AUTORES
- Sara Caballero López. (Hospital Royo Villanova). Servicio Aragonés de Salud.
- Diego Antón Peláez. (Hospital Royo Villanova). Servicio Aragonés de Salud.
- Irene Catalán Pedraz. (Centro de Salud La Jota). Servicio Aragonés de Salud.
- Víctor Gracia Alonso. (Centro de Salud Muniesa). Servicio Aragonés de Salud.
- Pablo Abinzano Baraza. (Centro de Salud Épila). Servicio Aragonés de Salud.
- María Sisas Navarro. (Hospital Universitario Miguel Servet). Servicio Aragonés de Salud.
RESUMEN
Se conoce como ictus a cualquier trastorno repentino o brusco que afecte al flujo sanguíneo cerebral, generando una alteración de determinadas funciones cerebrales ya sea de forma transitoria o permanente. Puede tener varias formas de presentación, siendo la más frecuente la causa isquémica, suponiendo la hemorrágica tan solo un 15% de los casos.
Existen diversos signos que pueden indicar que una persona está sufriendo un ictus, por lo que al ser una patología de tiempo dependiente es de vital importancia que la población general conozca estas alarmas para comenzar cuanto antes un tratamiento médico adecuado. Algunos de estos signos son: disartria, hemiparesia de un lado del cuerpo, parestesias, cefaleas intensas o alteraciones súbitas en la visión de un ojo.
Esta patología puede prevenirse mediante el control de los principales factores de riesgo, siendo el más importante de ellos la hipertensión arterial, seguido del tabaquismo, la dislipemia, la diabetes mellitus y la obesidad.
Es por ello que cabe destacar la importancia del papel de enfermería dirigido tanto a la prevención como especialmente a los cuidados dirigidos a pacientes que han sufrido un ictus, suponiendo una parte clave del control de las principales constantes vitales o complicaciones potenciales que estos pacientes pueden presentar.
PALABRAS CLAVE
Ictus, accidente cerebral, cuidados de enfermería.
ABSTRACT
Stroke is known as any sudden or abrupt disorder affecting cerebral blood flow, generating an alteration of certain brain functions either temporarily or permanently. It can have several forms of presentation, the most frequent being ischemic, with haemorrhagic stroke accounting for only 15% of cases.
There are several signs that may indicate that a person is suffering a stroke, so as it is a time-dependent pathology it is of vital importance that the general population is aware of these alarms to begin appropriate medical treatment as soon as possible. Some of these signs are dysarthria, hemiparesis on one side of the body, paraesthesia, intense headaches, or sudden changes in the vision of one eye.
This pathology can be prevented by controlling the main risk factors, the most important of which is arterial hypertension, followed by smoking, dyslipidemia, diabetes mellitus and obesity.
This is why it is important to emphasize the importance of the role of nursing in prevention and especially in the care of patients who have suffered a stroke, which is a key part of the control of the main vital signs or potential complications that these patients may present.
KEY WORDS
Stroke, cerebral accident, nursing care.
INTRODUCCIÓN
Se denomina ictus a cualquier trastorno repentino o brusco que afecte al flujo sanguíneo cerebral, generando una alteración de determinadas funciones cerebrales ya sea de forma transitoria o permanente1.
Se diferencian dos tipos genéricos de ictus nombrados a raíz de la causa que los genera: ictus isquémicos e ictus hemorrágicos1.
Los ictus isquémicos suponen hasta el 85% del total de los accidentes cerebrales; se deben a una interrupción de la circulación sanguínea en una parte del cerebro1.
Los ictus hemorrágicos suponen un 15% y están causados por una hemorragia generada por la rotura de un vaso sanguíneo cerebral, ya sea una arteria o una vena1.
Debido a la alta prevalencia de casos y al alto impacto que supone en la vida de los pacientes por las secuelas que puede producir y por ello, por la alta tasa de discapacidad, es de vital importancia la identificación rápida de los síntomas para poder comenzar cuanto antes con la atención sanitaria.
Los síntomas más comunes del ictus son algunos de los siguientes2:
- Disartria (dificultad para articular las palabras).
- Hemiparesia o hemiplejía (pérdida de la fuerza o parálisis total de brazos, piernas o cara, generalmente del mismo lado).
- Parestesia (hormigueo o pérdida de sensibilidad).
- Alteración o pérdida brusca de visión en un ojo.
- Cefalea intensa.
Se considera que el ictus es una de las mayores causas de mortalidad en España, situándose como la segunda causa que más muertes genera en adultos en nuestro país. Por ello, uno de los principales objetivos es la prevención de esta patología mediante el control de los factores de riesgo.
Entre ellos, destacan los siguientes:
- Edad y sexo: A partir de los 55 años, cada 10 años se duplica el riesgo de sufrir un ictus, siendo los hombres hasta un 30% más propensos que las mujeres.
- Obesidad.
- Hipertensión arterial: se considera el factor de riesgo más importante, encontrando que hasta un 70% de los pacientes que han tenido un accidente cerebral tenían hipertensión, siendo el control de la tensión un factor protector para esta patología.
- Diabetes: Aumenta el riesgo especialmente en ancianos. Además, en pacientes que ya han sufrido un ictus, la presencia de cifras elevadas de glucemia aumenta la morbilidad y la mortalidad.
- Consumo de tabaco: Aumenta el riesgo tanto de ictus hemorrágicos como isquémico, especialmente en mujeres con un consumo elevado de cigarrillos al día. Puede suponer hasta un riesgo tres veces mayor que en no fumadores.
- Sedentarismo.
- Anticonceptivos orales: El riesgo aumenta especialmente en mujeres con otros factores asociados como el tabaquismo, la hipertensión, la obesidad o la diabetes.
- Dislipemia.
- Cardiopatías: Especialmente la presencia de fibrilación auricular.
OBJETIVOS
-Analizar la diferente incidencia de ictus entre hombres y mujeres.
-Determinar los principales factores de riesgo asociados al accidente cerebral agudo.
-Revisar el tipo de ictus más frecuente.
-Describir los principales cuidados de enfermería a pacientes que han sufrido un ictus.
METODOLOGÍA
El diseño del estudio actual se corresponde con una revisión bibliográfica sobre la principal literatura médica publicada relativa al ictus y a los cuidados de enfermería relativos a este.
Para su desarrollo se ha realizado una búsqueda en diversas bases de datos, páginas webs y revistas, seleccionando aquellos artículos relevantes tanto en inglés como en español que disponían de texto completo disponible.
Los términos Mesh son las palabras claves mencionadas anteriormente.
RESULTADOS
Tras la realización de la revisión bibliográfica sobre la literatura médica relevante al ictus y a los cuidados de enfermería en el mismo, se han obtenido los siguientes resultados:
-Los hombres son más propensos a sufrir un ictus que las mujeres.
-El principal factor de riesgo asociado al accidente cerebral es la hipertensión arterial, seguida del tabaquismo, la dislipemia y la diabetes, entre otros.
-Los ictus isquémicos se presentan en mayor proporción que aquellos hemorrágicos.
-Los cuidados de enfermería destinados a pacientes que han sufrido un ictus son amplios y variados, encontrando de especial interés la monitorización y el control estrecho de constantes como la temperatura, la tensión arterial y la glucemia con el objetivo de favorecer y potenciar la mejor evolución posible para los pacientes tras el accidente cerebral. Además, enfermería también se encarga del control de la aparición de complicaciones como puede ser la disfagia.
DISCUSIÓN
Distribución por género:
Los hombres son hasta un 30% más propensos a sufrir un ictus que las mujeres. En el estudio realizado por F.J. González-Gómez et al., 2014, de los 110 pacientes incluidos se encontró una mayoría del 60,9% de pacientes varones3.
De igual modo, en el estudio Interchoke realizado por Bonilla et al., entre 2009 y 2013, hubo una ligera mayoría de pacientes masculinos, siendo hombres el 50,4% de los 220 participantes4.
Sin embargo, el estudio Iberictus llevado a cabo por J. Diaz-Guzman et al, 2005, tuvo un 54% de participantes mujeres del total de 128 pacientes5.
Factores de riesgo:
El estudio fue llevado a cabo durante el año 2014 en la Unidad de Ictus del Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid por F.J. González-Gómez et al., (4) en el que se incluyeron a 110 pacientes, en su mayoría varones, encontraron que el principal factor de riesgo asociado al accidente cerebral era el tabaquismo (hasta un 56,4%), seguido por la hipertensión (50%), la dislipemia (42%) y la obesidad (33%). Tan solo el 12% de los participantes de este estudio tenían una cardiopatía, además, más del 60% de ellas fueron descubiertas durante el ingreso3.
En dicho estudio, además, resaltaron que más del 55% de los pacientes presentaron algún tipo de estrés previo al ictus.
Bonilla et al., señalan en su estudio que el principal factor de riesgo fue la hipertensión, presente en el 78% de los casos. El segundo factor de riesgo con más incidencia en los participantes de este estudio fue el tabaquismo (32%), seguido de la diabetes mellitus (24%), la dislipemia y la enfermedad coronaria4.
En el estudio Iberictus, realizado por el Grupo de Estudio de Enfermedades Cerebrovasculares de la Sociedad Española de Neurología, hallaron que la principal causa de los ictus hemorrágicos registrados entre sus 128 pacientes fue la hipertensión arterial (seis pacientes), seguido de una hemorragia por anticoagulantes y una malformación vascular5.
Si bien varios de los estudios han sido realizados hace más de 10 años, sus resultados han sido relevantes para la actual revisión bibliográfica por lo que han sido consultados.
Tipo de ictus:
Según F.J. González-Gómez et al., de los 110 pacientes incluidos en su estudio, los ictus con más incidencia fueron los isquémicos llegando a ser el 83,6% del total. Dentro de estos, más de un 30% fueron criptogénicos, el 23% lacunares, siendo el menor porcentaje un 14% correspondiente a los cardioembólicos3.
Por otro lado, solo el 12,7% del total de participantes se corresponden con ictus hemorrágicos, siendo el grupo mayoritario aquellos causados por hemorragias hipertensivas.
De igual manera, en el estudio Iberictus tan solo 15 de los 128 pacientes presentaron un ictus de tipo hemorrágico, siendo seis de ellos causados por una hemorragia cerebral a causa de la hipertensión arterial5.
Los 113 pacientes restantes sufrieron ictus de tipo isquémico, siendo las etiologías más comunes la aterotrombótica (29%) y la cardioembólica (29%) seguidas de los infartos cerebrales de diversas causas.
Cuidados de enfermería en el paciente que ha sufrido un ictus:
El estudio QASC (Quality in Acute Stroke Care) es uno de los principales estudios respecto a los cuidados de enfermería dirigidos a los pacientes que han sufrido un ictus. Durante noventa días monitorizaron el control de la fiebre, la glucemia y las posibles alteraciones en la deglución de 1804 pacientes6.
Crearon los protocolos FeSS (Fever, Sugar, Swallowing), resaltando la importancia de los cuidados de enfermería centrados en estos tres aspectos, pudiendo concluir en su estudio que un correcto control y seguimiento de dichas constantes podría reducir la mortalidad y la dependencia tras un ictus en hasta un 16%, teniendo efectos a largo plazo6.
Las 24h posteriores a la aparición del ictus son especialmente importantes ya que la aparición de fiebre o de temperatura superior a 37’5ºC puede duplicar las probabilidades de muerte en un corto plazo. Por ello, es importante el control estrecho de temperatura en estos pacientes, así como su tratamiento precoz con antitérmicos y la identificación de la posible causa.
Por otra parte, es de vital importancia el control de la glucemia en todos los pacientes que han sufrido un ictus, independientemente de si son o no diabéticos, especialmente durante las primeras 24h ya que la hiperglucemia mantenida durante este periodo puede asociarse a un peor pronóstico.
En un estudio realizado por el Grupo de Enfermedades Cerebrovasculares llamado GLIAS (Glycemia in Acute Stroke) se estableció que valores glucémicos superiores a 155 mg/dl podían suponer una mala evolución en las primeras 48 horas tras el ictus, aumentando la discapacidad tras el ictus7.
Respecto a la disfagia, es importante identificar cualquier alteración de la capacidad de deglución en pacientes que han sufrido un ictus para poder detectar aquellos con un riesgo alto de aspiración. Forma parte de los cuidados de enfermería la realización de distintas pruebas para valorar la disfagia, como pueden ser el test MECV-V, útil para conocer la textura y la cantidad de volumen adecuados con los que el paciente no sufre un atragantamiento y es capaz de alimentarse e hidratarse correctamente8.
Cabe destacar también la importancia de un correcto control de la tensión arterial en las primeras horas postictus, ya que puede ayudar a reducir el edema cerebral. Además, hay que prestar atención a la aparición de hipotensión corrigiéndola también, ya que podría generar complicaciones en el caso de ictus isquémicos.
En general, los valores deseados de tensión en pacientes que han sufrido un ictus son bastante controvertidos, pareciendo indicar la mayoría de las guías que sólo debe tratarse la hipertensión mantenida cuando se sitúa en cifras superiores a 220/120 mmHg en caso de ictus isquémico o mayores a 180/105 mmHg en casos de ictus hemorrágico9.
Todo ello pone de manifiesto la importancia de unos cuidados de enfermería especializados y de calidad, ya que se ha demostrado el impacto que estos pueden tener en la evolución de los pacientes que han sufrido un ictus.
CONCLUSIONES
Tras la revisión bibliográfica realizada se puede concluir que el ictus es una patología tiempo dependiente, que aparece con más frecuencia en hombres y que puede prevenirse mediante el control de diferentes factores de riesgo, siendo los ictus de tipo isquémico más frecuentes que los hemorrágicos.
Cabe destacar la importancia del papel de enfermería en los cuidados en los pacientes que han sufrido un ictus, ya que son clave en la prevención de las complicaciones potenciales que pueden surgir en las primeras horas tras el evento.
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