Suicidio en mayores de 65 años. Determinantes sociales en España y Aragón.

11 agosto 2022

AUTORES

  1. Teresa Larriba Llamas. Graduada en Enfermería. Servicio Aragonés de Salud. Hospital Universitario Miguel Servet. Zaragoza.
  2. Cristina Benito Bustamante. Graduada en Enfermería. Servicio Aragonés de Salud. Hospital Universitario Miguel Servet. Zaragoza.
  3. Rebeca Fau García. Graduada en Enfermería. Servicio Aragonés de Salud. Hospital Universitario Miguel Servet. Zaragoza.
  4. Miriam Gasca Bestuer. Graduada en Enfermería. Servicio Aragonés de Salud. Urgencias y Emergencias Sanitarias 061 Aragón. Zaragoza.
  5. Miriam Maza Peón. Graduada en Enfermería. Servicio Aragonés de Salud. Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa. Zaragoza.
  6. Isaac Peón Sánchez. Graduado en Enfermería. Servicio Aragonés de Salud. Centro de salud José Ramón Muñoz Fernández, Ruiseñores. Zaragoza.

 

RESUMEN

En los últimos 45 años las tasas de suicidio han aumentado en un 60% a nivel mundial. En mayo del 2013, la OMS adoptó el primer plan de acción para la prevención del suicidio. En España, y en concreto en la Comunidad Autónoma de Aragón, existe un aumento de la población envejecida, puesto que el suicidio aumenta con la edad, es necesario conocer las posibles causas y determinantes sociales relacionados con el suicidio para establecer estrategias de prevención eficaces y útiles para vencer el suicidio, pues es una causa de muerte externa prevenible.

 

PALABRAS CLAVE

Suicidio, mayores de 65 años, ancianos, prevención.

 

ABSTRACT

In the last 45 years suicide rates have increased by 60% globally. In May 2013, WHO adopted the first action plan for suicide prevention. In Spain, and specifically in the Autonomous Community of Aragon, there is an increase in the aging population, since suicide increases with age, it is necessary to know the possible causes and social determinants related to suicide in order to establish effective prevention strategies and useful to defeat suicide, as it is a preventable cause of external death.

 

KEYWORDS

Suicide, over 65s, the elderly, prevention.

 

INTRODUCCIÓN

La palabra suicidio procede del latín ‘suicidium’, formado de ‘sui’ (de sí mismo) y de ‘cidium’ (acto de matar, del verbo ‘caedere’ que significa matar)1.

El término suicidio se atribuye al abate Prévost en 1734 y se incluyó al Diccionario de la Real Academia Española en 1817 y significa: acto o acción autolesiva con resultado de muerte. En este término están involucrados tres aspectos: la intencionalidad de matarse, el conocimiento del desenlace fatal y la preparación del hecho en forma voluntaria2.

Es éste un fenómeno presente a lo largo de la historia de la humanidad. Ha sido estudiado por Platón, Sócrates, Arístóteles, Séneca y San Agustín entre otros, además de ser observado en diferentes épocas, culturas, religiones, economías3,4 Muchos parecen haber sido los significados filosóficos y antropológicos que ha adquirido el acto de quitarse uno mismo la vida: desde algo aberrante, contra natura, hasta la máxima expresión de la libertad humana, pasando por un acto heroico patriótico y una forma honorable de morir cuando la desgracia, la derrota o el deshonor amenazan con una muerte indigna 5.

Émile Durkheim, sociólogo francés en 1897, realizó un estudio en el que se denominó al suicidio como un fenómeno social y lo definió como “toda muerte que resulta, mediata o inmediatamente, de un acto, positivo o negativo, realizado por la víctima misma, sabiendo ella que debía producirse ese resultado”. Observó el suicidio como consecuencia de una serie de factores sociales, demográficos, históricos e incluso filosóficos, que se manifiestan y agrupan tanto en el colectivo de una sociedad como en las expresiones individuales de cada uno de sus integrantes4,5.

En 1976 Beck, psiquiatra y profesor estadounidense, propuso que “las ideas suicidas, los intentos suicidas y el suicidio consumado formaban parte de un continuo de suicidalidad de creciente severidad”. Estas manifestaciones se pueden presentar solas o llegar a solaparse entre ellas. Por tanto, es importante que ponga especial interés en identificarlas, ya que su aparición eleva el riesgo de suicidio consumado 6.

Así pues, el suicidio supone la muerte, ejecutada por uno mismo, por acción u omisión que la produce, de forma directa o indirecta, con conocimiento de la persona protagonista sobre el efecto de muerte del acto u omisión. Todo esto genera problemas a la hora de identificar una muerte como un suicidio5.

Siendo el suicidio una causa de muerte prevenible, la detección y evaluación del riesgo suicida es una tarea clínica relevante. De tal evaluación se pueden desprender medidas apropiadas para la preservación del paciente y la resolución eficaz del riesgo. Se ha encontrado en diferentes estudios, que una proporción importante de víctimas consultó a profesionales de la salud en el período anterior al suicidio presentando indicadores de riesgo tales como intentos previos, enfermedad psiquiátrica (especialmente grave y no tratada) y estrés vital severo6.

La conducta suicida ha sido tradicionalmente abordada por la medicina forense, utilizando para su estudio el proceso denominado autopsia psicológica, que es el método científico que permite acceder a una gran cantidad de datos para su investigación y es fundamental en el estudio de los factores de riesgo. El contenido de la autopsia psicológica debe incluir la historia del fallecimiento, notas de suicidio, conducta previa al suicidio, consumo de alcohol y drogas, antecedentes psiquiátricos y psicológicos, historia médica, estado anímico y mental antes de la muerte, el estilo de vida, estresores psicosociales, las relaciones interpersonales y la personalidad, historia laboral y familiar, existencia de suicidios en la familia, estudios de laboratorio e informes toxicológicos7.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define un factor de riesgo como cualquier rasgo, característica o exposición de un individuo que aumente su probabilidad de presentar una enfermedad o lesión 8. Los factores de riesgo de la conducta suicida se dividen clásicamente en 2 grupos: inmodificables y modificables. Siendo también de importancia los factores protectores que incluyen actitudes y valores en contra del suicidio, habilidades sociales, manejo de la ira, capacidad de resolución de problemas, búsqueda de la salud mental y somática, creencias religiosas, entre otras7.

La detección de pensamientos o ideas suicidas, sean cuales sean, deben tomarse en cualquier caso en serio. La evaluación de estas ideas, a diferencia de otras problemáticas, requiere en muchos casos simultanearse con la intervención debido a la posibilidad que el paciente pueda llevar sus ideas suicidas a cabo. Durante la exploración inicial, los profesionales de la salud han de aclarar y confrontar las ideas que existen sobre el suicidio con el paciente (y si precisa con la familia), ya que existen múltiples ideas instaladas en la sociedad que se han demostrado absolutamente falsas y dificultan la prevención de la ideación suicida9.

Al examinar los factores de riesgo para un individuo, se ha de tener en cuenta que cuanto mayor número concurran en una misma persona, mayor será la probabilidad de que la persona presente ideación o conducta suicida. No obstante, que no estén presentes no significa que una persona no pueda llevar a cabo un intento de suicidio9.

Si bien es cierto, que uno de los factores de riesgo del suicidio es el aumento de la edad, que la población mundial de mayores de 65 años ha aumentado en los últimos tiempos y que esta tendencia continúa presente, investigar esta franja de edad se convierte en una necesidad. La literatura ha descrito características de la conducta suicida en el anciano, que las diferencian de las conductas suicidas en otros grupos de edades: menos intentos suicidas que los grupos más jóvenes, utilización de métodos más letales (ahorcamiento, precipitación, disparo con arma de fuego, ingestión de tóxicos, intoxicación con monóxido de carbono), menos señales de aviso, mayor planeación que impulsividad en los actos y, finalmente, conductas de suicidio pasivo (como conductas clinofílicas, no ingerir alimentos, no adherirse al régimen farmacológico, no tener contacto con su familia). Estas particularidades son las que causan diferencias entre las cifras de los intentos suicidas y los suicidios consumados en la población general, frente a las presentadas en el adulto mayor: en la población general se estima aproximadamente de 20:1; en la población de adultos jóvenes, de 200:1, y en el grupo etario mayor de 4:110.

Se prevé que entre 2015 y 2050 aumentará la proporción de población mundial con más de 60 años de 900 millones a 2000 millones, lo que representa un aumento del 12% al 22% y supone que en el 2050 se cuadruplicará el número de ancianos que necesiten ayuda para realizar sus actividades cotidianas8.

En los últimos 45 años las tasas de suicidio han aumentado en un 60% a nivel mundial y representan un 50% de todas las muertes violentas registradas entre hombres y un 71% entre mujeres. En los países con rentas per cápita altas se suicidan tres veces más hombres que mujeres, pero en los países de ingresos bajos y medianos la razón hombre-mujer es mucho menor, de 1,5 hombres por cada mujer. Con respecto a la edad, las tasas de suicidio son más elevadas entre las personas de 70 años o más, tanto entre hombres como entre mujeres en casi todas las regiones del mundo, aunque en algunos países las tasas de suicidio son más elevadas entre jóvenes. Además, hay indicios de que, por cada adulto que se suicidó, posiblemente más de otros 20 intentaron suicidarse8.

En mayo del 2013, la 66ª Asamblea Mundial de la Salud en Ginebra adoptó el primer Plan de acción sobre salud mental de la historia de la Organización Mundial de la Salud (OMS). La prevención del suicidio forma parte integrante de este plan, que se proponía reducir un 10%, para el 2020, la tasa de suicidio en los países8.

 

En Hong Kong el manejo de pacientes mayores de alto riesgo, con antecedentes de conducta suicida reciente, ha sido un foco de evaluación. Realizaron el Programa de Prevención del Suicidio para Personas Mayores (ESPP) del Hospital Castle Peak que informó sobre 1230 personas mayores con alto riesgo de suicidio conducidas durante un período de 8 años. Hubo sólo ocho suicidios (0,65%) y todos ocurrieron dentro de las primeras 6 semanas de tratamiento en el programa. Un segundo ESPP regional con un modelo de gestión de la atención multifacética de dos niveles de intentos de suicidio en mayores comparó los resultados de dos años de intentos de suicidio e intento de suicidio con la fase de observación previa a la intervención del estudio. Encontró que el ESPP se asoció con una reducción en la tasa de suicidios en los intentos de suicidio, aunque no redujo la tasa de reintentos. Las estrategias de prevención universal que se concentran en el envejecimiento positivo, el envejecimiento, las conexiones sociales y la prevención de la depresión al final de la vida podrían disminuir el riesgo de suicidio, pero aún no se han probado. Como tal, la prevención del suicidio no sería el foco principal de la estrategia, sino que sería uno de los posibles resultados. Todavía existe la percepción de que es «normal» que las personas mayores estén deprimidas y que «no se puede hacer nada al respecto»11.

Las personas de 65 años o más en Estados Unidos (EEUU), comprenden aproximadamente el 13% de la población y representan más del 18% de todos los suicidios. Una de las causas de suicidio en la tercera edad es la depresión no tratada, y aproximadamente, un tercio de las personas mayores de 65 años o más experimentan depresión12.

Algunas personas creen erróneamente que la depresión es una parte normal de ser anciano, lo cual es completamente falso. La depresión no es normal en personas de ninguna edad. A veces, existe un desequilibrio en el cerebro que podría tratarse con fármacos, pero la depresión en los mayores de 65 años suele ser multifactorial, por tanto, los fármacos son una ayuda en muchos casos, pero no la solución12.

En España durante los años 1980 a 2016 según el Instituto Nacional de Estadística (INE) muestra la evolución de las tasas brutas de mortalidad por suicidio según sexo Las tasas han pasado de 6,7 suicidios por 100.000 en 1980 a 11,7 en 2016 en los hombres. En las mujeres se observa un incremento similar al de los hombres, pasando las tasas de 2,2 en 1980 a 3,8 en 2016. El análisis joinpoint muestra 3 puntos de inflexión en las tasas tanto en los hombres (1986, 2000 y 2010) como en las mujeres (1986, 2004 y 2010)13.

En el año 2018 en España, el INE, registró 3.539 fallecimientos por suicidio, 3 de cada 4 son de hombres, ello supone una media de 10 suicidios diarios y 1 suicidio cada dos horas y media. El suicidio supone la primera causa de muerte externa, siendo casi el doble que por accidente de tráfico (fallecieron 1.896 personas), trece veces más que por homicidio (275) y hasta 69 veces más que por violencia de género (51). En 2018 en Aragón, se registraron 120 muertes por suicidio y de ellas un 30% perteneciente a personas mayores de 65 años, siendo el suicidio una muerte prevenible, se observa la necesidad de actuación, ya que cada muerte por suicidio repercute en toda la población de su alrededor14,15.

Sabiendo que desgraciadamente la prevención y control del suicidio no son tarea fácil, la OMS lanzó el programa SUPRE (SUICIDE PREVENTION – PREVENCIÓN DEL SUICIDIO); una iniciativa mundial para la prevención del suicidio ya que es una necesidad que no se ha abordado de forma adecuada debido básicamente a la falta de sensibilización sobre la importancia de ese problema y al tabú que lo rodea e impide que se hable abiertamente de ello. De hecho, solo unos cuantos países han incluido la prevención del suicidio entre sus prioridades8.

La fiabilidad de los sistemas de certificación y notificación de los suicidios requiere importantes mejoras. Y es evidente que la prevención del suicidio requiere también la intervención de sectores distintos del de la salud y exige un enfoque innovador, integral y multisectorial, con la participación tanto del sector de la salud como de otros sectores, como por ejemplo los de la educación, el mundo laboral, la policía, la justicia, la religión, el derecho, la política y los medios de comunicación8.

En España existen organizaciones como la Fundación Española para la Prevención del Suicidio (hasta 2019 ‘Fundación Salud Mental España’), una institución privada sin ánimo de lucro e independiente que se creó con el propósito de prevenir la conducta suicida (ideación, intentos y muertes por suicidio). Sus actividades contemplan, entre otras, la vigilancia epidemiológica de la conducta suicida, la sensibilización social hacia ella, su divulgación a través de estudios y publicaciones, la formación de los profesionales o la elaboración de planes y programas de prevención14.

El abordaje del suicidio supone un reto mundial especialmente en la población de mayores de 65 años ya que engloban un amplio porcentaje de población8.

Es importante mantener actualizados los datos acerca del suicidio y analizar la magnitud del problema y determinar qué factores influyen para posteriormente desarrollar estrategias de prevención. Por el impacto social, comunitario, emocional y físico que supone para la vida de las personas, se debería abordar de manera interdisciplinar por todo el equipo de salud8.

Aunque actualmente se pretende dar visibilidad al suicidio mediante programas de prevención, campañas en la televisión, noticias… se mantiene todavía muy lejos de ser una realidad conocida en la población. Es necesario abordar de forma prioritaria el problema del suicidio, ya que es la primera causa de muerte externa prevenible en España8,9.

Aún con todo el esfuerzo que se pone desde Europa y desde la OMS para visibilizar el problema, no se está consiguiendo una disminución en la tasa de muerte por suicidio e intentos de suicidio que se pueda apreciar. Urge, por tanto, orientar la investigación en la conducta suicida, con el objetivo de encontrar estrategias que ayuden a su prevención8-15.

Dar respuesta a este llamamiento de Europa para la prevención de un problema tan importante como es el suicidio compete a todos los profesionales, organizaciones gubernamentales, sanidad, medios de comunicación, y también al individuo, que debe tener una responsabilidad consigo mismo y poder buscar ayuda si le es necesario8.

Especialmente en España, y en concreto en la Comunidad Autónoma de Aragón, su progresiva tendencia poblacional muestra un crecimiento vegetativo que supone un aumento de la población envejecida, por lo que es esencial recopilar datos y fijar la mirada en las personas mayores de 65 años, pues son ellos los que siguen siendo el rango de la población con mayor riesgo de suicidio. Conocer las posibles causas o determinantes sociales relacionados con el suicidio y estudiada la población, podría permitir realizar estrategias de prevención eficaces y útiles para la lucha contra el suicidio tanto en España como en el mundo13-15.

En Aragón es importante destacar el papel de enfermería en la educación para la salud en todos los centros de salud y potenciar su actuación realizando programas de prevención para el suicidio aprovechando el contacto con las personas mayores en los centros de salud14.

 

OBJETIVOS

Objetivo principal:

  • Analizar diversos datos sobre suicidio en mayores de 65 años en España y Aragón, que permitan identificar factores de riesgo relacionados.

Objetivos específicos:

  • Obtener datos del suicidio y su tendencia hasta la actualidad.
  • Identificar factores de riesgo en la población señalada.
  • Describir las características de la población española y aragonesa de mayores de 65 años con factores de riesgo.
  • Comparar el riesgo de suicidio de la población aragonesa de mayores de 65 años y la población española.

 

MATERIAL Y MÉTODO

Se ha realizado una revisión actualizada de la bibliografía, que incluye un examen profundo y crítico de la literatura relacionada con el suicidio en las personas mayores de 65 años, y su evolución hasta la actualidad.

Para conocer la evidencia del tema a tratar, se realizó una búsqueda bibliográfica en la que se han utilizado diferentes bases de datos (Pubmed, SciELO, Science Direct), buscadores académicos, libros y páginas web oficiales sobre el suicidio. A partir de una serie de palabras clave: “suicidio”, “mayores de 65 años”, “ancianos”, “prevención”, “España”, “Aragón”.

Se han elaborado gráficas con datos relativos al suicidio obtenidos del Instituto Nacional de Estadística (INE). El INE actualiza los criterios definitorios de las causas de muerte de acuerdo con la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-10) con los códigos comprendidos entre X60 y X84, todas las muertes derivadas de lesiones autoinfligidas intencionalmente mediante diferentes métodos, como lesiones físicas o envenenamientos. Además, se han extraído datos del INE referentes al número de personas mayores de 65 años en España y diferentes factores: soledad, renta, morbilidad, entre otros.

El presente estudio se realizó a partir de artículos y datos que estudiaban y el suicidio en España y Aragón.

Se ha valorado la calidad de cada estudio según las “Quality Assessment Tools” que está plasmado en la Tabla 1. Cada artículo ha sido puntuado respondiendo a los criterios (1-14) de la escala de evaluación para comprobar la calidad del estudio elegido. Su puntuación ha sido considerada según la respuesta: 1 si respondía a la pregunta, 0 si la pregunta no era respondida en el artículo, CD no se podía determinar, NA no era aplicable y NR no estaba informado en el artículo ANEXO 1.

La presente revisión bibliográfica sigue la metodología de revisiones sistemáticas propuesta en los “Preferred reporting ítems for systematic reviews and Meta-analyses” (PRISMA).

Inicialmente se identificaron artículos recogidos de las bases de datos y se eliminaron los duplicados. Tras realizar la lectura se excluyeron por título y resumen aquellos que no se estudiaban dentro del artículo población de adultos mayores de 65 años, no realizaban un estudio del suicidio, o no seguían los criterios de inclusión. Finalmente se seleccionaron 8 estudios como se muestra en el diagrama de flujo (Gráfico 1) ANEXO 2.

 

RESULTADOS

El suicidio es un problema de salud pública que puede afectar a cualquier edad, los últimos datos aportados, en 2018 por el INE, apuntan que el suicidio es la primera causa de muerte externa en la población española con 3539 defunciones, perteneciendo más del 30% de éstas a las personas mayores de 65 años 15.

Se han comparado los resultados de los artículos con los datos obtenidos del INE con respecto al estudio de la población mayor de 65 años en España y otras variables como sexo, lugar de residencia, enfermedades…

Se dispone de datos, de España y Aragón desde hace 20 años hasta la actualidad, en los que se observa a nivel nacional una leve tendencia al incremento de las defunciones por suicidio a partir del año 2010 que se mantiene más o menos estable hasta la actualidad (Gráfico 2) ANEXO 3. Mientras que en Aragón en el año 2015 hubo un aumento de casos de suicidio en mayores de 65 años que ha descendido hasta el 2018 con datos similares al año 2013 (Gráfico 3) ANEXO 4.

Tanto a nivel nacional como en la comunidad autónoma de Aragón se puede objetivar que existen un porcentaje mayor de muertes por suicidio en hombres que en mujeres. Se observa como en Aragón el suicidio disminuye lentamente en los últimos años, mientras que en España las cifras se mantienen estables. A continuación, se observa la población española de diferentes comunidades autónomas y sus características relacionadas con la muerte por suicidio a lo largo del tiempo para conocer los diferentes factores de riesgo en el país (Tabla 2) ANEXO 5.

Como se aprecia en la tabla, la edad y el sexo son dos variables que no pueden ser modificadas y determinan un mayor riesgo de que se produzca el suicidio. Además de otras como la distribución geográfica, situación económica y personal y factores psiquiátricos del individuo. De igual manera, se destaca el método utilizado por la persona que se suicida, siendo de mayor elección un método u otro según el espacio y tiempo en el que se encuentra y los medios disponibles al alcance de la persona17-24.

La población de España continúa su proceso de envejecimiento, pues sigue en aumento la proporción de personas mayores, las que tienen 65 o más años. Los datos estadísticos del Padrón Continuo, INE 2019, exponen que hay un 19,3% sobre el total de la población de personas mayores de 65 años25.

En todos los grupos de edad, las tasas de mortalidad masculina superan a las femeninas. En general, la tendencia es el retraso de la mortalidad (se sigue ganando esperanza de vida, especialmente en edades avanzadas), y se muere cada vez más tarde. Las mujeres españolas son mayoritarias en la vejez, superando en un 32% a los hombres y se acentúa cuanto más avanzada es la edad. Asturias, Castilla y León, Galicia, País Vasco, Cantabria y Aragón son las comunidades autónomas más envejecidas con proporciones de personas mayores que superan el 21%. Baleares, Murcia, y Canarias son las comunidades con proporciones más bajas, por debajo del 16%25.

En cuanto a la población aragonesa con respecto a la edad y el sexo se observan los siguientes datos obtenidos del Padrón Continuo (Tabla 3)26, ANEXO 6.

Por provincias Zaragoza es la que posee un porcentaje más bajo de población mayor de 65 años, siendo de un 19,22%, Huesca posee un 21,58%, y la provincia de Teruel un 23,48%, siendo la que tiene mayor población de 65 años27,28.

En 2019, el mayor número de personas de edad avanzada se concentra en los municipios urbanos. En los municipios más grandes de España (Madrid y Barcelona) viven un millón de personas mayores, muchas más que en los 5.877 municipios rurales. Sin embargo, el envejecimiento (la proporción de personas mayores respecto del total) es mucho más acentuado en el mundo rural. Viven 2.699.277 de personas en los municipios rurales (de 2.000 o menos habitantes), de las que el 28,5% son personas mayores (770.580)25.

A nivel municipal, son 654 de los 731 municipios de Aragón, casi un 90%, los que están por encima del 20% de población mayor de 65 años. 429 municipios tienen un porcentaje de población mayor de 65 años por encima del 30%. Frente a esto tan sólo 77 municipios se encuentran con porcentajes inferiores al 20% de población mayor de 65 años27.

En el gráfico 4 se ven los elevados porcentajes de personas residentes en las comarcas de Aragón con más de 65 años, siendo el Campo de Belchite, Campo de Daroca, Jiloca y el Bajo Martín las de mayor porcentaje. A nivel municipal Los Pintanos, Fuenferrada, Torrehermosa y Crivillén son las comarcas que mayor porcentaje de personas mayores tienen superando todos ellos el 65% de población con más de 65 años. Salcedillo, Cuarte de Huerva, María de Huerva y La Puebla de Alfindén son los municipios aragoneses con menor población de mayores con porcentajes menores al 9%27.

En Aragón en 2018, las zonas de salud con mayores tasas de accidentes cerebrovasculares tanto en hombres como en mujeres son Campo de Belchite, Báguena y Muniesa con tasas de alrededor de 30 casos por 1000 habitantes. Las tasas de depresión son superiores en mujeres que en hombres, y destacan Sádaba, Sos del Rey Católico, San José Norte y Gallur con tasas mayores de 70 casos por 1000 habitantes en los hombres. En cuanto a las mujeres, las zonas de salud con más de 180 casos por 1000 habitantes eran Villarroya de la Sierra, Saviñan, Sádaba y Campo de Belchite27.

Durante la vejez, y hasta las edades muy avanzadas, la edad aumenta la probabilidad de vivir en soledad. En los últimos años, ha habido un incremento de los hogares unipersonales en personas mayores de 65 años, aunque España todavía tiene menor proporción que otros países europeos25,29.

Tanto en España como en Aragón se observa este incremento de hogares con personas mayores que viven en soledad. Esto supone un riesgo para la salud de la persona ya que cada vez se ve más debilitada su salud con el paso del tiempo y necesitan apoyo en su vida diaria.

 

DISCUSIÓN

La presente investigación nos muestra las diferencias de factores de riesgo y mortalidad por suicidio entre las comunidades autónomas que forman España y su heterogeneidad en cuestión de muerte por suicidio19,22-24.

Reafirmando lo anteriormente expuesto en los resultados, la tasa por suicidio es más elevada en el sexo masculino17-24.

En los estudios analizados se observa que las tasas de suicidio aumentaron en función de la edad. Por tanto, el aumento de la población mayor de 65 años española y aragonesa hace que aumente el riesgo de mayor población suicida17-24.

Este aumento de suicidios con la edad puede estar asociado a los cambios que experimenta la persona a nivel fisiológico, estatus social, rol o vivencia de experiencias. Todo ello podría influir en la persona y si estos signos no son adecuadamente controlados, puede llevar a pensar en el suicidio. La jubilación, muerte de familiares cercanos, limitaciones, aislamiento… son factores que al aumentar la edad y la creciente esperanza de vida actual, implicaría un aumento en la tasa de suicidios, si no se adoptan las medidas preventivas oportunas24.

Según Fernández-Navarro et al. existe una relación entre el desempleo o la recesión económica y el suicidio, en la zona sur de España, Andalucía, en la que tienen el producto interior bruto más bajo del país y en las zonas rurales del norte de España como Galicia20.

Santurtún et al. y Cayuela et al. comentan en sus artículos que la tasa de desempleo y su relación con los indicadores económicos se ha relacionado con una elevada mortalidad por suicidio en España de forma global y la mejora de las condiciones económicas en las personas mayores de 65 años, reconocimiento y tratamiento de problemas físicos y mentales podrían ayudar al descenso de estas tasas23,24.

Se puede observar que la población joven realiza más intentos de suicidio por cada suicidio consumado, habiendo una evidencia de una mayor tasa de mortalidad post-intento de suicidio en las personas mayores de 65 años. El riesgo de suicidio se considera mayor para las personas que lo han intentado anteriormente que para las que no lo han hecho previamente18,19.

Según el artículo de Mejías-Martín et al. la evacuación al hospital fue dos veces menor en los mayores de 65 años que en el resto de la población de estudio, por lo que esto sugiere una revisión de los protocolos de actuación con respecto al manejo del intento suicida en la población mayor de 65 años18.

A pesar de los datos obtenidos de informes de la OMS en los que indican que cada 30 intentos suicidas se produce un suicidio consumado, en el estudio realizado en España en Andalucía se obtuvieron los resultados en los que de cada 4 intentos de suicidio se produjo un suicidio real. Este dato difiere en gran medida de los observados por la OMS18.

El suicidio consumado es mayor en zonas rurales, podría deberse a la peor accesibilidad del ciudadano a los centros sanitarios y lejanía a los hospitales o centros especializados. La atención sanitaria ante un suicidio es más rápida en las zonas urbanas, mientras que en las zonas rurales es más tardía no pudiendo salvar el daño producido por la acción suicida19,21,22.

Existen agrupaciones de casos de suicidio cercanas en espacio y tiempo, estas agrupaciones corren mayor riesgo de producirse en medios rurales después de hallarse un caso de suicidio cercano en lugar y tiempo, pues el conocimiento verbal y la información ofrecida que se difunde mediante relaciones interpersonales indirectas pueden agrupar personas vulnerables21.

Según la zona en la que se vive es preciso estudiar los métodos al alcance del ciudadano para poder controlarlos ya que uno de los métodos más utilizados en España es la muerte autoprovocada por agentes violentos no tóxicos, mientras que el envenenamiento es mayormente utilizado por las mujeres a la hora del suicidio19.

Atendiendo a las consideraciones que muestra la literatura previa, el método de suicidio más frecuente que utiliza la población es el ahorcamiento. Según la zona de residencia, la persona tiene mayor acceso a unos agentes tóxicos u otros violentos no tóxicos, en consecuencia estudiar los métodos más utilizados por la población para consumar el suicidio es de vital importancia en España19,21-23.

De las evidencias anteriores, se observa una compleja red de factores entorno a la mortalidad por suicidio, incluidos factores de riesgo y factores de protección tanto a nivel individual como familiar y comunitario 24.

Darle especial importancia a que conocer el tipo de suicidio permite crear alertas y adecuar los protocolos de actuación y estrategias de prevención19.

Además el refuerzo de factores protectores en la población, el aumento de la educación, el trabajo de las habilidades para abordar problemas, la resolución de conflictos y las habilidades para manejar disputas, son aspectos beneficiosos para la población y la prevención del suicidio17-24.

Aunque se avanza muy lentamente en la reducción de la mortalidad por suicidio, el suicidio sigue siendo un importante problema de salud pública prevenible. Una constante revisión y vigilancia epidemiológica de la población son necesarias para evaluar los factores de riesgo y mejorar la prevención24.

Aragón es una comunidad autónoma con abundantes núcleos rurales, por tanto hay que prestar especial atención a estas zonas por su gran riesgo suicida. Sería necesario un plan de prevención adecuado para las zonas rurales de España.

Los artículos estudiados coinciden en la limitación que existe al registrar tanto los intentos de suicidio como las muertes por suicidio consumado, habiendo una infradeclaración de los casos totales. Cuando una persona realiza un intento de suicidio y no muere en el acto, es llevada a un hospital y muere, por ejemplo, por hipoxia cerebral. Esta muerte puede ser registrada como hipoxia cerebral como la causa final y no por lo que le ha provocado realmente la muerte, que realmente es un suicidio consumado. Por tanto, muchas veces el registro de los casos de suicidio es dificultoso y esto limita su estudio, ya que para aumentar la prevención contra el suicidio es preciso conocer detalles previos a la muerte de la persona17-24.

 

CONCLUSIONES

Se han actualizado los datos del suicidio en España y Aragón. La tendencia de los suicidios en personas mayores de 65 años es estable, mientras que en la población mayor española se aprecia un leve descenso.

En el presente estudio se han objetivado que el aumento de la edad y el sexo masculino son factores de riesgo del suicidio para la población española y aragonesa mayor de 65 años. Además de otros factores como la soledad, el bajo nivel económico, las enfermedades físicas y mentales como la depresión y la zona de residencia. La población mayor de 65 años tiene el riesgo intrínseco, ya que conforme aumenta la edad aumenta el riesgo de suicidio.

Se han descrito las características de la población mayor de 65 años en relación con los factores de riesgo presentes en la Comunidad Autónoma de Aragón y en España.

La población española tiene una distribución heterogénea del suicidio. En la población aragonesa aumenta el riesgo de suicidio en las zonas rurales de la misma.

La prevención del suicidio es de vital importancia para el bienestar de la población mayor de 65 años tanto en Aragón como en España. Es un reto para todos los profesionales y especialmente el papel de la enfermería es muy importante para realizar estas estrategias de educación y prevención en la población.

 

BIBLIOGRAFÍA

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