Nº de DOI: 10.34896/RSI.2022.51.57.001
AUTORES
- Ana Beatriz Antuna Canales. Maestría en Enfermería. Facultad de Enfermería de la Universidad Juárez del Estado de Durango.
- Yareli Nohemí Aguilar Hernández. Licenciado en Enfermería. Cuidadora Independiente.
- Isaías Iván Briceño Rodríguez. Doctorado en Ciencias de Enfermería. Facultad de Enfermería de la Universidad Juárez del Estado de Durango.
- Martha Lilia Parra Domínguez. Doctorado en Ciencias de Enfermería. Facultad de Enfermería de la Universidad Juárez del Estado de Durango.
- David Jahel García Avendaño. Maestría en Enfermería. Facultad de Enfermería de la Universidad Juárez del Estado de Durango.
- Miriam Karina Ortiz Rivas. Maestría en Ciencias de Enfermería. Facultad de Enfermería de la Universidad Juárez del Estado de Durango.
RESUMEN
Introducción. Uno de los factores de riesgos que preocupan a la población adolescente, en México, es el consumo de drogas que representa uno de los principales problemas de salud en la población.
Objetivo. Describir la percepción de riesgos para el consumo de drogas en adolescentes de una secundaria del municipio de Durango.
Metodología. El tipo de diseño de este estudio es descriptivo de enfoque cuantitativo. Se estudiaron a 124 adolescentes de una secundaria del municipio de Durango. Se utilizó una cédula de datos para medir las variables sociodemográficas y la escala básica BIP que mide el nivel de riesgo que percibe el usuario con respecto a los riesgos asociados al consumo de drogas, el cual está vinculado con las creencias sobre las consecuencias negativas que pueden producir dicho consumo y con la frecuencia de este, realizándose dos mediciones.
Resultados: De los 124 estudiantes encuestados el 91.93% tiene una edad de 14 años y solo el 8.06% cuentan con 13 años. En cuanto al sexo predominaron las mujeres con un 52.41%, contra el 47.58% personas de sexo hombre. Desde la primera medición se puede apreciar una leve diferencia entre la percepción del riesgo de consumo de drogas en hombres y mujeres, teniendo los hombres una percepción del riesgo de consumo de drogas más elevada, siendo esta más evidente en la segunda medición, predominando los hombres en ambas mediciones con una percepción del riesgo de consumo de drogas más alta.
Conclusión. Se observó un aumento en ambos sexos de la percepción del riesgo de consumo de drogas después de acudir a talleres, lo cual pudiera influir en el adolescente para el no uso y consumo.
PALABRAS CLAVE
Riesgo, consumo de drogas, adolescentes.
ABSTRACT
Introduction. In Mexico, one of the risk factors that worry the adolescent population is the use of drugs that represents one of the main problems of health in the population.
Objective. Describe the risk perception because of the use of drugs in adolescents in a secondary school from a town in Durango Mexico.
Methodology. The type of this investigation design is a descriptive quantitative approach. In this process 124 adolescents were studied in a secondary school in a municipality in Durango City. A data card was used in order to measure the social-demographic variables and the BIP basic scale which measures the risk level that the user may have in regards to the associated risks by consuming drugs, that is also linked with the beliefs about the negative consequences that this consumption may produce and the frequency that consumers may have, making two measurements.
Results. Out of the 124 interviewed students the 91.93% are 14 years old and the 8.06% are 13 years old. In terms of the sex, women were more predominant with a 52.41%, against 47.58% in men. Since the first study we could noticed a slight difference between the risk perception of drug consumption in men and women, in which men had a higher perception in the use of drugs, which turned out to be more noticeable in the second measurement.
Conclusion. There was an increase in the risk perception by the use of drugs in both genders. After attending workshops which may have an impact on teenagers in avoiding the use of drugs.
KEY WORDS
Risk, drug consumption, teenagers.
INTRODUCCIÓN
Durante la adolescencia hay cambios en el cuerpo del ser humano, pero estos cambios no son únicamente físicos, sino, también psicológicos y emocionales, muchos de estos dados por las modificaciones en la corteza prefrontal, frontal, hipocampo, amígdala cerebral y el sistema límbico, los cuales nos permiten tomar decisiones, planificar tareas y tiempos, y la inhibición de un comportamiento inadecuado, todo esto basados en datos objetivos y subjetivos obtenidos por los sentido, pero también influenciados por las emociones, las cuales son reguladas por el sistema límbico el cual en los adolescentes responde con más intensidad que el de un adulto. Las emociones implican en la vida procesos de reconstrucción, aceptación, asimilación y adaptación a situaciones, dado que las emociones tienen una función adaptativa que nos permite relacionarnos con otros y entender lo que pasa a nuestro alrededor, es de suma importancia que en este momento en el cual se está desarrollando nuestra inteligencia emocional aprendamos a desarrollar un adecuado manejo de emociones, ya que la inteligencia emocional es un factor importante en la determinación del éxito en la vida e influye directamente en el bienestar emocional general del individuo1.
La salud mental en los adolescentes nos presenta un fenómeno multifactorial, dado que contiene factores sociales, biológicos y genéticos. La gran mayoría de las veces, las enfermedades mentales no son determinadas por una mutación única ni un gen específico, más bien la herencia es poligénica y multifactorial, es decir, se requiere la combinación de muchos genes predisponentes, situados en diferentes cromosomas, así como probablemente factores ambientales desencadenantes para que se dé la enfermedad2 y debido a su complejidad, aún más en adolescentes, la sociedad ha preferido relegar la salud mental a un segundo plano descuidándola terriblemente y dando como resultado graves problemas de salud pública, y no solo esto, sin a su vez estigmatizando a aquellos que padecen alguna enfermedad de salud mental. La OMS nos dice que muchos problemas de salud mental tienden a aparecer al final de la infancia y durante el comienzo de la adolescencia, y que esto constituye la principal causa de morbi-mortalidad en los adolescentes3. Por su parte, una inadecuada salud mental puede provocar en los adolescentes una tendencia a procrastinar, manifestar actitudes agresivas, conductas antisociales, violencia escolar y violencia relacional, ideación suicida, y aumento de consumo de alcohol y drogas.
Por su parte, la autoestima es un factor crítico que afecta al ajuste psicológico y social de una persona. Una autoestima o un auto concepto bajos son características de adolescentes que tienden a procrastinar, que manifiestan actitudes agresivas, conductas antisociales, violencia escolar y violencia relacional, ideación suicida, y aumento de consumo de alcohol y drogas. La baja autoestima en adolescentes se caracteriza por una peor salud física. Además, una baja autoestima en el contexto familiar y escolar, pero alta con iguales, aumenta las probabilidades de consumo de sustancias4.
A su vez, otro de los factores de riesgos que preocupan a la población en general, principalmente en México, es la drogadicción la cual actualmente representa uno de los principales problemas de salud en México que enferman a la población5, debido a la inexperiencia de los adolescentes y su sentimiento de invulnerabilidad, son más propensos a experimentar y caer en ella, yendo de sustancias menos a más adictivas conforme experimentan. Según algunas investigaciones los factores económicos son uno de los factores de riesgo para el consumo de sustancias, en este también influye la accesibilidad y la capacidad de adquisición de los jóvenes6. Según la encuesta nacional de adicciones del 2019, la población adolescente (12-17 años):
- 6.4% ha consumido alguna droga alguna vez. Incrementándose un 0.3% en mujeres desde el año 2019 cifras que se incrementan mes con mes7.
La OMS nos dice que “El número de personas en todo el mundo que ha consumido drogas al menos una vez al año se mantuvo estable en 2016, con un registro de alrededor de 275 millones, aproximadamente el 5,6 % de la población mundial entre los 15 y 64 años.” Y que “A nivel mundial, las muertes causadas directamente por el uso de sustancias aumentaron en un 60 % entre 2000 y 2015” (OMS, 2018)8. Todas estas cifras van yendo al alza con el paso de los años.
En la presente investigación se ha medido la percepción del riesgo del consumo de sustancias que presentan los adolescentes de segundo año de secundaria, con la escala básica BIP de percepción de los riesgos asociados al consumo de drogas. La cual, en anteriores aplicaciones a otros grupos de riesgo por diferentes investigadores, nos dice que la percepción del riesgo asociado al consumo de drogas (BIP 2003) está estrechamente vinculado con las “creencias sobre las consecuencias negativas”. Sin embargo, dada la atención que presenta al concepto de riesgo; merece un tratamiento independiente9.
A su vez, las consecuencias a nivel económico y social son alarmantes, la OMS nos dice que tan solo por el consumo de drogas 29 millones de personas padecen trastornos relacionados con las drogas, de los cuales solo 1 de cada 6 personas reciben tratamiento. Y que 1,6 millones de las personas que se inyectan drogas viven con VIH y 6 millones viven con hepatitis C. Además, la OMS nos dice que a nivel mundial “Muchos de los costos directos e indirectos del problema de las drogas pueden cuantificarse en términos monetarios. Así se ha hecho en varios estudios económicos, cuyos resultados mostraron que dichos costos fluctúan entre el 0,07% y el 1,7% del PIB de los países examinados” (OMS 2016)10.
Debido a que una de las funciones de la enfermería es la enseñanza y la educación de la población, es entendible que sea esta la que, en un primer nivel, o inmersa en las instituciones de educación sea la que proporcione una orientación, capacitación y educación tanto a los jóvenes como a los adultos que los tienen a su cargo. Sobre la importancia de la salud mental, y técnicas y herramientas que pueden usar en su vida diaria para favorecen un buen desarrollo de esta y su mantenimiento. Siendo este un mecanismo no solo directo y enfocado en nuestra población diana, sino, además económico y el cual se ha evidenciado a través de la investigación científica tiene puede llegar a funcionar en diferentes poblaciones.
Por tanto, siendo de este modo el cuidado de enfermería en salud mental en los adolescentes, un tema de vital importancia, resultando necesario para un adecuado desarrollo del adolescente, con el cual se busca la incidencia de patologías debido a la falta de salud mental en los adolescentes, el consumo de drogas, abandono escolar, conductas delictivas, conductas agresivas y antisociales, violencia escolar y relacional, e ideación suicida. Siendo además el presente trabajo de investigación, una fuente que contribuirá en la generación de datos para la comprensión del fenómeno que es la salud mental en los adolescentes.
MATERIAL Y MÉTODO
Se trató de un estudio descriptivo que va más allá de la exploración, describiendo cualitativa y cuantitativamente las características fundamentales de fenómenos tal como se presentan en la realidad; con criterios sistemáticos para mostrar su estructura y comportamiento, centrándose en medir con mayor precisión11.
Con un diseño cuantitativo, cuantifica los datos con análisis estadístico y utiliza símbolos o números para exponer datos, generaliza los resultados, establece relaciones y comparaciones entre los datos recolectados. El producto es la información y confiabilidad, generalmente realizado tomando grandes muestras11.
El universo fueron estudiantes de una secundaria del municipio de Durango. Con un muestreo no probabilístico, la muestra fue 124 estudiante
Se utilizó la escala básica BIP de percepción de los riesgos asociados al consumo de drogas, mide el nivel de riesgo que percibe el usuario con respecto a los riesgos asociados al consumo de drogas, el cual está vinculado con las creencias sobre las consecuencias negativas que pueden producir dicho consumo y con la frecuencia de este12. La escala fue desarrollada por BIP- Banco de instrumentos para la evaluación de intervenciones preventivas, por Jessor, Van den Bos, Vanderryn, Costa y Turbin en 199513,14. La escala consiste en 21 ítems, los cuales le permiten al usuario identificar el nivel de riesgo que percibido que van del 0 al 4, los ítems de la escala están distribuidos de la siguiente forma12:
Desde ningún riesgo, pequeño riesgo, riesgo moderado y gran riesgo, con un valor del 1 al 4.
Difícil de decir/ no lo sé, con un valor de 0.
La escala básica BIP de percepción de los riesgos asociados al consumo de drogas ha sido utilizada como instrumento para la evaluación de los programas incluidos en la cartera de servicio en el material de prevención de las drogodependencias15 y perfil de los adolescentes atendidos en el programa de prevención indicada de la fundación proyecto hombre de Navarra: SUSPERTU16.
Se realizó la primera medición y con base en los resultados obtenidos se diseñó un taller sobre los riesgos del consumo de drogas, como parte de las actividades del Cuerpo Académico Educación y cuidado en procesos crónicos no transmisibles y procesos quirúrgicos.
Para procesar estadísticamente los datos se utilizará el Statistical Package for the Social Sciences (SPSS) versión 20. Se llevará a cabo el primero el análisis descriptivo por medio de frecuencias, proporciones y medidas de tendencia central y medidas de variabilidad. Para conocer la normalidad de las variables continuas se aplicará el estadístico de Kolmogorov – Smirnov. Para probar la hipótesis se utilizará la prueba no paramétrica de correlación de Pearson. Así también la comparación de medias utilizando la t de Student.
El estudio se apegó a lo estipulado en el Reglamento de la Ley General de Salud en Materia de Investigación para la Salud, Título Quinto, Capítulo Único (Secretaría de Salubridad y Asistencia, 1987) y la Ley de Salud del Estado de Durango17.
RESULTADOS
De los 124 estudiantes encuestados la mayoría tiene una edad de 14 años siendo 114 y solo 10 estudiantes cuentan con 13 años de edad. En cuanto al sexo predominaron las mujeres siendo 65, contratando con 59 personas de sexo hombre (Gráfica Nº. 1).
En la primera medición se puede observar una media de 50.54 que contrasta significativamente con una media de 62.06 en la segunda medición, lo que nos muestra un aumento en la percepción del riesgo de consumo de sustancias en los estudiantes encuestados, antes y después de asistir a talleres sobre el tema (Tabla Nº. 1).
Desde la primera medición se puede apreciar una leve diferencia entre la percepción del riesgo de consumo de sustancias en hombres y mujeres, presentando las mujeres una media de 49.85 y los hombres una de 51.45, teniendo los hombres una percepción del riesgo de consumo de sustancias más elevada, siendo esta más evidente en la segunda medición, presentando las mujeres una media de 59.97 y los hombres una de 64.86, predominando los hombres en ambas mediciones con una percepción del riesgo de consumo de sustancias más alta. Sin embargo, en las dos mediciones se puede observar un aumento en ambos sexos de la percepción del riesgo de consumo de sustancias después de acudir a talleres que se enfocan en dicho tema (Tabla Nº. 2).
DISCUSIÓN-CONCLUSIONES
Se realizó una primera medición para describir la percepción de riesgo de consumo de drogas encontrando lo siguiente: una media de 50.54 que contrasta significativamente con una media de 62.06 en la segunda medición. Por lo tanto, si aumenta la percepción de riesgo pudiera ser que disminuya el consumo de drogas de forma similar con Martínez, K.I. (2010), quien nos dice que los adolescentes que participaron en las intervenciones disminuyeron significativamente el riesgo de consumo18.
Al dividirlos por sexo fue posible observar que fueron los hombres quien en ambas mediciones predominó con un nivel de percepción del riesgo de consumo de sustancias más alto, en la primera con una media de 51.45, y en la segunda medición con una media de 64.86. En discordancia con Alvarado, U. I. J. (2011). Quien nos dice que “Las mujeres adolescentes manifestaron mayor consistencia entre su sistema de creencias”19. Sin embargo, en las dos mediciones se puede observar un aumento en ambos sexos de la percepción del riesgo de consumo de sustancias después de acudir a talleres que se enfocaban en dicho tema.
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