Relación de la proteína C reactiva y la resistencia a la insulina

10 julio 2023

 

Nº de DOI: 10.34896/RSI.2023.86.36.001

 

AUTORES

  1. Juan Sánchez Santamaría. Egresado de la Carrera de Laboratorio Clínico. Facultad Ciencias de la Salud. Universidad Técnica de Ambato.
  2. Álvaro Ron Mora. Docente de la Carrera de Laboratorio Clínico. Facultad Ciencias de la Salud. Universidad Técnica de Ambato.

 

RESUMEN

Los procesos inflamatorios sistémicos están relacionados con el metabolismo de la glucosa, cuya alteración conlleva la resistencia a la insulina (RI) a nivel del hígado, músculo esquelético y tejido adiposo. La RI se presenta como un estado de transición entre la normalidad y el desarrollo de diabetes mellitus tipo 2, obesidad, aterosclerosis, enfermedad cardiovascular. La proteína C reactiva ultrasensible (PCRus) ha mostrado tener relación con la disminución de la sensibilidad a la insulina, mediante vías inflamatorias e inmunitarias. Objetivo: Analizar la relación de la PCRus con las vías metabólicas de la resistencia a la insulina. Métodos y materiales: se realiza una revisión bibliográfica en bases datos indexadas de artículos en inglés y español actualizados. Se tomaron en cuenta metaanálisis, revisiones sistemáticas, estudios experimentales. Resultados y discusión: Se identificó el papel predictor de PCR ante enfermedades metabólicas y cardiovasculares en valores menores de 3mg/L mediante métodos de detección ultrasensibles. La relación de la PCRus y la resistencia a la insulina radica en la inflamación del tejido adiposo, la secreción de quimiocinas para atraer macrófagos, TNF-α e IL-6 como inductores de la secreción de PCR por sus funciones inflamatorias e inmunitarias. No se conoce si la respuesta inflamatoria es causa o consecuencia de las alteraciones en la señalización de la insulina. Conclusiones: La PCRus es un marcador con gran potencial predictor del estado de sensibilidad a la insulina y el desarrollo de enfermedades metabólicas.

PALABRAS CLAVE

Proteína C reactiva, métodos ultrasensibles, resistencia a la insulina, inflamación sistémica.

ABSTRACT

Systemic inflammatory processes are related to glucose metabolism, the effects of which lead to insulin resistance (IR) at the level of the liver, skeletal muscle, and adipose tissue. IR presents as a transition state between normality and the development of type 2 diabetes mellitus, obesity, atherosclerosis, cardiovascular disease. Ultrasensitive C-reactive protein (hsCRP) has been shown to be related to decreased insulin sensitivity, through inflammatory and immune pathways. Objective: To analyze the relationship of hsCRP with the metabolic pathways of insulin resistance. Methods and materials: a bibliographic review was carried out in indexed databases of updated articles in English and Spanish. Meta-analysis, systematic reviews, and experimental studies were considered. Results and discussion: The predictive role of CRP in metabolic and cardiovascular diseases was identified in values lower than 3 mg/L using ultrasensitive detection methods. The relationship between hsCRP and insulin resistance lies in inflammation of adipose tissue, the secretion of chemokines to attract macrophages, TNF-α and IL-6 as inducers of CRP secretion due to their inflammatory and immune functions. It is not known if the inflammatory response is a cause or a consequence of the alterations in the insulin signal. Conclusions: The hsCRP is a marker with great potential for predicting the state of insulin sensitivity and the development of metabolic diseases.

KEY WORDS

C-reactive protein, ultrasensitive methods, insulin resistance, systemic preparation.

INTRODUCCIÓN

La proteína C reactiva (PCR) es un marcador de fase aguda que se disocia irreversiblemente en 5 monómeros en sitios de inflamación e infección, por lo que puede aumentar su número hasta 1000 veces su valor normal en sangre1. Es altamente sensible, pero poco específico, su función inflamatoria o antiinflamatoria e inmunitaria depende de los polimorfismos genéticos, las formas conformacionales y el contexto de su expresión1,2.

La PCR tiene dos formas conformacionales: la pentamérica nativa (pPCR) y la monómera o modificada (mPCR), las cuales determinan su unión a los receptores y su función. Se consideraba un marcador de inflamación, pero los avances científicos empiezan a denominarlo como un modulador de la inmunidad innata que interactúa con efectores de la inmunidad celular y humoral2,3. Este hecho se evidencia en los anticuerpos contra mPCR en pacientes con lupus eritematoso sistémico, lo que conlleva valores bajos de esta proteína en plasma y una mayor respuesta autoinmune2.

La identificación de las formas poliméricas del PCR ha permitido delimitar los puntos de acción de esta proteína. La mPCR tiene una acción proinflamatoria a nivel de las células endoteliales y progenitoras, leucocitos y plaquetas. Por otro lado, pPCR es un precursor que, bajo ciertas condiciones, se disocia en mPCR, al unirse a lisofosfatidilcolina o membranas alteradas, especialmente, en ausencia de Ca+2. Este es un paso previo a la unión de mPCR a la membrana de plaquetas activadas y células monocíticas apoptóticas. La misma disociación fue identificada en placas de beta amiloide y en micropartículas de la sangre de pacientes con infarto del miocardio 2. Estos hallazgos exponen la intervención de la PCR en los procesos inflamatorios involucrados en el desarrollo de diabetes mellitus tipo 2, hiperlipidemia e hiperglicemia, donde, la resistencia a la insulina (RI) y la obesidad juegan un papel primordial4.

Los procesos que explican la relación entre la inflamación y su efecto negativo en la sensibilización de los receptores de insulina son múltiples y se presentan como un factor común de las patologías metabólicas. El desequilibrio entre la ingesta y el gasto energético condiciona la hipertrofia de los adipocitos, este exceso de energía almacenada encabeza una de las principales cascadas inflamatorias y la secreción de adipocinas inflamatorias que se han relacionado con la RI5,6.

Múltiples estudios muestran la relación causal de la inflamación en la RI, no obstante, no se han protocolizado marcadores que lo evidencien. Por lo cual, este estudio se propone analizar la expresión de PCR por métodos ultrasensibles y su relación con los procesos inflamatorios de origen metabólico con el fin de sustentar su uso futuro como predictor de la RI.

OBJETIVO

Analizar la relación de la PCRus con las vías metabólicas de la resistencia a la insulina.

METODOLOGÍA

Se realizará una revisión bibliográfica con artículos disponibles en la base de datos de Pubmed, Google Scholar, Clinical Key, Scopus. Se tomarán en cuenta los artículos relacionados con la proteína C reactiva ultrasensible como marcador de inflamación y su intervención en la resistencia tisular a la insulina. Se incluirán artículos indexados en bases de datos en español e inglés.

RESULTADOS – DISCUSIÓN

Métodos para la determinación de la proteína C reactiva de ultrasensible.

Entre los marcadores inflamatorios, la proteína C reactiva muestra grandes beneficios por su larga vida media, su independencia de la edad y sexo, larga estabilidad y la variedad de métodos para su detección. Los métodos de cuantificación comunes identifican valores >3 mg/L útiles para valorar procesos infecciosos e inflamatorios. Sin embargo, varios estudios identificaron un papel predictor de PCR ante enfermedades cardiovasculares en valores menores de 3 mg/L, por lo cual se identificaron métodos con alta sensibilidad metrológica, detectabilidad y reproducibilidad que cuantifican esta proteína desde 0,5 a 3 mg/L7.

Existen varios métodos de detección ultrasensibles los cuales se muestran en la sección de anexos en la tabla 1.

NanoPITA es un método basado en el aumento del tamaño de nanopartículas en tiempo real que conduce a cambios en el valor de densidad que será leído a una longitud de onda específica en un lector de microplacas. Es un ensayo de inmunoturbidimetría nanoplasmónica ultrasensible para la cuantificación de PCR de alta fidelidad que se obtiene en 10 minutos y con un límite de detección de 0,54 ng/L lo que representa una mejora en 1000 veces a las mediciones actuales. Es un método innovador y atractivo para la detección biológica de biomarcadores específicos y se mantiene en estudios de validación8.

Loekha et al, 2005 evaluaron dos métodos para determinación de PCR: Tini Quant CRP versus BNII en 4118 muestras de sangre. El límite de detección de BNII fue de 1,23 mg/L y para Tiny Quant fue de 1,5 mg/L. La concordancia de resultados fue del 87,4%; el 12,4% variaron en la clasificación para el grupo de alto riesgo cardiovascular y el 0,2% se clasificó de manera discordante en el grupo de menor riesgo. La diferencia media entre los dos métodos no fue significativa por lo que los autores avalan el uso de estos métodos para estudios de grandes poblaciones tomando en cuenta la estandarización mejorada para evitar la discrepancia en la estratificación del riesgo coronario9.

En otro estudio realizado por Barceló et al., 2005 al comparar los métodos BNII, IMAGE y Olympus, donde, dos de los tres métodos alcanzaron el límite de detección de 0,2 mg/L, no obstante, BNII fue el único en mostrar las especificaciones de calidad para esta concentración. La sensibilidad de IMMAGE y Olympus correspondió a 0,908 mg/L y 3,151 mg/L, respectivamente, estos métodos presentan un error constante y proporcional. A diferencia de BNII que usa anticuerpos monoclonales, IMMAGE y Olympus usan anticuerpos policlonales, varios autores atribuyen a esta características la diferencia de rendimiento7.

En un estudio llevado a cabo por Rothkrantz et al., 2002 realizó una comparación de los métodos para la determinación de la PCR ultrasensible en 531 muestras de sangre. En relación a las concentraciones de hasta 100 mg/L, los resultados de todas las técnicas (IMMAGE, BNA y Synchron LX 20) presentaron concordancia. Tomando en cuenta el rango de concentración de 0,2 – 10 mg/L, los valores arrojados por el método IMMAGE y BNA mostraron una excelente concordancia entre resultados. Al contrario, a partir de 100 mg/L se encontraron deficiencias en correlación de los valores de las 3 técnicas10.

Rifai et al., 1999 compararon un test latex BNII con la determinación de PCR por ELISA y concluyeron que el método comercial de BNII es tan eficaz como el método ELISA previamente validado. BNII brinda la sensibilidad y confiabilidad necesarias para usarlo como método de determinación de PCR en poblaciones sintomáticas y asintomáticas y dilucidar la relación de la inflamación con la aterogénesis11.

Proteína C reactiva ultrasensible y la RI.

Los procesos inflamatorios sistémicos están relacionados con el metabolismo de la glucosa como muestran varios estudios experimentales y epidemiológicos. La PCR es un marcador de inflamación sistémica con funciones inespecíficas en la práctica clínica. Sin embargo, gracias a ensayos de laboratorio innovadores, es posible determinar valores de PCR menores de 3 mg/L dando paso a nuevas líneas de investigación, tales como su relación con la resistencia en la insulina en pacientes diabéticos y no diabéticos12.

Anán et al., 2004, en un estudio con 17 pacientes diabéticos tipo 2, sin tratamiento con insulina y PCR ultrasensible alta, evaluó la función autonómica cardiovascular y la concentración de insulina plasmática en ayunas, mostrándose elevada en el grupo con valores más elevados de PCR ultrasensible. Además, los autores presentan un análisis de regresión múltiple, el cual predijo la concentración de la PCRus mediante la concentración de insulina plasmática en ayunas y la captación miocárdica de 123I-MIBG en fase tardía, considerando a estos dos marcadores como predictores independientes de PCRus y reforzando la relación de PCRus con la RI13.

Uemura et al., 2017, en un estudio transversal analizaron los datos de 1074 pacientes entre 35 a 79 años de edad en los que se evaluó la PCRus, el grado de la RI (HOMA-IR) y la funcionalidad de las células beta del páncreas (HOMA-β). Los resultados evidenciaron la relación de PCRus dependiente de la dosis de HOMA-IR, no así con HOMA-β. De igual manera, se relacionaron estos parámetros con el IMC elevado y la obesidad14.

Kim et al., en un estudio realizado desde 2016 al 2018 que incluyó 12413 participantes, demostró que PCRus como marcador de inflamación sistémica muestra una asociación positiva con la RI. Este último parámetro fue medido por método de pinzamiento hiperinsulinémico euglucémico, una prueba costosa e invasiva pero considerada el estándar de oro para la RI. Los autores mencionan que el tejido adiposo hepático y central induce la secreción de citocinas proinflamatorias, como el factor de necrosis tumoral alfa (TNF-α) y la IL-6, que a su vez, estimulan la producción de la PCR. Por otro lado, se menciona que IL-6 y TNF- α alteran la sensibilidad de los receptores a insulina a nivel hepático, por tanto, podrían ser los responsables del aumento de la PCRus y la RI. Otros mecanismos mencionados incluyen la disminución en la síntesis de óxido nítrico y la disfunción endotelial12.

Yan et al., 2019, estudiaron los valores de PCRus y la RI mediante HOMA-IR en la cohorte longitudinal del Bogalusa Heart Study conformada por 509 adultos no diabéticos con una edad media de 42,8 años de edad, con un seguimiento de 6,1 años para identificar la incidencia de diabetes mellitus tipo 2. Los resultados de este estudio mostraron que los valores elevados de PCRus están relacionados con la RI a futuro en adultos no diabéticos y que tiene un valor predictivo en el desarrollo de Diabetes Mellitus Tipo 215.

Importancia clínica de la relación de la proteína C reactiva y la RI.

La RI es definida como la ausencia de respuesta a la acción de la insulina en los tejidos. Esta condición precede a la hiperglucemia patológica y se mantiene siempre y cuando las células beta del páncreas sean capaces de incrementar la secreción de insulina hasta niveles que superen la resistencia y medien la entrada y almacenamiento de la glucosa en los tejidos16.

El fallo de los mecanismos compensatorios da paso al establecimiento de un estado hiperglucémico que actúa como gatillante de patologías como diabetes mellitus tipo 2 (DMT2), síndrome metabólico, aterosclerosis, enfermedad del hígado graso no alcohólico y sus respectivas consecuencias en el resto de sistemas 6,16.

La importancia del estudio de la fisiopatología de la RI recae en sus numerosas consecuencias, entre ellas, la aterosclerosis como sinónimo de enfermedad cardiovascular incluida la cardiopatía isquémica que constituye la principal causa de defunciones a nivel mundial con el 16% 17. Además, esta patología representa una tasa de años de vida ajustados por discapacidad (AVAD) de 1974,9 por cada 100000 habitantes, encabezando este marcador durante el 2019 en la región de las Américas18.

De igual manera, tomando en consideración que la RI es una etapa de transición entre la normalidad y la diabetes mellitus tipo 2, el estudio de biomarcadores del estado actual de la sensibilidad a la insulina y como predictores de diabetes, ayudaría a disminuir la mortalidad mundial estimada en 2 millones de defunciones en el 2019 19; la tasa de años vividos con discapacidad por ceguera, infarto de miocardio, accidente cerebrovascular y amputación de los miembros inferiores estimada en 711,8 por cada 100000 habitantes, periodo 2000 – 2019 18; y la probabilidad de fallecer antes de los 70 años de edad correspondiente al 44% de las defunciones por diabetes mellitus tipo 2 durante el 201920.

La RI ha sido explicada desde los factores involucrados en las vías metabólicas concernientes. Las funciones fisiológicas de la insulina se centran en la regulación del metabolismo de la glucosa, inhibición del almacenamiento de ácidos grasos y la lipólisis, facilitando la entrada de glucosa a la célula y su almacenamiento como glucógeno. Por lo cual, los mecanismos de la RI incluyen sus sitios de acción, entre ellos, hígado, tejido adiposo y músculo esquelético16.

El músculo esquelético es el principal consumidor de glucosa, los cambios en cuanto a resistencia son más evidentes a este nivel y conllevan la disminución de los receptores GLUT4 e IRK. Sin embargo, varios estudios sugieren que el origen de la resistencia reposa en las vías de señalización de la insulina donde interviene la proteína quinasa activada por AMP y en las actividades de IRTK, IRS1, PI3K y AKT, antes que su transporte16.

A nivel del hígado y el tejido adiposo, la insulina es incapaz de estimular el almacenamiento de glucosa e inhibir su producción, la RI evita el control de estos mecanismos y aumenta rápidamente la glucosa en sangre. A su vez, estos defectos inhiben la lipólisis y potencian la lipogénesis que resulta en hiperlipidemia y esteatosis hepática. Esto explicaría la correlación inversa, es decir, mientras menor sea la sensibilidad a la insulina, mayor será la concentración de ácidos grasos en sangre, que precede a la acumulación ectópica de ácidos grasos en tejidos periféricos, incluidos, hígado y músculo16.

Los defectos descritos en las vías metabólicas están conectados con la inflamación sistémica crónica por mecanismos que continúan en estudio. Las citoquinas inflamatorias juegan un papel fundamental en esta interacción, la alteración del metabolismo de los lípidos y el incremento en masa y volumen de las células adiposas inducen la secreción de la proteína 1 quimioatrayente de monocitos (MCP-1) que recluta a macrófagos tipo 1 inflamatorios, desencadenantes de la inflamación a través del TNF-α1,16,21. Esta relación ha sido confirmada mediante ensayos que muestran el incremento de TNF-α mediado por IL-6 en animales con resistencia a la insulina; por otro lado, la inhibición del receptor de MCP-1, disminuye el reclutamiento de macrófagos e incrementa la sensibilidad a la insulina16,21.

Lee et al., 2022 menciona que la inflamación no es un factor causal primario de la RI, por tanto, no debería considerarse como diana principal 16. Sin embargo, los autores afirman que su presencia incrementa la RI, idea que concuerda con Wu y Ballantyne, 2020, quienes aseguran que la inflamación y la resistencia a la insulina se exacerban entre sí, en un entorno inflamatorio local y sistémico desencadenado por el exceso de tejido adiposo. Además, señalan a los macrófagos del tejido adiposo como predecesores de la RI, así como, las células T CD8 efectoras y CD4 Th1, la ausencia de estas células aumenta la sensibilidad a la insulina y viceversa. Esto ha sido demostrado en ensayos experimentales en ratones donde la PCR altera indirectamente la sensibilidad a la insulina a través de la respuesta inmunitaria22,23.

Tomando en cuenta el desarrollo clínico silente de la RI se prevé necesaria la investigación de biomarcadores que anuncien esta inclinación patológica en el metabolismo de los carbohidratos 24. Fang et al., 2014 expusieron los péptidos y proteínas que se alteran durante la ingesta de glucosa, entre los cuales mencionan a la proteína C reactiva 24. El punto de unión entre la RI y la PCR no es claro, se considera que las funciones inflamatorias e inmunitarias de esta proteína intervienen e interactúan con la inflamación sistémica crónica de la RI en la que intervienen componentes de la inmunidad.

Stanivirovic et al., 2022 presenta los estudios disponibles en animales donde se evidencia la elevación de la PCR durante la diabetes mellitus tipo 2. Las citoquinas IL-6 e IL-1, como mediadores monocíticos, inducen la secreción de la PCR que condiciona un estado inflamatorio sistémico de bajo grado, el cual contribuye al desarrollo de diabetes mellitus tipo 2. La PCR, IL-6 y TNF-α son citocinas inflamatorias secretadas como respuesta a la hiperglucemia crónica que se relacionan con las complicaciones a largo plazo (neuropatía, retinopatía, nefropatía)23.

Los cambios inflamatorios reflejados con la PCR han sido estudiados mediante los bloqueadores del receptor de IL-1 que reducen los niveles de IL-6 y, por tanto, de PCR, de igual manera, los antagonistas de TNF-α reducen los niveles de este reactante de fase aguda23.

La relación entre la inflamación, la resistencia a la insulina y posterior DMT2 es evidente y detectable mediante biomarcadores, entre ellos, la PCR permite evidenciar los cambios en el grado de inflamación, mientras mayores sean los valores de PCR, mayor será la resistencia a la insulina. Tomando en cuenta el potencial uso de la PCR como biomarcador, se cree importante valorar los patrones de elevación de su versión ultrasensible (PCR ultrasensible) en pacientes no diabéticos, esto permitirá ampliar el conocimiento de su valor predictor en la resistencia silente a la insulina y, por ende, reducir las cifras de mortalidad temprana y discapacidad por sus patologías consecuentes, DMT2 y enfermedad cardiovascular24.

Proteína C reactiva ultrasensible como predictor de la lesión endotelial en la RI:

La obesidad es una enfermedad crónica y multifactorial que muestra una relación causal con las enfermedades cardiovasculares. La acumulación excesiva de tejido adiposo es el principal componente de esta patología y está mediado parcialmente por la resistencia a la insulina y la inflamación de bajo grado. La resistencia a la insulina inicia en el hígado, como órgano metabólico, es incapaz de detener la producción de glucosa25,26.

Gómez Hernández et al., 2021, en un estudio experimental con ratas, bloquearon los receptores de insulina específicos del hígado y descubrieron que la resistencia a la insulina se extendió a los tejidos vasculares y se acompañó con daño vascular y la reducción en la señalización intracelular de la vía fosfatidilinositol 3-quinasa (PI3K) /AKT para la insulina. Por consiguiente, los autores plantean la posible relación causal de la resistencia a la insulina y la disfunción endotelial25.

La alteración de la vía de señalización PI3K para la insulina a nivel del endotelio vascular ha mostrado modificar la vasodilatación inducida por óxido nítrico y la vasoconstricción 25,27. Tomando en cuenta este hallazgo, Ormazabal et al., 2018 describen que la insulina activa la sintasa endotelial de óxido nítrico (seON) mediante la vía PI3K/AKT induciendo la vasodilatación para incrementar el flujo sanguíneo y, por ende, las acciones metabólicas de la insulina28.

La vía PI3K/AKT de la señalización de la insulina se ve alterada al ser expuesta a glucotoxicidad, lipotoxicidad o inflamación, lo cual, conduce a una dinámica alterada entre la vasodilatación por óxido nítrico y la vasoconstricción inducida por proteína quinasa activada por mitógeno (MAPK)/vasoconstrictor endotelina-1 (ET-1). MAPK/ET-1 es una vía opuesta a la señalización de la insulina, cuya actividad crea una rivalidad entre ON y ET-1 que conduce a la disfunción endotelial y diabetes mellitus tipo 229.

En este punto, se toma en consideración que las vías metabólicas y la respuesta inmunitaria están altamente integradas, la activación de cada una está en función de la otra, como parte de un mecanismo de homeostasis central. La alteración de la complejidad de esta red de interacciones metabólicas e inmunitarias conduce al desarrollo de enfermedades metabólicas30,31. Ante lo cual, como menciona Muniyappa et al., 2020, la inflamación es un mecanismo subyacente a la RI y a la disfunción endotelial, cuyo principal implicado parece ser TNF-α 28,32.

No está claro si TNF-α es un inductor directo de la RI32 o una consecuencia de las alteraciones de la señalización de la insulina. Sin embargo, su intervención es indiscutible, por lo que, un marcador de la interacción inflamatoria a este nivel sería un gran predictor o evaluador del estado actual de la disfunción vascular y la resistencia a la insulina.

Indulekh et al., 2011, valoró el TNF-α y la PCR ultrasensible en 334 pacientes con resistencia a la insulina. Los hallazgos muestran un incremento lineal y progresivo entre la RI y los marcadores inflamatorios mencionados. PCR ultrasensible y TNF-α presentaron una correlación positiva con la RI. La reacción inflamatoria encabezada por TNF-α en el endotelio vascular por la resistencia a la insulina, estimula la liberación de la PCR ultrasensible como reactante de fase aguda 33. Posteriormente, se desencadenan casadas metabólicas e inflamatorias que aún son ignoradas, no obstante, la importancia de la PCR ultrasensible en la fisiopatología de la disfunción vascular como parte de la resistencia a la insulina, es indiscutible, por lo que los estudios actuales se centran en esta línea de investigación para identificar predictores o dianas terapéuticas.

CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES

Los métodos para la determinación de PCRus permiten detectar valores de 0,5 a 3 mg/L cuya importancia radica en las nuevas investigaciones que relacionan la inflamación sistémica con el desarrollo de enfermedades metabólicas.

La evidencia actual ha mostrado la relación entre la PCR como marcador de inflamación en las primeras fases de la resistencia a la insulina, mecanismo que precede al desarrollo de diabetes mellitus tipo 2, aterosclerosis, enfermedad cardiovascular, síndrome metabólico. Se prevé la utilidad de la PCRus en la valoración de la sensibilidad de los tejidos a la insulina y como futura diana terapeutica.

El TNF-α aparenta ser el punto común de la activación inflamatoria e inmunitaria relacionada con las enfermedades metabólicas y desencadenante de procesos patológicos en el endotelio vascular. Se desconoce si la inflamación es causa o consecuencia de la falla en los mecanismos de señalización de la insulina, no obstante, la interacción de las vías metabólicas e inmunitarias son evidentes y podrían ser valoradas con la PCRus, para lo cual, se requieren estudios poblacionales extensos.

Además, se considera importante valorar la relación costo beneficio de los métodos de determinación de PCRus y su impacto en la predicción de enfermedades cardiovasculares y metabólicas.

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ANEXOS

Tabla 1 Métodos de detección para PCR ultrasensible:

Nombre Método Medición Límite de detección Rango de detección Bibliografía
IMMAGE 800 Inmunoturbidimetría Inmunoensayo de partículas en el infrarrojo cercano con diodo láser a 940 nm 0,20 mg/L 0,20–1440 mg/L 7,10
Tina Quant CRP Inmunoturbidimetría CRP humana se aglutina con partículas de látex recubiertas de anticuerpos monoclonales anti-CRP. El precipitado se determina turbidimétricamente a 570 nm. 0,3 mg/L 0,3-350 mg/L 9
IMMULITE Inmunométrico enzimático Quimioluminiscencia 0,10 mg/L 0,10-500 mg/L 10
BNA II(Behring Diagnostic) Inmunonefelometría Inmunonefelometría 0,18 mg/L 0,18-1150 mg/L 7,10,11
Beckman Synchron LX20 CRP Inmunoturbidimetría Inmunoensayo de partículas en el infrarrojo cercano con diodo láser a 940 nm 0,5 mg/L 0,5-488 mg/L 34
Beckman Synchron LX20 CRP PRO 0,2 mg/L 0,2-380 mg/L 34
ELISA Anticuerpos anti-PCR policlonales (Calbiochem-Novabiochem) Quimioluminiscencia 0,12 mg/L 0.12-25.7 mg/L 11
OLYMPUS AU2700 Inmunoturbidimetría Inmunoensayo de partículas en el infrarrojo cercano con diodo láser 0,240 mg/L 0,240-20 mg/L 7
NanoPITA(ultrasensitive nanoplasmonic immunoturbidimetry assay) Inmunoturbidimetría nanoplasmónica Espectrometría de luminiscencia 0,54 ng/ml 0,54 – 500 ng/ml 8

Elaborado por: Juan Diego Sánchez.

 

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