AUTORES
- Silvia Gallego Matossi. Unidad de Urología, Hospital Universitario Clínico Lozano Blesa, Zaragoza.
- Jara Villar Carruesco. Unidad de Cardiología, Hospital Universitario Miguel Servet, Zaragoza.
- Ana Luño Casabona. Radiología Intervencionista, Hospital Universitario Clínico Lozano Blesa, Zaragoza.
- Ana Gracia Lázaro. Unidad de Pediatría B, Hospital Materno Infantil, Zaragoza.
- Raquel Oter Gimeno. Unidad de Ictus-Neurología, Hospital Universitario Clínico Lozano Blesa, Zaragoza.
- Belén Alba Delgado. Unidad de Digestivo, Hospital Universitario Miguel Servet, Zaragoza.
RESUMEN
En la actualidad el Síndrome de Guillain-Barré se ha convertido en la causa más frecuente de parálisis aguda generalizada. Se caracteriza por la inserción de forma aguda de un cuadro clínico que consiste en debilidad e incluso parálisis producida por una infección vírica o bacteriana.
Si los pacientes superan la fase aguda, la mayoría recupera la función motora. Sin embargo, la neuropatía puede avanzar tan rápido que será necesaria la intubación endotraqueal y la ventilación mecánica en las 24 horas posteriores al inicio del proceso. El tratamiento específico se basa en la inmunoglobulina intravenosa y la plasmaféresis.
PALABRAS CLAVE
Síndrome de Guillain-Barré, parálisis, tratamiento y cuidados.
ABSTRACT
Nowadays, Guillain-Barré Syndrome has become the most common cause of acute generalized paralysis. It is characterized by the acute insertion of a clinical picture consisting of weakness and even paralysis caused by a viral or bacterial infection.
If patients overcome the acute phase, most recover motor function. However, neuropathy can progress so rapidly that endotracheal intubation and mechanical ventilation may be necessary within 24 hours of symptom onset. The specific treatment is based on intravenous immunoglobulin and plasmapheresis.
KEY WORDS
Guillain-Barré syndrome, paralysis, treatment and care.
DESARROLLO DEL TEMA
En la actualidad el síndrome de Guillain-Barré es una de las causas más frecuentes de parálisis aguda generalizada. Charles Guillain y Jean-Alexandre Barré en 1916 descubrieron la existencia de un cuadro clínico caracterizado por la afectación de los reflejos y en aumento de proteínas en el líquido cefalorraquídeo1.
El síndrome de Guillain-Barré es una enfermedad neurológica polineurorradiculopatía desmielinizante inmunomediada posterior a una infección aguda por la bacteria Campylobacter jejuni, plasmodium falciparum, escherichia coli, shigella, salmonella o mycoplasma pneumoniae o por virus como el herpes simple, herpes zoster, epstein barr, varicela, citomegalovirus, sarampión, rabia, parotiditis y la hepatitis A y B entre otros. Se manifiesta por un cuadro de debilidad muscular progresiva y alteraciones sensitivas en las extremidades y ocasionalmente en músculos faciales y respiratorios2,3.
En la fase inicial los signos más frecuentes son el adormecimiento y pinchazos en los dedos de pies y manos, debilidad muscular general y dolor muscular espontáneo. La pérdida de la función motora comienza en las extremidades inferiores provocando dolor en las caderas, muslos y espalda. La parálisis motora puede ser ascendente o descendente bilateral con relativa simetría, hiporreflexia o arreflexia, toma bulbar, no presencia de trastornos sensitivos objetivos, presencia de síntomas disautonómicos y la parálisis respiratoria que es la complicación más grave requiriendo ventilación mecánica en un 25%. El factor autoinmune y el fenómeno precedente tienen valor en la patogenia1,3,4.
La incidencia mundial es de 0’6 a 4 casos por 100.00 habitantes. La incidencia es 1’5 veces más frecuente en hombres que en mujeres, con una relación de 1’5:1 casos, llevando a un mayor impacto en la vida laboral5.
En la mayoría de los casos, el 87% de los pacientes presentan una recuperación total o persistencia de pequeños déficits. La recuperación es lenta pudiendo durar hasta más de un año. La mortalidad es de 3-7% siendo las principales causas la presencia de infecciones, falla respiratoria o disfunción autonómica incontrolable.
En la mayoría de los casos estos pacientes han de ser ingresados en la unidad de cuidados intensivos para su monitorización continua y con un soporte de ventilación mecánica.
Tratamiento:
El tratamiento está dirigido a brindar apoyo al paciente hasta que éste recupere la función motora total o parcial.
Uno de los tratamientos principales es la plasmaféresis y las inmunoglobulinas administradas por vía intravenosa en las dos primeras semanas tras el inicio de los síntomas en aquellos pacientes que no pueden caminar sin ayuda. La plasmaféresis consiste en el intercambio de plasma por albúmina o por plasma fresco congelado. Estos tratamientos son muy beneficiosos en pacientes con una parálisis que progresa rápidamente2,4,6.
Es importante un control de la frecuencia cardiaca, frecuencia respiratoria, así como el estado hemodinámico de los pacientes.
Aproximadamente un tercio de los pacientes requieren intubación y ventilación mecánica por disfunción respiratoria, disautonomía o complicaciones médicas4.
La nutrición enteral o parenteral total, la profilaxis con heparina para trombosis venosa profunda, la fisioterapia, el control cardíaco y la observación continua para detectar infecciones son importantes para ayudar a reducir las complicaciones.
Cuidado del paciente2,6:
En el momento en el que el paciente es diagnosticado e ingresado en el hospital, se pone en marcha una serie de cuidados para evitar que se agrave la enfermedad y prevenir complicaciones:
- Reposo en el lecho, acorde con la forma clínica y evitando adoptar posiciones viciosas.
- Cuidados de la piel, hidratación y cambios posturales cada 2 horas para evitar lesiones por presión.
- Control estricto de los signos vitales. Frecuencia cardiaca, frecuencia respiratoria, tensión arterial, saturación O2, temperatura.
- Cateterización venosa profunda con asepsia y antisepsia requeridas.
- Control del dolor y administración de anestésicos.
- Fisioterapia motora y respiratoria para evitar las atelectasias y las neumonías.
- Uso de heparina para evitar el tromboembolismo pulmonar.
- Mantener un equilibrio de fluidos y electrolitos.
- Control de balance hídrico contabilizando las entradas y las salidas.
- Sondeo vesical si fuese necesario.
- En pacientes intubados, cuidados del tubo, higiene bucal y ojos cada 8 horas.
- Apoyo emocional y psicológico continuo, tanto al paciente como a sus familiares.
BIBLIOGRAFÍA
- López García E. Plan de cuidados en pacientes hospitalizados con síndrome de Guillain Barré. [trabajo de fin de grado]. Valladolid (España): 2015.
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