Malaria por Plasmodium falciparum: a propósito de un caso

1 marzo 2023

AUTORES

  1. Sergio Alarcón Sisamón. Médico Residente en Neumología. Hospital Universitario Miguel Servet. Zaragoza. España.
  2. Manuel David Viñuales Aranda. Médico Residente en Neumología. Hospital Universitario Miguel Servet. Zaragoza. España.
  3. Marina Guixá Piñol. Enfermera. Hospital Universitario Miguel Servet. Zaragoza. España.

 

RESUMEN

Se presenta un caso clínico de un paciente de 28 años procedente de Etiopía con un cuadro clínico de fiebre en picos y afectación analítica de hepatopatía y pequeña coagulopatía, además de plaquetopenia, lo cual provocó una sospecha de malaria, confirmándose posteriormente mediante técnicas de microbiología.

La hembra del mosquito Anopheles constituye el vector transmisor, teniendo una fase preeritrocítica y otra eritrocítica, causando la sintomatología responsable del cuadro.

Para su diagnóstico, se utilizó un estudio de inmunocromatográfica, un análisis por gota fina y un estudio de PCR, aislándose en todos ellos Plasmodium Falciparum.

 

PALABRAS CLAVE

Plasmodium Falciparum.

 

ABSTRACT

A clinical case of a 28-year-old patient from Ethiopia is presented with a clinical picture of peak fever and analytical involvement of liver disease and small coagulopathy, in addition to thrombocytopenia, which led to suspicion of malaria later confirmed by microbiology techniques.

The female Anopheles mosquito is the transmitting vector, having a pre-erythrocytic phase and another erythrocytic phase, causing the symptoms responsible for the condition.

It was used an immunochromatography study, a fine drop analysis and a PCR study, isolating Plasmodium Falciparum in all of them.

 

KEY WORDS

Plasmodium Falciparum.

 

PRESENTACIÓN DEL CASO CLÍNICO

Paciente de 28 años sin antecedentes de interés, natural de Etiopía, acude a urgencias derivado por su Médico de Atención Primaria por una fiebre elevada sin focalidad.

Presentaba un cuadro clínico de 5 días de evolución consistente en fiebre, inicialmente nocturna. Llama la atención que lo despertaba con sudoración profusa. Posteriormente numerosos picos febriles al día, con sudoración, que cedía con la toma de antitérmicos. Durante los dos primeros días la fiebre se asociaba a artralgias, principalmente en cinturas. No refería clínica respiratoria ni digestiva. Aunque, sí que contó haber notado la orina más oscura.

Se solicitó una analítica de sangre, donde se objetiva una Proteína C Reactiva (PCR): 23,38 mg/dL; Bilirrubina Total en suero de 2,62 mg/dL; GGT 77 U/L; GOT 72 U/L y LDH 339 U/L y en el hemograma destaca una plaquetopenia de 73.000 x 10^3/microlitro.

Ante los resultados analíticos obtenidos y el ambiente epidemiológico, se sospechó un cuadro clínico de Malaria, solicitando a microbiología un estudio por inmunocromatográfica, análisis de gota fina, PCR de plasmodium y una ecografía abdominal.

La inmunocromatográfica fue positiva para Plasmodium falciparum; en la gota fina se observan trofozoitos de Plasmodium falciparum y se objetiva material genético en el estudio mediante PCR.

El estudio ecográfico abdominal objetivó un hígado de morfología, tamaño y ecoestructura dentro de la normalidad, con discreto refuerzo periportal. No se identificaron lesiones focales. Vena porta permeable de calibre normal con flujo hepatóptero. Vesícula biliar sin litiasis ni signos inflamatorios parietales. Vía biliar intra y extrahepática de calibre normal. Bazo de tamaño y ecogenicidad dentro de la normalidad, con aspecto globuloso, sin delimitar lesiones focales. Porción abordada de páncreas y aorta abdominal sin alteraciones. Riñones de tamaño normal con buena diferenciación corticomedular, sin ectasia de vías excretoras. Vejiga replecionada sin lesiones parietales ni endoluminales. Próstata de tamaño y morfología normal. No se identificó líquido libre intraperitoneal.

Recibió tratamiento con Artemeter/Lumefantrina, mejorando el cuadro clínico.

 

DISCUSIÓN

La malaria ha tenido más impacto en la historia, que cualquier otra enfermedad infecciosa. Se estima que entre 300-500 millones de personas en el mundo están infectadas por Plasmodium spp, y entre 1.5 y 2.7 millones de personas nuevas cada año, siendo la mayoría de ellos niños. La malaria es endémica en más de 90 países, con una población de 2.400 millones de personas, lo cual representa el 40% de la población mundial. Aproximadamente el 90% de las muertes por malaria ocurren en África1,2.

De las cuatro especies que más frecuentemente infectan a los humanos, P. vivax y P. falciparum representan el 95% de las infecciones, siendo la más frecuente P. vivax, llegando a alcanzar hasta el 80% de los casos3,4.

La hembra del mosquito Anopheles es el vector de transmisión del P. Falciparum. Cuando el mosquito absorbe sangre, los esporozoitos contenidos en las glándulas salivares pasan al torrente circulatorio y en menos de 60 minutos, se acantonan en el hígado. Allí se dividen repetidamente, dando lugar a los merozoitos. Una vez estos merozoitos abandonan el hígado, invaden las células sanguíneas, iniciándose el ciclo eritrocítico5,6.

Las manifestaciones clínicas suelen aparecer aproximadamente una semana después, mientras el paciente se mantiene asintomático. Mientras el paciente permanece asintomático, los parásitos se multiplican en el ciclo pre-retrocítico. Cuando comienza la fase eritrocítica es cuando empiezan a aparecer las primeras manifestaciones de la entidad, como anemia y esplenomegalia, y el clásico paroxismo durante la fase fría, consistente en fiebre y sudoración. Los fuertes paroxismos o picos febriles sugieren infección malárica importante, ya que, si son atendidos en estadios previos de la enfermedad, no se llega a desarrollar el típico patrón febril7.

A la hora de plantearse realizar el diagnóstico debería ser considerado ante la presencia de un paciente con cualquier tipo de sintomatología con una historia epidemiológica compatible, es decir, que haya viajado a países en los que la malaria es una enfermedad endémica8,9.

Respecto a los métodos diagnósticos, la tinción con Giemsa es considerado el Gold Standard. Una alternativa puede constituir el estudio por citometría de flujo, métodos bioquímicos, inmunoensayos y biología molecular. Estos procedimientos no requieren un elevado coste ni tampoco necesitan un equipamiento muy caro8,9.

 

BIBLIOGRAFÍA

  1. Lou J, Lucas R, Grau GE. Pathogenesis of cerebral malaria: recent experimental data and possible applications for humans. Clin Microbiol Rev 2001; 14:810–20.
  2. Eliades MJ, Shah S, Nguyen-Dinh P, et al. Malaria surveillance—United States, 2003. MMWR Surveill Summ 2005; 54:25–40.
  3. Lefere F, Besson C, Datry A, et al. Transmission of Plasmodium falciparum by allogeneic bone marrow transplantation. Bone Marrow Transplant 1996; 18:473–4.
  4. Odonnell J, Goldman JM, Wagner K, et al. Donor-derived Plasmodium vivax infection following volunteer unrelated bone marrow transplantation. Bone Marrow Transplant 1998; 21:313–4.
  5. Robert LL, Santos-Ciminera PD, Andre RG, et al. Plasmodium-infected anopheles mosquitoes collected in Virginia and Maryland following local transmission of Plasmodium vivax malaria in Loudoun County, Virginia. J Am Mosq Control Assoc 2005; 21:187–93.
  6. Beier JC, Vanderberg JP. Sporogonic development in the mosquito. In: Sherman IW, editor. Malaria: parasite biology, pathogenesis, and protection. Washington, DC: ASM Press; 1998. p. 49–61.
  7. Singh B, Kim Sung L, Matusop A, et al. A large focus of naturally acquired Plasmodium knowlesi infections in human beings. Lancet 2004;363(9414): 1017–24.
  8. García LS. Diagnostic medical parasitology. 5th edition. Washington, DC: ASM Press; 2007.
  9. National Committee for Clinical Laboratory Standards. Laboratory diagnosis of blood-borne parasitic diseases. Approved guideline M15-A. Wayne (PA): National Committee for Clinical Laboratory Standards; 2000.

 

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