cambios a nivel personal (emociones, pensamientos, valores), grupal (relaciones interpersonales), social (organización social) y también global (relaciones entre bloques y continentes)7.

Una muestra de ello son las necesidades de salud mental de las comunidades negras y latinas de clase trabajadora las cuales no se han satisfecho lo suficiente durante mucho tiempo en los Estados Unidos. En un estudio, entre los adultos estadounidenses encuestados en junio de 2020, el 52,1 % de los adultos hispanos informaron de al menos 1 condición adversa de salud mental o conductual, en comparación con el 37,8 % de los adultos blancos no hispanos.

Estas disparidades en los efectos de la salud mental reflejan el dolor, el duelo y el estrés relacionados con la inseguridad financiera resultante de la pandemia en las comunidades latinas, que junto con otras comunidades minoritarias raciales y étnicas, se han visto afectadas de manera desproporcionada por el COVID-19 como resultado del racismo estructural8.

Tras la pandemia, en los grupos de población con altas tasas de infección y mortalidad, en las familias con ingresos familiares más bajos y en el precariado, probablemente aparecerá una alta incidencia de alteraciones emocionales, que son ya visibles en las alteraciones relacionales de algunos grupos sociales.

En estas situaciones de crisis social y política es fácil atribuir todo el sufrimiento emocional a «trastornos mentales» o, peor aún, a la «enfermedad mental», contribuyendo a la medicalización y psiquiatrización de la población. Con este enfoque se corre el riesgo de fomentar una «epidemia de salud mental», diagnosticándose como depresión o «crisis de ansiedad» manifestaciones emocionales y sociales relacionadas con situaciones socioeconómicas graves, que remitirían si estas se resolvieran.

De esa supuesta «epidemia de trastornos mentales» el único «resultado» sería el aumento del consumo de psicofármacos que, además, detrae recursos para las actividades comunitarias de cuidados, y eso en un país, como el nuestro, que ya es de los mayores consumidores de psicofármacos del mundo. No son medidas de salud mental, y menos aún, medidas psiquiátrico-farmacológicas, las prioritarias para el bienestar emocional de la población durante una crisis, sino medidas sociales y psicosociales.

Por otro lado, el confinamiento domiciliario y el distanciamiento físico y social interrumpen los procesos relacionales, fundamento de la salud mental: disponibilidad de apoyo social, interacción cotidiana y habilidades de afrontamiento. Por eso están asociados con niveles más altos de malestar psíquico e incluso de trastornos (por ansiedad excesiva, depresión, insomnio y síndrome de estrés postraumático), a pesar de los efectos protectores de los recursos sociales disponibles.

Otro factor para tener en cuenta son los procesos de duelo acumulados por las diferentes pérdidas sufridas en la pandemia, por la crisis económica sobrevenida y por el miedo al futuro.

El cierre de los centros docentes y las restricciones de las actividades sociales aumentan los riesgos para la salud mental en niños y adolescentes, tanto a nivel emocional, como relacional y de aprendizajes, siendo el colectivo más silenciado7,9.

La expresión clínica en la infancia y la adolescencia tiene tres tipos de estructuras de presentación sintomática.

  • Un primer grupo son aquellos que no padecían ningún tipo de trastorno mental. Aparece un estado de alarma y sensación de incomodidad o desasosiego muy importante, lo que se trata de un mecanismo reactivo-adaptativo ante la presencia de la pandemia.
  • Existe un segundo grupo que ya eran muy introvertidos anteriormente, por lo que se comprobó que se pudo desarrollar algún tipo de trastorno mental, siendo la pandemia un factor desencadenante.
  • Un tercer grupo de población consiste en el grupo de personas que ya padecían un trastorno mental previo y que la intersección con el Covid-19 provoca una descompensación del proceso.

El confinamiento ha sido un hecho de impacto variable en la infancia y la adolescencia en la pandemia. La novedad es muy potente en esta etapa de la vida. Al inicio resultaba satisfactorio el hecho de no acudir a clase, pero posteriormente con el paso de los días y la monotonía se han evidenciado situaciones en las que merecen la atención del sistema sanitario. El confinamiento ha alterado su rutina de vida en todos los aspectos. Desde la perspectiva somática, lo que más llamó la atención fue la tendencia a la obesidad debido a la disminución de la actividad física. Desde la perspectiva emocional, destacaron las formas de expresión del desasosiego y malestar afectivo-emocional.

Los organismos internacionales como la OMS y las Naciones Unidas plantean una intervención en los contenidos emocionales desde el principio y con el fin de promover dos aspectos fundamentales: el cuidado y las medidas adecuadas para los momentos de transición de la pandemia. En cuanto a las necesidades de Salud Mental deben centrarse en promover el cuidado de la familia en su conjunto y de las relaciones e interacciones de ese sistema. Es fundamental comprender qué significa el proceso de enfermedad en la infancia y la adolescencia 9.

El impacto de la pandemia NO ha sido igual en los hombres que en las mujeres, ni a nivel clínico, ni epidemiológico o socioeconómico.

Las mujeres han estado más expuestas a riesgo de infección por su mayor presencia en profesiones y espacios de atención en primera línea y servicios esenciales: sanidad, servicios sociales, cuidados formales e informales, alimentación, comercio y limpieza. Además, tienen un papel central en las tareas y cuidados domésticos y sufren en mayor medida situaciones de precariedad y pobreza. La violencia contra las mujeres y los niños, y otros tipos de violencia en el hogar han aumentado durante la pandemia.

Otro grupo de edad afectado negativamente son las personas mayores, en las que se ve un aumento de los problemas del sueño, sedentarismo y trastornos por ansiedad y depresión.

Están por ver las repercusiones cognitivas del aislamiento social y afectivo, pero es conocido que la disminución de la interacción social posee un impacto negativo en la salud mental y física de las personas mayores.

Además, son quienes están soportando los peores efectos de la pandemia: más del 95% de las muertes por COVID-19 en Europa se han producido en los mayores de 60 años 7.

Por último, durante este periodo, los trabajadores de enfermería se han enfrentado a una sobrecarga de trabajo, aumentando el número de pacientes que atender y actividades que realizar, todo ello con unas pésimas condiciones de descanso, resultándoles esto agotador.

A todo esto, se le suma la falta de recursos y espacios para atender a los pacientes, la falta de equipos de protección individual (EPI), falta de personal y la pérdida de derechos sociales laborales como sus vacaciones, sintiéndose así cada día menos valorados.

Algunos de ellos señalan la tensión que existe entre la necesidad de trabajar por el deber del ejercicio profesional y el temor del riesgo de exponer la propia salud frente a las precarias condiciones de trabajo, replanteándose cambiar de profesión.

A todo ello reclaman un reconocimiento mayor a la profesión de Enfermería, ya que han estado cara a cara durante esta pandemia y no se han sentido valorados por su trabajo, sintiéndose un número más en la estadística, aparte de haber cobrado un salario pésimo respecto a las horas realizadas y el exceso de trabajo.

Cabe destacar algunos de los sentimientos que han vivido estos profesionales como el miedo, abulia, tristeza, fatiga, angustia… causando en muchos de ellos Síndrome de Burnout y enfermedades mentales como depresión, estados de ansiedad, suicidio etc. teniendo que consumir medicamentos para enfrentarse a esta situación adversa.

Estas repercusiones en la salud mental llevan a la pérdida de la subjetividad, la singularidad, las intenciones de trabajo, el placer, restringiendo el trabajo a un medio de supervivencia6.

Las propuestas de actuación deben comenzar reconociendo que nos encontramos ante una nueva crisis sanitaria, económica y ecológica a nivel planetario. Consecuentemente, habrá que implementar medidas dirigidas al sistema sanitario y a sus profesionales, a las instituciones políticas y a la población.

En el Sistema Nacional de Salud (SNS) ha de reivindicar una Atención Primaria de Salud (APS) adecuadamente financiada, formada y reconocida, no solo para evitar el colapso de los hospitales, sino también para tener éxito en los procesos de detección y seguimiento de casos, y en los cuidados integrales de las personas, incluida su salud mental. Tanto para que los trastornos psicopatológicos ya establecidos, como para que el sufrimiento psicosocial postpandemia no se cronifique, en ciertos casos los psicofármacos pueden ser útiles, pero los mejores instrumentos desde la APS son la escucha atenta y la observación, la cercanía al miedo y la angustia, el acompañamiento, la vinculación y la capacidad de facilitar el pensamiento y la reflexión sobre estos asuntos.

Eso debería significar, a corto plazo, duplicar los recursos en personal y formación de la APS y APE. Es la vía para mantener un mínimo de equidad social y sanitaria en momentos de crisis como esta u otras venideras. A nivel del SNS global, es imprescindible aumentar el porcentaje del PIB que se le asigna, incluyendo un plan de fortalecimiento de su capital humano. Esto implica potenciar urgentemente los servicios de Salud Pública, la Atención Primaria y la atención hospitalaria, en especial para las crisis, pero también los Servicios Sociales y la participación comunitaria.

En definitiva, ha llegado el momento en que los profesionales sanitarios y la población orienten a los gestores a repensar en profundidad un modelo de atención primaria que implique la transición desde un sistema basado en el hospital a un sistema de APS comunitaria y de base social que se constituya en verdadero eje del sistema sanitario.

Finalmente, no debemos olvidar que las medidas decisivas son las reformas socioeconómicas y políticas necesarias para amortiguar las consecuencias del deterioro de la actividad económica del país, el desempleo y la precariedad laboral creciente. Disminuir las desigualdades y la pobreza es la vía fundamental para cuidar la salud y la salud mental de la población7.

  • Evaluación de la intervención:

A continuación, se llevará a cabo una evaluación de las intervenciones enfermeras propuestas anteriormente.

Para evaluarlas, se encuentra un estudio a los pacientes sobre los que se han desarrollado estas intervenciones, pudiendo demostrar así cómo han mejorado las actuaciones del personal de enfermería referente al problema expuesto.

La muestra se compuso de 47 profesionales sanitarios (76.6% mujeres, 23.4% hombres) con edades comprendidas entre los 26 y los 64 años. La muestra inicial reclutada es pequeña. Dada la urgencia y la necesidad de soporte psicológico a los profesionales sanitarios en el momento del primer brote de la COVID-19 se adapta una estrategia de muestreo de conveniencia y por ello, no se ha realizado una selección aleatoria de la muestra, existiendo muchas variables que no se han podido controlar, por lo que no hay grupo control. Otra de las limitaciones de este estudio es que los profesionales del hospital pueden presentar dificultades para solicitar ayuda en la fase aguda debido a la alta sobrecarga y exigencia de la situación.

El motivo principal por el que necesita la población este tipo de intervenciones es por la manifestación de síntomas ansioso-depresivos, viviendo un proceso de duelo de un ser querido. Entre los profesionales de enfermería, los principales factores son los relacionados con la elevada sobrecarga laboral, el estrés, el miedo al contagio, el aislamiento o la presencia de problemas en el ámbito familiar.

Un 74.5% de los profesionales sanitarios fueron visitados por segunda vez a la semana, ofreciéndoles en la primera visita documentos y recomendaciones para gestionar la sintomatología clínica; sin embargo, un 25.5% precisaron de un seguimiento más inmediato. Cuatro profesionales sanitarios requirieron también valoración psiquiátrica. Cinco profesionales sanitarios requirieron derivación posterior a centros de salud mental para realizar un tratamiento a medio-largo plazo.

No se encontraron diferencias significativas en las variables sociodemográficas, excepto en la percepción de apoyo social, siendo los profesionales sanitarios que percibieron mayor apoyo por parte de la familia, los amigos o los compañeros de trabajo los que requirieron de una intervención de menor intensidad10.

 

CONCLUSIONES

La pandemia, como fenómeno biopsicosocial, afecta a todas las clases sociales y a todos los continentes, pero no ha resultado «socialmente igualitaria». Con este enfoque se corre el riesgo de fomentar una «epidemia de salud mental», diagnosticándose como depresión o «crisis de ansiedad» manifestaciones emocionales y sociales relacionadas con situaciones socioeconómicas graves7.

Una muestra de estas desigualdades son las necesidades de salud mental de las comunidades negras y latinas, donde en un estudio, entre los adultos estadounidenses encuestados, los hispanos informaron de al menos 1 condición adversa de salud mental o conductual, en comparación con un mucho menor porcentaje de los adultos blancos no hispanos8.

También, el confinamiento ha sido un hecho de impacto variable en la infancia y la adolescencia en la pandemia. Desde la perspectiva somática, lo que más llamó la atención fue la tendencia a la obesidad debido a la disminución de la actividad física. Desde la perspectiva emocional, destacaron las formas de expresión del desasosiego y malestar afectivo-emocional 9.

El impacto de la pandemia tampoco ha sido igual en los hombres que en las mujeres. Las mujeres han estado más expuestas a riesgo de infección por su mayor presencia en profesiones y espacios de atención en primera línea y servicios esenciales. Además, la violencia contra las mujeres y los niños, y otros tipos de violencia en el hogar han aumentado durante la pandemia.

Otro grupo de edad afectado negativamente son las personas mayores, en las que se ve un aumento de los problemas del sueño, sedentarismo y trastornos por ansiedad y depresión7.

Por último, durante este periodo, los trabajadores de enfermería se han enfrentado a una sobrecarga de trabajo, aumentando el número de pacientes que atender y actividades que realizar, todo ello con unas pésimas condiciones de descanso, resultándoles esto agotador. A todo esto, se le suma la falta de recursos y espacios para atender a los pacientes, la falta de equipos de protección individual (EPI), falta de personal y la pérdida de derechos sociales laborales como sus vacaciones, sintiéndose así cada día menos valorados5.

Como propuestas ha de reivindicar una Atención Primaria de Salud (APS) adecuadamente financiada, formada y reconocida, no solo para evitar el colapso de los hospitales, sino también para tener éxito en los procesos de detección y seguimiento de casos, y en los cuidados integrales de las personas, incluida su salud mental. Tanto para que los trastornos psicopatológicos ya establecidos, como para que el sufrimiento psicosocial postpandemia no se cronifique, en ciertos casos los psicofármacos pueden ser útiles, pero los mejores instrumentos desde la APS son la escucha atenta y la observación, la cercanía al miedo y la angustia, el acompañamiento, la vinculación y la capacidad de facilitar el pensamiento y la reflexión sobre estos asuntos.

Eso debería significar, a corto plazo, duplicar los recursos en personal y formación de la APS y APE. Finalmente, no debemos olvidar que las medidas decisivas son las reformas socioeconómicas y políticas necesarias para amortiguar las consecuencias del deterioro de la actividad económica del país, el desempleo y la precariedad laboral creciente. Disminuir las desigualdades y la pobreza es la vía fundamental para cuidar la salud y la salud mental de la población7.

 

BIBLIOGRAFÍA

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  3. Massa JLP. SALUD MENTAL Y COVID-19 EN INFANCIA Y ADOLESCENCIA: VISIÓN DESDE LA PSICOPATOLOGÍA Y LA SALUD PÚBLICA. Rev Esp Salud Pública. 2020;94. [Cited 2023 june 11]. Available from: https://recyt.fecyt.es/index.php/RESP/article/view/84540
  4. Palomino-Oré C, Huarcaya- Victoria J, Palominio-Oré C, Huarcaya-Victoria J. Trastornos por estrés debido a la cuarentena durante la pandemia por la COVID-19. Horizonte Médico. 2020;20(4). [Cited 2023 june 11]. Available from: http://www.scielo.org.pe/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1727-558X2020000400010
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  6. Rezio L de A, de Oliveira E, Queiroz AM, Sousa AR de, Zerbetto SR, Marcheti PM, et al. Neoliberalism and precarious work in nursing in the COVID-19 pandemic: repercussions on mental health. Rev da Esc Enferm da USP [Internet]. 2022 Jan 14 [Cited 2023 june 11];56:1–7. Available from: http://www.scielo.br/j/reeusp/a/5cWSZKHzsZd7st3FKWRP44z/?lang=en
  7. Buitrago Ramírez F, Ciurana Misol R, Fernández Alonso MDC, Tizón García JL. Impact of the COVID-19 pandemic on the mental health of the general population: Reflections and proposals [Internet]. U.S. National Library of Medicine; 2021 [cited 2023 Jun 17]. Available from: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC8254403/
  8. S; MKGP. Addressing emotional wellness during the covid-19 pandemic: The role of promotores in delivering integrated mental health care and Social Services [Internet]. U.S. National Library of Medicine; [cited 2023 Jun 17]. Available from: https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/34043502/
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  10. Forner-Puntonet M, Fidel-Kinori SG, Beneria A, Delgado-Arroyo M, Perea-Ortueta M, Closa-Castells MH, et al. La Atención a Las necesidades en salud mental de los profesionales sanitarios Durante LA COVID-19 [Internet]. Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid; 2021 [cited 2023 Jun 17]. Available from: https://journals.copmadrid.org/clysa/art/clysa2021a13

 

ANEXOS

PALABRAS CLAVE
Salud mental Epidemiología Covid-19
Pandemia Enfermería  

TABLA 1. Palabras clave.

 

BUSCADORES BIBLIOGRÁFICOS
Google académico

TABLA 2. Buscadores bibliográficos.

 

BASES DDE DATOS
Pubmed SciELO

TABLA 3. Bases de datos.

 

Bases de datos Palabras clave Combinación de booleanos y palabras clave Artículos encontrados

(nº)

Artículos utilizados (nº)
 

 

 

 

 

PubMed

Salud mental,

SARS-CoV-2,

Epidemiología

((«Salud

Mental»[MeSh]) AND

«Salud

Mental/epidemiologí a»[MeSh]) AND

«SARS-CoV-

2″[MeSh]

 

10 1
COVID-19, Mental Health («COVID-19″[Mesh])

AND «Mental

Health»[Mesh]

53 1
Salud mental, infección por coronavirus ((«Mental

Health»[Mesh]) AND

«Coronavirus

Infections»[Mesh]

 

 

53 2
SciELO Salud mental, pandemia, enfermería (salud mental) AND

(pandemia) AND

(enfermería)

64 2

TABLA 4. Método de búsqueda.

 

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