Propuesta de un programa de rehabilitación cardiaca tras un infarto de miocardio. A propósito de un caso.

23 junio 2021

AUTORES

  1. Elena Villarroya Bielsa. Graduada en Fisioterapia en la Universidad de Zaragoza. Fisioterapeuta en el Servicio Aragonés de Salud, Zaragoza.
  2. Ana Rosa Iglesias Triviño. Diplomada en Fisioterapia en la Universidad de Granada. Fisioterapeuta en el Servicio Aragonés de Salud, Huesca.
  3. Rita Elena Soria Ayuda. Graduada en Fisioterapia en la Universidad de Zaragoza. Fisioterapeuta en el Servicio Aragonés de Salud, Huesca.
  4. Andrea Blas Martínez. Graduada en Fisioterapia en la Universidad de Zaragoza. Fisioterapeuta en el Servicio Aragonés de Salud, Zaragoza.
  5. Adrián Jaime Sánchez. Fisioterapeuta en el Hospital de Barbastro. Salud. Huesca.

 

RESUMEN

Introducción: el infarto agudo de miocardio es una de las principales patologías cardiacas y una de las principales causas de muerte en España, lo que se ha convertido en un gran problema de salud. Por ello, la rehabilitación cardíaca (RC) ha surgido para dar respuesta en la prevención y tratamiento de esta enfermedad.

Objetivos: establecer un posible plan de tratamiento basado en un programa de rehabilitación cardiaca en una paciente que ha sufrido un infarto agudo de miocardio.

Metodología: Se ha propuesto un programa de RC en fase II, donde se realizará una evaluación inicial de la paciente y posteriormente una planificación del programa de ejercicio que se llevará a cabo. Dicho programa será multicomponente y estará compuesto de ejercicios aeróbicos, de fuerza y flexibilidad, así como también tendrá una parte inicial de calentamiento donde se realizará activación muscular y movilidad articular y una parte final de vuelta a la calma.

Conclusiones: los programas de RC han resultado ser beneficiosos para esta clase de sujetos, deben estar integrados por un equipo multidisciplinar que abarque todas las áreas de intervención necesarias para la recuperación global del paciente.

 

PALABRAS CLAVES

Infarto de miocardio, rehabilitación cardiaca, prevención secundaria, terapia por ejercicio.

 

ABSTRACT

Introduction: acute myocardial infarction is one of the main cardiac pathologies and one of the main causes of death in Spain, which has become a major health problem. Therefore, cardiac rehabilitation (CR) has emerged to provide an answer in the prevention and treatment of this disease.

Objectives: to establish a possible treatment plan based on a cardiac rehabilitation program in a patient who has suffered an acute myocardial infarction.

Methodology: A phase II CR program has been proposed, where an initial evaluation of the patient will be performed and then a planning of the exercise program to be carried out. This program will be multicomponent and will be composed of aerobic, strength and flexibility exercises, as well as an initial part of warm-up where muscle activation and joint mobility will be performed and a final part of return to calm.

Conclusions: CR programs have proved to be beneficial for this kind of subjects, they should be integrated by a multidisciplinary team that covers all areas of intervention necessary for the overall recovery of the patient.

 

KEY WORDS

Myocardial infarction, cardiac rehabilitation, secondary prevention, exercise therapy.

 

INTRODUCCIÓN

La principal causa de mortalidad y morbilidad en España y en los países desarrollados son las enfermedades cardiovasculares (ECV). Las principales causas de ECV son la cardiopatía isquémica y la insuficiencia cardiaca. Según los datos de la Organización Mundial de la Salud, en 2016 se estimaron 41 millones de muertes, de las cuales 17,7 millones fueron atribuidas a ECV, lo que supuso un 31% de todas las muertes en el mundo, 7,4 millones por cardiopatía coronaria y 6,7 millones por accidente cerebrovascular (ACV)1.

En España, el último informe Anual del Sistema Nacional de Salud, publicado en el 2020 sitúa a las enfermedades cardiovasculares como la primera causa de muerte en España durante el 2018, ocasionando 120.859 fallecimientos, el 28,3 % del total de muertes registradas2.

La prevalencia registrada de enfermedad isquémica del corazón se sitúa en 20,8 casos por cada 1.000 habitantes, más del doble en hombres que en mujeres (28,8 frente a 13,0). La prevalencia de esta enfermedad aumenta claramente con la edad, comienza a aumentar a partir de los 40 años y alcanza los valores máximos a los 85-89 años. Esta tendencia es similar en ambos sexos, aunque la magnitud es mucho mayor en hombres que en mujeres en todos los grupos de edad. Los valores más elevados se alcanzan en hombres de 85 a 89 años y en mujeres de 90 a 95 años1.

La cardiopatía isquémica se trata de un lento proceso en el que se produce un estrechamiento y deterioro de las paredes arteriales. Suele comenzar en las primeras décadas de la vida, aunque los síntomas no se presentan hasta que la estenosis llega a un límite crítico donde se produce un desequilibrio entre la oferta de oxígeno y la demanda del mismo por el corazón. Las lesiones se ubican en las arterias coronarias y las manifestaciones clínicas dependen de las alteraciones del músculo cardiaco.

La causa más frecuente es la aterosclerosis de las arterias coronarias, depósito de placas de ateroma en la superficie interna del vaso sanguíneo. Esta aterosclerosis puede tener dos orígenes, por proliferación de células musculares lisas y tejido fibroso o por acumulación intra y extracelular de lípidos, especialmente el colesterol. El engrosamiento progresivo de la pared interna del vaso provoca el estrechamiento del mismo, pudiendo llegar a provocar isquemia y necrosis de los tejidos distales que ésta irriga3.

Esto puede provocar un trombo oclusivo que interrumpa completamente el flujo sanguíneo en el segmento de miocardio que depende de la arteria coronaria afectada y se refleja como una elevación persistente del segmento ST en el electrocardiograma. O por otro lado, si el trombo no ocluye el flujo sanguíneo por completo producirá un infarto de miocardio sin elevación de la ST donde el grado de isquemia es lo suficientemente grave como para causar daño miocárdico o también puede originar una angina inestable4.

Esta patología tiene una etiología multifactorial combinada entre factores genéticos y ambientales. En el caso de los factores no modificables se establece una gran relación de prevalencia de la misma en familiares de primer grado, aumentando el riesgo de aparición de infarto de miocardio antes de los 55 años para los hombres y 65 para las mujeres5. Riesgo que aumenta en 10 puntos si el familiar de primer grado se ve afectado de infarto antes de los 45 años6. Por otro lado también existen otra clase de factores, en este caso modificables que también aumentan el riesgo de sufrir un infarto de miocardio7:

 

    • Hiperlipidemia: niveles elevados de lípidos en sangre.
    • Hipertensión arterial (HTA) >165/95 mmHg, es el factor de riesgo vascular más importante de todos, con mayor evidencia.
    • Diabetes, además de aumentar el riesgo de enfermedad coronaria, aumenta considerablemente la mortalidad tras infarto, en torno al 50% más al ser diabético.
    • Tabaco, 70% más de riesgo en fumadores.
    • Obesidad.
    • Vida sedentaria.
    • Otros: estrés emocional, anticonceptivo oral.

En los últimos años, los estudios han indicado la necesidad de implementar programas de prevención de riesgos en lugar de tratar la patología. La principal prevención de este tipo de enfermedad se basa en la modificación del estilo de vida.

Rehabilitación cardiaca:

La rehabilitación cardíaca es un programa multifactorial que emplea la movilización precoz del paciente para evitar su deterioro físico y las complicaciones derivadas del reposo prolongado, un entrenamiento físico correcto y mantenido, el tratamiento psicológico adecuado y la prevención secundaria para corregir los factores de riesgo8. Se intenta así que los pacientes recuperen el mejor estado fisiológico, vocacional y social posible. No debe considerarse como una terapia aislada sino que debe ser integrada en el tratamiento global de la cardiopatía. Estos programas los coordina un equipo multidisciplinar con formación específica.

Para que un paciente participe en un programa de rehabilitación cardíaca es requisito la evaluación inicial por un médico especialista del cuadro clínico, exploraciones complementarias, antecedentes, complicaciones y tratamiento que se ha llevado a cabo. Tras la misma se establece el riesgo que presenta el paciente y las indicaciones y contraindicaciones.

Es importante realizar un cribado inicial para determinar qué tipo de pacientes pueden incorporarse a un programa de rehabilitación cardiaca dependiendo de su diagnóstico médico. Originalmente los sujetos que se beneficiaban de esta clase de programas eran los pacientes con cardiopatía isquémica. Sin embargo, en la actualidad, las indicaciones son mucho más amplias y se incluyen a pacientes con cualquier clase de cardiopatía e incluso a personas sanas con factores de riesgo9:

 

Indicaciones en cardiópatas:

  • Cardiopatía isquémica: infarto agudo de miocardio, tras cirugía coronaria, tras angioplastia, ángor estable.
  • Trasplante cardiaco.
  • Valvulopatías operadas.
  • Cardiopatías congénitas operadas.
  • Insuficiencia cardiaca.
  • Marcapasos o DAI (desfibriladores implantados).

Indicaciones en sujetos sanos:

  • Sujetos sanos con varios indicadores de riesgo cardiovascular.
  • Astenia neurocirculatoria.
  • En la edad media de la vida que inician actividades deportivas.

Contraindicaciones absolutas:

  • Aneurisma disecante de aorta.
  • Miocardiopatía hipertrófica obstructiva grave.
  • Hipertensión pulmonar moderada-severa.

Contraindicaciones relativas o temporales.

  • Angina inestable.
  • Patologías descompensadas (diabetes, insuficiencia cardiaca, HTA grave).
  • Procesos infecciosos en fase aguda (pericarditis, tromboflebitis, bronconeumopatías, etc.).
  • Arritmias supra o ventriculares importantes.

Los objetivos de la rehabilitación cardiaca se definen a la hora de implementar esta terapia se dividen en generales sobre la calidad de vida y específicos durante la evolución del paciente.

  • Generales y sobre la calidad de vida.
  • Controlar la frecuencia cardiaca.
  • Mejorar la capacidad funcional.
  • Evitar o mejorar el deterioro psicológico.
  • Normalizar las relaciones socio-familiares.
  • Conseguir la reincorporación laboral.
  • Específicos sobre la evolución de la enfermedad.
  • Disminuir la morbilidad.
  • Reducir la mortalidad.

Fases del programa de rehabilitación cardíaca:

Fase I. Hospitalaria:

La duración de esta fase es variable aunque no suele superar las 4 semanas, salvo que aparecieran complicaciones. Se lleva a cabo en el hospital en régimen interno. Comienza en la unidad de coronarias donde el paciente debe guardar reposo durante 3-7 días. Al quinto día, si no aparecieran complicaciones (arritmias descontroladas, hipertensión arterial,…) se comienza con la sedestación. Si el sujeto completa esta fase se le traslada a planta y se inicia la deambulación precoz y actividades en sedestación (leer, escribir, asearse,…). El objetivo final de esta fase es que a la tercera semana el paciente pueda realizar pequeñas marchas de 6 minutos10.

Los ejercicios se inician en la cama, adaptados a cada paciente aumentando la duración intensidad-frecuencia (según indicación médica y control de FC). Puede realizarse el entrenamiento de la marcha en cinta rodante (sin superar el 60% de la FC máx. ni producir síntomas; la TA no debe incrementarse más de 20 mmHg y en caso de que descienda debe interrumpirse el ejercicio). Simultáneamente, puede iniciarse un programa de entrenamiento en actividades de la vida diaria. También comienza la educación del paciente (información sobre la enfermedad, propósito de la medicación, objetivos del programa RC…).

Fase II. Fase de convalecencia

Esta fase tiene una duración de entre 2 y 3 meses. Los pacientes de bajo riesgo ya podrían realizar esta fase del programa de manera domiciliaria, previo aprendizaje y grabación de los ejercicios; aunque siempre se mantendrá un control directo por parte de los profesionales sanitarios. Los pacientes con moderado o alto riesgo realizan el programa ambulatorio en unidades de rehabilitación cardíaca hospitalarias o de centros especiales; es aconsejable la monitorización inicial con telemetría al menos de la frecuencia cardíaca (FC), tensión arterial (TA) y electrocardiograma (ECG). En ellos se requiere un consentimiento informado, existencia de material y personal empleado en RCP básica y avanzada8,10.

Esta fase se realiza tanto en sesiones individuales como en grupo e incluye:

  • El control de los factores de riesgo.
  • El tratamiento de las posibles complicaciones (cardiovasculares, ansiedad, disfunción sexual…).
  • Los programas de prevención secundaria (dejar de fumar, realizar ejercicio, reducir el estrés, controlar peso – TA – lípidos – diabetes, adherencia o medicación, dieta cardio-saludable).
  • Las técnicas psicológicas conductuales para la modificación de hábitos y comportamientos.
  • Los programas educativos de la enfermedad cardiaca para reducir la ansiedad, depresión y discapacidad.
  • Aprendizaje de técnicas de relajación.
  • Protocolo de entrenamiento cardiovascular individual.

Fase III. Fase de mantenimiento:

Se inicia tras la estabilización de la respuesta cardiovascular y comprende el resto de la vida. Debe ir precedida de una completa exploración física y funcional que establezca la capacidad funcional útil y la capacidad funcional límite. El paciente debe seguir todas las recomendaciones y pautas evitando abandonos mediante seguimientos periódicos (6/12 meses) o perteneciendo a asociaciones de pacientes con cardiopatía. Pueden seguir el programa de ejercicios de la fase anterior usando la FC y/o la escala del esfuerzo percibido (Escala de Borg) como guía para evitar el sobreesfuerzo11. El paciente irá retornando a la práctica laboral de forma paulatina. La actividad deportiva se incorpora al programa de entrenamiento cardiovascular como actividad de mantenimiento sin exceder la FC de seguridad ni las recomendaciones establecidas. Se deben evitar deportes que requieren actividad muy dura y sobre todo los que requieren competición (por ej. jugando con alguien de nivel similar) o una práctica irregular12.

 

PRESENTACIÓN DEL CASO CLÍNICO

La paciente ha sido tratada en un hospital de la ciudad de Zaragoza, se trata de una mujer de 67 años de edad que sufrió un episodio de infarto agudo de miocardio hace 4 semanas sin antecedentes de patologías cardiacas previos

A continuación se exponen los criterios que deben evaluarse con el fin de determinar la situación en la que se encuentra el paciente con patología cardiovascular y si es posible su participación en un programa de rehabilitación cardíaca.

Entrevista inicial:

Inicialmente se realizó una entrevista personal, en la que se deben recoger los datos personales de los sujetos, antecedentes médicos (patología, intervención quirúrgicas) y familiares, pruebas complementarias (electrocardiogramas, espirometrías, analíticas, etc.), tratamientos actuales (farmacología), factores de riesgo cardiovascular, calidad de vida y expectativas de tratamiento13.

Factores de riesgo cardiovascular y estilos de vida

Los principales factores de riesgo que se evaluaron fueron los antecedentes familiares relevantes, el consumo de drogas/alcohol/tabaco, la hipertensión arterial, dislipemia, obesidad, colesterol e inactividad13.

Examen físico:

El examen físico se divide en dos partes, una de carácter específica para pacientes con patologías cardíacas y otra de carácter general. La parte específica incluyó la auscultación cardiorrespiratoria, frecuencia cardíaca, tensión arterial, edemas maleolares y pulsos periféricos en miembros inferiores. Por otro lado, la parte general, incluye una valoración musculoesquelética, neurológica y cognitiva, con el fin de determinar si el sujeto presentaba alguna limitación física o psíquica para participar en el programa de rehabilitación cardiaca.

Pruebas funcionales:

La prueba de campo más utilizada es la prueba de los 6 minutos marcha. Se trata de un protocolo simple de ejercicio que consiste en la medición de la distancia caminada de manera rápida por el sujeto en una superficie plana y regular durante 6 minutos. Se realiza en un pasillo de longitud de más de 30 metros, con dos conos en los extremos del recorrido. Se trata de un ejercicio submáximo sostenible de alta intensidad que permite evaluar de forma global e integrada las diferentes funciones (cardiaca, respiratoria, transporte periférico de oxígeno, bioenergética muscular e integración neuromuscular) que determinan la capacidad aeróbica del paciente14.

Las variables a valorar son la frecuencia cardíaca, saturación de oxihemoglobina, presión arterial, distancia recorrida en metros, síntomas, grado de disnea (escala de Borg) y posibles molestias

Complementando a esta prueba, es importante disponer de otra prueba de esfuerzo realizada en laboratorio, que aporte datos sobre frecuencia y ritmo cardiaco, hemodinámica al esfuerzo, umbrales anaeróbicos, análisis de gases y valoración de cambios en el segmento ST o cualquier otro signo eléctrico15.

Valoración funcional:

Tras la realización de las pruebas funcionales y una vez que se conoce cómo responde el paciente ante esfuerzos, es común el uso de escalas para valorar la severidad de los signos y síntomas. Principalmente se utiliza la clasificación sintomática de la insuficiencia cardiaca según la New York Heart Association16:

  • Clase I: Sin limitación: la actividad física habitual no causa fatiga, disnea o palpitaciones inapropiadas.
  • Clase II: Limitación leve de la actividad física: asintomático en reposo, pero la actividad física ordinaria causa fatiga, disnea o palpitaciones.
  • Clase III: Limitación marcada de la actividad física: asintomático en reposo, pero con esfuerzos los esfuerzos inferiores a los de la actividad física habitual provocan síntomas.
  • Clase IV: Incapaz de llevar a cabo cualquier actividad sin molestias: los síntomas de insuficiencia cardiaca o síndrome anginoso están presentes incluso en reposo.

Test de calidad de vida:

Los test de calidad de vida se utilizan para evaluar el impacto que tiene la enfermedad sobre las actividades de la vida diaria y la limitación que provoca en los pacientes. Existen dos tipos de cuestionarios, los específicos, que se centran en aspectos de la calidad de vida propios de una enfermedad o de un síndrome concreto y los cuestionarios genéricos, que son independientes del diagnóstico, por lo que son aplicables a cualquier tipo de población o afección. Los más utilizados en el ámbito de la rehabilitación cardiaca son8:

  • SF 36: es un cuestionario genérico diseñado para evaluar la calidad de vida relacionada con la salud. Está compuesto por 36 preguntas que valoran estados tanto positivos como negativos de la salud y que cubren los siguientes aspectos: función física, rol físico, dolor corporal, salud general, vitalidad, función social, rol emocional y salud mental. A mayor puntuación obtenida en la escala mejor es el estado de salud del paciente.
  • MacNew Heart Disease Questionnaire (QLMI-2): test de calidad de vida específico para pacientes con enfermedad cardiaca (concretamente para enfermedad coronaria, fallo cardiaco e infarto de miocardio), diseñado para evaluar cómo se ven afectadas en estos pacientes las actividades diarias, las funciones físicas, emocionales y sociales.

Conclusiones de la valoración inicial:

  • Diagnóstico médico: SCACEST (Infarto agudo de miocardio ínfero-anterior con elevación de ST).
  • Situación clínica: presenta disnea ante pequeños esfuerzos, no edemas, no ortopnea. No complicaciones respiratorias derivadas de la cirugía. Clasificación funcional NHYA: clase III
  • Antecedentes familiares: no presenta
  • Hábito de ejercicio: caminar 30 minutos todos los días
  • Comorbilidad: Hernia discal cervical C5-C6 sin compresión radículo-medular, con cervicalgias esporádicas. Tendinopatía calcificante del manguito rotador de hombro derecho, actualmente dolor esporádico con algunos movimientos. No dolor nocturno.
  • Independiente para AVD y realiza las actividades del hogar.
  • Test de marcha 6 minutos: Sat O2 inicial 92 % – final 92%, frecuencia cardiaca inicial 80 – final 102 l/m, distancia 250 m, paradas 0, Börg 13-2-0
  • Locomotor:
    • Miembros superiores: BA global: libre con dolor a la abducción máxima y rotación interna activa de hombro derecho. BM global: hipertrofia leve. Bm 4+/5.
    • Miembros inferiores: BA global: libre con dolor a las rotaciones de cadera derecha. Resto indoloro. BM global: 4+/5
    • Marcha independiente, sin necesidad de ayudas.

 

PLAN DE INTERVENCIÓN

A continuación se proponen los siguientes objetivos terapéuticos:

  • Mejora de la calidad de vida de la paciente.
  • Reducir la repercusión psicológica de dicho evento, disminuyendo los episodios de estrés y ansiedad o depresión.
  • Aumentar la tolerancia al esfuerzo.
  • Disminuir el sedentarismo y fomentar estilos de vida activos.
  • Potenciar la musculatura a nivel de miembro inferior y de miembro superior.

 

Planificación del entrenamiento físico – Fase II:

En esta fase la paciente aprenderá las pautas de ejercicios, hábitos saludables y educación para la salud que deberán seguir una vez finalizado el programa. Tendrá una duración de entre dos meses. Realizará 3 sesiones a la semana supervisadas. Con una duración aproximada de 1h-1h30. Además también recibirá sesiones de actuación psicológica, de control de factores de riesgo, de educación para la salud y de consejos sexuales.

 

Entrenamiento físico supervisado:

La prescripción de ejercicio se determina siguiendo los conceptos de FITT (Frecuencia, Intensidad, Tiempo-duración y tipo de ejercicio)17,18:

  • La frecuencia de la realización de los ejercicios debe ser entre los 4 -7 días por semana. En el caso de que los pacientes se encuentren muy limitados se pueden prescribir múltiples sesiones al día de corta duración (10 minutos).
  • Intensidad: se puede prescribir ejercicio utilizando uno o varios métodos que cuantifican este parámetro:
      • Escala de esfuerzo percibido o Escala de Borg, se trabajará entorno a un 11 – 16 sobre 20.
      • Frecuencia cardiaca de reserva (FCR), los valores que se deben alcanzar son el 40-80% del FRC, también se puede utilizar el método de Karvonen para el cálculo y aplicación del VO2max, en el caso de que se disponga de una prueba de esfuerzo.
  • Tiempo: las actividades de calentamiento y vuelta a la calma tendrán una duración de 5 a 10 minutos, el bloque principal es el entrenamiento aeróbico que debe tener una duración entre los 20 a los 60 minutos por sesión, además de un trabajo complementario de fuerza con una duración en torno a los 20 minutos.
  • Tipo: las sesiones serán multicomponente donde se combinan principalmente ejercicios aeróbicos y de fuerza así como estiramientos.

A pesar de que el ejercicio sea seguro y eficaz en esta clase de pacientes, durante las sesiones se realizará un control de las siguientes variables para reducir el riesgo de episodios cardiacos17:

  • Vigilancia ECG a través de monitorización a distancia.
  • Tensión arterial (TA).
  • Peso corporal.
  • Saturación de oxígeno.
  • Frecuencia cardiaca.
  • Escala de Borg.
  • Síntomas y signos (disnea en reposo, palpitaciones, mareo, etc.).
  • Cumplimiento terapéutico de la medicación.

Cada sesión de entrenamiento consta de lo siguiente12,17,19:

  • Calentamiento: el objetivo de esta parte de la sesión es aumentar el flujo sanguíneo muscular, aumentar la temperatura de los tejidos, adecuar la FR, además ayuda a prevenir la aparición de isquemia, arritmias ventriculares y disfunciones transitorias del ventrículo izquierdo. Tendrá una duración aproximada de 5-10 minutos donde se realizarán ejercicios activos y dinámicos, aumentando progresivamente la intensidad.
  • Entrenamiento aeróbico sobre bicicleta ergometría o tapiz rodante:
    • Intensidad: el primer mes se alcanza el 75% de la FR máxima obtenida en la prueba de esfuerzo y el segundo mes alcanza el 85% FR máxima. También se utilizará la Escala de Borg de percepción subjetiva de esfuerzo siendo la más adecuada entre los 12-14 puntos.
    • Duración: La meta del programa de RC será alcanzar los 45-60 minutos de ejercicio aeróbico, para ello se comenzará con bloques de 5-10 minutos con una progresión gradual en la duración del ejercicio aeróbico de 1 a 5 minutos por sesión o con un incremento del tiempo de 10-20% por semana. Sin embargo, la progresión debe adaptarse a la tolerancia de la paciente. Se comenzará con un total de 20-30 minutos y se irá aumentando hasta los 45-50 minutos.
    • Frecuencia: 3 veces a la semana.
  • Ejercicios de fuerza: el entrenamiento de fuerza será esencial para reanudar las actividades de la vida diaria y el trabajo. Para ello se utilizaran diferentes tipos de equipamiento entre los que se encuentran las bandas elásticas, pesas y colchonetas. La carga inicial deberá permitir levantar el peso cómodamente unas 12-15 repeticiones (40% RM), posteriormente se irá progresando hasta alcanzar el 60-80% RM. Se trabajarán grandes grupos musculares entre 2 y 4 series, con un máximo de 10 ejercicios. Tendrá una frecuencia de 3 días/semana con al menos 48 horas de descanso.
  • Vuelta a la calma: tras finalizar el entrenamiento se realizará un periodo de vuelta a la calma. Este periodo tiene el propósito de realizar una recuperación activa lo que permitirá una recuperación gradual de la FC y la tensión arterial (TA). Se realizan ejercicios de baja intensidad así como estiramientos y tendrá una duración aproximada de 15 minutos.

Tras completar los dos meses de intervención, se volverá a evaluar todas las variables descritas anteriormente para valorar el impacto de dicha intervención. Posteriormente, la paciente comenzará con la Fase III del programa de RC, donde deberá realizar ejercicio de manera autónoma e independiente, siendo capaz de administrarse y dosificarse dichas sesiones.

 

DISCUSIÓN

Los programas de RC tienen como objetivo mejorar la calidad de vida y a reducir la morbimortalidad y posibles complicaciones de los pacientes. En la actualidad, se conocen los beneficios de estos programas frente a la atención habitual médica, mostrando una disminución del 30% en la mortalidad total y cardiaca20.

En los programas interviene un equipo multidisciplinar cuya finalidad es educar al paciente a controlar los factores de riesgo, mejorar su capacidad física, evitar las posibles alteraciones psicológicas-conductuales desencadenantes del episodio coronario, retomar las relaciones sociales, familiares y sexuales y facilitar la reincorporación laboral19. A pesar de ello, no se han encontrado diferencias entre el efecto de una rehabilitación integral, compuesto por ejercicio, dieta y seguimiento médico, frente a una rehabilitación únicamente compuesta de ejercicio, esto puede ser debido a que los efectos necesiten un seguimiento a largo plazo para dar resultados veraces20. De cualquier modo, las principales guías clínicas de RC avalan la combinación de un plan de intervención multidisciplinar12,17,20.

En relación a los protocolos establecidos de RC las directrices generales que se recomiendan son; la realización de ejercicio aeróbico con una duración aproximada de 150 minutos de ejercicio de intensidad moderada, adaptado a cada condición de cada paciente; realización de ejercicios de refuerzo, haciendo un inciso en población anciana que ayudará a la prevención de caídas y posibles estados de fragilidad; un mayor volumen y/o intensidad del ejercicio como el entrenamiento a intervalos y el entrenamiento de resistencia puede provocar efectos superiores reduciendo así los factores de riesgo de enfermedades cardiovasculares; la flexibilidad debe ser otro componente que se trabaje de modo complementario en el programas de RC12.

 

CONCLUSIONES

El infarto agudo de miocardio es una de las patologías cardiacas más frecuentes en la sociedad, desde hace décadas ha estado en el punto de mira debido a su alta prevalencia y letalidad. Además de la afectación física también suponen una gran afectación mental. Los programas de RC han demostrado ser una solución factible para dicha enfermedad mostrando unos resultado eficaces, que muestran mejoras no sólo a nivel físico, sino también a nivel mental.

Haciendo referencia a la rehabilitación cardíaca, y en particular al ejercicio, se ha podido demostrar un claro beneficio del ejercicio y la terapia para la salud relacionada con la calidad de vida. El ejercicio aeróbico es el tipo de ejercicio más eficaz para reducir la morbilidad y la mortalidad en las enfermedades coronarias. Por otro parte, es esencial el mantenimiento de la fuerza y la masa muscular en estos pacientes, por lo que deben integrar también ejercicios de fuerza.

Por tanto, la RC en pacientes que han sufrido un infarto agudo de miocardio debe ser la primera línea de tratamiento y debe integrarse por un equipo multidisciplinar que abarque todas las áreas de intervención necesarias para la recuperación global del paciente.

 

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