Revisión de la situación actual del alcoholismo en España.

19 mayo 2022

AUTORES

  1. Sheila Ortiz Aragón. Enfermera Especialista en Salud Mental. Máster en Prevención e Intervención en Conductas Adictivas por la Universidad de San Jorge. Unidad de Corta Estancia de Psiquiatría (Hospital Obispo Polanco, Teruel).
  2. Ainoa Sánchez Domingo. Enfermera Especialista en Salud Mental. Unidad de Media Estancia (C.R.P San Juan de Dios, Teruel).
  3. Leticia Anadón Ruiz. Enfermera Especialista en Salud Mental. Máster en Bioética por la Universidad Católica de Valencia. Unidad de Corta Estancia (Hospital Obispo Polanco, Teruel).
  4. Rocío Herrera Alegre. Enfermera Especialista en Salud Mental. Máster en Integración de Cuidados y Resolución de Problemas Clínicos en Enfermería. Unidad de Media Estancia (C.R.P San Juan de Dios, Teruel).
  5. Paula Castellot Aparicio. Enfermera Especialista en Salud Mental. Máster en Trastornos Postraumáticos por la UNED. Unidad de Corta Estancia (Hospital Obispo Polanco, Teruel).
  6. Alba Ferrer Gamero. Enfermera Especialista en Salud Mental. Máster en Salud Mental para Enfermería en el CEU. Máster en Urgencias, Emergencias y Catástrofes por la CEU. Máster en Cuidados Proactivos en Enfermería por la Universidad Católica de Ávila. Unidad de Larga Estancia y Psicogeriatría (C.R.P San Juan de Dios, Teruel).

 

RESUMEN

El alcohol es la droga más consumida a nivel mundial, y su abuso acarrea importantes problemas de salud, sociales y económicos. Desde una perspectiva de salud, el consumo de alcohol es el causante de más de 60 tipos de enfermedades, como el cáncer esofágico, cáncer de hígado o cirrosis, entre otras. Pero los efectos del alcohol en la salud no se producen solo de forma directa, sino que también lo hacen de forma indirecta, por ejemplo, incrementando el número de accidentes de tráfico o laborales. Además, los perjuicios producidos por el alcohol exceden el ámbito de la salud pública. Si estudiamos el consumo de alcohol desde una perspectiva social, el alcohol se relaciona con otras conductas problemáticas y de riesgo en diversos ámbitos, como el laboral o familiar.

En definitiva, el uso y abuso de alcohol es uno de los mayores problemas de salud pública con los que nos enfrentamos. Por tanto, conocer en detalle cuales son los factores y procesos asociados al desarrollo de estas conductas es fundamental, especialmente con el objetivo de desarrollar programas de prevención e intervención más eficaces.

 

PALABRAS CLAVE

Alcoholismo.

 

ABSTRACT

Alcohol is the drug most consumed around the world and its abuse is responsible for health, social and economic problems. Focus on health, alcohol produces more than 60 types of illnesses such as esophagus cancer, liver cancer or cirrhosis. But the effects of alcohol on health not only are produced in a direct way but also in an indirect way, for example, increasing the rates of traffic or work accidents. Besides, the damages that are produced by alcohol exceed public health. If we study the consumption of alcohol in a social perspective, alcohol is related to problematic and risky behaviors, like family or working.

Definitively, the use and abuse of alcohol is one of the major public health problems we fight against. Therefore, the knowledge of factors and processes associated with the development of these behaviors is essential to develop more effective prevention and intervention programs.

 

KEY WORDS

Alcoholism.

 

INTRODUCCIÓN

El consumo de alcohol y otras drogas es una de las grandes preocupaciones a escala internacional, por las graves consecuencias que produce a nivel sanitario y socioeconómico. La OMS estima que el 5% de la población adulta mundial consumió algún tipo de droga ilícita en 20101. Si hablamos del consumo de alcohol, esta cifra crece considerablemente, por la conexión social de celebración y ocio que conlleva esta sustancia, y con la que se asocian directamente 2.5 millones de muertes cada año.

Un consumo responsable se considera saludable si se realiza con moderación y dentro de un estilo de vida equilibrado. Tradicionalmente el alcohol ha formado parte de algunas dietas llamadas mediterráneas y de las celebraciones y festejos en ciertas culturas. El patrón de consumo, sin embargo, ha ido variando a lo largo de los años. En España se ha pasado de un consumo llamado “mediterráneo” de alcohol, es decir, como acompañamiento de las comidas; diario y en bajas dosis y asociado a momentos de celebración, a un patrón “anglosajón” de consumo masivo y en forma de atracón en el que se busca la embriaguez en poco tiempo.

Dentro del contexto europeo, España es uno de los países con mayor prevalencia de problemas relacionados con el consumo de alcohol2.

El alcohol es la droga psicoactiva más extendida en España y una de las principales causas evitables de mortalidad prematura, enfermedad y discapacidad. En el período 2010-2017 produjo anualmente más de

15.000 muertes (74% en hombres)3. Es uno de los principales factores de riesgo evitables de más de 200 problemas de salud y lesiones, y, además, existe una sólida evidencia de la asociación del consumo de alcohol y ciertos tipos de cáncer, de manera que cualquier nivel de consumo aumenta el riesgo4.

El impacto del consumo de alcohol va más allá de la salud de la persona que consume, ya que también puede producir daños a terceras personas, así como a la economía y a la sociedad en su conjunto5. Es un problema global que afecta al desarrollo social y del individuo, y es la causa a nivel fisiológico y psicológico de numerosas complicaciones para la persona y para aquellos que se encuentran a su alrededor. Asimismo, debemos reparar en los años potenciales de vida perdidos, las consecuencias a nivel social que tienen estas pérdidas, y el impacto en relación a la productividad perdida que se relaciona con el consumo de sustancias. De esta manera, podremos conocer de forma más exhaustiva el alcance real de las consecuencias del abuso y de la dependencia tanto de sustancias legales como ilegales en la población general, puesto que es el tercer factor de carga económica de enfermedades a nivel mundial, y el segundo en Europa6.

Además, tanto la distribución de su consumo, como sus consecuencias, se presentan de manera desigual en la sociedad, afectando principalmente a los grupos más desfavorecidos y potenciando las desigualdades respecto al nivel socioeconómico, etnia, edad o género5.

Poder conocer las razones que llevan al consumo de sustancias a la población general es una forma de analizar los factores implicados en el inicio, uso y abuso del consumo, que se relacionan con el individuo y su entorno, es decir, que se asocian a una serie de factores de vulnerabilidad vinculados a factores de riesgo de varios tipos: genéticos, ambientales y psicológicos2.

Resulta fundamental incorporar en todas las acciones la perspectiva de equidad, diseñando intervenciones que tengan en cuenta el gradiente social, para garantizar que lleguen a todos los grupos sociales y principalmente a los más desaventajados, así como tener en cuenta los determinantes comerciales que juegan un papel fundamental en el entorno y los estilos de vida individuales, incidiendo de esa forma en la salud de la población5.

El consumo de alcohol es responsable del 3,8% de la mortalidad general y la tercera causa de mortalidad prematura y discapacidad, contribuyendo a un 4,5% del total de años de vida ajustados por discapacidad (DALYs)7.

El 93,0% de la población de 15 a 64 años manifiesta haber consumido bebidas alcohólicas alguna vez en la vida lo que convierte al alcohol en la sustancia psicoactiva con mayor prevalencia de consumo8.

 

Perspectiva histórica:

La teoría prevaleciente en cuanto al origen del consumo de alcohol, lo sitúa hace unos 9.000 años, con el surgimiento de la agricultura. Tras acumular granos y frutas, los primeros neolíticos descubrieron que podían conservar el producto de sus cosechas en recipientes de cerámica y gracias a ésta, transformarlo en bebidas alcohólicas mediante la fermentación9.

Entre los años 4000 y 3500 antes de Cristo aparece constancia del uso del vino y la cerveza en distintas regiones como China, Egipto y Mesopotamia. El descubrimiento por parte de los hombres de que la ingestión de estas bebidas produjera alteración en ellos (la bien conocida embriaguez) fue interpretado durante mucho tiempo en un contexto mágico-religioso, al igual que ha pasado con muchas otras drogas por su psicoactividad, concretándose en el área mediterránea en Dionisio-Baco, influyendo posteriormente en otras religiones tales como la cristiana (el vino simboliza la sangre de Cristo).

El alcohol pronto traspasó la barrera del ritual y lo mágico, obligando a regular su uso en algunas civilizaciones; así, por ejemplo, en el Código de Hammurabi (Mesopotamia) ya se encuentran leyes que regulan la venta y consumo de la cerveza.

En la Edad Media, (siglo IX) se descubre en Europa la técnica de destilación, con dicha técnica se consiguen bebidas de alta graduación, con mayores efectos intoxicantes.

A partir del siglo XVII se desarrolla la crianza de vinos y licores. En la época industrial y con los problemas de crecimiento masivo de las urbes se produce un aumento de la demanda de alcohol en todos los estratos sociales.

Los primeros años del siglo XX el consumo de alcohol estuvo estable, pero en la década de los 60 aumentó, influido por la economía, la política, los movimientos migratorios y las tensiones que surgieron. Ya en esta época se puede hablar de una institucionalización del alcoholismo10.

 

Alcohol:

El grado alcohólico es el porcentaje de etanol contenido en una bebida para un volumen dado de la misma. Dado que hay gran cantidad de bebidas alcohólicas y éstas se pueden tomar en distintos tipos de consumición (por ejemplo, corto de cerveza, caña, botellín, etc.) cuando decimos que un vino tiene

12 grados alcohólicos queremos decir que en 1 litro de ese vino hay 120 ml de alcohol puro o un 12% de alcohol.

El contenido en alcohol también puede expresarse en “gramos de alcohol”, para ello tendremos que aplicar una fórmula11: ETANOL EN GRAMOS DE ALCOHOL = VOLUMEN (dl) x GRADUACIÓN x 0,8

Con el fin de unificar criterios en cuanto al consumo de alcohol, la Organización Mundial de la Salud estipula su medida a través de la “Unidad de Bebida Estándar (U.B.E.)”2,2 que equivale a la cantidad de alcohol que presenta cada consumición de vino o cerveza. En nuestro medio el valor de una UBE es de 10gr de etanol. Una consumición de bebida destilada contiene normalmente 2 UBE (20gr) 12.

El alcohol se absorbe rápidamente en el estómago (20%) e intestino delgado, por difusión simple. La rapidez de absorción depende de la presencia o no de alimentos en el estómago, la cantidad de alcohol ingerida y/o el tipo de bebida consumida13.

El alcohol alcanza la máxima concentración a los 30-90 minutos de su ingesta. La alcoholemia (nivel de alcohol en sangre) se expresa en miligramos o gramos por decilitro y está influenciada por la variabilidad individual.

La duración de un episodio de intoxicación depende de factores como la cantidad y el tipo de bebida alcohólica ingerida, la rapidez de la ingesta, y de la absorción dependiendo si la ingesta se realizó o no con comida. Cuando la intoxicación se hace progresivamente más intensa pasa por tres fases: excitación psicomotriz, incoordinación con depresión cerebral y coma. Puede asociarse a amnesia por los acontecimientos ocurridos durante la intoxicación. Con el desarrollo de tolerancia, los efectos motores, sedantes y ansiolíticos del alcohol disminuyen de intensidad10.

 

Patrones y formas consumo:

Según la OMS (Organización Mundial de la Salud) el alcohol es considerado como una droga, pues cumple con los criterios que definen a una sustancia como tal: genera adicción, provoca tolerancia y su ausencia provoca el síndrome de abstinencia10.

Cuando el alcohol se consume de una forma habitual y en cantidades excesivas puede dar lugar al alcoholismo. El alcoholismo se puede definir como un estado de dependencia física y psíquica del individuo, que determina una serie de conductas dirigidas al consumo compulsivo y continuado del alcohol. Este consumo continuado produce tolerancia, la cual se caracteriza por una disminución de los efectos con la misma cantidad de alcohol. La falta de administración en la persona acostumbrada a beber produce dependencia física y dependencia psíquica. Si la dependencia es muy fuerte la sintomatología puede ser muy grave: temblores, crisis convulsivas, taquicardia, alucinaciones, delirios…

Patrones de consumo:

Existen diferentes patrones de consumo de alcohol. Tradicionalmente se ha dividido el mundo en regiones con elevado o bajo consumo per cápita, denominando wet cultures o dry cultures respectivamente. En países con wet cultures el consumo de alcohol está integrado en la vida cotidiana y es consumido regularmente acompañando las comidas, las bebidas alcohólicas son fácilmente accesibles y la proporción de personas abstemias es escasa. Esta cultura es característica de los países de la cuenca mediterránea en los que el vino es la bebida predominante, a diferencia de las regiones con dry cultures donde el consumo de alcohol no es habitual con las comidas ni está integrado en las actividades cotidianas. Su acceso es más restrictivo y las tasas de abstinencia son muy superiores. Sin embargo, cuando se consume alcohol es más probable que ocurra intoxicación. Este patrón de consumo es típico de los países escandinavos, Estados Unidos y Canadá, donde la cerveza y los destilados son las bebidas preferentes14.

Por otro lado, esta dicotomía se ha adaptado a nuevas formas de consumo emergentes, considerando una variedad de comportamientos donde destacan las dimensiones de la regularidad del consumo y del grado de embriaguez15.

España podría situarse en este perfil de países en transición. A pesar de que el patrón de consumo es menos peligroso comparado con el de otros países, el porcentaje de personas que realizan consumos excesivos en una misma ocasión o binge drinking en población adulta es elevado16, 17 y el número de intoxicaciones etílicas continúa aumentando en la población juvenil18. Probablemente, de seguir este cambio de patrón, las consecuencias del consumo de alcohol podrían incrementarse en un futuro19.

En España todavía no están adecuadamente descritos los diferentes patrones de consumo, a pesar de que la Encuesta Nacional de Salud20 y la Encuesta Domiciliaria de Drogas21 incorporan un módulo para estimar el consumo de alcohol.

Formas de consumo:

-Consumos experimentales. Corresponde a las situaciones de contacto inicial con una o varias sustancias. El sujeto puede abandonar el consumo o continuarlo. Se da con más frecuencia en la adolescencia.

-Consumo ocasional. Uso intermitente de la sustancia sin ninguna periodicidad fija y con largos intervalos de abstinencia.

-Consumo habitual (abuso). Utilización frecuente de una sustancia psicoactiva. Puede conducir a otras formas de consumo, dependiendo de la sustancia que se trate, la frecuencia con la que se emplea, las características de la persona o su entorno.

-Consumo compulsivo o dependencia. La persona necesita la sustancia y toda su experiencia vital gira en torno a ésta, a pesar de las complicaciones que ello le pueda ocasionar12.

Medidas del consumo:

-Consumo de riesgo: 40-60 gr/día en hombres y 20-40 gr/día en mujeres.

-Consumo perjudicial: Mayor de 60 gr/día (6 UBES) en varones y mayor de 40 gr/día (4 UBES) en mujeres.

La definición de consumo de riesgo es un tanto relativa ya que las consecuencias negativas del alcohol van a variar entre individuos, etnias, sexos… pero sí está demostrado que un consumo diario superior a 40 gramos en el hombre y superior a 20-30 gramos en la mujer puede provocar importantes efectos orgánicos (mayor riesgo de cirrosis, HTA, hipercolesterolemia, pancreatitis etc).

 

Trastornos relacionados con el consumo de alcohol:

Los trastornos relacionados con el alcohol según el DSM-IV se clasifican en: intoxicación, abuso y dependencia y síndrome de abstinencia22.

Criterios diagnósticos:

Intoxicación por alcohol:

  1. Ingestión reciente de alcohol.
  2. Cambios psicológicos comportamentales desadaptativos clínicamente significativos (sexualidad inapropiada, comportamiento agresivo, labilidad emocional, deterioro de la capacidad de juicio y deterioro de la actividad laboral o social) que se presentan durante la intoxicación o pocos minutos después de la ingesta de alcohol.
  3. Uno o más de los siguientes síntomas que aparecen durante o poco tiempo después del consumo de alcohol:
    1. lenguaje farfullante.
    2. Incoordinación.
    3. marcha inestable.
    4. Nistagmo.
    5. deterioro de la atención o de la memoria.
    6. Estupor o coma.
  4. Los síntomas no se deben a enfermedad médica ni se explican mejor por la presencia de otro trastorno mental.

La gravedad de los síntomas se relaciona con el nivel de alcohol en sangre. En algunos casos se puede producir la muerte por depresión respiratoria o por aspiración del vómito.

El DSM-IV establece que el abuso es un “escalón inferior” al siguiente paso que es la dependencia, pero la CIE-10 define dependencia y consumo perjudicial como dos entidades nosológicas totalmente diferentes.

El abuso de alcohol se manifiesta en aquellas personas que exceden de los límites de la bebida moderada, ya que lo que beben resulta perjudicial para el organismo.

Abuso:

El abuso de alcohol se define como “un patrón de mala adaptación al uso del alcohol dando lugar a un daño o malestar clínicamente significativo, manifestado por uno o más de los siguientes criterios, ocurriendo en un periodo de 12 meses”:

  1. consumo recurrente de sustancias, que da lugar al incumplimiento de obligaciones en el trabajo, la escuela o en casa (p. ej., ausencias repetidas o rendimiento pobre relacionados con el consumo de sustancias; ausencias, suspensiones o expulsiones de la escuela relacionadas con la sustancia; descuido de los niños o de las obligaciones de la casa).
  2. consumo recurrente de la sustancia en situaciones en las que hacerlo es físicamente peligroso (p. ej., conducir un automóvil o accionar una máquina bajo los efectos de la sustancia).
  3. problemas legales repetidos relacionados con la sustancia (p. ej., arrestos por comportamiento escandaloso debido a la sustancia).
  4. consumo continuado de la sustancia, a pesar de tener problemas sociales continuos o recurrentes o problemas interpersonales causados o exacerbados por los efectos de la sustancia (p. ej., discusiones con la esposa acerca de las consecuencias de la intoxicación, o violencia física).

B. Los síntomas no han cumplido nunca los criterios para la dependencia del alcohol.

Del abuso del alcohol se pasa fácilmente a la dependencia; esta suele ser progresiva sin que sea fácil detectar un punto claro de inflexión.

Dependencia:

La dependencia, conocida comúnmente como alcoholismo, es definida en el DSM-IV como un “patrón desadaptativo de consumo que conlleva un deterioro o malestar clínicamente significativo, expresado por tres o más de los ítems siguientes en algún momento continuado de 12 meses”:

  1. Tolerancia, definida por cualquiera de los siguientes ítems:
  2. una necesidad de cantidades marcadamente crecientes de la sustancia para conseguir la intoxicación o el efecto deseado.
  3. el efecto de las mismas cantidades de sustancia disminuye claramente con su consumo continuado.
  4. Abstinencia, definida por cualquiera de los siguientes ítems:
  5. el síndrome de abstinencia característico para la sustancia (v. Criterios A y B de los criterios diagnósticos para la abstinencia de sustancias específicas).
  6. se toma la misma sustancia (o una muy parecida) para aliviar o evitar los síntomas de abstinencia
  7. La sustancia es tomada con frecuencia en cantidades mayores o durante un período más largo de lo que inicialmente se pretendía.
  8. existe un deseo persistente o esfuerzos infructuosos de controlar o interrumpir el consumo de la sustancia.
  9. Se emplea mucho tiempo en actividades relacionadas con la obtención de la sustancia (p. ej., visitar a varios médicos o desplazarse largas distancias), en el consumo de la sustancia (p. ej., fumar un pitillo tras otro) o en la recuperación de los efectos de la sustancia.
  10. reducción de importantes actividades sociales, laborales o recreativas debido al consumo de la sustancia.
  11. se continúa tomando la sustancia a pesar de tener conciencia de problemas psicológicos o físicos recidivantes o persistentes, que parecen causados o exacerbados por el consumo de la sustancia (p. ej., consumo de la cocaína a pesar de saber que provoca depresión, o continuada ingesta de alcohol a pesar de que empeora una úlcera).

 

Especificar si:

Con dependencia fisiológica: signos de tolerancia o abstinencia (p. ej., si se cumplen cualquiera de los puntos 1 o 2).

Sin dependencia fisiológica: no hay signos de tolerancia o abstinencia (p. ej., si no se cumplen los puntos 1 y 2).

La dependencia del alcohol se caracteriza por problemas de funcionamiento del eje HPA (hipotálamo – hipófisis o pituitaria – adrenal), que se cree que contribuyen a una serie de síntomas, incluyendo la disforia y el deseo de consumir alcohol. Cuando el alcohol no está disponible, aparece un estado emocional negativo (irritabilidad, ansiedad, depresión) 13.

Se estima que el 13% de los hombres y el 4% de las mujeres cumplen criterios para el diagnóstico de alcoholismo y dependencia de alcohol12.

Abstinencia de sustancias:

  1. Presencia de un síndrome específico de una sustancia debido al cese o reducción de su consumo prolongado y en grandes cantidades.
  2. El síndrome específico de la sustancia causa un malestar clínicamente significativo o un deterioro de la actividad laboral y social o en otras áreas importantes de la actividad del individuo.
  3. Los síntomas no se deben a una enfermedad médica y no se explican mejor por la presencia de otro trastorno mental.

La abstinencia aparece a las 4-12h del abandono del consumo de alcohol, iniciándose con el temblor. La mayor incidencia de los síntomas es a las 24-48h y tienden a desaparecer en 4 o 5 días.

Puede aparecer un aumento de la sudoración, taquicardia, temblor distal de las manos (es el síntoma más clásico), insomnio, ansiedad, agitación psicomotora, náuseas o vómitos (signo de gravedad), alucinaciones y crisis epilépticas. El cuadro conformado por las manifestaciones físicas y las alteraciones alucinatorias se denomina delirium tremens, siendo la forma más grave del síndrome de abstinencia, aparece entre los 3 y 5 días después de interrumpir el consumo, sino se trata conlleva un riesgo de mortalidad importante, en torno al 20%. El mejor tratamiento consiste en prevenirlo, bien con benzodiacepinas o con clometiazol12.

 

  1. Otros problemas relacionados con el alcohol Accidentes de tráfico:

El alcohol es la sustancia de abuso más consumida por conductores de todos los continentes comparados, y el responsable de un alto número de accidentes de tráfico, sobre todo en varones.

La asociación entre el nivel de consumo de alcohol y la ocurrencia de accidentes es bien conocida23. España destaca por ser uno de los países europeos con más tasa de accidentes de tráfico, no todos en relación con el consumo de drogas o alcohol. En cuanto a los accidentes de conducción de vehículos a motor y consumo de alcohol y drogas mortales, el perfil de los afectados en España es varón (un 94%), de entre 25-54 años, conductor de turismo, ciclomotor o motocicleta, y que ha bebido alcohol.

Se estima que un 0,5g/l incrementa en 38% el riesgo de accidentes y niveles de 1g/l lo incrementa un 50%. Se puede decir que la mayoría de las personas que fallecen por accidentes de circulación se encuentran bajo efectos de sustancias psicoactivas, siendo las bebidas alcohólicas las más frecuentes24.

Accidentes laborales:

La repercusión que el consumo de alcohol produce en el medio laboral es muy importante. En España se calcula que entre el 15-25% de la siniestralidad laboral se debe a problemas relacionados con el alcohol. Se estima que los trabajadores que consumen alcohol presentan un absentismo laboral de 2 a 3 veces mayor que el resto de los trabajadores. Las bajas por enfermedad de estos trabajadores dependientes del alcohol tienen un coste 3 veces mayor a las del resto de los empleados. El 20-25% de los accidentes laborales ocurren en trabajadores que se encuentran bajo los efectos del alcohol u otras drogas, y causan lesiones a ellos mismos u otros. El consumo de alcohol afecta negativamente a la productividad, ocasionando importantes perjuicios a empresarios y trabajadores por absentismo, desajustes laborales, incapacidades laborales, rotación del personal, reducción del rendimiento laboral y mala calidad del trabajo25.

La siniestralidad laboral en España se encuentra entre las más destacadas de toda Europa por causa del alcohol. Resulta evidente que, si un trabajador consume alcohol de manera regular, aunque este consumo se produzca fuera del horario de trabajo, puede terminar afectando al entorno laboral, ya que se ve afectado su estado biológico y psíquico.

Consumo de alcohol y suicidio:

Los trastornos por consumo de alcohol se asocian a comportamientos suicidas con una frecuencia más elevada de lo esperable en la población general. Los datos del estudio ECA revelan una prevalencia de conductas suicidas del 18 % entre los pacientes alcohólicos y toxicómanos.

El consumo aislado de alcohol, independientemente de que exista un proceso adictivo de base, también se asocia con mucha frecuencia a tentativas de suicidio y suicidios consumados, estando esta circunstancia presente en casi dos tercios de todos ellos, y la proporción es aún más elevada cuando se valora únicamente a la población joven.

El alcohol es un factor de riesgo importante para la conducta suicida. En un metaanálisis de 42 estudios de cohortes diferentes se halló un aumento de casi 10 veces en tasas de mortalidad estandarizada por suicidio en pacientes con trastorno por consumo de alcohol15. Se ha mostrado hasta un 69 % de consumo de alcohol agudo en víctimas de suicidio y un 73 % en intentos de suicidio. Por otro lado, se ha demostrado que la asociación entre el trastorno por consumo de alcohol y suicidio es más fuerte en mujeres26.

Consecuencias del consumo de alcohol 8:

Consecuencias físicas:

El alcohol es una sustancia que afecta ampliamente a todo el organismo. Trastornos cardiovasculares:

Las alteraciones cardiovasculares ocasionadas por el alcohol se deben por su acción sobre la circulación periférica y por su acción directa sobre el miocardio. El alcohol afecta al sistema cardiovascular relacionándose con las siguientes patologías:

-Miocardiopatía alcohólica.

-Arritmias cardíacas.

-Cardiopatía isquémica.

-Hipertensión arterial (HTA).

-Accidentes cerebrovasculares. Trastornos digestivos.

La patología que podemos encontrar en el tracto digestivo entre otras es la siguiente:

-Varices esofágicas.

-Carcinoma de esófago.

-Hemorragia digestiva alta.

-Síndrome de Mallory Weiss.

-Gastritis agudas y crónicas.

-Pancreatitis.

-Hepatitis alcohólicas y víricas.

-Cirrosis etílica.

-Carcinoma hepatocelular.

-Síndrome de malabsorción.

 

Trastornos hematológicos:

Entre un 13 y un 62% de los pacientes alcohólicos presentan alguna alteración hematológica, en ocasiones varias de ellas a la vez, siendo las anemias y/o trombocitopenias las más frecuentes.

Trastornos metabólicos:

El consumo crónico de alcohol produce alteraciones en el metabolismo de los nutrientes, es decir, de los lípidos, proteínas, hidratos de carbono y minerales, provocando además avitaminosis.

Trastornos endocrinos:

Como hipogonadismo, amenorrea en mujeres, Síndrome de Cushing… infecciones. Existen infecciones de gran prevalencia en el alcohólico crónico, la etiología la podemos encontrar en los factores ambientales y socioeconómicos, los defectos nutricionales y patología concomitantes, además del hecho de que el alcohol altera la inmunidad celular y humoral. Algunas de las más frecuentes son la neumonía, hepatitis virales y endocarditis.

Cáncer:

Existen numerosos estudios que relacionan el consumo de alcohol con un aumento en la incidencia de tumores, entre todos ellos, destacan los tumores de cavidad faríngea, esófago y estómago, cuyo riesgo es diez veces superior en las personas bebedoras crónicas que en las no bebedoras.

Trastornos sobre el sistema nervioso:

El sistema nervioso central es un órgano diana para la acción del etanol. El consumo crónico de alcohol provoca toxicidad, tanto sobre el SNC como en el sistema nervioso periférico. Las afectaciones cognitivas pueden presentarse de manera aguda, subaguda o crónica:

-Agudos: síndrome de abstinencia con delirium, trastorno amnésico transitorio, encefalopatía de Wernicke.

-Subagudos: síndrome de Wernicke-korsakoff.

-Crónicos: demencia alcohólica, pelagra, enfermedad de Marchiafava-Bigmani.

Consecuencias psicológicas:

Diversos estudios confirman la estrecha vinculación que existe entre el consumo nocivo y prolongado de alcohol y determinados trastornos psicológicos. Dichas consecuencias psicológicas derivadas del consumo excesivo de alcohol son recursivas y se influyen unas a otras. Entre ellas hay que destacar27:

Cuadros depresivos:

En algunos casos la tendencia a la depresión puede ser un problema particular latente en el consumidor; y quizá el motivo por el cual la persona se aboca al consumo de alcohol.

La sensación de tristeza, de inutilidad, la falta de ilusiones, la desidia o la incapacidad para saber disfrutar de la vida. Todo ello crea en el individuo una sensación de vacío y malestar, que el consumo de abusivas cantidades de alcohol, con sus efectos confusos, incrementa. Sobre todo después de que sus efectos positivos hayan desaparecido.

La desvitalización asociada a la carencia de bienestar que genera el consumo de sustancias etílicas; así como las problemáticas psicosociales que provoca (como el rechazo), pueden empujar al aislamiento social. Y, en consecuencia, los estados depresivos se recrudecen.

Distorsión de la realidad:

La pérdida de contacto con la realidad, al igual que la distorsión de los recuerdos, se incentiva con el uso nocivo de alcohol, lo que implica:

-Formación mental de ideas falsas.

-El autoengaño (como la negación de tener problemas de adicción a la bebida).

-Desconfianza hacia los demás.

-Déficit de atención y razonamiento confuso que llevan a malinterpretar la realidad.

Un aspecto importante en este sentido es la aparición de los celos patológicos. Se trata de celos infundados y reavivados por la actitud que la bebida promueve en casos de ingesta excesiva de alcohol. Pero si además se contempla la posibilidad de que la bebida suscite la agresividad del alcohólico; entonces la problemática puede agravarse y resultar peligrosa para quienes están a su alrededor.

Inmadurez emocional:

La inmadurez emocional engloba los siguientes aspectos:

-Baja autoestima.

-Sensación de fracaso y de inutilidad.

-irresponsabilidad o falta de interés.

-Reacciones impulsivas y agresivas.

-Poca tolerancia a la frustración y a la insatisfacción.

En este sentido, gran parte de las conductas inmaduras de la persona bebedora se debe al rechazo familiar o social que padece. Son las llamadas consecuencias psicosociales que trae consigo el abuso de alcohol. Las más habituales son conflictos familiares, problemas laborales y académicos, rechazo por parte de amistades o compañeros así como tendencia al aislamiento.

Estas nefastas consecuencias psicológicas surgidas por el consumo del alcohol, influyen sobremanera en la inestabilidad de la persona. La sensación de soledad en las personas alcohólicas los vuelve más vulnerables y más incapaces de afrontar las tensiones cotidianas.

2.5.3 Consecuencias sociales:

Consecuencias familiares:

El consumo desmesurado de bebidas alcohólicas por parte de una de las personas de los miembros de la familia aporta de forma irremediable una serie de perjuicios en el resto de los componentes del núcleo familiar. Pueden prevalecer dificultades para establecer rutinas y planificación de la familia por la acción del enfermo alcohólico, no poder contar con él en el día a día familiar, ni en las situaciones de relaciones sociales de la familia, se cree una situación de inseguridad en todos sus miembros. Por otro lado, resulta importante saber que la persona con problemas de alcoholismo suele tener problemas de comunicación, se mantiene en silencio frente a la sociedad, sosteniendo su problema en secreto el cual se ira agravando, este problema puede ser motivo de disputa, problemas de convivencia, etc.

Las familias con progenitores alcohólicos o con una historia reciente de alcoholismo desarrollan una dinámica familiar capaz de repercutir negativamente en la personalidad de los hijos.

Consecuencias económicas:

Las consecuencias económicas del consumo excesivo de alcohol son muy difíciles de determinar ya que es causa de multitud de enfermedades o agravamiento de las mismas, motivo de accidentes, genera violencia, provoca rupturas de parejas, e incluso la muerte.

El alcohol genera para la sociedad un impacto sanitario y económico muy elevado. Consecuencias judiciales:

Si relacionamos el consumo excesivo de alcohol con el ámbito judicial podemos observar que existe una elevada prevalencia de conductas violentas. Una persona que ha consumido alcohol une los efectos que desinhiben de la intoxicación alcohólica lo que favorece una respuesta violenta, se observa que la mayor parte de los crímenes violentos comprometen a personas que han consumido alcohol anteriormente (40% y 50%), sobre todo en el caso de las agresiones sexual y de homicidio. En el caso de un consumo episódico y excesivo se relaciona de manera independiente con el riesgo de agresión25.

 

OBJETIVOS

Objetivo general:

-Realizar una revisión sobre la situación actual del consumo de alcohol en España.

Objetivos específicos:

-Comprender cómo ha ido variando el consumo de alcohol en nuestro país y enmarcarlo en el contexto actual.

-Describir los patrones y formas de consumo de alcohol existentes, así como la patología asociada a estos consumos.

-Poner de relieve la problemática asociada al consumo de alcohol.

-Reflejar la magnitud del consumo de alcohol en la sociedad española.

 

METODOLOGÍA

Para alcanzar los objetivos propuestos en el estudio se realizó una revisión bibliográfica de la literatura enfocado a la adicción al alcohol o alcoholismo para la cual se emplearon diferentes recursos (artículos, libros, capítulos de libros, tesis, etc.). Las bases de datos a las que se recurrió fueron ScieLo, Google Academic, PubMed, y Web of Science. Los términos utilizados en la búsqueda fueron “alcoholism AND effects OR consequences»,»neuropsychology AND alcohol «,» suicide AND alcohol «.

Por lo tanto, se trata de una revisión bibliográfica donde se han recogido, evaluado y seleccionado una serie de artículos científicos cuyo tema central ha sido el alcoholismo y las consecuencias asociadas a tal adicción.

La selección de artículos científicos se ha realizado en base a los distintos puntos que se han tratado en el trabajo. Se analizaron, además, las referencias bibliográficas de los artículos seleccionados a fin de recuperar diferentes estudios potencialmente adecuados para la revisión. Tras los diferentes periodos de búsqueda, y la correspondiente lectura de los artículos emergentes, se excluyeron aquellos registros que no resultaron ser relevantes para el objetivo de esta revisión.

 

RESULTADOS

Los resultados que se exponen a continuación han sido obtenidos del último informe publicado por el Ministerio de Sanidad de la encuesta sobre alcohol y otras drogas en España (EDADES) 2019-20207.

El 93,0% de la población de 15 a 64 años manifiesta haber consumido bebidas alcohólicas alguna vez en la vida lo que convierte al alcohol en la sustancia psicoactiva con mayor prevalencia de consumo.

Edad de inicio de consumo:

El alcohol y el tabaco son las sustancias que empiezan a consumirse de manera más temprana. De media, la edad en la que se consume alcohol por primera vez se sitúa en los 16,7 años, habiéndose mantenido estable a lo largo de toda la serie histórica.

Analizando la edad media de inicio en el consumo de las diferentes drogas en función del sexo del individuo, se aprecia que son los hombres los que comienzan a consumir antes aquellas sustancias psicoactivas que registran mayores prevalencias (alcohol, tabaco, cannabis y cocaína).

El primer consumo de alcohol entre la población se sitúa entre los 16,2 y los 17,5 años. La comunidad autónoma en la que más precozmente se inicia el consumo del alcohol es la Comunidad Valenciana (16,2 años), mientras que la edad de inicio más tardía se registra en Melilla (17,5 años).

Prevalencia de consumo alguna vez en la vida:

El alcohol es la sustancia que obtiene una mayor prevalencia de consumo tanto entre los hombres (95,5%) como entre las mujeres (90,4%), habiendo sido consumida alguna vez en la vida por la gran mayoría de la población de ambos sexos.

En 2019/2020, el 93,0% de la población de 15 a 64 años declara haber consumido bebidas alcohólicas alguna vez en la vida. Evolutivamente, desde el año 2009, la prevalencia para este tramo temporal supera el 90%.

La prevalencia de consumo de alcohol alguna vez en la vida se sitúa en la mayoría de las comunidades por encima del 90%, siendo Asturias la que registra una mayor prevalencia (96,2%), mientras que Melilla obtiene la menor de las prevalencias en España (56,8%).

El 95,5% de los hombres ha consumido alcohol alguna vez en su vida registrando la máxima prevalencia para este tramo temporal entre los de 55 a 64 años (98,3%). Por su parte, entre las mujeres esta prevalencia se sitúa en el 90,4%, elevándose esta proporción hasta el 91,9% en el grupo de 45 a 54 años.

Prevalencia de consumo en los últimos 12 meses:

El 82,7% de los hombres declara haber consumido alguna bebida alcohólica en los últimos 12 meses, proporción que se reduce hasta el 71,6% en el caso de las mujeres que, además, han registrado en 2019 un aumento de más de 2 puntos porcentuales con respecto a la cifra de 2017.

Analizando el consumo de alcohol en el último año, algo más del 77% declara haber bebido alcohol en alguna ocasión durante los últimos 12 meses previos a la realización de la encuesta, cifra que ha experimentado un aumento respecto al dato registrado en 2017 (75,2%).

Para los consumos del último año, la prevalencia entre los hombres se sitúa en el 82,7%, alcanzando su máximo en el grupo de 25 a 34 años (86,1%). En las mujeres, la prevalencia se reduce notablemente (71,6%), elevándose hasta el 76,7% entre las jóvenes de 15 a 24 años.

Prevalencia de consumo en los últimos 30 días:

En lo que se refiere al consumo en los 30 días previos a la realización de la encuesta, el 72,0% de los hombres reconocen haber consumido alguna bebida alcohólica durante este periodo, reduciéndose esta proporción hasta el 53,9% en el caso de las mujeres.

La prevalencia de consumo de alcohol en los últimos 30 días se sitúa en el 63,0%, manteniéndose en niveles muy similares a los del año 2017 (62,7%).

Tanto en el marco temporal de los últimos 12 meses como de los últimos 30 días, las comunidades en las que se aprecia una mayor prevalencia son Asturias y la Comunidad Valenciana, mientras que las comunidades que tienen una menor prevalencia son Melilla y Ceuta.

Prevalencia de consumo diario de alcohol:

El 8,8% de la población de España declara haber realizado un consumo diario de alcohol. En términos evolutivos, tras el descenso registrado en 2017, este dato ha aumentado en 1,4 puntos con respecto a ese mismo año.

Para finalizar, el 14,2% de los hombres declara consumo diario de alcohol, siendo esta proporción 4 veces superior a la que se da entre las mujeres (3,4%). Tanto en hombres como en mujeres se trata de un patrón de consumo que se hace más presente a medida que aumenta la edad.

Intoxicaciones etílicas agudas (borracheras):

En 2019/2020 la prevalencia de intoxicaciones etílicas agudas en los últimos 12 meses se sitúa en el 19,4%, registrándose un ligero repunte y siguiendo así con la tendencia ascendente iniciada en el año 2015.

Atendiendo al sexo, con independencia del tramo de edad, las borracheras tienen una mayor prevalencia entre los hombres que entre las mujeres. En función de la edad, y con independencia del sexo, se observa que a medida que ésta aumenta la prevalencia disminuye.

Con respecto al año 2017, la prevalencia de borracheras ha aumentado en los hombres, mientras que se ha mantenido estable en las mujeres.

Con independencia del sexo, las intoxicaciones etílicas agudas están más extendidas en el grupo de menor edad, es decir, de 15 a 34 años. Así, los hombres de 15 a 34 años constituyen el grupo donde se da una mayor extensión de las borracheras, reconociendo el 41,6% de los varones menores de 35 años haberse emborrachado en el último año. En el mismo grupo de edad, entre las mujeres, la prevalencia se encuentra 15 puntos por debajo, registrando un 26,6%.

En lo que respecta a la edad, se observa como el dato va disminuyendo a medida que aumenta la edad de los individuos, llegando a la conclusión de que las borracheras están más extendidas entre los jóvenes de 15 a 24 años.

En los últimos 12 meses, las comunidades autónomas que superan en mayor medida la media nacional de intoxicaciones etílicas agudas (borracheras) son Navarra, Baleares, y La Rioja, con prevalencias superiores al 25%.

En relación a la prevalencia de borracheras en los últimos 30 días, cabe destacar que La Rioja es la comunidad autónoma que registra un mayor porcentaje de personas que se han emborrachado en el último mes, mientras que Melilla, Ceuta y Andalucía registran los menores porcentajes (inferiores o iguales al 4%).

Atendiendo al sexo, con independencia del tramo temporal y del grupo de edad, el consumo de alcohol está más extendido entre los hombres que entre las mujeres. Las mayores diferencias de consumo en función del sexo se dan en el grupo de 55 a 64 años en todos los tramos temporales. A medida que se reduce el tramo temporal de consumo, las diferencias de consumo entre hombres y mujeres se hacen mayores en todos los tramos de edad.

Existe una gran diferencia entre el nivel de consumo de hombres y mujeres con independencia de la bebida consumida, apreciándose la mayor diferencia en el caso de la cerveza.

 

CONCLUSIONES

A partir de los datos expuestos pueden establecerse las siguientes conclusiones:

El alcohol es la droga psicoactiva más extendida en España y una de las principales causas evitables de mortalidad prematura, enfermedad y discapacidad. En el período 2010-2017 produjo anualmente más de 15.000 muertes.

El consumo de alcohol es responsable del 3,8% de la mortalidad general y la tercera causa de mortalidad prematura y discapacidad, contribuyendo a un 4,5% del total de años de vida ajustados por discapacidad.

El consumo de alcohol es un problema global que afecta al desarrollo social y del individuo, y es la causa a nivel fisiológico y psicológico de numerosas complicaciones para la persona y para aquellos que se encuentran a su alrededor.

El 93,0% de la población de 15 a 64 años manifiesta haber consumido bebidas alcohólicas alguna vez en la vida lo que convierte al alcohol en la sustancia psicoactiva con mayor prevalencia de consumo.

El 8,8% de la población de España declara haber realizado un consumo diario de alcohol.

La problemática del alcohol no se ha abordado de una forma clara como sí se ha hecho con otras sustancias como el tabaco.

Conocer en detalle cuales son los factores y procesos asociados al desarrollo de estas conductas es fundamental, especialmente con el objetivo de desarrollar programas de prevención e intervención más eficaces.

 

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