AUTORES
- Ma. Cistina Ochoa Estrada. Doctora en Ciencias de Enfermería. Facultad de Enfermería y Obstetricia – Universidad Juárez del Estado de Durango.
- Mónica Gallegos Alvarado. Doctora en Ciencias de Enfermería. Facultad de Enfermería y Obstetricia-Universidad Juárez del Estado de Durango.
- Karla Adriana Sánchez Acevedo. Estudiante de la Especialidad de Enfermería Quirúrgica. Facultad de Enfermería y Obstetricia-Universidad Juárez del Estado de Durango.
- Bilay Elizabeth Campos Mijares. Estudiante de la Especialidad de Enfermería Quirúrgica. Facultad de Enfermería y Obstetricia-Universidad Juárez del Estado de Durango.
RESUMEN
Introducción: A nivel mundial, en las naciones en vías de desarrollo no existen sistemas estadísticos confiables para adquirir conocimiento en relación con la lesión medular, lo que podría ser de utilidad para el abordaje del problema con seriedad por los diferentes Sistemas de Salud.
Objetivo: Identificar las necesidades de cuidado social de enfermería, y bienestar en salud de la persona con lesión medular.
Método: Estudio cualitativo con abordaje descriptivo-exploratorio. Paciente postoperado por lesión medular, (Durango, México). Utilizándose la entrevista semiestructurada en el año 2020, y el análisis de discurso oral. Resultados: La persona al contar con la necesidad de consultar, y partiendo del punto de vista institucional hospitalario. Está condicionada por la definición del rol enfermero; para la institución de salud, cuando el paciente se encuentra en ella “entrega” su capacidad y competencia para ayudarse a sí mismo; lo que otorga un nuevo grado de incapacidad. Las expectativas emanadas de la necesidad son diferentes y no reclaman únicamente la resolución del problema por medio de la prestación de servicios de salud. Entre las diversas expectativas se contempla el estar bien atendidos, ser escuchados, examinados, informados e intervenidos, ser tratados con empatía.
Conclusiones: Aun cuando, la enseñanza en los profesionales de enfermería ha aumentado día a día como consecuencia de las políticas educativas y de salud, el cuidado profesional no ha trascendido en la atención de la persona, por la rutina laboral y las políticas generadas por el sistema de salud. En este sentido, la enfermería es clave en la obtención de metas formuladas, pues es ella quien reconoce al individuo como persona con derechos que necesita de la demostración del interés genuino de la enfermera para entender sus necesidades y emociones. El profesional de enfermería presenta el desafío de proteger y enseñar al individuo a que se cuide. Acordando con el equipo multidisciplinario de salud, y conociendo cuales son las necesidades requeridas, transformarse en “guía”, liderar el autocuidado, actualmente, a raíz de las proyecciones en cronicidad de las características de la población y de sus necesidades está continuamente cambiando.
PALABRAS CLAVE
Cuidado de enfermería, atención integral de salud, procedimiento quirúrgico operatorio, heridas y traumatismos.
ABSTRACT
Introduction: At the global level, in developing nations there are no reliable statistical systems to acquire knowledge in relation to spinal cord injury, which could be useful for the different Health Systems to approach the problem seriously.
Objective: To identify the social care needs of nursing, and well-being in health of the person with spinal cord injury.
Method: Qualitative study with a descriptive-exploratory approach. Postoperative patient for spinal cord injury, (Durango, Mexico). Using the semi-structured interview in 2018, and oral discourse analysis.
Results: The person having the need to consult, and starting from the hospital institutional point of view. It is conditioned by the definition of the nursing role; for the health institution, when the patient is in it, he “delivers” his capacity and competence to help himself; which grants a new degree of incapacity. The expectations arising from the need are different and do not only demand the resolution of the problem through the provision of health services. Among the various expectations is contemplated being well cared for, being listened to, examined, informed and intervened, being treated with empathy.
Conclusions: Even though the teaching of nursing professionals has increased day by day as a result of educational and health policies, professional care has not transcended in the care of the person, due to the work routine and the policies generated by the Health System. In this sense, nursing is key in obtaining formulated goals, since it is she who recognizes the individual as a person with rights who needs the demonstration of the genuine interest of the nurse to understand their needs and emotions. The nursing professional presents the challenge of protecting and teaching the individual to take care of himself. Agreeing with the multidisciplinary health team, and knowing what the required needs are, becoming a «guide», leading self-care, currently, as a result of the chronicity projections of the population’s characteristics and their needs, is continuously changing.
KEY WORDS
Nursing care, comprehensive health care, surgical operative procedure, wounds and trauma.
INTRODUCCIÓN
La carestía social no es un hecho empírico aplicada por si sola (no «está ahí» simplemente), permanente involucra juicio valor: se vive en necesidad (carestía de algo) solo cuando hay relación con lo que es anhelado (necesario). Estos juicios, no se manifiestan injustamente por la persona, ya que son establecidos por intereses y estrategias de un conjunto de personas o clases sociales. Por lo tanto, “el concepto mismo de necesidad social encierra ineludiblemente componentes problemáticos. Estos elementos cobran aún mayor relevancia si el modelo social que los determina se caracteriza por el conflicto y la desigualdad social”1.
Cuando se habla de servicios sociales, hacemos referencia a un grupo de acciones organizadas que tienen el objetivo de saciar o aliviar carencias presentes. Las personas están ancladas a una escala de necesidades; y ciertas necesidades muy simples y naturales se identifican (mantenimiento, descanso, oxigenar, beber), sin embargo, son otras las necesidades que en ocasiones por sus propias características se dificulta identificar (autoestima, ejecución personal…). “La conceptualización de las necesidades tiene una importancia crucial para la actuación de los Servicios Sociales y de los demás sistemas de protección social pues dependiendo de las necesidades que sean consideradas como derechos, así se deberán garantizar y establecer posteriormente una serie de recursos para satisfacerlas”2.
“El concepto «necesidades de salud» identificada por el grado de salud-enfermedad donde las personas perciben beneficios en los servicios de salud, y existe relación entre las carencias o necesidades básicas del individuo (salud física, autonomía) y las carencias o necesidades intermedias (buena nutrición, vivienda, ambiente, seguridad física, económica y en el trabajo, cuidado de la salud y educación)”3. Paralelamente estas necesidades, permanecen medidas y definidas por los condicionantes sociopolíticos y culturales de la población. Por consiguiente, el criterio descrito presenta repercusiones relevantes para implantar prioridades en la planificación y toma de decisiones cuando se prestan servicios de salud4.
Las necesidades sociales y de confort en la salud del individuo, encierran las prácticas sociales concretas y correctas para la atención. Considera la manera en que la sociedad y sus miembros reconocen inconvenientes en la salud y las necesidades de atención, lo cual hace que se fundamente la demanda de servicios de salud, integrados por los servicios informales y alternativos. Están comprendidos además los esfuerzos para la generación de servicios de atención de salud, su organización y puesta en marcha, dicho de otra manera, se encarga de la demanda social y de la oferta de servicios para aliviar los inconvenientes, las necesidades y las solicitudes de atención. “En la confluencia de esos dos tipos de acciones están las prácticas de autocuidado, de la demanda y usos de los servicios organizados de salud y, en general, las formas en que la sociedad conforma y usa los sistemas de salud y de atención de salud”5.
La manera de entender la demanda en la atención de la salud, reconocer las patologías integrando el autocuidado, la manera en que existe contacto con la realidad, captando la estructura de la salud en general, está determinado especialmente por la salud y la cultura de vida; las formas de enfermar están determinadas por los condicionantes de vida, el ambiente y los riesgos en los que se vive. De esta forma, las necesidades, la percepción y las demandas son, prácticamente el resultado de las expresiones, las actitudes y las condiciones de vida. Sin embargo, aunque la extensión de los servicios de atención de salud es el resultado de la toma de decisiones de carácter natural-científico-técnica y proceden de la coherencia existente en la utilización de los recursos accesibles, el uso de estos servicios obedece forzosamente a la cultura5.
La racionalidad científico-técnica y, especialmente lo respectivo a la asignación de recursos, en especial los públicos son de naturaleza política y, por consiguiente, dependientes del reparto y la utilización del poder en la sociedad de valores que conducen su ejercicio; dicho de otra manera, es dependiente de la capacidad social de actuar y mantener el control político y, desplegando con atención las decisiones tomadas y los recursos dados, incorporando además diversas características, el control del desempeño de los mercados en materia de salud y la generación de solicitudes que se generan5.
Actualmente las patologías incapacitantes han trascendido. En ellas se encuentra la lesión medular la cual es una enfermedad que resulta en una discapacidad difícil de comprender y algunas veces con muchas posibilidades de llegar al deceso de la persona. Es una realidad trágica que perjudica bio-psico-socialmente al sujeto que la presenta, el cual con regularidad está en etapa productiva y en ciertas situaciones resulta una carga no solo para el mismo, sino además para el núcleo familiar y la sociedad6.
La lesión medular (LM) es un proceso patológico que genera alteraciones en la funcionalidad motora, sensitiva o autónoma, presenta diferentes secuelas psicosociales para el individuo y su familia, generando de esta forma relevantes procesos de discapacidad7.
“La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la lesión medular (LM) como los daños sufridos en la médula espinal a consecuencia de un traumatismo (accidente automovilístico), una enfermedad (mielitis transversa) o la degeneración de la médula como en el caso de cáncer”8.
“Las lesiones medulares de origen traumático varían su incidencia según sexo y edad. La incidencia de lesión medular en hombres respecto a las mujeres es mayor en todos los estudios recogidos por Global Incidence & Prevalece9; siendo la ratio hombre/mujer favorable para la mujer por su baja incidencia. Según el Centro de Estadísticas Nacionales de Lesiones de Médula Espinal, en el 80,7% de los casos la lesión de médula espinal ocurrió en hombres”10.
Referente a la edad, el pico de incidencia se ubica entre los 15 y 30 años; no obstante, la media de edad ha pasado de ser 28.7 años a 42.6 años entre 1979 y 201010.
Generalmente, en algunos países en desarrollo la violencia es una de las causas principales que originan discapacidad en las personas; y haciendo referencia a las heridas medulares traumáticas, tanto en países desarrollados como en desarrollo, las primeras causas son los accidentes de transporte y caídas11.
No obstante, existen patologías de procedencia no traumática que generan una lesión medular. En estas patologías se identifican los tumores, tanto primarios como las metástasis (incidencia, 34,8%). Las patologías mecánicas (estenosis espinal y enfermedades discales), vasculares (aneurismas, malformaciones arteriovenosas e infartos del cordón) infecciones y esclerosis múltiple son además causantes de lesiones medulares, aunque con incidencia menor. La incidencia de estas etiologías cambia dependiendo del rango de edad y el lapso de tiempo en el que se realiza el estudio; en ocasiones, los niveles que presentan más daño son T6-T8, T12 y L412.
Las referencias a las heridas de la médula espinal y a su tratamiento se remontan a la antigüedad, aun cuando eran escasas las modalidades de recuperación de una lesión tan devastadora. “La evidencia más antigua se encontró en un papiro egipcio descubierto por Edwin Smith y escrito entre los años 3000 y 2500 a. C. que describe dos lesiones de la médula espinal caracterizadas por la fractura o dislocación de la vértebra del cuello y acompañadas de parálisis”13.
Hipócrates en el año 400 a.C. explicó que las lesiones a nivel medular que originan parálisis no contaban con posibilidades de acceder a algún tratamiento y estas personas contaban con amplias posibilidades de fallecer. En el año 200 d.C. el médico griego Galeno adoptó el término de sistema nervioso central con la descripción de que la médula espinal era una extensión del cerebro que transmitía sensaciones a las extremidades y las enviaba de regreso al cerebro14.
Ha sido en el 1920, cuando la Sociedad de Historia de Nueva York, propuso a James Breasted traducir la historia de la medicina, se circunscribe en un archivo donde se integró una secuencia de prescripciones médicas reglamentadas y descritas con criterio y objetividad. Se determinó que una vez lesionada la columna esta no tenía posibilidades de cura14.
Hasta inicios del siglo XX, y a lo largo de la I y II Guerra Mundial, se comenzaron a desarrollar investigaciones estrictas con rigor clínico y científico. En el periodo de la II guerra mundial, se alcanzó a mejorar de manera notable la supervivencia de la persona con LM gracias a una mejoría en los procedimientos con el que trataban las infecciones de vías urinarias, y también en la mejora de la prevención de úlceras por presión14.
Las lesiones tienen la posibilidad de aparecer en cualquier nivel de la médula espinal, por lo cual la ubicación y la gravedad de la lesión determinarán qué funciones del organismo resultaron con alteración o se perderán. Se conoce como paraplejia a la afectación de miembros inferiores en lesiones ocasionadas por debajo de la última vértebra cervical. Mientras que la tetraplejia es una lesión medular cervical por arriba de la última vértebra cervical que origina detrimento en la función motora o sensitiva de los miembros inferiores y superiores, y por ende alteraciones en la función respiratoria con distinto grado de afección14.
A nivel mundial, en las naciones en vías de desarrollo no existen sistemas estadísticos confiables para adquirir conocimiento en relación a esta patología, lo que podría ser de utilidad para el abordaje del problema con seriedad por los diferentes Sistemas de Salud. En América Latina se reportan pocos estudios con estas características. En la actualidad el Centro de Rehabilitación atiende a la población con LM, pero es fundamental conocer las tipologías epidemiológicas, demográficas y médicas para la obtención de datos significativos que sitúen la dimensión del problema y permitan implementar estrategias en la atención que se presta a las personas que presentan este problema, se hace urgente estudiar líneas de investigación, contrastar los datos obtenidos con la literatura internacional y los estudios ya presentados en México6.
MATERIALES Y MÉTODO
En este estudio, “Se optó por la investigación cualitativa (estudio de caso) con abordaje descriptivo-exploratorio”15, el escenario de estudio fue el hogar de la persona posoperada por Lesión Medular en la ciudad de Durango, México. “El número de participantes se estableció́ al alcanzar el punto de saturación de la información con el discurso de la persona participante”16.
El criterio de inclusión fue: Persona posoperada por Lesión medular ocasionada por accidente automovilístico, género masculino, persona con diagnóstico de un lapso no mayor de 1 año, 39 años de edad. “Como técnica de recolección de la información se utilizó la entrevista semiestructurada”17, elaborada por los autores y aplicada al actor social participante en la investigación en su realidad concreta. La entrevista se realizó al participante del estudio en el segundo semestre del 2020, fue grabada en grabadora digital y posteriormente transcrita para el análisis e interpretación de la misma. Se procedió a realizar un análisis temático de la información el cual “consistió́ en descubrir núcleos de sentido que componen una comunicación cuya presencia o frecuencia significan alguna cosa para el objetivo visado”18. Para la “operacionalización del análisis se siguió, básicamente, tres etapas: pre-análisis, exploración del material y tratamiento e interpretación de los resultados”19.
Este estudio fue realizado con base al reglamento de la “Ley General de Salud en materia de Investigación18, relacionado con el desarrollo y validación de los aspectos éticos de las investigaciones con seres humanos, prevaleciendo los principios de respeto y la protección de sus derechos. Con la finalidad de aumentar la calidad y objetividad de la información se consideraron las siguientes técnicas: credibilidad, transferibilidad, formalidad y confirmabilidad”15.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
En este camino, se identificaron elementos relacionados con las necesidades sociales y el bienestar en salud de la persona posoperada por lesión medular, la cual podría considerarse como el énfasis que se da a la persona en un mundo donde enfrenta obstáculos físicos, sociales, económicos y políticos que les impiden participar en la vida social tal como se presenta a continuación, tomado en cuenta de manera literal las versiones expuestas por grandes autores y reconocidos investigadores donde sus aportaciones aún siguen vigentes y son ejemplares en el plano de este contexto. Se identificó un área temática como se presenta a continuación:
Reconociendo la enfermedad o la necesidad de atención por discapacidad:
Uno de los conceptos vastos de enfermedad o patología considera que es una condición anormal que perjudica al individuo. Las patologías comúnmente tienen la posibilidad de detectarse de manera sencilla por señales e indicios específicos. Hace referencia con amplitud a una situación que afecta la actividad del cuerpo20.
Aunque la Organización Mundial de la Salud [OMS], indudablemente habla de mucho más, en el concepto de salud ineludiblemente lo asocia al de patología, y entre los dos forman un inseparable binomio al cual se le conoce como salud-enfermedad. Se habla de un proceso ya que es un tanto molesto hablar de salud y enfermedad de manera absoluta, puesto que el conocimiento que se tiene de ambas están ubicadas en una escala gradual y se les denomina como sano o enfermo a una persona o grupo de personas con características afines frente a cierta realidad o interacción social21.
Generalmente, el término de enfermedad se conoce como una limitación concreta que presentan las personas, sin embargo, este puede cambiar en relación a los valores individuales, que pueden influir por las características propias del sujeto y del ámbito donde se desenvuelve. Los individuos con sus precedentes peculiares, ven la patología y la salud con diversos comportamientos y, por consecuencia hay inconstancia de comportamientos en las actividades relacionadas con la permeabilidad de la salud. Las tipologías individuales como son la edad, el género, el origen étnico, los antecedentes genéticos, el nivel intelectual y motivación, valores éticos y socioculturales, se presentan de manera distinta entre las personas y varían con el tiempo, y demuestran predominancia en las respuestas fisiológicas y la conducta humana con sentido de adaptación al entorno. “Se reconoce tanto la influencia genética como la del entorno, en relación con el comportamiento humano”22.
Los componentes que tienen posibilidad de afectar la forma como los individuos perciben y ocupan sus acciones en relación a la salud tienen la posibilidad de ser: el ámbito físico que incluye cambios físicos, químicos y biológicos que afectan la salud humana. En el ámbito deseable se presenta una extensa variedad de estímulos compatibles, ineludibles para el perfeccionamiento de la mente y el físico. Además, abastece lo imprescindible para saciar las necesidades básicas o fundamentales como son: agua, alimentos, etc. Los riesgos potenciales de las ocupaciones del ser humano como: desechos, contaminación o devastación de materiales tóxicos de tareas industriales, como asbestos, monóxido de carbono o derrames de petróleo, primordialmente captan la atención, por ser reconocidos como elementos negativos relacionados con la exposición a toxicidad23.
Se puede encontrar en los patrones culturales la creencia, la organización en familia, el lenguaje, la utilización de fármacos, el cuidado del individuo, las conductas alimenticias, etc. En estos patrones se tiene la posibilidad de detectar una extensa pluralidad de conceptos, que poseen sentido saludable para unos, mientras tanto que no es de esta forma para los demás. En los modelos sociales, se identifica el nivel de educación, el estatus socioeconómico, el trabajo y los patrones de interacción entre los individuos, afectando de manera significativa el acceso al cuidado de la salud y las actitudes en la toma de decisiones informadas. Ciertos patrones culturales o sociales se detectan como causantes de riesgo para enfermedades específicas. En el conocimiento de la salud y la enfermedad la función de los valores en grupo e individuales son un asunto prioritario en la práctica del cuidado de la salud. La enfermera debe cerciorarse de la reflexión equitativa de los valores de cada individuo y que no se atropellen sus derechos y privilegios. “Los valores definen la salud-enfermedad y establecen funciones sociales, como la del paciente o la enfermera, y además interconectan estas funciones con las expectativas estructuradas, como los derechos y las obligaciones”23.
Las necesidades percibidas en salud son esas emociones racionales propensas a saciar y cubrir las necesidades humanas. Estas se aminoran en la medida que se encuentra una apropiación física e intelectual del satisfactor por parte del individuo. “Las necesidades sentidas en salud surgen de la combinación de un amplio espectro de necesidades instrumentales (que son medios para satisfacer otras necesidades), y a la vez de necesidades naturales (como es el aliviar el dolor)”24.
El término de necesidades ha tenido diversos desarrollos teóricos. No obstante, las cuestiones generadas han provocado que sean tomadas en cuenta como universales o referentes de cada cultura y con un estatus en la política y la sociedad. Estas fueron estudiadas a partir de la economía, la sociología y el campo de la salud. “Definiéndose como una demanda efectiva”25; “como un problema que afronta una población, haciendo manifiesta una carencia”26, “o como potencialidades por su capacidad de movilización”27. Al ser consideradas universales e inherentes al ser humano han sido ligadas a los derechos humanos.
De esta forma, tenemos que, en los sistemas actuales de acceso a recursos para individuos con discapacidad referidos con patologías, así como en el ofrecimiento de prestaciones para la promoción y la atención, se genera una situación difícil en desatención, desprotección y discriminación. Pudiese ser porque se discute de un grupo social desigual, relegado y desamparado que invita a repensar en medidas excepcionales y en la implementación de leyes concretas que aseguren la atención en unidades especializadas.
El requerir consultar un servicio o institución de salud inicia cuando el individuo que manifiesta alguna discapacidad está inmerso en un proceso de tensión entre la salud-enfermedad, que al no poder regresar valiéndose de sus propios medios a un estado de salud (generado por él y por quienes lo rodean partiendo de la asimilación del organismo) efectúa prácticas y significados que terminan en la búsqueda del otro (un tercero) que le preste ayuda en la solución de la tensión generada; esa búsqueda se convierte en una necesidad de atención sentida, corporeizada convirtiéndose en una acción. Tales conceptualizaciones encajan en los discursos del participante como se demuestran enseguida:
“(…) Al saber que estaba empezando a sentir sensaciones en mis piernas y pies que no movilizaba nadita, me dio mucha felicidad porque mi vida al fin mejoraría, (…) pero qué pasaba cuando a pesar de esa felicidad por la movilidad yo no podía orinar con una frecuencia normal porque ahí no tenía sensaciones, tenía muchas llagas por el tiempo que estuve tirado en mi cama; (…) con todo esto tenía yo que mirarme como una persona que necesitaba atención médica, podría pudrirse de ahí de mis partes, quizá mis movimientos de mis piernas retrocedían si me daba alguna infección, pero qué cree usted no contaba en esos momentos con seguro social y fue muy difícil que me atendieran, porque a alguien como yo ya no lo miran como a una persona normal, ni siquiera como persona enferma, lo miran como otro y ya…”(participante).
“(…) Yo espero que, así como yo las demás personas que tienen alguna discapacidad se den cuenta que pueden estar enfermos también y que deben de ir al médico, me gustaría que también las personas que no conocen aprendan a sobrellevar su enfermedad si ya la tienen, aunque tengan limitaciones no deben sentirse así, ni avergonzarse, deben de pedir y hasta exigir que los lleven al médico, para que no enfermen más y algún día puedan superarse…” (participante).
“(…) Agradezco a mi familia, sobre todo porque me han apoyado mucho, he aprendido a aceptarme como una persona discapacitada que a veces se enferma, ellos me han ayudado a vencer limitaciones mentales que tenía, y por eso cuido más mi salud…” (participante).
En los discursos anteriores, el participante explica situaciones de la patología que presenta, confronta inconvenientes complicados que involucran ajustes en el campo emocional y vital (miedo, falta de certeza) que, relacionándolo con el sufrimiento, la discapacidad y las alteraciones en su cotidiano vivir lo conduce en la generación de requerimientos en salud por personal de salud con preparación. La patología no solo genera alteraciones corpóreas, sino que además conlleva a cambios en los patrones de vida del individuo. Un sinfín de enfermedades y afecciones que pueden presentar los individuos precisan la prevención, con un estilo de vida saludable, recibiendo atención médica, pruebas de detección rutinaria de riesgos, favorecerá en el mantenimiento y control de los inconvenientes en su salud.
El contar con la necesidad de consultar, y partiendo del punto de vista institucional hospitalario. Está condicionada por la definición del rol del enfermero. Esto quiere decir que, para la institución de salud, cuando el paciente se encuentra en ella “entrega” su capacidad y competencia para ayudarse a sí mismo; lo que otorga un nuevo grado de incapacidad. Y para el individuo son reconstrucciones dinámicas que atraviesan el antes, durante y el después de la consulta médica. Estas no solo solicitan una curación, sino además otros recursos que conforman la atención y la interacción del paciente con el personal de salud y la organización. Las expectativas emanadas de la necesidad son diferentes y no reclaman únicamente la resolución del problema por medio de la prestación de servicios de salud. Entre las diversas expectativas se contempla el estar bien atendidos, ser escuchados, examinados, informados e intervenidos, ser tratados con empatía.
Siendo así que; “la empatía incluye la capacidad para comprender al otro y ponerse en su lugar, a partir de lo que se observa, de la información verbal o de información accesible desde la memoria (toma de perspectiva) y, además, la reacción afectiva de compartir su estado emocional, que puede producir alegría, tristeza, miedo, rabia o ansiedad”28.
También se define la empatía como “la capacidad de captar lo que otro piensa y necesita y la conexión sincera con su sentir como si fuera propio –a pesar de que no sea lo mismo que uno pensaría o sentiría en la misma situación– sintiendo a la vez el deseo de consolar y de ayudar29. Representa ir más allá de la focalización con uno mismo, significa salir del propio yo para abrirse con los otros. Esta capacidad induce no solo a sentir el sufrimiento sino a colaborar en la dicha y participar de la alegría y felicidad de la persona.
La empatía es una destreza que se desarrolla durante el vivir de la persona, no es un proceso automático que genera información sobre cambios emocionales de los otros, sino que, es un proceso en el que se va mejorando cuanto más contacto se tenga con el individuo que requiere de empatía.
El individuo, está preparado para sentir al otro, experimentando lo que concibe y realiza, como si se estuviera en su piel, vibrando con su sentir. No nace de imperativos religiosos ni de obligaciones atribuidas por las normas sino del sentido de ser humano que de alguna manera todos tenemos. La evolución nos ha afianzado la función de preocuparnos por los otros formando parte de un grupo de personas sin distinciones, con impulsos involuntarios para protegernos unos a otros, promoviendo la supervivencia personal y en grupo. Para subsistir estamos programados para la contienda, empero además para el altruismo. La empatía nos ayuda a admitir a las personas diferentes a nosotros mismos y mejorar nuestras propias relaciones sociales. Nos ayuda a promover comportamientos solidarios y de apoyo hacia quienes precisan cuidado, ayuda o aprobación, tal como se manifiesta en los siguientes discursos:
“(…) Todos en esta vida, necesitamos ayuda de otras personas, para vivir, para desarrollarnos y hasta para ser felices. (…) Así como yo con mi condición y sin moverme mucho puedo apoyar a otras personas también necesito que me apoyen…” (participante).
(…) Ustedes deben pensar que, así como ustedes, yo también algún día fui una persona normal, que por un accidente dejé de serlo. (…) Antes de mi accidente yo apoyaba a quienes podía, ahora es cuando más mi familia me apoya, porque entienden en la condición que estoy…” (participante).
(…) Una vez le dije a una enfermera, acá en el hospital ustedes hacen que uno se sienta como si estuviera en mi casa, me valoran, me estiman, me cuidan y me hacen que me sienta en familia. La persona discapacitada que está en un hospital, sabe que significa estar en una silla, qué es una enfermedad, y realmente pues uno valora más ¿no?” (participante).
El participante en los discursos anteriores declara sentimientos de apoyo, de valor, de sentirse cuidado, salvaguardado, entre otros. Manifiesta como el ser empático nos humaniza como personas, con una conexión y colaboración emocional intensa con la otra persona, poniendo en marcha una reacción dirigida a aliviar el sufrimiento una vez que se generan sentimientos dolorosos.
La empatía es una capacidad natural que se lleva a cabo en interrelación con los otros y en el seno de una cultura que puntualiza el tipo de persona que se espera que seamos, como debería ser la colaboración con el sufrimiento del “otro” y que señala con qué “otros”. Se crean de esta forma identidades y cadenas de trasmisión: quien no ha recibido atención emocional a lo largo de su historia de vida y quien fue educado en la indiferencia hacia los otros, en la incomprensión y la intransigencia, mostrará tendencia a hacer lo mismo una vez que le toque proteger de los propios descendientes y de otros educandos, ya que la vida humana se tiñe de los valores vividos primordialmente durante la niñez. “La transmisión que necesitamos los seres humanos es una cultura de la empatía interplanetaria, que puede acontecer si la humanidad recibe una educación dirigida a ser empático, a amar y a sentirse responsable de la salud integral del mundo”29.
En la sociedad de hoy al profesional de enfermería tiene la responsabilidad de edificar una conciencia de empatía que actué como un aglutinante social, que haga posible la cooperación que es fundamental para poder vivir, y sobrevivir. Es fundamental comenzar por la empatía con uno mismo, y de esta manera continuar con la empatía hacia las personas más próximas, esto ayudará a trascender en el círculo familiar y por consiguiente en la sociedad.
La empatía en el diario vivir se puede desarrollar y robustecer, para que esto suceda se requiere tomar conciencia de lo que pasa una vez que sentimos dicha conexión con alguien más, identificando las causas por las que nuestra atención se concentra en aquel caso o en dicha persona. La empatía, parte de la importancia del otro como igual en dignidad y derechos, y se concentra en la función de mirar sin juzgar ni etiquetar. La empatía puede presentarse de dos maneras: una vez que sencillamente conocemos la condición del otro y una vez que dicho conocimiento nos lleva a actuar y realizar algo por dicha persona. En los dos casos la ganancia será recíproca ya que crea confort, beneficia la sincronía y genera aprendizaje en ambas personas.
CONCLUSIONES
En el contexto del sufrimiento humano, la física o la química no han logrado ofrecer solución a este, solamente han conseguido paliar. Frente a esto, es el profesional de enfermería, quien por su misma esencia y vocación tiene la obligación de conocer, aprender y proteger. Además, es la enfermera la que, después de un perfeccionamiento especializado en capacidad, puede identificar, diagnosticar y aliviar el sufrimiento físico y espiritual del individuo.
Aun cuando, la enseñanza en los profesionales de enfermería ha aumentado día a día como consecuencia de las políticas educativas y de salud, el cuidado profesional no ha trascendido en la atención de la persona, por la rutina laboral y las políticas generadas por el sistema de salud. Asimismo, la mayor parte de las enfermeras(os) piensan que proteger es solo ejecutar métodos aislados en los enfermos a su cuidado y no visualizan los actos de cuidado para restaurar y conservar en armonía la vida. De allí que la profesión está en una cambiante metamorfosis y consolidación que gira alrededor de un ente complejo como lo es el hombre; puesto que el profesional de enfermería tiene una enorme responsabilidad, reconociendo que por medio de las intervenciones que presta a la persona, como la escucha activa, la existencia o el contacto, puede conceder cuidados holísticos y de calidad más allá de lo meramente visible.
La política principal estima como uno de los ejes más relevantes la humanización de la atención30. En este sentido, la enfermería es clave en la obtención de metas formuladas, pues es ella quien reconoce al individuo como persona con derechos que necesita de la demostración del interés genuino de la enfermera para entender sus necesidades y emociones. El profesional de enfermería se encuentra ante el desafío de proteger y enseñar al individuo a que se cuide. Acordando con el equipo multidisciplinario de salud, y conociendo cuales son las necesidades requeridas, transformarse en “guía”, liderar el autocuidado, ya que es algo que, actualmente, a raíz de las proyecciones en cronicidad de las características de la población y de sus necesidades está continuamente cambiando.
Al distinguir las funciones de los profesionales de enfermería, con la de otros expertos en salud, y con la creencia de que tienen que realizarse distinciones en medio de las categorías y jerarquías del personal según su conocimientos, funciones, entorno gremial y habilitación académica para instituir y emplear reglas aceptables de práctica clínica, administración, investigación y formación de enfermería, va a permitir, llevar a cabo los deberes fundamentales: promover la salud, prevenir la enfermedad, restaurar la salud y aliviar el sufrimiento, de forma tal que dignifique la vida, se humanice la prestación de los servicios que oferta y ofrezca un cuidado de calidad.
Para prestar cuidado al individuo sano o enfermo, el profesional de enfermería, debería demostrar excelentes relaciones interpersonales; debido a que va a interactuar con una persona o un conjunto de personas, de los cuales debe conocer y entender su problemática de salud; debe saber comunicarse, y para esto debe contar con un bagaje de habilidades que ayude a asegurar el bienestar de la persona en el aspecto bio-psico-social, como por ejemplo la empatía o la escucha activa basada en el respeto, manifestar de manera idónea lo que desea comunicar, saber escuchar , respetar, no juzgar, ni dejarse llevar por las apariencias. Además, conservar una interacción estrecha con la persona y su familia para identificar sus necesidades, debiendo dejar su situación personal de lado para evitar perjudicar a la persona a su cargo y mejore su eficacia.
Se recomienda la generación de líneas de investigación que delimiten el desarrollo profesional y el académico en enfermería. En lo profesional debería de estudiarse las interacciones enfermera-paciente y en lo académico examinar el efecto de la interrelación enfermera-paciente sobre la formación del alumnado. Finalmente, en las dos propuestas desarrollar programas y estrategias de participación centradas en la gestión emocional (empatía e inteligencia emocional) que contribuyan en el mejoramiento de las actitudes respecto a la comunicación enfermera-paciente y en el proceso de salud-enfermedad.
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