Malnutrición infantil.

20 abril 2021

AUTORES

  1. Laura Berga Liarte. Especialista en enfermería pediátrica vía EIR. Máster en Cuidados Intensivos neonatales y pediátricos para enfermería. Enfermera Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales, Hospital Universitario Miguel Servet, Zaragoza, España.
  2. Paula Alcalá Millán. Máster en Urgencias y Emergencias. Enfermera Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales, Hospital Universitario Miguel Servet, Zaragoza, España.
  3. Janina Figuerola Novell. Enfermera Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales, Hospital Universitario Miguel Servet, Zaragoza, España.
  4. Hind Eddrhourhi Laadimat. Máster en Iniciación a la Investigación en Ciencias de la Enfermería. Enfermera Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales, Hospital Universitario Miguel Servet, Zaragoza, España.
  5. Marta Zamora Bagüés. Máster en Gerontología Social. Enfermera Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales, Hospital Universitario Miguel Servet, Zaragoza, España.
  6. Eduardo Ibáñez Tomás. Máster en Salud Pública. Enfermero Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales, Hospital Universitario Miguel Servet, Zaragoza, España.

 

RESUMEN

La malnutrición ha aumentado en todo el mundo en los últimos años, siendo muy prevalente durante la infancia. Se deben aplicar unos buenos criterios diagnósticos consensuados para el diagnóstico tanto de desnutrición como de obesidad. Se considera de gran importancia en la prevención el papel de la familia, así como el entorno social y escolar. El principal objetivo del tratamiento es llegar a un peso adecuado para la talla, para ello se debe actuar en diferentes hábitos de la vida del niño.

 

PALABRAS CLAVE

Malnutrición infantil, desnutrición infantil, obesidad infantil.

 

ABSTRACT

Malnutrition has increased worldwide in recent years and is most prevalent in childhood. Good agreed diagnostic criteria should be applied for the diagnosis of both undernutrition and obesity. The role of the family, as well as the social and school environment, is considered of great importance in prevention. The main objective of treatment is to reach an adequate weight for height, and to achieve this, action must be taken on different habits in the child’s life.

 

KEY WORDS

Child malnutrition, child undernutrition, child obesity.

 

INTRODUCCIÓN

El término malnutrición abarca tres grandes grupos: desnutrición, malnutrición relacionada con los micronutrientes y sobrepeso y obesidad.

 

La malnutrición tiene consecuencias en la repercusión del desarrollo, así como consecuencias de índole económica, social y médica muy graves.

 

17 millones de niños padecen desnutrición grave en el mundo. Se calcula que un 45% de los fallecimientos en niños menores de 5 años se producen por desnutrición1,2.

 

Por otro lado, a nivel mundial el número de niños pequeños que padecen obesidad o sobrepeso ha aumentado de 32 millones en 1990 a 41 millones en 20163.

 

En España, según los datos del último estudio Aladino (2019) realizado por el ministerio de consumo a niños y niñas entre 6-9 años; un 0,9% presenta delgadez, 58,5% normopeso, 23,3% sobrepeso y 17,3% obesidad. Al estudiar la variable sexo se puede observar una pequeña diferencia en el porcentaje de obesidad entre niñas (15%) y niños (19,4%). El porcentaje de obesidad aumenta en ambos sexos en familias con rentas bajas4.

 

Finalmente, en la Comunidad Autónoma de Aragón, según el último estudio realizado (2016), las tasas tanto de sobrepeso como de obesidad en niñas fueron superiores a la de niños, aunque las diferencias no fueron significativas5.

 

METODOLOGÍA

Para la realización del trabajo se ha realizado una revisión sistemática utilizando una serie de bases de datos tales como Sciencedirect, Dialnet y Google Académico, así como páginas web científicas. Se han empleado las palabras clave anteriormente descritas combinadas con el operador booleano “AND”. Los criterios de selección de artículos han sido artículos gratuitos publicados en español en los últimos 10 años.

 

OBJETIVOS

  • Describir la situación actual de malnutrición infantil a nivel mundial, en España y en la Comunidad Autónoma de Aragón.
  • Explicar qué es la malnutrición, así como la obesidad y desnutrición y la importancia que tiene en el desarrollo de los niños.

 

RESULTADOS

La malnutrición se refiere a la carencia, excesos o desequilibrios de la ingesta calórica y los nutrientes de una persona. Se divide en tres grupos: la desnutrición, la malnutrición relacionada con micronutrientes y el exceso de peso (sobrepeso + obesidad)1,6.

 

Se denomina desnutrición a aquella condición patológica, sistémica y reversible en potencia que resulta de la deficiente utilización de nutrientes por el organismo. Existen cuatro tipos principales de desnutrición: emaciación, retraso del crecimiento, insuficiencia ponderal y carencias de vitaminas y minerales1,2,6,7.

 

Por regla general, está asociada a unas condiciones socioeconómicas bajas, una nutrición y salud materna deficiente, recurrencia de enfermedades y una alimentación y cuidados del lactante o niño que no son los adecuados1.

 

La desnutrición daña progresivamente las funciones celulares. Por ello, durante la desnutrición se va produciendo un fallo orgánico: pérdida inicial de peso, pérdida de relación entre el segmento superior e inferior, estancamiento de la talla, perímetro torácico y cefálico. Además, se pierden funciones tales como la capacidad del lenguaje, capacidad motora y finalmente fallo neurológico y cardíaco.

 

Para su diagnóstico se utiliza el ABCD de la desnutrición:

– Antropométrica: medición de los siguientes segmentos corporales: peso, talla, perímetro cefálico, perímetro braquial en el tercio medio, pliegue cutáneo tricipital y de la cadera.

 

– Bioquímica: determinar los depósitos proteicos. En la desnutrición se presentan alteraciones electrolíticas como hiponatremia, hipokalemia e hipomagnesemia.

 

– Clínica: la desnutrición se puede clasificar según diferentes puntos de vista.

 

Según su etiología: se divide en tres:

  • Primaria: determinada por una ingesta alimentaria insuficiente.
  • Secundaria: cuando el organismo no es capaz de utilizar los alimentos consumidos.
  • Terciaria o mixta: incluye ambas anteriores; ejemplo un niño con leucemia7.

 

Clasificación clínica:

  • Kwashiorkor o energético proteica: por la baja ingesta proteica. Las manifestaciones clínicas son apariencia edematosa, tejido muscular disminuido, esteatosis hepática, hepatomegalia y astenia.
  • Marasmo o energético calórica: se produce por el bajo consumo de alimentos. Produce retrasos de crecimiento, disminución de pliegues, masa muscular y tejido adiposo, piel seca y comportamiento de irritabilidad2,7.

 

Según el grado:

  • Grado I o leve: el peso es normal para la edad, pero es bajo para la talla.
  • Grado II o moderada: cuando un niño menor de un año no llega a su peso por edad o un niño entre uno y cuatro años tienen poco peso con relación a la talla.
  • Grado III o grave: cuando un niño menor de un año tiene un peso por debajo del 40% del que le corresponde o cuando un niño mayor de un año tiene el peso inferior al 30% que le corresponde2.

 

– Dietética: el objetivo dietético no es llevar al niño al peso que le corresponde por su edad ya que sufrirá un síndrome por realimentación por aportes energéticos excesivos. El objetivo será llevar su peso al que le corresponde según su talla actual. De esta manera el organismo se recuperará sin complicaciones y la talla se recuperará durante edades posteriores y la pubertad7.

 

Por otro lado, la obesidad se define como el exceso de grasa corporal. Se considera una enfermedad crónica, compleja y multifactorial.

 

Se pueden considerar los siguientes tipos de obesidad infantojuvenil: la obesidad nutricional o simple, causada por factores exógenos, representa el 99% y se debe a una nutrición hipercalórica combinada con una baja actividad física. Aquella obesidad secundaria a síndromes genéticos y/o endocrinos, representa un 1%. La obesidad monogénica, minoritaria en la edad infanto-juvenil, que es el resultado de la alteración de un único gen8,9.

 

Para su diagnóstico es importante hacer una anamnesis completa. Se anotarán las circunstancias sociofamiliares (antecedentes, peso y talla, hábitos dietéticos, aceptación de la obesidad) así como personales del niño (peso y talla al nacer, tipo de lactancia, alimentación complementaria, actividad física, horas de televisión y videojuegos, hábitos tóxicos, hábitos alimenticios).

 

Una vez realizada la anamnesis se realizará una exploración física en la que se valorarán la constitución, alteraciones fenotípicas, desarrollo puberal y distribución de la adiposidad: si tiene una distribución por todo el cuerpo será obesidad periférica o ginoide y si tiene una localización en caderas, obesidad central o androide.

 

Se obtendrán las medidas antropométricas básicas, peso y talla, perímetro braquial, pliegues cutáneos (tricipital y subescapular) y perímetros cintura y cadera. Una vez recogidas las medidas se podrán contrastar con gráficos y percentiles. Para definir el sobrepeso y la obesidad se utiliza el índice de masa corporal (IMC) que es el cociente entre el peso y la talla al cuadrado (kg/m2)6,8-10.

 

Existen numerosos factores que intervienen y favorecen la aparición de sobrepeso y obesidad. El conjunto de estos factores se denomina “entorno obesogénico”.

 

El mayor condicionante para el desarrollo de exceso de peso es la percepción corporal errónea de los padres sobre sus hijos, entre un 50-60% de los padres no perciben el exceso de peso de sus hijos. El segundo factor determinante es el entorno escolar, ya que pasan un tercio de tiempo en el centro escolar.

 

Otros factores relacionados con el exceso de peso son factores genéticos, actividad física, actividades sedentarias (videojuegos, televisión, ordenador), hábitos alimentarios, peso de la mujer gestante, ausencia de lactancia materna. Existe evidencia que sugiere la relación entre un bajo nivel socioeconómico de la familia y riesgo de obesidad6,8,11,12.

 

La obesidad en niños y adolescentes es preocupante ya que tiene consecuencias para la salud en la edad adulta.

 

Entre estas complicaciones destacan la hipertensión arterial, resistencia a la insulina y diabetes mellitus tipo 2, síndrome metabólico, esteatosis hepática, litiasis biliar, algún tipo de cáncer (endometrio, colon, mama), problemas ortopédicos (epifisiólisis de cadera, artrosis, problemas de rodilla), problemas psicosociales (derivados de la inadaptación social, baja autoestima) y problemas respiratorios en etapas avanzadas (apnea obstructiva del sueño)3,8-10.

 

Además, el estado nutricional del niño está relacionado con el neurodesarrollo. La mayor parte de retrasos en el neurodesarrollo y por consiguiente retraso funcional y adaptabilidad, se producen entre los 6 y 36 meses de vida, por lo que se considera de gran importancia una nutrición óptima13.

 

Para la prevención y tratamiento de la obesidad, no solo hay que centrarse en los cambios que deben implementarse en el niño, sino que hay que actuar en diversos campos: familiar y comunitario, entorno escolar y en la industria alimentaria.

 

El objetivo principal del tratamiento es conseguir el peso ideal para la talla del niño, manteniendo los aportes nutricionales necesarios según la edad. El tratamiento se basa principalmente en tres pilares: dieta, actividad física y motivación.

 

En niños, en raras ocasiones es necesario una dieta con restricciones calóricas. Se debe mantener una dieta equilibrada en calorías y nutrientes y variedad de alimentos, ya que de lo contrario conlleva a un fracaso y abandono del tratamiento. Además, se recomienda que el tiempo para las comidas sea un espacio familiar, educativo y con la televisión apagada.

 

Se recomiendan 60 minutos al día de actividad física moderada o vigorosa y programas de educación física en las escuelas. Además, se debe reducir el tiempo expuesto a pantallas, que por un lado reducen el tiempo de actividad física y por otro aumenta la influencia de la publicidad sobre alimentos ultraprocesados.

 

También es importante las horas y calidad del sueño. Se deben mantener unas rutinas y hábitos en los niños para fomentar un sueño de calidad.

 

El incremento en los últimos años de la obesidad grave o mórbida y de las comorbilidades asociadas, plantea la necesidad de utilizar fármacos y cirugía cuando el tratamiento dietético ha fracasado. El tratamiento farmacológico puede ser útil como terapia adyuvante.

 

Pese a las reticencias de tratamiento quirúrgico en niños, cada vez más equipos la introducen en paciente con IMC> 40 con comorbilidades asociadas. Las indicaciones de estas cirugías en la edad pediátrica son muy restrictivas y los pacientes deben ser seleccionados por un equipo multidisciplinar3,8-10.

 

CONCLUSIONES

En los últimos años ha aumentado la prevalencia de malnutrición tanto a nivel mundial como en España. Por ello, es de vital importancia la educación para la salud, se debe trabajar prioritariamente en la prevención para mejorar la salud de los niños, crear bueno hábitos en la infancia para evitar comorbilidades asociadas en el futuro. Tanto la familia, que es el principal condicionante para el exceso de peso, como la escuela y la industria alimentaria deben estar concienciados de la importancia que tienen en este problema de salud.

 

BIBLIOGRAFÍA

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  3. Organización Mundial de la Salud. Datos y cifras sobre obesidad infantil [internet]. 2021[consultado 8 febrero 2021]. Disponible en: https://www.who.int/end-childhood-obesity/facts/es/
  4. Estudio sobre la alimentación, actividad física, desarrollo infantil y obesidad en España 2019. Ministerio de consumo. Gobierno de España. Disponible en: http://www.aecosan.msssi.gob.es/AECOSAN/web/nutricion/subseccion/vigilancia_obesidad_infantil.htm
  5. . Estado de salud de los niños y jóvenes aragoneses en 2016. Dirección general de salud pública. Gobierno de Aragón. 2016: 1- 67. Disponible en: https://www.aragon.es/documents/20127/674325/La_salud_en_la_infancia_Aragon_2016.pdf/c91247e5-20e2-97a3-d758-5092cc7057f1
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  11. Martínez Villanueva J, González Leal R, Argente J, Martos Moreno GA. La obesidad parental se asocia con la gravedad de la obesidad infantil y de sus comorbilidades. An Pediatr (Barc). 2019; 90(4): 224-231.
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